El estrés
metabólico como causa del cáncer, no solo en el cuerpo humano
‹‹Sólo cuando “los de abajo” no
quieren ya lo viejo y “los
de arriba” no pueden sostenerlo al modo antiguo, sólo entonces puede
triunfar una revolución››. (V.I Lenin: “El izquierdismo, enfermedad
infantil del comunismo”)
01. Introducción
Hasta
hace una veintena de años, estaba muy arraigada la teoría de que las causas del
cáncer en general, radicaban en el perfil genético de cada paciente, es decir,
en la mutación y reproducción desordenada de oncogenes o
genes hereditarios anormales[1].
Actualmente se va imponiendo experimentalmente, la idea de que el cáncer es una
enfermedad epigenética, cuya causa puede concebirse como la exigencia adaptativa a la que se
ve sometido cada individuo según determinados comportamientos sociales a menudo
inducidos por la publicidad,
hábitos alimenticios, etc., que perturban la natural y sana función metabólica entre las moléculas y células
del organismo humano.[2]
Se ha
llegado así a la conclusión de que el cáncer no es tanto de origen causal oncogénico
como epigenético, o sea, que es el resultado de la interacción anómala estresante entre los genes y su medio ambiente al interior de
cada órgano, hasta el extremo de alterar
nocivamente su ciclo reproductivo. En tal sentido, cabe distinguir
entre la existencia de un estrés metabólico
normal —o saludable por estimulante— que hace al desarrollo equilibrado
de cada ser vivo, y un estrés anormal
o patológico. Este último conduce inevitablemente a un sinnúmero de noxas
y enfermedades —algunas graves y hasta mortales como es el caso del cáncer en los individuos— que
devienen catastróficas en la sociedad
capitalista, como es el caso de ese otro cáncer que se manifiesta durante las crisis económicas periódicas, como un exceso de
capital acumulado respecto de su ganancia declinante.
A propósito,
resumiremos aquí las conclusiones
a las que llegó Marx acerca del proceso
cancerígeno en el cuerpo social del capitalismo, partiendo
de dos premisas nada imaginarias sino
reales, perfectamente verificables a
simple vista:
1) que toda la ganancia
que puedan acumular los burgueses en este sistema económico de vida —a expensas
de sus productores directos, los asalariados—, solo es realmente posible a condición de que sea siempre mayor, respecto de lo que les cuesta producirla y,
2) que dicha ganancia creciente
se obtiene, aumentando
progresivamente la capacidad productiva
del trabajo —físico y psíquico— de los explotados, lo cual acorta el tiempo de cada jornada
de labor en que los asalariados reproducen el equivalente a su salario, alargando así el tiempo en que
producen plusvalor para sus patronos,
de modo tal que sus medios de vida obtenidos con remuneración contratada, disminuyen
en todo lo que la ganancia de los capitalistas aumenta.
Y el
caso es que la dificultad insalvable
para ese cometido en tanto
que es característico del
sistema, radica en que el incremento progresivo
de la productividad del trabajo solo consigue sus frutos, mediante el
componente agregado de estrés
que supone la exigencia de invertir cada
vez más capital en medios de
trabajo y materias primas respecto de la inversión en salarios. Y lo que demuestra
Marx a partir de este sencillo planteo sugerido por la directa observación atenta
de la realidad económica, es que el proceso consistente en metabolizar salario en plusvalor fracasa, dado que su costo aumenta más rápidamente que
su rendimiento, hasta dejar al
proceso sin sentido económico
de continuidad.
Lo que
sigue en este texto —exceptuando la mención al metabolismo celular en el cuerpo humano y su similitud con
el metabolismo económico en
el cuerpo social del sistema capitalista—, fue publicado en octubre de 1998. Aquí
solo hemos introducido algunas referencias para facilitar aun más su
comprensión.
[1] El llamado “gen” es la unidad de materia más simple contenida en la molécula de ADN, que contiene los factores característicos transmisores hereditarios de una generación de individuos a la siguiente.
[2] Epigenética. Del griego “epi” que significa “relativo
a”. En este caso al cáncer, una enfermedad adquirida que afecta a los genes
provocando la cariocinesis anormal o reproducción desordenada de las células en
distintos órganos. Esta expresión en modo alguno apunta a una determinada
causa.