04. Sus antecedentes históricos

 

       Así las cosas, Venezuela es hoy un país que sigue siendo tironeado políticamente por dos fuerzas económicas sediciosas, tácticamente opuestas pero estratégicamente afines, ambas de carácter explotador, una de las cuales sin duda es el partido pequeñoburgués en el gobierno, presidido por Nicolás Maduro, quien como su mentor y maestro, insiste en promocionar un modelo de sociedad burguesa de tipo nacional-socialista, un calco del ensayo social del peronismo en la Argentina de la segunda post-guerra mundial, a su vez inspirado en el régimen que el partido socialfascista de Mussolini implantó en Italia, durante la década de los años 30 el siglo pasado, al que concibió ilusoriamente como un factor de unidad ciudadana en cualquier país, creyendo que el equilibrio político entre las dos clases universales antagónicas es posible, y sólo puede ser garantizado por el Estado autoritario de carácter social populista. Así lo decía:

     <<Entre nosotros, el socialismo, contrariamente a lo que sucedía en otros países (léase la ex URSS stalinista), era un elemento de unificación. Todos los historiadores italianos así lo reconocen: luchaba por una idea y por una nación. Desde 1892 —año en el que se separó de los anarquistas en el congreso de Génova—, hasta 1911, es decir, durante dos decenios, nuestros socialistas lucharon por una Italia unida. Después vinieron las polémicas y las tendencias divergentes, y con ellas la decadencia. Pensé entonces que un gran movimiento del pueblo entero fortalecería moralmente la unidad de la nación, con socialismo o sin él>> (Emil Ludwig: “Conversaciones con Mussolini” Ed. Juventud/1932 Pp. 86) 

 

       Este mismo pensamiento es el que fue llevado a la práctica política por Hugo Chávez Frías en Venezuela, coincidiendo en que, bajo el capitalismo, el vocablo pueblo supone la coexistencia de distintos intereses entre clases sociales y entre sectores de una misma clase social corporativizados, como es el caso de los sindicatos, de modo que la unidad política de esa división social, solo puede ser posible a instancias de un árbitro superior a cargo del Estado, mutuamente aceptado por las partes, o sea, el paternalismo bonapartista o gobierno del “como sí”, que actúa para satisfacer los intereses de la burocracia estatal, como si lo hiciera para todas y cada una de las clases sociales en conflicto permanente. En fin, poner en valor la idea maquiavélica de dividir para gobernar.

 

       Según informes del Ministerio del Poder Popular para el Trabajo y la Seguridad Social (MINPPTRASS), al mes de diciembre de 2008 existían en Venezuela alrededor de 6.124 organizaciones sindicales registradas. Durante el periodo entre 2002 y diciembre 2008, se registraron 3.150 nuevas organizaciones sindicales, “esta cifra nos da la idea de que existió una política alentada desde el gobierno, para extremar la polarización entre las organizaciones existentes”, naturalmente para los fines de su diferenciación ideológica y división organizativa, que facilite así su control político, hasta que esas mismas discrepancias justifiquen su unidad debidamente estatizada. He aquí la esencia contrarrevolucionaria del chavismo, liderada hoy por su discípulo más aventajado, Nicolas Maduro, muy amigo de la reciente formación política “Podemos” en España.

 

volver al índice del documento

éste y el resto de nuestros documentos en otros formatos
grupo de propaganda marxista
http://www.nodo50.org/gpm
e-mail: gpm@nodo50.org