La verdad brilla más si señala a los mentirosos

 

               El 10/08/2014 a las 16:24, Nicolas Martínez a raíz de nuestra última publicación titulada: Corrupción política: enfermedad endémica del Capitalismo” escribió:  

 

                                    Compañeros de GPM.

 

  Termino de leer la última nota publicada en vuestro sitio y me surgen dos críticas puntuales. Ustedes afirman allí que Rajoy no merece el lugar que ocupa. Yo creo que si lo merece. Es lo que se desprende de la línea argumentativa del texto. Los atributos del individuo son inherentes al carácter del estado que guarda y defiende, por más que la abrumadora mayoría de la población trabajadora lo ignore. La afirmación puede ser leída como un llamado a 'votar mejor', es decir, a quienes digan la verdad al pueblo y por esta vía, purgar al estado capitalista de demagogos, arribistas y corruptos, con lo cual las cosas mejorarían substancialmente para los trabajadores, lo cual es evidentemente falso. En sintonía con lo anterior, en las consignas que se plantean al final, se alude a aplicar la 'democracia directa' en las decisiones fundamentales del estado y también a la revocabilidad de los mandatos. La necesidad de la revolución proletaria y la destrucción del estado capitalista como pre condición  de la democracia directa aparecen como sobre entendidas, dando pábulo a interpretaciones reformistas. La solución vendría a ser algo así como: Elección de funcionarios que merezcan su cargo.  Referendum en las principales decisiones de estado e incorporación de mecanismos que permitan la revocación. Es decir, perfeccionamiento de la democracia burguesa representativa.

           

                        Sería interesante una respuesta de vuestra parte.

           

                        Saludos Revolucionarios.

        

                           El 12/08/2014 a las 12:15 el GPM  escribió:

 

                           Señor Nicolás:

 

               En anteriores trabajos nosotros ya hemos citado al célebre torero José Álvarez “Juncal”, cuando el mejor arrebato de lucidez en su vida le indujo a sentenciar:

<El toro no tiene la culpa de nada. El toro sale de los chiqueros para cornear”. La culpa es del torero!>>

 

               O sea, que a enemigos como el señor Mariano Rajoy no se les debe responsabilizar de nada, sino que se les combate con inteligencia y punto. ¡¡Con inteligencia, señor Nicolás, con inteligencia!!

 

               Y el caso es que ese enemigo, aparece personificado en todos los empresarios y políticos profesionales, sin excepción, porque aun cuando unos más que otros según las circunstancias —y el grado en que el sistema les obliga—, todos ellos no pueden dejar de ser esencialmente hipócritas y taimados, que sólo aparentan consagrar y representar los valores que pregonan, como el non plus ultra. Incluidos los más a la izquierda del tiesto burgués. Todos ellos, no son, pues, lo que a cada momento dicen representar. Ergo, de genuinos representantes no tienen absolutamente nada. Porque como dijeran Marx y Engels de forma insuperable:

<<El capitalismo es la sociedad del engaño y el pillaje mutuo>> ("Manifiesto Comunista" Febrero 1848).

 

               Siguiendo por aquí, Ud. debe saber que ningún idioma ha casado jamás con un determinado sistema de vida, y que nuestro castellano es uno de los más ricos idiomas del mundo, si no el que más. Por tanto, seguramente sabrá Ud. lo que significa la palabra “impostor”, que conjuga muy bien con la personalidad de individuos como Mariano Rajoy, víctima de su propia condición social de clase dominante. Impostor de sus propias palabras.

 

                            Dicho esto, vayamos a su argumentario. Sostiene Ud. que:

<<Los atributos del individuo (en su condición de gobernante) son inherentes al carácter del estado que guarda y defiende, por más que la abrumadora mayoría de la población trabajadora lo ignore>>. (Lo entre paréntesis nuestro)

 

               De aquí concluye que Mariano Rajoy merece la representación que ostenta. Debiera Ud. haberse dado cuenta, de que esta descripción suya es lo que es, mera descripción de una falsa realidad totalmente invertida respecto de su verdadero significado, que la deja dónde y cómo está, es decir, como una pura apariencia que sigue ocultando lo que en realidad es, y así perdura “per omnia secula seculorum”.

 

               O sea, desde el punto de vista político revolucionario, que siempre ha consistido en desenmascarar las apariencias mostrando la verdad desnuda, este argumento suyo carece de toda eficacia política. Porque de lo que se trata es, precisamente, que la población trabajadora deje de ignorar la verdad y comprenda su propia realidad, dando al traste al interior de su conciencia, con todo tipo de impostura, señor Nicolás. Y lo que Ud. nos ha venido a proponer, escamotea y elude esa responsabilidad política, ese principio político activo. Porque no desvela ni demuestra nada. Porque se limita a describir lo obvio documentado. En fin, que nos ha hecho Ud. una crítica teórica políticamente inocua e inconducente. Sépalo.

 

               Que Mariano Rajoy no es responsable de nada, esto solo vale ante sus iguales señor Nicolás. Ante sus propios colegas. Y al decir propios colegas nos referimos a todos los políticos profesionales como él, sin distinción de filiaciones partidarias. Tampoco Mariano Rajoy es responsable de nada ante quienes, siendo sus enemigos, somos al mismo tiempo conscientes de lo que él y sus colegas son y representan realmente.

 

               Pero a la hora de combatirle con eficacia como un enemigo de la verdad y de la justicia, que de esto se trata, ¿cómo lograrlo sin empezar por hacerle responsable de sus mentiras ante quienes él gobierna? Esto es lo que la revolución necesita poner en evidencia para seguir realizando semejante tarea. Y por eso es que a este cometido dedicamos la introducción del trabajo, en cierto modo contrariando al propio Marx. Un trabajo al que Ud. ha dedicado sus observaciones, acerca de las cuales y en tal sentido, lamentamos decirle, con toda sinceridad y sin acritud ninguna, que políticamente no conducen a ninguna parte, señor Nicolás. Piénselo más detenidamente y verá que así es.   

 

               Finalmente y al respecto de nuestras consignas programáticas en lo que atañe a la forma de gobierno, observa Ud. que allí la democracia directa “aparece como sobre entendida”. Es una forma de gobierno que no hemos inventado nosotros, señor Nicolás, sino los obreros que protagonizaron la Comuna de París entre julio y setiembre de 1871, democráticamente ratificada por los Sóviets en Rusia a propuesta del Partido bolchevique bajo el liderazgo de Lenin, entre octubre de 1917 y enero de 1924. Y a propósito dice Ud. que:

<<La solución vendría a ser algo así como: Elección de funcionarios que merezcan su cargo.  Referendum en las principales decisiones de estado e incorporación de mecanismos que permitan la revocación. Es decir, perfeccionamiento de la democracia burguesa representativa>>.

 

               En esta su observación al último punto de nuestras consignas programáticas, ha hilado Ud. demasiado grueso, descuidando considerar la condición fundamental planteada en los cinco puntos anteriores. Póngalos todos en referencia y entonces verá, que dejan absolutamente sin sentido económico al capitalismo y, por tanto, toda posibilidad política de “perfeccionamiento de la democracia burguesa representativa”.

 

                            Un saludo: GPM.