07.
Segunda guerra de Afganistán 2001-2014
<<Cuando las
organizaciones terroristas existen en países donde no son en realidad el
problema político potencialmente más explosivo para el sistema —como en España sucedió
hasta cierto punto con la organización militar ETA, y en Afganistán con el
terrorismo yihadista islámico—, el Estado burgués permite que esas
organizaciones se mantengan lo suficientemente operativas, tanto como para que,
en colaboración informal objetiva con los sindicatos, los mass media y los
fabricantes de encuestas, el terror que esas organizaciones infunden en la
población, pueda ser científicamente magnificado para elevarlo artificialmente
a la categoría de principal problema político del país, mientras los patronos
practican habitualmente el terrorismo legal impune con el 70% de la masa
salarial contratada en precario, forzada a trabajar por menos de 500 dólares
mensuales bajo la amenaza permanente del despido libre en cualquier momento, y el
acoso sistemático (llamado moobing) de los jefes, que se
difunde entre el personal subalterno convertido por instinto de conservación en
acoso de unos empleados sobre otros. Finalmente, cuando las organizaciones
terroristas no existen —como todavía hoy en EE.UU— simplemente se las inventa
haciendo terrorismo de Estado encubierto contra su propia población>>. (“11S:
¿Terrorismo islamista o terror de Estado encubierto?
Esta segunda guerra en
Afganistán comenzó ocho meses después de que bajo el mandato del gobierno
presidido por George W. Bush Jr.
en EE.UU., los servicios secretos de ese país imperialista derribaran las
Torres Gemelas de New York, acusando de ese atentado a la organización
terrorista Al-Qaeda
dirigida por Osama Ben Laden.
Lo hicieron precisamente para poder justificar su intervención bélica, primero
en Afganistán y luego en Irak. Veinte años antes de aquél criminal suceso del
11S…:
<<…A
finales de los años 1980, cuando George W. Bush Jr. dirigía la Harken Energy Company —una pequeña empresa petrolera
texana—, el actual presidente estadounidense hizo fortuna llevándose el
contrato de la concesión petrolera del emirato de Bahreïn. Aquel arreglo y
falsa transacción era nada menos que la retribución de una comisión sobre las
ventas realizadas por el presidente George Bush padre en Kuwait.
La operación implicaba a diversos intermediarios de Arabia Saudita, entre
los que se encontraba Salem Ben Laden, hermano mayor de Osama Ben Laden y
accionario de la Harken Energy... Las informaciones revelan las redes
financieras desarrolladas mancomunadamente desde hace 20 años por las
familias Bush y Ben Laden. Un mundo oculto de comerciantes, traficantes de
armas y drogas. Un mundo donde se cruzan el banquero nazi Francois Genoud y antiguos directores de la CIA
y de los servicios secretos de Arabia Saudita. ¿No será que esta llamada «Guerra
contra el Terrorismo» oculta intereses inimaginables?
Los
autores de los atentados del 11 de septiembre 2001 y las personas que
estuvieron informadas de estos hechos terroristas pudieron prever, anticipar y saber
cuáles serían las repercusiones económicas del ataque. En consecuencia,
esto les permitió realizar movimientos especulativos en la Bolsa de valores
sobre las acciones de las compañías aéreas propietarias de los aviones
secuestrados, sobre las empresas que tenían una sede social en las torres
gemelas del World Trade Center y sus respectivos seguros. También pudieron
anticipar una probable baja general del conjunto de los valores cotizados en la
Bolsa. Para poder realizar todo esto sólo tenían que especular a la baja
comprando no las acciones de estas empresas, sino de "puts", esto
significa "opciones de venta".
La
identificación de los "iniciados" implicados en este delito
financiero, no representa solamente una pieza clave en materia de
fraude bursátil, sino y sobre todo un medio de establecer, directa o
indirectamente la identidad de los autores de los atentados del 11 de
septiembre 2001>>. (Thierry
Meyssan en: Voltairenet.org 16/10/2001).
La segunda guerra en
Afganistán comenzó el 7 de octubre de 2001
con el despliegue del ejército norteamericano en territorio de Afganistán,
operación a la que se llamó “Libertad duradera”,
en contubernio con la operación Herrick
del ejército británico. Estas dos fuerzas militares imperialistas fueron
secundadas por la Fuerza Internacional de Asistencia
para la Seguridad (ISAF), una misión militar aprobada por
el Consejo de Seguridad de la ONU, especialmente formada para restablecer en
Afganistán el orden social preexistente y la “seguridad”. Misión en la que
también participó el ejército español con 1.700 efectivos bajo la dirección de
la OTAN desde 2003:
<<Ni
la frialdad de las cifras deja de asustar en la guerra de Afganistán. La Misión de la ONU en ese país
asiático (Unama), ha anunciado que en 2014 hubo un
total de 10.548 víctimas civiles entre muertos y heridos. El año 2014 ha sido
el de la transferencia de la responsabilidad en materia de seguridad de la ONU
a las Fuerzas de Seguridad afganas,
que son las que actúan sobre el terreno en la actualidad.
La
cifra, que aumenta un 22 por ciento, supone un nuevo récord después de los
8.637 contabilizados en 2013 y los 7,590 de 2012. De ese total, los muertos en
2014 ascienden a 3.699, un 25 por ciento más que en 2013. Si se toman solo los niños, con 714 muertos, el aumento
es del 40 por ciento.
Se trata de las cifras más altas
desde que se empezaron a llevar a cabo este tipo de recuentos en el año 2009, informa France Presse. Desde entonces
los civiles muertos ascienden a 17.774 y los heridos 29.971.
El
aumento de las víctimas se achaca a un creciente empleo en los combates de los
morteros, las granadas y los cohetes en las zonas donde habita la población. En
todo caso, la ONU entiende que la inmensa mayoría de las víctimas (un 72 por
ciento) ha sido causada por las actividades de las fuerzas antigubernamentales,
esencialmente insurgentes talibanes,
frente a las causadas por las tropas de Kabul>>.
En enero de 2013, Exxon Mobil, la
mayor petrolera privada del mundo…:
<<….anunció
aterrizar en Afganistán y la canadiense Terraseis
haber encontrado petróleo en la provincia Faryab
—frontera natural entre Afganistán, Tayikistán,
Turkmenistán
y Uzbekistán.
Desde la ocupación de Afganistán en 2001, los países de la OTAN han perforado,
sólo en la cuenca del rio Amu
Darya 322 pozos, donde se estima que hay entre 500 y 2 mil
millones de barriles de crudo.