Participando en las instituciones políticas del capitalismo, no hay
progreso histórico posible para la humanidad
<<No
llegaba a los dos metros la distancia que me separaba de Alfonso Guerra, sentados a la misma mesa debatiendo en comisión, durante el Congreso
de las Juventudes Socialistas en el Portugal revolucionario de julio de 1975.
De los que aún siguen en activo, estaban presentes Txiki Benegas como responsable del PSOE
en la organización juvenil, y Ramón Jáuregui, delegado de Guipúzcoa.
Este último se obcecaba en bloquear la comisión, ya que en el ala izquierda
defendíamos que la formulación teórica que hizo Marx de la dictadura del
proletariado, como expresión de la democracia socialista, constase
en nuestra declaración de principios. Nosotros creíamos sinceramente en el
marxismo, y defendíamos (yo aún lo defiendo) que la democracia burguesa no
es sino la dictadura del capital, que dando la apariencia de que participamos
en las decisiones, es una democracia de decorado, mientras todas las decisiones
de importancia, todo lo que se produce, todo lo que se lee o aquello de lo
que se informa, lo deciden los grandes propietarios de los medios de producción
y las finanzas. Los gobiernos “democráticos” [en las instituciones políticas del sistema
capitalista], no son sino “el comité
ejecutivo” a las órdenes de la clase dominante (sí, he dicho “clase”, no casta
ni élite). En consecuencia, el socialismo debe suponer durante un período,
la democracia para la clase trabajadora y, necesariamente, un control
sobre las fuerzas reaccionarias de la historia que siempre intentan ahogar
en sangre cualquier revolución social. Habrá
quien no se lo crea, pero yo juro sobre “Das Kapital” que Alfonso Guerra,
con su tono socarrón de pretendido intelectual machadiano, fue quien desempató
la discusión diciendo: “¿Quién tiene miedo a la dictadura del proletariado?
Desde luego no los socialistas, no se puede ser socialista y no defender la
dictadura del proletariado, no veo el problema en que así se diga”.
Cuarenta
años después, puedo equivocarme en alguna palabra, pero no en la idea, y casi
me atrevería a decir que la cita es exacta. ¿Creía entonces el inefable
dirigente en sus propias palabras? La verdad es que eso importa muy poco, lo
que importa desde mi punto de vista, son otras dos cosas: la reconstrucción del
PSOE, desde el congreso de Suresnes en 1974 con un lenguaje radical (en ese
momento a la izquierda de los dirigentes del PCE, que estaban empantanados en
la “reconciliación nacional”), y su posterior giro a la derecha a toda
velocidad, culminando con la domesticación del partido en el congreso
extraordinario de 1979>> (Alberto Arregui Álava: “Alfonso Guerra, de la dictadura
del proletariado a la servidumbre del capital”.
El subrayado y lo entre corchetes nuestros)s).
En
sus “Cuadernos
de la cárcel”, Antonio Gramsci se interrogó acerca
del problema que él denominó “transformismo”, practicado en la sociedad capitalista
por las clases dominantes sobre las clases subalternas (explotadas). Una tarea de la que se han venido
encargando los líderes de
las distintas formaciones políticas partidarias —que hacen a la democracia
representativa—, previamente elegidos por las mayorías
sociales subalternas durante los comicios periódicos para que les
gobiernen. Una ceremonia que en el título de este trabajo, nosotros definimos
expresa aunque implícitamente, como el hecho de que esas mayorías sociales
subalternas participen como “ciudadanos” en las instituciones políticas
del sistema capitalista con su voto. Y que como consecuencia de esta participación,
la deriva de ese hecho desemboca “lógicamente” no sólo en el transformismo conformista de quienes
votan delegando periódicamente el poder político en sus “representantes”,
sino que, al mismo tiempo se opera el transformismo entre los militantes de
base al interior de las diversas formaciones políticas que se disputan el
gobierno de las instituciones estatales. Pues, bien, el típico caso de transformismo
conformista en la relación interpersonal
al interior del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), fue el que operó Felipe González Márquez
sobre Alfonso Guerra durante la llamada transición de la dictadura franquista
a la “democracia. El primero hijo de un empresario ganadero de clase media-alta
que militó en la derecha moderada por entonces llamada “izquierda republicana”. El segundo, descendiente
de una familia humilde y numerosa. Y al respecto de la relación entre clases
sociales dominantes y subalternas, Gramsci decía que:
<<El criterio histórico-político en que debe basarse la
investigación es éste: que una clase es dominante de dos maneras, o sea, que es
“dirigente” y “dominante”. Es dirigente de las clases (burguesas) aliadas, y es dominante de las clases (asalariadas) adversarias>>. (“Cuadernos de la Cárcel”: Cuaderno 1 Ed. Era-México/1985. Tomo 1
Pp. 107. Lo entre paréntesis nuestro).
Y así fue que desde aquél valiente posicionamiento suyo reivindicando
la dictadura del proletariado —como condición ineludible del verdadero socialismo—,
Alfonso Guerra acabó inadvertidamente dejándose llevar por el transformismo activo, que el transformista
todavía solapado de Felipe González Márquez ejerció personalmente sobre él,
e indirectamente a través de la prensa. En el XXVII Congreso del PSOE celebrado
en el exilio francés de Suresnes en 1974, Felipe González por entonces ya
firme baluarte decidido a "renovar" el Partido abandonando
el marxismo, fue aupado a Secretario General. Un cambio que puso fin al mandato del veterano líder socialista
Rodolfo Llopis, partidario de la tradición
marxista en el PSOE
[1]
. Por su parte, todavía el 09 de mayo de 1978, sometido
ya a presión y aunque de forma confusa y contradictoria, Alfonso Guerra
hizo grandes esfuerzos para explicar que el PSOE seguía siendo marxista, cuando
dijo:
<<Nadie ha dicho
en el partido que se vaya a abandonar el marxismo como factor ideológico; lo
que ocurre es que ningún partido socialista de Europa se define específicamente
como marxista, porque pasó la época de las sectas ideológicas; el marxismo no
es un dogma, sino un método de análisis de la realidad y de la historia, y yo
he dicho en otras ocasiones que ser sólo marxista es no ser marxista, y yo
desde luego soy marxista>> (https://laverdadofende.wordpress.com/2013/04/13/alfonso-guerra-el-psoe-sigue-siendo-marxista-edicion-impresa-el-pais/).
Un año después, Felipe
González renunció a su puesto de Secretario General del partido, a raíz de
que en mayo de 1979, el XXVIII Congreso rechazara su propuesta de abandonar
el marxismo. Pero en septiembre se celebró un Congreso Extraordinario durante
cuyas deliberaciones por mayoría de votos, se decidió renunciar a los postulados marxistas y se aceptó el “socialismo democrático” como ideología oficial, Así las cosas, Felipe González volvió
a ser elegido Secretario General y, de tal forma, este “moderado” transformista político profesional
acabó definitivamente su obra de transformar
el alma política de su “amigo” e inconfesable súbdito, Alfonso Guerra,
quien merced a su claudicación ideológica el 10 de diciembre de 1982 fue premiado,
nombrándole para ocupar la importante plaza política bien remunerada, de vicepresidente
del gobierno, en una sociedad donde:
<<Los moderados eran
intelectuales “condensados”, ya naturalmente por la organicidad de sus relaciones
con las clases de las que constituían la expresión (en toda una serie de ellos
se realizaba la identidad de representado y representante, de expresado y
expresivo, o sea los intelectuales moderados eran una vanguardia real, orgánica
de las clases altas, porque ellos mismos pertenecían orgánicamente a las clases
altas: eran intelectuales y organizadores
políticos, al mismo tiempo que dirigentes de empresas, grandes propietarios-administradores
de fincas, empresarios comerciales e industriales, etcétera). Dada esta “condensación”
o concentración orgánica
[del poder político institucionalizado],
los moderados ejercían una poderosa atracción, de forma “espontánea”, sobre
toda la masa de intelectuales existentes en el país en estado “difuso”, “molecular”
[personal o individual], por las
necesidades, aunque sea de forma elemental satisfechas, de la instrucción
pública y la administración [como parte constitutiva esencial de dicho
transformismo] >> (A. Gramsci:
Op. Cit. Cuaderno 1. Ed. cit. Pp.107. Lo entre corchetes nuestro).
Así, este poder
ideológico transformista
no se limitó a encarnarse políticamente en determinados individuos, sino que
acabó instituyéndose bajo la forma de un corrupto contubernio,
entre representantes empresariales
del interés privado en la sociedad civil y representantes
políticos del interés público en las instituciones estatales. Donde
el trato de favor de las empresas hacia determinados altos funcionarios públicos,
fue y sigue siendo correspondido por el trato de favor íntimo y secreto de
tales funcionarios públicos en activo, hacia esas empresas privadas. Un compadreo personal e institucional en toda
regla, entre la sociedad civil capitalista y su correspondiente Estado nacional
en todo el Mundo. Un proceso que durante las fases económicas expansivas de
cada ciclo, por ejemplo, en España, se gestó y desarrolló durante los últimos
quince años del franquismo, prolongándose hasta hoy desde la transición política
a la “democracia”:
<<Érase una vez un
país (España), donde el setenta y siete por ciento de los
ministros eran a su vez empresarios, hasta el punto de que sesenta y cuatro de
esos ministros con cartera, ocuparon —entre 1961 y 1974— un total de 326
puestos en consejos de administración de compañías privadas, y algunos de
ellos, incluso, tenían intereses en empresas sobre la que su decisiones
ministeriales repercutía indirectamente en los dividendos. El mundo empresarial
y el político se entremezclaban, e intercambiaban sus ejecutivos como piezas de
ajedrez que entraban y salían hasta formar en la práctica un todo. Ah la
dictadura. En aquél país organizado a partir de un viejo caciquismo secular, doscientas familias mandaban en el mundo
financiero político y empresarial. Los banqueros y los grandes empresarios
“elegían” ministros que, al ser destituidos, regresaban al banco o a la
empresa, como si hubieran incursionado en la política en comisión de servicios.…>>.
(Mariano Sánchez Soler: “Negocios
privados con dinero público. El vademécum de la corrupción política en España”.
Ed. Leer-e/2010).
Fue ésta una
situación que se prolongó sine die y transformismo de la ex militancia
radicalizada del PSOE, no hizo más que afianzarse. Entre 1977 y el Congreso
Extraordinario de 1981, la Secretaría de Administración del PSOE estuvo a cargo
de Carmen García Bloise, socialista educada en el exilio y acostumbrada a
contabilidades demasiado domésticas, para un partido que había obtenido 118
diputados en las primeras elecciones democráticas después del franquismo…:
<<En mayo de 1979,
el XXVIII Congreso del PSOE supuso un cambio en las necesidades financieras del
partido, que ya giraba en torno a la figura personal de Felipe González, e
inauguraba lo que muchos han denominado “el Felipismo”. Allí el mallorquín Emilio Alonso Sarmiento fue el encargado de articular un sistema de empresas, un holding que constituyera el soporte
financiero del PSOE. ¿Y quién era realmente ese hombre? El periodista Fernando Barciela
en su libro: “La otra historia del PSOE” (Emiliano
Escolar Editor. Madrid, 1981), diseña este retrato del personaje: “Alonso es
calvo y Mallorquín. Está casado pero parece que es soltero. Salta a la vista que
es un magnate. No importa que se encuentre de vacaciones
o en sus negocios. Salta a la vista que proviene de cuna empresarial cuando nos
encontramos con su alta figura llena de autoridad, y ese estilo Chicago años
treinta, ese traje de rayas, tan parecido a los de Fraga Iribarne. Durante
años, Alonso dirigió las empresas de su familia y algunas otras que su esposa
aportó al clan, Fabricas de zapatos que llegaron a tener más de quinientos obreros; fábricas de curtidos, zapaterías y la más importante empresa
de exportación de calzado en España. Cuando Alonso empezó a significarse en la
Islas Baleares, en los ambientes ciudadanos de Palma, como dirigente
socialista, cambió su trabajo en las
empresas por la tareas del Partido, y dejó los asuntos de negocios en manos de
parientes cercanos.
Emilio Alonso era ya secretario general de la Federación socialista
de Las Illes (Islas
Baleares), cuando en el transcurso del XXVIII
Congreso Alfonso Guerra, apodado “el Señor de las Listas”, le pidió que se hiciera cargo de la Secretaría
de Administración. El ambiente era tenso y Felipe González amenazaba con
dimitir si el partido no renunciaba al marxismo. Guerra trataba de evitar la
crisis y andaba repartiendo cargos. Nadie quería hacerse con la Secretaría de
Administración y el Vicesecretario se la ofreció a Félix Pons, un demócrata-cristiano cercano a Gregorio Peces Barba. “No hombre, yo no soy el más
indicado para ese cargo —le dijo Pons—. Ahí tienes a Emilio Alonso que es
empresario y está acostumbrado a esas cosas de negocios, contabilidades y
dineros. Emilio Alonso dijo sí a Guerra.
“Con vosotros iré donde haga falta”, le aseguró. Meses más tarde, cuando se
reunió el Congreso extraordinario tras la dimisión de González, Alfonso Guerra
se acercó de nuevo al mallorquín y le dijo: “Mira Emilio, antes nadie quería
venir con nosotros porque se sabía que íbamos a perder. Ahora quieren todos.
Pero tú has estado a nuestro lado en el peor momento, así que te renuevo el
ofrecimiento de la Secretaría de Administración. Así lo relata Barciela: “Con
la entrada de Alonso se puso término al reinado de Carmen García Bloise en los
temas de dinero. (Op.
Cit. Ed. “Foca-Akal/2003 Pp.
Mientras
tanto, el tráfico del dinero y su encubierta conversión de público en privado
siguió su curso, y el contubernio entre políticos y empresarios les permitió medrar
a expensas de las mayorías sociales. Por ejemplo, lo que ha venido sucediendo
en España últimamente, respecto del desorbitado aumento de precios en el
servicio eléctrico, oculto bajo un intrincado lenguaje técnico de difícil
comprensión, acordado por los tres grupos oligopólicos en ese mercado
energético, consentido por los gobiernos que se han venido sucediendo unos a
otros. O sea, los votos que alternativamente vinieron aupando a políticos del PSOE
y del PP hasta la cúspide del poder estatal, sirvieron para que estos
oportunistas políticos hicieran pingües negocios con los empresarios.
Pero
las crisis económicas permiten sacar a la luz pública lo que durante las fases
cíclicas expansivas permanecía encubierto. Y en la deriva de este proceso cabe
destacar el obligado discurso del reciente y flamante Secretario general electo,
Pedro Sánchez Pérez-Castejón, reiterando su prometedora “democracia radical”
durante la campaña en las elecciones primarias del PSOE, que pasó también por
exigir la renuncia de los 110 diputados y 71 senadores del Partido, al privilegio
del “aforamiento” judicial, pues frente al destape de la corrupción
generalizada declaró que, si era elegido Secretario general, no le iba a “temblar la mano en echar a todos los
corruptos del PSOE”. La lista de los ex políticos socialistas que
tendrían que abandonar el PSOE alcanza a 21 políticos y son los siguientes:
Felipe González
Frente al casi unánime rechazo
ciudadano a las “puertas giratorias” de la política —que le había venido
señalando—, prometió dejar su cargo en Gas
Natural Endesa porque
según dijo “es muy aburrido“. Sin
embargo, fue otro de sus célebres “requiebros” dialécticos: no llegó a consumar
su prometida dimisión en la última asamblea de la empresa energética, por lo
que el antiguo abogado laboralista sigue allí ejerciendo como “experto
en energía”. De joven ya hizo lo mismo: llegó a anunciar que defendería a Nazario Aguado del Partido del Trabajo de España, y años después prometió hacerlo
también con Barrionuevo y Vera (GAL) pero no llegó a ejercer sus defensas ante un tribunal. En
el caso de la empresa española de gas, poderosas razones retrasan su abandono
del cargo, si es que finalmente se consuma de motu propio o por sugerencia de
Pedro Sánchez: Felipe González, además de su sueldo público vitalicio,
ha cobrado más de 421.000 euros por asistir a 40 reuniones a lo largo de
algo más de tres años, a razón de 126.500 euros anuales, una cantidad
que, tarde o temprano, tendrá que devolver.
Narcís Serra
Ex vicepresidente y ministro de Defensa fue socio de Miquel Roca (CIU) y antes de ejercer ambos como monárquicos ya en el franquismo, defendían los intereses de los grandes propietarios que pretendía urbanizar salvajemente los terrenos costeros de la capital, frente a la propuesta de la Escola D' Arquitectura de Barcelona. Fue el ministro que cambió el célebre slogan "OTAN de entrada no" al más práctico y funcional "OTAN de salida tampoco". Dimitió por el escándalo de las escuchas del CESID cuando se descubrió que espiaba a dirigentes políticos de partidos rivales y amigos, incluido Juan Carlos de Borbón. En cuanto dejó su acta de di`putado, comenzó una carrera fulgurante como banquero y consejero: en 2005 fue nombrado presidente del banco "Caisxa Catalunya". Y antes de la fusión con las cajas de Manresa y Tarragona, se subió el sueldo, a pesar de encontrarse en quiebra esa institución crediticia que presidía, teniendo que ser rescatada con una abultada cifra de dinero público. Serra se incorporó a los consejos de administración de las empresa "Gas natural", "Applus" y "Telefónica", además de estar presente en los consejos de administración de tres filiales: "Telefónica Internacional", "Telefónica Chile" y "Telecomunicaciones de Sao Paulo" y ser vicepresidente de "Volja Plus". Serra recibía al año 470.000 Euros y el tripartito del todavía senador Josep Montilla, conocido en Madrid como "Pepe" (PSOE, IU, ERC) aprobó en 2008 un decreto que permitía al ex-vicepresidente estar presente en hasta ocho consejos de administración remunerados, una conducta prohibida hasta ese momento en sus años de director de la intervenida Caixa Catanunya. Se conocen los sueldos que tendrá que devolver: 236.808 Euros cobrados en 2007; 260.440 en 2008; 260.380 en 2009 y 246.393 en 2010. El periodista Félix Martínez ha estimado en 1,2 millones de Euros la cantidad succionada del erario público. En setiembre de 2013 la Fiscalía anticorrupción de Barcelona denunció y pidió su imputación junto a la del ex-director general Adolf Todó Actualmente imparte clases de "seguridad internacional" en el Institut Barcelona d'Estudis Internacionals (IBEI) del cual es también presidente.
Manuel Marín González
Ex-presidente del Congreso de los Diputados (2004-2008).
Es presidente de la Fundación Iberdrola. Pedro Solbes Mira: ministro
de Agricultura, de Economía y vicepresidente del Gobierno entre 2004 y 2009.
Consejero de “Enel”, mayor operador eléctrico de Italia (compañía propietaria de
Endesa) desde abril de 2011.
Elena Salgado Méndez
Ex-ministra de Sanidad, de Economía y Hacienda y vicepresidenta
entre 2004 y 2011. Consejera de la empresa “Chilectra”, filial de “Enersis”
que, a su vez, es filial de “Endesa”.
Nicolás Redondo
Terreros
Un caso habitual en el PSOE: hijo y nieto de
intachables e históricos dirigentes socialistas, se afilió a las Juventudes y
desde ese momento ocupó escaños, coches oficiales y cargos públicos. Aunque es
licenciado en Derecho, nunca ha trabajado pero tras dejar la política ha sido
consejero de la empresa “Fomento de
Construcciones y Contratas” (FCC) y antes había sido consejero de “Cementos Alfa”, aunque en su currículum
no figuran conocimientos sobre obra pública o cemento, lo que hace intuir que
sus “valores” personales son otros.
José Borrell
El
ex ministro de Obras Públicas y paladín de la honradez y la moral en el PSOE
(dimitió por los chanchullos fiscales de uno de sus colaboradores). Se ha
revelado en su jubilación como experto en “puertas giratorias”: además de
propietario de una pensión pública mediante SICAV en
Luxemburgo, que defiende ardorosamente, es consejero de “Abengoa”, empresa que obviamente contrata obra pública. Se
jubiló en la universidad, donde era catedrático, cuando se enteró que debía
impartir 6 horas semanales de clase, circunstancia que ahora afecta a Rubalcaba, quien
no puede jubilarse anticipadamente y le causa terror volver a las aulas sin
escolta, según fuentes universitarias, para lo cual ha pedido un cargo
administrativo en la Universidad Complutense, o que le computen sus años de
cargo político como méritos “académicos” y así poder pasar la ANECA, trampa que ha
sonrojado a las autoridades universitarias.
Guillermo de la
Dehesa
El
caso del ex secretario de Estado de Economía es de una “puerta giratoria” de
libro: pasó de funcionario técnico comercial y economista del Estado a alto
cargo político y en cuanto lo abandonó (1988), se hizo rico. En esa fecha,
inicia su trayectoria en el sector privado regulado estatalmente, trabajando
como consejero delegado del Banco Pastor (Banca) y presidente de Gas Madrid (Energía) y consejero
de Ibersuizas (Capital Riesgo), Unión Fenosa (Energía) y Telepizza
(Alimentación). Hoy es asesor internacional de Goldman Sachs (Banca), consejero
del Banco Santander y consejero de Amadeus IT Holdings (Tecnología y
Transporte). Colaborador de El País (Grupo Prisa), extiende su actividad
comercial en organismos públicos o participados desde la presidencia del
Patronato del Museo Reina Sofía, Patronato del Museo del Prado y del Círculo de
Bellas Artes.
Luis Atienza
El
ex ministro de Agricultura y ex secretario general de Energía se hizo rico tras
dejar la política: de modesto profesor de Económicas en Deusto pasó a miembro
de los Consejos de Administración del Instituto Nacional de Hidrocarburos
(INH), de la Corporación Logística de Hidrocarburos (CLH) y del Ente Vasco de
la Energía (EVE). Además fue Presidente del Instituto para la Diversificación y
Ahorro de Energía (IDAE), del Instituto Tecnológico Geominero de España y del
Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas
(CIEMAT). Desde 1996 hasta 2004 ha trabajado como consultor en asuntos
energéticos y ha sido presidente de la Fundación Doñana 21. Fue Presidente de
Red Eléctrica de España (REE) y desde 2007 es consejero de Redes Eléctricas
Nacionais (REN).
Ángeles Amador
Ex-ministra
de Sanidad y secretaria técnica del Ministerio de Obras Públicas y
Urbanismo, y subsecretaria del Ministerio de Sanidad nombrada por José Antonio Griñán, quien es miembro del Consejo de Administración
de Red Eléctrica de España.
Luis Carlos
Croissier
Ex ministro de Industria y ex presidente de la
Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), este modesto profesor de
Economía y funcionario, antes de ocupar cargos políticos logró hacerse miembro
de varios consejos de administración de empresas cotizadas: Adolfo Domínguez, Jazztel, Testa y Repsol.
Braulio Medel
Vice-consejero de Economía y Hacienda de la Junta
de Andalucía, se hizo banquero de la noche a la mañana: sus compañeros de
partido lo auparon a la presidencia de Unicaja, entidad financiera que cuenta
con el 1,5% del capital de Iberdrola. También
es presidente del Consejo Consultivo de Iberdrola en Andalucía desde su
creación. Y es que en lugar de regresar a su plácida y bien remunerada cátedra,
Medel prefirió hacerse millonario más rápidamente con sus consejos de
administración: Ahorro Corporación (donde
dimitió con polémica) Iberdrola, Acerinox, todas sociedades cotizadas. Medel es también
consejero de Caser.
Javier de Paz
Ex líder de las Juventudes Socialistas. Este diplomado en Información y
Publicidad, con estudios de Derecho (eufemismo con el que los políticos ocultan
que no terminaron la carrera), es consejero de Telefónica, y
además se sienta en el órgano de dirección de Telefónica Argentina SA y
Telefónica Brasil SA. Donde ya no está es en Telefónica Internacional,
empresa de la que fue cesado junto a Iñaki Urdargarin. También era
miembro del Consejo de Administración de “Atento”, el “call center”
de Telefónica, donde De Paz recibió cada año 395.000 euros de salario
fijo más otros 120.000 de sueldo variable, según el folleto de su frustrada
salida a bolsa. Un dinero que le será complicado devolver, ya que lo gastó a
manos llenas: fue muy comentado en la “prensa rosa” de Madrid la “puesta de
largo” de su hija cuando cumplió 18 años, acto social que rompió un tabú,
ya que hasta entonces estaba reservado a la muy alta burguesía, aristocracia y
realeza de la Villa y Corte.
Manuel Amigo
Licenciado en Derecho y funcionario de Educación
en la Junta de Extremadura, su meteórico reciclaje al ámbito empresarial
sorprendió a propios y extraños: de consejero de Presidencia y de Economía pasó
a la actividad privada como presidente de la Corporación Empresarial de
Extremadura, participada desde el sector público, cargo que no tenía sueldo
pero que él inauguró declarándolo “secreto”. Después le hicieron consejero
de Iberdrola Renovables gracias a la mediación de Íñigo de Oriol e Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, junto con el apoyo de
los ex-presidentes Rodríguez Ibarra (del que fue
secretario) y Fernández Vara.
Arantxa
Mendizábal
Diputada durante ¡6 legislaturas! (la limitación
a 2 mandatos que impera en la mayor parte del resto del mundo avanzado se
toma a risa entre los miembros de la casta española) ha tenido además premio:
en lugar de regresar a su cátedra en el País Vasco, fue nombrada consejera
de Red Eléctrica Española a
instancias de su compañero de partido, Luis Atienza. Cuando dejó el escaño,
su lugar lo ocupó Begoña Gil, concejala del Ayuntamiento de Bilbao
y, además, esposa de Patxi López, líder de los socialistas vascos.
Casualidades del destino.
Ramón Pérez Simarro
Socio de Carlos Solchaga y Claudio Aranzadi,
este ex-director general y ex-secretario de Estado de Energía es ahora consejero
de Enagás.
Fabrizio Hernández Pampaloni
Secretario de Estado de Energía con Zapatero.
Llegó a la Administración desde la consultora especializada en energía Nera Consulting. La abogacía del Estado llegó a recurrir un
informe elaborado por la consultora en la que trabajó. Y es que Hernández
Pampaloni ha estado vinculado a varias empresas eléctricas y fue designado
perito de Nuclenor (participada al 50% por Iberdrola y 50% Endesa),
compañía propietaria de la central nuclear de Garoña, en el pleito planteado
ante la Audiencia Nacional por esta empresa contra el Ministerio de Industria
en relación con la Orden Ministerial que ordenaba el cierre definitivo de esta
central en el 2013.
Javier Gómez Navarro
Ministro de Comercio y Turismo. Presidente del Consejo
Superior de Cámaras de Comercio, presidente de la empresa Aldeasa,
consejero de Iberia y patrono del Teatro Real tras dejar la política. En su currículum figura
que “estudió Ingeniería Química Industrial”, pero no constan títulos ni doctorados,
solo su pasado como editor de revistas y libros. Tras dejar la política, Gómez-Navarro
se hizo presidente y consejero delegado de MBD Gestión y Desarrollo de Negocios,
consultora especializada en operaciones corporativas y asesoría estratégica.
Según su propia web, la agencia cuenta con clientes como Aena o Aldeasa, además
de otras empresas relacionadas con los sectores turístico, financiero o inmobiliario,
justamente los sectores en los que trabajó como alto cargo público. De hecho,
fue nombrado presidente director de Viajes Marsans S.A. tras ser adjudicada
por el Consejo de Ministros a la empresa privada Trapsatur, que confirmó a
Gómez-Navarro como presidente y director general, cargo que ocupó hasta que
fue nombrado secretario de Estado para el Deporte en 1987. Denunciado por
la quiebra de la empresa turística Quail Travel Group, Javier Gómez-Navarro,
percibía medio millón de euros anuales en Aldeasa. En los otros consejos de administración sus sueldos
eran: Iberia (110.000 euros), Isolux Corsán (60.000) y Técnicas reunidas (79.200).
Dice que ya no está afiliado al PSOE y que solo es “simpatizante”.
José Barreiro
Seoane
Según el periodista Santiago Hernández, este
ingeniero agrónomo y funcionario del Ministerio de Agricultura fue nombrado
miembro del Consejo de Administración y de la comisión ejecutiva de Ebro Puleva, la
primer empresa alimentaria española. Barreiro entró “impulsado” desde Agricultura,
ministerio del que fue secretario general en las etapas de Pedro Solbes y
Luis Atienza como ministros.
Miguel Boyer
El ministro de Economía que expropió Rumasa al
empresario Ruiz Mateos, dejó la política y emprendió una nueva vida como
millonario: se casó con Isabel Preysler, de profesión “portadista” de la prensa
rosa, y desempeñó cargos directivos en distintas empresas: presidente del Banco Exterior de España en 1985, presidente de Cartera Central y vicepresidente de FCC Construcción, del Grupo Fomento y Construcciones y Contratas (FCC). En 1999 fue nombrado presidente de la Compañía Logística de Hidrocarburos CLH,
S.A. Un ictus cerebral
frenó su imparable carrera como directivo.
Joan
Majó
Ex-ministro de Industria. Consejero de Endesa
desde septiembre de 2011, fue el primer caso de incompatibilidad que saltó a la
luz pública. Durante seis meses combinó su pertenencia al Grupo Parlamentario
Socialista en el Congreso de los Diputados, con la presidencia de la empresa Hispano-Olivetti y con un puesto en el
consejo de administración de la firma CESEL SA. Joan Majó ocultó estos lucrativos empleos a la
comisión parlamentaria, en una flagrante violación de la ley electoral. El
escándalo que provocó la publicación de estos hechos por el semanario “El Globo”, obligó al ex ministro
socialista a optar entre su doble condición de político y empresario, dimitiendo
como diputado en el Parlamento.
Fuente: http://www.espiaenelcongreso.com/
Gran parte de estos sujetos mencionados aquí —si no todos
ellos— hoy día son los “críticos” del PSOE que finalmente lograron sacudirse a
su molesto Secretario General, Pedro Sánchez-Castejón. Lo mismo que hubiera
hecho Felipe González Márquez con Alfonso Guerra en las ya mencionadas
circunstancias históricas, de no haberse éste dejado “transformar” como así procedió
tan interesada como disciplinadamente,
renegando para siempre del marxismo. Fue éste el primer paso que la ideología
del PSOE dio en dirección hacia su propio transformismo. El trayecto posterior
de su línea política se explica por la deriva de la socialdemocracia hacia el
ultra-liberalismo en los principales países de la cadena imperialista, Una
tendencia ahora mismo encarnada en los “barones” ex dirigentes del partido a
cargo de gobiernos anteriores, hoy en pugna por el poder con las nuevas
generaciones todavía influenciadas por la socialdemocracia tradicional.
Pero
ahora mismo la presente crisis económica
póstuma o terminal del capitalismo —prevista certeramente por Marx en
1857—, tiende consecuentemente a llevarse por delante a las superestructuras políticas de sus respectivos países. Y
por lo visto España no parece ser una excepción a juzgar por lo que afecta en
estos momentos, a las dos grandes formaciones políticas que se han venido
alternando en el ejercicio del gobierno de este país, una vez superada la etapa
del totalitarismo franquista: El Partido popular podrido hasta los tuétanos por
la insuperable corrupción generalizada en sus filas; y en cuanto al PSOE, es una
formación política en su origen de base social asalariada y dirección
pequeñoburguesa, que como hemos visto más arriba abrevó en la socialdemocracia
tradicional hasta cierto punto influenciada por el marxismo. Pero que desde su
transición a la democracia representativa, acabó por asimilarse al liberalismo burgués más puro y
duro, disfrazado de “socialista”. Un partido político también infectado de
corrupción, víctima de la presente recesión económica que se prolonga, y cuyas
consecuencias sin perspectivas ciertas de superación, sino bien al contrario,
han radicalizado a la vanguardia de la clase asalariada, dando pábulo últimamente
a la formación de nuevos partidos políticos pequeñoburgueses oportunistas coaligados
a su izquierda, que les han venido quitando al PSOE millones de voluntades electoralmente
manifiestas, relegando así su categoría de representantes políticos dominantes,
del segundo al tercer puesto en el escalafón de influencias ideológicas
políticamente transformistas,
preservativas del sistema.
Y
en lo que respecta a los ciudadanos de a pie, dos son las opciones políticas
que pueden adoptar en el futuro. La más simple y cómoda pero de consecuencias sociales
cada vez más dolorosas e instructivas, sin duda es seguir participando en las instituciones políticas del Estado,
votando periódicamente a unos candidatos que se ofrecen a representarles, prometiendo
satisfacer sus intereses personales durante cada “fiesta de la democracia”, tal
como así se les ha dado en llamar a los comicios en no pocos países. Se trata
de electores sumisos y disciplinados a una Constitución, que consagra la propiedad privada sobre los medios de producción y de cambio.
En esencia, la misma constitución que los ciudadanos españoles gaditanos entusiastamente
proclamaron por primera vez, el 19 de marzo de 1812 al grito de ¡¡Viva la
Pepa!! Una expresión que, curiosamente, desde hace ya mucho suele usarse para
calificar cualquier comportamiento
irresponsable. Y si no que se lo pregunten al máximo y más genuino representante
político español de la gran burguesía en el actual Partido Popular, llamado
Mariano Rajoy Brey, si es que este taimado sujeto quiere por primera vez en su
vida, ser sincero consigo mismo. Y en lo que atañe a las formaciones políticas sedicentes
socialdemócratas de medio pelo —ya sean las tradicionales o las últimas
emergentes—, como colofón a este trabajo queremos reincidir una vez más en
apelar a Marx, cuando las definió magistralmente diciendo que:
<<El
pequeñoburgués en una sociedad avanzada y, como consecuencia necesaria de
su posición social (intermedia), por una parte se hace socialista y, por otra,
economista; es decir, se siente deslumbrado por la magnificencia (económica)
de la alta burguesía y simpatiza con
los dolores del pueblo. Es al propio tiempo burgués y pueblo. Se jacta en
el fuero interno de su conciencia, de ser imparcial, de haber encontrado el
justo equilibrio entre los dos extremos. Semejante pequeñoburgués diviniza
la contradicción, puesto que la contradicción
es el núcleo de su ser. Él no es sino la contradicción social en acción. Él
debe justificar en la teoría lo que es en la práctica>>. (Carta de Marx a Annenkov. 28/12/1846 en “Cartas
sobre ‘El capital’” Ed. Política. La Habana/1983 Pp. 36-37. Lo entre paréntesis
nuestro).
Si
como es cierto que desde los tiempos de Aristóteles la democracia siempre ha
sido entendida como el gobierno de las mayorías sociales, nosotros hemos
contribuido a demostrar brevemente aquí, que ese concepto en la más moderna
sociedad capitalista, ha sido convertido en un permanente negocio entre políticos y empresarios, a expensas
de la pobreza relativa cada vez más escandalosa de las mayorías sociales, que tiene su causa en la vigente propiedad
privada capitalista y es el resultado inevitable, de su íntima combinación
política con la tramposa democracia
representativa. ¿Queremos los explotados seguir perpetuando este sistema
de vida día que pasa más y más insoportable, tolerando el contubernio delincuencial de políticos y empresarios? Pues,
¡¡toma propiedad privada y “democracia”!!
[1] Las ideas y el pensamiento político
de Llopis tienen claras referencias al krausismo, al marxismo y a la
Institución Libre de Enseñanza. Se declaraba ferviente admirador de la República;
y no ocultaba, por otra parte, su simpatía por la masonería, llegando a ser
candidato a Gran Maestre (en la Logia Madrileña Ibérica número 7, que obedecía
a los ritos del Grande Oriente de España). En lo que se refiere al marxismo
“Llopis no se interesa (por él) únicamente como objeto de reflexión intelectual
relativa a su tiempo. Ya resulta perceptible que, para él, marxismo y
socialismo van de la mano. Unos años antes, mucho antes de aunar la filosofía
de Marx a su pensamiento socialista, él le asocia el concepto república.
Socialismo, república y marxismo forman, a mi juicio, la trilogía del
pensamiento de Llopis” (Vargas, 1999, p. 39)