02. Autodeterminación nacional y emancipación social

 

          En octubre de 2013 y a raíz de lo publicado por nosotros en setiembre bajo el título: ¿Guerra entre países o guerra entre las clases dominantes de esos países?, un ciudadano argentino interlocutor de nuestra página nos atribuyó ser “esquemáticos”, por el hecho de haber afirmado, precisamente, algo tan elemental y evidente como que las supuestas “guerras entre países” en realidad son guerras entre las clases dominantes de esos países, donde “los de abajo” fungen como carne de cañón. Contestamos a esta opinión seguidamente publicando: “La Patria. Ese resabio útil para que se maten entre sí los explotados”, en cuyo breve apartado 06 demostramos el engaño y la verdadera trampa que supone conformarse con la subyugante autodeterminación nacional, existiendo ya las condiciones materiales necesarias para que los “de abajo” podamos luchar exitosamente por alcanzar la emancipación humana en general para todos:

<<Nos acusa Ud. de profesar un “esquematismo dogmático espantoso de carácter eurocentrista”, creyendo ilusoriamente que al luchar junto a la burguesía por la emancipación política y/o económica de su propio país, el proletariado también lucha por su propia emancipación humana como clase social. Es indiscutible que los EE.UU. como país oprimido guerrearon contra Gran Bretaña hasta lograr independizarse política y económicamente de ese imperio colonial desde julio de 1776. ¿Ha cambiado allí por eso la lógica de la explotación capitalista, la sujeción económica y política del proletariado norteamericano a su respectiva burguesía nacional? ¿Se atenuó siquiera semejante supeditación? Al contrario. Se ha reforzado. ¿Puede probar Ud., por ejemplo, que no haya sucedido lo mismo en Argentina desde la declaración de su independencia en 1816? >>. (Op. Cit.)

 

Salvo en la URSS entre octubre de 1917 y enero de 1924, no hay país en la moderna sociedad capitalista donde los propietarios sobre los medios de producción y de cambio hayan dejado de ejercer la explotación y la opresión sobre sus mayoritarias clases subalternas asalariadas. En todos ellos, el grado de explotación capitalista del trabajo asalariado, se mide universalmente por su productividad, de modo que a mayor eficacia del trabajo por unidad de tiempo empleado, mayor explotación de los asalariados. O sea, que con cada incremento de la productividad, el salario relativo disminuye en todo lo que el plusvalor embolsado por los capitalistas aumenta. ¿No es esta lógica del capital la que sigue presidiendo objetivamente la penuria relativa de los explotados y sus luchas hoy día en todo el Mundo?

<<La incontenible y progresiva mejora de la maquinaria hace cada vez más precarias sus condiciones de vida, de modo que los enfrentamientos entre cada obrero y cada capitalista por separado van adoptando cada vez más el carácter de colisión entre las dos clases>>. (K. Marx-F. Engels: “Manifiesto Comunista” Cap. I)

 

En cualquier país cuya sociedad está dividida en clases sociales, su emancipación política del imperialismo, es decir, su soberanía nacional, en modo alguno supone la emancipación humana ni la soberanía de todos sus habitantes. Las mayorías laboriosas siguen sometidas a la explotación y, por tanto, a la dominación política de sus clases explotadoras emancipadas del colonialismo. ¿Dónde está pues, la “patria libre” de los asalariados en la sociedad capitalista?

 

¡¡Luchar con el firme propósito de expropiar a los propietarios de los medios de producción y de cambio, acabando para siempre con la explotación económica y la consecuente opresión política, humanizando a la burguesía!! Ésta es la verdadera emancipación universal todavía pendiente. Porque durante cada crisis económica y en cada guerra, los burgueses muestran sin rubor su inhumanidad y su semejanza con cualquier animal de rapiña. Como decía Marx:

<< ¿En qué se distingue la historia humana de la libertad respecto de la libertad del jabalí, si se debe ir a encontrarla solo en las selvas?>>. (“Crítica de la filosofía hegeliana del derecho estatal”. Pp. 5).

 

¡¡Prohibir radicalmente a escala planetaria la propiedad privada con fines de explotación ajena!! Esta es, pues, la única forma política posible de los asalariados para emanciparse económica y socialmente de su condición de explotados y oprimidos, emancipando a la vez humanamente a los capitalistas. El propio ser de los asalariados, sometidos a una explotación cada vez más intensa, a una mayor pobreza relativa y a una agudización de la pobreza absoluta que involucra a una mayoría del pueblo en los países más pobres, es lo que caracteriza a toda sociedad divida en clases sociales, desde el esclavismo al capitalismo, pasando por el feudalismo. Todo ello ha discurrido en el curso de un proceso histórico que ha evolucionado según avanzó el progreso de la potencial productividad del trabajo incorporada a los medios de producción. Una realidad que ha impulsado la lucha de la clase subalterna en cada etapa de ese desarrollo histórico de la humanidad. ¿Ha tenido Ud. en cuenta este pensamiento rigurosamente científico para explicar la historia de los seres humanos? Al contrario. Se ha limitado a calificar este razonamiento de esquematismo dogmático espantoso ¿Es Ud. o ha sido alguna vez de condición asalariada, señor Schiavoni?

 

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