03. Tendencia decreciente de la Tasa General de Ganancia Media

 

            ¿Qué es la Tasa General de Ganancia Media? La relación entre la masa de ganancia global de los capitalistas que cotizan en la bolsa de valores de cualquier país, respecto de lo que ha costado producirla [1] . Su fórmula es, en esencia, la misma relación entre ingresos y gastos, por la cual orientan su economía doméstica los miembros que habitan cualquier casa de familia:

 

 

  Donde “p” representa el ingreso en forma de plusvalor o masa de ganancia; “c” a la parte del gasto en términos del llamado capital constante [2] [suelo cultivable o urbano consolidado, edificios, máquinas, herramientas, materias primas y auxiliares (combustibles, lubricantes, etc.)]; finalmente v” representa al capital variable o salarios [3] . La principal función histórico-trascendental asignada por la Ley del valor a la Tasa General de Ganancia Media en cada país, consiste en determinar los límites que la propia lógica interna del capital pone periódicamente al principio activo de la ganancia que anima la producción y acumulación de plusvalor, según progresan las fuerzas sociales productivas al interior del sistema. Estos límites son los que desencadenan las crisis periódicas de superproducción de capital; interrupciones violentas de la producción —cada vez más formidables y difíciles de superar por la burguesía—, según progresan las fuerzas productivas del trabajo al interior de las relaciones de producción, donde el acervo histórico de capital global en funciones no deja de aumentar, más rápido que la ganancia obtenida con él. He aquí la contradicción que permite explicar, científicamente: 1) la prevista tendencia objetiva al derrumbe del modo de vida basado en las relaciones capitalistas de producción y 2) Por qué sólo es una tendencia que no llega a concretarse y para tal cometido están, precisamente, las crisis y consecuentes recesiones económicas periódicas.   

 

            Como acabamos de informar, el desarrollo teórico sistemático de esta idea, aparece en los "Fundamentos" (Grundrisse), donde Marx explica que la Ley de la caída tendencial de la Tasa General Media de Ganancia, es la conclusión más importante de toda su obra:

<<…Esta es, desde todos los puntos de vista, la ley más importante de la economía política moderna y la más esencial para comprender las relaciones más difíciles. Desde el punto de vista histórico es la ley más importante. Es una ley que, a pesar de su simplicidad, no ha sido comprendida nunca hasta la fecha y aun menos conscientemente expresada>>. (Op. cit. Ed. Grijalbo/1978. Primera Parte Sección III Pp. 136. El subrayado nuestro).

            El fundamento o fuerza de esta lógica económica, está en la relación matemática dialéctica o contradictoria, entre dos magnitudes: una es el tiempo de trabajo asalariado de límite fijo = 100% de cada jornada laboral que naturalmente no puede sobrepasar las 24 Hs. de cada día—, y la otra el plusvalor que crece a expensas del salario hasta donde se agota su límite. Por eso Marx le decía en 1875 a Engels, que “los socialdemócratas eran incapaces de comprender el carácter dialéctico de las matemáticas y de la naturaleza”.

            En la citada parte de sus “Grundrisse”, Marx hizo un ejercicio de cálculo matemático elemental, partiendo de la siguiente proposición que le sugirió la simple observación enpírico-geométrica, dividiendo una línea representativa de la jornada laboral, por entonces de doce horas, en dos segmentos que delimitan sus dos partes constitutivas, a saber: el tiempo de trabajo en que los asalariados producen el equivalente a su salario contratado, y el tiempo durante el cual trabajan para los capitalistas produciendo plusvalor. Dos magnitudes donde durante cada jornada, una crece a expensas de la otra y que seguidamente pasó a expresar en términos aritméticos de valor económico, de modo que la magnitud porcentual en que puede aumentar el tiempo de trabajo excedente o plusvalor a expensas del tiempo de trabajo necesario equivalente al salario, está férreamente condicionada o limitada por la duración de la jornada laboral = 100%.

            Supongamos, pues, siguiendo a Marx, que una jornada de trabajo es de doce horas diarias y una tasa de plusvalía del 100%, es decir, que la parte del tiempo de trabajo diario en que los asalariados producen el equivalente a sus salarios es de 6 horas, y otras 6 las dedican a producir plusvalor. Así, el obrero colectivo trabaja media jornada de labor (50%) para él y la otra media (50%) para el capitalista:

1/2 + 1/2 = 2/2 = 100%

            A partir de estas condiciones, supongamos que la productividad del trabajo se duplica. Ahora, para reproducir su fuerza de trabajo a cambio de un salario que le permite vivir un día completo, el asalariado deberá trabajar 1/4 de jornada, la mitad que antes; y eso es lo que le pagará el capitalista. Pero le seguirá haciendo trabajar las mismas horas convenidas en el contrato de trabajo:

<<Por ende, la economización de trabajo mediante el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo, en la economía capitalista de ningún modo tiene por objeto reducir la jornada laboral. Se propone, tan sólo, reducir el tiempo de trabajo necesario para la producción de determinada cantidad de mercancías (las que el asalariado necesita para reproducir su energía diaria en condiciones óptimas de seguir trabajando para su patrón). El hecho de que el obrero, habiéndose acrecentado la fuerza productiva de su trabajo, produzca, por ejemplo, en una hora, 10 veces más mercancías que antes, o sea, que para fabricar cada pieza de mercancía necesite 10 veces menos tiempo de trabajo que antes, en modo alguno impide que se le haga trabajar doce horas, como siempre, y que en las doce horas deba producir 1.200 piezas en vez de las 120 de antes>> (K. Marx: "El Capital" Libro I Secc. IVª Cap. X. Lo entre paréntesis nuestro).

            La diferencia entre 1/2 y 1/4 = 1/4, en el ejemplo de Marx corresponde a la transformación de trabajo necesario (salario) en excedente (plusvalor) a raíz del incremento en la fuerza productiva del trabajo. En este punto del proceso, el capitalista se habrá apropiado 1/4 de jornada más, respecto del plusvalor de origen que era de media jornada = 2/4, y que ahora pasa a ser de (2/4 + 1/4) = 3/4. De tal modo, para vivir un día el asalariado colectivo debe trabajar 3/4 de jornada para el patrón y sólo 1/4 para él.

            Si observamos esto más detenidamente, veremos que la fuerza productiva del trabajo se ha duplicado, pero el plusvalor sólo se ha incrementado en 1/4 de la jornada laboral, sólo ha reducido el remanente de trabajo necesario en esa fracción. Esto es así, porque la proporción en que la fuerza productiva del trabajo incrementa el valor del capital, depende de la relación originaria entre trabajo necesario y trabajo excedente:

<<El trabajo objetivado (convertido en producto equivalente al salario) que está contenido en el precio de la fuerza de trabajo (contratada), es siempre igual a una fracción del día completo, está siempre expresado aritméticamente en la forma de un quebrado, es siempre una proporción numérica, nunca un número simple>>. (K. Marx: "Grundrisse" III. Ed. cit.).

            ¿Por qué debe ser así? Porque, como sucede con toda proporción, la magnitud en que puede variar —en nuestro caso el tiempo de trabajo excedente respecto del trabajo necesario—, está condicionada o limitada por la magnitud total de la jornada laboral, es decir, el 100%, que no puede sobrepasar el límite natural de las 24 Hs, de modo que, según progresa la fuerza productiva, el plusvalor aumenta en detrimento del tiempo de trabajo dedicado a producir los medios de vida de los asalariados. De este modo y a instancias de la productividad del trabajo, durante cada jornada de labor se opera un trasiego de riqueza creada por los asalariados, cuyo valor económico pasa imperceptiblemente al bolsillo de sus patronos.

            Pero si después de la primera consideramos una segunda duplicación de la fuerza productiva del trabajo, el salario, que si salario se había reducido ya de 1/2 a 1/4 de la jornada laboral entera, disminuirá ahora a la mitad = 1/8; la misma proporción en que se incrementa el plusvalor acumulado por los capitalistas, de modo que si anteriormente había pasado de 1/2 a 3/4 o 6/8, pasará a 7/8 de jornada. Al capitalista colectivo, pues, solo le queda por capitalizar 1/8 de jornada. Esto quiere decir que la tasa de plusvalor —como relación entre el plusvalor y el salario— se incrementa en todo lo que progresa la fuerza productiva. Pero el aumento del plusvalor disminuye, pasando de ½ jornada = 0,50 de la jornada entera, a 1/8 = 0,125 de jornada.  

            En el límite del proceso económico de transformación del salario en plusvalor, suponiendo que el salario o trabajo necesario se hubiera reducido ya a 1/1.000 = 0,001 respecto de su valor en origen, la plusvalía total sería 999/1.000 = 0,999. Es decir, que para aumentar el plusvalor en menos de una milésima, el capital debería aumentar la productividad del trabajo mil veces más. Y si sobre esta progresión la fuerza productiva se multiplicara por otras 1.000 veces, el tiempo de trabajo necesario (salario) descendería a 1/1.000.000 del día de trabajo, mientras que el plusvalor aumentaría en 1/1.000 - 1/1.000.000 o sea 0,001 - 0,000001 = 0,000999 = 999/1.000.000. En este caso, para aumentar el plusvalor en 0,000999, la productividad del trabajo debería multiplicarse un millón de veces.

            De esto se desprende que, cuanto mayor sea el plusvalor ya capitalizado a expensas del salario y, por tanto, menor la fracción de la jornada de trabajo necesario restante (salario) que queda por transformar en plusvalor (aumentando la productividad), tanto menor será el incremento del plusvalor que el capital obtendrá de ese progreso de la fuerza productiva del trabajo asalariado, y mayor todavía deberá ser el valor del capital constante a invertir, para obtener ese aumento de plusvalor irrisorio. Conclusión: El plusvalor aumenta, pero en proporción crecientemente menor según se desarrolla la fuerza productiva del trabajo, esto es, respecto del necesario incremento del gasto en capital constante (suelo, máquinas, herramientas, etc.):

<<Es decir, que cuanto más desarrollado está ya el capital, cuanto más plustrabajo ha creado ya (a expensas del trabajo asalariado), tanto más formidablemente tiene que desarrollar la fuerza productiva, para autovalorizarse en una pequeña proporción, es decir, para aumentar la plusvalía, ya que su límite continúa siendo siempre la relación entre la fracción del día de trabajo que expresa el trabajo necesario (equivalente al salario) y el día de trabajo completo (donde necesariamente fracciones residuales cada vez más pequeñas de salario, son convertidas en plusvalor capitalizable>>. (K. Marx: Op. Cit. Lo entre paréntesis nuestro).

 

            Un plusvalor cuyo incremento se reduce paulatinamente, al mismo tiempo que los costos de producirlo no pueden dejar de aumentar de forma. Hasta que el proceso llega a un punto nodal en el cual, el incremento de la ganancia o plusvalor obtenido por una masa de capital invertido, es nulo o decreciente y por tanto, no rentable. Y aquí entra en juego la Tasa General de Ganancia Media que se forma en el mercado de cada país a instancias de la oferta y la demanda efectivas, como relación entre la ganancia global y los costos de producirla. Por ejemplo, cuando la masa de capital acumulado pasa de 1.000 a 1.150 unidades monetarias, y la tasa de ganancia del 15 al 9%, quiere decir que habiendo invertido 1.000€ al 15% obtuvo 150€, mientras que con esos 1.150 a una tasa del 9% pasaría a obtener sólo 103€. En semejantes condiciones, la nueva inversión del plusvalor de 150 no se realiza, porque ahora, para volver a ganar poco más que esos 150€ de plusvalor, el capitalista tendría que invertir un capital mayor a las 1.150 unidades monetarias disponibles. Exactamente 525 más (1.000+150+525 = 1.675 x 9% = 150,75) lo cual significa una pérdida neta de capital. No sólo porque no le compensa sino porque no dispone de esa masa de valor adicional, con lo que tiene que pedir un crédito, de modo que, entonces, su ganancia ni siquiera sería ya del 9% sino menos, el equivalente a la diferencia con la tasa de interés a pagar por el préstamo. A este fenómeno Marx le llamó "Sobreacumulación absoluta de capital". Porque aumenta más de lo que se incrementa la masa ganancia obtenida con él, dejando de ser rentable.

 

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[1] La Tasa General de Ganancia Media sólo rige el proceso de acumulación de los grandes capitales, es decir, los que producen con ganancias crecientes. La producción de los medianos y pequeños capitales, está en función de los que producen a escala creciente.

[2] Marx le denominó “capital constante”, porque durante cada proceso de producción el trabajo se limita a trasladar una determinada parte de su valor al producto fabricado.

[3] Variable, en razón de que durante el proceso productivo y según el grado de productividad en cada proceso productivo, el valor del salario varía respecto del plusvalor.