04. Conclusión
Al principio del apartado 01 dejamos sin
responder a la pregunta: ¿Qué es el capital? ¿Y qué es? ¿Es una cosa? Es una relación
social. Mejor dicho, una forma
de relación social ¿Entre personas? Entre clases sociales. Tal como la forma social del esclavismo se caracterizó por la
relación entre la clase social de los amos y la clase social de los esclavos, el
feudalismo se distinguió por
la relación entre señores y siervos, sociedad a la que sucedió el capitalismo,
que se define como una relación social
entre la clase de los capitalistas y su clase subalterna: los asalariados. Esta
relación es la que dio forma
al modo de producción capitalista, fundado en la
propiedad privada sobre los medios de producción y de cambio, dividida en
empresas.
Y a los fines de este trabajo, entre las
características derivadas de la propiedad empresarial, además de garantizar
legalmente la explotación de trabajo ajeno, destaca la competencia entre empresas,
lo cual dio pábulo al secreto
comercial, un concepto derivado del derecho a la propiedad intelectual. Un derecho radicalmente antidemocrático,
que se ha trasladado a los distintos
estados nacionales bajo la forma de secretos
de Estado respecto de los demás Estados, y donde respecto de sus
correspondientes ciudadanos, prevalece el secreto de las deliberaciones en los consejos de ministros.
Pues bien, en estas características del secretismo con fines de dominio y rédito económico de determinadas minorías, ya sea en las distintas empresas respecto de las demás, ya sea entre los distintos Estados nacionales en la comunidad política internacional, en toda esta basura histórica radica, entre otras, la causa sistémica del calentamiento global. Una verdad histórica, que solo se puede negar, por estúpida indiferencia suicida o por determinados intereses, al fin y al cabo igual de cretinos y autotanáticos del género humano.
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