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La ética en los negocios
El primero que analizó este ámbito de
la ética empresarial en la sociedad moderna, fue el utilitarista y pragmático Jeremy
Bentham, quien la definió como el
comportamiento humano individual sin distinción de clases sociales, que se
determina por la “búsqueda de la felicidad personal y la ausencia de todo
sufrimiento”. La Francia republicana surgida en 1789 de la revolución burguesa
antifeudal, le honró por eso con el título de ciudadano honorario en 1792. Al
formular este principio egoísta rector de la moral “ciudadana” individual, Bentham
se vio enfrentado con la filosofía iusnaturalista de Jean
Jaques Rousseau
que contradictoriamente fue incorporada el siguiente año en la Declaración de los derechos del hombre y del Ciudadano, donde se
consagran los principios
éticos que deben regir a priori
el comportamiento de cada sujeto, aun cuando sus consecuencias puedan resultar contrarias a su interés
personal. El oportunista consecuencialismo pragmático de Bentham,
en cambio, se basó en la intencional búsqueda
de resultados favorables. Sobre
estos últimos principios rapaces acabó afianzándose el más reciente concepto llamado
“ética de los negocios”, también denominada “ética empresarial” o “ética
corporativa”, que se impuso en la década de los 70 el siglo pasado basada
fundamentalmente en la prosecución del rédito, beneficio o maximización de la
ganancia, que Marx llamó más claramente “acumulación de capital”. El 13 de
setiembre de 1970 el neoliberal Milton Friedman publicó un artículo en el
periódico “The New York Times Magazine”, donde declaró que:
<<La "responsabilidad” [de los ejecutivos
de las empresas]... por lo general será producir tanta ganancia como sea
posible observando las reglas básicas de la sociedad, tanto las que están
contenidas en las leyes como aquellas en las costumbres éticas (leyes y
costumbres basadas en la consagración del egoísmo personal de la propiedad
privada)>>.
Friedman también expresó allí que:
<<….las únicas entidades que pueden tener
responsabilidades son los individuos... Una empresa no puede tener
responsabilidades. Por lo tanto la pregunta es: ¿Es que los ejecutivos
empresariales, siempre y cuando cumplan con las leyes, tienen otras
responsabilidades por las actividades empresariales además de maximizar la
ganancia para sus accionistas? Y mi respuesta es que, no, ellos no la
tienen." Un relevamiento realizado el año 2011 en diversos países, reveló
que los niveles de aceptación para dicho punto de vista fue del 30% al 80%
entre el "público informado">> «The Social
Responsibility of Business is to Increase Its Profits». Lo entre
paréntesis nuestro.
Segun este singular criterio moral, la responsabilidad social de los ejecutivos empresariales se limita a maximizar las ganancias de sus empresas. En todo lo demás —salvo lo expresamente tipificado como delito por las leyes— no deben responder de sus actos, ni ante sus respectivas empresas ni ante la sociedad. Son como los menores edad, unos irresponsables sociales. Es éste un pensamiento que supera en irracionalidad al consecuencialismo de Bentham. Seguidamente veremos en qué hechos los ejecutivos empresariales quedan implicados como secuaces inmorales de lesa humanidad y en qué consiste realmente la eufemísticamente llamada “ética corporativa”.
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