03. ¿Y ahora qué?

 

         ¿No estamos con esta, para ya muchos “subyugante” propuesta de los nuevos populistas, ante una perspectiva parecida —muy similar a la que condujo por aquella deriva política intervencionista,  contrarrevolucionaria en Europa—, desde los tiempos de Franco hasta nuestros días? ¿Para qué está la historia sino para aprender de ella? ¡¡Pero no!! A embobarse con los móviles y demás recursos embrutecedores del sistema, que para eso está la industria capitalista del entretenimiento, ¿verdad?  

 

         La pequeña y mediana propiedad privada sobre los medios de producción y de cambio, a través de la competencia intercapitalista conduce, inevitablemente, hacia el predominio absoluto de la gran propiedad y a la no menos inevitable polarización de la sociedad, entre una minoría cada vez más irrisoria en poder de esos medios, y una mayoría cada vez mas mayoritaria relativamente más y más paupérrima que solo dispone de su fuerza de trabajo. Las sucesivas crisis económicas se han venido encargando de hacer esa tarea y en tales condiciones estamos ahora. ¿Queremos volver a repetir la misma historia dejándonos llevar una vez más de las narices, por estos contumaces líderes pequeñoburgueses irresponsables? ¿No es algo así como empezó prometiendo en España el entonces joven “Felipillo”, junto a su camarilla “socialista” durante la transición a la “democracia” en la década de los 80?

 

         En tiempos de crisis, el menguante incremento de las ganancias a caballo de la productividad del trabajo, respecto del costo en producirlas, determina que la creación de riqueza ralentice su ritmo de crecimiento. Así el paro se extiende y el consumo se desploma, al mismo tiempo que los ingresos del Estado. Ergo, el déficit público se dispara y la deuda interna llega a extremos insostenibles: En España, el déficit público alcanzó el 6,5%, y la deuda interna durante el primer trimestre de 2014, fue de 989.925 millones, equivalente al 96,8% del P.I.B. En el segundo trimestre se incrementó en 17.394 millones de Euros, superando el billón en 7.394 millones, equivalente al 98,4% del P.I.B.: 63.447 millones más que en el mismo trimestre de 2013. En cuanto a la deuda externa, es la que el Estado, las empresas, los bancos, las familias y el propio Banco Central tienen frente al exterior. Y según datos del Banco de España, durante el primer trimestre de 2014 aumentó en 38.615 millones, hasta situarse en 1,67 billones de euros, el 163% del PIB.

 

         ¿Qué propone la formación “Podemos” en su programa electoral frente a semejante emergencia?:

 <<…una auditoría de la deuda pública y privada para delimitar qué partes pueden ser consideradas ilegítimas y declarar su impago (...) y reestructuraciones del resto de la deuda>>.

 

         Exactamente lo mismo que “Syriza”:

"…una auditoría de la deuda pública, renegociar su devolución y suspender los pagos hasta que se haya recuperado la economía".

 

         El Frente Nacional de la señora Le Pen es más cauto y no quiere ver manchada la reputación de Francia. Por eso propone:

 <<El retorno a la ortodoxia presupuestaria debe ser progresivo y secuencial [para no poner en peligro] el crecimiento económico y el empleo. (…) El modelo ultraliberal de la UMP [el partido de Sarkozy] y el Partido Socialista nos pone en la ruta de la servidumbre ante los mercados financieros. La cuestión de la deuda pública es el nudo gordiano de todo el sistema de pillaje de las riquezas de la nación por el sector financiero y el librecambismo mundial. Evitaremos que Francia sea esclava de su deuda, porque esto sería un suicidio económico y social>>.     

 

         O sea, que las tres formaciones políticas populistas, sostienen exactamente el mismo criterio: Supeditar el pago de la deuda externa, al tiempo que vaya exigiendo el sistema para salir de la crisis, una exigencia que estos señores basan en el incremento del consumo interno al interior de cada país deudor, como palanca de la recuperación económica del sistema. La famosa “demanda agregada” de Keynes.  

        

         Estos señores “piensan” él capitalismo del modo más embaucador y perverso. Como si el principio activo fundamental que mueve a los capitalistas, consistiera en aumentar el bienestar del “pueblo” y no en obtener ganancias crecientes a relativos menores costes, como conditio sine qua non de producir riqueza. Jamás ninguno de los teóricos en los que se apoya toda esta gente, ha podido fundamentar científicamente semejante falacia. Y el caso es que las crisis estallan cuando a determinados costes, las ganancias dejan de crecer.  

         Bajo tales condiciones en que desaparece el estímulo de la ganancia y el aparato productivo entra en semiparálisis, ¿qué demanda agregada puede sacarlo de tal situación? Pero, además, ¿de dónde los burócratas que gobiernan los principales Estados burgueses en bancarrota por carencia de ingresos, pueden  “rascar” los fondos líquidos para crear esa supuesta “demanda agregada” para fines consumistas? ¿De dónde, si esos fondos en poder de los más poderosos conglomerados empresariales, permanecen ociosos en paraísos fiscales o se destinan a la especulación, porque la tasa de ganancia sigue hundida?[1]. He aquí al descubierto la verdad de la chapuza teórica keynesiana de todos estos populistas aprendices de los Putin. ¿Qué demanda agregada pueden crear los Estados nacionales, sí además de no poder financiar el seguro de desempleo a millones de parados sin menoscabo de los sistemas jubilatorio, de salud y educación, encima sufren una sensible reducción de sus ingresos fiscales como consecuencia del enorme declive de la actividad económica derivada de la crisis? Su único recurso, es el de apelar a la emisión de dinero puramente fiduciario y por tanto, fraudulento, es decir, sin respaldo efectivo en riqueza real creada. Una aventura en la que parece haberse metido últimamente el Estado norteamericano, cuyo histriónico presidente, de todo lo que acabamos de afirmar hasta este punto, tampoco sabe ni quiere saber un carajo. Que lo sepan todos ellos, o no, da igual. Sólo importa saber que son unos engañabobos, unos incontinentes charlatanes de feria.

 

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[1] En mayo de 2013 aludimos a un controvertido informe del FMI, según el cual en 2010 había más Euros en paraísos fiscales: 18 trillones (18.000.000.000.000.000.000), que el equivalente a todo el P.B.I. creado ese año por los países de la CEE.