03. Primera guerra en Afganistán 1978-1992

          Desde 1938 —cuando los británicos construyeron las primeras refinerías en Irán y Arabia—, ya se sabía de la existencia de yacimientos petrolíferos al norte de Afganistán desde 1959 explotados por los soviéticos, quienes construyeron el primer gasoducto del país que terminaba en su territorio de Uzbekistán. Hasta 1966 habían perforado otros 60 pozos en el suelo afgano de Herat y Helmand entre otras zonas. Pero no sólo se trataba de petróleo, porque desde hacía más de un siglo las expediciones coloniales imperiales rusas y británicas habían descubierto allí la existencia de toneladas de oro, diamantes, esmeraldas, cobre, hierro, uranio y otros minerales. Más tarde, fueron los geólogos soviéticos los que realizaron un estudio minucioso sobre los tesoros afganos, estimando su valor en 404 mil millones de dólares, el segundo depósito de oro en el Mundo.

          En 1960, gobernaba en Afganistán un emir talibán, de la misma forma despótica que cualquier emir del siglo XV, país donde predominaba la pobreza, el analfabetismo, la mortalidad infantil y la esclavización de la mujer, con una economía basada en el cultivo del opio y su comercio con las potencias coloniales de Occidente, Inglaterra fundamentalmente. Ese gobierno yihadista fue derrocado en 1978 por una revolución socialista que lo cambió todo en el país. Eliminó el negocio del opio, fomentó el comercio con riqueza saludable y promovió la cultura, equiparando por decreto los derechos de las mujeres y los hombres. Disminuyó en pocos años el analfabetismo y las mujeres accedieron a la cultura, hasta el punto de que llegaron a ocupar el 40% de los puestos en la educación, desde la escuela primaria hasta la universidad.

 

          La primera guerra de Afganistán en el Siglo XX comenzó en abril de 1978, cuando tuvo lugar la Revolución de Saur, que convirtió a ese país en un Estado Socialista gobernado por el Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA). En tales circunstancias fue cuando el gobierno de los Estados Unidos inició la llamada Operación Ciclón suministrando armas y una amplia financiación a los rebeldes islámicos muyahidines que habían sido desplazados del poder y que, para recuperarlo, desestabilizaron el país hasta tal punto que menos de un año después, el Consejo Revolucionario afgano solicitó la intervención del Ejército Soviético en el conflicto17 18, a raíz del cual ambos países firmaron el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación entre la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la República Democrática de Afganistán”, acordado y firmado por el burócrata soviético Leonid Brézhnev y el demócrata soviético afgano Nur Mohammad Taraki el 5 de diciembre de 1978. Situación que se mantuvo vigente entre enero de 1979 y diciembre de 1989, lapso durante el cual el ejército soviético de la URSS depuso y ejecutó sumariamente al presidente de la República Democrática de Afganistán (RDA) Jafizulá Amin, quien previamente había mandado ejecutar de manera arbitraria al anterior presidente y líder de la revolución Nur Mohammad Taraki. El gobierno que le sucedió se refería a Amín como “el traidor”, al descubrirse sus contactos con la CIA de los Estados Unidos.

 <<En la década de los ochenta, mientras EEUU armaba a los mercenarios liderados por Bin Laden y les llamaba “luchadores por la libertad”, desmantelando al gobierno socialista del doctor Nayibloha, la URSS iba a construir una refinería capaz de producir un millón de toneladas de gas por año.  La guerra de Afganistán ha hundido sus raíces en los ricos yacimientos de petróleo y gas bajo el territorio de ese país>>. (https://storify.com/wormholepro/afganistan-el-congo-euroasiatico).

          La intervención soviética en Afganistán tuvo por respuesta un resurgimiento de los guerrilleros muyahidines, que aun estando divididos en varias fracciones, se embarcaron en una larga campaña militar contra las fuerzas armadas soviético-afganas, respaldados por los suministros y el apoyo logístico y financiero de la coalición formada por los Estados Unidos, Pakistán, Irán, Arabia Saudí, China, Israel y el Reino Unido. Todo ello en pos de apropiarse de los riquísimos yacimientos minerales y energéticos en ese país. Después de más de nueve años de guerra, los soviéticos se retiraron en 1989 después de la firma de los Acuerdos de Ginebra entre Pakistán y la República Democrática alemana (RDA). No obstante, los enfrentamientos entre los insurgentes muyahidines y las tropas del gobierno afgano, continuaron hasta abril de 1992 cuando la disolución de la URSS provocó el colapso económico del país afgano y los fundamentalistas pudieron establecer lo que desde  1993 —y a instancias de los acuerdos de Peshaward— pasó a ser un Estado Islámico21, desde entonces popularmente conocido como el Vietnam de la URSS.22 23. A raíz de ese acuerdo político, todos los comunistas y partidarios de la antigua República Democrática que aún residían en el país, fueron perseguidos y asesinados. La televisión, los videos y la música fueron prohibidos completamente.6 Todas las películas conservadas en la empresa estatal afgana «Afghan Films» fueron quemadas por orden del régimen. Sólo se salvaron las de producción nacional que permanecieron ocultadas por los trabajadores, quienes debieron escapar posteriormente del país.7 Las mujeres dejaron de tener derecho alguno y fueron obligadas a llevar burka, en algunas regiones de color blanco (color de la bandera); esta prenda era muy costosa y muchas mujeres debían, por ende, quedarse encerradas en sus casas. También fue prohibido el trabajo femenino fuera del hogar (excepto unas pocas médicas en Kabul para atender a mujeres), así como salir de la casa sin un responsable masculino (padre, hermano o marido). Quedaron prohibidos los estudios (salvo los religiosos), así como el uso de cosméticos y tacones, montar en bicicleta o motocicletas, practicar deportes, llevar colores vistosos, reír en voz alta, participar en festejos, lavar ropa en ríos o plazas públicas, asomarse a balcones, ser fotografiadas o filmadas.6 Los talibanes continuaron con las prácticas de la lapidación y el azote público instaurados desde 1992. Las ventanas de las casas debían ser opacas para bloquear la vista desde del exterior. Si una mujer se pintaba las uñas, sus dedos era cortados.8 A causa de estas represiones, el suicidio, generalmente quemándose vivas, era muy frecuente entre las mujeres y se ha reportado que el 90% de ellas sufrían problemas psicológicos.9

          Cuatro años después de que los talibanes ocuparan Afganistán”, durante 1996 irrumpieron en la sede de la ONU, secuestrando, torturando, mutilando y asesinando a Mohammad Najibullah, presidente de ese país entre 1987 y 1992, quien se encontraba refugiado allí. Además, en 1998 los talibanes forzaron el consulado de Irán en Mazar-i-Sharif y ejecutaron a los diplomáticos que allí trabajaban13. A finales de 1996 una coalición de fracciones militares guerrilleras muyahidines crearon la llamada “Alianza del Norte” conocida como “Frente islámico unido por la salvación de Afganistán”, cuyo objetivo fue derrocar al régimen talibán. Esta coalición fue respaldada por Irán, Rusia, India, Tayikistán y varios estados más, mientras que los talibanes estuvieron respaldados por Al Qaeda y las Fuerzas Armadas de Pakistán. Y ni que decir tiene que todo este proceso estuvo principalmente patrocinado por la entente pro yihadista islámica imperialista entre los EE.UU. y el Reino Unido.