4 - La socialización objetiva del trabajo supone la asignación irracional de los recursos

Es necesario aclarar que este tipo de planificación al márgen del mercado, pero que en última instancia está en función de él, no implica una asignación científica de los recursos productivos y nada tiene que ver con el desarrollo humano. En el caso concreto de los automóviles, por ejemplo, la asignación de recursos que mantiene a esta industria es una variante más de la cultura autotanática determinada por el capitalismo. En 1996, el National Safety Council de Estados Unidos ha hecho un estudio por el que se concluye que el capital invertido en la fabricación de automóviles está en la causa indirecta de muerte de más estadounidenses que el total de los que han perdido la vida en todas las guerras que ese país ha librado en los últimos doscientos años. (8). http://www.mit.edu:8001/people/howes/eco/car.htm

Según el reporte de Lola Zato publicado en la edición de "Diario 16" del 30/07/94, en el lapso de 25 años contando a partir de 1970, murieron en accidente de carretera un número de ciudadanos americanos mayor que el que suman los que murieron en las dos Guerras Mundiales, en la de Corea y en la de Vietnam.

Esta causa de muerte a que personifican los magnates que sacan provecho de ella en contubernio con los Estados capitalistas que la promocionan de modo prioritario, refuerza sus letales efectos en razón de que, para solventarla, se retrae gran parte de los limitados recursos disponibles en en el mundo que, de otro modo, podrían destinarse a la investigación científica para la curación de numerosas enfermedades de las que todavía no se sabe siquiera su etiología. El contubernio genocida entre los capitales olígopólicos de la industria automotriz con todos los Estados capitalistas del mundo, se hace evidente por el hecho de que los automóviles son máquinas paradójicamente construidas con capacidad de alcanzar velocidades tan altas, peligrosas e insensatas, que resultan necesariamente mortíferas y están penalizadas por todas las legislaciones del mundo. Sin embargo, estos mismos Estados nacionales que multan a los conductores por exceder la velocidad permitida en los códigos de circulación, al mismo tiempo subvencionan millonariamente la fabricación de automóviles capaces de superar holgadamente la velocidad prohibida. Semejante cinismo homicida sólo se explica por la lógica particular del capital en esta rama de la industria, que convierte la compra y el uso de automóviles en una fuente de acumulación de capital y de ingresos fiscales, lo cual evidencia el fenómeno de la fusión entre el gran capital y el Estado burgués que Lenin atribuyó a la etapa imperialista o postrera del capitalismo.

La socialización objetiva del trabajo típica del capitalismo tardío, pues, implica simplemente una planificación o asignación directa "ex ante", independiente de los resultados de la oferta y la demanda, opuesta a la clásica asignación por el mercado que se efectúa "ex post", es decir, dependiente de la realización o venta del producto. Pero es, sin duda, una planificación irracional, porque, en última instancia, sus resultados dependen de las fuerzas incontrolables e impredecibles del mercado, y porque responde a los intereses de una minoría social opulenta. No obstante, es precursora de la planificación racional, para lo cual hay que convertirla en subjetiva o política, reemplazando al mercado por la democracia real de los productores libres asociados. Quienes sostienen que la socialización subjetiva del trabajo es una utopía de imposible realización, debieran estar más atentos a las señales de la historia y tratar de ver un poco más allá de sus propias narices mercantiles. Percibirían, entonces, cómo palpitan en el vientre del capitalismo tardío las formas nonatas de la planificación socialista que las fuerzas productivas del trabajo están pugnando por alumbrar.

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