02. El origen de estos lodos

 

           El telón del nuevo teatro político donde se desarrolla el drama de la actual escalada bélica en el Mundo, encabezada por EE.UU., comenzó a levantarse imaginariamente sobre la llamada “Zona cero”[1], donde habían ocupado ese sitio pacíficamente las Torres Gemelas en New York, derribadas por los propios servicios secretos yanquis en setiembre de 2001, acto que atribuyeron a extremistas islámicos, para justificar la intervención militar en Afganistán.

 

           Fue ésta una tarea que le tocó administrar a George W. Bush (Jr.) y nadie mejor pudo haberlo hecho, que “de casta le viene al galgo”. Un "cowboy" del asfalto hecho al “sentido común” entre los norteamericanos, de que la lucha política se explica tal como los conflictos interpersonales, y se resuelve según el maniqueísmo y la misma barbarie que inspiran casi todas las películas del Far West, fabricadas por la industria cinematográfica de Hollywood, donde la vida humana que no es "de los nuestros" no vale nada y el éxito fundado en la violencia del más fuerte y hábil lo es todo. Como es sabido, en esas historias hay una secuencia argumental invariable, que acaba cuando los "buenos" matan salvajemente a los "malos". Y aunque ya desprovista de la parafernalia vaquera, esta filosofía de la vida en sociedad es la misma que se ha extendido a buena parte de la filmografía norteamericana más moderna, la del género "de acción" protagonizada por actores al estilo de Arnold Swartzenaguer y otros tantos energúmenos por el estilo, que han ido desfilando por la grande y pequeña pantalla en todo el Mundo.

 

           Políticamente hablando, sin la clásica figura del "héroe" justiciero pasado por la industria del celuloide, que siempre responde a la provocación del "enemigo traicionero”, los norteamericanos de a pie no vivirían todavía hoy esa burda falsificación de su más reciente historia, como si fuera un orgullo vivirla. Y la burguesía yanky tampoco hubiera podido instrumentar tan fácilmente su tradicional política exterior terrorífica y genocida, en relación con hechos que hacen a sus intereses e identidad imperial, algunos de los cuales signaron sin duda el curso de la vergonzosa historia en ese país. Como sucedió cuando sus gobernantes decidieron hundir su viejo acorazado “Maine” allá por 1898, que atribuyeron a los españoles para “justificar” su intervención en la guerra hispano-cubana, y así acabar apoderándose de esa isla caribeña. O la destrucción de su base naval de Pearl Harbor por los japoneses en octubre de 1941, un baluarte militar que los altos mandos militares norteamericanos desprotegieron, sabiendo de antemano con la precisión de una décima de segundo, cuándo y cómo sería el ataque; todo ello para poder pasar por víctimas y “justificar” así, su participación plena en aquel jugoso negocio que fue la última y más monstruosa masacre de la historia durante la Segunda Guerra Mundial; sumándose a las fuerzas aliadas junto a Francia y el Reino Unido, después de haberle suministrado profusamente armamento al “enemigo alemán” durante dos años. Fue cuando el por entonces gerente general de la “GM Company” dijera, que la suya es “una empresa suficientemente importante, como para estar por encima de las rencillas políticas internacionales”.

 

           Y últimamente, después de participar en la guerra de Afganistán —que los servicios secretos norteamericanos crearon deliberadamente y al pueblo norteamericano le costó, además de miles de muertos 3 billones de dólares—, ahora gracias a la nueva revelación de Edward Snowden, sabemos que el “Estado Islámico” no fue una creación de “Al Qaeda” sino de los servicios de inteligencia yanquis, en colaboración con los de Israel y el Reino Unido, de lo cual se deduce que la nueva organización terrorista, es esa misma entente imperialista tripartita:

<<Abu Bakr al-Baghdadi, el llamado “Califa” líder del Estado Islámico es, según revela Edward Snowden, un judío llamado Elliot Shimon. Es un agente operativo del Mossad y fue reclutado por el Mossad israelí siendo entrenado en el espionaje y la guerra psicológica contra las sociedades árabes e islámicas.

       Snowden dijo que “la inteligencia estadounidense, británica y los servicios secretos israelíes, conocidos como  Mossad, crearon la organización terrorista (ISIS) capaz de atraer a todos los extremistas del mundo a un sitio, usando una estrategia llamada ‘el nido del abispón’, para proteger a la entidad sionista mediante la creación de esológanes religiosos e islámicos. De acuerdo con documentos publicados por Snowden, “la única solución para la protección del Estado Judío, es crear un enemigo cerca de sus fronteras”.

       El propósito es luchar contra este ‘nuevo enemigo’ y poder avanzar en sus planes de llegar a construir la “Gran Israel”. ISIS se inició como supuestos “insurgentes sirios”, con el propósito de derrocar al presidente Bashar Al-Assad, el cual con su ejército bien preparado logró detener los planes y arrinconó a ISIS en la ciudad de Alepo, al norte de Siria, zona fronteriza con Turquía. Sin embargo ISIS incursionó hacia Irak y actualmente el “califato” se extiende desde la ciudad de Alepo, en el norte de Siria, hasta la provincia de Diyala, en el este de Irak>> (http://agenciaeternity.com/2014/08/13/snowden-el-lider-del-estado-islamico-es-un-agente-del-mossad-israeli/#more-7898)

 

           Así las cosas, EE.UU., que por boca de su actual presidente, Barack Obama, decía estar decidido a acabar con el Estado Islámico, ahora, según  parece, ha rebajado sus objetivos a convertirlo en una organización “manejable”.     

 

           ¿Cuál ha sido el resultado? Que Afganistán, Siria, y Libia son tres países económicamente dependientes, que hoy día siguen siendo ingobernables por cualquier centro de dominio político. Y por ese mismo camino parecen ir también Irak y Egipto. Tal situación está pesando mucho más hoy en el pueblo norteamericano, tras haber puesto billones de dólares y miles de víctimas entre muertos y mutilados en ese macabro negocio de la guerra, urdido por sus clases dominantes con eso de inventarse aventuras políticas imperialistas para fines económicos gananciales. Un país donde la impostura, la violencia más atroz del atentado y el engaño difundido entre su población con propósitos preventivos de control político interno, permitieron que el terror se apodere de ella a finales del 2001, llevándole al extremo de aceptar el sacrificio de su libertad, en aras de una presunta “seguridad”, la de su propia esclavitud política. Esto es lo que sucedió el 26 de octubre de ese año, cuando se promulgó la llamada “Ley patriótica” (en inglés: “USA Patriot Act”) que derogó de un plumazo los derechos y libertades civiles, contemplados en la cuarta enmienda de la Constitución norteamericana, vigente desde 1789.

 

           Esto es lo que dejaron tras de sí los acontecimientos del 11-S perpetrados por la camarilla gobernante de turno en EE.UU. Y si no que se lo pregunten a Bush Jr., ese despreciable sujeto que, al amparo de sus leyes resultantes de aquella masacre —donde fallecieron más de 3.000 personas—, apuntaló sus propios negocios con la familia Bin Laden, como bien lo señalara ya Thierry Meyssan poco después del auto-atentado contra las Torres Gemelas, un acto preñado de operaciones especulativas de las que quienes participaron en prepararlo y ejecutarlo, sacaron pingües beneficios. Todo ello en nombre de un Nuevo orden Mundial”: el sometimiento de seis mil millones de personas al dictado de unos cuantos magnates déspotas y genocidas, en disputa por la supremacía política en el Mundo. ¿Qué es la nanotermita?

 

           Ante semejante revelación, volvemos a insistir en contestar a las siguientes preguntas: ¿Era Obama realmente un criminal de guerra antes de ser elegido Presidente de los EE.UU. y serle concedido el premio nobel de la Paz? No. ¿Lo eran George W. Bush, Tony Blair, José María Aznar y Durao Barroso, antes de ir a reunirse a las Azores para declarar la guerra contra Irak, causando más de un millón de muertos y la práctica destrucción de ese país, pretextando falsamente que Sadam Hussein tenía y usaba armas de destrucción masiva? No. ¿Lo eran los altos mandatarios de países integrantes de la OTAN, entre ellos España en la persona de Javier Solana bajo el mandato del P.S.O.E., antes de acordar el criminal bombardeo sobre la población de Yugoslavia entre el 24 de marzo y el 11 de junio de 1999? Tampoco. ¿Y el presidente norteamericano Roosevelt junto al director del FBI (Federal Bureau of Investigation), J. Edgar Hoover, inmediatamente antes del ataque a la base naval norteamericana en Pearl Harbor, que permitió al gobierno de ese país entrar en el negocio de repartirse territorios durante la Segunda Guerra Mundial? Tampoco ¿Y el Presidente inglés Winston Churchill junto al mandatario norteamericano Woodrow Wilson, antes del hundimiento del transatlántico británico de pasajeros “Lusitania” por los alemanes el 7 de mayo de 1915, con 1.198 personas abordo, de las cuales 188 eran ciudadanos norteamericanos, hecho que permitió a Inglaterra “justificar” su participación en la Primera Guerra Mundial? No. ¿Lo era el mandatario estadounidense William Mc Kinley, antes de que, el 28 de enero de 1898, ordenara hundir al acorazado norteamericano “Maine” cuando entraba en el puerto de La Habana, hecho que la diplomacia yanky atribuyó mentirosamente a España, para declararle la guerra por haber rechazado su propuesta de Comprar Cuba? Tampoco. La función hace al órgano tanto como el hábito hace al monje, y éste al ritual de la farsa que protagoniza. Para lo cual todo es cuestión de disfrazarse adecuadamente y poder desfilar por la vida, siempre y con toda seguridad bajo palio.

 

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[1] Significado  de la expresión “Zona cero”: Punto en la superficie de la tierra o del agua directamente abajo, directamente arriba, o en el cual explota una bomba atómica o de hidrógeno. (“The point or de surface of the earth or water directly below, directly above, or at which an atomic or hydrogen bomb explodes”. Webster’s Encyclopedic Unabridged Dictionary of the English Language (Edition 1989, printed in 1994, ISBN 0-517-11888-2). Los diccionarios impresos antes del 9-11, como los mencionados arriba, que contenían el único significado apropiado de "zona cero" han sido removidos hace tiempo de los anaqueles de las librerías y reemplazados por nuevas ediciones de los mismos. Desgraciadamente, la misma lengua inglesa fue una de las primeras víctimas del 9-11…No se asombren de que casi todos los nuevos diccionarios de Ingles impresos después del 9-11 empezaran a describir "zona cero" presuntamente como si tuviera más de un sentido. Al menos 3 o 5 nuevos significados han sido añadidos a este término, que van desde "gran devastación", "gran desorden" у "actividad apremiante" hasta "punto base" о "punto de partida".