De cada cual según su trabajo y a cada cual según su capacidad. ¿Por
qué?
Contestación
a la pregunta
A raíz de
esta consigna que nosotros venimos últimamente levantando en nuestro programa
político, para reiniciar la
tarea cada vez más necesaria y urgente de que la humanidad supere históricamente al capitalismo, el pasado 27 de
setiembre a las 21:28 hs., recibimos un correo de nuestro compañero argentino Juan
Íñigo Carrera, quien confundiendo involuntariamente las condiciones económicas que
permiten realizar las tareas de los explotados en la etapa post-capitalista, con las propias que corresponden a la
etapa de la conquista definitiva
del comunismo avanzado, nos remitió un correo donde hizo la siguiente
observación:
Estimados:
Me
permito sugerirles que, en el punto
03 de su texto titulado “¿Dejamos el
Planeta en manos de los capitalistas?”, se les ha deslizado un error que
puede poner en cuestión sus propuestas de acción. Según el texto: “05. De cada cual según su trabajo y a cada cual según su
capacidad”
De
ser así, un miembro de la sociedad comunista que aportara un enorme gasto de su
fuerza de trabajo pero que tuviera capacidades limitadas (habilidad, fuerza,
inteligencia) en comparación con los demás, debería recibir una porción menor
del producto del trabajo social. En cambio, alguien que trabajara poco pero
tuviera una gran capacidad (aunque la retaceara en la cantidad aplicada),
tendría derecho a una porción mayor de dicho producto. Puesta así, la consigna
pareciera proponer una sociedad donde la distribución del producto se basara en
una suerte de meritocracia hasta “natural”, ya que hay individuos más y menos
dotados de nacimiento.
Me
temo que se les ha deslizado aquí una confusión respecto del planteo realizado
por Marx en la “Crítica al Programa de Gotha”. En su crítica, Marx señala un
primer momento en la sociedad comunista, donde no existe ya el trabajo privado,
ni por lo tanto la producción de mercancías, pero donde rige aún la apropiación
basada en el “derecho igual,…el derecho burgués”, por el cual la apropiación
individual del producto puede resumirse (aunque la frase no se encuentra en el
texto de Marx, pese a que muchas veces se la repita como si estuviera). Marx
sigue el desarrollo afirmando que:
<<En una fase superior de la sociedad comunista,
cuando desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la
división del trabajo y, con ella, el contraste entre el trabajo intelectual y
el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la
primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos
sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno
los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse el
estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá escribir en sus
banderas: ¡De cada cual según sus capacidades; a cada cual según sus
necesidades!>> (Ver: Op.
cit. Pp. 17)
Espero
no equivocarme en suponer que ésta es la consigna que quisieron plantear.
Saludos:
Juan
Iñigo Carrera.
Habida
cuenta de que nuestra consigna es una propuesta de lucha para superar la actual
etapa postrera del capitalismo,
a fin de que la humanidad pueda dar el primer
paso en la próxima y futura
sociedad de transición al comunismo, donde la condiciones económicas heredadas impiden todavía que la
humanidad se proponga cualquier igualitarismo social, el 28 de setiembre a las
09.14 Hs., contestamos a Íñigo Carrera diciendo lo siguiente:
Señor Iñigo Carrera:
El
comunismo no es igualitarismo. Al emplear el término “capacidad” como baremo de
la retribución salarial, nos remitimos a la distinción que hace Marx entre trabajo
simple y trabajo complejo, como medida de la magnitud de valor creada por unidad
de tiempo empleado, según el mayor o menor rendimiento del esfuerzo
que hacen los distintos individuos para producirlo, en una sociedad
(post-capitalista) donde todos tienen las mismas oportunidades de desarrollar
sus capacidades personales:
<<El trabajo complejo no es más que el trabajo simple potenciado o, mejor dicho, multiplicado: por donde una pequeña
cantidad de trabajo complejo puede equivaler a una cantidad grande de trabajo
simple. Y la experiencia demuestra que esta reducción
de trabajo complejo a trabajo simple es un fenómeno que se da todos los días y
a todas horas. Por muy complejo que sea el trabajo a que debe su existencia una
mercancía, el valor la equipara
enseguida al producto del trabajo simple, y como tal valor sólo representa,
por tanto, una determinada cantidad de trabajo simple>>. (K. Marx: “El Capital” Libro I Cap. I Aptdo. 2)
En este concepto no se incluyen los discapacitados
en distinto grado, a quienes en la sociedad de los productores libres
asociados, dentro de las propias limitaciones de cada cual, se les
garantiza una vida en plenitud cueste lo que cueste.
Un saludo: GPM.
El día 30
de setiembre a las 19:00 hs. Juan Íñigo Carrera escribió:
Agradezco su respuesta que deja palmariamente en
claro, que entre el “De cada cual según su capacidad, a cada cual según su
necesidad” —planteado por Marx—, y el “De cada cual su trabajo, a cada cual
según su capacidad —postulado por el gpm—, no media un error de transcripción
sino una concepción radicalmente distinta, en cuanto a las bases sobre las que
se asentará el aporte de cada uno a la producción social y la participación de
cada uno en la distribución de esa producción, en la plenitud de la sociedad
comunista (notablemente, la capacidad deja de ser la base del aporte para pasar a ser la
base de la distribución)
En cuanto al trabajo complejo, vienen al
caso las siguientes cuestiones: Lo que lo diferencia del trabajo simple, es que
tiene sumado el tiempo en que el que lo realiza gastó su fuerza de trabajo, no
para producir un valor de uso exterior a su persona, sino para producir su
propia fuerza de trabajo como una con atributos productivos específicos que solo
se pueden desarrollar con la mediación del trabajo aplicado a formarse. Por
eso, en cuanto el trabajo de formación se ha realizado de manera privada e
independiente, y la fuerza de trabajo se aplica de igual manera y en
condiciones normales, a producir un valor social, la suma de ambos trabajos
constituye el trabajo complejo que se representa como el valor de la mercancía
en cuestión.
Ahora bien, cuando se plantea una
sociedad comunista, que presupone el desarrollo de “capacidades universales”
(Marx Grundrisse), y en la cual “haya desaparecido la subordinación
esclavizadora de los individuos a la división del trabajo y, con ella, el
contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual (Marx: “Crítica al
Programa de Gotha”), no puede darse por sentada sin más la subsistencia entre
trabajo simple y complejo. Las que subsistirían serían las que subsistirían
serían las “desiguales aptitudes individuales… (y no
serían distintos individuos si no fuesen desiguales)” (Marx: Ibíd), con lo cual
la distribución basada en el “a cada cual según su capacidad” no haría sino
consagrar las desiguales aptitudes con las que cada individuo se encuentra
dotado.
Más aún, ustedes agregan que "En este
concepto no se incluyen los *discapacitados*
en distinto grado, a quienes en la sociedad de los *productores libres
asociados*, dentro de las propias limitaciones de cada cual, se les garantiza
una vida en plenitud cueste lo que cueste." Esta afirmación presupone el
establecimiento de un rasero de "normalidad" que define quién es un *discapacitado* y cuál es su grado.
Este criterio clasificatorio es propio de una sociedad en la que la relación
social general se impone como un ciego promedio, y toda singularidad es
reducida a un desvío respecto de la norma,
pero extraño a una sociedad de productores libres asociados. Y, después
de todo, si es una cuestión de grado, "dentro de las limitaciones de cada
cual", todos somos *discapacitados* en comparación con quien tiene más
aptitudes individuales, o sea, más capacidad, en uno u otro terreno. La
proclama del "a cada cual según su capacidad", para luego recurrir a
la "discapacidad" como única base para el "a cada cual según su
necesidad", se contrapone notablemente con el planteo de Marx sobre las
bases para el aporte al producto y para la participación en él por cada uno en
la sociedad comunista plena.
Saludos:
Juan Iñigo Carrera
El día 04 de octubre a las
14:08 el GPM escribió:
Juan:
Sí.
Cometimos un error de transcripción en nuestro mensaje anterior, al decirle a
Ud. que “comunismo no es lo mismo que igualitarismo”. Las prisas tampoco fueron
jamás buenas consejeras para nadie.
Debimos aclarar que comunismo no es lo mismo que igualitarismo en la etapa
actual del capitalismo, donde ni siquiera es posible aspirar al socialismo
revolucionario, como lo fue la Rusia bolchevique desde octubre de 1917 a
enero de 1924. Una realidad por la que, desde la muerte de Lenin, es necesario volver
a luchar hoy día. Y ésta es la circunstancia histórica que exige plantear
la consigna de “a cada cual según su trabajo y de cada cual según su
capacidad”.
¿Por
qué? Estamos en una etapa del proceso revolucionario, cuyas circunstancias
condicionantes impiden obviar el necesario y todavía pendiente proceso de transformación, que exige seguir
respetando la Ley del valor según la diferencia que hemos apuntado, entre
trabajo simple y trabajo complejo. Y así hemos procedido nosotros, en la
convicción de estar atravesando por circunstancias históricas superables pero
todavía vigentes. Tal como dejó planteado Marx el problema en su Prólogo a la
primera edición alemana de “El Capital”
en julio de 1867:
<<Aunque
una sociedad haya descubierto la ley natural que preside su propio movimiento —y el objetivo
último de esta obra es, en definitiva sacar
a la luz la ley económica que rige el movimiento de la sociedad moderna— no puede saltearse fases
naturales de desarrollo ni abolirlas por decreto. Pero puede abreviar y mitigar
los dolores del parto>>. (Texto de la Ed. Siglo XXI/1975 traducido
por Pedro Scaron)
Por eso es que no hemos aludido al pasaje que
Ud. ha mencionado de Marx, en su “Crítica
al Programa de Gotha” del Partido socialdemócrata alemán en 1870. Ha dicho
Ud.:
<<Me
temo que se les ha deslizado aquí una confusión respecto del planteo realizado
por Marx en la crítica al programa de Gotha. En su crítica, Marx señala un
primer momento en la sociedad comunista donde no existe ya el trabajo privado,
ni por lo tanto la producción de mercancías, pero donde rige aún la apropiación
basada en el "derecho igual,... el derecho burgués" por el cual la
apropiación individual del producto puede resumirse (aunque la frase no se
encuentra en el texto de Marx, pese a que muchas veces se la repita como si lo
estuviera) en "a cada cual según su trabajo". Y seguidamente Ud. trajo
a colación el mismo pasaje de la crítica de Marx ya citado, donde hace alusión al
desarrollo de la fuerza productiva en la sociedad comunista ya avanzada,
que permite “rebasar el estrecho horizonte del derecho desigual burgués”>>.
(Ver:
Op. cit. Pp. 17).
Cierto.
Pero es que antes de decir esto, Marx debió abordar la problemática desde una
perspectiva teórica que previó rigurosamente, y que el Partido Socialdemócrata
alemán en su Programa de Gotha omitió, al afirmar erróneamente que:
<<El trabajo es la fuente de toda riqueza y
de toda cultura, y como el trabajo útil sólo es posible dentro de la sociedad y
a través de ella, todos los miembros de la sociedad tienen igual derecho a
percibir el fruto íntegro del trabajo>> (Pp.
8. Subrayado nuestro)
En esa parte de sus “Glosas marginales al Partido Obrero
Alemán”, Marx explica por qué causa o condición, el derecho de cada
trabajador a percibir el producto íntegro de su trabajo es imposible:
no solo bajo el capitalismo, sino en la propia sociedad de transición al
comunismo. Porque si es cierto que la condición del trabajo de cada
individuo es la sociedad, no es menos cierto que a la sociedad solo se
la puede mantener con el trabajo de todos y cada uno de sus miembros. Y
esto supone que la consigna del derecho de cada cual a percibir el fruto
integro de su trabajo no es realmente posible, hasta que se haga
realidad eso de que “…corran los manantiales
de la riqueza colectiva”.
Mientras tanto, todos y cada uno de los trabajadores
libres asociados, deberán aportar al mantenimiento de la sociedad
como condición de poder seguir trabajando para subsistir. Incluyendo
naturalmente a los discapacitados. Marx comprende en este concepto a los
costos públicos en materia de salud, educación y discapacidad.
Y el caso es que esta necesidad
histórica condicionante, invalida esa consigna del “derecho al producto
íntegro del trabajo” de cada ciudadano, como una realidad presuntamente
alcanzable por la humanidad. Incluso habiendo roto ya el proletariado sus
vínculos con la sociedad capitalista. Por tanto, tal condición es más fuerte
hoy día, que ni siquiera estamos ante la perspectiva realmente posible, de empezar
a romper próximamente con la Ley capitalista del valor, tal como sucedió en
1917 tras el triunfo de la revolución rusa de febrero. En esa misma crítica al
Programa del Partido Socialdemócrata Alemán, Marx alude a esta primera fase de
la ruptura con el capitalismo diciendo:
<<De lo que aquí se trata no es de una sociedad comunista que se
ha desarrollado sobre su propia base, sino de una que acaba de salir precisamente
de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus
aspectos, en el económico, en el moral y en el intelectual, el sello de la
vieja sociedad de cuya entraña procede>>. (Pp.
15. El subrayado y lo entre paréntesis nuestro)
Por tanto, deberá pasar un tiempo de duración todavía
imprevisible —ya bien entrada la etapa del socialismo revolucionario—
antes de poder disfrutar tal reivindicación social propiamente comunista.
Está claro pues, para nosotros, que la única consigna de poder razonable
y realmente posible hoy día, no pase de ser la condicionada por
la distinción entre trabajo simple y trabajo complejo, donde la
sociedad post-capitalista permita recibir de cada cual según su trabajo,
para poder políticamente ofrecer a cada cual según su capacidad, al
mismo tiempo que atender a los gastos del Estado socialista.
Esto es así, porque aun cuando
en la sociedad post-capitalista la contradicción histórica entre proletariado y
burguesía fue superada, el derecho igual de los productores libres
asociados, no deja de seguir pasando por el filtro burgués. En realidad ese
derecho igual todavía no existe. Es un derecho proporcional al
rendimiento del trabajo de cada cual, donde no todos rinden lo mismo. Y al
respecto sigue diciendo Marx:
<<…unos individuos son superiores física o
intelectualmente a otros y rinden, pues, en el mismo tiempo, más trabajo, o
pueden trabajar más tiempo; y el trabajo para servir de medida tiene que determinarse
en cuanto a su duración o intensidad; de otro modo deja de ser una medida. Este
derecho igual es un derecho desigual para trabajo desigual. No reconoce
ninguna distinción de clase, porque aquí cada individuo no es más que un obrero
como los demás; pero reconoce, tácitamente, como otros tantos privilegios
naturales, las desiguales aptitudes de los individuos, y, por consiguiente, la
desigual capacidad de rendimiento. En el fondo es, por tanto, como todo
derecho, el derecho de la desigualdad. El derecho sólo puede consistir, por
su naturaleza, en la aplicación de una medida igual; pero los individuos
desiguales (y no serían distintos individuos si no fuesen desiguales) sólo
pueden medirse por la misma medida siempre y cuando que se les enfoque desde un
punto de vista igual, siempre y cuando que se les mire solamente en un aspecto determinado;
por ejemplo, en el caso concreto, sólo en cuanto obreros, y no se vea en
ellos ninguna otra cosa, es decir, se prescinda de todo lo demás. Prosigamos:
unos obreros están casados y otros no; unos tienen más hijos que otros, etc. A
igual trabajo y, por consiguiente, a igual participación en el fondo social de
consumo, unos obtienen de hecho más que otros, etc. Para evitar todos estos
inconvenientes, el derecho no tendría que ser igual, sino desigual>>. (Pp.
16. El subrayado y lo entre paréntesis nuestros)
Y Marx acaba su razonamiento diciendo:
<<Pero estos defectos son inevitables en la primera fase de la
sociedad comunista, tal y como brota de la sociedad capitalista después de un
largo y doloroso alumbramiento. El derecho no puede ser nunca superior a la
estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella
condicionado>>. (Pp.
17. Subrayado nuestro)
Recién aquí, en el párrafo siguiente a éste que acabamos de reproducir, es
donde Marx aborda la situación histórica sobre bases económicas superiores,
en las que ya se ha podido superar definitivamente el derecho
desigual burgués, dejando atrás el socialismo revolucionario para dar
a luz el derecho igual comunista.
Un saludo: GPM.
En
síntesis, que en la actual etapa del
capitalismo postrero decadente, plantearse la posibilidad de superar inmediatamente la ley
capitalista del valor, tal como así lo han dejado negro sobre blanco los
socialdemócratas alemanes en su programa de 1870, ha sido un error. Esto es, precisamente, lo que Marx vino a
corregir en sus “Glosas marginales….”,
advirtiendo que para hacer realidad la consigna
política igualitaria: “De cada
cual según su capacidad y a cada cual según su necesidad”, el proletariado
no sólo deberá emanciparse previamente del yugo capitalista, sino recorrer un período de desarrollo
progresivo de su fuerza de trabajo colectiva, ya emancipada, hasta
alcanzar las condiciones económicas suficientes,
que por fin permitan hacer históricamente
posible tal aspiración.
Mientras
tanto, seguirán inevitablemente prevaleciendo las secuelas
del derecho burgués, pero en la sociedad
socialista de transición al comunismo. Sin burguesía ni políticos
corruptos y bajo un gobierno de democracia
directa. Tal como nosotros lo reflejamos en la consigna socialista revolucionaria: “De cada cual según su trabajo y a cada
cual según su capacidad”.