03. Dinero, libertad de comercio e intercambio internacional desigual

 

         Para catalogar a los países de atraso económico relativo, como Yugoslavia, por ejemplo, Lenin empleó la palabra "dependientes". Estos países pueden llegar a sufrir la "anexión económica" al imperialismo, pero tienen independencia política y ésta es su "diferencia específica" con respecto a las colonias o semicolonias. Para Lenin —siguiendo a Marx— el concepto de Estado nacional capitalista económicamente dependiente, está comprendido en la dinámica de la libertad de comercio entre países donde impera la propiedad privada sobre los medios de producción, lo cual determina —inevitablemente— que la burguesía de los países centros económicos relativamente más desarrollados, consigan dominar a la burguesía económicamente dependiente de los menos desarrollados, convirtiendo así la presunta “libertad de comercio” en una superchería, es decir, engaño que se hace para sacar un rédito o beneficio.

 

            A esta conclusión había llegado Marx en 1844 analizando la naturaleza del dinero:

<<Shakespeare (en “El Timón de Atenas”) destaca especialmente dos propiedades en el dinero:

1º) Es la divinidad visible, la transmutación de todas las propiedades humanas y naturales en su contrario, la confusión e inversión universal de todas las cosas; hermana las imposibilidades;

2º) Es la puta universal, el universal alcahuete de los hombres y de los pueblos:

“¡Oro!, ¡oro maravilloso, brillante, precioso! ¡No, oh dioses, no soy hombre que haga plegarias inconsecuentes! (Simples raíces, oh cielos purísimos!) Un poco de él puede volver lo blanco, negro; lo feo, hermoso; lo falso, verdadero; lo bajo; noble; lo viejo, joven; lo cobarde, valiente ¡oh dioses! ¿Por qué? Esto va arrancar de vuestro lado a vuestros sacerdotes y a vuestros sirvientes; va a retirar la almohada de debajo de la cabeza del hombre más robusto; este amarillo esclavo va a atar y desatar lazos sagrados, bendecir a los malditos, hacer adorable la lepra blanca, dar plaza a los ladrones y hacerlos sentarse entre los senadores, con títulos, genuflexiones y alabanzas; él es el que hace que se vuelva a casar la viuda marchita y el que perfuma y embalsama como un día de abril a aquella que revolvería el estómago al hospital y a las mismas úlceras. Vamos, fango condenado, puta común de todo el género humano que siembras la disensión entre la multitud de las naciones, voy a hacerte ultrajar según tu naturaleza”>> (K. Marx: “Manuscritos económico-filosóficos”  El poder del dinero).

 

         Para Lenin, la presunta “libertad de comercio” entre países “soberanos” bajo el capitalismo, es un ideal reaccionario[1]. Del mismo modo que lo es la “libertad” que supone el contrato de trabajo entre asalariados y capitalistas:

<<El capital financiero (como fusión del gran capital industrial con el capital bancario) busca la dominación no la libertad>>. (V.I. Lenin: “Cuadernos sobre el imperialismo” en Obras Completas T. XXVIII. Cuaderno 9 “thea”. Ed. Progreso Moscú/1986 Pp. 344)

 

         Y dado que el capital financiero es el alcahuete de la Ley del valor que rige las relaciones económicas internacionales y sobre la cual se ha erigido el imperialismo —incluyendo los conflictos políticos entre países que desembocan en guerras—, de este razonamiento incontrovertible, Lenin sacó la siguiente conclusión:

<<La respuesta del proletariado a la política económica del capital financiero, es decir, al imperialismo, no puede ser más que el socialismo, y no la libertad de comercio>> (Op. cit.)

 

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[1] Teniendo en cuenta que la mayor o menor productividad del trabajo está en función de la composición orgánica media del capital actuante en cada país, el más beneficiado en los intercambios internacionales es el que detenta la mayor composición orgánica, obteniendo más ganancia a cambio de menos. O sea, que el mercado internacional fija el intercambio desigual entre países y, por tanto, su desigual desarrollo económico. Pero la incontenible difusión del progreso científico técnico a instancias del “efecto demostración”, tiende a igualarlo.