Tercera Causa Contrarrestante

La tercera causa que contrarresta la Tendencia al descenso de la Tasa General de Ganancia, es el abaratamiento del capital constante, en el sentido de que con el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo, el valor de los medios de producción no aumenta en la misma proporción que su volumen físico, lo cual es verdad. Pero por esa misma razón su valor aumenta más de lo que desciende por efecto de la productividad.

Y, en efecto, la lógica determinada por la Ley de la acumulación, consiste, por un lado, en que, como acabamos de ver, según progresan las fuerzas productivas durante las sucesivas rotaciones del capital global, el plusvalor aumenta pero cada vez menos, cuanto más se acorta la parte de la jornada de labor —en la que los asalariados trabajan para sí mismos— todavía susceptible de ser convertida en plusvalor capitalizado, al tiempo que para efectivizar el progreso de la fuerza productiva, también debe aumentar la inversión en capital variable aunque relativamente menos, a fin de poner en movimiento un mayor volumen y variedad de medios de trabajo más eficaces, que permiten procesar una todavía mayor magnitud de valor por unidad de tiempo, contenida en el creciente volumen de materias primas. Todo ello a fin de capitalizar una mayor masa de plusvalor contenido en la riqueza creada.

<<…Y, como consecuencia de esta misma productividad creciente del trabajo, no cabe duda de que una parte del capital constante existente (capital fijo) se deprecia continuamente, ya que su valor no se rige por el tiempo de trabajo que originalmente ha costado, sino por el tiempo de trabajo con el que puede reproducirse, el cual decrece continuamente a medida que aumenta la productividad del trabajo. Por tanto, aunque su valor no aumenta en razón a su volumen, aumenta, sin embargo, puesto que su volumen crece más aprisa de lo que desciende su valor…>> (K. Marx: “Teorías sobre la Plusvalía” Op.cit. Cap. XV. B.3. Lo entre paréntesis nuestro)

¿Por qué el volumen y variedad de tales componentes del capital constante (fijo y circulante) aumentan históricamente en más proporción de lo que desciende el valor de cada unidad —y, por tanto el valor del conjunto— por efecto de la fuerza productiva del trabajo para producirlos? Porque, dado que el capital se acumula convirtiendo en plusvalor la parte de la jornada colectiva de labor correspondiente a los salarios, que no ha sido todavía capitalizada, cuanto más haya disminuido esta parte convertida ya en plusvalor, menos es lo que queda de ella por capitalizar. Mayor deberá ser, pues, la productividad del trabajo para capitalizar una porción cada vez menor de la jornada restante, y mayor el volumen y variedad del capital fijo empleado para conseguirlo, procesando un vlolúmen y valor todavía mayor en materias primas. Por tanto, el valor del capital constante aumenta más de lo que desciende por efecto de la productividad del trabajo aplicada sobre sus componentes (fijo y circulante).

Pero, además, dado el coste creciente que supone el constante progreso tecnológico incorporado al capital fijo, obliga a su funcionamiento continuado —el “perpetum mobile” del capital de que hablaba Marx— para evitar su desvalorización y consecuente retiro prematuros del mercado por obsolescencia técnica, antes de ser totalmente amortizado. Esta lógica conduce a un “sobreaumento” en la Composición Orgánica del Capital por un mayor empleo relativo de capital fijo tecnológicamente avanzado, que multiplica el procesamiento del capital circulante (materias primas), así como permite extender hasta el límite físico posible la jornada de labor colectiva, que abarque las 24 horas de cada día en varios turnos, al tiempo que intensifica también, al límite, los ritmos de explotación del trabajo vivo para una mayor producción de plusvalor contenido en cada producto por unidad de tiempo:

<<Por eso, en este aspecto, la compensación de la mengua en el número de obreros mediante el incremento en el grado de explotación del trabajo, encuentra ciertos límites insuperables; por lo tanto, puede ciertamente obstaculizar la baja de la tasa de ganancia pero no anularla. Por consiguiente, con el desarrollo del modo capitalista de producción disminuye la tasa de ganancia, mientras que su masa aumenta al aumentar la masa del capital empleado>>. K. Marx: El Capital” Libro III Cap. XV Aptdo. II. Subrayado nuestro)

El núcleo de la polémica con Rolando Astarita, estuvo en que él —siguiendo a Nobuo Okishio— sostiene, contra Marx, que el valor de la maquinaria empleada aumenta menos que la fuerza productiva desplegada con esa maquinaria. O sea, que el plusvalor aumenta siempre más de lo que se incrementa el valor del medio de trabajo con el que ese plusvalor se produce. Por tanto, la Tasa de Ganancia no puede descender si no es por un aumento de los salarios reales. Por esto es que Okishio plantea un esquema de acumulación en el que el capital fijo no existe. Nosotros por el contrario, siguiendo a Marx, hemos demostrado que semejante proposición es insostenible, porque supone desvincular o independizar la producción de plusvalor de la jornada de labor colectiva entera, que no puede sobrepasar las 24 Hs. diarias. Y dado que cada incremento del plustrabajo creador de plusvalor, se obtiene a expensas o en detrimento del tiempo de trabajo necesario durante la porción de la jornada de labor en que se venían produciendo los medios de vida del asalariado, ergo: cuanto más tiempo de trabajo necesario de la jornada de labor haya sido convertido en plustrabajo creador de plusvalor ya capitalizado, más formidable deberá ser el aumento de la fuerza productiva del trabajo para obtener un incremento de plusvalor que no puede sino ser cada vez más pequeño.

Dicho de otra forma, según hemos visto al comienzo de este trabajo, la tasa de plusvalor se obtiene dividiendo el plusvalor obtenido de un asalariado en una determinada rotación del capital, por el salario presupuestado para invertir en su fuerza de trabajo, que el capital compra y emplea durante ese mismo período. Dada la extensión de la jornada de labor que se supone constante, igualmente lo es el poder adquisitivo del salario, porque metodológicamente también se supone que la oferta y la demanda coinciden en los mismos valores y en todos los mercados, de modo que lo que varía en cada rotación —según el progreso de la fuerza productiva aplicado sobre el trabajo vivo de cada empleado durante cada jornada de labor—, es el plusvalor así como la plantilla de los empleados. Por tanto, la masa de plusvalor se obtiene multiplicando su tasa por el número de operarios empleados.

Pero como también se ha visto, la jornada de labor de extensión constante se divide en dos partes, cada una de las cuales varía con el progreso de la productividad del trabajo, achicándose progresivamente la parte en que los asalariados producen el equivalente a sus medios de vida, en la misma proporción que se agranda la parte que el capital acumula bajo la forma de plusvalor. Pero para garantizar el constante progreso de la productividad del trabajo, de cada incremento de plusvalor obtenido según se suceden las rotaciones del capital global, así acrecentado, una porción también creciente debe destinarse a la inversión adicional de capital constante en detrimento de la inversión en salarios, cuyo valor así aumenta relativamente cada vez menos. Ergo, aumenta la Composición Orgánica del Capital bastante más de lo que se incrementa el plusvalor.

Como resultado de todo este proceso, tanto la masa de plusvalor como su tasa aumentan históricamente, pero la masa cada vez menos, al tiempo que el capital constante (fijo y circulante) aumenta cada vez más. Por lo tanto, la tasa de Ganancia tiende necesariamente a descender.

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