¡La
inteligencia revolucionaria de los explotados al poder!
<<El arma de la crítica (teórica) no puede reemplazar a la crítica de las armas; la fuerza
material debe superar a la fuerza material (contraria), pero la teoría
también puede llegar a ser una fuerza material cuando se apodera de las masas. Y
es capaz de adueñarse de las masas cuando
expulsa las falacias de su conciencia, yendo a la raíz de las cosas y de los
hechos. Ser
radical significa atacar las cuestiones en la raíz (descubriendo
así la verdad sobre la realidad ya caduca para poder revolucionarla, más que
venciendo convenciendo a los fabricantes de falacias, poniéndoles ante la
evidencia de lo que es necesario hacer en contra de lo que ellos han venido haciendo)>>. (K. Marx: “Crítica de la filosofía hegeliana del derecho estatal”. Lo entre
paréntesis nuestro: GPM).
01. Francois
Hollande y el Daesh: ¿Quiénes son los terroristas?
Por: Luis Arce Borja.
22 de
noviembre de 2015
Primera parte.
Cualquier
análisis del ataque perpetrado por los yihadistas del Estado Islámico (Daesh)
en Paris el pasado 13 de noviembre, debe considerar esta acción como parte de un
problema: las guerras de rapiña que las potencias imperialistas llevan adelante
desde hace 20 años en los países del Medio Oriente y África. No se debe pasar
por alto, pues, que el terrorismo utilizado por los grupos islamistas en Occidente,
sea la respuesta y prolongación de sus luchas en sus propios países, contra la injerencia imperialista, ya
sea en Afganistán, Irán, Irak, Libia, Nigeria
o Malí. Olvidar esto, es cerrar los ojos frente a un problema que subsistirá,
en tanto y cuanto los gobiernos y Estados occidentales continúen masacrando a
los pueblos árabes-musulmanes.
La respuesta
a la guerra de agresión imperialista por el petróleo, éste ha sido el detonante
del reciente atentado en Paris. Su aspecto religioso vindicativo por parte del grupo yihadista que
lo perpetró, fue un factor añadido pero no
determinante del hecho. Ha sido
el resultado de la contradicción entre naciones opresoras y oprimidas. Se lo ha
presentado como un ataque “a la democracia y valores occidentales”, lo cual es una
cínica falsedad. Un subterfugio propagandístico, un elemento de la guerra de
baja intensidad, que se difunde a través de la prensa occidental y sus intelectuales
mercenarizados. Una treta para encubrir las verdaderas causas histórico-políticas
del neocolonialismo, impuesto
por las potencias mundiales a los países árabes-musulmanes. El ataque terrorista
de Paris fue causa-efecto de los crímenes y genocidios que cometen diariamente
los países occidentales contra los pueblos de Medio Oriente y África. Por
mencionar algunos ejemplos: En la guerra contra Irak, la coalición liderada por EE.UU. y de la que forma parte
Francia, ha dejado desde el inicio en 2003 hasta el 2014, más de un millón de
muertos. En marzo del 2011, Libia
fue blanco de una guerra impuesta por una coalición de países (Bélgica, Canadá,
Catar, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Noruega y Reino
Unido). Solo en los primeros cuatros meses de esta agresión unos 70 mil libios
fueron masacrados a consecuencia de las 40 mil toneladas de bombas lanzadas por
la aviación occidental. Esta guerra continúa hasta la actualidad, y en 2014 los
aliados han eliminado 120 mil musulmanes y no musulmanes en ese país.
La
guerra occidental imperialista por el petróleo no utiliza kamikazes, pero si
portaviones, misiles, aviones de combate, drones teledirigidos, ejércitos de
criminales bien equipados, y los más sofisticados aparatos de guerra de
exterminio de la población. En Medio Oriente y África los países imperialistas
no atacan conciertos de rock, pero si lanzan bombas y misiles a hospitales,
colegios, guarderías, residencias de ancianos, supermercados públicos, y
cualquier lugar que albergue civiles desarmados.
El
Estado Islámico (Daesh) no tiene ninguna razón al incluir en su estrategia
militar el terror y muerte de la población civil occidental. Cualquier acto
terrorista o militar que apunte indiscriminadamente contra la población civil,
aparte de ser una acción brutal y abominable, sirve exclusivamente a los
responsables políticos y militares de las guerras imperialistas. El atentado de
Paris, ha servido maravillosamente a favor de las clases dominantes y los
gobiernos de Occidente. En particular sale ganando el régimen francés, que
inmediatamente después del ataque terrorista ha reforzado y “legalizado” los
bombardeos masivos, contra las poblaciones civiles de las ciudades controladas
por el Estado Islámico. “Francia está en guerra”, gritó F. Hollande pletórico de
felicidad.
Si el Daesh
buscaba con su ataque en Paris debilitar el poder militar occidental, los
hechos han demostrado lo contrario. El atentado yihadista ha servido para
unificar a las clases políticas dominantes europeas. Izquierda, derecha,
católicos, ecologistas, humanistas, todos unidos “por la patria, la sagrada democracia y los valores occidentales”.
Hasta Vladimir Putin se sumó a la banda de los agresores occidentales. Ahora en
Europa ya nadie habla de la crisis económica, ni de la miseria creciente de la
población que suman casi 30 millones de personas. Los sindicatos europeos
dóciles y amarrados a los partidos burgueses, han olvidado los 20 millones de
trabajadores sin empleo. Sin ningún esfuerzo, la gran burguesía y las
transnacionales han implantado la “paz social” entre las clases, y el reino
eterno del capitalismo.
La
miseria y el drama de los más pobres en Grecia, Portugal o España, ha quedado
en el olvido. Ahora todos gritan: “unidos contra el terrorismo”, mientras que
las transnacionales, principalmente las productoras de petróleo y armas, capitalizan
inmensas ganancias. Otro de sus beneficiarios ha sido la extrema derecha en
Europa, en particular en Francia y Bélgica, cuyos representantes políticos tienen
las manos libres para perseguir a ciudadanos árabes y musulmanes radicados en Occidente.
Nada
justifica el ataque terrorista sobre poblaciones civiles de las grandes metrópolis
occidentales, sobre todo si estas tienen serias y agudas contradicciones de
clase, sociales y políticas con sus gobernantes reaccionarios y corrompidos.
Tanto en Francia como en Bélgica, sus poblaciones sufren la crisis económica y
las medidas antipopulares dictadas por sus gobiernos ineptos y reaccionarios.
Solo en Francia más de 3 millones y medio de trabajadores no tienen empleo y más
del 14% de los franceses viven bajo la línea de pobreza. El atentado en Paris
ha sido un regalo adelantado por Navidad para al gobierno “socialista” de
Francia. El presidente Hollande en el poder desde mayo del 2012, es considerado
en la actualidad uno de los presidentes galos más odiados y antipopulares en la
historia republicana de este país. Hasta una hora antes del atentado en Paris,
el 84% de los franceses lo repudiaba. Algunos partidos políticos habían
reclamado su dimisión. Ahora y gracias al atentado islamista, Hollande respira
la felicidad de la popularidad, no importa que esta sea transitoria y efímera.
En
Bélgica, los trabajadores y la población más empobrecida sufren y luchan contra
un régimen “democrático” controlado por la extrema derecha que cada día recorta
derechos y beneficios sociales de los asalariados y del pueblo. El gobierno de
fachada democrática está de fiesta. A partir de los atentados aceleró acciones
propias de un régimen de la Gestapo. Así el ministro del interior, Jan Jambon
del ultraderechista partido flamenco NVA (Alianza Neo flamenca), ha propuesto
controlar cada dirección y cada habitante del distrito de Molenbeek-Saint-Jean,
una localidad de Bruselas considerada por la policía bastión del islamismo
radical. Por su parte el consejo de seguridad de la ONU adoptó por unanimidad una
resolución que «permite tomar todas las medidas necesarias para combatir al
grupo Estado Islámico». Estas medidas militares serán aplicadas, según la ONU
en Siria y en Irak. La ONU llamó a “redoblar los esfuerzos para detener los
actos terroristas” en sus propios países. La resolución fantoche de la ONU,
afecta no solamente al Estado Islámico, sino también a Al-Qaeda.
Lenin
decía que las guerras nacionales
contra las potencias imperialistas —como hoy día la de Siria—, “no solo son posibles y probables: son
inevitables”. Pero a condición de que esa lucha nacional esté rodeada de
una situación internacional favorable
(en este caso el apoyo al gobierno nacionalista sirio por parte de Rusia). No
se gana opinión internacional atacando con brutalidad a la población civil,
como ha sido el caso de los yihadistas en Paris.
Es lamentable que la población civil
francesa haya tenido que pagar caro, con sus vidas, los crímenes que sus
arrogantes dirigentes políticos vienen propiciando y cometiendo desde hace 20
años en Medio Oriente y África. Cualesquiera sean los métodos de guerra contra
la agresión imperialista en los países árabes-musulmanes o en cualquier otra parte
del mundo, no hay que imitar a sus hordas brutales de ocupación que incluyen en
sus estrategias militares de dominación y poder, la matanza y el genocidio de
poblaciones enteras. Cfr.: http://www.eldiariointernacional.com/spip.php?article4222.
http://www.nodo50.org/gpm
e-mail: gpm@nodo50.org