06. Libia 

          Así fue conocido su territorio por los pueblos norteafricanos que habitaron la costa del Mediterráneo desde el primer milenio antes de Cristo, en cuya parte occidental conocida por Tripolitania, se afincaron los fenicios, al tiempo que los griegos lo hicieron en la parte oriental que llamaron Cirenaica. En el Siglo XVI ese territorio pasó a formar parte del Imperio Turco (otomano). En 1837, Mohamed al-Senusi (1787-1859), creó una hermandad musulmana clandestina conocida por Senusiya, que se dedicó a combatir contra el gobierno turco, actuando también en Egipto. Pero el enemigo principal de Turquía pasó a ser Italia, que más recientemente, en 1911, aprovechando la debilidad política del Imperio otomano, le declaró la guerra y en 1912 pasó a colonizar Libia. Durante la Primera guerra mundial, la presencia italiana en Libia se redujo a los puertos de Trípoli y Homs (Al-Khums), mientras el resto del territorio se mantuvo independiente. El dominio de Libia por Italia se vio reforzado desde 1922 durante el gobierno de Benito Mussolini, pero para ello debió enfrentar una obstinada resistencia militar encabezada por Sidi Omar al-Mukhtar, al que recién pudo doblegar en 1931 incorporando ese país al Reino de Italia.  

          Seguidamente Mussolini promovió el asentamiento de colonos italianos provenientes de sur, especialmente de Sicilia, mediante el reparto gratuito de tierras. En 1934 unió las dos regiones de Tripolitania y Cirenaica, dando lugar a la llamada Libia italiana. Desde Egipto y Túnez, los Sanusiya siguieron activos cooperando con los aliados en la Segunda Guerra Mundial contra el Reino de Italia en Libia, gobernada por Idris al-Sanusi (1890-1983) —nieto de Mohamed— coronado como Idris I en Rey de Libia, cuyo territorio fue escenario de la lucha entre el Afrika Korps al mando del Mariscal de campo alemán, Erwin Rommel y las tropas del General británico Bernard L. Montgomery. Finalmente, Idris al-Sanusi fue derrocado en 1969 por la “Liga de oficiales unionistas” libios al mando del coronel al-Qaddafi, convirtiendo a la monarquía en una autoproclamada “República Árabe Libia Popular y Socialista” inspirada en el precedente régimen populista implantado por Jamal Abdel Nasser en Egipto. Además de abolir la constitución instaurada por el Rey Idris, desmanteló las bases militares británicas y norteamericanas, nacionalizando el petróleo, la banca y todas las industrias extranjeras. Y aun cuando gestó una alianza con el bloque soviético, reprimió ferozmente a los comunistas prohibiendo toda literatura marxista en territorio libio. ¿Cómo influyó políticamente la actual crisis económica internacional sobre Libia? A través de la creciente desigualdad social que comenzó a incidir sobre todo el Magreb y el Medio Oriente tras la caída de los regímenes burocráticos estalinistas del llamado “socialismo real”.  

          Habiendo perdido ese soporte político-estratégico, todos los gobiernos dictatoriales paternalistas en esa zona del Planeta, se vieron forzados a otorgar concesiones políticas y económicas al capital imperialista abriendo su economía a bancos y empresas privadas —especialmente del sector petrolero— sometiéndose a las exigencias de instituciones internacionales como el FMI y del Banco Mundial que promovieron reformas económicas de carácter social regresivo, como la privatización de empresas y la reducción de gastos sociales en subsidios a la población para la compra de alimentos y combustible. Una situación agravada por el estallido de la crisis económica mundial en 2008, que debilitó su industria turística y generó altos índices de paro, en una población asalariada con severas restricciones para emigrar a Europa. A lo que se sumó el aumento en el precio de los alimentos básicos, a raíz de su escasez provocada por la sequía durante aquél tórrido verano de 2010, que ocasionó incendios y la pérdida de las cosechas en Rusia. A caballo de todo este cúmulo de causas materiales que incentivaron el movimiento social contestatario, se montó el tinglado de la OTAN que permitió al imperialismo acabar con el experimento de Gadafi en Libia.  

          Hoy día Libia es un Estado fallido cuyo gobierno es incapaz de mantener el equilibrio entre las fuerzas políticas que se disputan el poder en su territorio, con altos niveles de corrupción y criminalidad, en un contexto económico-social de pobreza extrema que incrementa el número de expulsados en busca de refugio fuera del país. 

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