MASACRE DEL 11M

Elementos para un juicio popular revolucionario al Estado “democrático” Español (3)

Introducción

El 11 de Marzo de 2004 —dos días antes de las elecciones generales celebradas el 14― a partir de las 7,30hs hicieron explosión casi simultánea en cuatro distintos trenes de la línea ferroviaria de cercanías, en Madrid, doce artefactos explosivos conteniendo 20Kg. de dinamita cada uno. Los atentados ocasionaron 192 víctimas mortales y 1.200 heridos de distinta gravedad y consideración.

Tras las primeras investigaciones de rigor, y una vez descartada la autoría de la organización nacionalista vasca radical, ETA y cualquiera otra, las autoridades de la Policía Nacional y de la Guardia Civil coincidieron en señalar:

1) que la dinamita había sido sustraída de uno de los ocho “cofres de seguridad” (cinco para el almacenamiento de dinamita y tres para detonadores) que se encuentran dentro de la jurisdicción de la Mina “Conchita”, propiedad de la empresa Caolines de Merillés, S.L., situada en la localidad asturiana de Belmonte de Miranda. Los informes de la Guardia Civil enviados al juez del caso en la Audiencia Nacional, Juan del Olmo, han revelado que estos cofres de seguridad —con una sola llave de acceso, sin vigilancia continua, situados en zonas aisladas donde nadie acude tras acabar la jornada laboral― son muy vulnerables a un posible robo. Dichos informes aclaran que el robo en la fábrica o en los depósitos intermedios, se considera algo casi imposible por las enormes medidas de seguridad dispuestas en torno a los búnkeres en los que se guardan los explosivos. Además, las llaves de la mayoría de ellos están en poder de la Guardia Civil, encargada de abrirlos. Los minipolvorines, en cambio, son como pequeñas cajas fuertes encastradas en las faldas montañosas próximas a las bocas de las minas que albergan, con una capacidad media de 50 kilos de dinamita cada uno o 500 detonadores.

Según el Juez, a esta conclusión se llegó a raíz del análisis de la dinamita contenida en tres sitios distintos, a saber: en una de las mochilas supuestamente utilizadas en el atentado que no llegó a explosionar; en unos restos de explosivo y detonadores encontrados a las 9,50 del 11M en la furgoneta Renault modelo “kangoo” estacionada sobre la calle de acceso a la estación de Alcalá de Henares; del explosivo —¡¿sin estallar!?— hallado en un piso de la localidad madrileña de Leganés, donde seis de los ejecutores de los atentados permanecían ocultos y, al ser sorprendidos por la policía —según la versión oficial— decidieron suicidarse haciendo volar el apartamento. Basado en los informes periciales de la policía y de la Guardia Civil, para el juez Del Olmo estaba claro que el explosivo utilizado en los atentados había sido proporcionado a sus autores materiales por la trama delictiva asturiana localizada en Avilés.

2) Que el acto de entrega de los explosivos a los autores de los atentados habría sido gerenciada por el ciudadano español José Emilio Suárez Trashorras, en connivencia con su cuñado, José Antonio Toro Castro y su novia, Carmen Toro Castro, con la colaboración necesaria del marroquí Rafá Soller. A todos ellos se les atribuye haber participado en la negociación y venta ilegal de los explosivos a la célula terrorista actuante el 11-M, a cambio de dinero y drogas. Se da la circunstancia de que todos estos sujetos eran —¿siguen siendo?— “confidentes” de la fuerzas de seguridad del Estado, sea de la Policía Nacional, como es el caso de Suárez Trashorras, José Antonio Toro Castro y Carmen Toro Castro, o de la Guardia Civil, como Rafá Zouhier.

3) Que hasta el momento de la ejecución de esa matanza, ni la Policía Nacional ni la Guardia Civil, sabían nada de sus preparativos, ni tampoco habían sido alertadas por sus respectivos confidentes acerca del trapicheo delictivo con explosivos, ni de la identidad e intenciones de los interesados en adquirirlos. Según consta en el auto del 18 de junio de 2004, el Juez del caso, Juan del Olmo, afirma que la investigación de los atentados del 11-M "en modo alguno" puede verse afectada por "la condición, supuesta o no" de confidentes de la Policía de dos de los detenidos (Rafá Zouhier y José Emilio Suárez Trashorras): <<En atención a lo que consta en las actuaciones, (dichos confidentes) en modo alguno transmitieron datos sobre los preparativos, intenciones o actuaciones que podrían estar realizando sus “conocidos” para la perpetración de acción alguna de carácter terrorista>> (Op. Cit.)

En ese mismo auto, el Juez Del Olmo sostiene que el comisario de Avilés —“controlador” de Suárez Trashorras— ha declarado que antes del 11-M no le informaron sobre la venta de los explosivos, y que Suárez Trashorras ha declarado que informó al comisario de que los marroquíes vendían droga, pero no de que estaban tratando de comprar explosivos. O sea, que el delincuente Suárez Trashorras podrá decir lo que quiera, que si un policía dice lo contrario, habrá que creerle al policía. Esto es algo que cualquier ciudadano medio suele tener muy claro, porque así se nos ha enseñado desde pequeños. Más aun tratándose de un Juez, que se gana la vida con ese tipo de “razones”. Pero el caso es que, a su condición de delincuente habitual, José Emilio Suárez Trashorras llevaba adherida su función de confidente policial. Y esto cambia mucho las cosas. Así se lo decía al periodista Fernando Múgica un “veterano policía” en abril de 2004:

<<El mundo de los choros [los pequeños delincuentes] no se mueve como dicen que lo ha hecho José Emilio. No dudo de que pueda ser capaz de vender dinamita por una cantidad razonable de droga o de dinero. Se acababa de casar y podría necesitar más dinero. Pero lo primero que habría hecho tras venderles el material habría sido acudir al policía con el que tuviera más confianza para contárselo. Él sabe que esa información es oro y que le van a deber así un gran favor. Ese tipo de personas no tiene cuajo suficiente para callarse sin saber qué van a hacer con ese material. Las cosas no funcionan así>>. (“Los agujeros negros del 11M”. En “El Mundo” 23/04/04) http://www.elmundo.es/elmundo/2004/04/19/enespecial/1082356558.html

Esto plantea dos interrogantes fundamentales

1)  ¿Qué es lo que explica esa aparente negligencia en materia de investigación y  “torpeza” operativa por parte de la Policía Nacional y la Guardia Civil, en un país tan reconocidamente amenazado por el terrorismo etarra, al que ―tras el papel jugado por España en la guerra de Irak aliándose con EE.UU.― debía preverse que se le sumaría la amenaza del terrorismo islamista?

2)  ¿Cómo encajar, en este caso, la lamentable actuación de unos cuerpos armados de seguridad pública, cuyo probado celo profesional y eficacia operativa les habían puesto a la altura de los mejores del mundo?

De ser cierto ―como dijo el presidente José Luis Rodríguez Zapatero ante la Comisión parlamentaria de investigación por el 11M― que todo fue obra del “terrorismo islamista”, ejecutada por no más de veinte individuos sin preparación alguna y al coste de un millón escaso de pesetas, entonces, a juzgar por los resultados de lo que se hizo y dejó de hacer en todo este asunto, la ya proverbial eficacia del Estado español ha quedado muy, pero que muy por debajo de sus impecables antecedentes en la lucha policial contra el delito y la inseguridad ciudadana; tanto, que hasta parece haber hecho de los profesionales de la seguridad a su servicio, una malísima caricatura de lo que en realidad han venido probando que son. Y a juzgar por las contradicciones de la versión oficial de esos hechos, se está demostrando que —para quienes saben cómo hacer las cosas de su especialidad—, es más difícil simular que se lo ha hecho mal, que hacerlo bien. Porque ¿cómo es posible creer que el Estado español haya sido burlado por una minúscula panda de delincuentes comunes de poca monta, ocasionalmente organizados nada más que para este acto?

Tal es el interrogante que hubiera debido orientar las investigaciones del señor Juez de la Audiencia Nacional en lugar de irse a indagar sobre un escenario parecido al que se montan ciertas aves que llaman la atención con sus cantos, precisamente donde no tienen puestos sus huevos o alimentan a sus crías. Pero ya se sabe que la división de poderes en que ―por desgracia creen todavía muchos asalariados y― descansa la supuesta independencia de los magistrados, sólo funciona a la hora de juzgar a quienes carecen de recursos y/o de influencias suficientes y seguras en la superestructura política del sistema; más aun en casos como este, donde esperar que un juez haga justicia según la verdad de los hechos y sin interferencias políticas de ninguna índole, es como pedir peras a un olmo, o como hablar de la soga en casa del ahorcado, la soga en que ahogaría su futuro como servidor del Estado el señor juez Juan del Olmo, de haber obrado con la independencia política profesional que se presume de cualquier representante del poder judicial. 

En realidad, los atentados del 11M forman parte del problema que el Estado español está tratando de resolver, y que, para ello, ha debido cargarse no sólo el tan mentado concepto de “seguridad ciudadana”, sino la supuesta independencia de los poderes, e incluso el mismísimo significado de la palabra “democracia”. Y mucho nos tememos que este desbarajuste pueda explicarse por la supuesta “descoordinación” entre los cuerpos represivos, aunque esto sea bien cierto por “razones” corporativas, lo cual da pie para que barbaridades como ésta —que tienen su causa en otros ámbitos— puedan ser todavía más factibles.

Según todos los indicios, el 11M ofrece una curiosa similitud con el 11S, como dos gotas que debieran estar rebasando el vaso de la paciencia popular para hacer tronar el escarmiento de su propia justicia. Pero como esta hipótesis sigue siendo sólo tardanza de lo que está por venir, el problema para las clases dominantes de este país, manifiestamente divididas desde la famosa reunión del triángulo de las Azores[1] , era y sigue siendo otro. No es casual que el atentado ocurriera a dos días vista de las elecciones generales, donde lo que se decidía tenía muy poco que ver con la solución a las crecientes dificultades que afrontan día que pasa las mayorías sociales. Porque en esa jornada electoral no estaban en juego las políticas siquiera moderadamente paliativas respecto del paro masivo o las leyes laborales vigentes que legitiman el despido libre, la creciente disminución del salario relativo, la más absoluta precariedad en el empleo, la inseguridad laboral y las más extremas condiciones de superexplotación en el trabajo; tampoco de esas políticas se podían esperar mejoras significativas en el servicio de la salud pública, la educación en sus distintos niveles o en el acceso a la vivienda.

En estos puntos ―aun cuando estuvieran presentes como promesas en los planteos electorales de las distintas formaciones políticas institucionalizadas― no hay ni puede haber diferencias significativas como para poder hablar de que, en realidad, las haya y puedan concretarse. Y no las puede haber, en primer lugar, porque la situación económica general del capitalismo a escala planetaria lo impide absolutamente. En segundo lugar, y como consecuencia de aquél hecho básico estructural, porque lo sustancial de la política en esas materias no es una cuestión de partidos; y no lo es porque todo lo que el sistema no permite, deja de ser una política de partidos en tanto “arte de lo posible”; porque, cuando una reivindicación de las clases subalternas es de imposible realización en aras del insultante fondo de consumo de los explotadores, toda pretensión de ir con ella más allá de la simple enumeración de derechos constitucionales o de promesas electorales no cumplidas, pasa a ser una cuestión de seguridad; pero no de la ciudadanía sino del Estado, dado que atenta contra la estabilidad política del sistema capitalista en su conjunto, es decir, del conjunto de la burguesía. Tal es la esencia de la “democracia” capitalista; y los asalariados que quieran seguirle dando vueltas a esta cuestión buscándole el lado bueno que les muestran los patrones, se engañan gratuita y miserablemente.

Si con los pies en la tierra descartamos que el 14M estuvieran en juego las soluciones a los acuciantes problemas que afectan a las mayorías sociales en España ¿qué es lo que quedaba para dirimir en esa confrontación electoral? Pues, poco más que las relaciones del Estado con la Iglesia y alguna que otra menudencia, ajena a las reales necesidades de las mayorías. ¿O no?

Pero en ese poco más que se jugaba en los comicios, había una cuestión de fundamental importancia para los intereses representados por esas fuerzas políticas en pugna dentro del Estado Español. Y esa diferencia era y sigue siendo la orientación de la política exterior y territorial española. Y nadie puede dudar que las elecciones decidieron efectivamente sobre estos puntos, esto es, si debía revisarse la política territorial del Estado español tal y como había quedado atada y bien atada en la constitución de 1978, y si España debía seguir privilegiando la relación con EE.UU y Gran Bretaña o pasaba a priorizar y apoyar el bloque burgués dominante en la UE representado por el eje franco-alemán.

Nosotros estamos entre los que piensan que los atentados del 11M en España, estuvieron determinados por este problema, por esta diferencia, por esta fractura expuesta del capital internacional a raíz de los sucesos del 11S; más concretamente, por una de las consecuencias inmediatas de su lógica: la intervención militar en Irak. Esta movida rompió el frágil equilibrio entre los grandes bloques de poder de la burguesía internacional que se había estado manteniendo ―cada vez más precariamente― desde la caída del “Muro de Berlín” y la inmediata debacle del sistema burocrático soviético mal llamado “comunista” o “socialista”, que ―tras la muerte de Lenin― abandonó por completo esa perspectiva social y política, para pasar a ser sólo un híbrido perverso en franca regresión histórica al capitalismo, como así se ha demostrado.  

Poniendo la lupa del análisis de clase sobre este punto de fractura en el espinazo de la política exterior y territorial de España —provocada por la disputa entre os dos grandes partidos de su aparato político institucional— entramos en el meollo de la política de andar por casa de la burguesía internacional proyectada al interior del Estado español; se trata de la “pequeña política”; de la que dirime las relaciones de poder entre fracciones de una misma clase dominante en el contexto socio-económico del mismo sistema de vida capitalista a escala nacional e internacional en situación de crisis económica general no superada, y en ausencia de una alternativa de Gran Política por parte de la clase estratégicamente enemiga de la burguesía: el proletariado, los asalariados, también a escala nacional y planetaria combinadas.

Y dado que nuestro trabajo en curso tiene por objeto explicar las causas y consecuencias de lo acontecido el 11 de marzo de 2004, acontecimiento que —como se ha visto hasta aquí— compromete a las llamadas “fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado” como organismo relativamente autónomo, esto exige que, previamente, nos pongamos de acuerdo sobre el origen, naturaleza y función política del Estado capitalista y de sus fuerzas armadas, en general y, particularmente del Estado español, en las presentes circunstancias.

[1]Reunión entre Bush, Blair y Aznar, donde se supone que acordaron la intervención bélica en Irak.

Origen causal y funciones del Estado

En términos generales, siguiendo a Marx y Engels, Lenin dice —porque sigue más vivo que nunca mal que pese a muchos— que el Estado —dentro de la línea de desarrollo típica de la sociedad Occidental— ha tenido su razón histórica de ser en el hecho de la propiedad privada que dividió a la sociedad humana en clases sociales antagónicas, explotadoras y explotadas; en clases económica y políticamente dominantes y dominadas históricamente irreconciliables. Así, la historia del Estado fue y sigue siendo la historia de la lucha más o menos manifiesta y cruenta entre amos y esclavos, señores y siervos, capitalistas y asalariados. Que los burgueses se empeñen en sostener lo contrario, es algo así como querer contener agua en el cuenco de las manos.

Esta es la idea fundamental del marxismo en punto a la cuestión del papel histórico y la significación del Estado. Según esta idea, el Estado es el producto directo y la manifestación inmediata del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase. El Estado surge en el sitio y el momento en que la sociedad se divide en clases; y actúa siempre en defensa de las clases dominantes, especialmente cuando las contradicciones con sus clases dominadas o subalternas no pueden resolverse conciliarse objetivamente[2] . Dicho en sentido inverso, la existencia del Estado demuestra que las contradicciones de clase son permanentes e irreconciliables. La prueba está en que el origen de las clases estuvo determinado por el hecho originario de la propiedad privada, y que el fundamento lógico e histórico[3] de las clases coincidió con el propio origen y fundamento del Estado como categoría político-institucional, en tanto salvaguarda de los intereses de las clases dominantes. Es precisamente sobre esta cuestión fundamental de la teoría política, que los ideólogos de la burguesía han concentrado su labor tergiversadora del materialismo histórico, falsificación que se ha instrumentado a instancias de dos categorías de agentes:

1)Los apologetas teóricos burgueses (filósofos, juristas, economistas, sociólogos, psicólogos, literatos, periodistas, etc.)

2)Los oportunistas políticos enquistados en el movimiento obrero

Los teóricos burgueses ―en especial los pequeñoburgueses― empujados por los hechos indiscutibles de la historia a reconocer que el Estado sólo existe allí donde las contradicciones entre las clases fundamentales de la sociedad (actualmente burguesía y proletariado) se tornan objetivamente irreconciliables, tratan de resistir y sobreponerse a esa evidencia empírica, intentando convencer que el Estado resulta ser el órgano de una presunta conciliación de clases, presentándola como una tendencia natural de la sociedad. Algo así como pretender el absurdo de que la prohibición política del incesto, es el producto de la supuesta tendencia natural de los seres humanos a las relaciones sexuales no consanguíneas, cuando está demostrado científica y empíricamente que es justamente al revés.

Según Marx, de ser cierto que la conciliación entre las clases es una tendencia natural en las relaciones sociales, el Estado no podría haber surgido ni sostenerse un solo minuto. El estado prohíbe la tendencia natural de los asalariados a implantar la propiedad colectiva de los medios de producción, dado que ellos encarnan la ausencia total de esa propiedad; del mismo modo que el Estado prohíbe el incesto porque existe la tendencia natural a las relaciones consanguíneas. Para los profesores y publicistas filisteos —¡incluso los que, a cada paso, invocan en actitud benévola a Marx!— resulta que el Estado es precisamente el que concilia las clases porque su tendencia natural (la de las clases) es esa. Pero, según Marx, el Estado es ajeno a esa presunta tendencia en la sociedad de clases; para Marx, el Estado es un órgano de dominación de clase, de opresión de una clase por otra, es el "orden" que legaliza y afianza esta opresión, evitando o amortiguando los choques violentos entre las clases, producto de la explotación de una clase por otra, lo cual no permite la conciliación, sino que, al contrario, es un producto de su lucha, su condición de existencia como Estado que tiende a prohibirla y al mismo tiempo a ejercerla en nombre de la clase dominante. Y cuando no puede conseguir la conciliación y el enfrentamiento se hace inevitable, interviene violentamente a favor de las clases dominantes para aplastar a las clases subalternas.

El Estado capitalista, aunque niega de palabra la lucha de clases, es siempre el primero en asumirla, sea por omisión, cuando permite que las clases dominantes conculquen derechos, o por acción, cuando actúa violentamente contra las clases subalternas que luchan por la defensa de esos derechos conculcados. Esto es así, porque es el Estado de la clase burguesa en actitud conservadora, porque, para el Estado y para la clase que el Estado representa, la lucha de clases constituye una amenaza que trata de conjurar evitando que se concrete. Tal es su función. Pero, para cumplir esa función ideológica de preservar la paz entre las clases, el Estado debe estar dispuesto a prohibir política y, si es preciso, bélicamente, todo conato de lucha efectiva de clases allí donde se produzca, pero siempre en perjuicio de las clases subalternas o explotadas, y en beneficio de las clases dominantes a las que representa; por tanto, pretextando ser el paladín de la conciliación de clases, lo que hace el Estado, todo Estado, en realidad, es garantizar el dominio de la clase explotadora ―que representa― sobre la clase explotada, lo cual determina, a su vez, que la clase explotada, resulte ser, al mismo tiempo, necesariamente una clase oprimida. Tal es el secreto inconfesable de la tortilla ideológica cocinada para consumo de las masas explotadas por los políticos pequeñoburgueses. 

Los políticos pequeñoburgueses interesados en el actual statu quo, pregonan que el “orden” social y político es el resultado de la propensión natural de la sociedad a la conciliación de las clases y no al enfrentamiento, producto de la opresión de una clase por otra a instancias del Estado, como consecuencia de la explotación permanente de que esa clase hace objeto a la otra:

 

<<Por ejemplo, en la revolución de 1917, cuando la cuestión de la significación y el papel del Estado se planteó precisamente en toda su magnitud en el terreno práctico, como una cuestión de acción inmediata de masas, todos los socialrrevolucionarios y todos los mencheviques cayeron, de pronto y por entero, en la teoría pequeñoburguesa de la "conciliación" de las clases "por mediación del Estado". Hay innumerables resoluciones y artículos de los políticos de estos dos partidos saturados de esta teoría mezquina y filistea de la "conciliación". Que el Estado es el órgano de dominación de una determinada clase, la cual no puede conciliarse con su antípoda (la clase contrapuesta a ella) es algo que esta democracia pequeñoburguesa no podrá jamás comprender. Su actitud ante el Estado es uno de los síntomas más patentes de que nuestros socialrrevolucionarios y mencheviques no son en manera alguna socialistas (lo que nosotros, los bolcheviques, siempre hemos demostrado), sino demócratas pequeñoburgueses con una fraseología cuasi socialista.>>(V.I. Lenin: “El Estado y la Revolución” Cap. I Punto2)

Por su parte, a los oportunistas políticos en organizaciones tipo Partido Comunista de España (PCE), sus escrúpulos “marxistas” les impiden negar explícitamente el marxismo y, con él, la conclusión teórica avalada por la abrumadora acumulación de evidencias históricas que demuestran a cada paso la naturaleza opresiva del Estado moderno; pero al mismo tiempo carecen por completo de voluntad política para asumir prácticamente las consecuencias políticas de esa conclusión teórica marxista. Por tanto, tratan de eludir esa conclusión teórica mediante un subterfugio ideológico urdido por uno de los tantos renegados del marxismo ―sin duda el de mayor relevancia histórica― llamado Karl Kautsky[3] .

La conclusión teórica de Marx, literalmente es la siguiente:

<<Si el Estado es un producto del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase, si es una fuerza que está por encima de la sociedad y que “se divorcia cada vez más de la sociedad", es evidente que la liberación de la clase oprimida es imposible, no sólo sin una revolución violenta, s i no también sin la destrucción  del aparato del Poder estatal que ha sido creado por la clase dominante y en el que toma cuerpo aquel "divorcio". Como veremos más abajo, Marx llegó a esta conclusión, teóricamente clara por si misma, con la precisión más completa, a base del análisis histórico concreto de las tareas de la revolución.>>(V.I. Lenin: Op. Cit.)

Esta es la conclusión teórica a la que Marx llegó en 1852, y que, desde Kautsky en adelante, los oportunistas enquistados en el movimiento político del proletariado ―y a través de él, en el aparato de Estado capitalista— han venido olvidando, escamoteando y falsificando escandalosamente, porque les resulta insoportable mirar de frente a la verdad histórica; porque su apego pequeñoburgués a la propiedad privada les impele a pensar y actuar de espaldas a ella. Por eso siguen aferrados a la mentira que todos los días les pide esa parte de su corazón, y que su maestro por excelencia en el arte de la tergiversación teórica ―llamado Karl Kautsky― les ha venido procurado hasta hoy, para que —como él mismo en su momento― pudieran tener un lugar al sol en el Estado burgués, sin ver al mismo tiempo violentada aquella otra parte de su corazón que también quiere lo mejor posible para los más “desfavorecidos” de este mundo, es decir, lo que el sistema capitalista permita. 

Semejante tergiversación del materialismo histórico por parte de Kautsky —y de los oportunistas autoproclamados “comunistas” que siguieron políticamente su pensamiento hasta hoy día— tiene su fundamento en aceptar la lucha de clases, pero no su necesaria consecuencia desde el punto de vista de los explotados y oprimidos, cual es, la necesidad de destruir el Estado capitalista para reemplazarlo por un Estado obrero auténticamente democrático, no sólo porque esta clase ha pasado ha ser ya mayoría social absoluta a escala mundial, sino porque la ausencia de propiedad privada sobre gran parte de los medios de producción, cambio y circulación de valores económicos y riqueza producida, garantiza su control colectivo democrático, permanente y riguroso en cada ámbito de la vida social, única posibilidad de prevenir y preservar a la sociedad, de lo que a cualquier individuo o minoría social, se le ocurra urdir y pretender hacer para conseguir cualquier propósito económico o político particular sin legítimo mérito para ello y a expensas de la voluntad y la seguridad colectiva o general, así como de lo que subrepticiamente intente hacer o dejar de hacer para provecho propio en perjuicio del tiempo de trabajo de los demás.

Pero esta prevención y preservación del delito, bajo el socialismo, no es esencialmente represiva, como sucede bajo el capitalismo, sino de naturaleza social. En efecto, con la desaparición de la propiedad privada sobre los medios de producción, desaparece la explotación de trabajo ajeno y, con ella, el fondo de consumo burgués ilegítimamente apropiado[4] . En este nuevo contexto social, la distribución de este fondo de consumo entre los trabajadores según el principio universal: “a cada cual según su capacidad, de cada cual según su trabajo”, permite:

1)Aumentar el nivel de vida de la población obrera activa ―que el capitalismo mantiene en las peores condiciones de vida y de trabajo―, sin perjuicio para el salario histórico del resto de los productores libres asociados;

2)ocupar a pleno rendimiento y con carácter permanente, la capacidad instalada del aparato productivo que el capitalismo mantiene ociosa;

3)Erradicar el paro, así como la tendencia histórica del capital al mínimo del salario relativo respecto del fondo de consumo de los capitalistas, y,

4)disminución progresiva democráticamente pactada de las horas de trabajo, según aumenta el grado de desarrollo de la fuerza productiva del trabajo social y el nivel de vida de los productores libres asociados.

Bajo estas nuevas condiciones revolucionarias ―día que pasa cada vez más necesarias y posibles―, la propensión al delito debe languidecer, en tanto desaparece bajo sus pies el suelo nutricio de la propiedad privada expropiadora que alimenta su existencia, creada tras el cataclismo social que supuso el no menos necesario y transitorio pasaje de la comunidad primitiva a la sociedad de clases, cuya última etapa es el capitalismo imperialista. 

[2] Con el término “objetivamente”, queremos aludir no precisamente a las contradicciones políticamente manifiestas o expresas ―como puede ser la lucha de los asalariados por algo que la burguesía no les quiera conceder― sino a las contradicciones económica y socialmente implícitas en el sistema de vida vigente que dan sentido a esas luchas por algo que los explotados consideran necesario y la burguesía no les puede conceder. Dadas las segundas, que las primeras se produzcan es sólo cuestión de tiempo y de determinadas condiciones globales de existencia de este sistema de vida. Para prevenir evitando que este último tipo de luchas se produzcan y, para afrontarlas cuando se producen, es para lo cual las clases dominantes han creado sus respectivos tipos de Estado a lo largo de la historia de la lucha de clases. Y una forma de prevención, la más primaria, consiste en el afán de las clases dominantes por tratar de inculcar a las clases subalternas la idea de que las clases no existen. De ahí la categoría política inocua de “ciudadano”, que mezcla, confunde y trata de unificar engañosamente a las clases en ese conglomerado cívico políticamente neutro que define el comportamiento de los individuos dentro de la comunidad política o Estado, y que la intelectualidad burguesa suele extender y aplicar impropiamente a la sociedad civil con ese propósito; lo mismo hacen con categorías jurídicas, técnicas, sociológicas etc., funcionales a la sociedad burguesa, catalogando a los individuos en duplas dialécticas social y políticamente neutras, como la de “productor-consumidor” “contribuyente-no contribuyente”, “clases activas-clases pasivas” “trabajador-empresario”, “peatón-automovilista”, “comprador-vendedor”, “arrendador-arrendatario”, “fumador-no fumador” etc., etc., verdaderos “paquetes” de relaciones dialécticas accesorias o contingentes que envuelven y ocultan los conflictos entre clases que, sin duda, todas ellas contienen y tienden a disolver en ellos. 

[3] El fundamento lógico de una cosa es su razón de ser y finalidad como tal, mientras que su fundamento histórico es la aparición de su función, el momento en que esta función se activa, su origen temporal. Así, por ejemplo, el fundamento lógico de la digestión en los animales, es la transformación de los alimentos en sangre, mientras que su fundamento histórico es la masticación y formación del bolo alimenticio.

[4] Hasta 1914, en que votó los créditos de guerra, era considerado como el más destacado teórico marxista vivo y principal líder político del movimiento obrero europeo.

[5] Equivalente a la diferencia entre la tasa media de plusvalor (%P.), multiplicada por el número de asalariados activos (W), y la suma del fondo de amortización del capital fijo (Fa.), más la masa de plusvalor adicional necesario para ampliar la producción (Pa.) O sea:  Fcb =  (%Pl  x  W) –  (Fa. + Pa.).

 

 

Propiedad privada burguesa, Estado “democrático de derecho” y prevención del delito.

Y el caso es que los actos de individuos o grupos a instancias de la propiedad privada en la sociedad civil burguesa, como los actos de otros tantos individuos o grupos a instancias de la representación política “burocrática” conferida por los comicios a determinados partidos en la comunidad política o Estado,  impiden ejercer al pueblo esa insustituible labor de prevención. ¿Por qué? Pues, porque, en el contexto general de las desigualdades sociales crecientes, tanto la propiedad privada como la delegación del poder o representación política en virtud del voto, garantizan la discrecionalidad o privacidad de los actos, tanto de los titulares de la propiedad sobre los medios de producción en la sociedad civil, como de los representantes políticos en el aparato del Estado; y en esa garantía está la posibilidad real de su descontrol por parte del resto de la sociedad, tornando, por tanto, imposible su vigilancia como disuasivo del delito común, la corrupción, el fraude político, el crimen o genocidio de Estado, etc., etc.

¿Por qué esto es así? En primer lugar, porque la consagración de la idea de “libertad individual” derivada de la propiedad privada, supone la supremacía de la privacidad y la discrecionalidad en las decisiones. En segundo lugar, porque el derecho de propiedad también supone la competencia. Y aunque la burguesía consagre el principio de Adam Smith, en el sentido de que el interés general sólo resulta de que cada particular persiga libremente su propio interés, lo cierto es que, en el fondo de esta filosofía liberal, palpita la realidad de una sociedad basada en el engaño y el pillaje mutuo. En efecto, dado que la propiedad privada genera necesariamente la competencia, para que cada cual pueda actuar libremente según sus propios fines o intereses, no puede dejar de ver en los demás sino competidores, enemigos potenciales de esos intereses particulares propios. De esta consecuencia de la concepción del individualismo capitalista basado en la plena libertad individual que, a priori, confiere el sagrado ejercicio de la propiedad privada ―del libre derecho de cada cual a disponer de lo que es suyo―, de aquí surge inevitablemente la posibilidad real de los actos ilícitos, jurídicos, morales y políticos, junto a la necesidad de que estos ilícitos sean considerados delitos sólo si son descubiertos una vez cometidos, lo cual consagra socialmente el mérito ulterior de burlar a la justicia. De ahí que por deformación profesional, el célebre criminalista Lombroso no viera en cada individuo, más que a un ladrón, a un criminal, a un asesino en potencia. La misma deformación profesional con que, a priori, tiende juzgar su entorno cualquier policía, lo cual explica que deba tener su hipócrita contrapartida en el principio jurídico de la “presunción de inocencia”. Esta tendencia a la mutua sospecha generalizada, tiene su principio activo en el fracaso de esta sociedad para prevenir socialmente las noxas individuales y colectivas del delito, como la del 11M para quienes la proyectaron e indujeron a cometer. 

Respecto de la representatividad política en la esfera del Estado, pasa tres cuartos de lo mismo. El voto no sólo supone representatividad, sino fundamentalmente confianza política y, a priori, absoluta delegación de poder en el representante político por el que se ha optado, que no elegido[6] . En semejantes condiciones, la oportunidad para el fraude político y el delito penal están servidos. Puede decirse con toda certeza, por tanto, que el arbitrio burocrático, el soborno y el cohecho, están perfectamente previstos en la limitación absoluta que todo ordenamiento “democrático” puramente representativo supone a la soberanía popular, al concepto de “gobierno del pueblo”, a la verdadera democracia.[7]

Y no hay otra opción, porque, una vez elegido, el mandatario o representante adquiere una independencia tal que impide todo control político de su conducta en previsión y prevención de que delinca con todas sus consecuencias. La titularidad de la representación política en virtud de los comicios, es personal e intransferible, le pertenece al representante, quien puede disponer de ella tan discrecionalmente como cualquier otra cosa de su propiedad hasta tanto caduque el período de su mandato. Aunque en distinto grado, tanto los funcionarios públicos de carrera (sin titularidad de representación política electoral), como los propiamente políticos electos —mientras no son sustituidos— tienden a convertir el ejercicio de sus cargos públicos en cosa privada, en objeto de negociación para beneficio personal o de grupo. Del mismo modo que la propiedad privada en la sociedad civil genera la práctica de la discrecionalidad personal o de grupo respecto del objeto de propiedad —como sucede con el secreto industrial, comercial y contable típico de cada empresa—, del mismo modo sucede en política una vez obtenida la representación electoral o la titularidad del cargo público por nombramiento administrativo; tanto el político profesional que accede al gobierno tras ser elegido en los comicios, como el funcionario de carrera, pasan a comportarse del mismo modo que se comportan con cualquier otra cosa de su propiedad, lo cual genera en ellos la tendencia a la discrecionalidad absoluta, a mantener ciertas decisiones en secreto para provecho privado, actitud que le permite su representación política electoral o la correspondiente jerarquía estatal de su cargo por nombramiento burocrático. Esta realidad ha hecho decir a Marx que la revelación del espíritu general del Estado en cada una de sus competencias, se les aparece a los burócratas como una traición a su secreto, al misterio que encierra su jerarquía y autoridad. De ahí la renuencia del espíritu corporativo de unos y otros, a que el Estado se muestre y actúe realmente según su teórico espíritu general. Así, se comprende que haya una corporación de políticos electos y funcionarios de carrera tan hermética, como lo es la corporación de jueces o la corporación de médicos, donde tanto se juegan con la revelación pública de los misterios en que se basa su autoridad como medio de cambio para resolver problemas a ciertos ciudadanos, muchas veces en detrimento de las mayorías. Y como es lógico, cuanto mayor es el misterio que envuelve su autoridad, mayor es el valor de cambio de su cargo por la presión social que se ejerce sobre él para obtenerlo, y más celosa la tendencia a guardar los secretos que encierra. Esto explica la predisposición de los burócratas a convertir el Estado en un coto de caza por las piezas más cotizadas de su escala jerárquica, las de mayor autoridad, secreto y alcance de su competencia.

Mientras preparábamos esta introducción, el 1 de febrero de 2004 sesionó en España el pleno del congreso nacional de los diputados, donde se debatió la propuesta de modificación del estatuto de autonomía vasco aprobado en ese parlamento autonómico por mayoría absoluta de sus miembros, e inmediatamente presentado a las cortes generales. Aunque la prensa lo pasó por alto, el trasfondo de las discrepancias entre “centralistas españoles” e “independentistas vascos” giró en torno a lo que cada parte entiende que es el fundamento constitucional del Estado español. Para los centralistas, la constitución se fundamenta en la idea de “ciudadanía” como conjunto de individuos unidos por la idea del bien común: “No hay pueblos, no hay derechos colectivos, sólo hay derechos de ciudadanos y de personas”. Así definió Mariano Rajoy ―actual líder del Partido Popular (PP)― el contenido político y finalidad de la constitución española, esto es, del Estado.

Por su parte, el representante del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Alfredo Pérez Rubalcaba, apeló al artículo 1.1 de esa “carta magna”, donde se dice que: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”. Lo que pretendían estas dos fuerzas políticas representativas del “centralismo español”, es colocar estas formas jurídicas y políticas distintivas del Estado burgués en general, por encima de los valores nacionales, esto es, del territorio histórico en que florecen las distintas culturas y lenguas que definen el carácter nacional de los distintos Estados, que es lo que legítimamente reclaman para sí los representantes burgueses vascos.

A las entelequias de los derechos políticos y jurídicos burgueses constitutivos de todo Estado genérico moderno, esgrimidos por el PP y el PSOE, los nacionalistas vascos ―por boca de su portavoz, el señor Josu Erkoreka, del Partido Nacionalista Vasco (PNV)―, opusieron los derechos de esa otra abstracción de tipo cultural y lingüística diferencial, asociada a determinado territorio ―la nación― constitutiva de cada Estado nacional en particular. Y para demostrar que los “centralistas” españoles se basan en los mismos principios nacionales constitutivos de su Estado, Erkoreka aludió al pasaje de la constitución española donde se afirma que el Estado español se fundamenta en una supuesta nacionalidad española, que subsume y relega nacionalidades históricas ―como la vasca, la catalana o la gallega― a la condición de simple “autonomía” relativa, o sea, de nacionalidad subrogada, real y legalmente ―que no legítimamente sometida a la presunta nación española, lo cual priva a esos otros pueblos del pleno derecho a su autodeterminación como nacionalidades históricas, con sus respectivas lenguas, culturas y tradiciones perfectamente acreditadas. Ese pasaje citado por Erkoreka es el artículo 2, donde se dice que: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”. Fijémonos que Rubalcaba quiso hacer pasar la forma de gobierno (democrática y de derecho) del Estado español, por su fundamento nacional que, a juzgar por su lengua oficial, en rigor de verdad le cabe el calificativo de castellana, de lo cual se infiere que, en rigor de verdad la nacionalidad española no ha existido jamás y de hecho no existe.

Pero, en cualquier caso, desde el punto de vista de la esencia social de este mal llamado Estado español, lo rigurosamente cierto es que debajo de esas categorías jurídicas, políticas, antropológicas, lingüísticas y culturales esgrimidas dialécticamente por las dos fracciones de la burguesía en el Estado español de cara a sus respectivas clientelas políticas, palpita su común carácter de clase explotadora sin el cual ese Estado se diluye como un azucarillo en el agua. That’s the question.

El drama histórico de nuestro tiempo, es el hecho de que ambas burocracias políticas partidarias —las “centralistas” y las que aspiran a la “autodeterminación” de Euskadi— puedan debatir en semejantes condiciones, logrando que pase desapercibido el carácter de clase burgués del Estado, su verdadero fundamento o contenido social. Que estas dos fracciones de la burguesía puedan haber planteado el debate en términos que nada tienen que ver con la supuesta defensa de los derechos de la “ciudadanía” o de los “intereses generales” de las “personas”, ni con los derechos históricos nacionales, sino con el dominio o la decisión sobre el producto del trabajo social explotado (no pagado) circunscrito a las fronteras territoriales de Euskadi —porque de esto se trata— tal es la sustancia social de la disputa que subyace al discurso abstracto construido en acuerdo de ambas partes para la galería. Se trata de la disputa entre dos fracciones de la burocracia política partidaria al interior del actual Estado español, por mayores competencias en sus funciones respecto del PIB, por una mayor autoridad y jerarquía dentro de sus instituciones, es de decir, por un mayor poder de decisión burocrático en la tarea de administrar los recursos humanos y materiales al interior del Estado, íntegramente provenientes del trabajo ajeno no pagado a los asalariados de este “país”, donde la burocracia centralista pugna por conservar el dominio que ya tiene sobre ellos, mientras que los burócratas vascos, catalanes y gallegos, tratan cada uno de ellos de conquistar más competencias y recursos para beneficio de sus representados políticos burgueses y, naturalmente, para sí mismos “aprovechando que el Pisuegra pasa por Valladolid”; todo ello ―¡faltaría más!― a expensas del esfuerzo, la penuria injustificable y la estupidez política inducida del conjunto de los asalariados, a quienes de tal modo mantienen divididos dejando que cada cual se enrede a su manera jugando en sus respectivos jardines superestructurales con hermosas palabras como “ciudadanía”, “personas”, “solidaridad”, “tolerancia”, “ley”, “separación de poderes”, “derechos humanos”, “derechos políticos”, “derechos históricos”, “democracia”, y demás abalorios jurídicos y políticos equívocos, nada que ver con el verdadero objeto del debate, tal como Marx lo veía con toda claridad ya en 1843:  

 <<El espíritu general de la burocracia es el secreto (so capa de sus declamados propósitos de servir al interés general), el misterio guardado dentro de ella misma por medio de la jerarquía y hacia fuera por su carácter de corporación cerrada. Por ello, la demostración del espíritu del Estado, e incluso de la orientación general del Estado, aparecen a la burocracia como una traición a su misterio (de ahí su carácter profundamente proburgués, anticomunista). Por tanto, la autoridad es el principio de su saber, y su credo, la idolatría de la autoridad. Dentro de si misma (de la burocracia), el espiritualismo (del Estado) se convierte en un materialismo craso, el materialismo de la obediencia pasiva (de los ciudadanos frente al burócrata y del burócrata inferior frente al superior jerárquico, que no dirige, sino manda), de la creencia en la autoridad, del mecanismo de un comportamiento formal fijo, con fundamentos, opiniones y tradiciones fijas (que se prohíbe poner en cuestión). Por lo que respecta al burócrata tomado individualmente, el objetivo del Estado (la función pública) se convierte en su propio objetivo, en una caza de puestos más altos, en un hacer carrera (por competencias de mayor alcance social para apropiarse de ellas, etc.).>> (K. Marx: “Crítica de la filosofía hegeliana del derecho Estatal”. Lo entre paréntesis es nuestro)

Pues bien, esa discrecionalidad secretista y corporativa de los actos ―individuales o de grupo― en la sociedad civil, tanto como la discrecionalidad de los actos ―individuales o de grupo― en la comunidad política o Estado (sus distintas instituciones públicas), es el vacío jurídico y el descontrol político más absolutos, verdadero caldo de cultivo en que se suelen proyectar y cometer los pequeños y grandes delitos económicos, los fraudes consuetudinarios a la voluntad popular y los más monstruosos crímenes políticos de Estado, y dónde se ven comprometidos desde el más simple empleado que, por ejemplo, se convierte en burócrata haciendo “secretamente” uso ilícito para lucro personal o privado de su función pública ―como depositario de la única llave que permite el acceso a los pequeños polvorines en los aledaños de una mina― hasta los altos funcionarios del aparato de seguridad e inteligencia del Estado con atribuciones para modificar el curso o el signo político de un país, como en la transición española ocurrió sucesivamente con el caso la Scala”, los GAL o el 23F, sin mencionar los numerosos actos de corrupción política, que tuvo por protagonistas a encumbrados personajes de la vida pública.   

Como se ve, lo característico de la burocracia en uso del secreto que supone la delegación de poder en los representantes políticos por parte de sus representados, o la misma discrecionalidad de sus distintos colaboradores en las escala jerárquica de competencias estatales ―conductas por definición constitucionales, imposibles de ser sometidas al control permanente de los representados―, es que, bajo ese supuesto originariamente derivado de la propiedad privada dominante en la sociedad capitalista, no hay ni puede haber prevención del delito que fuerzas de orden público alguno puedan ejercer.

Todo lo que la lógica objetiva de la ley del valor tiene previsto que ocurra, la burguesía y la burocracia política a su servicio se encargan de que deba suceder y suceda; tal como el Dios de la tradición judeo-cristiana lo dispuso en el paraíso terrenal previendo que así sería, y Adán “decidió libremente” que suceda, cometiendo el pecado original que permitió condenar a ese primer chivo expiatorio virtual de la historia. Así ―del mismo modo y con igual finalidad― está montado este tinglado de la “democracia” y el “Estado de derecho”, expresiones tanto más usadas para negar en los hechos su esencia antidemocrática y criminal, cuantas más veces se las evoca y exalta.

Pero para que la acción burocrática de la función pública en beneficio particular (individual o de grupo) pueda tener efecto, es necesario que la discrecionalidad del burócrata tenga su contraparte en otro u otros sujetos que ejercen una función privada. Y salvo que esa otra parte sea asumida por el mismo burócrata como propietario privado que se beneficia de su otro yo en función pública, normalmente tal contrapartida del burócrata suele estar encarnada en terceros sujetos con diversas funciones de carácter privado actuantes en la sociedad civil. Esta asociación ilícita igualmente imposible de prevenir en la sociedad burguesa, es lo que configura el fenómeno de la corrupción con fines diversos, legítimos o delictivos, como sucedió según todos los indicios con el 11M. 

Como es dable observar, para que un acto de corrupción pueda tener efecto, como en todo acto de compraventa se necesitan dos partes; en este caso la parte que corrompe y la parte susceptible de ser corrompida. La primera parte es activa y normalmente recae sobre el propietario privado actuante en la sociedad civil, que busca su contraparte burocrática para cerrar el trato; la segunda, casi siempre empieza siendo pasiva, encarnada en el burócrata a cargo de una función delegada, sea ésta pública o privada. En la mayoría de los casos, la parte activa de los actos de corrupción pública, tanto como la mayor masa de valor comprometido en tales operaciones, está encarnada en individuos o grupos privados pertenecientes a la jerarquía económico-social media y superior en orden al censo de riqueza privada disponible por cada cual como “himself made man”, por lo general no precisamente en virtud de la llamada “igualdad de oportunidades” con que se prodiga en elogios al actual sistema de “valores”.

¿Quiere esto decir que en esta esfera social del orden jerárquico medio y superior los actos ilícitos son menos numerosos, y que a mayor opulencia y riqueza en propiedad disponible la propensión al delito disminuye? Lo que desciende relativamente en la escala media son, por un lado, los delitos manifiestos, las acusaciones, los juicios y las penas; más las penas que las acusaciones, porque, en los juzgados, la mayor “igualdad de oportunidades” de los más iguales, suele convertir la impunidad en mercancía, tanto más onerosa cuanto más flagrante es el delito. Pero las imputaciones suelen ser relativamente menos, cuanto más arriba de esa jerarquía económica, social y política se producen los ilícitos, porque hasta ahí no suele llegar con tanta frecuencia el “largo brazo de la ley”; salvo en los casos ―relativamente frecuentes― en que el delito es utilizado como instrumento de la lucha política entre los grandes poderes económicos y políticos fácticos, donde los conflictos, en principio, se dirimen según el peso político determinado por el poder económico concentrado de cada una de las partes enfrentadas, nada que ver con la supuesta vocación de justicia de la magistratura, incluido el Tribunal Superior de Justicia, el Consejo Superior del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional, como fue el caso en España del conocido empresario pro franquista Ruiz Mateos (Operación Rumasa), del ex presidente del Banco Español de Crédito, Mario Conde (Operación Banesto), o de Javier de la Rosa y José Prado y Colón de Carbajal ex presidente del grupo “Torras” y ex embajador de España en Kuwait respectivamente (Operación Wardbase)

En estos episodios ―por sólo mencionar algunos pocos del período constitucional español―, destaca, de una parte, el contexto permanente de vínculos políticos (intereses y estrategias de negocios comunes) que distintos y cambiantes agentes económicos privados, pertenecientes a las diversas elites económicas opulentas de la sociedad, tejen, entretejen y destejen, formando, deshaciendo y volviendo a formar conglomerados ―ora aliados, ora enemigos― en pugna constante por apropiarse y capitalizar la mayor masa de plusvalor global posible producido por los explotados y por completo de espaldas a ellos; de otra parte, se observa cómo estos grandes intereses recalan inevitablemente en los grandes partidos políticos y, a través de ellos, en el aparato de Estado capitalista, cuyos distintos poderes y organismos quedan así convertidos en campos de batalla, y los distintos burócratas políticos a su cargo, en potenciales clientes de esos poderosos intereses privados en pugna unos con otros. Es en este amplio escenario de la “pequeña política” burguesa, donde se representan en sucesión los diversos actos de la comedia humana que dan forma al proceso de centralizacíon oligopólica de los diversos capitales medios originalmente dispersos.

Toda esta dinámica económico-social es la que alimenta la fusión entre el gran capital privado y el aparato de Estado burgués, típica de la etapa imperialista del capitalismo, fenómeno que Lenin dio en llamar “capitalismo monopolista de Estado”, un contexto de puras relaciones fundadas en la ocasional conveniencia y solidaridad transitoria entre poderosas mafias privadas en pugna unas con otras por la rapiña de lo que no es de unos ni de otros, donde la astucia, la información privilegiada, el engaño, el chantaje y hasta el crimen político, son las armas con las que deciden el destino de multibillonarias cantidades de trabajo no pagado, dando vida al permanente cohecho entre esas mafias privadas y la burocracia política del Estado.

Fuera de este tinglado en el que las mayorías sociales creadoras de valor no tienen más arte ni parte que el de ser solidarias y más o menos inconscientemente tributarias de lo que allí se juegan y reparten las elites capitalistas mafiosas, la expresión solidaridad internacional con los pobres del mundo no es más que un hipócrita y embustero disfraz de la “caridad”, que esos mismos protagonistas del cohecho hacen con “el chocolate del loro” del trabajo social no pagado a través de las llamadas “organizaciones no gubernamentales”, para encubrir la ―esta sí― efectivamente solidaria capitalización que hace la clase capitalista de los países más desarrollados en su conjunto, con la multibillonaria desigualdad en el reparto nacional e internacional de la riqueza, y que nada tiene que ver con las diferentes capacidades de trabajo entre ciudadanos de diversos países o entre habitantes de un mismo país, ni con los intereses sociales comunes o generales que, en una sociedad dividida en clases, son objetivamente imposibles[8] .

Cuando los políticos institucionalizados y los periodistas venales hablan de libertades cívicas y de democracia, se refieren a la libertad de optar por determinados candidatos y de ejercer el voto en comicios periódicos; es la libertad y la democracia de los “ciudadanos”, palabra en la que por arte de birle birloque la burguesía hace que desaparezcan las clases sociales como si no existieran, de modo que las distintas opciones electorales que se votan, parezca que se disputen la forma de administrar mejor los “intereses generales“ del “país”, cuando, en realidad, se trata de dirimir cual de las opciones políticas electas ―inevitablemente vinculadas a tal o cual conglomerado de intereses privados capitalistas― será la que pase a administrar los asuntos del Estado, es decir, a poner el Estado al servicio de la fracción burguesa fundida con el partido gobernante.

Cuando más arriba mencionábamos los distintos affaires por los cuales fueron juzgados esos conocidos personajes de la vida económica española, todas sus empresas cotizaban en Bolsa, todas mantenían o habían mantenido vínculos con determinados partidos políticos en el poder, o bien, no habiendo encontrado eco en esos partidos, pretendieron fundar los suyos propios, como fue el caso de Ruiz Mateos, Mario Conde y Jesús Gil. Este fenómeno de fusión entre el Estado burgués y los grandes magnates económicos a instancias de la “democracia”, ya lo había explicado Engels en 1884, tras observar  que bajo esta forma de gobierno, la burguesía ejerce su poder indirectamente, pero del modo más seguro posible. Por una parte, mediante la corrupción directa, discreta, o confidencial de los funcionarios estatales, a instancias del secreto que permite la función burocrática hacer de la cosa pública (su cargo) objeto de negociación privada. En buen romance, vender el monopolio de su función pública a buen precio. Por otra parte, bajo la forma de alianza entre el gobierno y la Bolsa, que se torna tanto más inevitable o necesaria, cuanto más crecen las deudas del Estado con los bancos y éstos entrelazan sus intereses con el capital industrial dando pábulo al capital financiero.

[6] El voto ciudadano por candidaturas que deciden las minorías sociales militantes de ciertos partidos políticos, cuya representación en circunstancias normales está probado que es directamente funcional a la cantidad de dinero que cada uno de ellos “invierte” en las campañas electorales, en modo alguno constituye una elección, sino que es una opción muy bien acotada por semejantes condicionamientos. Según reportó "El País" en su edición del 30 de setiembre de 1994―, a esta misma conclusión arribó el jefe de la mayoría demócrata en el senado de los EE.UU. con respecto al régimen  comicial  de ese país, considerado el  non plus ultra en todo el Mundo. Notoriamente desmoralizado ante el rechazo de su proyecto de ley que intentaba corregir la tendencia al triunfo de los partidos que más dinero dedican a financiar sus campañas electorales, el senador George Mitchell sentenció de modo insuperable: <<El dinero domina el sistema, el dinero invade el sistema, el dinero es el sistema>>.

[7] Así como la anarquía de la economía capitalista determina que los desajustes entre oferta y demanda sólo se conozcan a posteriori del acto de la producción (con el consiguiente despilfarro de riqueza o penuria de la población), en el ordenamiento jurídico-político burgués pasa lo mismo con el delito común, el fraude político a la voluntad popular expresada en los comicios, o los ilícitos cometidos por cargos públicos y representantes políticos electos, que tampoco se previenen, sino que el sistema permite que se cometan en aras del sacrosanto “libre albedrío” individual. Estos ilícitos sólo se conocen “post festum”, una vez cometidos; y su “reparación” a instancias del “voto de castigo” o de las sanciones judiciales previstas en el código penal, sólo sirven para ocultar el carácter esencialmente fraudulento y delictivo del propio ordenamiento jurídico y político burgués, contrapartida necesaria de la propensión permanente al engaño y el pillaje mutuo que la propiedad privada produce y reproduce en la sociedad civil burguesa.   

[8] Más acá de las palabras despojadas en la práctica de su significado, los intereses generales sólo pueden tener concreción sobre unas relaciones sociales y una estructura jurídico-política ―perfectamente posible― que acabe con todo este entramado parasitario basado en la propiedad privada sobre los medios de producción, y en su correspondiente tipo de Estado que las clases propietarias ―en alianza con los políticos institucionalizados y el periodismo venal― hacen pasar  por lo que desde hace mucho no es más que la negación de la libertad, de la solidaridad y de la democracia.

 

Sufragio universal y partidos institucionalizados
como medio de hegemonía política directa de la burguesía sobre sus explotados

Por último, en condiciones normales o hegemónicas del conjunto de la burguesía sobre la clase asalariada ―como es el caso en la actualidad― la clase propietaria de los medios de producción y de cambio, impera de un modo directo por medio del sufragio universal:

<<Mientras la clase oprimida ―en nuestro caso el proletariado― no está madura para liberarse ella misma, su mayoría reconoce el orden social de hoy como el único posible, y políticamente forma la cola de la clase capitalista, su extrema izquierda (a instancias de los partidos reformistas institucionalizados).>>  (F. Engels: “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado” Lo entre paréntesis es nuestro)

Hoy día, especialmente en los países capitalistas desarrollados, esta falsa conciencia de las mayorías asalariadas respecto del sistema capitalista, se explica, en general, por la apología que hacen de él los aparatos ideológicos del Estado burgués y los “mass media” públicos y privados, que nunca como ahora han podido sacar mayor provecho político de calificarlo como “el único posible”, después de la relativamente reciente debacle del sistema social pequeñoburgués del stalinismo, al que la propia burocracia soviética hizo pasar por “comunista”.

Dentro de la clase de los asalariados en general, hay en particular un sector de ellos, cuya falta de madurez ideológica y política se ve reforzada por sus  relativamente privilegiadas condiciones de vida y de trabajo, lo cual, por un lado, les sensualiza con el poder constituido, induciéndoles a consagrar, complacientes, todo lo bueno que la burguesía pregona de su sistema de vida en general, huyendo como de la peste hasta de las evidencias más flagrantes que niegan semejantes supercherías; pero, por otro lado, en medio de la crisis y la inaudita profundidad de los ataques del capital a su propia condición de clase, esta “aristocracia obrera” no deja de presentir muy cerca suyo el peligro de perder en cualquier momento la estabilidad de sus privilegios, y con esa incertidumbre por todo bagaje ideológico, asoma la protesta de clase en la intimidad de su espíritu; pero mientras esa incertidumbre tarda en cumplir su presagio, triunfa en el espíritu de este sector su adhesión incondicional al sistema. 

Aquellos en quienes su miedo a perder status les lleva al máximo de la osadía política permitida por el sistema, que ―ante su falta de alternativa― les limita absolutamente a no ir más allá de ese máximo, se colocan así a su extrema izquierda, como chantajeando con amagar que se salen de ese límite para combatirle de frente, pero nada más. Los partidos reformistas institucionalizados están para eso, para que ese “nada más” no se convierta en algo más, para no ofrecer alternativa, para que la burguesía no pierda su condición de límite absoluto frente a las posibilidades que ofrecen las contradicciones cada vez más insolubles del sistema al desarrollo de la conciencia y acción política consecuente de sus militantes y simpatizantes, convertidos así en simples clientes políticos.

Tales partidos no son más que la representación política de esos límites absolutos de la burguesía en la conciencia de sus afiliados, del desconocimiento interesado e hipócrita de la alternativa real al sistema burgués; del mantenimiento de ese sector de asalariados en una crítica social y política moderada, apocada, medrosa y conservadora del actual statu quo, atendiendo sólo a la servidumbre ideológica de sus propios privilegios individuales; de refuerzo ideológico y político de su componente reaccionario, a modo de adicional adormidera en su conducta política frente al estímulo hacia la emancipación de esa servidumbre personal a la burguesía, que supone consentir la irracionalidad cada vez más evidente de un sistema de vida que todavía sólo late bajo la forma de los peligros personales que este sector de asalariados presiente según las diferentes dosis en que los dos componentes del sistema ―el que realmente es y el que pretexta― pesan sobre su conciencia. Tal es la naturaleza y el objetivo previsto por la burguesía para estas formaciones políticas. No es casualidad que la constitución española de 1978, les haya reservado un espacio al sol que calienta en el parlamento nacional y en los gobiernos locales.

El hecho de que ―como se acaba de ver― sus representados políticos, simpatizantes y militantes, sean quienes más agudamente acusen las contradicciones sociales de esta sociedad, ha llevado a los partidos de la izquierda burguesa ―especialmente a los de su extrema izquierda institucionalizada― a no poder negar la realidad de la lucha de clases. Pero al no poder ser políticamente consecuentes con esta realidad, habiendo renunciado a ello por un lugar al sol del Estado burgués, han tenido que inventarse la teoría supuestamente “marxista”, según la cual, el Estado burgués, en nombre de los intereses generales de la sociedad, tiende a conciliar los dos polos de esta contradicción, como si no fueran histórica y objetivamente irreconciliables. Y en esto, esas “izquierdas” también han encontrado en el renegado Kautsky a su maestro en el arte de falsificar la dialéctica social.

Por eso Lenin denunciaba que circunscribir el marxismo a la doctrina de la lucha de clases es limitarlo, envilecerlo, reducirlo a una realidad que la burguesía puede aceptar, como lo muestra el libreto de “Noveccento” (1976), donde Bernardo Bertolucci[9] narra una historia que, como en las fábulas, acaba con una enseñanza a gusto del fabulador que la cuenta; en este caso, la de los respectivos hijos del obrero y el patrón marchando a empujones por la historia sin salirse de entre los dos rieles que demarcan la vía capitalista: 

<<Marxista sólo es el que hace extensivo el reconocimiento de la lucha de clases al reconocimiento de la dictadura del proletariado [a la resolución históricamente progresiva de esa lucha]. En esto es en lo que estriba la más profunda diferencia entre un marxista y un pequeño (o un gran) burgués adocenado. En esta piedra de toque es en la que hay que contrastar la comprensión y el reconocimiento real del marxismo. Y no tiene nada de sorprendente que cuando la historia de Europa ha colocado prácticamente a la clase obrera ante esta cuestión, no sólo todos los oportunistas y reformistas, sino también todos los "kautskianos" (gentes que vacilan entre el reformismo y el marxismo) hayan resultado ser miserables filisteos y demócratas pequeñoburgueses, que niegan la dictadura del proletariado.>> (V.I. Lenin: Op.cit. Cap. II Punto 3. Lo entre corchetes es nuestro)

En su folleto de 1918 titulado "La dictadura del proletariado" Kautsky ensayó una tergiversación tan filistea del marxismo, que, de hecho le ha colocado ignominiosamente fuera y en contra de él.  En el capítulo I de esta obra, Kautsky empieza diciendo que:

<<La oposición de las dos corrientes socialistas" (es decir, bolchevique y no bolchevique) es "la oposición de dos métodos radicalmente distintos: el democrático y el dictatorial>> (K. Kautsky: Op. Cit. Cap. I)

Lo que Kautsky hizo en este párrafo fue, por un lado, definir a las dos corrientes políticas contrapuestas del movimiento obrero ruso como socialistas, no por sus respectivos programas y prácticas políticas concretas, es decir, no por lo que cada una proponía hacer y efectivamente hacía, sino por lo que ambas proclamaban ser de sí mismas. Identificó dos cosas realmente distintas por el hecho de que ambas se hagan llamar por el mismo nombre. Reemplazó las cosas por su denominación convencional, tópico o lugar común. Por otro lado, tomó arbitrariamente la denominación de la forma de gobierno autoproclamada “democrática” que la burguesía eventualmente adopta dentro de su Estado y por medio del cual ejerce permanentemente su dictadura social de clase en circunstancias normales de dominio, para confrontarla con el nombre que Marx legítimamente dio a la fórmula de dominio social alternativo que propuso en 1852. En ambas partes de su “razonamiento”, este personaje, que tras la muerte de Engels pasó por ser la máxima autoridad intelectual en lo concerniente a Materialismo Histórico, llegó a tal grado de abyección política y moral que, para emitir un juicio que no pretendió ser más que verosímil, reemplazó a las cosas no sólo por ideas abstractas, sino simplemente por sus presuntos nombres convencionales, por lo que pasaban por ser. 

Cuando Marx propuso la “dictadura del proletariado” lo hizo en términos de dominio político de una clase social sobre otra, de un nuevo tipo de Estado independientemente de las formas de gobierno que esa clase dominante alternativa pueda llegar a adoptar. Los tipos de Estado se definen según el período histórico al que corresponde el grado de desarrollo de las fuerzas productivas, que determinan el dominio político de una clase sobre otra u otras; este dominio, según determinadas condiciones históricas, define un específico tipo de Estado. Así, en la línea de desarrollo típica de la sociedad Occidental, hubo hasta hoy tres tipos de Estado: el esclavista, el feudal y el capitalista. En tal sentido, lo que cambia o puede cambiar en cada período histórico no es el carácter de clase que define a cada tipo de Estado ―que permanece invariable hasta tanto la clase dominante que ejerce el poder a través de él sea reemplazada por otra— sino las formas de gobierno que sus clases dominantes adoptan de acuerdo con sus necesidades de dominio político-social en cada momento de cada determinado período histórico.

Lo que ha hecho Kautsky con la dictadura de clase proletaria propuesta por Marx, fue confrontar o comparar el nuevo tipo de Estado obrero alternativo al capitalista que suponía esa proposición, con la forma de gobierno “democrática”, que la burguesía adopta para sí en circunstancias normales de su permanente dictadura político-social de clase sobre el proletariado, a instancias de su Estado de tipo capitalista. En suma, que primero mezcló peras (formas de gobierno) con manzanas (tipos de Estado) llamando socialistas tanto a los oportunistas mencheviques como a los revolucionarios bolcheviques por el hecho de que ambos decían luchar por la democracia, para luego distinguirlos llamando “peras democráticas” a las formas de gobierno burguesas falsamente democráticas defendidas por los mencheviques, y “manzanas totalitarias” al tipo de Estado obrero realmente democrático propuesto por los bolcheviques. Kautsky sabía la dificultad que entraña el hecho de desentrañar embustes. Esto lo aprendió de la burguesía antes de pasarse con armas y bagajes a sus filas, lo cual le define a él y a sus secuaces discípulos como los más peligrosos enemigos de la revolución al interior del movimiento obrero. De ahí la necesidad que tienen los asalariados conscientes de esforzarse todavía más en superar estos obstáculos puestos por los enemigos de la revolución en el camino de la emancipación humana universal: 

   <<¿Cómo explicar esta monstruosa deformación que del marxismo hace Kautsky, exegeta del marxismo? Si se busca la base filosófica de semejante fenómeno, todo se reduce a una sustitución de la dialéctica por el eclecticismo y la sofistería. Kautsky es gran maestro en esta clase de sustituciones Si se pasa al terreno político práctico, todo se reduce a servilismo ante los oportunistas, es decir, al fin y al cabo, ante la burguesía. Haciendo progresos cada vez más rápidos desde que comenzó la guerra, Kautsky ha llegado al virtuosismo en este arte de ser marxista de palabra y lacayo de la burguesía de hecho.>> (V.I. Lenin: “La revolución proletaria y el renegado Kautsky”. Cómo ha hecho Kautsky de Marx un adocenado liberal.)

[9] Fue en El conformista”, cuando Bertolucci estuvo cerca de hacer un examen veraz del fascismo, pero ahí huyó del extremo comunista, alternativa que no aparece por ningún lado como solución a ese problema. La misma ambigüedad ideológica y consecuente falta de compromiso político revolucionario que Bertolucci mostró en “Noveccento”, sintetizó años después cuando su volubilidad política potencial se convirtió en real haciendo abandono del PCI para abrazar el budismo después de los hechos de la Plaza Tiannanmen (junio de 1989), al ver que las tropas del ejército chino reprimían violentamente una manifestación estudiantil que se saldó con más de mil muertos. Contra ese episodio Bertolucci se pronunció públicamente. Antes de eso había descubierto las maravillas de la "cuidad prohibida" de Pekín durante el rodaje de “El último emperador” (1987), y después descubrió las maravillas intimistas del desierto nordafricano en “Refugio para el amor” (1990), donde los protagonistas  viajan al África motivados por el hastío y la desilusión, buscando un lugar exótico e incomprensible para ellos que, sin embargo —suponen— tiene un cielo sólido capaz de protegerlos: “The sheltering sky”, que así se llama la novela de Bowles en que se inspiró Bertolucci. Ninguna convicción políticamente trascendente a su propio ombligo personal.

 

Ejército, Policía y demás milicias separadas del pueblo

 La segunda característica de la sociedad dividida en clases ―y nos vamos acercando a lo que exige la introducción al tema que nos ocupa— fue y sigue siendo la instauración de un poder militar público separado de la sociedad, organizado al margen e independientemente de ella, que ya no coincide directamente con ella y que se divorcia cada vez más de ella. Por lo tanto, la división de la sociedad en clases ha hecho desaparecer el concepto de población organizada espontáneamente como fuerza armada, para dar lugar a la noción de fuerza armada especial, o lo que la burguesía española gusta llamar “fuerzas y cuerpos de la seguridad del Estado” (Ejército, Guardia Civil y Policía Nacional y Policía municipal) para referirse a esa “especialidad” en el ejercicio pretendidamente exclusivo o monopólico de la violencia política de clase[10] :

 <<Este Poder público especial hácese necesario, porque desde la división de la sociedad en clases, es ya imposible una organización armada espontánea de la población (con fines de bien común. Sencillamente porque en una sociedad dividida en clases, los fines comunes dejan de existir). . . Este Poder público existe en todo Estado; no está formado solamente por hombres armados, sino también por aditamentos materiales, las cárceles y las instituciones coercitivas de todo género, que la sociedad gentilicia no conocía [11] . . .>> (F. Engels: “El Origen de la Familia la propiedad privada y el Estado” Lo entre paréntesis es nuestro)

Si a fines del siglo XIX ―en los albores del capitalismo imperialista— la fuerza armada espontánea de la población ya era historia desde hacía mucho, lo es hoy todavía más. Engels señala raras excepciones a esta regla. Una de ellas es EE.UU., en cuyos orígenes el poder público de este país era débil y también su organización militar especial, aunque en términos generales fue fortaleciéndose a medida que los Estados colindantes crecían económicamente y aumentaba su población, con todos los problemas derivados de las relaciones y conflictos de clases.

Engels concluye que la importancia de la organización especial armada de los Estados capitalistas está en función del crecimiento económico de sus respectivos países y de los conflictos de clases derivados de los avatares del proceso de acumulación del capital. Esta tendencia al agrandamiento del aparato armado especial de los distintos Estados nacionales, se vería enormemente fortalecida en la etapa imperialista del capitalismo: 

<<...basta fijarse en nuestra Europa actual, donde la lucha de clases y el pugilato de conquistas han encumbrado el Poder público a una altura en que amenaza con devorar a toda la sociedad y hasta al mismo Estado.>> (F. Engels: Op. Cit.)

Esta previsión de Engels alcanza actualmente su confirmación más dramática en EE.UU., con el genocidio del 11S y la consecuente guerra en Afganistán e Irak, actos bélicos todos ellos planificados y ordenados ejecutar por la mafia político-militar hegemónica del partido republicano actualmente gobernante en ese país. Ver: http://www.nodo50.org/gpm/11s/00.htm. Buena parte del ya casi insoportable déficit fiscal de EE.UU., se debe a los gastos de guerra. En el frente interno, la organización militar especial más poderosa es la“Federal Emergency Management Agency” (FEMA) o “Agencia Federal de Gestión de Emergencias”. Ver: http://www.nodo50.org/gpm/11s/03.htm

Pero esto deviene así, nada más que porque en la sociedad civilizada, cuanto mayor civilización, es decir, cuanto mayor capital acumulado, mayor masa de obreros activos y mayores dificultades para capitalizar el plusvalor obtenido, por tanto, mayor es la acumulación potencialmente explosiva de conflictos entre las dos clases universales antagónicas, donde el armamento espontáneo de la población conduciría a la lucha armada entre esas dos clases objetivamente enemigas, cada vez más enemigas y, además, irreconciliablemente enemigas, cuya lógica dialéctica tiende necesariamente cada vez con más fuerza, a la revolución social y suplantación del aparato armado del Estado ―al servicio de las clases dominantes cada vez más minoritarias—, por el armamento espontáneo de las mayorías sociales absolutas explotadas y oprimidas triunfantes, organizadas en función de los intereses comunes de esa nueva clase dominante en tránsito a desaparecer como clase junto con las condiciones residuales clasistas que se resisten a trascender la prehistoria de la humanidad.

El hecho de que todavía hoy en EE.UU. exista la libre compraventa y tenencia de armas de fuego a instancias de la poderosa “Asociación del rifle”, se explica, en parte, por el nivel de vida relativamente superior de la población obrera norteamericana, a expensas del desarrollo desigual que ese país ha venido usufructuando en su intercambio con el resto del mundo, especialmente con la periferia capitalista dependiente; en parte, también por la desproporción entre el enorme poderío militar del ejército especial y el armamento liviano en poder de los ciudadanos de a pie que, en tanto no superen su ya proverbial estupidez política inducida, ese armamento espontáneo sólo sirve, de momento, para que se maten entre ellos, como así ha venido sucediendo. No obstante, de mantenerse la actual dinámica de deterioro en las condiciones económicas de ese país, es ésta una situación que no ha de prolongarse por mucho tiempo más sin una transformación radical de las correlación política de fuerzas entre las clases y, consecuentemente, entre el poder armado del Estado y la organización armada espontánea de la población, cada vez más explotada y oprimida.

En España, la fuerza armada espontánea del pueblo tuvo su origen en las cofradías y hermandades que se formaron en el siglo XI, a raíz del establecimiento de los “fueros” o privilegios constituyentes, que poderosos sátrapas reales en lucha simultánea contra sarracenos y señores feudales, concedieron a distintos pueblos de la península a fin de ganarlos para sus respectivas políticas de expansión de sus dominios políticos; se trataba de incentivar a esos pueblos para que sean ellos mismos quienes defendieran tales concesiones, resguardando sus ciudades fronterizas. De ese modo, se trataba de que los distintos pueblos fueran emancipándose paulatinamente de los señores feudales particulares, acrecentando al mismo tiempo el poder político de los “Monarcas” o reyes de Castilla, León, Navarra, Aragón y Cataluña, como fue el caso del Conde D. Sancho García, de Castilla, al que sus súbditos llamaban: “el de los buenos fueros”. La exención de tributos y el no hacer la guerra sin recibir paga, eran los principios fundamentales de los llamados “cuadernos de leyes” urdidos por aquellos camándulas orlados con el mito de que por sus venas corría sangre azul.

Al verse dotados de derechos, franquicias y libertades comunales, esos pueblos se vieron a sí mismos como “libres” de toda servidumbre feudal, sin otra sumisión que la debida a sus correspondientes Monarcas, en nombre de los cuales sostuvieron una lucha continua y sangrienta contra el enemigo común: los musulmanes; al mismo tiempo que contra los nobles y los malhechores, “gente de mal vivir que infestaban los caminos y campos, resultado inmediato de tantas calamidades y anarquía”. De la necesidad de organizarse para esta lucha en defensa de sus vidas, haciendas y libertades concedidas, los pueblos de las distintas regiones ―verdaderos cantones comunales― se organizaron formando primeramente gremios y cofradías, nombrando en cada una de ellas a un Santo que ofició simbólicamente de patrono espiritual. Finalmente, de la unión de estas cofradías surgieron las “hermandades”, las cuales, en caso necesario, empuñaban las armas en defensa de sus fueros, especialmente contra sus antiguos señores feudales.

Hasta fines del Siglo XV, las hermandades populares ejercieron una poderosa influencia política de suma trascendencia, condicionando, incluso, el poder de los propios Monarcas; Pero, al mismo tiempo, en estos vínculos políticos de los pueblos en torno a sus respectivos fueros, los Reyes encontraron el baluarte político más poderoso de sus dominios, no solamente para llevar á cabo la empresa de arrancar de manos de los “infieles” el territorio de la península, sino también para acabar con el poderío de los “grandes” señores feudales, protegiendo la propiedad de los particulares dentro del territorio foral y estableciendo sólidamente la seguridad pública é individual.

Viéndose en un territorio donde sólo predominaba el derecho del más fuerte en medio de la anarquía y el desorden, producto de la ausencia de un poder centralizado con fuerza suficiente y capacidad para imponer y administrar vínculos sociales establecidos, aquellos pueblos, aislados unos de otros y todos por igual amenazados por enemigos comunes, acudieron instintivamente cada uno por su lado en defensa de lo más básico para la vida en las sociedades postgentilicias, que es la seguridad colectiva y la propiedad familiar. Así nacieron las hermandades y las cofradías, ejerciendo el poder de policía y la administración de justicia, de modo tan primitivo y violento como las agresiones de que eran objeto. Tales han sido, sumariamente expuestos, los gérmenes en base a los cuales la burguesía triunfante de la todavía incompleta vertebración de España” en torno a la unidad de los reinos de las dos Castillas, acabó dando forma a los cuerpos de seguridad del Estado como fuerzas armadas especiales separadas de la población civil. 

Desde el momento en que los países capitalistas emergentes han completado sus particulares procesos de formación de sus respectivos ejércitos y organismos policiales de seguridad interior, todos han coincidido en la política de demonización moral y criminalización política preventiva de la idea del armamento espontáneo de los oprimidos y explotados para la lucha revolucionaria contra el aparato armado de la burguesía separado del pueblo:

<<En el pasaje citado, Engels plantea teóricamente la misma cuestión que cada gran revolución plantea ante nosotros prácticamente de un modo palpable y, además, sobre un plano de acción de masas, a saber: la cuestión de las relaciones mutuas entre los destacamentos "especiales" de hombres armados (al servicio de las clases dominantes) y la "organización armada espontánea de la población" (explotada y oprimida).>> (V.I. Lenin:“El Estado y la revolución”. Lo entre paréntesis es nuestro)

Con el desarrollo tecnológico aplicado a los medios bélicos, este mito en torno a la eterna vigencia absolutamente necesaria e inevitable de una fuerzas armadas especiales, políticamente independientes y orgánicamente separadas de la llamada “población civil”, no hizo más que reforzarse. Ni más ni menos que como el desarrollo tecnológico aplicado a la riqueza en general en el ámbito del mercado, acabó reafirmando el mito fetichista de la propiedad privada capitalista y la competencia mercantil, como únicos e insustituibles incentivos para todo progreso material.

[10] Esto sorprenderá a más de un lector , hecho por la “realidad actual”―y la intelectualidad burguesa a sueldo de los aparatos ideológicos del Estado—, a la idea de que la fuerza armada espontánea del pueblo es algo que no ha existido jamás ni puede existir. “Como todos los grandes pensadores revolucionarios, Engels se esfuerza en dirigir la atención de los obreros conscientes precisamente hacia aquello que el filisteísmo dominante considera como lo menos digno de atención, como lo más habitual, santificado por prejuicios no ya sólidos, sino ―podríamos decir— petrificados (...)Desde el punto de vista de la inmensa mayoría de los europeos de fines del siglo XIX, a quienes se dirigía Engels y que no habían vivido ni visto de cerca ninguna gran revolución, esto no podía ser de otro modo. Para ellos, era completamente incomprensible esto de una "organización armada espontánea de la población". (Lenin: “El Estado y la revolución”. Cap. I Punto 2)

[11] Sociedad antigua basada en las relaciones de parentesco consanguíneas, sea por línea materna o paterna en ausencia de propiedad privada sobre los medios de producción. En esta forma de vida de la sociedad primitiva, encontramos una completa regulación social que permite a sus miembros, vivir en paz al interior de cada gens o comunidad gentilicia, dado que, al no existir las clases sociales,  en resolvían sus asuntos de una manera, dijéramos, socialmente perfecta por intermedio de sus "Consejeros", compuestos por verdaderos representantes del pueblo, en ausencia de todo interés privado diferenciado y distante del bien común del colectivo que representaba, sin discriminación ni explotación social alguna basada en la propiedad de bienes materiales. No existía, pues, en esta formación social, la diferenciación clasista que el régimen de propiedad privada establecería posteriormente, y que produce generaciones enteras de seres socialmente oprimidos y explotados, por tanto, resentidos y humillados por una minoría propietaria de esos medios objetiva y subjetivamente insensible. Tales seres sometidos e indefensos, llenos de rencor y odio no encauzado ni encausado, muchos de ellos tienden a descargar sus instintos en el delito y algunas de sus tipificaciones, ante los cuales, para mantener el orden dentro de la sociedad que sólo beneficia a los propietarios, se hacen necesarios los cuerpos armados de seguridad interior.

Delito y sociedad de clases

Si definimos al delito como un acto antisocial, asocial o simplemente dañoso para la comunidad donde se produce, se ha de tener en cuenta su evolución a partir de una determinada formación social. Y esto por cuanto no siempre los mismos actos han sido considerados como delito en una misma comunidad, en diferentes comunidades y en diversas etapas históricas y lugares de la Tierra.

En nuestra sociedad de tipo capitalista, son más frecuentes los delitos contra la propiedad,  precisamente porque la formación social se erige sobre un modo de producción ordenado según el concepto jurídico-político de propiedad privada pura, un derecho de alcance social universal sin condicionamientos de tipo político ni religioso, como fue el caso de las sociedades esclavista y feudal. En la sociedad capitalista, esta democratización de la propiedad determina que el robo vaya asociado a la posibilidad de apropiarse más o menos fraudulentamente de lo ajeno y pasar a ejercer su propiedad más o menos legalmente, más o menos impunemente, algo que los siervos de la gleba no podían hacer, porque estaban completamente excluidos del derecho a la propiedad; más aun los esclavos, lo cual limitaba el robo al inmediato usufructo de la cosa que hiciera desaparecer las pruebas del delito. La democratización de la propiedad privada pura en la sociedad capitalista, democratiza y extiende demográficamente las prácticas delictivas, en tanto que el progreso material las proyecta sobre una enorme diversidad de categorías según los objetos de propiedad sobre los que recae la propensión a delinquir.  

Los delitos y el derecho penal moderno, han surgido de este carácter crecientemente contradictorio de la categoría de propiedad bajo el capitalismo: en teoría, jurídicamente irrestricta, al mismo tiempo que, en la práctica, económicamente más y más restringida, según la explotación del trabajo social determina que la clase capitalista sea cada vez “más igual” en el ejercicio efectivo de ese teórico “derecho igual” a la propiedad, respecto de la clase asalariada. Ni que hablar de los parados o de los que alternan el paro con el régimen de trabajo temporal, ambas modalidades de “solucionar” el trabajo sobrante que parece haber llegado como una peste para no irse jamás; una situación que, sin duda, pesará sobre las generaciones futuras de trabajadores como un condicionante del pasado, que hará todavía más difícil que hoy tratar de encontrar la salida mirando hacia un pasado que no volverá, frente la necesidad histórica objetiva de un presente que les empuja cada vez con más fuerza a demostrar lo que son capaces de hacer .

Para eso será necesario vencer la tradición profética del pensamiento judeo-cristiano, donde el sentimiento de la providencia se nos aparece en los derechos constituciones que proclaman los burgueses, como un todavía no que, sin embargo, se nos promete que será, como “la confianza de que lo que es, no se encuentra totalmente alejado de lo que debiera ser”[12] , y de que, a pesar de su actual incumplimiento, el ser del capitalismo se está dirigiendo a su deber ser providencial. La unidad ―más que la unidad― la histórica identidad entre el ser que, en sí mismo lleva en sí el para sí del deber ser providencial del capitalismo, está presente en el discurso cotidiano de los filósofos, “científicos” sociales y periodistas burgueses, todos ellos rebajados a la misma condición y naturaleza de los mistificadores profesionales fabricantes de horóscopos, que todos los días publica la prensa a la medida de los que “caen” ―nunca mejor dicho― bajo la supuesta influencia siempre esperanzadora de los astros, cualquiera sea la constelación de su correspondiente signo zoodiacal.

[12] Cfr. Paul Tillich: “The socialist Decisión”, citado por Richard Quinney en “Clases, Estado y delincuencia” Ed. FCE/85 Cap.I

 

Crónica de los hechos desde el 11 al 14 de marzo de 2004

JUEVES 11-M.

7.39-8.00 hs.  Primeras noticias. Diez mochilas cargadas con explosivo estallan de forma casi simultánea en distintos trenes de cercanías que circulaban por los barrios madrileños de Atocha, Santa Eugenia y El Pozo del Tío Raimundo. Inmediatamente, el presidente del Gobierno, José María Aznar, recibe la noticia de boca de uno de sus asesores más próximos. Poco después, José Luis Rodríguez Zapatero, candidato del PSOE a la presidencia, recibe en su coche oficial una llamada de la Moncloa (sede del gobierno nacional), para comunicarle del atentado. A esa hora es informado Mariano Rajoy, candidato del PP a las elecciones previstas para el próximo domingo. En cuanto se sospecha la magnitud de la masacre, Rajoy anuncia que suspende la campaña electoral. Aznar llama personalmente a Zapatero, quien ordena a su director de campaña, José Blanco (Secretario General del PSOE), que dé indicaciones para que se paralicen todos los actos y se suspendan los espacios de propaganda electoral. El líder socialista habla también con el ministro del Interior Ángel Acebes y con Mariano Rajoy.

9.30 hs.  Ibarretxe (Lehndakari o Jefe del gobierno vasco) fue el primer dirigente político que compareció ante los medios de comunicación. No dudó en adjudicarle el ataque a ETA y afirmó: «Los que han hecho esto no son vascos, sino alimañas».

9.50 hs. La furgoneta sospechosa. Un vecino de Alcalá de Henares avisa a la policía de la presencia de una furgoneta sospechosa junto a su casa, de la que vio salir a las siete de la mañana a tres hombres.

10.15 hs. Aznar llama a Zapatero. Aznar vuelve a telefonear a Zapatero. El presidente del Gobierno, que permanece en la Moncloa reunido con su gabinete de crisis, le dice que espera que nadie ponga en duda que se trata de un atentado terrorista. El líder socialista está reunido en la sede central del PSOE con el núcleo duro de su equipo. A esa hora, en los pasillos de la sede socialista nadie daba pábulo aún al rumor que se empieza a extender, de que puede ser "Al Qaeda".

12.00 hs. Mariano Rajoy anuncia que la campaña electoral ha quedado suspendida, pide unidad a los partidos y hace un llamamiento para la participación en la manifestación del día siguiente y en las elecciones del domingo. En ningún momento se refiere expresamente a ETA, aunque el sentido de sus palabras apunta a la banda. En la reunión que se mantiene en la Secretaría de Estado de Seguridad, los responsables policiales señalan a ETA por los precedentes de atentados fallidos y la dinamita utilizada, según el Gobierno.

12.30-13.30 hs. Arnaldo Otegui (Principal dirigente de la rama política de ETA), descarta la participación de esa organización en el atentado. A la sede del PSOE llegan versiones de expertos españoles y franceses en la lucha antiterrorista que apuntan a que los indicios no permiten garantizar que la matanza sea obra de ETA. Coincide con la aparición en una televisión del dirigente abertzale Arnaldo Otegui, quien afirma que no se plantea <<ni siquiera como hipótesis>> que ETA esté detrás del atentado. Aún suena más extraño cuando dice que lo ocurrido en Madrid es <<una masacre sin justificación>> y expresa su <<rechazo más absoluto>>. En la calle Ferraz (Sede del P.S.O.E.) se empieza a modificar el discurso y, aunque de manera reservada, quienes a primera hora hablaban de ETA ya empiezan a apuntar a “Al Qaeda”. El cambio coincide, según se supo después, con la filtración a la prensa de la aparición de una furgoneta en Alcalá de Henares, distante cuarenta Km. De la ciudad.

13.30 hs. El Gobierno manifiesta no tener dudas. El ministro del Interior, Ángel Acebes, comparece ante la opinión pública y pronuncia la siguiente frase: <<El Gobierno no tiene ninguna duda de que ETA está detrás de los atentados. Resulta intolerable cualquier tipo de intoxicación que vaya dirigida, por parte de miserables, a desviar el objetivo y los responsables de este atentado». Se refiere a las declaraciones de Otegui y a las crecientes dudas sobre la autoría.>>

13.45 hs. Zapatero se refiere a ETA. Aún no había terminado la alocución del ministro cuando aparece Rodríguez Zapatero en la sala de prensa de Ferraz. En ese momento ya había escuchado decir públicamente a un miembro del Gobierno que era obra de ETA. Y esa es la tesis que mantiene el líder socialista. Pide unidad, participación en las manifestaciones y en las elecciones, apoyo a las familias de las víctimas y firmeza para derrotar a los terroristas. Al finalizar la comparecencia, colaboradores de Zapatero respondieron a algunas preguntas de los periodistas. Qué datos tienen para mencionar a ETA. «En la lucha antiterrorista tenemos que creer lo que nos dice el Gobierno», responden. Ya estaban recibiendo datos por otras vías.

14.00 hs. Ya están en los quioscos las ediciones especiales de los periódicos. En sus titulares, todos los diarios, salvo uno de tendencia proclive al Gobierno del PP, hablan de atentado de ETA. El presidente del Gobierno había llamado a los directores de los rotativos para asegurarles que se trataba de una acción etarra.

 14.30 hs. Aznar no menciona a la banda. Aparece ante los medios para dar cuenta de los atentados. En su exposición, y pese a que ya lo había hecho Acebes, no cita expresamente a ETA. Todos los argumentos que da apuntan, sin embargo, en esa dirección. Cita el intento frustrado de hacer explotar maletas-bomba en la estación de Chamartín el día de Nochebuena.

 15.30 hs. Finaliza la inspección de la furgoneta encontrada en Alcalá. Aparecen detonadores como los usados en las bombas de los trenes y una cinta con caracteres árabes. A las 18 horas se hará la traducción y se confirmará que son versículos del Corán.

15.52 hs. Centro Nacional de Información (CNI) emite un informe en el que dice que es <<casi seguro>> obra de ETA y que <<con los datos disponibles>> no se puede apuntar a la Yihad Internacional.

17.30 hs. La ministra de Asuntos Exteriores remite un comunicado a todas las embajadas en el que advierte de que en las comunicaciones públicas sobre el atentado deberá responsabilizarse de la matanza a la organización ETA.

17.40 hs. Aparece una mochila que no explotó. En la comisaría de Vallecas, donde se amontonan objetos retirados de los lugares de los atentados, alguien dice que “sonó la alarma de un teléfono en el interior de una mochila con 12 kilos de explosivos como los utilizados en los atentados y un móvil preparado como temporizador.” Luego también se dijo que “un error en la programación del aparato y un fallo en el mecanismo acaba por llevar a la pista clave”.

20.10 hs. El presidente del Gobierno todavía en funciones vuelve a llamar a Zapatero y a directores de periódicos para informarles sobre la aparición de la furgoneta. Confirma que se abre una nueva vía de investigación, pero mantiene que la autoría de ETA es la principal hipótesis.

20.30 hs. Acebes convoca una segunda rueda de prensa para insistir en que la principal línea de investigación apunta a ETA, pero al final de su intervención da cuenta de la aparición, por la mañana, de la furgoneta. El Gobierno no da crédito a la reivindicación de un grupo islámico recibida en el periódico árabe “Al Quds al Arabi” editado en Londres.

21.30 hs. Reunión del <<núcleo duro>> de Zapatero. Repasan lo acontecido a lo largo del día y se ponen sobre la mesa los datos recibidos por sus propios canales de información. A esa hora ya saben que apareció la mochila con goma 2 y un teléfono móvil. Se debate la posibilidad de ofrecer públicamente los datos que poseen, pero Zapatero no quiere que se le pueda acusar de utilizar electoralmente el atentado.

24.00 hs. La Voz de Galicia, en sus primeras ediciones, es el único diario de España que atribuye en primera el atentado a “Al Qaeda”, basándose en las informaciones que recabó a lo largo del día. A medida que avanza la tirada, el ministro Zaplana comparece de madrugada e insiste: «Es un asesinato colectivo de la banda criminal y asesina ETA». Se modifica entonces el titular y se deja la referencia a que “Al Qaida” reivindicó la matanza.

VIERNES 12-M.

1.30 hs. No hay suicidas. Finalizan las autopsias y no se encontraron indicios de que hubiese suicidas entre los fallecidos.

5.15 hs. Desactivada la mochila. El Gobierno sostiene que hasta las 2.40 horas no se recibió aviso para desactivar la mochila hallada en Vallecas. A las 5.15 finaliza el trabajo.

9.15 hs. «Retienen información». El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, tenía prevista una entrevista en Antena 3 Televisión. Allí da el primer aviso de lo que la noche anterior se habló en Ferraz. «El Gobierno retiene información», dijo. Más tarde, cuando se le comenta que Aznar le exige disculpas, insiste: «Van a intentar no dar toda la información hasta después de las elecciones. A ver quién se tiene que disculpar».

11.15 hs. Aznar insiste. José María Aznar comparece tras su último Consejo de Ministros. Sigue sin mencionar a ETA, pero sí apunta a ella de forma clara: «¿Qué Gobierno con dos dedos de frente no barajaría la autoría de esa banda terrorista que todos conocemos?», se pregunta. Respalda todas las intervenciones de Acebes y cuando un periodista le pregunta si el atentado podría estar vinculado a sus decisiones sobre política internacional, responde que la cuestión no es pertinente y da por terminada la rueda de prensa. Hay dos vías de investigación, pero la principal es la de ETA.

12.00 hs. Rajoy también insiste. Dice que la investigación se centra en ETA, aunque hay otras posibilidades que no se pueden descartar. Afirma que es el primer interesado en que se aclare la autoría y confía en que los atentados «no influyan en ningún voto».

13.00 hs. Zapatero pide información Segunda aparición pública del candidato socialista. «Quiero pedirle al Gobierno que informe con la mayor diligencia posible». Cuando se le pregunta por la autoría dice: «Lo importante ahora es consolar a las víctimas». «No es el momento de establecer las consecuencias políticas del atentado. Tiempo habrá», añade.

15,30 hs. Ana Terradillos divulga esta exclusiva: «No se ha hecho público todavía, pero fuentes del Ministerio del Interior nos lo acaban de confirmar. La carga explosiva está compuesta por "titadyn" y dinamita reforzada». De inmediato, remacha: «Hablamos, por tanto, efectivamente de ETA, del modo de actuar de ETA»; «aunque –prosigue– hoy se han saltado uno de sus rituales: avisar de la colocación del artefacto». Tal modo insólito de actuar lo atribuyen las «fuentes de la lucha antiterrorista» consultadas por la cadena SER, entre otras causas, «a la gente joven, que no ha seguido las directrices de la cúpula».

18.00 hs. Acebes informa sobre la mochila. Veintidós horas después de su aparición, el ministro informa sobre la mochila hallada en Vallecas. Acebes dice que son pistas que abren nuevas posibilidades, pero insiste: «La principal línea de investigación es ETA». El día 18, el Gobierno desclasificaría otro informe del CNI recibido la tarde del 12 en el que se pone en duda la veracidad de la reivindicación de Al Qaida.
18.30 hs. Comunicado de ETA. La televisión pública vasca y el diario aberzale “Gara” emiten un breve comunicado de ETA en el que niega su participación en el atentado. El locutor de la ETB asegura que la voz del comunicante es la misma que la del vídeo de los encapuchados que anunciaron la tregua sólo para Cataluña. Interior se niega a dar crédito a la banda terrorista.

19.00 hs. Manifestaciones. Comienzan las manifestaciones en toda España. Muchas personas llevan pancartas contra ETA. Otras rezan: «Queremos la verdad antes del domingo».

22.00 hs. Filtraciones. En la sede del PSOE se reciben filtraciones. La policía estaría siguiendo la pista a personas de procedencia árabe. Creen que pronto habrá detenciones.


SÁBADO 13-M

01.00 hs. Advertencia noruega. Los servicios secretos noruegos rescatan un documento que recibieron hace meses y que archivaron. Según el mismo, grupos terroristas islamistas habrían planeado atentados en España durante las elecciones.

13.30 hs. Transparencia y entrevistas. El ministro portavoz garantiza transparencia. En plena jornada de reflexión, Mariano Rajoy, candidato del PP, dice en sendas entrevistas publicas por dos periódicos que tiene la «convicción moral» de que fue ETA, y añade que, más que nunca, es necesaria la mayoría absoluta. El PSOE recibe datos de Francia. La jueza antiterrorista Laurence Le Vert descarta a ETA y dice que la pista buena es la islámica.

14.30 hs. Colaboración entre grupos terroristas. Por primera vez, el ministro Acebes habla de la posibilidad de que haya colaboración entre bandas terroristas diferentes. Todavía dice que no tiene datos que apunten a grupos árabes.

16.00 hs. Detenciones. La policía detiene a cinco sospechosos en diferentes puntos de Madrid.
16.50 hs. Desmentido del CNI. El director del Centro Nacional de Inteligencia desmiente a una emisora de radio que dijo que el CNI trabajaba con la posibilidad de la autoría islamista y que ya desde el jueves había advertido que la hipótesis de ETA era «muy vaga». A esa hora ya circulan por Internet y los móviles llamadas a concentrarse delante de las sedes del PP.

19.40 hs. La cinta de vídeo. “Telemadrid” recibe una llamada anónima anunciando que en una papelera entre la mezquita y el tanatorio situados en la M-30 de Madrid hay una cinta de vídeo en la que se reivindica el atentado.

20.00 hs. Acebes anuncia las detenciones. El ministro del Interior informa de que hay tres marroquíes y dos indios detenidos. La pista fue el teléfono móvil hallado en la mochila que no llegó a explotar.
20.15-20.30 hs. Rajoy y Rubalcaba comparecen. El candidato del PP, Mariano Rajoy, comparece públicamente para condenar las concentraciones ante las sedes del PP (insinúa que no son espontáneas y que hay algún partido político detrás) y pide a la junta electoral que intervenga. La réplica se la da Alfredo Pérez Rubalcaba, estrecho colaborador de Zapatero. Acusa al Gobierno y al PP de haber mentido en la administración de la información sobre los atentados del jueves.


DOMINGO 14-M

00.45 hs. El contenido de la cinta. Nueva aparición del ministro Acebes para dar cuenta del hallazgo de la cinta de vídeo y de su traducción. En ella hay un mensaje en el que se reivindica el atentado de Madrid. Aparece un hombre con acento marroquí y vestimenta árabe. Dice que habla en nombre del portavoz militar de Al Qaida en Europa, de quien los servicios de información europeos no tienen constancia, según el ministro.

14.15 hs. Más detalles. El ministro del Interior aporta nuevos datos sobre la investigación y sobre las detenciones de presuntos implicados en la matanza. A esa hora la participación en las elecciones superaba en cinco puntos la del año 2000. En el PP saltaban las alarmas. Y con razón.

Los instrumentos humanos o “causa material” del atentado

  El 14 de febrero de 2004 ―día de los enamorados― sin más testigos que la mesa en torno a la cual acordaron cambiar dinamita por droga y dinero, las dos partes contratantes en este negocio quedaron así convertidas en verdadera causa material[13] o instrumento de la terrible masacre perpetrada el 11 de marzo pasado en cuatro trenes de la línea de cercanías Guadalajara-Madrid. No estamos hablando, pues, de los verdaderos causantes del atentado.

A esa reunión ―celebrada en un restaurante de comida rápida “McDonalds”, cercano al Hospital Gómez Hulla, en el barrio madrileño de Carabanchel Alto― acudieron, por una parte, José Emilio Suárez Trashorras, Antonio Toro Castro, Rafá Zouhier y Carmen Toro Castro, propietarios “ilegítimos” de 110 Kg. de goma2 marca “Eco”; por la otra, Rachid Aglif, Jamal Ahmidan y Mohamed Oulad Akcha, propietarios igualmente “ilegítimos” de 7.000 euros y 32 Kg. de hachís.[14]

José Emilio Suárez Trashorras es un ex minero de 27 años que dejó de trabajar definitivamente en una cantera del Concejo asturiano de Tineo ―llamada “Conchita”― el 31 de octubre de 2002. Un informe de la Guardia Civil citado por el periódico asturiano “La Nueva España”, dice que le fue concedida la jubilación por incapacidad mental con diagnóstico de “esquizofrenia paranoide”, y que, “tras el fin del contrato, no se le ha vuelto a ver por las explotaciones o sus alrededores”.  Según reporta “El Mundo” en su edición del 27 de marzo de 2004:

 <<El avilesino detenido habría proporcionado los explosivos a los terroristas, después de que le indicaran que su destino era una mina marroquí.” Este hombre no sólo está acusado de facilitar los explosivos a los terroristas, sino también de ofrecerles entrenamiento para su utilización, “en el marco de una estrecha relación con la célula islamista.>> (Op. cit.)

Todas las pistas apuntaron a él después que la policía analizó el explosivo encontrado dentro de una mochila ―que no llegó a estallar― en uno de los vagones del tren que explotó en la calle Téllez, a la entrada de la estación de Atocha. Según las coincidentes versiones periodísticas basadas en una única fuente oficial de ese momento, en la mochila, se encontraron dos cartuchos de Goma 2 marca “Eco”, de 125 gramos cada uno, que aún se mantenían en su envoltorio de origen. Según esta misma fuente, a partir de los números de registro que llevaban escrito, la policía pudo determinar que los explosivos procedían de varias canteras del norte de España. Más adelante veremos que las cosas no fueron exactamente así de simples ni claras.

Suárez Trashorras tiene antecedentes por drogas y en 2001 había sido investigado por traficar con “goma 2”, aunque no se lo imputaron. En la información publicada por “La Nueva España”, un vecino lo describe como alguien “muy nervioso”; otros dicen que llevaba un tren de vida “muy caro”. Tras conseguir la jubilación anticipada por la que cobraba entre 1.200 y 1.800 Euros mensuales, solía moverse en Audi y en Mercedes. Todos los indicios apuntaban a que el dinero con el que financiaba esos signos externos de riqueza, provenía de sus trapicheos con la venta y el tráfico —de hachís y explosivos— de tipo medio. Según la versión digital de la revista “Interviu” que dice haber accedido a su prontuario:

<<Emilio Suárez Trashorras tiene antecedentes policiales por narcotráfico desde 2001. Según su ficha policial, a la que ha tenido acceso interviú, en aquel año fue controlado por la policía en once ocasiones. Los agentes le califican en la ficha de “delincuente habitual, traficante de armas y drogas”. Hijo de Manuel y Agripina, carece de formación profesional alguna, salvo una corta experiencia de minero, y percibe una pensión por una enfermedad psiquiátrica crónica.>> (Op. Cit.)

Finalmente, fue detenido y presentado en sociedad por el Juez Juan del Olmo, como el principal acusado en los atentados del 11M. 

Antonio Toro Castro carece de estudios. Según la misma fuente de la revista “Interviu”, trabajó como mensajero, portero en discotecas, clubes de alterne y, eventualmente, como empleado en diversas empresas: Limpiezas Plata, Sereliton (1994); taller Occidente (1996-98); Instalaciones Seuval (2003); Aislamiento Metal (2003). Desde 2001, asociado con Suarez Trashorras y un tercero llamado Víctor, regentó un negocio de coches de segunda mano en la localidad asturiana de Piedras Blancas. En julio de ese año fue descubierto en el curso de la operación “Pípol” con drogas y 16 cartuchos de dinamita. En aquella ocasión delató al que luego sería su cuñado, delito por el cual ambos fueron encerrados en la cárcel de Villabona. Los antecedentes policiales de los dos compinches se remontan a esas fechas. La participación de Antonio Toro en los hechos del 11M, está íntimamente relacionada con las actividades de su cuñado Suárez Trashorras y su hermana Carmen recogidas en el sumario 20/2004. Sin embargo, a pesar de que su cuñado, Antonio Toro, había sido ingresado en prisión a los pocos días del atentado, hubieron de pasar nueve meses para que la policía encontrara en Antonio indicios razonables de “culpabilidad”. El 28 de marzo de 2004 fue detenido tras unas declaraciones de Rafá Zouhier a la policía, señalándole como la persona con la que contactó por el asunto de los explosivos, y que le había ofrecido Goma-2 antes de los atentados de la estación de Atocha. Pero fue puesto en libertad el 2 de abril. Fue encarcelado nuevamente el pasado 15 de octubre, pero la imputación no fue por lo del 11M sino por tráfico de drogas.

Según reporta Víctor Llano, de “Asturias Liberal”, Antonio Toro, que fue legionario, tenía muy buenas relaciones con algunos agentes del CNI e informó de algunos de los movimientos que estaban realizando los hombres de Jamal Ahmidam (“El Chino”)…Antonio Toro…podría convertirse en un testigo negativo si le ocurriera algo a su hermana Carmen Toro, que también es esposa de Suárez Trashorras, está en libertad y regenta un bar en Asturias”. Estamos hablando de los meses inmediatos posteriores a los atentados.         

José Ignacio Fernández Díaz

Este sujeto, apodado “El Nayo”, actualmente fugado en un país del Caribe, además de confidente de la policía, fungía en Asturias como traficante de armas y drogas, también vinculado al negocio de la prostitución, cuyo producto en dinero blanqueaba mediante una vasta red fraudulenta de compra-venta de coches de alta gama. Su organización funcionaba mediante una secuencia de operaciones que consistían en viajar con el dinero negro a los países europeos de mayor renta per cápita, como Bélgica Holanda, Alemania, o Francia, para invertirlo allí en la compra de automóviles lujosos. Las compras se hacían bajo nombre falso. Se importaban los coches a España y aquí se vendían a clientes (concesionarios) de la red que ellos controlaban. Las facturas se confeccionaban a nombre de supuestos vendedores de apellidos belga o alemán, o de un importador español también falso, y un comprador español que la mayor parte de las veces resulta ser el propio José Ignacio, “El Nayo”.  

Dado que se trataba de blanquear dinero, los precios y los beneficios son inferiores, lo cual facilita la venta de los automóviles. Una vez cumplimentada la operación de compra con el extranjero, la red, con la firma del “Nayo” como comprador, vendía estos coches a conocidos concesionarios nacionales en ciudades como Oviedo, Gijón o Avilés, que los adquirían a menor precio del medio vigente en el mercado de la intermediación, para venderlos  al consumidor final también por debajo de su precio.

En Asturias, la red de trata de mujeres y drogas que se teje en los numerosos clubes de alterne, con o sin consentimiento de sus dueños, blanquea dinero de esta manera. Según reporta Joaquín Santiago Rubio en la edición del periódico “Asturias Liberal” del 9 Marzo de 2005, entre los compradores finales de estos coches —que permiten a individuos como el “Nayoblanquear el dinero negro de la venta ilegal de armas, sexo y drogas— hay altos dirigentes políticos asturianos y “apellidos ilustres de esta región”, quienes también suelen frecuentar esos antros mezclando ocio y negocio, para fortalecer vínculos mafiosos de mutua colaboración informal objetiva con delincuentes como el “Nayo”. Este es uno entre otros muchos oscuros intersticios de la sociedad capitalista, donde brilla y al mismo tiempo se oculta la esencia del “Estado Democrático de derecho”:    

<<Así se explican, quizá,  tantos silencios, tantas vergüenzas y tanto mirar a otro lado entre los “líderes” de esta región.>> (J. S. Rubio Op. cit.)

Al poco tiempo de quedar en libertad tras la operación “Pípol”, el “Nayo” volvió a ingresar en prisión porque Suárez Trashorras inauguró su nueva condición de “confidente” al servicio de la policía de Avilés, acusándole de ser uno de los proveedores de la droga que él se dedicaba a colocar entre sus clientes. A raíz de este “soplo” que Suárez Trashorras hizo en la oreja de su “controlador” —el burócrata policial Manuel García González, jefe de la sección de estupefacientes de la comisaría de Avilés— el dispositivo policial tuvo éxito y “Nayo” volvió a prisión, pero se tomó la revancha. Desde la cárcel de Villabona, en abril de 2002 informó a la Jefatura Superior de Policía de Asturias que Suárez Trashorras robaba dinamita goma 2 en las minas para venderla. Al ver que el avilesino seguía en libertad, en 2003 volvió a denunciar los hechos, esta vez en la Comandancia de Oviedo, diciendo que Suárez Trashorras tenía escondidos 500 Kg. del explosivo “Goma 2” en las cercanías de la mina “Conchita”. Pero ni las investigaciones de la Guardia Civil ni las de la Policía —sabiendo que en 2001 el avilesino había sido sorprendido con cartuchos de goma 2 y detonadores— dieron los resultados deseados.[15]

Finalmente, no se sabe cómo, el “Nayo” logró huir convertido en prófugo de la justicia hacia un país del Caribe. Tampoco se sabe cómo, ”El Mundo” dio con él y le hizo un reportaje que J.P. Ramírez publicó en la edición de este periódico correspondiente al 24 de febrero de 2005. Allí el “Nayo” se despacha diciendo lo que no había dicho nunca: que Castro Toro y Suárez Trashorras vendían explosivos Goma

2 a E.T.A.: http://www.libertaddigital.com/php3/noticia.php3?cpn=1276245024

Rafá Zouhier es un marroquí que trabajaba como guardaespaldas y portero de discoteca. Desde ese ambiente, pasó fatalmente con toda naturalidad al negocio de la droga, para emprender su carrera de pequeño mafioso. El 21/03/1997 fue detenido por la Guardia Civil en Las Rozas, Madrid, acusado por un delito de lesiones. Año y medio después, el 02/08/1998 fue detenido ―también por la Guardia Civil― en Majadahonda, Madrid, acusado de un delito de robo de vehículo. Durante una entrevista que le concedió al Diputado del Partido Popular, Ignacio Del Burgo, Zouhier se retrató a sí mismo de la siguiente guisa: “Llevo apoyando a las Fuerzas de Seguridad desde que tenía 17 o 18 años. Primero en Las Rozas, con el sargento Miguel Ángel, alías Jaime. Luego trabajé de seguridad en varias discotecas y así conseguía información de cosas más graves. Y empecé a trabajar para Valdemoro y Tres Cantos con el teniente Oscar y el cabo Mario. Fruto de mis informaciones acabé con una red de traficantes de armas y ladrones de joyerías. Cobré casi 3.000 euros por los dos servicios. De joven lo hacía gratis porque siempre quise ser policía”. Aunque nunca se sabe, su carrera delictiva parece haber terminado el 20 de marzo último, cuando fue detenido en Madrid acusado de ser el enlace entre los proveedores del explosivo “Goma2” y el grupo de terroristas islámicos liderado por Jamal Zougam, tal como parece verosímil. Ya veremos un poco más adelante que, desde el punto de vista de la verdad histórica sobre todo este asunto, los principales enlaces de este personaje no fueron precisamente estos.

Por declaraciones de su hermano se ha podido saber que, en la mañana del 11M, mientras observaba las imágenes de la masacre por televisión, Rafá Zouhier dijo con lágrimas en los ojos: “¡mira lo que han hecho estos!”. En su auto del 18 de junio de 2004, el Juez del Olmo dice que: según testimonio telefónico registrado por la policía, cinco días después del atentado Rafá Zouhier llamó a su confidente más directo ―el agente “Victor”― para delatar a Ahmidan (el chino), diciendo que tenía dinamita y detonadores, como posteriormente se comprobó durante el registro de su domicilio; Carmen Toro Castro es la esposa de Suárez Trashorras y hermana de Antonio Toro. Actualmente pesa sobre ella la acusación policial de haber ocultado los explosivos ―presuntamente utilizados en el atentado― que su hermano ocultaba en el apartamento donde fue sorprendido por los efectivos que intervinieron en la operación por tráfico de drogas llamada “Pípol”, y a los que supo disuadir de inspeccionarlo proponiéndoles conducirles a otro local donde les dijo que se encontraba el cuerpo del delito, ocasión que su hermana aprovechó para hacer el traslado de la dinamita a un hórreo ubicado en la localidad de Cogollo:

 «No se ha efectuado el registro en el domicilio de Antonio Toro Castro, ubicado en la calle Juan Ochoa, número 21 de Avilés, porque en el momento de su detención, éste manifestó de forma voluntaria que las sustancias estupefacientes las guardaba en un garaje de la calle Eloy Fernández Carabela, por lo que se estimó realizar el registro en ese lugar.

 Pese a lo encontrado (tres kilos de cocaína, 84 de hachís, 16 cartuchos de Goma 2 Eco y 96 detonadores eléctricos), se desestimó la realización del registro en su domicilio», para el que tenían la correspondiente autorización». (“La Nueva España” 02/12/04)

Un informe de la Guardia Civil que figura entre los papeles que componen el sumario cuyo secreto fue levantado por el juez en el mes de julio de 2005 —y que “El Mundo” publicó en su edición del 5 de setiembre— imputa a esta mujer haber dirigido la venta de explosivos a los terroristas del 11M. El informe, datado el 15 de noviembre de 2004:

<<…consiste en una pormenorizada reconstrucción de los hechos, para la que se han tenido en cuenta, entre otras cosas, los seguimientos de llamadas telefónicas y las declaraciones policiales y judiciales de los principales imputados.>> (Op. Cit.)

Rachid Aglif Oulad. El apellido Oulad pertenece a una familia marroquí residente en España compuesta por cinco hermanos: Khalid, Naima, Mohamed, Farid y Rachid. En principio, la policía decidió actuar contra todos ellos considerarles partícipes en los atentados. El día 20M fueron detenidos tres, pero Mohamed y Rachid ―en teoría los más implicados en los ataques― estaban desaparecidos. La detención de Naima, la única mujer del clan, fue la clave para, al menos, concretar el resto de identidades de los huidos. Rachid trabajaba en Illescas (Toledo). Está presuntamente relacionado con Basel Ghayoun y Fouad El Morabit, ambos arrestados el pasado 24 de marzo en Ugena (Toledo) por su supuesta complicidad con los atentados. Rachid llegó a España en 1999. El 20 de septiembre de 2001 fue detenido durante el mismo atraco a la joyería en Pola de Lena (Asturias), en una acción de la Guardia Civil conocida por “operación Merlín” que desarticuló a la banda, de la que Rafá Zouhier logró zafarse no por méritos propios ni por pura casualidad.

Jamal Ahmidan (el chino). Según la cadena radiofónica española “Ser”, Jamal tenía sólo 17 años cuando provocó un incendio para intentar huir del Centro de Internamiento de Extranjeros de Madrid, sito en el barrio de Moratalaz.

El día 8 de mayo de 1999, "El Chino" y un compañero argelino, aprovecharon el desconcierto que se produjo por un incendio fortuito ―que ya había sido controlado por los bomberos―, para provocar uno mayor apilando ropa de cama y toallas, mientras se encontraban en una zona de seguridad del Centro para Extranjeros. En medio de la confusión del momento, Jamal Ahmidan intentó huir pero los funcionarios del centro y la policía consiguieron su detención.

Un año después, la Audiencia Provincia de Madrid condenó a Ahmidan a sólo tres años de cárcel en razón de su minoría de edad, y a su compañero de fuga a cinco años. "El Chino" no llegó a cumplir la condena porque se fugó a Tánger. En esta ciudad marroquí fue detenido de nuevo e ingresado en prisión, al parecer por el apuñalamiento de otro compatriota. Según las fuentes consultadas, fue en la prisión de Tánger donde, aleccionado por las enseñanzas religiosas de otros presos, Jamal Ahmidan pasó a ser un islamista radical que decidió hacer suya la “Yihad” (Guerra Santa).

Destaca un documento de la Guardia Civil —al que ha tenido acceso la agencia Europa Press— que Jamal no sabía nada de explosivos hasta dos meses antes de la masacre. Cabe recordar que se le situaba como pequeño narcotraficante en Bilbao, metido en ajustes de cuentas con otros delincuentes. Pero la relación de “El Chino” con Suárez Trashorras acabó con esa inexperiencia. La Guardia Civil dice que entre ambos –así como entre el minero y otros de los terroristas implicados– hubo “más que un intercambio comercial” esporádico; el grado de comunicación era "intensa, directa y continuada en el tiempo hasta días inmediatamente anteriores a la perpetración de los atentados".

Prueba de ello son las llamadas detectadas entre el terrorista marroquí y el ex minero cuando el primero fue detenido en un control de velocidad precisamente al traer la dinamita de Asturias a Madrid.  Dice el informe que "si Jamal Ahmidan actuaba como lanzadera, la llamada a José Emilio Suárez podría implicar que el mismo Emilio viajaba en otro vehículo que componía la misma expedición, y que fue avisado por Jamal al objeto de tomar las precauciones necesarias". Pero, en ese caso, quienes estaban controlando esas llamadas debían haber detectado la proximidad si es que se hicieron en el radio de un mismo repetidor y eso puede saberse, de modo que el uso del condicional “podría” no cabe.

Según el testimonio telefónico que figura en el auto del juez Del Olmo del 18 de junio de 2004, desde su regreso de Tanger, en 2003, el “chino” se había vuelto “religiosísimo”; todos los días se levantaba a las cuatro de la mañana para rezar hincado en dirección a la Meca; que ya no bebía ni robaba, pero traficaba con droga en la zona de Bilbao porque había regresado de Tanger para “liarla”, pero, contradictoriamente, se desplazaba en un BMV de 30.000 Euros con televisión abordo, y como posteriormente pudo saberse por testimonio de su propia mujer española, su hija de ambos asistía a un colegio privado de confesión católica, y según veremos más adelante no existen pruebas fehacientes de que, uno de los supuestamente inmolados en el Piso de Leganés sea verdaderamente este sujeto y no otro.  

Mohamed Oulad Akcha Llegó a España el 21 de marzo de 1997. La Policía ha podido saber que dos de los integrantes del comando que participó directamente en los atentados, sacaron un total de 13.500 euros días antes de ejecutarlos, por lo que cree que dicho dinero fue destinado a financiar, posiblemente, el alquiler de las viviendas donde se ocultaron tras el 11-M, entre ellas el piso de Leganés, donde, días después siete de ellos presuntamente se inmolaron al verse rodeados por las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Esta cantidad de dinero fue sacada en dos partidas. La primera, el 5 de marzo, de una sucursal madrileña del Banco Popular. Rachid Oulad Akcha, uno de los cuatro hermanos marroquíes que han sido investigados por los atentados y que se encuentra actualmente en paradero desconocido, extrajo de su cuenta corriente 3.500 euros.

Al día siguiente, su hermana Naima ―la única mujer detenida y encarcelada por el 11-M― acudió a la misma sucursal bancaria y sacó de su cuenta 10.000 euros, que entregó allí mismo a su hermano Mohamed, como quedó registrado en la grabación en vídeo del circuito de seguridad de la entidad. Ese mismo día, cinco antes de los atentados, Mohamed Oulad Akcha pasó a la clandestinidad.

La participación de los hermanos Oulad Akcha en los atentados de Madrid, fue conocida por los investigadores gracias a que utilizaron en varias ocasiones teléfonos móviles con tarjetas, adquiridas junto a otras que fueron utilizadas en las mochilas bombas por Jamal Zougam, uno de los primeros detenidos en el locutorio de Lava pies imputados por el 11-M. De hecho, la pista que llevó hasta ellos fue un teléfono que con una de estas tarjetas había contactado con dos números de Marruecos que resultaron pertenecer a un tal Ahmed Oulad Akcha, un jubilado residente en la ciudad de Tetuán.

Las gestiones policiales permitieron determinar que tres de los hijos de este jubilado marroquí ―Mohamed, Rachid y Naima― vivían en España, concretamente en un piso situado en el número 13 de la calle Lito, del madrileño barrio de Villaverde; y que un cuarto sujeto, llamado  Khalid, estaba preso en la cárcel salmantina de Topas.

Éste y Naima fueron detenidos por orden judicial, aunque el primero volvió a la prisión sin cargos por esta causa. La Policía registró su celda sin encontrar nada y el juez Juan del Olmo le interrogó por las llamadas que había recibido en el centro penitenciario donde estaba preso desde el teléfono que había puesto a los investigadores tras la pista de los Oulad Akcha.

Naima, sin embargo, sí terminó ingresando en la cárcel por su presunta participación en el 11-M. Detenida el 20 de marzo, tras su interrogatorio el juez de la Audiencia Nacional decidió imputarla, ya que, además de sospecharse que pudo hacer labores de enlace entre los integrantes del grupo, sus ahorros sirvieron presuntamente para financiar los atentados.

A los otros dos hermanos, Mohamed y Rachid, la Policía aún intenta localizarlos, aunque sospecha que dos de los cuerpos aún sin identificar encontrados en el piso de Leganés pueden corresponder a ellos. Mohamed y Rachid, de hecho, estaban en el núcleo duro del comando terrorista, como lo demuestra su estrecha relación con Jamal Ahmidan, el Chino, otro de los integristas supuestamente inmolados que, como ellos, procede de la localidad marroquí de Tetuán.

Los investigadores policiales apuntan que Mohamed y Rachid pudieron ser dos de los terroristas que subieron las mochilas bomba a los trenes en Alcalá de Henares. Lo que sí tienen contrastado es que ambos estuvieron en el chamizo de Morata de Tajuña donde supuestamente se prepararon los artefactos explosivos y que el primero de ellos fue uno de los miembros de la célula que viajó a Asturias los días 28 y 29 de febrero a recoger el explosivo que según la versión oficial, fue utilizado el 11-M.

Las pesquisas policiales han permitido saber que, el 3 de marzo, Rachid se despidió de sus compañeros de trabajo, con los que realizaba una obra en la universidad madrileña Carlos III, a los que dijo que se marchaba de vacaciones a Granada para visitar a su hermano, y que volvería 20 días más tarde. Sin embargo, Rachid no volvió y en el lugar donde se cambiaba de ropa permanecen su mono de trabajo, unos guantes y un taladro. Es el último rastro de su vida legal antes de pasar a la yihad.

Se ha sabido, también, que Rachid y Mohamed Oulad Akcha integraban la célula operativa de Morata de Tajuña.

Además de estos sujetos que negociaron el cambio de explosivos por dinero y drogas, fue operativamente decisiva  la participación de:

 Sarhane Ben Abdelmajid, “el Tunecino”. Según las fuentes periodísticas españolas, se le consideraba un "comecocos" o ideólogo del grupo, con “una visión distorsionada y fanática de la religión islámica”. Acusaba , a todos los que no pensaban como él ―incluso a musulmanes moderados―, de ser unos "incrédulos". "Se metía mucho con los cristianos, no se llevaba bien con casi nadie por este motivo. Si no le seguías la corriente, decía que ibas a ir al infierno".

Sarhane tenía 36 años y vino desde Túnez hace ocho para estudiar Económicas en la Universidad Autónoma de Madrid. Sin embargo, abandonó la carrera y sobrevivía haciendo trabajos para los que no se necesita formación académica. En la actualidad ―según se ha conocido de fuentes policiales― se dedicaba a la compra y venta de pisos en una inmobiliaria cercana a la mezquita del barrio de Tetuán. Hace unos cuatro años solía asistir a las clases de religión islámica de los sábados en la mezquita de la M-30, "pero la moderación que hay aquí no le gustaba y dejó de venir", comentan en el centro. Desde entonces, Sarhane se movió de un oratorio a otro entre los muchos que existen en la capital. Hay constancia de que se casó en la mezquita de Estrecho, donde aseguran que no va habitualmente y que no le conocen.

En uno de sus autos sobre el caso, el juez Del Olmo dice que “El Tunecino” ayudó a que Jamal Ahmidan ―alias “el chino” y “Mowgli”―, alquilara con pasaporte belga falso a nombre de Youssef Ben Salah, la finca de Morata de Tajuña en la que —siempre según la versión oficial— se prepararon los explosivos utilizados en los atentados de Madrid. En la casa también habrían estado los hermanos Mohamed y Rachid Oulad, así como el también marroquí Abdennabi Kounjaa “Abdala”.

Muchos de sus compañeros de oración relatan que desde hacía algún tiempo sus creencias se habían radicalizado. "Últimamente se había aislado de todos", dice un joven inmigrante que conoció a Sarhane hace unos cuatro años, cuando todavía "fumaba e incluso bebía", algo impropio de "un buen musulmán".

La descripción de quienes trataron con él continúa. Piden confidencialidad, quizá “por el miedo que infunde un hombre capaz de volar cuatro trenes y convulsionar los cimientos de un país. Se volvió muy riguroso, se metía constantemente con los cristianos, con los españoles, y nos llamaba incrédulos a muchos de nosotros, que somos practicantes y sabemos de nuestra religión. No nos ha sorprendido la acusación", dice coincidiendo con la versión de otras personas cercanas a “El Tunecino”.

Sarhane solía exhibir una larga barba, lo que es “Sunna”. Los musulmanes, además de, en el Corán, creen en la Sunna, la segunda fuente de la ley islámica. Ésta agrupa las actitudes, acciones y palabras del profeta; seguirlas es "Hasanat” (buenas acciones que aseguran la generosidad de Alá).

La Policía asegura que, desde mediados de 2003, comenzó a hacer "expresas manifestaciones" sobre la preparación de un atentado en Madrid, a raíz de los comunicados difundidos por Al Qaeda. "Sarhane veía los mensajes del grupo de Bin Laden a través de algunos canales de televisión árabes", explican en su entorno.

La Policía preguntó por Sarhane Ben Fakhet a los primeros detenidos tras el 11-M. Sus declaraciones judiciales, a las que ha tenido acceso el periódico “La Razón”, demuestran que el líder de la célula empezó a hablarles del atentado ya en el verano del año 2003. Los arrestados entre el 13 y el 24 de marzo de 2004, dejan claro que conocían, en mayor o menor medida, al que luego fuera considerado líder o dinamizador de la llamada “célula de Leganés”. Según las declaraciones de algunos de ellos, Sarhane Ben Fakhet ―al que consideran radical y violento― en el verano de 2003 comenzó a hablarles de llevar a cabo un gran atentado en Madrid. También quería asaltar comisarías para matar policías y robar bancos y joyerías con el fin de financiar la yihad, en lo que él denominaba la “justicia islámica”.

Rabei Osman Sayed Ahmed, "Mohamed el Egipcio” Nacido el 22 de julio de 1971, fue militar del ejército egipcio, donde era el responsable de un equipo de demolición. Con anterioridad, frecuentó los campos de entrenamiento en Afganistán, convirtiéndose en un experto en explosivos. Durante su estancia en España presumía de ello con reiteración ante sus amigos.

Llegó a España procedente de Alemania e Italia. Nada más llegar, comenzó a trabajar como pintor ocasional de brocha gorda, lo que le servía de coartada, pero sin olvidar sus "deberes" religiosos. Esto fue causa de que, a los pocos días de su arribo, comenzara a ser investigado por la policía española por sus relaciones con la Yihad islámica. Desde entonces, se le hizo un seguimiento con grabaciones de sus encuentros y conversaciones telefónicas, que terminó con su inclusión en las diligencias previas 53/2002 que instruyó el juez Baltasar Garzón, titular del Juzgado Central de Instrucción Número 5, "como líder de un grupo vinculado Al Qaeda".

Según las investigaciones policiales, Mohamed el Egipcio estuvo en España desde enero de 2001 hasta el 27 de febrero de 2003, en que se trasladó a París. También la policía tiene constancia de que el Egipcio estuvo en España dos meses antes de los atentados del 11-M, y que sacó un billete para la localidad aragonesa de Tarazona (Zaragoza). Fuera de estos datos, los investigadores no tienen otro rastro de El Egipcio hasta después de los atentados del 11-M, cuando fue identificado fotográficamente por un testigo como uno de los visitantes de la casa de Morata de Tajuña, donde se prepararon los explosivos del atentado de Madrid. También a raíz de las declaraciones de algunos de los detenidos que lo implicaron en la trama terrorista.

Sus contactos y amigos personales en España eran Fouad El Morabit Amghar y Basel Ghayoun. Estos dos fueron detenidos por la policía tras la masacre del 11-M, uno como colaborador con banda armada y el otro como autor material de los atentados. El primero de ellos, Fouad El Morabit Amghar, es un marroquí, de 28 años, nacido en Nadhor e ingeniero electrónico; el segundo, Basel Ghayoun, es un sirio, de 25 años, nacido en Homs y amigo de Jamal Zougam (el propietario del locutorio de Lava pies).

Los dos grandes amigos de Mohamed, El Egipcio, trabajaban como obreros de la construcción en Ugena (Toledo), donde fueron detenidos por la policía a raíz de los atentados del 11-M. Ambos vivían juntos en un local del barrio madrileño de La Concepción, que les fue alquilado por otro de los implicados en los atentados del 11-M, el hispano-sirio Almayah Dabas, un técnico en electrodomésticos según la Audiencia Nacional. Estos parecen haber sido los "contactos personales de Mohamed el Egipcio con el fin de reclutar a ciudadanos sirios para su célula durmiente”.

Precisamente, la policía consiguió localizar a el Egipcio en Italia gracias a las declaraciones judiciales de sus dos amigos tras su detención. En concreto, Fouad El Morabit declaró que Rabei Osman Sayed se encontraba en Milán y facilitó su teléfono y domicilio familiar. También el teléfono móvil de El Egipcio apareció en la agenda telefónica que los cuerpos de seguridad incautaron al sirio Basel Ghayoun.

Durante el periodo en que Mohamed el Egipcio estuvo en España, se convirtió en un islamista radical "de reconocido prestigio entre sus acólitos". Fue el jefe de un grupo islamista. Mantuvo una estrecha relación con Serhane Ben Abdelmajid, el Tunecino, considerado como el ideólogo, director y coordinador de los atentados del 11-M y que falleció —junto a seis personas más— en la “inmolación” el pasado 3 de abril en un piso de Leganés. El Tunecino vivía en Madrid desde 1996, fecha en la que llegó para estudiar Económicas en la Universidad Autónoma de Madrid gracias a una beca de la Agencia Española de Cooperación.

El Egipcio y el Tunecino frecuentaban con asiduidad la Mezquita de Abu Baker, en el barrio madrileño de Tetuán, donde colaboraban con Imad Eddin Barakat Yarbas, alias Abu Dahdah, en el reclutamiento de islamistas para la causa terrorista. Se daba la coincidencia que el Tunecino, trabajaba en una empresa de compra-venta de pisos cercana a esta mezquita.

Según la policía, Mohamed el Egipcio tenía una gran influencia y ascendencia sobre el Tunecino y ambos crearon la estructura de la célula de Al Qaeda en España. Para ello, se apoyaron en grupos de radicales islámicos, entre los que destacan: Alianza Islámica y los Soldados de Alá. Al final, utilizaron a grupos de delincuentes comunes, algunos convertidos al Islam en las cárceles españolas.

Abdennabi Kounjaa trabajaba de encintador o pastero, una labor que consiste en finalizar las obras de pladur. El marroquí se trasladó de Madrid a Algeciras como empleado de uno de sus hermanos, que es propietario autónomo de una pequeña empresa que se dedica a poner tabiques especiales. Abdennabi no fue el único de la familia Kounjaa que estuvo en Algeciras: otros tres hermanos, incluido el propietario de la empresa, trabajaron de manera más o menos ocasional en la ciudad andaluza.

Los cuatro hermanos, además de otros tres marroquíes, vivían en el piso de la calle Carlos de Luna. La vivienda no estaba alquilada por ellos, sino por la compañía que había subcontratado a la empresa de la que es dueño uno de los Kounjaa. Se trata de un procedimiento habitual para facilitar el alojamiento de los trabajadores, la mayoría de ellos inmigrantes. Así pues, entre unos seis y ocho obreros —la cifra solía variar—, además del encargado de obra, vivían en el piso de grandes dimensiones, donde cada uno de ellos ocupaba una habitación.

Entre sus compañeros, era conocido por "El Barbas". Una vez producido el desenlace con el suicidio colectivo de Leganés, los únicos en reclamar el cuerpo de los fallecidos fueron los familiares de Abdennabi. La policía ha sabido por sus compañeros de trabajo, que, a diferencia de sus hermanos, Abdennabi daba "cada dos por tres" cobijo en su habitación a hombres que, según decía, eran familiares suyos que iban o venían de Marruecos. También ahora encuentran explicación a las numerosas ocasiones en que Abdennabi Kounjaa no acudía a la obra porque decía haberse marchado de viaje a Madrid o a Marruecos. Los desplazamientos hasta la capital de España los hacía en tren o autobús, ya que no tenía coche, a diferencia de sus hermanos, uno de ellos propietario de un Mercedes y otro de un BMW.

"El Barbas" estaba considerado como un "solitario", un "bicho raro". Apenas hablaba con sus compañeros de obra. "Se dedicaba a trabajar y era un buen ‘pastero’; bueno, los días que venía, porque de una semana a lo mejor estaba sólo dos jornadas, y el resto, desaparecido.” Y si saludaba —dicen quienes lo conocieron en Algeciras— es porque antes le habías dicho "hola", si no, ni una palabra. No obstante, era correcto y, sobre todo muy, pero que muy religioso".

En el piso, su comportamiento era el mismo. Aunque con sus hermanos tenía algo más de trato, lo cierto es que Abdennabi Kounjaa solía permanecer casi siempre encerrado en su habitación. Sólo salía a las horas de la oración o a comer. Nunca se le oyó hablar de política o religión, ni siquiera con los individuos que alojó en su habitación. Todos ellos llegaban siempre por la noche, incluso su mujer y su hijo, quienes días antes de las pasadas Navidades durmieron en la casa para, a la mañana siguiente, trasladarse a Marruecos.

Días antes de los atentados del 11-M, Kounjaa desapareció de Algeciras. En esta ocasión, al igual que en las anteriores, se llevó sus pertenencias, porque todas cabían en una bolsa. Quienes fueron sus compañeros de obra volvieron a ver el rostro de "El Barbas" en un periódico malagueño que publicó las fotografías difundidas por el Ministerio del Interior de los presuntos autores de la matanza bajo un titular en el que se reclamaba la colaboración ciudadana.

Según las versiones policiales, las huellas de Kounjaa fueron encontradas en la furgoneta "Kangoo" —en la que presuntamente se transportaron las bombas— y en la casa de Chinchón, donde supuestamente se confeccionaron. Según las mismas fuentes oficiales, dentro de la célula el marroquí fue también el encargado de crear una "estructura de seguridad" para los implicados en la matanza, y como se ha sabido ahora, también en varios lugares de Andalucía.

Allekema Lamari: nació en Argelia el 10 de julio de 1965. Llegó a España en 1997 y ese mismo año fue detenido en Valencia durante una operación policial contra una célula del Grupo Armado Islámico (GIA). El 26 de junio de 2001 fue condenado por la Sección Tercera de la Audiencia Nacional a un total de 14 años de prisión acusado de implicación en el terrorismo islámico. En particular, se le impusieron 10 años de cárcel por pertenencia a banda armada, dos años por tenencia de armas y otros dos por tenencia de útiles para la falsificación de documentos.

La misma Sección Tercera le puso en libertad el 29 de junio de 2002, 25 días antes de recibir la sentencia del Supremo que le rebajó la condena a nueve años y medio, al considerar que la Audiencia no había acreditado suficientemente las razones por las que le había impuesto las penas más graves previstas.

Sin embargo, según los analistas del centro, este argelino abandonó la prisión, tras cumplir su condena, mucho más radicalizado de lo que había ingresado. Entre los analistas del CNI existía el pleno convencimiento de que Lamari, tras salir de prisión, intentaría vengarse por su encarcelamiento.

En septiembre de 2003 los agentes del CNI detectaron una comunicación de Lamari en la que proponía a otros elementos de nacionalidad argelina la comisión de atentados en España, según detalla Casimiro García-Abadillo en su libro '11-M,La Venganza”.

Según reportó posteriormente “El Mundo”, en su edición del 25 de noviembre de 2004, ninguno de los tres magistrados que en 2002 excarcelaron a Allekema Lamari pudieron explicar por qué pusieron en libertad dos años antes de lo debido al terrorista argelino, que está considerado uno de los cerebros de los atentados del 11-M.

"En mi memoria no encuentro un solo dato", "es difícil recordar el proceso material que llevó a esa decisión", "cada mes se resuelven entre 10 y 20 peticiones de libertad, buena parte de ellas de personas con nombre extranjero" son las contestaciones que han dado los magistrados al Consejo General del Poder Judicial, que les pidió informes individuales sobre la puesta en libertad de Lamari.

Según el mismo reporte, “Luis Martínez de Salinas y Ángela Murillo han presentado un escrito de 10 líneas exactamente igual. Francisco Castro Meije se limita a un relato cronológico en el que sugiere cierta responsabilidad de la Fiscalía, pero no explica su conducta.”

[13] En su significado más general, causa es la relación entre dos cosas en virtud de la cual, la segunda cosa no puede ser sin la primera. En sentido aristotélico, causa material es todo aquello con lo que se ha hecho una cosa o realizado un acto.

[14] El Juez Juan del Olmo ha dicho que los primeros contactos para la obtención de dicho material, a finales de 2003, se establecieron entre Rachid Aglif y los confidentes de la Guardia Civil y de la Policía, Rafa Zouhier y el ex minero José Emilio Suárez Trashorras, respectivamente.
http://www.libertaddigital.com:83/php3/noticia.php3?fecha_edi_on=2004-07-24&num_edi_on=1420&cpn=1276228142&seccion=ESP_D

[15] A propósito de esta denuncia de “Nayo”, el 24/02/05 el periodista Federico Jiménez Losantos —ocasional aliado de Pedro J. Ramírez en la tarea de expulsar del gobierno al P.S.O.E.— escribió en “Libertad Digital” que los 500 Kg. de goma 2 que, según el “Nayo”, Suárez Trashorras había escondido en la zona de Illas, eran los mismos que a fines de febrero de 2004 la policía incautó a E.T.A. en la furgoneta interceptada por la Guardia Civil en Cuenca. Más adelante veremos que esos 506 Kg. incautados no eran dinamita Goma 2 “Eco”, sino “cloratita”, un explosivo casero hecho en base a clorato de potasio y azufre. Así escriben la historia los sofistas y rufianes al servicio de la burguesía.  

 

El entramado fáctico entre servicios de inteligencia,  policía nacional, guardia civil, jueces, fiscales, partidos políticos institucionalizados y delincuentes comunes.

En este apartado aludiremos a los antecedentes inmediatos del atentado, destacando los actos indiciarios más relevantes, a los fines de poder determinar sus causas formales objetivas.

ANTECEDENTE INMEDIATO Nº 1

En 2001, Toro Castro y Suárez Trashorras solían frecuentar los viernes un conocido club de alterne de Gijón llamado “El Horóscopo”. Allí fue donde conocieron a Francisco Javier Villazón Lavandera, apodado “Lavandero”, quien se desempeñaba como portero del local y propietario de las serpientes que el club hacía intervenir en sus “shows eróticos”.

Según reporta “El Norte de Castilla” en su edición del 13/11/04: “Cada viernes (los tres “amigos”) se citaban en el club, alternaban y se dejaban miles de euros sólo en propinas.” En ocasiones, incluso compartieron mesa, copas y otras cosas. Pero cuando Suárez y Toro Castro empezaron a revelarle la naturaleza de sus negocios, Lavandera comenzó discretamente a distanciarse.

La primera vez que Lavandera vio la dinamita, fue a plena luz del día y a escasos metros de la Comisaría de Policía de Gijón. Toro abrió el maletero de su coche y le enseñó la mercancía. “Se saca mucho dinero”, le comentó. Trataba de reclutarle, pero Lavandera siempre rehusó la oferta a pesar de lo tentadora que resultaba para su deseo de dejar de una vez por todas el mundo de la noche. Cuando Suárez Trashorras le pidió expresamente ayuda para colocar el explosivo que almacenaba con su cuñado, y le preguntó si conocía a alguien que supiese montar bombas con teléfonos móviles, Lavandera acabó dirigiéndose con la historia a las fuerzas de seguridad. Acudió, en primer lugar, a la Policía Nacional. En el curso de esta relación —entre Diciembre de 2000 a julio de 2001―, la policía desarrolló la operación “Pípol”, durante la cual Toro Castro fue descubierto en posesión de 16 cartuchos de “Goma 2” y 94 detonadores, además de cocaína y hachís. El magistrado Juan Laborda acusó a los avilesinos de tráfico de drogas y tenencia de explosivos disponiendo su ingreso en la prisión de Villabona, pero nunca ordenó investigar la procedencia de la dinamita. Realizado el análisis químico del material y “comprobada su inutilidad explosiva”, el juez Laborda decidió su destrucción y el cierre del sumario, dando por terminada la operación “Pípol” o “People”.

ANTECEDENTE INMEDIATO Nº 2

Tras ser detenido en Majadahonda por robar un vehículo el 2 de agosto de 1998, Rafá Zouhier fue detenido nuevamente el 19 de setiembre de 2001 en Pola de Lena, Asturias, durante la intervención policial conocida como ”operación Merlín”. Acusado del robo de una joyería en Parque Principado, cerca de Oviedo, fue juzgado, condenado, y, en octubre, ingresado en la cárcel de Villabona, donde permaneció hasta cumplir su pena en enero de 2002. Es a partir de este episodio en el que participó de mutuo acuerdo con la policía, que Zouhier conseguiría en un próximo futuro la impunidad de sus actos delictivos menores, a cambio de fungir como informador de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) en delitos de mayor envergadura económica y trascendencia social y política:

<<Yo estuve en prisión en Villabona. Fue la primera vez. Había muchísimos robos de joyerías en toda España. Los joyeros estaban enfadados con el Gobierno por la falta de seguridad. Conseguí infiltrarme en un grupo que iba a mis discotecas. Eran de Lava pies, Vallecas y Caño Roto. Luego fui a Asturias con ellos a hacer un robo. Fuimos seis y entre ellos estaba Rachid Aglif. Aglif fue detenido en el peaje. Con mi llamada a un taxi dije mi posición y finalmente fuimos detenidos. El único que salió sin fianza fui yo. Estuve cinco meses. Por cierto, salí el último para no levantar sospechas y me buscaron los mismos guardias civiles para volver a Madrid>>(R.Zouhier: Desde la cárcel; en respuesta a preguntas del diputado Popular Ignacio del Burgo el 06/10/04).

Su confidente y único contacto permanente pasó a ser un oficial de ese mismo cuerpo armado que se dio a conocer con el nombre supuesto de “Víctor”, quien, a su vez, actuaba bajo las directivas de un oficial superior, el Coronel Félix Hernando, Jefe máximo de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil:

   <<Requerido por Antonio Pujalte (representante del PP ante la comisión parlamentaria del 11M) si no era menos cierto que en esa época el confidente (Rafá Zouhier) había permitido desmantelar una banda de atracadores de joyerías que practicaban el alunizaje, entre los que había un marroquí ―Rachid Aglif― también imputado ahora en los hechos del 11-M, el coronel Hernando no pudo por menos que reconocer todos estos extremos de la bautizada como Operación Merlín.>> (P.J.Ramírez: “La verdad del presidente, la mentira del gobierno” en “El Mundo” del 25 de julio de 2004. Lo entre paréntesis nuestro)

ANTECEDENTE INMEDIATO Nº 3

El día 12 de marzo, inmediatamente después de los atentados, se le llama al confidente porque la Comandancia de Barcelona, una comandancia de Cataluña, nos pide apoyo para tratar de identificar a un individuo incurso en una investigación relacionada con gente de extrema derecha, skin heads, etcétera, y tienen datos de que hay un individuo a quien están buscando para ser detenido en el marco de esa investigación, que les dicen que está por Madrid y que frecuenta algunos locales nocturnos de la zona sur de Madrid. Entonces, puesto que Rafa Zouhier es un hombre que conoce estos ambientes porque su profesión es la de seguridad de discotecas, salas de fiesta, etcétera, y conoce el ambiente nocturno de Madrid, se le llama para ver si nos puede ayudar a localizar a esta persona. Se le da una serie de características personales “que yo ahora mismo no conozco, y los días 12, 13 y 14, me parece recordar que por la noche, o alguna de las noches, está con agentes de la Unidad tratando de localizar a esta persona”.

ANTECEDENTE INMEDIATO Nº4

En setiembre de 2003, como hemos dicho al principio, se produjo la reunión entre José Emilio Suárez Trashorras, Rachid Aglif, Antonio Toro, Rafá Zouhier, Carmen Toro, Jamal Ahmidan y Mohamed Oulad Akcha, en un restaurante "McDonald's" que está cerca del Hospital Militar Gómez Ulla, en el barrio madrileño de Carabanchel Alto. En esta reunión, El Chino “volvió a preguntar” a José Emilio Suárez Trashorras por los explosivos y detonadores, lo que indica que hubo alguna reunión anterior. Sobre esta última reunión, Zouhier no informó a su confidente, pero éste, desde julio, tampoco le volvió a preguntar nada sobre el particular. 

El 21 de noviembre de 2003 comenzaron a fabricarse en la empresa Unión Española de Explosivos (UEE), situada en Páramo de Masa, los lotes de explosivos cuyos envoltorios se encontraron en la casa de Leganés donde tuvo lugar el “suicidio” de la mayoría de los islamistas imputados como autores materiales del atentado del 11M.

ANTECEDENTES INMEDIATOS Nº5

El 2 de diciembre de 2003 alguien robó un Renault 19 blanco en la Travesía de las Vidrieras de Avilés, a 50 m del garaje de Suárez Trashorras. 

El 3 de diciembre de 2003 ETA hizo estallar un coche bomba con 35 Kg. de dinamita (¿Titadyn? ¿Goma2?, en un aparcamiento subterráneo de Santander.

En la navidad de 2003, tuvo lugar en Avilés una nueva reunión entre José Emilio Suárez Trashorras y los islamistas marroquíes.

En enero de 2004, la diferencia entre la cantidad de dinamita consumida en Mina Conchita y la anotada, es de 415 kg.

El 5 de enero de 2004, Sergio Álvarez Sánchez, alias “Amocachi”, transportó en autobús a Madrid, por encargo de Suárez Trashorras, unos 20 kg. de explosivos. Los recogió Jamal Ahmidan (el chino) en la estación Sur de autobuses, adonde acudió en un BMW azul oscuro.

El 14 de enero de 2004 empiezan a llegar al depósito de Columbiello los lotes de explosivos fabricados por UEE cuyos envoltorios se encontraron en la casa de Leganés.

El 15 de enero de 2004 empiezan a llegar al depósito de Valdellano ―transportados por Canela Seguridad― los lotes de explosivos cuyos envoltorios se encontraron en la casa de Leganés.

El 14 de febrero de 2004 se celebró la Boda entre Carmen Toro Castro y José Emilio Suárez Trashorras, a la que se ha dicho que asistieron Jamal Ahmidan y Mohamed Oulad Akcha

El 17 de febrero de 2004, José Emilio Suárez Trashorras y “El Chino” hablaron en 40 ocasiones por teléfono. El contenido de estas conversaciones interceptadas por la policía no ha sido dado a conocer. Esto quiere decir que no tienen relevancia desde el punto de vista del trapicheo con explosivos, aunque sí puedan tenerla para otros asuntos que se ha estimado conveniente mantener en secreto.

El 23 de febrero de 2004 empiezan a llegar a Mina Conchita los lotes de explosivos cuyos envoltorios con las inscripciones correspondientes se encontraron en la casa de Leganés.

En enero o Febrero de 2004 Rafá Zouhier mantuvo una reunión en la sede de la UCO, a la que asistió al menos el capitán “Paco”. ¿Cuándo fue exactamente esa reunión, qué se trató en ella y quiénes, además, asistieron a la misma? Tampoco se ha hecho público.

En Febrero de 2004, la diferencia entre la cantidad de dinamita consumida en Mina Conchita y la anotada es de 300 kg.

Primeros de febrero de 2004: el adolescente Gabriel Montoya Vidal, alias “El Gitanillo”, transportó presuntamente a Madrid en autobús de línea, por encargo de Suárez Trashorras, entre 15 y 20 kg de explosivos. Los recogió en la estación Sur de autobuses Jamal Ahmidan.

El 23 de febrero de 2004 terminaron de llegar a Mina Conchita los lotes de explosivos cuyos envoltorios se encontraron en el apartamento de la calle Martín Gaite de Leganés, donde los presuntos ejecutores de los atentados se “suicidaron”.

ANTECEDENTE INMEDIATO Nº6

El 9 de marzo de 2004, el agente de la UCO “Víctor” llamó a Rafá Zouhier tres veces.

El 12 de marzo de 2004  el agente de la UCO “Víctor” llamó a Rafá Zouhier tres veces.

El 13 de marzo de 2004, el agente de la UCO “Víctor” llamó a Rafá Zouhier dos veces.

El 17 de marzo de 2004 el agente de la UCO “Víctor” llamó a Rafá Zouhier dos veces. Este mismo día, Rafá Zouhier llamó al agente de la UCO “Víctor” para delatar al “Chino” Jamal Ahmidan, diciendo que lo tenía localizado.

El 19 de marzo de 2004, el agente de la UCO “Víctor” llamó a Rafá Zouhier dos veces, fecha ésta en la que Zouhier fue detenido por efectivos de la Unidad Central Especial (UCE) II en el Centro Comercial de la Ermita del Santo, Madrid:

<<....entre el 4 y el 19 de marzo, el agente de la UCO conocido con el sobrenombre de "Víctor" habló con su confidente Rafa Zouhier en nueve ocasiones, concretamente los días 4, 9, 10, 12 (en tres ocasiones), 13, 16 (en dos ocasiones), 17 (en tres ocasiones), 18 y 19 (en dos ocasiones) de marzo, fecha esta última en la que Zouhier fue detenido por efectivos de la UCE II en el Centro Comercial de

la Ermita del Santo, en Madrid. Pero, según la versión del coronel y que mantuvo hasta el final, no fue hasta el día 16 de marzo cuando Zouhier reveló al agente "Víctor" que conocía a "El Chino", uno de los supuestos causantes de la matanza terrorista de Madrid, después de ver su imagen por televisión. Zouhier recordó que fue él mismo quien puso en contacto a "El Chino" con el ex minero Emilio Suárez Trashorras, la persona que le vendió los explosivos con los que se perpetraron los atentados.>>

Análisis de los hechos relevantes en torno al 11M

1. La cinta de Campillo

A raíz de la denuncia de Francisco Javier Villazón Lavandera a la Policía Nacional, en julio de 2001 este cuerpo de seguridad —a instancias de la comisaría de Avilés—, llevó a cabo una operación llamada “Pípol” en diversas localidades de Asturias, donde fueron detenidas 23  personas, entre ellas José Ignacio Fernández Díaz, apodado “Nayo”, Toro Castro y Suárez Trashorras. A Toro Castro se le decomisó un alijo de 84 kilos de hachís, 3 kilos de cocaína, diversas cantidades de marihuana, pastillas y sustancias para cortar la droga, junto a 16 cartuchos de Goma 2 “Eco” y 94 detonadores eléctricos de diferente calibre, que la policía incautó por indicación suya en un garaje aledaño a su domicilio. Sugestivamente, a pesar de que la detención de Toro Castro tuvo lugar en su domicilio, y que los agentes iban provistos de una orden judicial para registrarlo, decidieron no hacerlo. La policía se conformó con seguir las indicaciones de Antonio Toro, que les llevó “engañosamente” a un garaje alquilado por él en Avilés. Según reporta “El Mundo” en su edición del 24/11/1004:

<<Un informe de la Guardia Civil enviado al juez instructor del sumario del 11-M, Juan del Olmo, afirma que durante la “operación Pipol” la policía no hizo un registro adecuado, en julio de 2001>>(Op. Cit.)

De esa forma, Toro permitió que su hermana Carmen Toro Castro, trasladara el grueso de la dinamita y las armas almacenadas por la “célula de Avilés” en el domicilio de Toro, hasta un hórreo de la localidad de Cogollo.

Pese al hallazgo de los explosivos y que en estos casos es preceptivo informar a la Guardia Civil —quien tiene encomendada la custodia y vigilancia de ese tipo de material—, la Policía Nacional omitió cumplir con esa obligación, aunque acusó a Toro de traficar con droga y ordenó su encarcelamiento en la prisión de Villabona. Ahí fue donde Toro Castro conoció a Rafá Zouhier y negoció con la policía de Avilés su salida de la Cárcel a cambio de convertirse en confidente.    

El 28 de agosto de 2001, Villazón Lavandera volvió a insistir en dar su testimonio, ahora ante la comandancia de la Guardia Civil de Gijón y allí finalmente pudo ser escuchado al dar con el agente Jesús Campillo, quien “actuando con profesionalidad y responsabilidad”, decidió grabar su denuncia en una cinta magnetofónica; en ella, Villazón Lavandera informó de los peligrosos negocios que se traía entre manos el avilesino Toro Castro, y en los que también estaba implicado, en menor medida, su cuñado José Emilio Suárez Trashorras. El guardia civil Jesús Campillo entregó la cinta a su inmediato superior, el teniente Carlos Montero, por entonces jefe interino de Información en la Comandancia de la Guardia Civil de Gijón.

Según reporta “El Mundo” en su edición del 20/12/04, el agente Jesús Campillo aseguró que el teniente coronel Bolinaga —Jefe superior de la comandancia en la zona— le avisó de que iba a guardar la cinta en la caja fuerte y que “si ningún juez la reclamaba, pasado un tiempo prudencial le llamaría para que la destruyeran juntos”.   

Según ha afirmado el diario “El Comercio” —citado por la edición de “El Mundo” correspondiente al 18/11/04— existe una segunda cinta que recoge la conversación mantenida entre Villazón Lavandera y el teniente Carlos Montero en la comandancia de Gijón. En la primera cinta, o “cinta Campillo” —de fundamental importancia para el esclarecimiento de los hechos—, Villazón Lavandera habla de una cantidad “enorme” de explosivos que Toro Castro y Suárez Trashorras decían tener para vender, y de que andaban buscando a alguien que supiera activar bombas con teléfonos móviles. Villazón Lavandera dio cifras “escalofriantes”. Según él, Toro Castro le contó que podía disponer para la venta 1.000 Kg. de dinamita por semana, y que Suárez Trashorras le dijo en una ocasión que necesitaba colocar 400 kilos; pocos días después, le comentó que ya había vendido la mitad. El hecho de que estuvieran buscando a alguien que supiera activar bombas con móviles, descarta que se trate de meros vendedores de explosivos. Fue entonces cuando la Comandancia de Asturias a cargo del Coronel Pedro Laguna, puso en marcha la “Operación Serpiente” que se cerró dos meses después, antes de finalizar 2001 “por falta de pruebas” (léase falta de voluntad político-policial)

Desde entonces hasta el 11 de noviembre de 2004, día en que el periódico “El Mundo” hizo pública la existencia de la cinta, y el Juez del caso en la audiencia Nacional, Juan del Olmo, se vio obligado a conceder a Villazón Lavandera la condición de “testigo protegido” y llevarle a declarar varias veces en la Audiencia Nacional, fue éste uno de los tantos secretos compartidos durante esos tres años por cierta cantidad de mandos policiales y de la Guardia Civil de Asturias —consciente o inconscientemente comprometidos en una determinada línea de actuación jerárquica dentro del aparato de Estado— que hacen a la esencia de la función burocrática en las “democracias” de todo el Mundo.[16]  

Esta “traición” del periódico “El Mundo” al secreto burocrático, que a primera vista puede parecer obra de la “prensa independiente”, en realidad se explica por el juego de la “pequeña política”, esto es, por intereses políticos encontrados entre determinados sectores de las clases dominantes dentro del aparato de Estado, bajo unas determinadas condiciones de la “gran política” o lucha entre clases dominantes y clases subalternas, que en modo alguno pueden afectar inmediatamente a la estabilidad del sistema. Con esto queremos decir, que si los hechos se dieran bajo condiciones que pudieran desembocar en una crisis revolucionaria, el señor P.J. Ramírez, no habría tenido la misma disposición a la denuncia que ha demostrado en las presentes circunstancias. Entre otras cosas porque estas mismas condiciones (deliberada limitación de las fuentes de información e indiferencia de amplios sectores de las masas explotadas por la política) determinan que hechos como éste sólo trasciendan para un sector minoritario de la sociedad.[17]  

Sugestivamente, el 11 de junio de 2004, exactamente tres meses después de los atentados, el responsable máximo de la Comandancia de la Guardia Civil en Asturias durante todo el período en que se sucedieron estos hechos, el coronel Pedro Laguna Palacios, fue ascendido a general por el Consejo de Ministros del flamante gobierno del PSOE, tras ganar las elecciones a raíz de los criminales sucesos del 11M. 

A partir de esa publicación del contenido de la “cinta Campillo”, se pudo saber que el agente de la comandancia de Información de la Guardia Civil, Jesús Campillo, quien en Agosto de 2001 grabó la cinta en la que Villazón Lavandera advertía del tráfico de explosivos, y de que la trama de Avilés buscaba fabricar bombas con móviles, pudo saberse, también, que, temiendo por su vida, a través de sus “controladores” Villazón Lavandera se dirigió a los superiores jerárquicos de la Comandancia de Asturias pidiendo un servicio de guardaespaldas. Se sintió amenazado por una banda de delincuentes asturiana en la que —según aseguró— puede haber policías. En una entrevista con el periodista Fernando Múgica, Villazón Lavandera llegó a ser más terminante, confesándole que “en esa banda participan policías asturianos que sospechan de que contó más cosas de las que hasta ahora se han conocido”. El agente Campillo negó verosimilitud a esas sospechas de Villazón Lavandera, pero admitió que “si sus superiores  cuentan todo lo que saben al juez Juan del Olmo, seguro que salen implicados policías de Avilés y Gijón".

Días después de hecha pública la existencia de la cinta, el Teniente Coronel José Antonio Rodríguez Bolinaga, jefe de la comandancia de la Guardia Civil de Gijón, fue destituido de su cargo.

El 14 de octubre de 2004, bajo el título: “El Jefe de la Guardia Civil de Asturias no Investigó la trama de la dinamita” el periodista Fernando Mugica publicó un artículo en “El Mundo” donde empieza diciendo lo siguiente:

<<MADRID (14/10/2004).- La negligencia en la investigación previa al 11-M sobre los implicados asturianos en los atentados salpica al hasta ahora jefe de la zona de Asturias de la Guardia Civil, Pedro Laguna, ascendido el 11 de junio a general. La falta de entusiasmo por el tema llegó a exasperar a oficiales como el capitán Marful, que lloró el 11-M al darse cuenta de que no había conseguido interesar a nadie en algo que tal vez hubiera podido desbaratar los atentados. El actual jefe interino de la Zona asturiana, Fernando Aldea, antes jefe de la Comandancia de Oviedo, se enteró del informe de alerta remitido en febrero por la UCO cuando tomó posesión de su cargo tras la marcha de Pedro Laguna.

En Asturias hay muchas personas que no terminan de entender cómo se ha podido premiar, ascendiéndole a general, al máximo responsable de la Guardia Civil en la zona donde tuvo lugar el robo y la transacción de los explosivos teóricamente utilizados en el 11-M.

Es evidente que la responsabilidad del control y revisión de los distintos polvorines y almacenes de explosivos de todo el país es enteramente de la Guardia Civil. Pues bien, el 11 de junio de 2004, exactamente tres meses después de los atentados, el responsable de la Comandancia de Oviedo, el coronel Pedro Laguna, fue ascendido a general por el Consejo de Ministros a pesar de que fue en Asturias donde se produjeron graves fallos en el control de la seguridad de los explosivos.

Tendría que haberse producido un verdadero terremoto en la cúpula de los mandos de la Guardia Civil, máxime cuando la Unidad Central Operativa (UCO) insiste en que dejó la investigación de los sospechosos —tras las revelaciones del confidente Rafá Zouhier— en manos de la Comandancia asturiana.>> (Op. Cit.)

El 21 de noviembre, Bolinaga fue llamado a declarar ante la Comisión de Investigación del Congreso de los diputados sobre los atentados del 11 de Marzo. Preguntado por qué no entregó al juez del Olmo la cinta en la que el confidente “Lavandero” desveló la trama de los explosivos, declaró que, para él, ese testimonio no tenía "valor policial ni judicial". A su juicio, la información que contiene ese casete la conocía ya la Policía encargada de la investigación de los atentados. El declarante ha dicho, también, que la "dichosa" cinta no es más que "un soporte de memoria", cuya presentación ante los mandos no es obligatoria. "Lo que me interesa es el informe", insistiendo en que allí no figuraba ningún dato sobre el uso de teléfonos móviles para montar bombas, ni sobre el posible viaje a Marruecos de Toro y Trashorras, elementos de denuncia que sí aparecen en la cinta. De haber incluido estos elementos, a Bolinaga tampoco le hubieran parecido relevantes, según ha dicho. Para este burócrata militar, Campillo no incluyó esos datos en el informe porque no los consideró "interesantes policialmente". También aseguró: "No oculté la cinta, la guardé", y ha recordado que de su contenido tuvieron conocimiento, además, dos capitanes, un brigada, siete guardias y un sargento.

El teniente coronel Bolinaga ha afirmado que conoció la existencia de esta cinta el 16 de octubre de 2004, pero que ese día no la escuchó. Después, y a partir de la publicación del casete en “El Mundo”, le ordenaron que la entregara con su trascripción. Era el 11 de noviembre de ese mismo año, y fue entonces cuando Bolinaga dijo haber escuchado por primera vez su contenido. Este teniente Coronel declaró, también, que no ordenó actuar contra Toro y Trashorras, porque no vio en el informe operativo "indicios de terrorismo" y porque dio por supuesto que la Policía Nacional ya había investigado los hechos y que los posibles delitos “ya estaban judicializados”.

Posteriormente, el general Pedro Laguna Palacios, ex jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Asturias, aseguró, durante su comparecencia en la Comisión de Investigación Parlamentaria del 11-M, que la operación contra el tráfico de explosivos en 2001 fracasó, porque el confidente, “Lavandero”, "falló" y "estaba quemado". Según precisó, fue el teniente coronel de la Comandancia de Gijón, es decir, el destituido José Antonio Rodríguez Bolinaga, quien le comunicó que no había resultado por que el confidente “les engañaba".

Antes de conocerse públicamente la existencia de la cinta con las declaraciones de Villazón Lavandera al agente Campillo, el representante del Partido Popular ante esa Comisión de Investigación, Ignacio del Burgo, preguntó al General Laguna Palacios en qué consistió la llamada “operación serpiente”, a lo que, según consta literalmente en las actas de la Comisión parlamentaria, el interpelado contestó:

<<Yo tengo conocimiento de la operación Serpiente en el mes de febrero de 2003. El teniente coronel de la Comandancia de Oviedo, que habitualmente despachamos todos los días, me informa que tiene un contacto, una fuente que le habla de explosivos. En esa primera semana de febrero, como el lugar que me indica es la ciudad de Avilés, que es responsabilidad de la Policía, no obstante convoco una reunión de las policías judiciales de las comandancias de Oviedo y Gijón (...)". Tras recordar la operación Pípol, el general añade que "a raíz de esa operación de la Policía, llegó un confidente de un club de alterne de Gijón que pone en conocimiento de la Guardia Civil de Gijón que hay un señor que ofrece explosivos. Entonces inician una operación local que se llama Serpiente. El teniente coronel de la Comandancia (José Antonio Rodríguez Bolinaga, ahora destituido) me informa que estuvieron un mes o dos con esa operación y que no se llegó a ningún resultado porque la fuente —tengo el nombre por si lo quiere la comisión: señor Villazón Lavandera— falló. Parece que les engañaba, que sí, que tiene explosivos, que viene hoy, que viene mañana (...) De eso conozco yo la Operación Pipol y la Operación Serpiente, en la reunión que mantengo con todos los mandos en el mes de febrero de 2003>> (“Comisión de Investigación sobre el 11M” Acta de la sesión del 15/10/04-Folio 47. Lo entre paréntesis nuestro)

Finalmente, francisco Javier Villazón Lavandera perdió su condición de testigo protegido el viernes 18 de febrero de 2005, cuando el Juez del Olmo supo que, a principios de ese mes, se había comprado una pistola HK de 9 milímetros homologada para el tiro olímpico, que no es precisamente apta para defensa personal, y porque no quiso aceptar el trabajo de "vigilante jurado uniformado en el aeropuerto de Bilbao" que le habían ofrecido.[18]

<<El juez Juan del Olmo consideró que si puede adquirir una pistola no necesita ni guardaespaldas ni una asignación económica especial. A pesar de ello, está contento porque puede llevar una vida “normal”. “Ahora no tengo nada, pero puedo cuidar de mi hijo y salir a pasear, solo, libre”, afirma.>> (“El comercio digital” 21/02/05)

http://www.libertaddigital.com:83/php3/noticia.php3?fecha_edi_on=2005-02-21&num_edi_on=1453&cpn=1276244767&seccion=ESP_D

<<Él se defiende argumentando que "la mayor parte del dinero" que empleó para adquirir el arma se lo prestó su hermano y que trabajar en ese puesto sería como colocarse "una diana en la frente". Algo que, desde su punto de vista, ya había hecho de forma "inexplicable" la Dirección General de la Guardia Civil al desvelar su identidad.

http://www.elmundo.es/elmundo/2005/02/27/espana/1109478348.html

<<Admite cierto arrepentimiento por haberse atrevido a denunciar a Toro y Trashorras: "Me ha salido mal. Se descubre mi dirección, mi nombre, mi foto ..., hasta a los etarras les tapan la cara. No se me ha ofrecido nada. No se me reinserta en nada".>>

http://www.libertaddigital.com/php3/noticia.php3?cpn=1276244930

A los fines de determinar el grado de rivalidad endogámica en el comportamiento de las distintas “familias” de burócratas que integran los cuerpos de seguridad, así como el secretismo y la arbitrariedad personal de sus cargos medios y altos, es importante destacar el hecho de que, entre la Guardia Civil y la Policía Nacional, no hubo intercambio de información, ni siquiera sobre la trama urdida en torno al robo y tráfico de explosivos, a pesar de que la “Benemérita” ha sido la institución competente en este asunto. Bolinaga ha revelado hasta donde se ha podido llegar en este asunto, al contestar a una pregunta del representante del Partido Popular (PP), diciendo que, “últimamente, Policía y Guardia Civil se enteran de las investigaciones del otro a través de la prensa". Esta realidad da pie a suponer que este es un comportamiento regular y generalizado, que tiene su explicación en el celo competencial entre los distintos cuerpos de seguridad, a los fines de monopolizar no sólo el prestigio personal y corporativo resultante de la investigación y resolución exitosa de los diferentes actos delictivos —que interesa resolver— de cara a la opinión pública, sino, alternativamente, los beneficios del eventual cohecho con los propios delincuentes para beneficio mutuo —personal y/o corporativo— en perjuicio de la justicia, la seguridad, el patrimonio y la libertad en general de los “ciudadanos”, cohechos que, por supuesto, no trascienden o lo hacen solo en circunstancias excepcionales, bajo la presión de factores externos o exógenos, como es el caso de medios periodísticos eventualmente vinculados a determinados poderes fácticos.

Prueba de esto último respecto de la funcionalidad habitual en la Policía Nacional y en la Comandancia de la Guardia Civil de Asturias, es lo que ha saltado a la luz pública a raíz de las últimas declaraciones de Francisco Javier Villazón Lavandera al periodista de “El Mundo”, Fernando Múgica, a raíz de un macabro suceso protagonizado por el confidente, tras la sospechosa muerte de su mujer, Elizángela Barbosa Guimaraes, a quien él llamaba “Lorena”, ahogada “a la vista de todos en la playa de Gijón sin que nadie fuera capaz de salvarla”[19] :

<<Siempre me pregunté en esta investigación, cuando se sobrepasaría el límite de la repugnancia. Ya ha sucedido.

Francisco Javier Lavandera —el hombre que advirtió a la fuerzas de seguridad en 2001 sobre una banda que vendía grandes cantidades de explosivos y que quería fabricar bombas con móviles— bajaba las escaleras de su casa el lunes 25 de abril. A su lado caminaban su hijo, de dos años y medio, y su madre de 72. En realidad, las dos personas por las que aun considera que vale la pena vivir. En el buzón correspondiente a su piso, Francisco Javier vio un sobre grande, doblado, que alguien había introducido con dificultad y que sobresalía llamativamente.

“Lo primero que me llamó la atención, es que no tenía la dirección puesta. Tampoco llevaba remitente ni franqueo. Alguien había escrito a mano, con letras grandes y mayúsculas, una frase: ‘un recuerdo de tu mujer, para que no la olvides’”.

(…)

Llegábamos a la calle cuando lo abrí. No estaba cerrado. Sólo tuve que levantar la solapa que estaba metida hacia adentro, y me encontré con unas fotos impresas en folios normales. Me quedé helado al ver el contenido. No soy una persona que se asuste fácilmente. Pero aquello sobrepasaba cualquier límite. Hasta los terroristas tienen que tener un límite de humanidad. Sólo una mente asquerosa podía haberme enviado aquello.”

“Allí estaba Lorena, mi mujer, echada en una especie de mesa de acero inoxidable, abierta en canal, como un cerdo en una carnicería. Tenía todas las tripas fuera, puestas a un lado.”

“En la siguiente foto le habían arrancado el cuero cabelludo. Tenía el pelo hacia delante, el cráneo abierto, y se le veían todos los sesos.

“Me quedé en blanco. No pude seguir mirando. Mejor dicho, vi que eran tres o cuatro fotos más, pero me era imposible asimilarlas. Ni siquiera puedo recordar su contenido. Miré a mi alrededor. Tuve una pavorosa sensación de peligro, como si los que lo hubieran hecho estuvieran por allí observando mi reacción”.

Mi hijo me preguntaba: ‘Papá, ¿que es eso?. Mi madre insistía: ¿Qué te han mandado?. Yo sólo pensaba en deshacerme de aquello. Tenía que evitar que lo vieran. Lo rasgué con fuerza, tal vez metí la pata hasta atrás, pero lo rompí en unos cuantos pedazos y lo tiré al contenedor que está justo enfrente de mi casa mientras les decía: ‘No es nada, propaganda’

(…) No quiero ni pensar lo que hubiera sucedido si llega a ser mi madre quien recoge el sobre y ve las fotos. Creo que lo que quieren es volverme loco. A veces pienso que lo que pretenden es llevarme a la desesperación o al suicidio. Quieren alterarme para que no pueda declarar en el juicio, o para que mi testimonio no pueda ser tenido en cuenta. Pero no lo van a conseguir. Voy a declarar sereno y con todas las luces”>> (“El Mundo” 24/05/05 “Los agujeros negros del 11M”  Pp.14-15)

Como advertía Marx a sus lectores en el prólogo a la primera edición de “El Capital” respecto del tratamiento que daba en esa obra a la “criatura” de las relaciones de producción capitalistas que resultó ser el burgués individual, tampoco nos hemos propuesto nosotros pintar aquí del “color de rosa” al típico matón de discoteca en que las condiciones bajo las cuales debió vivir convirtieron a Francisco Javier Villazón Lavandera. Pero así como Marx aludía a que en la historia hubo casos excepcionales de personas que —en determinadas circunstancias y en diverso grado— han podido y sabido “elevarse subjetivamente” por encima de su propia condición social de burgueses sin dejar por eso de serlo, nosotros hemos observado que, entre los hechos previos y posteriores relacionados con el 11M, Francisco Javier Villazón Lavandera destaca como un ejemplo de semejantes mutaciones subjetivas, con la singular paradoja de que, en este caso, las condiciones particulares o personales de esa transformación —su rechazo a las incitaciones para enriquecerse vendiendo drogas o explosivos—, parece que lograron sobreponerse a las condiciones de profunda crisis general de valores morales imperantes hoy día en la sociedad actual, nada propicias para ello. Especialmente en los bajos fondos desde donde Francisco Javier pudo salir auque más no sea por un momento de su vida.

Aunque no hay la más mínima prueba o evidencia indiciaria, cabe la hipótesis de que Villazón Lavandera denunciara a Toro Castro y Suárez Trashorras por dinero. Como ha dicho el jefe de la Unidad Central Operativa de la Subdirección de Operaciones de la Guardia civil, el Coronel Félix Hernando Martín, los colaboradores o “confidentes” policiales:

<<Son individuos que normalmente están en la delincuencia o próximos a la delincuencia, si no fuera así, poco tendrían que vender. Los datos que facilitan a la policía, en general los facilitan por diversos motivos: el principal, en la mayoría de los casos, es por dinero. Suelen ser los mejores confidentes. Hay una relación: tan buenos son los datos, tan buena es la compensación económica que se dé.>> (“Comisión de Investigación parlamentaria sobre el 11M”. Sesión del 20/07/04. Turno 28)

O sea, que la credibilidad que los aparatos de seguridad del Estado confieren a los informes que reciben de sus confidentes, está en relación directamente proporcional a su condición de delincuentes y al hecho de que lo hacen por dinero o licencias para delinquir. 

 Pero, precisamente porque bajo el capitalismo la dignidad humana es un objeto de compraventa como cualquier mercancía, nadie recibió jamás un céntimo por resistirse a la tentación de vender la suya propia. Además ¿quién o quienes pudieron haberle pagado a Lavandera por una información que sacaba a la luz el carácter corrupto y criminal del aparato de Estado español? Porque este es el contenido más profundo y corrosivo de la denuncia que hizo Villazón Lavandera. Aunque probablemente haya sido gratificado por el reportaje que comentamos aquí, el valor moral y político de su denuncia previa y sin compensación a los medios policiales, no puede ser eclipsado por el precio que después “El Mundo” le ha podido pagar por ella. Porque, a pesar del infundio lanzado por el General Pedro Laguna ante la Comisión Parlamentaria del 11M, Villazón Lavandera nunca fue lo que se conoce por un confidente de la policía. Y esto es lo que importa. Por eso, porque en la sociedad capitalista actos de esta naturaleza no se valoran en lo más mínimo, sino al contrario, el Juez Juan del Olmo acabó decidiendo quitarle a Villazón  Lavandera la condición de testigo protegido, dejándole a merced de sus enemigos, los enemigos de la “ley” escrita que al mismo tiempo la representan y a quienes él había puesto en evidencia con sus denuncias ante la prensa.

Las reacciones de los enemigos que Villazón Lavandera se creó en el ambiente del cohecho normalmente impune entre funcionarios policiales, jueces y empresarios asturianos —todos ellos corrompidos hasta los tuétanos no sólo en Asturias— se explican directamente no tanto por ese entramado de intereses delictivos rayanos con el crimen —que es su condición necesaria—, como por la luz que sobre ellos arrojaron las denuncias de Villazón Lavandera en torno a los hechos del 11M, que fue su condición suficiente. Explica, entre otras cosas, que si no se investigó lo del tráfico de explosivos, tal vez haya sido para que no salte el resto de la podredumbre que se negocia entre los dueños de algunos burdeles de Asturias y las fuerzas de seguridad destacadas en la zona. Pero, sobre todo para que, una vez consumados los hechos del 11M, el Estado español pudiera hacer “justicia”, una vez más, con determinados elementos del bajo fondo social oportunamente reclutados para ejercer de chivos expiatorios, preparando el escenario desde donde, el Presidente Zapatero pudiera declarar con total verosimilitud, que esa terrible matanza fue obra exclusiva del terrorismo islamista asociado con la delincuencia común.    

Y de no ser porque las denuncias de Villazón Lavandera ante los agentes Campillo y Montero salieron a la luz pública y llegaran a la Comisión Parlamentaria en relación con los hechos del 11 de Marzo de 2004, tal vez Villazón Lavandera ya no estaría en el mundo de los vivos, y éste hubiera sido uno de los tantos retoños fugaces de virtud moral que se abren de vez en cuando paso entre la inmundicia de una sociedad caduca encarnada en determinados sujetos de “bajo fondo”, que sin embargo preanuncian la sociedad del futuro. Sucede como en los versos del insuperable Machado, que de no ser porque un día pasó por esa precisa ribera del Duero para anotar en su libreta el prodigio de la “rama verdecida”, brotando del viejo tronco “hendido por el rayo y en su mitad podrido”, la humanidad no hubiera podido saber de aquel “milagro de la primavera”, aunque no por eso habría dejado de ocurrir.[20]  

Para decirlo en términos bastante alejados de la lírica poética, pero de contenido significante más simple, rotundo y didáctico, la verdad de este mundo es que, moralmente hablando, todos, sin excepción, para dar cuenta de nuestros actos, producimos y excretamos una mezcla de mierda y crema pastelera en distintas proporciones, según las condiciones —generales y particulares— que a cada cual le toca vivir en cada etapa de su existencia, y eso es lo que hace de nosotros lo que vamos siendo por la vida, se sepa o no se sepa, seamos conscientes nosotros mismos de ello o no.

Entre julio y agosto de 2001, Villazón Lavandera tuvo un rapto de dignidad personal que le puso por encima de las condiciones políticos y morales vigentes en su entorno social, altura desde la que todavía no parece haber vuelto a caer, y por esa causa formal subjetiva propiamente suya que le ha hecho ser otro del que era, lo ha perdido casi todo para él y lo que queda de su familia, pero, al mismo tiempo, ha trastornado el submundo de la relación delincuencial entre determinados empresarios y burócratas policiales. Pensar en la imposibilidad de que un sujeto como éste —objetivamente inmerso en el bajo fondo amoral del que surgió a la opinión pública— pueda trascender siquiera parcialmente a esa objetividad que le había venido condicionando desde su puesto como portero en un club de alterne, es pensar la realidad de un modo unilateral, no dialéctico, que  implica un error de valoración elitista en la relación vanguardia-masa.

Es un pensamiento unilateral y no dialéctico, en tanto supone que los individuos, en general, somos un producto de condiciones o circunstancias objetivas dadas, para nosotros inmodificables, respecto de las cuales no tenemos nada que hacer más allá de adaptarnos a ellas para sacarles el mayor provecho posible desde el punto de vista personal. Como si la parte subjetiva de esa  realidad individual, esto es, nosotros mismos, estuviéramos condenados a ser, sin excepción, pura sensoriedad o percepción de lo dado bajo la forma del padecimiento o del disfrute alternativos de esas determinadas condiciones, entendidas en el sentido de la expresión: “esto es lo que hay” como acabado para siempre; como si nuestra actividad práctico-crítica como individuos respecto de la realidad que nos condiciona, no tuviera ninguna posibilidad en la historia. Y es elitista, porque pareciera que sólo determinados individuos —los idealistas— tienen la facultad de sobreponerse a esas condiciones de la realidad, aunque no transformen nada. Tal fue la naturaleza del materialismo pasivo o no crítico de Feuerbach, por contraposición al idealismo activo o crítico de Hegel. Ambos abstractos. El primero porque de la práctica social del sujeto humano consideró su parte material o mundana, pero de forma pasiva determinada por lo que la materia del Mundo es en sí, incluida la objetividad social, si bien siempre pensó que el desarrollo del espíritu es la característica del ser humano por excelencia; el segundo, porque de esa práctica social del sujeto consagró su carácter activo critico y transformador del Mundo, aunque sólo la concibió como práctica teórica, idealistamente:

<<I - El defecto fundamental de todo el materialismo anterior —incluido el de Feuerbach— es que sólo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, no de un modo subjetivo. De aquí que el lado activo (de la realidad, incluido el sujeto humano) fuese desarrollado por el idealismo, por oposición al materialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo, naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como tal. Feuerbach quiere objetos sensoriales, realmente distintos de los objetos conceptuales; pero tampoco él concibe la propia actividad humana como una actividad objetiva. Por eso, en (su obra) “La esencia del cristianismo” (Feuerbach) sólo considera la actitud teórica como la auténticamente humana, mientras que concibe y fija la práctica sólo en su forma suciamente judaica de manifestarse (el interés que trata de sacar partido a la realidad vigente tal como es). Por tanto, no comprende la importancia de la actuación "revolucionaria", "práctico-crítica".

(…)

III - La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado. Por tanto, esta doctrina divide, forzosamente, a la sociedad, en dos partes, una de las cuales (los educadores) está por encima de la sociedad (así, por ej., en Robert Owen).. La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria.>> (K. Marx: “Primera y tercera tesis sobre Feüerbach” (1845)  

La concepción unilateral y elitista de la sociedad y de la historia por parte de los materialistas e idealistas metafísicos, afirma, por ejemplo, que un tipo como Villazón Lavandera no puede ponerse por encima de las condiciones de su propia existencia. Que efectivamente se puso, mantuvo y profundizó en su posición práctico-crítica de su propia realidad circundante, dan fe sus declaraciones publicadas por el diario “El Mundo” el 24 de mayo de 2005. Es evidente que lo hizo a modo de altiva respuesta frente a quienes le acababan de enviar aquellas fotos de su mujer despiezada sobre una mesa forense de operaciones para la realización de autopsias.

En este reportaje, Villazón Lavandera ya no centró su denuncia en el tráfico de explosivos para fabricar bombas con móviles, sino que pasó a desvelar lo que antes y después de ese hecho se cocinaba y sigue cocinándose en los medios policiales de Asturias:

<<La indignación le sale a borbotones cuando habla de la mafia que se movía en torno a Toro y Trashorras. Sus denuncias consiguieron quitar de en medio a algunos maleantes, pero la corrupción sigue prácticamente intacta. “Yo he estado a punto de arruinarles el negocio y eso es lo que no me perdonan. A mi me da igual que una mujer haga con su cuerpo lo que quiera, si es adulta. Pero que a una niña de 16 años la obliguen a prostituirse, la golpeen, le saquen el dinero, eso no puedo soportarlo (Pudo soportarlo bastante tiempo. Todo el que llevó callando y consintiendo metido en aquélla charca de inmundicia moral. Pero no pudo  habituarse a seguir siendo  un “comemierda” como los demás que, con él, compartían la misma porqueriza. Y nadie le pagó por eso. Al menos por lo que realmente vale, que es de imposible cálculo, porque eso, insistimos, no se compra) Yo fui directamente al juez y lo denuncié. Así que un montón de gente va a ir a la cárcel por mi culpa. No me fiaba de la policía, así que fui directamente al juez. Me prometió que  irían para adelante y que no se filtraría nada. Y así fue.”

“Les jodí un negocio muy grande. La realidad, es que el  jefe del Horóscopo recibía una llamada de policías cada vez que iba a haber una redada para que retiraran a las menores de la circulación”

“Quieres escribir —le dice a su entrevistador, el periodista Fernando Mugica— pues escribe. Hay policías que se pasan la noche follando y bebiendo gratis. A un jefe de policía el dueño le pagaba la hipoteca. Y a otro, el coche. Y a otro, el crédito que debía. Otro llega un día y dice: ‘Necesito 800.000 pesetas para que no me embarguen el piso’. ‘¡Tómalas!, sin problemas’ ¿Cómo cojones iban a venir luego a tocarles los huevos al dueño? Mira, a pesar de lo jodido que estoy, si me hubieran sabido aprovechar, yo hubiera colaborado con gusto y hubiéramos podido limpiar buena parte de esa corrupción. En lugar de eso, me mandan esas fotos asquerosas, para volverme loco, para amedrentarme. En torno al mundo de la noche, de los clubes, hay demasiado dinero por medio. Yo denuncié a dos camareros que vendían armas abiertamente en el club donde trabajaban”

“Tenían los revólveres debajo del mostrador. Lo denuncié, pero nunca les registraron. Tienen mucho poder y yo soy una presa fácil, yo no tengo nada. Son capaces de pagar a alguien para que diga que soy amigo de Bin Laden. Hombre, sería muy chocante que me pasara algo, pero no se cortan ante nada. Se saben inmunes.”

“Yo antes creía en Dios, en la justicia y en España. Me he vuelto una persona tan fría que ya no me afecta nada. Hace meses que no me río. Todo me da asco. Veo algo, por muy triste que sea, y no me impresiona. Ya no soy humano. A veces también lloro, sólo por las noches, y no creo que sea menos hombre por ello. Han sabido dónde tocarme la fibra. (…) Después de lo que me pasó con lo del 11M, ya no denuncio nada a la Policía, ni aunque vea pasar un misil. Hace poco vi un programa de televisión en el que pedían colaboración ciudadana. Me dieron ganas de llamar y decir: ‘Soy Lavandera, así que no me cuenten milongas’”.>> (Op. cit. Lo entre paréntesis nuestro)

Lo que sigue de su declaración el pasado 25 de mayo, revela con trazos fulgurantes por qué el Juez Juan del Olmo decidió retirar a Villazón Lavandera el status de testigo protegido:

Yo pienso que Toro y Trashorras estaban muy bien protegidos. Tenía que ser por gente muy gorda para que actuaran con ese descaro. Yo me pongo en un club (de alterne) a vender dinamita, y a las dos horas, estoy engrilletado. ¿No ves que las putas lo cuentan todo? Yo le dije una vez al jefe (del Horóscopo): ‘Estos tíos venden dinamita, así que no les voy a dejar entrar más aquí’. Y me contestó: ‘¿Pero tu sabes la pasta que dejan aquí estos tíos?’

(…)  

“Lo que menos me gustó de Madrid cuando fui a declarar (en la Audiencia Nacional ante el Juez Del Olmo), es que  nadie conoce a nadie. Estoy seguro de que si me hubiera muerto en el Metro, no me hubieran recogido hasta que oliera mal. La deshumanización me hunde. Por eso no puedo comprender quien ha sido capaz de hacer lo de las fotos (a su mujer muerta). Claro que, si mataron a 200 personas y se quedaron tan frescos ¿cómo no van a ser capaces de hacer algo como esto?...”>> (Op. Cit.) [22]

¿Está claro a quienes atribuye Villazón Lavandera la masacre del 11M? Para nosotros lo está sin ninguna duda, como lo está que semejante actitud sea objetivamente subversiva, aunque el protagonista no sea consciente de ello y, por tanto, lejos esté de ser subjetivamente revolucionario. ¿Serán éstas las verdaderas causas, por las que ha dejado de ser un testigo protegido poco antes de que colocaran un paquete bomba debajo de su coche? Tampoco dudamos de esto, aunque, de cara a la opinión pública, este interrogante quedará por mucho tiempo en el aire, hasta que un tribunal popular revolucionario de justicia pueda responder con pleno conocimiento de causa. Recién entonces, las víctimas mortales de aquél genocidio y otros crímenes de Estado de la “democracia” en España, podrán descansar finalmente en paz, incluido el hijo de la dirigente de CC.OO. y militante de I.U., Pilar Manjón.

Lo último que hemos podido saber de Francisco Javier Villazón Lavandera, es que ha vendido a “El Mundo”  unas declaraciones publicadas por este periódico en sucesivas ediciones a partir del 10 de setiembre de 2006, entre las cuales las más comprometedoras para él y de mayor trascendencia política para el gobierno del PSOE y para sistema político “democrático” respecto del 11M, sin duda fueron dictadas por la dirección de ese periódico. Allí declaró lo que antes había testimoniado con toda claridad “El Nayo” en abril de 2002[23] , en cuanto a que Toro Castro le había propuesto que oficiara de “correo” para E.T.A. transportando explosivos; que mantenía contactos con gente importante de esa organización; que los más de 400 Kg. de explosivos que poseía eran para ellos y que estaba “todo controlado”, de modo que, desde el punto de vista de la seguridad, “no podía pasar nada”. La única diferencia entre estas declaraciones de Villazón Lavandera y las de “El Nayo”, es que éste había dicho que Villazón Lavandera aceptó el ofrecimiento de Toro Castro, y aquél lo niega, como que es cierto que fue el primero en denunciarlo a la policía en julio de 2001, testimonio grabado ante el agente Campillo cuya cinta magnetofónica acabó formando parte del sumario judicial y de lo actuado en la Comisión de Investigación Parlamentaria sobre el 11M:

<<Me dolió mucho que me involucrara (…) en una red de tráfico de armas y explosivos para ETA. Lo que yo le diría es: si estás seguro de eso, ¿por qué no vienes a España y se lo cuentas a un juez?

Me da la sensación de que allí donde esté tiene contactos con las Fuerzas de Seguridad españolas y que le han aconsejado lo que tiene que decir para involucrarme.

De momento continúa escapado de la justicia. Ojalá vuelva y cuente toda la verdad de lo que sabe. Lo que es un hecho es que, tanto él a través de su abogado en la primavera del 2002 (Abril), como yo unos meses antes, aportamos los mismos datos: Toro tenía contactos con ETA y su banda (La de Toro Castro) estaba proporcionándoles explosivos>> (F.J.Villazón Lavandera: “El Mundo” 11/09/06 Pp. 12)    

Si, como está acreditado, Villazón Lavandera denunció en 2001 que Toro Castro mantenía contactos con ETA para venderle explosivos —aunque en ese momento y por el motivo que fuere no haya dicho nada sobre el ofrecimiento que el mismo Toro Castro le hizo para ejercer de “correo” ante ETA— es un total sinsentido que al mismo tiempo haya aceptado semejante proposición, como sostuvo el “Nayo”.

Finalmente, aunque fuera cierto que Toro Castro vendió 500 Kg. de explosivos a los etarras, de este supuesto no puede en modo alguno inferirse que ETA haya participado en la planificación y ejecución de los atentados del 11M. De hecho no hubo ni hay ni una prueba de cargo sólida que avale semejante hipótesis política sustentada por los llamados “teóricos de la conspiración”. Tampoco cabe plantearla por deducción política, dada la debilidad militar táctica de esa organización y las perspectivas del cambio de gobierno, previstas en sus negociaciones con el PSOE previas al 11M. De ahí que en su desesperado intento de vincular a E.T.A. con el terrorismo islamista, la expresión política del bloque histórico de poder coyuntural liderado por el Partido Popular, haya llegado al extremo de echar mano de una hipótesis inverosímil y descabellada, como la de hacer coincidir dos circunstancias distantes en el tiempo y el espacio, cuyo único nexo es la coincidencia casual de que en dos operaciones policiales de allanamiento de dos domicilios ordenados por distintos jueces y a raíz de causas distintas, se diera la coincidencia de que en ambos se encontrara una sustancia de uso doméstico para matar cucarachas.[23]

[16] Tras las declaraciones de Villazón Lavandera en la Audiencia Nacional, en las que Juan del Olmo le sometió a varios careos con Trashorras y Toro, este Juez decidió finalmente decretar la prisión de Toro por colaboración con banda armada y suministros de explosivos, después de haber pasado anteriormente dos veces por idénticas circunstancias, aunque sólo acusado por tenencia y tráfico de drogas, para quedar en libertad al poco tiempo, lo cual demuestra la connivencia de este delincuente común con los mandos policiales y de la guardia Civil de Asturias, quienes, a toda costa, intentaron desvincularle de su relación con los hechos del 11M, de lo que ahora, tras darse a conocer la investigación de “El Mundo”, ha pasado a ser acusado en firme.

[17] De hecho, todas las emisoras de televisión y radio —que son los medios de mayor incidencia en la creación de opinión pública— tuvieron exquisito cuidado de que el gran público se mantuviera por completo ajeno al conocimiento de los entresijos del sistema en relación a este caso.

[18] “Lavandera” No es un santo varón. Las circunstancias le llevaron a aceptar un puesto trabajo como portero del club de alterne “El Horóscopo”.  Sus cinco años en las fuerzas especiales del Ejército, su complexión atlética y su sangre fría para enfrentar situaciones extremas, le dieron la fama justa que necesita alguien que debe sacar del local a unos cuantos pasados de copas o que se pasan con las chicas. Nunca ha ocultado su amor por las armas. Es socio del club de tiro. Tiene dos carabinas del 22, dos escopetas de tiro al plato. Pero no ha sido acusado nunca por la Justicia de ningún delito. Es más, cuando se enteró de que unos delincuentes le ofrecían un negocio de venta de explosivos y buscaban a alguien que fabricara bombas con teléfonos móviles, se apresuró a contárselo a las fuerzas del orden. Y no una, sino cinco, seis y hasta siete veces a lo largo de varios meses.

[19] Según parece, la mujer no pudo soportar el hecho de verse en semejantes circunstancias después de que su marido se viera obligado a dejarle por deber pasar a la condición de testigo protegido: “Creo que se sintió sola y triste. Ella pensaba que eso de ser testigo protegido me sacaría del país y quizás no volvería a verme. Se veía sola y con tres hijos y creo que se desesperó”, comentó Villazón Lavandera, en entrevista exclusiva para “El Comercio Digital”, el  21 de febrero de 2005. “Estaba comiendo lejos de Asturias y me envió un mensaje: ‘Cuida de nuestro hijo. Te quiero mucho, pero voy a acabar con mi vida. He intentado cortarme las venas, aunque no sangro. Estoy en el mar’. (…) “Llamé al 112 y me pusieron con la Policía. No contestaba. No tengo mucha suerte con la Policía. Luego hablé con la Local y les dije que mi mujer intentaba suicidarse. Me contestaron que no había nadie en el agua, que estaban mirando por las cámaras y no aparecía nadie en una situación de peligro. Me dijeron que me quedara tranquilo y yo me quedé tranquilo”. Una hora más tarde, el jefe del servicio le llamó por teléfono y le comunicó que su mujer había tenido un accidente de tráfico. “Me dijo que había sido atropellada por un coche y que estaba muy grave, pero luego añadió: 'Mira  tío, no te puedo engañar, Lorena está muerta, se ahogó y no pudimos hacer nada por ella’. (…)Desde el principio se preguntó por qué tardaron en avisar a los equipos de rescate 45 minutos. “¿Por qué? ¿Cuando ves a una persona ahogándose no tienes que avisar inmediatamente?”. A pesar de que tiene dudas sobre la ejecución del rescate de la joven brasileña, no denunció ni lo hará. “A verlas caer”, dice, y añade: “No tengo dinero para pagar a un buen abogado”.

Cfr:
http://www.libertaddigital.com:83/php3/noticia.php3?fecha_edi_on=2005-02-21&num_edi_on=1453&cpn=1276244767&seccion=ESP_D

[20] La analogía entre este ejemplo del devenir en la naturaleza respecto de la sociedad, en sentido riguroso no es válida, porque el cambio histórico progresivo en la organización de la vida humana colectiva, supone un cambio de esencia social, cosa que no se refleja en el poema de Machado. Nosotros lo tomamos sólo como un ejemplo genérico entre lo caduco y lo nuevo, en el sentido de que la realidad social del capitalismo ya está lo suficientemente podrida, como para que de ella sea necesario que brote otra de esencia social históricamente superior. 

[21] Según reporta “Libertad Digital” en su edición del martes 19 de julio último, en una declaraciones reproducidas por La Voz de Asturias” el jueves anterior, el delegado en Asturias del sindicato “Asociación Unificada de Guardias Civiles” (AUGC), Alberto García Illana, ha dicho que el testigo Lavandera "está muy relacionado con el 11-M y se le está mirando con  muy malos ojos. Su vida corre verdadero peligro". Por esta razón —sobre todo tras encontrar un paquete bomba en su coche hace algunos meses y recibir un sobre con las fotos de la autopsia de su ex mujer— ha pedido que se le ofrezca protección policial al menos hasta que termine el juicio. Sobre las fotos que recibió Lavandera, la Delegación de Gobierno ha señalado que “ningún funcionario policial pudo haber tomado esas fotos por la sencilla razón de que no estuvieron presentes en la autopsia por lo que se cree que fue el propio forense el que las hizo”. Sin embargo, según la AUGC, "cierta persona de seguridad sacó fotos" y nadie sabía por qué las hizo”. http://www.libertaddigital.com:83/php3/noticia.php3?fecha_edi_on=2005-05-26&num_edi_on=1453&cpn=1276252406&seccion=ESP_D

[22] En abril de 2002, a través de una carta el abogado de “El Nayo”, Carlos Alberto Tejeda,  dio cuenta a la Fiscalía de Asturias de la revelación de su cliente y que el fiscal se comprometió a investigar el asunto. Según el relato del letrado, dos meses después el fiscal jefe le informó de que “Nayo” había sido conducido al lugar donde supuestamente estaban los explosivos, "pero que dicho lugar se trataba de un monte, y que no iban a registrar todo el monte", por lo que todo acabó ahí. http://www.lukor.com/not-por/0411/11163400.htm

[23] En la última semana de setiembre de 2006, “El Mundo” denunció la supuesta manipulación de un informe por parte del Ministerio del Interior a cargo de su titular, el “socialista” Rubalcaba. Según el periódico de Pedro J. Ramírez, el informe elaborado por tres peritos de la Policía Científica, decía que durante el allanamiento del piso franco que en 2001 ocupaban unos etarras, se encontraron varios gramos de ácido bórico, y que otro tanto de la misma sustancia apareció dos años después en el domicilio de Hassan el Haski, detenido y procesado por su presunta pertenencia a banda armada en relación con el atentado de Casablanca —cometido en mayo del 2003— y con el 11M. Según el gobierno del PSOE, el informe de los tres peritos era un borrador del cual su jefe superior, Francisco Ramírez, eliminó la referencia a ETA en el informe oficial que remitió a los jueces Juan del Olmo y Baltasar Garzón, por considerarla impertinente. Fuentes policiales han desmentido que en los explosivos empleados en la masacre del 11M haya aparecido ácido bórico, y que esta sustancia mezclada con otras puede ser usada como producto deflagrante.  

2. La trama de los explosivos de Avilés

Rafá Zouhier coincidió en el centro penitenciario de Villabona con Suárez Trashorras y, a través suyo, con Antonio Toro Castro, cuando en el verano de 2001 el primero fue detenido por la Guardia Civil —gracias a una información procedente de Madrid— después de atracar junto a otras tres personas una joyería en un centro comercial de Siero. Fue allí, en la cárcel, donde, primero Suárez Trashorras y luego Zouhier ofrecieron a sus captores ejercer de “chivatos” a cambio de obtener su libertad. Así fue como, en octubre de 2001, ya fuera de prisión, Suárez Trashorras estrenó su nueva condición de “confidente” de la policía de Avilés, proporcionando datos que permitieron un operativo policial exitoso llamado “Pípol”, contra una banda que traficaba con droga, consiguiendo, como contrapartida, que suelten a su amigo, Toro Castro. A las reuniones con sus controladores, Suárez Trashorras acudía en ocasiones acompañado de su entonces novia, Carmen Toro. En noviembre de 2001, Antonio Toro salió de la cárcel de Villabona tres meses antes que Zouhier, quien, como hemos visto, ―todavía en prisión― también pidió ser ―y fue confirmado― “confite” (confidente) de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO), a instancias de un amigo español de alias “Mario”, dedicado a la falsificación de documentos y que tiene muy buenas relaciones en el mundillo de los guardaespaldas y los porteros de discoteca.[24]

En diciembre, agentes de la UCO visitaron a Zouhier en la prisión de Villabona, y éste les proporcionó información sobre tráfico de armas que, en febrero de 2002, permitió poner en marcha la “operación Hierro”, en Valdemoro, donde serían detenidas 11 personas dedicadas a la venta de armas introducidas desde Portugal. Entre los detenidos estaba el propio Zouhier, quien había participado en el delito, protagonizando el mismo papel desempeñado en la “operación Merlín”.

En enero 2003, Rafá Zouhier avisó a la UCO sobre la existencia de una trama de explosivos en la que estarían involucrados Antonio Toro Castro y José Emilio Suárez Trashorras. Un mes más tarde y como parte de la investigación resultante de esta confidencia, el agente “Víctor” le dio a Zouhier dinero para que viaje a Avilés a entrevistarse con Antonio Toro Castro, quien en noviembre había salido ya de la cárcel de Villabona. Con ese dinero, Zouhier alquiló un “todoterreno” Nissan e inició el viaje. Tras salir de la capital, camino de Avilés, fue detenido en la carretera por una pareja de la Guardia Civil. Al carecer de permiso de conducir, Zouhier tuvo que reconocer que era confidente de la “Benemérita”. En un principio, los agentes no le creyeron, pero, tras hablar telefónicamente con el oficial “Víctor” a pedido de Zouhier, se limitaron a multar al marroquí y dejaron que continuara su camino hacia Asturias. Allí estaba esperándole su “controlador”, “Víctor”. Tal como estaba previsto, Zouhier señaló desde la distancia a Antonio Toro Castro y a todo su entorno, incluido su cuñado, José Emilio Suárez Trashorras, que le estaban esperando para entregarle la muestra del explosivo. Zouhier puso el explosivo en un recipiente y lo trasladó desde Asturias a Madrid. 

A su regreso, Rafá Zouhier paró en un centro comercial, cerca de Madrid, situado junto a la carretera de La Coruña, para entregar a los agentes “Rafa” y “Víctor” la muestra del explosivo que había conseguido en Asturias. Ahí, “Víctor” le encargó que busque compradores para la dinamita. Este encargo era conocido por el superior de “Víctor”, cuyo nombre en clave era “Paco” (con rango de capitán). Zouhier le ofreció la mercancía a unos búlgaros, que no picaron el anzuelo [25] , pero les compró armas que vendió a los islamistas causantes de los atentados del 11M (dos subfusiles “Sterling”, de procedencia británica, y otro de la marca “CZ”, de origen checo, además de dos pistolas).[26]

El 27 de febrero de 2003, la UCO pasó el caso del tráfico de explosivos en Asturias a la Comandancia general de la Guardia Civil de Asturias, a cuyo mando estaba el por entonces Coronel Laguna.

En julio de 2003, Rafá Zouhier avisó a la UCO de que los asturianos Toro Castro y Suárez Trashorras, estaban intentando colocar “sus” explosivos en Madrid. Ese mismo mes, Rafá Zouhier recibió auxilio de sus contactos en la Guardia Civil, que le libraron de un “asuntillo” en Asturias. Según contó, fue acusado de un pequeño robo con intimidación, y los agentes “Rafa” y “Víctor” hablaron con las autoridades judiciales de la zona para que saliera en libertad, como así fue.[27]

El 12 de marzo de 2004  el agente de la UCO “Víctor” llamó a Rafá Zouhier tres veces.

El 13 de marzo de 2004, el agente de la UCO “Víctor” llamó a Rafá Zouhier dos veces.

El 17 de marzo de 2004 el agente de la UCO “Víctor” llamó a Rafá Zouhier dos veces. Este mismo día, Rafá Zouhier llamó al agente de la UCO “Víctor” para delatar al “Chino” Jamal Ahmidan, diciendo que lo tenía localizado.

El 19 de marzo de 2004, el agente de la UCO “Víctor” llamó a Rafá Zouhier dos veces, fecha ésta en la que Zouhier fue detenido por efectivos de la Unidad Central Especial (UCE) II en el Centro Comercial de la Ermita del Santo, Madrid.

De acuerdo con estos antecedentes, es de suponer que el día 12 de marzo, el agente Víctor llamó a Zouhier para hablar sobre lo que había pasado el día anterior. Sin embargo, en su comparecencia  ante la Comisión de Investigación parlamentaria sobre el 11M, el Jefe de la UCO en Asturias, coronel Félix Hernando Martín, sorprendentemente declaró que el motivo de la llamada fue para pedirle información sobre un asunto de relativa ínfima importancia, como es el de un skin head con pedido de captura emitido por la policía de Barcelona:

<<El día 12 de marzo, día inmediatamente después de los atentados, se le llama al confidente porque la Comandancia de Barcelona, una comandancia de Cataluña, nos pide apoyo para tratar de identificar a un individuo incurso en una investigación relacionada con gente de extrema derecha, skin heads, etcétera, y tienen datos de que hay un individuo, que están buscando para ser detenido en el marco de esa investigación, que les dicen que está por Madrid y que frecuenta algunos locales nocturnos de la zona sur de Madrid. Entonces, puesto que Rafa Zouhier es un hombre que conoce estos ambientes porque su profesión es la de seguridad de discotecas, salas de fiesta, etcétera, y conoce el ambiente nocturno de Madrid, se le llama para ver si nos puede ayudar a localizar a esta persona. Se le da una serie de características de esta persona, que yo ahora mismo no conozco, y los días 12, 13 y 14, me parece recordar que por la noche, o alguna de las noches, está con agentes de la Unidad tratando de localizar a esta persona.>> (Sesión de la Comisión sobre el 11M del 20/07/04)

Este coronel, Félix Hernando Martín, es el mismo que durante el anterior gobierno del PSOE, trabajó a las órdenes del ex secretario del Ministerio del Interior, Rafael Vera —actualmente cumpliendo condena por malversación de fondos reservados— en relación con los crímenes del “Grupo antiterrorista de Liberación (GAL).[28] Concretamente, el coronel Hernando estuvo imputado por la Audiencia Nacional por malversación de fondos y delitos monetarios, habría viajado hasta Ginebra para entregar a las mujeres de los agentes de la policía y miembros del GAL: José Amedo y Michel Domínguez, maletines con 50 millones de pesetas. Según el sumario del juez Garzón, Hernando, junto a Machín y De Justo, intentaron “comprar el silencio de Amedo y Domínguez, pagándoles por los servicios prestados” mientras permanecían en prisión.

El coronel Hernando ascendió a máximo responsable de la UCO en el año 2000, con el “popular” Jaime Mayor Oreja todavía al frente de Interior. Hernando fue jefe de esta Unidad durante los casi tres años en que Zouhier fue confidente a su servicio. En 2003, Hernando recibió la medalla de Plata de la Orden de Mérito del Plan Nacional Sobre Drogas. En 1999, siendo todavía teniente coronel, fue propuesto por la Dirección General de la Guardia Civil para recibir la Cruz del Mérito del Cuerpo, pero Mayor Oreja revocó la orden al enterarse de que estaba implicado en un sumario del caso GAL.

Bien. Ante la evidencia de que el coronel Félix Hernando cometió falso testimonio en la Comisión del 11M, el Partido Popular presentó un escrito en el que pidió una decena de nuevas comparecencias para “aclarar algunos puntos de discrepancia en los testimonios y poder abordar con informaciones más claras la elaboración de las conclusiones”. Esta nueva lista incluyó a los confidentes José Ignacio Fernández Díaz, alias “Nayo” y a Francisco Javier Villazón Lavandera, al guardia Jesús Campillo de la Guardia Civil de Asturias, al capitán Marful, jefe de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Oviedo, y al comandante Jambrina, de la Comandancia de la Guardia Civil de Oviedo.

Y para seguir analizando la trama asturiana de explosivos, el Partido Popular (P.P.) pidió que, además, acudiera a declarar el teniente coronel Aldea, jefe de la Comandancia de Oviedo, y Adolfo Barajas, comisario de Policía de Avilés, así como el responsable Operativo de la Operación Pipol de la Policía de Asturias, y Juan Carretero, jefe Superior de Policía de Asturias. Según los “populares”, después de conocer la opinión del juez Juan Del Olmo sobre "descoordinación en la atención a las víctimas", debería también comparecer en la Comisión la subsecretaria de Interior, Soledad López Fernández, que es responsable de la Oficina de Atención a las Víctimas. Por voto de la mayoría, la petición del P.P. fue rechazada, y la Comisión procedió a dar carpetazo a la fase propiamente investigativa, para empezar a recopilar la información que se había generado en los últimos meses, a fin de redactar las recomendaciones y conclusiones finales.

El 3 de agosto de 2005 trascendió a la prensa la “guerra abierta” entre la Policía Nacional, la Comandancia de la Guardia Civil de Gijón y la de Oviedo, respecto de la trama de los explosivos montada en Avilés por Toro y Trashorras. Esta nueva situación se produjo a raíz de lo que aparece en el folio Nº 33.368 del sumario en poder del Juez de la Audiencia Nacional que atiende la causa del 11M, Juan del Olmo, donde se hace mención a un informe sin fecha ni firma, pero que —según“El Mundo”— el cesado Teniente Coronel Rodríguez Bolinaga atribuye sin ninguna duda a la Comandancia de Oviedo. El informe dice que Félix Hernando no sólo despreció la información proporcionada por el confidente Rafá Zouhier, sino que tras “no dedicar recursos a una investigación que entraba de lleno en sus competencias”, intentó luego eludir su responsabilidad durante su comparecencia ante la Comisión de Investigación Parlamentaria del 11M e incluso después. En efecto, así parece según el reporte de la cadena radiofónica COPE que dice:

<<…un subordinado del Coronel Hernando, el alférez que controlaba al confidente Zouhier, llamó a la Comandancia de Oviedo seis días después de que compareciera ante la Comisión parlamentaria su jefe, para pedir que fuera destruida una nota interna del cuerpo, que dejaba en mal lugar la versión dada por Hernando. Ese alférez comparecía al día siguiente ante la misma Comisión. Se aclara en el informe aportado al sumario, que esa nota interna dejaba claro que la red investigada en Asturias era nacional, no local, en contra de lo dicho por el Jefe de la UCO y que, Hernando, al desentenderse de la investigación de Asturias, incumplió el protocolo de actuación de la Unidad Central Operativa.

Volviendo ahora al otro escrito conocido por esta emisora, al elaborado por el destituido Bolinaga, resultan especialmente duros los términos empleados por el Teniente Coronel al final de su informe: la acusaciones que le lanzan desde Oviedo podrían deberse a que la Comandancia de Oviedo o su Jefe se sienten responsables del atentado del 11M y utiliza la técnica de marcar objetivos falsos, en concreto la Comandancia de Gijón y su ex jefe, como medio de evitar la atención.>> : http://www.cope.es/paginas/noticias.asp?noticia=7156

Ese mismo día, el director de la Guardia Civil, Carlos Gómez Arruche, en actitud descalificatoria de ese informe oficialmente anónimo y, por elevación, de la misma Comisión parlamentaria, puso esta patata caliente en manos de la justicia declarando que al Juez Juan del Olmo y a nadie más corresponde juzgar si el Coronel Félix Hernando, jefe de la UCO, ha mentido o no ante la Comisión parlamentaria del 11M.

Demostrando que en las presentes condiciones de la lucha de clases, la política Exterior de España no es una cuestión de Estado, es decir, del conjunto de la burguesía, sino que forma parte de la “pequeña política” o disputa entre sectores definidos de ella, el periodista liberal P.J. Ramírez, apoyado sin duda por el pragmatismo político del Partido Popular, le ha respondido inmediatamente al militar Arruche, diciéndole que se equivoca, porque, además de la responsabilidad penal —que, indudablemente corresponde dirimir a la justicia, esta vez interpretada en la persona del Juez Juan Del Olmo— éste también es un caso que implica responsabilidades políticas que deben ser dirimidas por el Congreso, y para eso se ha formado la Comisión parlamentaria sobre el 11M.

Finalmente, hay un nivel de responsabilidad que es el disciplinario, propio de cada dependencia del respectivo poder “independiente” en ejercicio dentro del Estado de derecho. Por tanto, la conclusión de este razonamiento formalmente veraz de J.P. Ramírez es la siguiente:

<<…si Hernando Mintió en el Congreso, el propio Arruche y el ministro del Interior son responsables por no disipar el equívoco creado por estas “falsedades” (…y) si el jefe de la UCO no hizo bien su trabajo e infravaloró los datos de que disponía sobre la trama de la dinamita, debería haber sido relevado por Arruche. El coronel Hernando sigue siendo el jefe de la UCO y nadie le ha exigido responsabilidades, ni sobre sus contradicciones en la Comisión, ni sobre su actuación profesional. Arruche no puede descargar sus obligaciones sobre el Juez.>> (Op. Cit.)

Desde este último punto de vista, formalmente veraz, mal que les pese a unos cuantos las víctimas del 11M han dejado de ser un patrimonio político de la coalición actualmente a cargo de las instituciones políticas del Estado español —como lo fueron desde el día de los atentados—, para pasar a manos de la oposición. Esto es lo único que realmente parece importar en el macabro juego genocida de disputa entre los representantes políticos de las distintas fracciones de la burguesía, por la apropiación del poder institucional burgués para sus propios fines alternativos particulares en la sociedad civil.

[24] Éste es el famoso Mario, a quien después del 11M la UCO le sugirió que abandone España.

[25] Según la versión de Félix Hernando, lo del viaje a Asturias de Zouhier y Víctor es verdad, pero ese viaje sólo sirvió para "marcar" a los traficantes; la muestra de dinamita fue llevada por Antonio Toro y Suárez Trashorras a Madrid, los cuales se la entregaron a Zouhier y éste a la UCO; según Félix Hernando, la UCO no encargó a Zouhier que buscara compradores. Por su parte, “El Mundo” dijo que este viaje a Asturias se había producido en mayo de 2003, pero según la comparecencia de Félix Hernando ante la Comisión del 11M, la fecha real es febrero.

[26] Estas armas son las mismas que posteriormente portaron los principales líderes ejecutores de la matanza en las imágenes del vídeo que grabaron y difundieron para atribuirse la comisión del atentado; las mismas que presuntamente utilizaron el 3 de abril contra los efectivos del Grupo Especial operativo (GEO) de la policía que les fue a detener en un piso de Leganés, tiroteo en el que, según la Policía Nacional, falleció un capitán de esa fuerza de seguridad del Estado. En tales circunstancias, una vez evacuado el edificio, la vivienda objeto del allanamiento policial explosionó espectacularmente, de tal forma que la onda expansiva dirigió en medida sus efectos destructivos hacia la parte trasera exterior del edificio, hecho que el Ministerio del Interior atribuyó a una acción deliberadamente suicida de los terroristas.

[27] No está claro si se refiere a un nuevo robo o al robo de septiembre de 2001.

[28] Rafael Vera y José Barrionuevo —ex Ministro del Interior bajo el mismo gobierno “socialista”— fueron condenados junto a otros siete implicados en el "caso Marey", como integrantes de la "banda terrorista GAL" en calidad de "ideólogos", dirigentes y patrocinadores; los otros como ejecutores "logísticos" y contratadores de asesinos a sueldo. Los miles de millones sustraídos de los Fondos Reservados —jamás justificados— sirvieron para asesinar y secuestrar, pero también para enriquecer a unos y a otros; la riqueza que Rafael Vera tiene a nombre de su suegro, sus hijos y otros "testaferros", procede sobre todo, de los "impuestos" y las permanentes comisiones obtenidas del hampa, cuando presidía la Comisión Nacional del Juego. El dos de abril de 2001, José María Luzón, teniente-fiscal del Tribunal Supremo, exigió que José Barrionuevo y Rafael Vera reingresaran en la prisión, así como los otros siete condenados en el "caso Marey", pocos días después de que el Tribunal Constitucional rechazara el recurso de amparo que sus respectivos abogados interpusieron hace cuatro años.

 

3. El sugerente trasiego de los explosivos:  ¿desde Asturias o desde Burgos?

El 26 de febrero de 2004, José Emilio Suárez Trashorras y Carmen Toro llegaron a Madrid después de su luna de miel y se reunieron con Jamal Ahmidan, el “Chino”, junto a otros dos marroquíes en un local de la calle Marqués de Vadillo. Posiblemente fueran también a la casa de Morata de Tajuña. En esta reunión planificaron el viaje del fin de semana a Avilés para proceder al traslado de la dinamita a Madrid.

El 28 y 29 de febrero un fuerte temporal afectó a la mitad norte de la Península, con nevadas especialmente fuertes en Burgos y el País Vasco, que hacían peligroso el trayecto por determinadas carreteras de la zona.

A través de los repetidores de telefonía móvil controlados por la policía, según las llamadas que fueron haciendo a lo largo de todo el trayecto se pudo saber que los marroquíes salieron de Madrid el día 28 a las 12 de la mañana en un VW Golf propiedad de “El Chino”. Tomaron la autopista de La Coruña (A-6) hasta Benavente (Zamora), de allí la nacional N-630 hasta Onzonilla (a 3 km. de León capital), luego siguieron por la autopista A-66 hasta Oviedo (Asturias) y después tomaron la A-8 hasta Avilés (Asturias), adonde llegaron a las 5 menos cuarto de la tarde. Se trata del camino más recto, cómodo, rápido y lógico para ir de Madrid a Avilés.

Pero el viaje de vuelta no fue tan corto, rápido ni fácil. A primera vista parece absurdo, dado que no se trataba de un trayecto turístico, por lo que debe haber una explicación. En efecto, los marroquíes volvieron por otro camino, más largo, aparentemente ilógico y de más difícil tránsito. Para empezar, los días 28 y 29 de febrero cayeron unas grandes nevadas en toda la mitad norte de la Península y especialmente en Burgos —donde 3.000 personas quedaron atrapadas por la nieve en una autopista— y en el País Vasco, donde el gobierno autonómico tuvo que prohibir la circulación de camiones. En concreto, el día 28 de febrero la Dirección General de Tráfico desaconsejó viajar, comunicó que estaban cerrados numerosos puertos y que era necesario el uso de cadenas en otros muchos, entre ellos el Puerto del Escudo.

Precisamente por ahí pasaron los marroquíes; en vez de volver por la misma ruta, regresaron pasando por el Puerto del Escudo y la provincia de Burgos, arrostrando la nevada, la menor calidad de las carreteras y la pérdida de tiempo. Esto último es muy importante, porque supondría más exposición al peligro de que un control policial descubriera los explosivos...si es que realmente los hubieran cargado en Avilés.

El día 29 de febrero, pues, los tres marroquíes salieron aproximadamente a las 13:00 de Avilés, conduciendo dos coches: el VW “Golf” de “El Chino” y un Toyota “Corolla” prestado por “El chino” a José Emilio Suárez. Pero, en lugar de volver por donde habían ido, se dirigieron por la carretera de la costa hacia Torrelavega, y allí cogieron la nacional N-623 que baja hasta Burgos, pasando por el Puerto del Escudo. En Burgos, enlazaron con la autopista A-1 y siguieron hasta Madrid, adonde llegaron a eso de las 7 de la tarde.

Consultando el auto del 18 de junio de 2004 del Juez Del Olmo —donde describe las localizaciones de los tres marroquíes a lo largo del trayecto recorrido el día 29 de febrero, gracias a la ubicación de las distintas torres de telefonía celular que registraron el paso de sus teléfonos móviles— sabemos que el coche de Jamal Ahmidan (el Chino) en el camino de regreso a Madrid, pasó por delante de la fábrica de explosivos situada en Páramo de Masa (Burgos), donde “descansaron” media hora.

“Explosivos de Burgos S.A. (E.D.B.), creada en 1979, se dedica a la carga, armado y terminado final de munición de artillería y bombas. Su línea de productos van desde proyectiles de artillería, munición naval, carga de bombas de aviación, hasta cargas de cabezas de guerra para misiles, minas marinas y torpedos, así como carga de granadas de mortero y carga de materiales para equipos de Fuerzas Especiales. Su planta de fabricación está situada en la localidad de Quintanilla Sobresierra, a 28 Km. de Burgos, con una población aproximada de 113 habitantes.

Esta fábrica es propiedad de la empresa “Explosivos de Burgos” (EDB), que pertenece al Grupo “EXPAL” (Explosivos Alaveses, S. A), la cual a su vez forma parte de “Unión Española de Explosivos” que, a pesar de su nombre, no tiene nada de española, puesto que es propiedad del Grupo “Pallas Investment”, formado por “Swiss Bank”, “AGF”, “Credit Lyonaiss” y “Elf Aquitaine”, de capital mayoritariamente francés. A nadie medianamente informado se le puede escapar la relación entre Swiss Bank y el blanqueo de dinero de la delincuencia europea de cuello blanco, así como la influencia de la petrolífera “Elf Aquitaine” en la política exterior francesa a causa de sus intereses de explotación en Oriente Medio, hasta el punto de determinar la postura del Estado francés en el asunto de Irak.

Estos datos resultan especialmente sugestivos, si se tiene en cuenta que, tras ganar las elecciones del 14 de marzo —a expensas de la participación del gobierno a cargo del PP en la guerra de Irak— lo primero que hizo el PSOE fue desmarcarse del bloque de poder burgués internacional formado por EE.UU., Gran Bretaña, Italia y Portugal, para empezar a orbitar en torno al eje franco-alemán. Más todavía, dado que uno de los directivos de la empresa “Unión Española de Explosivos” en aquellos momentos, es el general Jesús del Olmo, que hasta 1996 fue secretario General de los servicios secretos (durante el gobierno “socialista” de Felipe González.)

Resumiendo: tenemos hasta este punto que, el 29 de febrero de 2004, los presuntos autores materiales del 11M pasaron en su viaje de vuelta —se supone que con su peligrosa carga— por donde está la fábrica “Explosivos de Burgos” en la localidad de Páramo de Masa, que pertenece a la “Unión Española de Explosivos”, empresa con participación mayoritariamente francesa interesada en influir sobre la política exterior del Estado español. En ese trayecto, precisamente al pasar por la provincia de Burgos, Jamal Ahmidan fue multado tres veces, pagó en efectivo, y ninguno de los guardias civiles que le interceptaron se dieron cuenta de que el coche llevaba matrícula falsa y de que el conductor viajaba con un pasaporte belga falso a nombre de Yousef ben Salaf; la misma identidad con la que El Chino alquiló la casa de Morata de Tajuña unos meses antes de los atentados.

A este hecho  se añade la información del diario “El País”, que en su edición del 17 de marzo de 2004 publicó la siguiente noticia:

<<Los expertos en explosivos han concluido que la dinamita utilizada en la matanza del 11-M fue fabricada el pasado febrero en la planta de Unión de Explosivos Españoles (UEE) de Páramo de Masa (Burgos), según fuentes de la investigación. Los artificieros (Tedax) indicaron a las pocas horas de la mortífera cadena de atentados que el explosivo "había estado almacenado muy poco tiempo”>> (Op. Cit.)

Esto quiere decir que el 17 de marzo de 2004, los investigadores ya sabían que la dinamita usada el 11-M había sido fabricada en febrero por “Explosivos de Burgos” en Quintanilla Sobresierra, precisamente muy cerca de donde los marroquíes —portadores de los explosivos— "descansaron" media hora el 29 de marzo (en Sotopalacios, a 11 Km. de Burgos). Esta inverosímil desviación de los marroquíes para regresar desde Aviles a Madrid una noche de perros portando 200 Kg. de dinamita, sólo se explica porque, en realidad, no cargaron los explosivos en esa ciudad asturiana, sino en algún paraje cercano a Sotopalacios, procedentes de la fábrica de explosivos localizada en Quintanilla Sobresierra.

El periodista Vance, de “Paz Digital” sitio del cual hemos recogido información para elaborar este apartado— confronta la noticia de “El País” con las declaraciones ante la Comisión Parlamentaria de Investigación sobre el 11M, del Jefe de los Técnicos en Desactivación de Explosivos de la Policía Nacional (TEDAX), realizadas cuatro meses después:

<<El señor DEL BURGO TAJADURA: Mi pregunta es: ¿ustedes cuándo determinaron, de las muestras obtenidas en el lugar de los atentados, que era Goma 2?

El señor COMISARIO JEFE DE LOS TEDAX (Sánchez Manzano): Eso nunca lo hemos determinado.

El señor DEL BURGO TAJADURA: Mi pregunta es: ¿ustedes cuándo determinaron, de las muestras obtenidas en el lugar de los atentados, que era Goma 2

El señor COMISARIO JEFE DE LOS TEDAX (Sánchez Manzano): Eso nunca lo hemos determinado.

El señor DEL BURGO TAJADURA: Es decir, que si no llega a ser por esa decimotercera mochila, lo único que sabemos es que es dinamita, pero no sabemos el tipo de dinamita.

El señor COMISARIO JEFE DE LOS TEDAX (Sánchez Manzano): No sabemos el tipo de dinamita. Lo hubiéramos sabido con los restos del cartucho que se encuentran en la furgoneta.

El señor DEL BURGO TAJADURA: Ah, después.

El señor COMISARIO JEFE DE LOS TEDAX (Sánchez Manzano): Pero en la furgoneta.

El señor DEL BURGO TAJADURA: En la furgoneta, tampoco en el lugar de los atentados.

El señor COMISARIO JEFE DE LOS TEDAX (Sánchez Manzano): Tampoco en el lugar de los atentados.

El señor DEL BURGO TAJADURA: Es decir, que en este momento tampoco se puede decir, ni afirmar ni negar, que lo utilizado en las mochilas que explotan es Goma 2. >>

Con estos datos por delante, Vance se hace estas preguntas:

a) Fue Sánchez Manzano —jefe de los TEDAX— uno de los expertos que informaron a “El País”?

b) Si fue él uno de ellos, ¿cómo se explica el cambio radical de su información al cabo de casi cuatro meses?

c) Si no fue él, ¿qué expertos, con nombre y apellidos, informaron a “El País” ya el 17 de marzo de lo que ahora mismo el jefe de los TEDAX dice no saber, con qué bases técnicas que no posee, y con qué intención, suponiendo que Sánchez Manzano dijera luego la verdad?

d) ¿Se inventó la noticia “El País” por completo? Si fue así, ¿qué fines perseguía con esa mentira? ¿Qué responsabilidades penales se pueden derivar de dar informaciones falsas que ponen en duda la honorabilidad del anterior gobierno y tuercen fraudulentamente la opinión pública? ¿Por qué aún no hay nadie interrogado ni procesado de “El País”?

e) Si la noticia de “El País” era verídica, ¿por qué faltó a la verdad Sánchez Manzano, jefe de los TEDAX, al declarar ante la Comisión Parlamentaria el 7 de julio?

f)  Si el jefe de los TEDAX no sabe ahora ni siquiera la marca de la dinamita, ¿cómo es posible que según “El País”, "Los artificieros (Tedax) indicaron a las pocas horas de la mortífera cadena de atentados, que el explosivo 'había estado almacenado muy poco tiempo'"? ¿Se puede saber el tiempo de almacenamiento y a la vez no ser capaz de decir ni siquiera de qué tipo era el explosivo?

g) Suponiendo que fuera cierto que "el explosivo ‘había estado almacenado muy poco tiempo’", ¿qué validez tiene la teoría que la campaña mediática intentó hacernos creer y que consistía en que el explosivo fue acumulado por medio de viajes con pequeñas cantidades a lo largo de muchos meses? ¿Qué credibilidad tienen los que difundieron o indujeron esas informaciones? ¿Qué se proponían al dar datos irrelevantes, si es que no son completamente falsos? ¿Cuándo van a declarar ante el juez sobre ese tema?

h) El diario “La Razón” publicó el 13/07/04 lo siguiente: "el primer dato que tuvo la Policía sobre la naturaleza del explosivo, fue la tarde-noche del 11-M, cuando los agentes de la Comisaría General de Información llevaron la muestra —hallada en la furgoneta “Kango” aparcada frente a la Estación de Alcalá de Henares—, a los especialistas de la Unión Española de Explosivos para que la analizaran." ¿Es esto cierto? ¿Cómo es posible que el Estado Español confíe para una investigación criminal EN EMPLEADOS DE UNA EMPRESA EXTRANJERA QUE SE DEDICA AL TRÁFICO DE ARMAMENTO Y EXPLOSIVOS? ¿Qué credibilidad puede tener su "peritaje"? ¿Quién, dentro de la Policía decidió que el análisis lo realizaran esos empleados?”

Finalmente, de acuerdo también con “Paz Digital”, su colaborador, el periodista Vance, dedujo razonablemente que:

<<La extraña desviación de los marroquíes en el camino de vuelta, el 29 de febrero, sólo se puede explicar lógicamente porque tenían que pasar por la fábrica de UEE en Páramo de Masa. A su vez, este itinerario sólo sería útil si a su paso los marroquíes recogían los explosivos que luego se utilizaron el 11-M. Ello implicaría que alguien con el poder suficiente en la fábrica les tenía preparada la Goma-2. Ya ha salido a la luz una persona que está en esa situación y que tiene antecedentes muy turbios.>> (Op. cit.)

Y a continuación sacó las siguientes conclusiones que contribuirían a aclara muchos puntos oscuros:

1 - Los dueños de las canteras donde se nos ha dicho que los confidentes robaban la dinamita, insisten en que de sus instalaciones no se sacó ninguna cantidad de explosivo. Ello sería cierto si algunos mandos de las fuerzas de seguridad hubieran preparado a los confidentes para mentir a este respecto, y así desviar la atención sobre la recogida del explosivo en Páramo de Masa.
2 - Se ordenó a los marroquíes que fueran a Avilés el día 28 de febrero para hacer creer a la opinión pública —y al Juez— que recogían el explosivo allí. En realidad, habrían recogido su carga el día 29 en la provincia de Burgos.

3 - Es coherente que una empresa extranjera, con intereses en la política internacional y con mayoría de capital francés, colabore con una actuación que instalará en el poder a un partido completamente sumiso a las instrucciones del gobierno francés.

4 - Las diferentes personas instaladas en puestos clave de esta probable trama, pertenecen a los peores tiempos del terrorismo de Estado socialista (1990-1996). Así, el citado Jesús del Olmo, que fue secretario general del CESID hasta 1996, era directivo de Unión Española de Explosivos cuando lo marroquíes realizaron el trasiego hacia Madrid; y el coronel Félix Hernando, en esos momentos jefe de la UCO —unidad directamente implicada con los confidentes acusados de participar en la trama de explosivos presuntamente utilizados el 11M— es el mismo que se encargó de  los correos que llevaron maletines con dinero ilegal de los “fondos reservados” a Suiza, para pagar el silencio de los agentes del GAL —Amedo y Domínguez— durante el juicio por ese sonado caso, bajo las órdenes directas del ex Secretario de seguridad dependiente del Ministerio del Interior del último gobierno del PSOE, Rafael Vera —uno de los dirigentes de esa banda terrorista estatal.

5 - El conocimiento que tenían algunos dirigentes mediáticos y políticos, de que el explosivo QUE SE IBA A UTILIZAR era del tipo Goma-2 “Eco”, explicaría la extraña obsesión que vienen demostrando desde el mismo 11M con la discusión bizantina sobre la marca de la dinamita empleada. Para ellos era imprescindible que el gobierno "mintiera", de manera que no se puede descartar que la información a Acebes de que esa dinamita era de la marca Titadyn fuera planeada. Si se reflexiona bien, ni siquiera ahora sabemos la marca. ¿Cómo, entonces, podía pedirse esa precisión, si no fuera porque los que insistían sabían más de lo que tendrían que haber sabido? De hecho, muchos hicieron el juego trilero de definir la dinamita que estalló en los trenes, basándose en el contenido de la mochila que no explotó, que podía ser, y probablemente es, una pista falsa.

Y el periodista Vance acaba diciendo:

<<Todos los que participaron en ese falseamiento lo hicieron por alguna razón, y, antes o después, tendrán que responder de sus actos ante el pueblo español. Millones de personas de buena voluntad y que no olvidan se han dado cuenta, y esto no es un juego como el del 23-F: miles de familias destrozadas piden justicia, y la van a tener.>> (Op. cit.)

Todos estos “falseamientos” que “Paz Digital” ha contribuido a desvelar con inteligencia y sagacidad, son, efectivamente, las mentiras que ciertos poderes fácticos españoles favorables a la política del actual partido en el gobierno difundieron, para ocultar la conspiración política de tintes sangrientos consumada el 11M.

Aunque de distinto y opuesto signo político burgués, las mentiras político-mediáticas en torno a la infame matanza que cambió los beneficiarios de la orientación en la política exterior y territorial del Estado Español, han tenido el mismo carácter instrumental que las mentiras político-mediáticas urdidas por el bloque de poder burgués hoy en la oposición. En tal sentido, todos los indicios apuntan a que el trapicheo delincuencial hispano-marroquí con drogas y explosivos —previamente descubierto y controlado por los servicios de información españoles— fue a los intereses del bloque burgués de este país en la oposición que planificó, preparó y ejecutó el 11M en España, lo que el comando dirigido por Mohamed Atta —previamente descubierto y controlado por la C.I.A.—, fue a los intereses del bloque burgués americano en el gobierno que planificó, preparó y ejecutó e1 11S en los EE.UU. Ni más ni menos que el viejo y manoseado recurso al chivo expiatorio.

Esta realidad actualiza dramáticamente las palabras que Marx dio a conocer hace ya más de ciento cincuenta años, cuando en el “Manifiesto Comunista” definió al capitalismo como “la sociedad del engaño y el pillaje mutuo”. La única diferencia entre aquellos tiempos y éste que hoy nos toca vivir, radica en el enorme poder de los medios técnicos empleados para los mismos menesteres en que se han venido empeñando los burgueses de todo pelaje a lo largo de la historia moderna. El meritorio trabajo intelectual del señor Vance, ratifica que la verdad universal de este aserto de Marx —ante la relativa pasividad del proletariado internacional— se manifiesta hoy  en la suma de lo que cada fracción burguesa se dedica a desvelar de sus adversarios, y lo que intenta ocultar de sí misma.

Lo que sorprende es que, a despecho de su lucidez y valentía en la búsqueda de la verdad sobre este espeluznante episodio de la lucha de clases en España, los integrantes de “Paz Digital” mantengan hipotecada su conciencia a los conceptos burgueses de libertad y democracia. Estas dos categorías, cuyo único fundamento es la explotación del trabajo asalariado para los fines la acumulación de capital, tienen su lógica social en la negación más absoluta de la libertad individual (incluida la de los burgueses) en tanto que conocimiento de la necesidad social de actuar como condición de su pleno ejercicio, y de la democracia en tanto que gobierno del pueblo.[29]

Ya lo hemos explicado más arriba e insistimos aquí, porque nunca será suficiente mientras persista esta realidad actual: la lógica de la propiedad privada capitalista —que supone la competencia y el secreto comercial—, conduce inevitablemente al oligopolio o centralización de la propiedad del capital en pocas manos; y esta realidad económica, determinada por la ley del valor en la sociedad civil burguesa, se traslada inevitablemente a la comunidad política o Estado bajo la forma de una oligarquía de partidos que fungen como supuesta representación de la “ciudadanía”, entendida como la sumatoria de individuos aislados que “no deliberan ni gobiernan” sino que periódicamente optan entre los representantes de esa oligarquía de partidos durante las elecciones periódicas, donde está más que demostrada la alta correlación existente, entre la orientación del voto “ciudadano” y el dinero invertido por cada fuerza política en las campañas electorales, convirtiendo la democracia representativa en una verdadera “democracia dineraria” o de mercado.[30]

Pues bien, esta separación y estanqueidad o tabicamiento político sistemático entre representantes y representados, es lo que da pábulo al fenómeno de la burocracia política, categoría que, en sí misma, consiste en hacer de la función pública cosa privada, pero que en la sociedad burguesa se explica por sus vínculos con determinadas fracciones burguesas o bloques históricos de poder, que interactúan dentro de la sociedad civil disputándose la hegemonía sobre las mayorías sociales explotadas, para hacerse con las riendas del Estado en el marco de la democracia representativa, verdadero caldo de cultivo de:

1.  la corrupción generalizada

2.  crímenes políticos de distinta magnitud y alcance, como el 11S, la intervención militar en Afganistán e Irak, el 11M y el 7J, al amparo del secreto burocrático y de la idiotez política de los “ciudadanos”, inducida vía manipulación mediática.

3.  guerras entre bloques de poder económico dominantes a escala internacional.

¿Quién puede negar con fundamento suficiente, que tras la lucha contra el terrorismo islamista radical se oculta que estamos hoy ante una sorda guerra de baja intensidad entre bloques de poder económico y político bien definidos, donde los muertos, como siempre, los ponemos esos “representados” piadosamente denominados “ciudadanos de a pie”? Tal es el dramático e infame resultado de la “libertad” y la “democracia” realmente existentes a la luz de atentados como el 11S, el 11M o el 7J.

Sabemos que no es ésta la idea de libertad y democracia que los integrantes de “Paz Digital” reclaman como requisito indispensable para alcanzar la paz entre los seres humanos. Su error está en creer, no ya como Kant, que esto se pudo haber conseguido en el capitalismo temprano, sino en seguir creyendo que es posible bajo el capitalismo tardío. Siguen cerrando lo ojos ante el hecho de que la guerra de clases y la guerra entre Estados, es la consecuencia lógica inmediata de la propiedad privada, y bajo el capitalismo la continuación de la competencia por otros medios, hoy día como competencia oligopólica, donde la creciente centralización del capital se corresponde con la creciente centralización de las decisiones políticas y el agudizamiento de las contradicciones entre clases y Estados. Por lo visto, los periodistas que trabajan en “Libertad Digital” aceptan la propiedad capitalista, pero no quieren la expoliación de los oligopolios ni la prepotencia política de la oligarquía partidocrática. Y esta proposición es imposible, porque si se quiere una cosa por lo que ella es y existe según su esencia —en este caso la propiedad privada capitalista— no se puede al mismo tiempo no querer las consecuencias  que están en la lógica de su esencia, esto es: los oligopolios y la oligarquía cada vez más despótica y sangrienta. La “libertad” y la “democracia” en la sociedad burguesa actual, es la libertad y la democracia de los propietarios privados capitalistas bajo el predominio económico de los oligopolios enfrentados y la dictadura encubierta de la burocracia política cooptada alternativamente por determinadas fracciones de esos grandes grupos económicos para que les sirvan incondicionalmente.

[29] Para una explicación de por qué la propiedad privada capitalista es la negación absoluta de la libertad individual, incluso para los propios burgueses o propietarios de los medios de producción, Cfr:
http://www.nodo50.org/gpm/necesidad-comunismo/02.htm

http://www.nodo50.org/gpm/necesidad-comunismo/03.htm y
http://www.nodo50.org/gpm/necesidad-comunismo/04.htm

[30] En el libro III, capítulo 8 de su obra fundamental: “El Capital”, Marx demuestra que la competencia —a instancias de la transformación de la ganancia global en ganancia media, es la que se encarga de distribuir el trabajo no pagado entre las distintas fracciones de la burguesía, según la masa de capital con que cada una de ellas participan en el común negocio de explotar trabajo ajeno. En condiciones políticas normales de hegemonía ideológica del conjunto de la burguesía sobre sus clases subalternas, esta ley económica de la formación de la tasa de ganancia, se cumple también en política, donde se verifica que la delegación de la voluntad popular  entre las distintas fuerzas políticas suele distribuirse según la cantidad de dinero disponible por cada una de ellas en las campañas electorales. 

4. La mochila-bomba que no explotó.

En la madrugada del 12 de marzo, el personal de la comisaría de Puente de Vallecas comunicó el misterioso hallazgo en sus dependencias, de una mochila bomba sin explotar, supuestamente procedente de uno de los llamados “trenes de la muerte”. Según la versión oficial, el análisis de aquella mochila permitió identificar en un tiempo récord a los presuntos principales autores materiales de los atentados, tirando del hilo de dos de las pistas fundamentales encontradas en la mochila: el teléfono móvil y la tarjeta del teléfono.[31]

Según el auto del Juez de la audiencia Nacional encargado del caso, Juan del Olmo, en el tren Nº 21431 detenido en la Estación de Atocha, a partir de las 7,37 hs. se produjeron tres explosiones y el agente de la policía municipal, Jacobo Barrero, encontró en él un artefacto explosivo sin detonar, que los mismos “Técnicos Especialistas en Desactivación de Artefactos Explosivos” (T.E.D.A.X.) hicieron estallar in situ. 

La primera explosión que tuvo lugar en ese tren se produjo a las 7 horas 37 minutos 47 segundos en el vagón número 6; a las 7 horas 38 minutos 36 segundos se produjo la segunda explosión en el vagón 5; a las 7 horas 38 minutos 40 segundos detonó la tercera explosión en el vagón número 4. El artefacto que no llegó a explotar fue localizado en el primer vagón y a las 9 horas, 59 minutos y 18 segundos, los T.E.D.A.X. procedieron a su explosión controlada. Al otro día, en un “informe preliminar” de los T.E.D.A.X, su Comisario Jefe, Juan Jesús Sánchez Manzano, dijo que ese artefacto explosivo sin etaallar no contenía ningún teléfono móvil.  

Posteriormente, a las 10 horas 57 minutos 27 segundos, en el vagón número 2 del mismo tren Nº 21431, los equipos T.E.D.A.X. encontraron un bulto sospechoso que procedieron a "cebar" (con una pequeña cantidad de explosivo) para detonarlo, pensando que podía ser un artefacto explosivo, pero que resultó no ser tal.

A unos 500 metros de la Estación de Atocha (tren N° 17305) paralela a la Calle Téllez , sobre las 7 horas 39 minutos se produjeron cuatro explosiones, la primera  (cuarta en el cómputo total) dentro del primer vagón, la segunda y quinta en el cuarto vagón, la tercera (sexta en el cómputo total) en el quinto vagón, y las cuarta (sétima en el cómputo total) dentro del sexto vagón del tren, el cual, en el momento de las deflagraciones, estaba detenido sobre la línea ferroviaria. En ese sitio se encontró otro bulto sospechoso que los T.E.D.A.X procedieron a cebar para explosionar en el lugar, y que, posteriormente, se determino que no contenía explosivo.

En el tren Nº 21435 estacionado sobre el andén de la Estación de “El Pozo del Tío Raimundo”, sobre las 7 horas y treinta y ocho minutos se produjeron dos explosiones, (octava y novena en cómputo total) dentro del piso superior de los vagones 4 y 5 del tren. En esta estación se encontró un tercer artefacto “oculto en el interior de una mochila, de color azul oscuro, que se hallaba sobre el andén en la parte derecha de la estación mencionada, entre el segundo y tercer vagón, y que también fue detonado por los equipos T.E.D.A.X.).[32]

En el informe de la Unidad Central de Desactivación de Explosivos que consta en el sumario se indica:

<<Los análisis efectuados a las muestras recogidas en las explosiones de los trenes el 11 de Marzo determinaron que el explosivo utilizado es dinamita en todos los focos, salvo en los focos número 3 de la estación de El Pozo, y en el número 2 en la calle de Téllez, donde la analítica efectuada a los restos de la explosión no detectó ningún componente de explosivo>> http://www.internetopina.com/showthread.php?p=11523#post11523

De todo esto se infiere que de los tres bultos que no explotaron y que los T.E.D.A.X hallaron y procedieron a detonar en el lugar de los hechos, sólo uno de ellos contenía material explosivo. 

Finalmente, en el tren Nº 21713 detenido sobre el andén de la Estación de Santa Eugenia, sobre las 7 horas 38 minutos tuvo lugar la décima  explosión en el 4 vagón del tren.

El mismo auto del Juez fechado en febrero de 2005, alude a otro artefacto explosivo supuestamente encontrado en la Estación del Pozo, la famosa mochila Nº 13:

<<En esta Estación se encontraba el artefacto explosivo que en la madrugada del día 12 de marzo de 2004 se localizó en la Comisaría de Distrito de Puente de Vallecas y se desactivó (tal y como con posterioridad se hará mención); el referido artefacto explosivo tenía marcado como hora de activación de la alarma-despertador las 7 horas 40 minutos>> (Op. Cit.)

En el segundo punto del mismo auto del 15 de febrero de 2005, siguiendo las indicaciones del informe remitido el 26 de marzo de 2004 por el Jefe de los TEDAX, Comisario Juan Jesús Sánchez Manzano, entre otros datos técnicos acerca de los materiales constitutivos del artefacto explosivo encontrado en la Comisaría de Puente Vallecas —analizado en el Parque Azorín del mismo barrio madrileño— el Juez Juan Del Olmo señaló que:

 

<<El detonador consistía en un teléfono móvil dé la Compañía Telefónica MOVISTAR, marca "TRIUM -T-110" de color azul y plateado, en el cual se descubrió una pegatina en el interior del compartimiento de la pila, con los siguientes datos: "MITSUBISHI ELECTRIC. FZ 1324007003. 00DO BA05.MADE IN FRANCE. MT-360 TRIUM 11 Op 21407-C. LOTE 4612. 350822350844612 (número de IMEI)", y que en su interior llevaba instalada una Tarjeta SIM, del sistema Prepago, de la Compañía AMENA auna, correspondiente al número 652282963. Del referido teléfono, sobresalían por el lateral derecho dos cables, uno de color azul y otro de color rojo, que conectaban con el explosivo envuelto en una bolsa de plástico.>> (Ibid.)

Y siguiendo las indicaciones del mismo informe, el Juez Juan del Olmo declaró no poder precisar cual pudo ser la causa de que dicha mochila-bomba no hubiera explosionado:

<<…el artefacto contaba, en definitiva, con todos y cada uno de los elementos necesarios para su correcto funcionamiento, y todas las pruebas realizadas al efecto fueron satisfactorias, así, respecto a la cuestión de por qué no funcionó el artefacto en su momento, no es posible establecer unas circunstancias determinadas, suficientemente concluyentes, para determinar el motivo del fallo>> (Ibíd)

El 23 de abril de 2005, examinados los 35 tomos sobre los que el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo ha levantado el secreto sumarial y remitido a la Comisión de investigación del Congreso de los Diputados, pudo saberse que el 29 de marzo de 2004, la Unidad Central de Información Exterior (U.C.I.E.) de la Policía Nacional, ensayó una explicación del fallo en el explosivo, según la cual el artefacto encontrado en la Comisaría de Puente Vallecas pudo quedarse sin estallar, porque "se diera la casualidad" de que en la misma zona estuviera activado un teléfono móvil con el mismo IMEI o número de serie (similar al número de bastidor de un vehículo) En el informe se afirma que el IMEI del teléfono conectado a la bomba estaba manipulado y que "existe la posibilidad de que, cuando trató de activarse el mecanismo, se diera la casualidad de que en la misma zona estuviera activado otro teléfono con el mismo IMEI", y esta circunstancia "hubiera provocado que el repetidor correspondiente anulara uno de los dos, resultando anulado el de la bomba".

También se pudo saber que el día 10 de junio de 2004, tres meses después de los atentados, en respuesta a una nueva solicitud del juez de fecha 3 de mayo de 2004, el Jefe de los T.E.D.A.X, Juan Jesús Sánchez Manzano, volvió a enviar al juez otro informe, donde vino a decir prácticamente lo mismo que en el informe anterior, limitándose a describir los componentes del artefacto de Vallecas, agregando esta vez que “los artefactos son parecidos a los que utilizan los palestinos en su lucha contra Israel”.

Cuatro meses después de la masacre, el juez no había podido determinar aún por qué causa esa mochila-bomba misteriosamente hallada en la Comisaría de Puente Vallecas no había podido estallar. Todavía en un auto del mes de julio, Del Olmo daba cuenta de un informe de los T.E.D.A.X., donde se le mantenía sobre ascuas, diciéndole que:

<<…después de hacer siete pruebas con el teléfono, éste estaba en perfectas condiciones, así que la mochila hubiera debido estallar a las 7:40 horas de la mañana del 11-M.>>

Recién el 15 de ese mismo mes, una nueva prueba se incorporaba a la investigación: la Brigada Provincial de Policía Científica había aportado una radiografía presuntamente hecha a la mochila de Vallecas el 12 de marzo (antes de desactivarla) y el juez Del Olmo remitía "un juego de fotografías de esa radiografía" a la Unidad Central de Desactivación de Explosivos y N.B.Q., para que las analizara. El análisis de las fotografías —según consta en el informe del 27/7/2004— reveló que, al parecer, había un cable suelto en la mochila de Vallecas. Es decir, todo el misterio, al parecer, se redujo, finalmente, a que un cable suelto había impedido que la bomba estallara.

El mismo 15 de julio, el juez advierte —a nuestro juicio— de que ha sido víctima de la independencia burocrática del poder ejecutivo encarnado en los T.E.D.A.X. por mandato expreso del CESID, y pide que le amplíen de inmediato y por escrito, todos los detalles referentes a la radiografía y a su interpretación. Doce días más tarde, Sánchez Manzano contesta el 27 de julio de 2004, y remite al juez un estudio de dos peritos —los T.E.D.A.X. números 19.568 y 27.390— en el que se especifica que:

 <<a la vista de la nueva documentación remitida por el juez, se ve con claridad desde la parte superior del artefacto cómo uno de los cables que salen del teléfono se encuentra sin conexión alguna>>.

A todo esto, el “pueblo soberano” y sus representantes en la Comisión parlamentaria, permanecían por completo “independientes”, es decir, ignorantes, respecto lo que cocinaba el poder ejecutivo con el judicial en torno a este asunto, gracias al discrecional ejercicio del secreto burocrático estatal, situación que se prolongó hasta hace bien poco tiempo.

Todavía a punto de cumplirse ya el primer aniversario de la masacre, el Ministerio del Interior sorprendía a todos permitiendo, por fin, que el T.E.D.A.X. llamado “Pedro” —que desactivó la mochila de Vallecas— concediera unas interesantes entrevistas a diversos medios de comunicación, entre ellos “El País” y “El Mundo”. Y en esas entrevistas, el tal “Pedro” hizo unas declaraciones que todavía añadieron más confusión. Contó a “El País” que desactivó la mochila-bomba “desconectando los cables uno a uno”. Y cuando los de “El Mundo” le preguntaron por qué la mochila no llegó a estallar, se escudó tras lo que hasta ese momento era secreto de Estado a nivel ejecutivo:

<<P.- Ahora que ha pasado casi un año, ¿podría decirnos por qué esa bomba no hizo explosión?

R.- Yo sé por qué no hizo explosión, pero eso es materia clasificada.>> (“El Mundo” 03/03/05)   

Finalmente, el mismo T.E.D.A.X. “Pedro” —que desactivó la mochila-bomba número 13 encontrada en la Comisaría de Puente Vallecas durante la madrugada del 11 al 12 de marzo de 2004— acabó por desvelar el misterio. Durante una entrevista concedida el 3 de marzo de 2005 a “El Mundo”, “Pedro” aseguró que quien diseñó el sistema "eficaz y seguro" que provocó la matanza del 11M "era muy bueno" y "sabía muy bien lo que hacía". Además, este experto de la Policía Nacional en desactivación de explosivos está convencido de que aún "hay muchas incógnitas" en la investigación, entre ellas, precisamente "quién montó las bombas con teléfonos".

 Recuerda el experto que el mecanismo ya había sido empleado por ETA dos veces —entre noviembre de 2000 y enero de 2001—, aunque con una diferencia en su funcionamiento: en las mochilas- bomba del 11M, "el propio teléfono de la bomba hacía de temporizador" —a modo de despertador— a través de la alarma del aparato, apagado hasta ese mismo instante; en las de ETA, en cambio, "la señal era radiomandada" mediante una llamada desde otro teléfono:

<<P. Es decir, que ETA en un periodo muy corto utilizó dos bombas con móviles.

R. Pero hay una diferencia fundamental: el propio teléfono de la bomba de los islamistas hacía de temporizador y en las de ETA la señal era radiomandada.

P. O sea, que lo utilizaban como un mando a distancia.

R. La llamada era el sistema de activación del artefacto. Ellos llamaban con otro teléfono a un número determinado (el del teléfono conectado al explosivo del artefacto) que activaba la bomba. (...)

R. (...) Se ha hablado mucho sobre la falta de seguridad para el terrorista de esos artefactos, pero eso no es verdad. Las bombas (del 11M) eran muy seguras. Si se les pone bien la fecha y la hora a la que tiene que sonar el despertador, no hay ningún problema. ¿Por qué? Porque se apaga el teléfono y el terrorista se asegura de que la batería no se descarga; y, en segundo lugar, porque evita que se reciban llamadas que hagan saltar el dispositivo antes de lo previsto.

P. ¿Es decir, que el móvil que había en la mochila estaba apagado?
R. Sí, sí, claro. Me llamó la atención cuando cogí el teléfono. Es más, me desconcertó.

P. ¿Pensó que podía haber fallado porque estaba apagado?

R. Cuando vi el teléfono, lo primero que pensé fue en mi experiencia con las bombas de ETA. Me dije: “Alguien va a llamar por teléfono y salgo por los aires”. Pero estaba apagado. Pensé que al teléfono se le había ido la batería, o que no funcionaba, o bien en una trampa desconocida de ETA, que las hace de puta madre. Sólo había dos opciones, o había fallado, o me la habían trampeado. Me dije: “Los terroristas han dicho: 10 bombas para los pasajeros y las otras ahora para las Fuerzas de Seguridad, para ver si se las comen”. Estaba obsesionado con que fuera una trampa de los terroristas vascos.>> (Op. Cit. Lo entre paréntesis nuestro)

O sea:

1) que la U.C.I.E. de la Policía Nacional difundió que las bombas del 11M habían explotado conectando los detonadores a la alarma de un teléfono móvil activo que hacía las veces de iniciador eléctrico, cuando 17 días antes los T.E.D.A.X. del mismo cuerpo represivo ya sabían, que el mecanismo de esas bombas había sido accionado mediante la alarma programada en teléfonos inactivos  o apagados conectados al explosivo, y,

2) que los artefactos del 11M no fueron preparados por ETA, o bien que esta organización lo hizo por primera vez con la técnica alternativa más segura, de teléfonos apagados actuando como temporizadores, simplemente con la alarma programada para activarse en determinado momento. 

La tarjeta prepago SIM del teléfono cuya alarma estaba programada para activar la mochila-bomba Nº 13 a las 7,40, se encontraba en el interior del aparato. Ese dato fue el que —al parecer— condujo a la Policía (y así lo dieron a conocer sus mandos por todos los medios) hasta el marroquí Jamal Zougam —que regenteaba el locutorio de la calle madrileña de Lavapiés— uno de los primeros detenidos en relación con el 11-M, que, sorprendentemente, ni había huido ni había ocultado pruebas y seguía haciendo vida laboral normal en su locutorio. Pero, lo más sorprendente de todo esto, es que —si como se ha demostrado— los teléfonos que el 11M sirvieron para detonar las bombas estaban apagados, ¿para qué dejó en ellos las tarjetas SIM el que preparó los artefactos, sino para delatar a los moros del locutorio de Lavapies, que es donde estaba uno de los extremos de ese “hilo Ariadna” del que la policía no tuvo más que ir tirando para desbaratar al supuesto “comando terrorista”?

Este hecho no hace más que resaltar sugestivamente los siguientes interrogantes que los autos del Juez no permiten contestar:

1)  ¿Por qué afirma el Juez que este artefacto fue dejado entre el primero y el segundo vagón del tren sobre la parte derecha del anden, si la primera noticia oficial que se tuvo de su existencia fue en la Comisaría de Vallecas, descubierta entre las pertenencias de las víctimas?

2)  ¿Fue encontrado por los T.E.D.A.X.?

3)  En ese caso ¿por qué no procedieron a cebarlo para que explosionara como hicieron sin dudarlo con los otros dos artefactos encontrados que no habían explotado?

4)  Los T.E.D.A.X. han declarado ante la Comisión, que revisaron uno a uno todos los bultos de esa estación después del atentado. ¿Estaba realmente esa mochila en la estación de “El Pozo” cuando los T.E.D.A.X. inspeccionaron el andén y los vagones del tren, o fue depositada posteriormente por alguien entre las pertenencias de las víctimas en el parque Azorin?

5)  ¿Cuál ha sido el supuesto trayecto que la misteriosa mochila-bomba siguió desde la estación de “El Pozo” hasta la comisaría de Puente Vallecas?

6)  En cada una de las estaciones, los terroristas habían programado las bombas para que hicieran explosión de forma sincronizada mientras los trenes permanecían detenidos en sus respectivas estaciones. El teléfono de la mochila-bomba encontrada en Vallecas tenía la alarma conectada a las 7:40 y, supuestamente, provino de la estación de “El Pozo”. Sin embargo, las dos bombas de “El Pozo” hicieron explosión a las 7:38, es decir, dos minutos antes. ¿Por qué la mochila-bomba de Vallecas no estuvo programada para estallar a las 7:38? ¿Es que los terroristas se equivocaron? ¿O es que el teléfono de esa mochila fue programado por otra persona, distinta de los terroristas?

7)  Cuando se amasa goma-2 con las manos desnudas, células de la piel de nuestros dedos quedan adheridas al explosivo, pudiendo detectarse así el ADN de la persona que manipuló el explosivo. Eso sucedió, por ejemplo, con la mochila- bomba encontrada el 2 de abril en las vías del AVE.[33] Al analizar el explosivo amasado, se detectó el ADN de uno de los terroristas muertos en Leganés. Sin embargo, en la mochila Nº 13 que apareció en la comisaría del Puente de Vallecas, los autos judiciales no recogen la presencia de rastros de ADN. ¿Utilizó entonces guantes quien manipuló el explosivo contenido en ese artefacto? ¿Por qué los terroristas utilizaron guantes en la preparación del explosivo encontrado en la mochila Nº 13 y no en el de las vías del AVE? ¿Por qué se preocuparon de NO dejar rastros de ADN en la mochila-bomba de Vallecas, al mismo tiempo que cometieron el increíble descuido de SÍ dejar en ella un teléfono móvil con una tarjeta de prepago perfectamente identificable y que, además, estaba de sobra a los efectos de explosionar el artefacto? ¿Realmente fueron ambos artefactos fabricados por personas de la misma organización?

En síntesis, el laberinto por el que pasó el “hilo de Ariadna” del juicio por el 11M, ¿fue realmente obra de los supuestos terroristas, o de quienes siempre tuvieron en sus manos el otro extremo de ese hilo, para tirar de él y hacer “justicia” cerrando lo más rápidamente el caso, tal como se ve que está ocurriendo?

[31] El 8 de julio de 2004, el jefe superior de Policía de Madrid, Miguel Angel Fernández Rancaño, explicó en la Comisión de Investigación Parlamentaria sobre los atentados del 11 de marzo, que la tarjeta del móvil hallada en la mochila-bomba desactivada en Vallecas es "el nudo gordiano que llevó a la pista islámica el mismo viernes día 12, ratificada el sábado con las detenciones de los primeros sospechosos de raza árabe en el barrio de Lavapiés”. Según dijo, el punto "crítico" de inflexión de la investigación, “es ese hallazgo en la mochila-bomba de Vallecas”, que pese a sus 11 kilos, no llamó la atención a los funcionarios hasta la tarde del día de autos. En la madrugada del 11 al 12 de marzo, una vez desactivada la bomba por los TEDAX, se localizó el teléfono y su correspondiente tarjeta prepago, que primero se examinó en la Policía Científica y que, esa misma mañana del viernes, pasó a la Unidad de Información Exterior, U.C.I.E. especializada en terrorismo islamista.

[32] A pesar de que el Juez del Olmo fue claro al respecto, desde el principio se ha estado intentando convencer a la opinión pública de que las dos mochilas-bomba sin estallar, no fueron destruidas por los TEDAX deliberadamente. En los medios periodísticos se publicó que esas mochilas habían estallado al intentar desactivarlas y eso mismo declaró por dos veces el jefe de los TEDAX ante la Comisión 11M, quien puso un enorme hincapié en que las mochilas habían estallado accidentalmente al intentar desactivarlas.

[33] Según las “pruebas” del sumario, quienes prepararon y ejecutaron tan limpia y meticulosamente la matanza del 11M, son los mismos que el 02/07/04 intervinieron en el chapucero y fallido intento de atentado contra un tren de la línea “AVE” Madrid-Sevilla en Mocejón (Toledo). Este notorio contraste es una muestra más de la inconsecuente inconsistencia jurídica y moral de un poder judicial sometido a las maquinaciones políticas del poder ejecutivo.

5. Composición y características del explosivo

Tras producirse los atentados del 11M, los distintos organismos represivos  pusieron manos a la obra tratando de esclarecer lo sucedido, entre ellos el servicio de Policía Científica, que se encargó de realizar el análisis químico de los explosivos encontrados. Tras la localización de la furgoneta Kangoo a las 9,50 en la Estación ferroviaria de Alcalá de Henares y, más tarde, la misteriosa mochila-bomba “que no explotó” en “El Pozo del Tío Raimundo” —y fue la única de las tres en idénticas circunstancias que no se intentó explosionar— la investigación comenzó comparando tres muestras distintas de explosivos:

a) Los restos que habían sido encontrados dentro de la furgoneta Kangoo aparcada frente a la Estación de Alcalá de Henares.[34]

b) El contenido en la mochila-bomba encontrada en la Comisaría de Puente Vallecas.

c) La muestra de Goma-2 ECO que los Tedax entregaron como "muestra patrón".

Aquí es donde empiezan las sospechosas contradicciones de la actuación policial en torno a este asunto. En efecto, antes de que finalizaran esos análisis, el jefe de los T.E:D:A:X., Sánchez Manzano, hizo circular un informe “preliminar” con fecha 12 de marzo, en el que afirmaba textualmente:

<<En las pruebas analíticas, aún no finalizadas, los resultados obtenidos hasta el momento confirman que se trata de la misma sustancia que la hallada en la furgoneta Renault ya mencionada, que a su vez se corresponde con la muestra patrón de dinamita Goma-2 ECO.>>Boletín Oficial de la Cortes Generales (BOCG) Pp. 78
http://www.congreso.es/cgi-bin/docu/BRSCGI?CMD=VERLST&BASE=puw8&DOCS=1-1&DOCORDER=LIFO&QUERY=(CDD200507140242.CODI.)#(Página17 )

Pocas horas después, en el informe que presentó ese mismo día, la Policía Científica no confirmó precisamente lo que Sánchez Manzano se había apresurado a difundir. En las conclusiones del análisis realizado por ese organismo se dice, efectivamente, que la mochila de Vallecas sólo contenía Goma-2 “ECO”. Pero también afirma que, tanto el explosivo hallado en la furgoneta “Kangoo”, como la "muestra patrón" —además de los componentes normales que definen el explosivo tipificado como Goma-2 “ECO”— ambos contenían metenamina. (Ver Pág. 153 del Auto de procesamiento del 10/04/06). ¿Por qué la “muestra patrón tomada de un cartucho de dinamita Goma 2 ECO” (Pág. 86) contenía metenamina, si ésta es una sustancia impropia no componente de la Goma2 “ECO”? Buena pregunta. Porque de ser así no podría hablarse en sentido estricto de dinamita, como lo hizo el comisario jefe de los T.E.D.A.X., Juan Jesús Sánchez Manzano, en su informe preliminar.

Esta sustancia —científicamente conocida como hexametilentetramina— es un compuesto altamente tóxico que se utiliza para fines terapéuticos —especialmente como desinfectante de las vías urinarias— pero también como precursor de uno de los más potentes explosivos militares. De la metenamina se obtiene la “cyclonita”, conocida también como exógeno o RDX, siglas en inglés de la expresión: Royal Demolition Explosive. El exógeno, regularmente es usado en explosivos, es decir, en combinación con otras sustancias explosivas, como el TNT. De hecho, se recomienda no usarlo solo, sino con algún otro explosivo, dado que es menos sensible a la detonación que el mercurio fulminante, o la nitroglicerina. No se conocen ni el sabor ni el olor del RDX. Es un producto sintético que no aparece naturalmente en el medio ambiente. Cuando se quema con otras sustancias produce humo pero no provoca incendio. Es decir, no deflagra, solo explota, tal como sucedió con los “trenes de la muerte” el 11M, y con el piso de la calle de Martín Gaite, en Leganés, donde —según los testimonios fílmicos y fotográficos de los hechos— supuestamente se inmolaron los presuntos autores materiales de esa matanza.

Inventado en la última década del siglo XIX, el RDX empezó a experimentarse en los años veinte del siglo pasado y su empleo data de la segunda guerra mundial, considerado desde entonces como el de mayor alcance y “brisant” de entre los altos explosivos militares convencionales. Brisant es una medida de la rapidez con la cual un explosivo desarrolla la presión máxima de la onda expansiva que provoca. Dicho más claramente, el “brisance” es una medida de la capacidad destructiva de un explosivo.

En este contexto, las implicaciones de la química con la política son evidentes, tanto como decisivas las conclusiones del primer informe presentado por la Policía científica, porque si el explosivo hallado en la furgoneta Kangoo fue el que efectivamente se utilizó en los atentados, la hipótesis oficial —que atribuyó la autoría de los hechos a la trama delictiva asturiana asociada al terrorismo islamista— quedaba desvirtuada, y a la investigación judicial sólo le quedaban dos alternativas políticas: orientarse hacia una posible implicación de ETA —tesis que ha venido sosteniendo el Partido Popular y sus socios mediáticos desde el principio— o bien volverse hacia el interior del aparato estatal.[35]

En el auto de fecha 18/06/04, el Juez Del Olmo transcribe el informe —sobre los análisis efectuados— presentado al juzgado Nº 6 el 26 de marzo de 2004 por la Unidad Central de Desactivación de Explosivos-N.B.Q., firmado por el Jefe de la Unidad Central de Desactivación de Explosivos-NBQ, Comisario Juan Jesús Sánchez Manzano, en el que se dice lo siguiente:

<<Las analíticas efectuadas a los restos de explosivos encontrados en la furgoneta de Alcalá de Henares RENAULT KANGOO, apuntan la presencia en su composición de Nitrocelulosa, Nitroglicol, Nitrato Amónico, Ftalato de Dibutilo, Metenamina y Carbonato Cálcico; las realizadas a la sustancia explosiva del artefacto desactivado en la Comisaría del Distrito de Puente de Vallecas ofreció el mismo resultado anterior; y las realizadas con muestra patrón de Dinamita GOMA 2 ECO, da el mismo resultado analítico; todo lo cual viene a determinar que en ambos casos (el de la furgoneta de Alcalá y el de la mochila de Vallecas)  se utilizó el mismo explosivo>> (Op. Cit. )

O sea, que en este informe del 26 de marzo, Manzano desmintió lo dicho por él mismo en su “informe preliminar” del día 12, lo cual sigue en contradicción con las conclusiones de la Policía Científica en cuanto a que, según su informe de ese día 12, la dinamita de la mochila que —todavía no se sabe cómo— apareció en la comisaría del Puente Vallecas, no contiene metenamina.[36]

El 25 de enero de 2005, la Guardia Civil envió al Juez Juan Del Olmo un informe (registro 2854/Q/04. (Página 218/19 del Auto del 10 de abril de 2006 sobre el análisis realizado a unas muestras de cartuchos de dinamita recogidas en Asturias, según el cual se comprobó que entre su composición química, estaban las cinco sustancias constitutivas de dos variedades de dinamita: Goma2 “ECO” y Goma2 “EC”, excepto la metenamina, componente del explosivo militar “RDX” o “cyclonita”.

El 21 de marzo de ese mismo año, la Comandancia de Toledo de la Guardia Civil, habiendo previamente analizado el explosivo contenido en la mochila-bomba —que no hizo explosión— en el intento de atentado sobre la vías del AVE, y sabiendo ya que no contenía metenamina, solicitó al Juez la ampliación de datos sobre la composición química de las muestras de explosivos encontradas en la casa de Leganés, donde supuestamente se inmolaron los presuntos ejecutores de los atentados del 11M. En esa petición al Juez, firmada por el Teniente Ángel Dorado Sánchez, no consta que la Guardia Civil hubiera encontrado metenamina en los restos de la mochila del AVE.

El 5 de abril, el Juez Juan del Olmo dirigió una providencia a la Comisaría General de Información de a Policía Nacional, solicitando que la Unidad Central de Desactivación de Explosivos averigüe si la sustancia conocida como metenamina aparece en la “muestra-patrón” del explosivo Goma2 de la marca “ECO” —fabricado por Unión Española de Explosivos (UEE)—, y si se trata de “una sustancia contaminante ajena y extraña a la composición originaria de la sustancia explosiva Goma2”.

Según reporta “El Mundo” en su edición del viernes 12 de agosto de 2005, con fecha 20 de abril volver de ese mismo año, el Comisario Jefe de los T.E.D.A.X., Sánchez Manzano, contestó al Juez Juan del Olmo empezando por atribuir a un “error de transcripción” que en su informe del 26 de marzo de 2004 se nombrara la metenamina como formando parte de la Goma 2 “ECO” contenida en la mochila-bomba encontrada en la Comisaría de Vallecas. A continuación y como queriendo restar importancia al detalle, Manzano explicó que la metenamina “no es una sustancia explosiva en sí misma”, que se emplea como desinfectante de urinarios y que, por tanto, se trata de un producto “irrelevante para la identificación de un explosivo”. Sólo por semejante afirmación que niega los principios más elementales de la química —este burócrata policial no debería permanecer un minuto más al frente de un organismo como los T.E.D.A.X. El Nitrato de Potasio es un oxidante poderoso que tampoco en sí mismo es explosivo. Pero mezclado en determinadas proporciones con metenamina y Nitrato de Amonio, constituye la base química del potente RDX o exógeno, de una capacidad destructiva una vez y media superior al TNT o dinamita. 

En este punto, vamos a incluir otro testimonio; se trata de las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de la Estación de Atocha en el momento de hacer explosión tres de los artefactos aquel 11 de marzo a las 7,38, donde no parece que los estallidos se hayan producido al interior de los vagones del tren estacionado en el andén, sino en el mismo andén, lo cual contradice la versión oficial. Pero lo más importante es que se verifica la naturaleza del explosivo utilizado, porque, efectivamente, no hubo deflagración sino explosión, dado que en el punto preciso del que parte la honda expansiva, puede verse un intenso pero fugaz destello de  fuego que deja paso a una abundante y densa humareda

Según Robert Andrew, quien se prestó a colaborar en la dilucidación de la verdad acerca de la matanza del 11M en Madrid, este experto americano en explosivos ha dicho que, a la vista de las imágenes cabe hablar de un “impacto transversal de carga hueca”. Transversal o colateral, porque la carga explosiva llevaba una dirección que cortó, chocó o interceptó la dirección en que estaba dispuesto el tren estacionado en el andén, aunque no se puede saber con qué ángulo de incidencia se produjo el impacto. Un explosivo de “carga hueca” o “dirigida”, se define por la geometría de la carcasa que lo contiene, cuya superficie dirigida contra el objeto transversal a destruir, en vez de ser plana o convexa, tiene forma cóncava, con el vértice hacia dentro del artefacto. En 1888, el físico norteamericano Charles Eduard Munroe descubrió que una carga explosiva con esa forma en su parte anterior, aumentaba su poder destructor, porque la conicidad hace que toda la carga explosiva se concentre sobre esa superficie de contacto, que es la de menor resistencia a la expansión de los gases producidos por la explosión al interior de la carcasa. En el caso de un proyectil de punta hueca, una vez alcanzado el blanco la cabeza con esa oquedad choca contra la superficie de impacto —por ejemplo, la coraza de un vehículo blindado— y se "adhiere" igual que una "ventosa" durante el momento de explosión de la carga interna, produciéndose así el "efecto Munroe": al mismo tiempo que explosiona la carga por el impacto del proyectil sobre el blanco, en toda la superficie de contacto perfora la coraza y, a través del agujero producido penetra el metal fundido incandescente al interior del carro blindado, con lo que la temperatura se eleva en varios centenares de grados provocando la muerte casi instantánea de sus ocupantes, junto con la explosión de la munición o el combustible allí existente.

A despecho de la tinta que corrió para desvelar la verdad sobre este asunto —como en los manantiales subterráneos sólo perceptibles para algunos espeleólogos de la política— recién un año después, en la página 85 del auto fechado el 10 de abril de 2006, el juez Juan del Olmo corrigió lo dicho en aquél “informe preliminar” por el comisario de los T.E.D.A.X., Juan Jesús Sánchez Manzano, en cuanto a que el explosivo encontrado en la furgoneta de Alcalá, tanto como la muestra patrón extraída por la policía científica de un cartucho de Goma2 “ECO”, estaban contaminados con metenamina. Pero ratificó al comisario-jefe al considerar “irrelevante” la presencia de metenamina en la muestra recogida por la policía de la furgoneta marca Renault modelo “Kangoo” en la mañana del 11M:

<<En los análisis realizados en el Servicio de Análisis Químicos de la Comisaría General de Policía Científica, a una muestra de esta sustancia (la encontrada en la Furgoneta “Renault” Kangoo), y a otra muestra patrón, tomada de un cartucho de dinamita GOMA 2 ECO, se detectó, en ambas sustancias, los siguientes componentes: Nítrocelulosa, Nitroglicol, Nitrato Amónico, Ftalato de Dibutilo, Metenamina y Carbonato Calcico (ANEXO II).

La presencia, a priori, de la metenamina, es significativa en cuanto a que la dinamita GOMA 2 ECO no incorpora esta sustancia, pero no es relevante para la identificación de sustancias explosivas, como se recoge en el Informe Pericial de 20 de abril de 2005, sobre sustancias químicas y explosivos, de la Unidad Central de Desactivación de Explosivos y NRBQ, en el que se determina que la presencia de esta sustancia es debida a una contaminación (ANEXO III).>> (Juan del Olmo: “Auto de procesamiento”  del 10/04/06. Pp. 86)

La conclusión es obvia: los explosivos utilizados para la comisión de los atentados ha sido simple dinamita GOMA2 “ECO”, provista a los terroristas por la trama delictiva asturiana con base operativa en Avilés. Hasta abril de este año de 2006, ésta ha sido la tesis que prevaleció en el espíritu del Juez Juan del Olmo, quien ha mostrado muy poca enjundia y vocación personal para que prevalezca la justicia como un poder efectivamente independiente del ejecutivo. Porque su auto de procesamiento no estuvo basado en la evidencia empírica de las pruebas de cargo que alumbran la verdad de los hechos y sus causas, sino que prevaleció en él la falacia de autoridad dimanante de informes policiales “ad hoc”, ese “hilo de Ariadna” al que determinados poderes fácticos han tratado de condicionar el siempre imprevisible laberinto judicial. 

Y así ha sido, en efecto: si la marca de dinamita GOMA 2 “ECO” encontrada en la furgoneta de Alcalá contiene metenamina, debemos decir que se trata de una presencia “a priori” ajena al explosivo —previamente escogido como prueba de cargo— para poder vincular convenientemente los supuestos ejecutores islamistas de los atentados, con la trama delictiva asturiana que supuestamente se lo proveyó. Así, dados nuestros fines judiciales políticamente preconcebidos, decidimos que la metenamina contenida en el explosivo de la furgoneta de Alcalá y en el piso de Leganés, “no es relevante para la identificación de sustancias explosivas” del tipo que a nosotros nos interesa identificar, por lo cual juzgamos técnicamente “que la presencia de esta sustancia es debida a una contaminación” y la consideramos como no existente. Así de sencillo. Es decir, que mediante una especie de ilusionismo jurídico basado en una falacia de autoridad técnica dimanante de informes oficiales, logramos que el explosivo militar RDX realmente utilizado en los atentados, sea sustituido en el auto del juez por un teórico explosivo Goma2 de la marca “ECO” supuestamente salido de la mina “Conchita”. Tal es el “hilo de Ariadna” por donde el Juez Juan del Olmo se ha dejado llevar muy cómodamente desde el auto del 18 de junio de 2004, hasta el auto de procesamiento del 10 de abril de 2006 ya citado.

¿Qué hizo durante todo este tiempo el estamento mediático que de hecho vino sirviendo a los intereses del Partido Popular en la oposición al actual bloque histórico de poder burgués encabezado por el PSOE? Emplear el mismo método de los sofistas y de los escolásticos: lo importante y decisivo no fue saber la verdad de los hechos, sino hacer prevalecer la “verdad” que nos conviene para derribar al adversario en el gobierno —en este caso al PSOE—, tratando de causar el menor daño posible a las instituciones del Estado en la conciencia colectiva de las clases subalternas.

De modo que primero se cogieron al hilo argumental de la nitroglicerina, atacando lo dicho por el Comisario Álvarez Manzano durante la sesión de la Comisión de investigación parlamentaria sobre el 11M reunida el miércoles 7 de julio de 2004 Todo comenzó por la pregunta que el representante del Partido Popular, Ignacio del Burgo, le hizo al Jefe de los T.E.D.A.X., Juan Jesús Sánchez Manzano, acerca de unas declaraciones que subdirector general operativo de la Dirección general de la Policía hizo públicamente al mediodía del día 11M en presencia de los más altos mandos policiales, en el sentido de que el explosivo utilizado en los atentados había sido Goma2 de la marca “Titadyn” —años ha muy usada por ETA en sus atentados— ante lo que Sánchez Manzano respondió:

<<Desconozco en qué se puede haber basado, pero yo le puedo explicar el proceso que seguimos en estos casos. La Unidad Central de Desactivación de Explosivos es una unidad especializada, eminentemente técnica, con una normativa específica que regula cada uno de los procedimientos y de los pasos que se tienen que dar, incluso en cuanto a la gestión de la información que se genera desde el punto de vista técnico, y siempre procedemos de la misma manera. Aquí, por supuesto, acentuamos el rigor para que las cosas se produzcan exactamente como se tienen que producir, por dos razones fundamentales: una, porque nos lo dice la normativa específica que lo regula y otra porque, como ustedes saben, si es eminentemente técnica y no seguimos los procedimientos rigurosamente, perdemos credibilidad, con lo cual la calificación de técnicas se nos derrumbaría.

He dicho que los restos de los focos de las explosiones llegan a la unidad a las 12:30; se inicia su análisis y se obtienen los primeros resultados en torno a las 14:00 horas. Tampoco le sé precisar ahora exactamente a qué hora pudo ser cuando se obtuvieron los primeros resultados fiables sobre los que ya se puede pronunciar el jefe de unidad o cualquier especialista, porque si no, no lo hacen. Ahí el resultado que se obtiene es que es dinamita, sin poder precisar la clase comercial de dinamita.

Esto es así porque cuando se produce la explosión, la alta combustión destruye todos los componentes de los explosivos. En algunos casos, no en todos, cuando se hace el análisis de los restos del foco de la explosión logramos encontrar restos de nitroglicerina, y la nitroglicerina es el componente de todas las dinamitas.>> (Op cit. Pág. 4. Subrayado nuestro)

Y ante una pregunta del diputado Labordeta para que diga si a las 14 Hs. del día 12 de marzo se podía saber efectivamente que tipo o marca de dinamita había sido utilizada en los atentados, Sánchez Manzano volvió sobre el mismo argumento más clara y taxativamente:

<<A las 14 horas, como son muestras obtenidas en los restos que ha dejado la explosión, lo único que se puede averiguar es que es dinamita, porque lo único que se puede encontrar es nitroglicerina, que es componente común en todas las dinamitas; con independencia de la clase comercial que sea, siempre tienen ese componente.>> (Ibíd. Pág. 17) [37]

El equívoco de Sánchez Manzano en la Comisión de Investigación al decir que la nitroglicerina es el componente común a todas las dinamitas, tal fue el clavo ardiendo al que el Partido Popular se mantuvo agarrado, tratando de defender la tesis de que el explosivo utilizado en los atentados no fue GOMA2 de la marca “ECO” sino de la marca “Titadyn”, que es el que había venido utilizando ETA desde 1999. Y es que la equivocación de Álvarez Manzano, consistió en que no es cierto que todas las dinamitas contienen nitroglicerina. Porque, precisamente lo que distingue a la dinamita del tipo “Titadyn”, es que contiene nitroglicerina, en tanto que la dinamita del tipo GOMA2 contiene nitroglicol. De modo que si es cierto que en los focos de las explosiones se encontró nitroglicerina, no puede ser igualmente cierto que el explosivo GOMA2 utilizado el 11M haya sido de la marca “ECO”. Menos aun si ese explosivo contenía metenamina.

Así, en su artículo titulado: “La dinamita fantasma: Los informes periciales no sólo conducen a Mina Conchita”, el periodista de “El Mundo”, Fernando Múgica, dijo lo siguiente:

El estudio riguroso de la procedencia y composición de los explosivos utilizados en el 11-M es esencial para poder esclarecer los atentados. Hasta ahora, se han manejado dos verdades absolutas que se consideran indiscutibles: las bombas que explosionaron en los trenes estaban fabricadas con Goma 2 y la dinamita utilizada salió de Mina Conchita, en Asturias.

Se va a cumplir el primer aniversario de la masacre y, a la vista de los datos policiales que el juez Juan del Olmo ha sacado a la luz, las dos afirmaciones se sostienen con pruebas meramente deductivas.

En las propias conclusiones policiales se lee con absoluta claridad: “No se puede afirmar el tipo de dinamita que explosionó en los trenes”. Los componentes encontrados no son suficientes como para confirmar que fuera Goma 2. En definitiva, a pesar de la desenfrenada polémica que ello suscitó, un año más tarde de los atentados no puede concretarse el tipo de dinamita que provocó la matanza.

Existen incluso expertos que aseguran que los daños estructurales en los trenes no se corresponden con una explosión provocada por dinamita si no está reforzada con otros materiales como, por ejemplo, la nitroglicerina en forma de gelatina. Sin embargo, hay una cosa clara: el material explosivo que se encontró en la Comisaría de Vallecas, en la furgoneta aparcada en Alcalá de Henares, en el artefacto encontrado en las vías del AVE y en la dinamita hallada en el piso de Leganés, eran Goma 2.

No obstante, entre los propios miembros de la Unidad Central de Información de la Guardia Civil (UCIE) se extiende cada vez más el convencimiento de que kilogramos de dinamita, sea Goma 2 o Titadyn, no hubieran roto por sí solos la estructura de la base de los vagones, ni hubieran abierto los mismos como si se hubiera utilizado un abrelatas.>> (Op. Cit 08/03/05 Subrayado nuestro)

Pero ni este ni los demás periodistas de investigación que giraron de hecho en torno a la órbita política del Partido Popular en todo este asunto, se despegaron un ápice de la premisa mayor sostenida por ese partido en cuanto a que atribuyen a ETA haber participado en los atentados. En efecto, si el explosivo contenía nitroglicerina era Titadyn utilizado regularmente por ETA desde 1999. Y si contenía metenamina era explosivo militar del tipo RDX, que ETA había presuntamente adquirido a las FARC colombianas.  

Finalmente, el 19 de julio último, después de la tremenda presión ejercida por los intelectuales afines al P.P., llamados “conspiranoicos” sobre el Juez del caso, recién hemos podido conocer un detalle del dictamen de la funcionaria a cargo del laboratorio de los T.E.D.A.X., que a las 14 hs. del 11M suscribió el análisis sobre los restos hallados en los focos de las explosiones detonadas ese día en los “trenes de la muerte”.[38] Y el detalle en cuestión es que en el informe presentado ante el Juez Juan Del Olmo —que la citó a comparecer el pasado martes 18 de julio—, la química Teresa de Lara dice que dicho análisis se hizo aplicando la “cromatografía de capa fina”, añadiendo que esta técnica de análisis sólo permite saber “el tipo genérico” del explosivo utilizado, no la totalidad de sus componentes. A raíz de la mención a las presuntas limitaciones de esta técnica de análisis, se generó un debate nacional por Internet del que participaron algunos reducidos medios de irrisorio alcance social, excepto el periódico de P.J. Ramírez: “El Mundo”. Como sucede con las demás cuestiones políticas domésticas que afectan a la estabilidad de los gobiernos de turno y pueden salpicar la imagen del Estado, esta discusión pasó una vez más desapercibida para el grueso de la población, ante el riguroso silencio de los “mass media” del país (radio y televisión).

El debate giró en torno de si la “cromatografía de capa fina” permite determinar todos los componentes de una sustancia o sólo algunos, según el tamaño de la muestra recogida en el lugar de los hechos y con elementos ajenos que “interfieren” la identificación —como sostuvo ante el Juez la Inspectora Jefe del Departamento de Analítica de los T.E.D.A.X.— o si es posible hacerlo independientemente de tales limitaciones. Pero sólo en cuanto a si los explosivos analizados contenían nitroglicerina o nitroglicol. Entre la prensa escrita de relativo mayor alcance, solo “El Mundo” en sus ediciones del 30 y 31 de julio de 2006, implicó políticamente a la incordia presencia de metenamina en los análisis a la muestra del explosivo recogida de la furgoneta “Kango” hallada en Alcalá el día de autos, así como entre los escombros del piso de Leganés.

Al momento de redactar esta parte del presente trabajo —agosto de 2006—, el debate, acerca de si el estado actual de la ciencia química aplicada permite o no determinar precisamente los componentes de cualquier sustancia, se está extendiendo cada vez más entre técnicos e investigadores con distinto grado de conocimiento y experiencia en “cromatografía de capa fina”. Así, según reporta “El Mundo” en su edición del 30 de julio de 2006:

<<Para los expertos consultados resulta totalmente inverosímil la versión de los hechos que han defendido ante el juez Juan del Olmo el comisario Jefe de los Tedax, Juan Jesús Sánchez Manzano, y la inspectora que realizó los análisis sobre el explosivo hallado en los trenes, según la cual es imposible determinar los componentes de las bombas y solo puede decirse que se trata de dinamita.>> (Op. cit.)       

La misma edición de este periódico incluye la opinión del catedrático de física aplicada en la Universidad de Alcalá de Henares, quien asegura que, según sus respectivas especificaciones, los cromatógrafos actuales de uso comercial son capaces de separar “muestras de sustancias químicas para cantidades del orden de 0,00001 gramos o incluso menores, siempre que se utilicen disoluciones líquidas de esa sustancias, o de cantidades muy inferiores —del orden de 0,000000001 gramos— si las muestras son vaporizados y se utilizan aparatos denominados de cromatografía de gases, que son también estándar en muchos laboratorios de química analítica.

Ese mismo día, el portavoz del Partido Popular en la Comisión de Investigación sobre el 11M, Jaime Ignacio del Burgo, instó al Juez Del Olmo a que aclare “de una vez por todas” la sucesión de errores y contradicciones que se están poniendo de manifiesto en torno a los explosivos utilizados en la masacre:

<<Si no fuera así —advirtió del Burgo— sobre el Juzgado de la audiencia Nacional planearía la palabra prevaricación.>>[39] (“El Mundo” 31/07/06 Pp. 9)

[34] Según consta en la denuncia policial, las llaves de esa furgoneta fueron sustraídas a su dueño ocho meses antes. Y desde que la robaron hasta que fue encontrada en Alcalá de Henares, sólo había recorrido 200 km. Por tanto, no pudo ser éste el vehículo donde supuestamente se transportó el explosivo utilizado el 11M.

[35] A la vanguardia de los socios mediáticos del Partido Popular en todo este asunto, destacan “El Mundo” y “Libertad digital”, contando con reputados “periodistas de investigación” como Fernando Múgica y Luis del Pino. Y aunque por ahí se dice que ETA dispone del explosivo militar RDX supuestamente entregado por las (FARC) Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Ver:  http://paz-digital.org/new/content/view/576/26/. Hay que copiar el vínculo y pegarlo en la barra de dirección), aunque no hay antecedentes de que alguna vez lo haya utilizado. De este asunto sobre la posible implicación de ETA en la matanza del 11M nos hemos de ocupar brevemente más adelante.   

[36] Según reporta el periodista Luis Del Pino en http://www.libertaddigital.com/php3/noticia.php3?cpn=1276260669, el Jefe del Grupo de desactivación de explosivos de la Jefatura Superior de Policía de Madrid —que el 11 de Marzo coordinó las operaciones de los TEDAX en el escenario de los hechos— “ordenó revisar por dos veces los bultos que hubiera en los trenes debido al hecho de que habían aparecido artefactos sin explotar. Su orden era tajante: ‘dos veces, de la cabecera a la cola’. Además, hizo especial hincapié en dejar claro al juez que él no sólo coordinó la acción en  Atocha sino en todos los escenarios del ataque”.  

[37] Esta concreta mención a la nitroglicerina desapareció en el informe que le llegó al juez Del Olmo un mes después de los atentados. El análisis en este otro contexto, versó sobre “muestras diversas de metal, plástico, telas, clavos diversos, restos de material aislante, tierras y sustancia pulverulenta de color rosado (posible polvo de extinción de incendios)” recogidas en los distintos focos de explosión.

[38] En esa comparecencia ante el Juez estuvieron también presentes la fiscal del caso, Olga Sánchez, y la abogada de la “Asociación  11M Víctimas del terrorismo”, presidida por la señora Pilar Manjón.

[39] En el lenguaje jurídico, prevaricar significa emitir un fallo o sentencia a sabiendas de que es falso.

 

6. ¿Se implicó ETA en el 11M?

En la madrugada del 29 de febrero de 2004 —11 días antes de la masacre del 11M— al mismo tiempo que “El Chino” Jamal Ahmidan volvía desde Avilés hacia Morata de Tajuña en su VW “Golf” cargado con 200 kilos de dinamita— la Guardia Civil interceptó a dos furgonetas en la localidad conquense de Cañaveras, procediendo a detener a sus ocupantes quienes dijeron pertenecer a ETA, dos jóvenes de 25 años carentes de antecedentes penales y experiencia alguna en acciones terroristas, llamados Gorka Vidal Álvaro e Irkus Badillo Borde.

Según el informe del Ministerio del Interior, en una de las furgonetas —con matrícula falsa—, se había acondicionado una caja metálica de dos metros de largo, uno de alto y uno y medio de ancho, conteniendo 506 kilos de “cloratita” en sacos (un explosivo casero de ignición lenta), junto a otros 30 Kg. de dinamita Titadyn en tubos de plástico (probablemente de la robada en Francia), 90 metros de cordón detonante y un temporizador. Una gran bomba itinerante. Preguntados por sus intenciones, dijeron que tenían órdenes de dejar el vehículo-bomba en un polígono industrial de la periferia de Madrid, donde “una posible explosión no causara muchas víctimas”. A Tenor del reporte firmado por Fernando Múgica que publicó “El Mundo” en su edición del 19/04/04, en el Ministerio del interior “estaban esperando un gran atentado de ETA”, pero tras un primer momento de sorpresa, “los expertos policiales y los servicios de Inteligencia” entendieron que se trataba de “un transporte de “mercancía” que “los dos etarras tenían que entregar a alguien”. Por lo tanto, descartaron que fueran esos dos jóvenes novatos los encargados de realizar la prevista acción terrorista de esa organización.

<<Un atentado de tanta trascendencia, pocos días antes de las elecciones, no se podía haber dejado al albur de unos principiantes.>> (Op.cit.)

Pero al mismo tiempo, Múgica destaca un hecho que los burócratas del Ministerio del Interior fueron los primeros en comprobar: que ETA carecía de la infraestructura necesaria como para “que pudiera apoyar una acción como la que dejaba entrever la caravana de Cuenca”. Y esa obviedad indujo en Mugica la conclusión de que los etarras:

<<…no tenían ninguna probabilidad de llevar a cabo su macabro propósito.>> (Ibíd)

¿Por qué? Pues, porque como el mismo Múgica dice en su artículo:

<<La furgoneta no fue interceptada por la habilidad y el olfato que demostró una patrulla de Tráfico en una carretera perdida y durante una noche de perros. Tampoco fue producto de la casualidad, sino de un seguimiento por un medio sofisticado de transmisión que marcaba su posición en todo momento.>> (Ibíd)

Entonces, cuándo dice que en la cúpula del Ministerio del Interior del gobierno de Aznar estaban esperando que ocurriera “un gran atentado de ETA”, ¿a que “ETA” se refiere Múgica, a la supuesta ETA que reclutó a esos dos “pringados” para que hicieran el trabajo de traer los explosivos —que “otros” harían explotar vaya a saber donde— y después detenerles para cargarles el mochuelo, o a la “ETA” que les tenía controlados y les detuvo antes de que pudieran consumar el hecho?

En cualquier caso, ¿quién ordenó y ejecutó ese seguimiento si es cierto que para los de la cúpula del Ministerio del Interior la noticia del apresamiento de los dos etarras fue “como un regalo inesperado” y “desconcertante” que les llevó a correr hasta Cuenca “para hacerse la foto”? ¿No habrá sido un regalo tan sorpresivo como indigesto? Una indigestión de campeonato, a tenor de lo que ambas fuerzas políticas mayoritarias tenían previsto en cuanto a que el resultado de las inminentes elecciones generales, dependería en gran medida de lo que opinaran los electores con su voto respecto del compromiso de España con EE.UU. en el Medio Oriente, y de lo que hiciera o dejara de hacer ETA en esos días, como así quedó demostrado.

En este punto imaginemos un tercero en discordia que interviene en esta polémica preguntando: ¿por qué no pudo ser ETA quien, contra todos los pronósticos razonables, decidió en esos días echar el resto de su capacidad militar en una operación de envergadura para poner en jaque al Estado? Desde este preciso punto de vista, el militar, la pregunta es pertinente, dado que 500 Kg. de “cloratita” acompañada de sólo 30 Kg. de “Titadyn”,  es una cantidad considerable de explosivo como para sugerir que se estaba poniendo bastante carne en el asador. Pero la mayor proporción de explosivo artesanal —que ETA había venido utilizando en los últimos años ante la merma del “Titadyn” sustraído a los franceses en Grenoble— denotaba la creciente debilidad logística de la organización, además de la propiamente operativa que demostraba utilizando un personal sin la más mínima experiencia. 

Cierto, ETA es una organización armada que hasta hace bien pocos años vino pensando su táctica con la contraparte militar al lóbulo político de su cabeza. Pero, no es menos cierto que, desde el momento en que los GAL del PSOE (durante el gobierno González) forzaron a que el Estado francés se implicara en la lucha antiterrorista en su territorio, esta organización fue perdiendo retaguardia militante y base logística en ese país, con lo que su debilidad en el plano operativo se hizo cada vez más notoria hasta el extremo de conducirle a extender sus objetivos militares a la llamada “clase política” institucionalizada, al mismo tiempo que a utilizar coches bomba en sus atentados, con los consiguientes “daños colaterales” sobre la población, lo cual acabó restándole gran parte de su amplia base social de apoyo anterior.[40]

Esto determinó que el instinto de conservación burocrático de los dirigentes abertzales, incentivara en ellos la inteligencia táctica durante mucho tiempo embotada por su estupidez militarista, ajena a los cambios de coyuntura operados por la transición del franquismo a la “democracia”. Y esto es lo que, en buena lógica de supervivencia burocrática, explica que su dirección decidiera finalmente pasar a jugar sus bazas en una negociación, con vistas a reemplazar la lucha armada por la lucha política.

Semejante estado de cosas cambió las condiciones de la lucha interburguesa o de andar por casa en el Estado español respecto a su política territorial institucionalizada. Y es que esta nueva realidad coyuntural exigió —por parte del Estado y de sus “nacionalismos periféricos” con tendencia histórica centrífuga— un nuevo modus vivendi a medio camino entre la autodeterminación y el autonomismo pacato previsto en la Constitución de 1978, que en el nuevo modelo preparado por el PSOE se reduce, por parte del Estado, a conceder un mayor poder administrativo competencial a las dos burocracias políticas autonómicas más exigentes de su periferia estatal —Catalunya y Euskadi—, a cambio de que abandonen de hecho su estrategia de ruptura con el Estado plurinacional único.

Pero el problema para ese nuevo proyecto de Estado nacional español —y, por tanto, para el conjunto de la burguesía de este país “diverso”— es que una parte de su clase dominante representada por el Partido Popular, no acepta las nuevas condiciones. Mejor dicho, sostiene que tales condiciones no se dan, porque ETA ha sido derrotada militarmente y esta derrota exige continuar la lucha policial del Estado, no sólo hasta la aniquilación de esa organización militar, sino hasta la desaparición política del propio Movimiento de Liberación Nacional Vasco (M.L.N.V.) y demás “nacionalismos periféricos”, no importa cual sea su mayor o menor raigambre social. Y el argumento que el Partido Popular utiliza para justificar esta política territorial centralista enquistada en el Estado nacional español desde los tiempos de Franco, es que en los Estados nacionales modernos no existen derechos históricos nacionales diferenciales, sino sólo derechos individuales, un argumento de tradición  liberal democrático-burguesa de cuño decimonónico, que se da la mano con cualquier dictadura política nacional centralista, como lo fue el franquismo, lo cual demuestra que ambas formas políticas de gobierno burgués que se han venido alternando traumáticamente en el capitalismo tardío —democracia y dictadura— comparten la misma esencia de clase y son compatibles con un mismo tipo de Estado clasista burgués. Ambas son formas de existencia suya, intrínsecas por naturaleza, aun cuando la forma “democrática” es la que mejor sirve a los intereses de la burguesía en su conjunto. Más aun, son alternativas e históricamente complementarias, se alternan periódicamente allí donde exista este problema menor de la diversidad nacional burguesa al interior de un mismo Estado, o donde el proletariado se rebele.[41]

Así las cosas, una vez de momento agotada para los burócratas del MLNV la posibilidad de la vía armada para alcanzar su autodeterminación nacional, la única fuerza política —dentro del bipartidismo predominante al interior de las instituciones del Estado nacional español— con la cual poder negociar  tácticamente su inclusión en ellas de la forma más digna y consecuente posible con su estrategia de independencia, es el PSOE. 

Cuando esta idea cuajó en la conciencia de los militantes del MLNV —porque así lo aconsejó la debilidad militar de su brazo armado y, a través de ese hecho, sus propias bases de apoyo en la sociedad vasca—, comenzó el proceso de contactos con el PSOE con vistas a una salida negociada a su situación. En semejante contexto político no hace falta mucha lucidez para suponer con toda certidumbre que, a fines de febrero de 2004, pocos días antes de las elecciones generales, ese proceso de contactos con el PSOE desde la oposición al gobierno del Partido Popular, estaba bastante avanzado y la cúpula de ETA sabía muy bien lo que debía y no debía hacer para contribuir al triunfo —de su objetivo común— en las elecciones previstas para el 14M.

Esta certidumbre se confirmó tras la detención de Félix Ignacio Esparza Luri alias "Navarro", “Ana”  y "Gaba", en la localidad francesa de Saint-Paul-les-Dax, el 02/04/04, máximo responsable del aparato logístico de la banda ETA. Además de abundante material propio del cometido de su tarea, a “Navarro” se le incautó documentación, entre ella:

<<…actas de al menos una reunión, celebrada en febrero de 2004, entre miembros de la organización terrorista ETA y dirigentes del PSOE, en las que, según aseguraba el diario El Mundo este fin de semana, se acordó la celebración de nuevas reuniones entre los socialistas y los terroristas. En el acta de esa reunión, un mes antes de las elecciones, los terroristas ya daban por vencedores de las elecciones del 14-M al PSOE>> (Op. cit.)

Y si como es cierto que ese objetivo común pasaba en lo inmediato por desalojar al Partido Popular del gobierno, ¿qué sentido tenía para los conspiradores, que ETA comprometiera su participación material en un atentado que, de haber dejado el menor indicio de ello, el único beneficiario sería el adversario a batir?

Esta prevención con seguridad acordada entre ETA y el PSOE en alguno de sus encuentros secretos previos a las elecciones, fue ratificada por el propio Alfredo Pérez Rubalcaba tras una sugerente alusión a los “miserables” y “asesinos” de ETA, durante uno de los debates en

la Comisión parlamentaria de Investigación sobre el 11M, celebrada en agosto de 2004:

<<Fíjese que se ha dado también por hecho en esta comisión y se ha repetido mucho, que ETA estaba preparando un atentado indiscriminado. (se refiere al intento de atentado de la nochebuena de 2003 en Chamartín, a la llamada “caravana de la muerte” y al otro supuesto intento en Vaquería Beret contra la familia real del que han dicho oído hablar los detenidos Gorka Vidal e Irkus Badillo).  Es cierto, hay una percepción en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de que eso pudiera ser, y puede ser en cualquier momento, porque son una banda de miserables y de asesinos, que quede clarísimo. Dicho esto, en la literatura de ETA que uno se molesta en leer no existe esa pretensión; es más, al contrario, algunos de los puntales últimos de la organización parece que se apartan de eso, pero no lo hemos querido rebatir...>> (Subrayado nuestro). Ver:

http://www.congreso.es/public_oficiales/L8/CONG/DS/CI/CI_012.PDF

Es decir, que Rubalcaba estaba seguro que de la participación de ETA en el 11M no se disponía del menor indicio ni prueba alguna porque no había participado. Y en referencia a esta misma parte subrayada de las palabras de Rubalcaba que acabamos de citar, el periódico “Gara”, de filiación política abertzale (izquierda vasca), utilizó la expresión “punta del iceberg” en clara alusión a lo que había debajo de esas palabras de Rubalcaba, esto es, que si en este debate el PSOE había roto manifiestamente el pacto informativo de Estado en política antiterrorista mantenido escrupulosamente con el Partido Popular hasta ese momento —lo cual es rigurosamente cierto— fue en mérito al acuerdo previo que el PSOE ya tenía formalizado con ETA, para iniciar las negociaciones en el caso de que ganara las elecciones el 14M. Y este acuerdo pasaba, entre otras cosas, porque ETA se mantuviera escrupulosamente inactiva antes de esos comicios. Y a buen entendedor, en efecto:

<<El enfrentamiento entre PSOE y PP ha hecho aflorar las falsedades que se escondían en las versiones oficiales sobre determinadas operaciones contra ETA (como la de la “caravana de la muerte). Resulta aleccionador comprobar cómo un hombre que ha estado en la cocina de tantos planes “antiterroristas”, como Alfredo Pérez Rubalcaba, desmonta el andamiaje de manipulaciones que el ex ministro Ángel Acebes había construido en torno a los supuestos antecedentes del 11-M que, por cierto, se encontraban ya absolutamente instalados en la opinión pública. De no haber mediado tal enfrentamiento (en la Comisión Parlamentaria del 29 de Julio/04), el PSOE nunca hubiera corregido la versión oficial, a pesar de tener los datos que la contradecían. Su silencio hubiera formado parte de la lealtad a las políticas de Estado en contra de la disidencia vasca. Conocer esta punta del iceberg sirve para que las próximas noticias salidas de los aparatos del Estado sean tomadas con la necesaria reserva. Cfr. en:http://www.gara.net/orriak/P11082004/art93186.htm

 Dicho de otra forma, el presunto intento de atentado que supuestamente se planificó ejecutar mediante la furgoneta-bomba de la llamada “caravana de la muerte” interceptada en Cuenca, llevaba no sólo una carga explosiva distinta a la utilizada en los atentados del 11M, sino que las cargas políticas de cada una de ellas —de ser cierta su autoría— eran de signo completamente opuesto a los intereses coyunturales de ETA: la furgoneta-bomba favorecía los planes del Partido Popular, en tanto que, como se ha comprobado, el 11M atribuido al terrorismo islamista, favoreció los planes del PSOE y…de ETA, como hoy es público y notorio.

¿Pero aquí vuelve nuestro tercer interlocutor en discordia para preguntar, ¿por qué, entonces, pudo no ser posible que ETA participara en el 11M? Fue posible. Pero en política, como en otros tantos ordenes de la vida en que las cosas no suceden por azar o capricho, lo posible en cuanto a la autoría de un hecho, para poder ser probable, debe ser antes que nada subjetivamente necesario. En tal sentido, ¿qué necesidad tenía ETA de implicarse en un atentado ajeno a su ideología política, donde el más nimio indicio de su participación hubiera sido contrario a sus intereses?

Como bien advierte Múgica en su artículo, este “intento” de atentado tuvo muy parecidas características e intencionalidad política al de la estación de Chamartín en la nochebuena de 2003. Este último también estuvo directamente protagonizado por dos resentidos, ingenuos e ineptos jóvenes vascos de 24 y 25 años, quienes con una maleta llena de explosivos quisieron provocar una masacre en el tren de la línea Irún-Madrid. Pero como sucediera con la llamada “caravana de la muerte”, los dos terroristas estaban siendo controlados por las Fuerzas de Seguridad, que así consiguieron detener el convoy a la altura de Burgos, desalojarlo y neutralizar las mochilas-bomba. Múgica acaba su análisis sobre este episodio diciendo tan ambigua como enigmáticamente:

<<Es muy posible que los que les enviaron lo supieran (supieran que sus enviados estaban controlados). Sobre todo, considerando que, a dos meses de los atentados del 11-M, y como recordó ayer (18/10/04) el ex secretario de Estado de Seguridad Ignacio Astarloa, toda la potencia de fuego en materia de prevención antiterrorista estaba activada.>> (Op. cit. Lo entre paréntesis nuestro) Y aquí cabe la pregunta acerca de “los que les enviaron”: ¿actuaron en representación de “las Fuerzas de Seguridad” del Estado o de una parte de él?

Fue en estas circunstancias que el Ministerio del Interior —todavía bajo el gobierno del Partido Popular—, el 10M montó en Madrid la llamada “Operación Genil”, en la que participaron 200 agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) Antidisturbios, para evitar que ETA pudiera intentar cometer otro atentado en la Capital del Estado español antes de las elecciones del 14M. Con tal fin procedió a..

<<proteger especialmente zonas comerciales, cercanías de estaciones, aeropuertos, estadios, grandes aglomeraciones y edificios oficiales, además de los denominados ‘barrios calientes’, zonas de  Madrid donde ETA se había hecho presente de manera continuada en los últimos años>>
http://paz-digital.org/new/content/view/2552/138/

Todo esto sucedió al mismo tiempo que “otros” —¿quiénes?— ponían a punto el 11M “con toda la potencia de fuego activada” sobre los trenes de la línea del ferrocarril de cercanías Alcalá-Atocha. Desde la aparición de esta noticia difundida por varias agencias de prensa independientes, ni el gobierno del Partido Popular, ni el entrante del PSOE como consecuencia de los atentados del 11M, ni los grandes medios de difusión masiva, han abierto la boca acerca de por qué ese operativo llamado “Genil” fracasó, ni nadie ha pedido responsabilidades políticas por algo que, para la gran mayoría de ciudadanos jamás ocurrió. Y es que la comisión de los atentados en medio de un operativo “secreto” montado precisamente para evitar lo que sucedió, dejaría muy mal parado al gobierno del Partido Popular, al mismo tiempo que arrojaría sospechas sobre los mismos servicios secretos de cara a las investigaciones posteriores. En este sentido, el silencio que se hizo en torno al operativo “Genil” resulta clamoroso. 

Conclusión: aunque parece que la oligarquía de partidos existente en los Estados nacionales de todo el Mundo actual, resuelve “democráticamente” sus diferencias en las urnas, en realidad es porque las cosas que esas fuerzas políticas hacen desde el interior del aparato de Estado unas contra las otras para volcar la voluntad popular en su favor, siempre son secretos burocráticos de facción que la otra u otras deben ignorar. El 11M entra en esta vieja categoría política ignota, que para los buenos ciudadanos es simple “providencia” que sólo deja ver el rostro de sus mensajeros. Y respecto de otras cosas que se hacen o dejan de hacerse —como lo sucedido en el operativo Genil— todos los bandos saben ponerse de acuerdo porque necesidad obliga, para que nadie más que ellos sepa nada de nada. Estas cosas constituyen secretos burocráticos de Estado. Como se ve, una confabulación sistemática permanente de las mafias partidocráticas al servicio del capital contra la clase asalariada. Tal es la esencia burocrática —cada vez con más frecuencia gangsteril— de la “democracia”.     

Ya hemos visto que en todo lo concerniente a la naturaleza de los explosivos que se utilizaron el 11M, Juan Jesús Sánchez Manzano mintió reiteradamente al Juez de la causa y a la Comisión parlamentaria en cuestiones esenciales que hacen a la verdad de lo que pasó ese día.[42] Y al poder judicial “independiente” se le pudo ver también tan alejado de esa verdad, como al Juez Juan del Olmo saltando de uno a otro platillo en la balanza de la justicia, según la mayor o menor presión ejercida sobre él por los poderes fácticos del sistema enfrentados, una vez más, por apoderarse del Estado, y de buena parte del dinero que circula entre ese aparato burocrático del poder político y la sociedad civil, que tanto monta, monta tanto. Pretender de todos ellos otra cosa es como pedirle peras a un Olmo. Ellos son parte del entramado burocrático que sirve al bloque histórico burgués en el poder —a cambio de sueldos y prebendas— estando, por tanto, en ellos, que ni ésta ni otras verdades lleguen a ser confesadas oficialmente por el propio Estado, antes de que acabe por saberse en la base de la sociedad, después de que su ocultamiento haya cumplido el cometido político previsto.[43] Mientras tanto, la mentira del Estado eventualmente a cargo de una determinada fracción política de la burguesía o coalición de ella en el gobierno —como es el caso a raíz del 11M de la representada por el P.S.O.E, I.U., P.N.V., C.I.U., E.R.C. y H.B., también involucra a formaciones políticas de la oposición, como el Partido Popular y sus ocasionales aliados mediáticos.

Cuando, en sus “Notas autobiográficas” Albert Einstein dijera con meridiana claridad: “El Estado miente deliberadamente”, estaba comprometiendo en esa mentira sistemática a los tres poderes institucionales que le dan vida: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Con esto queremos decir que hoy día, en el Estado español está fungiendo un bloque histórico de poder coyuntural constituido por las formaciones políticas que acabamos de mencionar, y que a raíz del 11M ha supuesto una ruptura con la política exterior y territorial que el Estado español había mantenido desde 1978. Todo ello a instancias de un golpe de Estado al mismo tiempo despótico y  “democrático”, por haber sido producto de un crimen brutal ratificado en las urnas.

Toda una paradoja producto de la contradicción entre la realidad económica que mueve los hilos de la lucha política entre fracciones de la burguesía, por un lado, y sus formas de manifestación que ocultan esa realidad, por otro. ¿De que modo la realidad económica mueve a la política? A través del interés personal y de fracción partidaria, que diversos poderes económicos privados o sectores de clase burgueses, crean en otros tantos diversos políticos profesionales agrupados en partidos, que así actúan en las instituciones de Estado defendiendo esos intereses y, como es natural, los suyos propios, que sus defendidos se encargan de atender dispendiosamente. Esto es lo que, en esencia, orienta la verdadera dirección y sentido de las distintas fuerzas partidarias y de los políticos profesionales adscriptos a ellas dentro de las instituciones del Estado capitalista.

Pero dado el prejuicio introyectado entre las clases subalternas en el sentido de que el Estado es el baluarte de los “intereses generales de los ciudadanos”, es obvio que los políticos, en su carácter de coadministradores del Estado para asumir esos intereses privados al interior de las instituciones del Estado, deben hacerlo en el más absoluto secreto, dado que, como agentes estatales no pueden aparecer traicionando el principio de representación de los intereses generales.

Y es aquí donde cumplen su cometido, por un lado, la democracia formal o representativa y, por otro las formas de manifestación de los burócratas políticos dentro del Estado democrático de derecho. Y el caso es, como hemos visto ya, que la democracia representativa sin control directo alguno por parte de los representados, permite que los altos cargos electos de cada fracción partidaria, puedan convertir su función pública en cosa privada, es decir, transformar su formal representación de los intereses generales de sus electores pertenecientes a las clases subalternas, en representación real o de facto de determinados intereses particulares de las clases dominantes. Por su parte, el cometido de las formas de manifestación utilizadas por cada fracción de burócratas políticos electos, consiste en ocultar a qué intereses particulares responden ellos, y al mismo tiempo desvelar a qué intereses particulares responden los burócratas de las formaciones políticas adversarias. 

Dicho en otras palabras, la pura forma o representación formal de la “voluntad popular” por parte de los burócratas políticos institucionalizados —sin control permanente por parte de sus representados—, les permite “actuar” o “hacer teatro” como personajes públicos en el escenario de las instituciones “democráticas” burguesas, representando un papel que no es el que secretamente desempeñan como actores privados en la vida política real según sus propios intereses (personales y de fracción política).

Y es que estos intereses personales y de fracción partidaria que hacen valer los representantes políticos institucionalizados al interior del aparato estatal, son el producto de sus vínculos económicos y sociales con determinadas fracciones del capital global actuantes en la sociedad civil burguesa, que así inciden en las políticas del Estado para fines particulares propios. Y según la masa de dinero que circule entre estas dos partes —Sociedad Civil y Estado— de tal modo vinculadas, mayor es la probabilidad de que determinados partidos y personajes de la vida política de un país, consigan convertir la voluntad política de las clases subalternas que les votan en poder político efectivo de las clases dominantes a quienes realmente representan.

Tal es el secreto de la “democracia” por eso llamada “democracia de mercado”, verdadera prolongación política de la explotación capitalista sobre los asalariados en las instituciones de Estado. De este modo, a través de los políticos profesionales a su servicio en las instituciones estatales, la  burguesía consigue escamotear el divorcio de intenciones y propósitos que existe entre la representación (manifiesta o pública) de los asalariados en las instituciones de Estado y la realidad política (oculta, secreta o privada) de la que permanecen por completo excluidos y desde la que se conspira constantemente contra ellos.     

Todo este tinglado forma parte del bloque histórico de poder estratégico en el que están interesadas por igual y participan, todas las fracciones de la burguesía, en tanto que vela por la estabilidad política del sistema de vida capitalista, que es, a su vez, la condición de existencia de los bloques históricos de poder coyuntural que se alternan al frente del Estado y del que los asalariados permanecen excluidos. Pero, por esto mismo, la dialéctica entre bloques políticos coyunturales de poder desaparece cuando el proletariado despierta y, por las fisuras de la pequeña política entre esos bloques de poder coyuntural, la lucha de clases efectiva y real se abre paso hacia la gran política o dialéctica entre las dos clases universales antagónicas, esto es, a la lucha del proletariado contra la burguesía en su conjunto. Y es en estos momentos cuando la burguesía advierte el peligro de que, en el curso de ese conflicto, los explotados descubran la necesidad de luchar por su dictadura de clase. Y éste es el momento en que el bloque histórico de poder estratégico de la burguesía en su conjunto, debe responder con todos sus medios para conservar su propia dictadura social, mediante el golpe de Estado cruento que puede desembocar en guerra civil.

Por eso es que los bloques históricos de poder burgués coyuntural, son todos ellos compatibles con golpes de Estado preventivos más o menos cruentos, sean de tipo político totalitario —como la dictadura de Franco— o “democráticos” más o menos encubiertos, como el 23F o el 11M. Y desde luego, todos se presentan inevitablemente adornados con las mentiras oficiales urdidas en torno a cada conspiración exitosa de turno para ocultar su verdad histórica. ¿Cuál es, por tanto, la tarea de los revolucionarios? Descubrir en cada caso esa verdad histórica rompiendo el espejo cóncavo en la cámara oscura de la representación burguesa, para ir construyendo en suelo firme y a cielo abierto el camino de la revolución que, al final, acabe con toda esta basura.

En tal sentido, a nosotros nos da igual que E.T.A. haya o no participado en los atentados del 11M, en tanto que consideramos a esta organización como parte del bloque histórico de poder burgués estratégico. Pero como integrante que es, también, del bloque histórico de poder burgués coyuntural que se hizo cargo del Estado como consecuencia de esos hechos, entendemos que no tuvo ninguna necesidad de implicarse directamente en ellos, porque no estaba en condiciones logísticas ni militares tácticas de llevarlos a cabo con éxito. Pero lo que es más importante, porque sus dirigentes no podían arriesgarse a dejar el menor rastro indiciario de su participación, teniendo en cuenta la trascendencia política favorable a sus intereses burocráticos que tuvo el montaje que permitió atribuirlos al terrorismo islamista. De ahí el papelón político del Partido Popular y los más media que le bailan el agua, en su afán de demostrar lo indemostrable.   

[40] Esta ampliación social de los objetivos de ETA hacia los políticos, comenzó el 16 de octubre de 1984 con el atentado mortal contra el senador del PSOE Enrique Casas Vila, abatido de varios disparos en su despacho de la ciudad guipuzcoana de San Sebastián. Según las estadisticas oficiales, el primer atentado de ETA con coche bomba durante la “democracia” ocurrió el 23 de junio de 1983 al paso de una furgoneta de la Policía Nacional en la misma ciudad de San Sebastián, donde murió el agente Emilio José Cánovas López.

[41] ¿Por qué decimos que los nacionalismos periféricos constituyen un problema menor para los Estados capitalistas? Porque el problema mayor para la burguesía, es su dialéctica con el proletariado, de la cual la inmensa mayoría de la intelectualidad de hoy día, vendida a la burguesía, no se ocupa, como si los asalariados no existieran como categoría política. Y es que la problemática que plantea la dialéctica entre nacionalidades al interior de un Estado capitalista nacional central, es el de la emancipación nacional de esas nacionalidades históricas burguesas, incluidas sus respectivas clases subalternas asalariadas que comparten el mismo sentimiento de opresión, porque piensan con la cabeza de esas, sus respectivas burguesías nacionales. Por lo tanto, esta dialéctica entre nacionalismos al interior de un mismo Estado, no le viene tan mal a los burgueses, porque sirve de pantalla para ocultar la otra dialéctica fundamental, la dialéctica política entre capitalistas y asalariados.

Y es que lo que exige esta dialéctica no es la emancipación nacional de un sector de la clase burguesa políticamente subalterna respecto de otro sector de la misma clase burguesa dominante representado por un tipo de Estado opresor pero de la misma naturaleza de clase social: burguesa, esto es, explotadora. En este contexto de la dialéctica entre nacionalidades, a lo más que puede llegar la lucha es a la “independencia nacional” y a la formación de otro Estado nacional burgués. Pero la lucha por resolver la dialéctica entre las dos clases universales antagónicas, trasciende esta política de andar por casa del capitalismo, porque esta lucha conduce inevitablemente a la sustitución de las relaciones de producción y de vida por otras históricamente superiores, así como a la formación de un nuevo tipo de Estado verdaderamente democrático. Esto explica que los burgueses paguen a un enorme ejército de intelectuales, para que no dejen ni un minuto de poner la conciencia de los asalariados entre la luz que alumbra esa dialéctica y el espejo cóncavo de los mass media que la refleja invertida, es decir como lo contrario de lo que es. Y lo contrario de la dialéctica entre burgueses y asalariados, es la dialéctica entre burgueses, para que el actual orden de cosas existente permanezca invariable. Tal es el secreto del pensamiento único burgués, de la uniformidad ideológica y política en nombre de la “libertad individual” como falso fundamento de la tan proclamada “diversidad” de opiniones a los fines de decidir una forma de vida social.  

[42] Como mintió el Tte. Coronel José Antonio Rodríguez Bolinaga, el Coronel Félix Hernando y el —ahora ascendido a general— por entonces coronel Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Asturias, Pedro Laguna.

[43] “Bloque histórico de poder” es una expresión acuñada por Antonio Gramsci en alusión a determinadas fracciones de la burguesía que, en cada país y período del proceso de acumulación imponen su orientación política al Estado. En tal sentido, puede decirse que todos los partidos políticos institucionalizados tras la autodisolución del franquismo, pasaron a conformar el nuevo bloque histórico de poder burgués que, hasta el 11 de marzo de 2004 dirigieron políticamente el proceso de acumulación del capital al interior del Estado español.

 

7. Las tarjetas y los teléfonos

Según la versión oficial, a partir del teléfono móvil encontrado en la mochila-bomba que misteriosamente apareció en la Comisaría de Puente Vallecas, y en base al tipo y número de serie del teléfono que contenía el artefacto, así como al número de identificación de su correspondiente tarjeta prepago, la policía comenzó a investigar el proceso de comercialización de cada uno de esos dos componentes, desde la primera hasta la última operación de compra-venta.

Así, respecto del teléfono, se pudo averiguar que fue vendido en el “Bazar Top” atendido por dos personas de origen indio: Suresh Kumar y Vinay Coolí, sito en el barrio madrileño de Villaverde Bajo, y que la tarjeta SIM (identificativa del número) había sido vendida en un locutorio del barrio de  Lavapies, en la calle Tribulete, regentado por tres marroquíes. Esas cinco personas fueron detenidas en plena jornada de reflexión previa a las elecciones. Cuatro de ellos fueron puestos en libertad por el juez pocas semanas después, y sobre la posible culpabilidad del quinto, Jamal Zougam, la policía y el Juez de la causa tendieron un manto de silencio que duró diecisiete meses. Como hemos visto, en la mochila de Vallecas había un teléfono marca “Triumph” modelo T110, que contenía una tarjeta SIM de “Amena”, con su correspondiente número telefónico. Lo primero que cabe decir sobre esto, es que un teléfono y una tarjeta SIM son dos cosas distintas, pudiéndose, por ejemplo, usar un mismo teléfono con distintas tarjetas SIM de diferentes marcas. Si se cambia la tarjeta SIM a un teléfono, cambia su número telefónico. Por tanto, ambos componentes pueden adquirirse en distintos puntos de venta. Lo primero que hizo la Policía, fue averiguar a través de quién o quienes se habían vendido ese teléfono “Triumph” T110 y esa tarjeta de “Amena”. Y comprobó que el teléfono y la tarjeta habían seguido rutas de comercialización totalmente distintas. En efecto, el itinerario de comercialización del teléfono “Triumph” T110 hallado en la Comisaría de Puente Vallecas  fue el siguiente: El 21 de octubre de 2003, “Telefonía Santiago” de José Ramon P. Molinillo, vendió 80 teléfonos “Triumph” T110 a “Bazar Top”.  

Respecto de las tarjetas, la versión policial, recogida por el juez Del Olmo en sus autos, sostiene que las tarjetas telefónicas de los móviles empleados en las mochilas-bomba provienen de un lote de 100 tarjetas “Amena” que la empresa “Unitel 200” S.A., vendió a una tienda denominada “Sindhu Enterprise”, S.L. sita en Alcorcón, 100 tarjetas “Amena”, la cual vendió, a su vez, 30 de ellas al locutorio de Lavapies perteneciente a Jamal Zougam. De esas 30 tarjetas, sólo 15 llegaron a activarse, es decir, hicieron la primera llamada, operación necesaria para que el teléfono identifique el número que porta la correspondiente tarjeta inserta en él. Las otras 15 tarjetas no llegaron a activarse nunca. Respecto de las quince tarjetas que sí llegaron a activarse, tuvieron el siguiente destino: Una se la quedó Jamal Zougam, el dueño del locutorio de Lavapies, para su propio teléfono móvil, que llevaba encima cuando la Policía le detuvo el 13 de marzo. La segunda estaba sin vender y fue encontrada en el locutorio del mismo Jamal Zougam. La tercera fue utilizada para hacer llamadas entre el 8 y el 10 de marzo por personas vinculadas a la trama del 11-M, que la Policía pudo identificar a través de las antenas repetidoras de telefonía móvil. Las restantes 12 tarjetas fueron vendidas a otras personas. Dado que los informes policiales no especifican a quién fueron vendidas ni cuándo se realizaron llamadas desde ellas, se supone que —por el uso dado en sus correspondientes teléfonos— pudo comprobarse que sus titulares nada tuvieron que ver con los atentados.

 De las otras 15 tarjetas —que habiendo sido activadas no llegaron a hacer ninguna llamada–– tres estaban todavía sin vender en el locutorio de Jamal Zougam, otra es la encontrada en la mochila-bomba de Vallecas (esta tarjeta se encendió por primera y única vez el día 10 de marzo, sin llegar a realizar posteriormente ninguna llamada, menos aún en la zona de cobertura del repetidor situado en Morata de Tajuña, que es donde, supuestamente se prepararon los artefactos explosivos) y seis se activaron por primera y única vez el 10 de marzo en la zona de cobertura del mismo repetidor, en Morata. Cabe destacar que, después de los atentados, al inspeccionar la finca de Morata de Tajuña la policía encontró allí una de esas tarjetas con las huellas de Jamal Ahmidán, “El chino”. De todos estos datos, la Policía ha concluido, razonablemente, que estas siete tarjetas: la de la mochila aparecida en Puente Vallecas y las que se activaron en la zona de cobertura de la localidad de Morata de Tajuña, fueron utilizadas en las mochilas-bomba. Todo dispuesto para sacrificar al primer chivo expiatorio en todo este caso, llamado Jamal Zougam.

De las cinco tarjetas restantes no se sabe nada. Los informes policiales dicen que "es posible" que esas cinco tarjetas fueran activadas también en Morata, pero que la compañía telefónica hubiera ya procedido al borrado de los datos. 

Resumiendo, hubo trece mochilas, de las cuales diez hicieron explosión, dos no llegaron a explosionar y fueron detonadas en el lugar de los hechos (una de ellas, según los T.E.D.A.X., no contenía ningún teléfono móvil). La última fue encontrada en la comisaría del distrito de Vallecas, a la cual ya hicimos referencia.

Según estos datos, de los 10 artefactos que supuestamente explotaron al interior de los “trenes de la muerte”, cinco de ellos —más la mochila-bomba que no detonó en Atocha y los T.E.D.A.X. hicieron explosionar en el lugar—, no llevaban como iniciador eléctrico del detonante un teléfono móvil, mientras que las otras cinco —más la que no explosionó en El Pozo del Tío Raimundo y que los T.E.D.A.X. también explosionaron— sí fueron preparadas con un iniciador eléctrico en base a la batería programada de teléfonos móviles. Esto ha dado pie a que ciertos medios de prensa afines a las posiciones del Partido Popular, se hayan reafirmado en que uno de esos comandos pudo haber  sido de filiación etarra.  

¿No habrá sucedido, más bien, que la preparación de las mochilas-bomba fue obra de un solo comando, y que —para alejar toda atención sobre sí mismo— compró doce tarjetas en el locutorio del marroquí Zougam, de las cuales sólo utilizó la mitad en la preparación de los artefactos con teléfonos móviles, destruyendo las otras seis, porque para fabricar el resto con simples temporizadores no eran necesarias? El dato inverosímil —que la propia policía atribuyera como “posible”— de que de las cinco tarjetas supuestamente activadas en Morata, la compañía telefónica hubiera borrado su registro, conservando al mismo tiempo el de las otras seis, es una curiosa posibilidad. Algo tan inverosímil, como que Jamal Zougam fuera uno de los terroristas, pero se quedara con una de las tarjetas del mismo lote, que utilizó para su propio teléfono y luego se quedó esperando tranquilamente a que la Policía le detuviera en su tienda como así sucedió el 13 de marzo. Al hilo de esto ha dicho el periodista de “El Mundo”, Luis del Pino: “Si hubiera vendido las tarjetas sabiendo que eran para un atentado, ¿habría hecho algo tan estúpido?”.

Con el caso de los teléfonos pasó tres cuartos de lo mismo. Siguiendo la información y el razonamiento del periodista Luis del Pino, el teléfono hallado en la mochila de Vallecas era parte de un lote de 80 teléfonos “Triumph” T-110, que una empresa llamada “Telefonía San Diego” vendió en octubre de 2003 a “Bazar Top” (la tienda de los dos indios detenidos el 13 de marzo). “Bazar Top” llevó 12 de esos teléfonos a liberar a “Test Ayman”, una tienda propiedad del policía español de origen sirio, Ayman Maussili Kalaji; y entre esos 12 teléfonos liberados estaba el de la mochila de Vallecas.

¿A quien o quienes se vendieron esos doce teléfonos? Según la declaración de su dependiente, el “Bazar Top” vendió el día 3 de marzo tres  teléfonos sin liberar a dos personas que hablaron con él en correcto español, pero que entre sí hablaban en un idioma extraño. Él les preguntó en qué hablaban y ellos le contestaron que en búlgaro. ¿Hablaron realmente en ese idioma? No lo sabemos. Desde luego, no hablaban árabe, porque de la misma forma que nosotros podemos reconocer que alguien está hablando en francés, en inglés o en italiano aunque no entendamos esos idiomas, para un indio resulta natural reconocer si alguien está hablando en árabe. ¿En qué hablaban entonces? En la Comisión de investigación del 11M, el representante del Partido Popular., Jaime Ignacio del Burgo, dijo algo de simple sentido común: “con los datos que tenemos, esas personas podían estar hablando entre sí en búlgaro, en finlandés o en cualquier otro idioma, como, por ejemplo, el vasco”. Por supuesto, estas palabras de Del Burgo suscitaron las inmediatas risotadas del representante del Partido Nacionalista Vasco (PNV).[44]

 Ante la carencia de datos, vamos a suponer que eran búlgaros. El día 4 de marzo, el dependiente indio vendió a esos mismos "búlgaros" seis teléfonos liberados y el día 8 de marzo les volvió a vender otro teléfono liberado más. Así pues, el total de teléfonos que el indio vendió a esos "búlgaros" es de 10 (7 liberados y 3 sin liberar). Está demostrado en el sumario, que esos 7 teléfonos liberados fueron utilizados con las 7 tarjetas SIM que se encendieron en la zona bajo cobertura del repetidor de Morata de Tajuña (una de ellas con las huellas de Jamal Ahmidan).

 Si es cierto que los teléfonos móviles fueron vendidos a unos "búlgaros", ¿cómo llegan a manos de los marroquíes? ¿Qué pintan esos "búlgaros" en toda esta historia? ¿Puede alguien explicarnos cómo cuadran los números? Porque lo que vemos es que se prepararon 13 mochilas, pero en la tienda del policía Maussili Kalaji se liberaron 12 teléfonos, el “Bazar Top” sólo vendió 10 teléfonos a los búlgaros (3 de ellos sin liberar), y en Morata de Tajuña (como hemos visto antes) sólo se activaron 7 tarjetas (o como máximo 12, si aceptamos el “supuesto” policial de que la compañía telefónica borró el rastro de la operación de activar cinco de esas tarjetas del lote de 15 que compró Jamal Zougam). ¿Dónde se preparó la mochila Nº 13 y quién lo hizo?

 Resumiendo, el panorama que nos encontramos es que, después de diecisiete meses de investigaciones, lo único que cuadra son los siete teléfonos liberados comprados por unos "búlgaros" con las siete tarjetas que se activaron en Morata. Dicho en otras palabras: aún asumiendo como ciertas las explicaciones de la Policía, la versión oficial no es capaz de explicar qué teléfonos o tarjetas se usaron en 6 de las 13 mochilas-bomba del 11M, cinco de las cuales estallaron presuntamente al interior de los trenes, y una fue explosionada por los TEDAX en el mismo lugar donde fue encontrada.

En medio de toda esta confusión en torno al supuesto trasiego de tarjetas y teléfonos —a nuestro juicio deliberadamente tramada— como hemos señalado ya hay un punto de luz alumbrando una pregunta que ha estado desde cierto momento rondando la cabeza de quienes han investigado el 11-M. La pregunta es: ¿Por qué se emplearon teléfonos móviles para activar los detonadores de la mitad de las bombas que explosionaron, y la otra mitad con temporizadores? ¿Quién tenía interés en que a través de las tarjetas de los móviles, acabáramos dividiendo alternativamente la atención pública, por un lado en el comando de Morata —cuyos miembros se terminaron presuntamente  “suicidando” en Leganés— y por otro en la organización ETA?

A la luz de estos datos, ¿se ajustó el presidente Rodríguez Zapatero a la verdad, cuando afirmó ante la Comisión 11M que “todo fue obra del terrorismo islamista”? ¿Aciertan quienes desde la derecha institucionalizada intentan atribuir al menos parte de los atentados a ETA? Hay para todos los gustos. “Café para todos”, como llegó a decir el inefable Martín Villa refiriéndose a la Constitución de 1978. Pero el hecho es que, oficialmente, no sólo se ignora qué explosivos se usaron, sino quienes fueron realmente los autores materiales de la masacre; y menos aún quienes son sus ideólogos, y quienes sus organizadores.

[44] Según reporta “El Mundo” en su edición del 04/08/04, un tal Toni Radev Milenov, Alias “el Turco”, detenido el pasado 8 de abril en su país, Bulgaria, por su presunta implicación en el 11-M, tenía en su poder planos sobre uno de los embalses del río Lozoya, en Madrid, y manuales en español sobre la fabricación de explosivos: “Radev fue detenido por la policía búlgara a instancias de los mandos policiales españoles, después de comprobar que su nombre aparecía entre la documentación incautada en el piso de El Tunecino. Sin embargo, tras conocerse su captura, el 12 de mayo, el jefe del servicio nacional de investigación búlgaro, Angel Alexandrov, explicó que ya estaba en libertad vigilada.

    En su día se informó de que este búlgaro podía tener relación con las armas utilizadas por la célula islamista autora de los atentados del 11-M o con los teléfonos móviles. El juez instructor de la causa, Juan del Olmo, recuerda que aún existen sospechas de la implicación de búlgaros en la preparación de los atentados. En aquel momento se indicó que el detenido tenía en su domicilio manuales para la confección de explosivos.” (Op. Cit. El subrayado es nuestro)

8. Distintos servicios de información tuvieron bajo control
a los principales cabecillas del 11M desde octubre de 2002

Para ello, la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) dependiente de la Policía Nacional, se valió del marroquí Abdelkader el Farsaui, alias “Cartagena”, quien, desde esa fecha hasta febrero de 2004, presentó doce “notas informativas” que permitieron ir siguiendo los pasos de la organización  “Al Haraka Salafiya Al Yihadia” (Movimiento Salafista de la Yihad Combatiente), en la que militaban Serhane ben Abdelmajid Farhet (“El Tunecino”) y Rabei Osman (“El egipcio”), presuntamente inmolados en el departamento situado en la calle Martín Gaite, de Leganés.

En la “nota 1” la Unidad Central de Información Exterior de la Policía Nacional (U.C.I.E.), recogió los términos del acuerdo con Cartagena, donde se dice que, a cambio de “cuanta información queramos” sobre los asistentes a la mezquita Takouma en el barrio madrileño de Villaverde —de la que en ese momento el tal “Cartagena” era Iman— se le recompensaría con trescientos € mensuales.

En la nota Nº 2, “Cartagena” informó sobre una reunión a la que fue invitado por los miembros de Al Haraka Salafiya, “porque estaban muy impresionados con sus sermones”. La reunión se hizo en casa del marroquí Mohamed Larbi Ben Selam, y a ella asistieron, además de éste, su primo, Abdelkrim Ouazani, que es el inquilino del piso donde se hizo la reunión, y el líder del grupo, llamado Mustafa, “El Tunecino”:

<<En esa reunión, según Cartagena, los presentes llegaron a la conclusión de que tenían que hacer la yihad, que era un deber como la oración y el ayuno.>> (Antonio Rubio: “El Mundo” 31/05/05 Pp..30)

Aquella reunión acabó en la madrugada del día 20 de octubre de 2002. Sobre las actividades del grupo Al Haraka Salafiya el confidente dijo que su cabeza visible era el marroquí Mustapha Maimouni, pero que estaba dirigido por El Tunecino, “persona muy cauta…(que) utiliza un móvil en un círculo muy estrecho de personas de su confianza…”. “Cartagena” facilitó a la UCIE el tipo de móviles que utilizaban y la mezquita a la que suelen acudir habitualmente en Estrecho, “la más radical de Madrid” 

En esa misma nota “Cartagena” informó que, pasados unos días, le llamó una persona en relación a la cinta que le había facilitado Mohamed Larbi Ben Selam. Esa persona era Mohamed, “El Egipcio”, y le dijo que estaba interesado en conocerle, citándole para ello en la mezquita:

<<Tras el encuentro, Cartagena facilitó (a la UCIE) los teléfonos móviles de El Egipcio (653.263.295) y de Mohamed Larbi Ben Sellam (646.095.746)>> Op. Cit. Lo entre paréntesis nuestro)

“Cartagena” dijo, también que, tras diversos exámenes, fue aceptado como miembro del grupo, y que ese mismo domingo 20, apareció por la mezquita Mohamed Larbi , quien le hizo entrega de una cinta magnetofónica de parte de Mohamed “El Egipcio”, conteniendo sermones del líder ilamista radical Abu Qutada, residente en Londres, diciéndole que sabía que él —“Cartagena”— había participado el sábado “en una reunión muy interesante”, y que lo sabía porque uno de los asistentes, “El Tunecino”, es amigo suyo. Larbi comunicó a “Cartagena” el interés de Rabei Osman, “El Egipcio”, sobre su persona, y que pronto le volvería a llamar:

<<ya que le había causado una agradable impresión su preparación religiosa y su forma de entender cómo se debe plasmar la misma en la vida diaria>> (Ibíd).

Por último, el imán de Takuta, en Villaverde, recordó a la UCIE que entre las mezquitas de Madrid, “es de interés saber que la de Abu Baker, conocida como la de Estrecho, es la utilizada generalmente por los grupos más extremistas”.

En la nota Nº 3 —recogida por la UCIE el 3 de noviembre de 2002— lo más trascendental del informe de “Cartagena” es la afirmación de uno de los miembros más importantes del grupo, Mohamed Larbi Ben Sellam:

<<…En cuanto a Mohamed Larbi Ben Sellam, persona de confianza de El Egipcio, comentó que no entiende por qué la mayoría tiene la obsesión de ir a países como Afganistán para hacer la yihad, ya que estas operaciones son posibles en otros países, como Marruecos y España>> (Ibíd)

En esta anota aportó mucha más información sobre “El Egipcio” y “El Tunecino”. También aparece un vehículo que será clave en toda la trama del 11-M, el Volkswagen M-0025-WP, propiedad de Idriss Chebli.[45] , que le había cedido “El Egipcio” y después aparecería abandonado en Leganés [ver “El Mundo” del 12 abril de 2003.:

<<Idris es el propietario del vehículo que usa habitualmente Mustapha (“El Egipcio”), se lo presta durante toda la semana a excepción de sábados y domingos, es un coche de matrícula de Madrid M-0025 pero no sabe las dos letras, y probablemente sea un Volkswagen Golf >> http://www.belt.es/noticias/2005/junio/01/11-M.asp (Lo entre paréntesis nuestro)

Cartagena informó también sobre nuevos miembros del movimiento “Al Haraka Salafiya”. Se trata de un marroquí al que todos llaman Faisal. Según “Cartagena”, este individuo posee un negocio de rótulos en Villaverde Bajo, y es la persona encargada de conseguir fondos para el grupo mediante la falsificación de documentos, actividad que hace en su establecimiento. Tras Mustapha, motor y dirigente del grupo, se encuentra un marroquí, Idris que vive con otro marroquí, Rachid El Merrakchi.

Facilitó el domicilio donde se llevaban a cabo las reuniones:

<<“Está sito en Madrid, calle Moncada número 116 piso 5º D”. Y el teléfono móvil del propietario: “Mohamed el Ouzzani usa el terminal móvil con número 600.360.443”.>> (Op. cit.)

Asimismo, dice la nota que “Cartagena” situó y fue proporcionando información sobre los miembros que, después, serán piezas clave en los atentados del 11-M. respecto de Serham, “El Tunecino”, miembro del grupo, sabe que es amigo del joven marroquí Mohamed Larbi Ben Sellam, persona que es utilizada por Mohamed, “El Egipcio”, para contactar con otras personas o hacerles llegar las cintas de audio y vídeo que desea que oigan y visionen para después darles su opinión.

En la nota cuatro, fechada el 27 de noviembre de 2002, el informante señala a la UCIE, de la comisaría General de Información, la importancia del locutorio de Lavapies y los contactos que tiene con la mujer de Najib Chaib.

La UCIE sitúa a este sujeto en la célula de Al Qaeda que Imad Eddin Barakat Yarkas, “Abu Dahdah”, había montado en España. Chaib nació en julio de 1966, en la ciudad marroquí de Nador —a unos 12 kilómetros de Melilla—, tenía pasaporte español y residía en Madrid junto con otros miembros de la red y antiguos muyahidin que habían luchado en Bosnia. Tras la detención de Najib Chaib en enero de 2002 en Hospitalet de Llobregat (Barcelona), los agentes de policía encontraron en su domicilio de la calle de Martín de los Heros, de Madrid, toda una serie de planos y guías para elaborar bombas. Entre el material incautado por la policía se encontraron varios croquis, todos ellos realizados a mano, donde se explicaban con todo lujo de detalles los pasos a seguir para fabricar detonadores, así como los sistemas necesarios, tanto manuales como por radiofrecuencia, para hacer explotar bombas.

En la nota siete, redactada en Madrid el 17 de febrero de 2003, la Policía recoge la sensación de inquietud e inseguridad que el informante Cartagena captó en torno al grupo de Mustapha, “El Egipcio”, además de localizar a dos marroquíes, Jamal Zougam y Mohamed Chaoui, que serán piezas fundamentales en el llamado “comando Lavapies”. También se reflejan las relaciones y contactos de la abogada Yamila Pardo Candelas, que conversa con los radicales islamistas. Pardo Candelas es cuñada del dirigente socialista Joaquín Almunia:

<<El grupo liderado por Mustapha (“El Egipcio”), se encuentra desde hace un mes aproximadamente sin actividad alguna, dejando incluso de llevar a cabo los encuentros de los viernes, a causa de la sensación de poder estar bajo el control policial a raíz de las numerosas operaciones policiales que se están efectuando en Europa, sintiéndose en estos momentos aún más obligados a adoptar medidas de autoprotección tras las últimas detenciones del pasado mes de enero en Cataluña [se refieren a la detención del comando Dixán, al que se le encontraron diferentes productos con los que presuntamente podrían fabricar bombas].>> (Ibíd. Lo entre paréntesis nuestro)

El futuro comando Lavapies va a la mezquita de Alonso Cano:

<<Ha confirmado que en los mencionados rezos del viernes también asisten a esa mezquita dos individuos marroquíes, que trabajan ambos en la tienda que tiene en Lavapies el también marroquí Mohamed Chaoui. En ese momento se le muestran varias fotografías en las que reconoce a ambos individuos, que el pasado lunes coincidieron con él en la fiesta del cordero, que llegaron en un vehículo marca Mitshubisi, 0720 BLX. A dicho vehículo le figura como titular Jamal Zougam, NIE 0842451-F, n/05/10/1973 en Tánger (Marruecos), con antecedentes por lesiones en la ciudad de León, tiene fotografía de reseña.>> (Ibíd)

“Cartagena” también hace labores sociales y acompaña a las mujeres de los detenidos a los despachos de los abogados:

<<Se desplazaron al despacho de una segunda abogada llamada Djamila [sic], dice que se convirtió al Islam, tiene el despacho por Gran Vía, por último se puso en contacto con un tercer abogado La abogada Yamila [sic] Pardo Candelas, le dijo que estará en contacto con él, ya que ella se mostró interesada para que le ayudara con el idioma árabe. El teléfono móvil de Camila es el ….y tiene el despacho en ….>> (Ibíd)

“Cartagena” también informa sobre las actividades de un tal Usama:

<<Tras su detención, Usama, que tenía muchos coches con falsos documentos, le encargó a un amigo llamado Abdelfettah, que se hiciera cargo de estos, consiguiendo sacarlos del país. Este Abdelfettah está casado con una francesa que se llama Nora>>. (Ibíd)

La octava nota informa sobre el tráfico de coches y aporta datos personales sobre los imanes de la mezquita de Fuenlabrada y a M30, así como sobre la actividad en el locutorio de Lavapies.

En la novena nota a la UCIE, fechada en Madrid el 09 de junio de 2003, “Cartagena” ofrece datos precisos sobre la personalidad y la jerarquía que “El Tunecino2 ocupa en el grupo:

<<Dentro del grupo cree que Mustapha no es el líder, Mustapha sigue a los hermanos argelinos Nasereddine y Azeddin. El se inclina como líder por Sarham El Tunecino, casado con una hermana de Mustapha Maimouni, a cuya boda asistió como testigo. Del que dice: muy culto, tiene una licenciatura por una universidad española, cree que en Física.>> (Ibíd)  

También aporta información sobre otro grupo los “Takfirieen”, del movimiento “Takfir Wal Hijra”, de quienes dice que:

<<…odian que en Marruecos existan bares, hoteles y mujeres vestidas al estilo occidental, por eso cree que detrás del atentado de Casablanca [16 de mayo de 2003] están los jóvenes takfirieen.>> (Ibíd)

Sobre Larbi Ben Sellan —el emisario de “El Egipcio”, “Cartagena” dice que regresó definitivamente a Marruecos, y que cuando se produjo el atentado en Casablanca pensó en él recordando lo que solía decir en cuanto a que la Yihad no estaba sólo en Afganistán sino en su propio país, Marruecos, “donde no había seguridad, o había escasa”.

La UCIE también reporta en esta nota que “Cartagena” se separó de su mujer y vive con otra de la que ya espera un hijo; informa a su controlador policial que quiere trasladarse a Salobreña (Granada) o Roquetas (Almería). “Reclama dinero y la UCIE le entrega 150 euros.”

En la nota 10 se reporta que “Cartagena” se traslada a Salobreña, donde encontró trabajo creando una asociación que agrupa a un gran número de marroquíes y algunas familias conversas españolas, concretamente cuatro médicos, uno venido de Madrid y otro que reside en Motril, procedente de Málaga:

<<Pide ayuda económica para radicarse en Almería, dado que de esa provincia es la familia de su actual compañera y sabe que ahí hay una colonia musulmana que podría ser interesante para nuestra relación. La UCIE “le hace entrega de 150 euros”>> (Ibíd)

Según la nota once, “Cartagena” confirma que Ben Sellam se queda a vivir en Maruecos, ya que allí abrió un pequeño negocio, se ha casado y celebrará su boda en setiembre, a la que “Cartagena” fue invitado.

Continúa informando que en la calle Madridejos vive un marroquí —amigo íntimo de Abu Dahdah— llamado Yassin,  con documento de identidad italiano falso, que vende CD’s religiosos  en la mezquita de a M30 y dice que su amigo le está preparando un viaje a Pakistán.

También informa que, habiendo estado en el pueblo murciano de Tecla, observó que allí existe un grupo llamado “Justicia y caridad”, que trabajan con la consigna de conseguir la nacionalidad española, comprar casas y bienes, casarse con españolas y generar hijos:

<<…todo con el fin de ir dominando al pueblo de alguna manera…>> (Ibíd)

Sigue diciendo que en Almuñecar ha contactado con un ingeniero nuclear de nacionalidad egipcia, llamado Jaafar Midhat, que, según él, ha trabajado 35 años en USA como ingeniero inspector en fábricas nucleares. “En España negocia con coches que trae de Alemania”.

Finalmente, “Cartagena” sopla que, de Idriss, “el famoso y poderoso de la mezquita de Villaverde Bajo…”:

<<…todo del mundo sospecha que trabaja para algún servicio, bien marroquí o español, toda vez que viaja a menudo a Marruecos y no tiene medios para sufragar el gasto que conllevan tantos viajes, ya que no tiene un trabajo estable.>> (Ibíd)

En la nota doce la UCIE alude a que “Cartagena” ya está instalado en Roquetas de Mar (Almería), que está buscando trabajo, que se ha introducido en la mezquita, —“donde va a ser propuesto como iman”— y que ya es “la persona que dirige los rezos y da los sermones”, pero no consigue trabajo para su confidente:

<<Todavía está sin resolver el asunto de su trabajo, ya que las perspectivas que existían de poder introducirle en la radio local, aprovechando su titulación en periodismo, ha resultado infructuosa; actualmente se está tratando de conseguirle un puesto como asistente social en el ayuntamiento, circunstancia que le permitiría acercarse más a las personas de interés, así como la de aumentar su prestigio entre la colonia musulmana>> (Ibíd)

De estas notas del Confidente llamado “Cartagena”, no hallamos otros datos de importancia sobre los que merezca la pena hacer referencia.

Más recientemente, en su edición del 24 de agosto de 2005, “El Mundo” difundió haber sabido que, el 12 de marzo de 2001, al otro día de cometidos los atentados…:

<<…se produjeron dos hechos coincidentes que llevaron la investigación del 11M al absurdo más absoluto. (Op. Cit.)

Uno de esos hechos fue que la policía comenzó…:

<<…una frenética búsqueda de los teléfonos de Jamal Ahmidan —El Chino— y de su colega Otman Gnaoui.>> (Ibíd)

El segundo de esos hechos, es que, ese mismo día, el Comisario General de Información, Jesús de la Morena, pidió al Juez de Alcalá de Henares…:

 <<que cesen las observaciones y grabaciones de los teléfonos de ese individuo —El Chino  y de su colega Otman El Gnaoui (otro de los marroquíes que participó con él en el traslado de los explosivos)>> (Ibíd. Lo entre paréntesis es nuestro)

 Está claro que el interés de la policía no estaba centrado precisamente en los teléfonos de Jamal Ahmidan, sino en su persona, en averiguar su paradero a través de sus conversaciones telefónicas.

Como hemos indicado más arriba, a partir de las huellas dejadas por este individuo en una de las tarjetas —halladas por la policía durante su inspección de la finca de Morata—, con el mismo número de la contenida en la mochila-bomba —que “casualmente” no explotó y fue “casualmente encontrada” ese mismo día 12 de marzo en la comisaría de Puente Vallecas— la policía pudo identificarle, así como a uno de los fabricantes de los artefactos explosivos y, presumiblemente, también, copartícipe directo en la ejecución de los atentados.

Como hemos visto, éste fue el mismo delincuente común que el 28 de febrero de 2004, viajó desde Asturias a Madrid pasando incomprensiblemente por Burgos, portando en su coche 200 Kg. de dinamita Goma 2 Eco, que presuntamente le proveyó otro delincuente común y confidente de la policía, el ex minero asturiano José Emilio Suárez Trashorras.

Sorprende saber, ahora, que el día posterior a los atentados, por solicitud de la Comisaría General de Información, no sólo se abandonó toda investigación judicial sobre las llamadas telefónicas de Jamal Ahmidan y Otman El Ganaoui, sino que:

 <<…la “Unidad Central Contra a Droga y el Crimen Organizado” (U.D.yC.O), tenía la transcripción de las conversaciones que “El Chino” y El Ganaoui mantuvieron en los días claves del traslado de los explosivos desde Avilés y en los días anteriores al 12 de marzo; incluso en la víspera y en el 11M.>> (Ibíd)

Por la escucha de estas conversaciones grabadas, el Estado español pudo saber que la noche del 5 de marzo, Otman El Gnaoui estuvo detenido por la policía durante unas horas. Y “El Mundo” concluye:

<<En otras palabras, uno de los implicados en la matanza no solamente estaba controlado por la Policía —que conocía entre otros datos el contenido de sus conversaciones telefónicas— , sino que tenía una descripción exacta del viaje que realiza hasta Burgos, por encargo de “El Chino”, para recoger los explosivos que se utilizaron en la matanza.>> (Ibíd)

Fijémonos que aquí, en el curso de la redacción de dos párrafos sucesivos, “El Mundo” da a entender que un mismo trasiego del explosivo utilizado el 11M pudo tener dos puntos de partida distintos: uno desde Asturias y cuyos proveedores serían los de la célula delictiva de Avilés. El otro, procedente de Burgos, más precisamente de una localidad de esta provincia, donde, como hemos visto; está ubicada la fábrica propiedad de capital mayoritario francés: “Explosivos de Burgos”. ¿Ha sido un “error de transcripción” por parte de los redactores subalternos del periódico, como según ha dicho Juan Jesús Sánchez Manzano que ocurrió con el informe que firmó para describir la composición del explosivo contenido en las mochilas-bomba? 

Este interrogante —ignorado por gran parte de los habitantes de España gracias al apagón informativo de todas las emisoras de radio y televisión sobre este asunto, así como de casi todos los medios de la prensa escrita, incluidos todos los más importantes salvo uno que es, “El Mundo”— fue contestado críptica o enigmáticamente por el director de este periódico y su redactor Jefe durante las “III Jornadas Periodísticas de Son Servera”, el 26 de agosto de 2005 en esa localidad de Palma de Mallorca, bajo el siguiente título: <<Ramírez: “Cada vez hay más indicios de que el 11M se gestó en los aparatos del Estado”>>. Ni más ni menos que lo del 11S, con la diferencia de que en este último los instrumentos humanos fueron sustituidos por instrumentos tecnológicos. Ver: http://www.nodo50.org/gpm/11s/03.htm

[45] Está imputado por haber preparado la reunión que, en julio de 2001, mantuvieron en Tarragona Mohamed Atta, uno de los presuntos  “pilotos suicidas” que, presuntamente, atentaron contra las “Torres Gemelas” de N.York el 11S, junto con  Ramzi Bin Al Shibh y Mohamed Belfatmi, también implicados en la masacre. El acusado sólo ha admitido conocer a éste último.

9. Ayman Maussili Kalaji 

Este sujeto, oriundo de Siria de 46 años, es el agente de la Policía Nacional que liberó los teléfonos móviles usados en las mochilas-bombas el 11 de marzo, y que gracias a su conocimiento en tecnología informática y del mundo árabe, hizo posible que esa fuerza de seguridad del Estado español, pudiera localizar a los supuestos ejecutores materiales de la masacre del 11M, que el 3 de abril de 2004 murieron en la explosión provocada al interior del piso sito en el Nº 40 de la calle Martín Gaite de la localidad de Leganés (Madrid).

Vinculado desde su juventud a la rama “Al Fatah” del “Movimiento para la Liberación de Palestina” (OLP), recibió instrucción en el conocimiento de armas y explosivos participando en varios de los campamentos que esa organización tiene en Oriente Próximo. También estuvo durante un tiempo en la antigua URSS, donde complementó su formación como activista y agente secreto.

Kalaji, que domina varios idiomas y dialectos árabes, llegó a España en 1981.Desde ese momento, a sus 24 años, renegó de su pasado militante y se clandestinizó respecto de sus antiguos compañeros, para pasar a desempeñarse como confidente oficioso de la Policía Nacional y los servicios secretos españoles. A partir de sus relaciones con el mundo árabe, consiguió corromper a una determinada cantidad de ex militantes del movimiento árabe e islámico, que así pasaron a desempeñarse como informadores suyos infiltrados en las distintas células del movimiento árabe e islamista. Tres años después, en virtud de ese “meritorio” trabajo y de sus conocimientos y experiencia militar anterior, así como por los “servicios prestados al país”, consiguió la ciudadanía española. En poco tiempo, pasó de prestar servicios como informante en la Comisaría General de Información (CGI), a la elite de la Policía y, después, a la Unidad Central de Información Exterior (UCIE). Más tarde formó parte de la Brigada de Policía Judicial y en la Unidad de Menores, hasta terminar siendo escolta del juez Baltasar Garzón.

Según reporta el periodista Luis del Pino, Maussili Kalaji, quien llegó a conocer a la perfección toda la comunidad Siria en España, fue el agente del Estado español encargado de escuchar y traducir todas las conversaciones telefónicas de Monzer Al-Kassar —un empresario sirio traficante de armas residente en Marbella— a quien el juez Baltasar Garzón acusó en una causa de colaborar en el secuestro del barco italiano “Achille Lauro”.[46]

En 1992, el magistrado Garzón imputó a Al-Kassar —representante del Gobierno español en algunas operaciones de venta de armas a terceros países— una presunta pertenencia al grupo terrorista islamista “Frente Popular para la Liberación de Palestina” (liderado por “Abu Abbas”), de asesinato consumado, pertenencia a banda armada y organización terrorista, asesinato frustrado, detención ilegal y piratería. Como miembro de la Comisaría de Información y por orden del magistrado, Kalaji controló de cerca tanto a Al-Kassar como a su familia; pero finalmente, el sirio Al-Kassar —amigo de Alonso Manglano, ex director del CESID y de Rafael Vera, ex secretario de Estado de Interior— salió absuelto de todos los cargos que le imputó Garzón.

En 1989, Kajali abortó la operación terrorista islamista más importante de los últimos años, localizando un barco con explosivos que llegó al puerto de Valencia desde el Líbano. Kalaji logró colocar dentro de aquella célula terrorista a uno de sus hombres, Mohamed Arabi, quien alertó del cargamento de explosivos que llegó al puerto de Valencia en noviembre de 1989 y que venía camuflado en una partida de latas de conserva de tomate procedentes del Líbano.[47] Junto a los explosivos que llegaron hasta el puerto de Valencia en el mismo contenedor, la Policía localizó granadas de mano y detonadores. Los detenidos, un total de ocho, pertenecían al grupo radical Hezbollah” (Los hijos de Dios) y cuatro de ellos eran chiítas iraquíes. Gracias a Kajali, la Policía Nacional española pudo desarticular este comando que pretendió atentar contra intereses norteamericanos en Europa.[48]

Como consecuencia de esa operación, la Policía pudo localizar en un piso de Valencia más explosivos y documentación con croquis y manuales para la fabricación de artefactos, así como pasaportes falsos para ser usados por los miembros de la célula terrorista islamista que se había organizado en la capital levantina. Un año después de esa operación, exactamente el 23 de noviembre de 1990, y tal como consta en un documento interno de la Comisaría General de Información que está en poder de “El Mundo”, el “policía en prácticas”, Maussili Kalaji , junto con otros comisarios, inspectores y directivos de la Policía, fue recompensado por el Ministerio del Interior con una “felicitación pública tipo C”.

Garzón tuvo la oportunidad de destacar la importancia de esa operación policial el 15 de julio de 2004, cuando intervino en la Comisión parlamentaria de Investigación del 11-M respondiendo a una de las preguntas del diputado popular Manuel Atencia Robledo sobre el terrorismo islamista en España:

<<Probablemente, hay un momento importante, si no recuerdo mal en 1989, cuando se descubre un barco que trae un cargamento de explosivos en latas de conserva por el puerto de Valencia. Es ahí donde se inicia la atención por parte de la Comisaría General de Información (...) De modo que el peso principal de esas investigaciones las ha llevado la CGI y la Unidad de Información Exterior, ya que por aquella época desarrollaba esas investigaciones y en un tanto por ciento muy elevado las he dirigido yo o mi Juzgado [...] Esta es la situación hasta 2001, en que se producen los atentados del 11-S>> (Op. Cit.)

Pero en el control previo y desbaratamiento posterior del comando acusado de materializar los atentados del 11M, no sólo tuvo participación destacada Ayman Maussili Kalaji, sino que, al parecer, fue un asunto de familia. Su hermana, Lina, que se había venido desempeñando desde hace 16 años como traductora de la Policía Nacional, fue la encargada de traducir las escuchas telefónicas que la Comisaría General de Información realizó a las células islamistas instaladas en España, y la que avisó en reiteradas ocasiones a sus jefes, de que “El Tunecino” era un hombre muy peligroso y podía estar preparando alguna acción violenta. Es obvio que los avisos de la traductora no fueron escuchados por sus superiores. En efecto, en el folio 6 del ya citado informe preparado por Telesforo Rubio y sus hombres se puede leer:

<<En minuta que se adjunta (…) Maussili afirma que participó en la traducción de las intervenciones telefónicas realizadas a Serhane ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino, y corrobora la información periodística sobre el hecho de haber informado a sus superiores sobre el peligro que dicha persona representaba.

El informe va aún más lejos y recoge una declaración de la traductora Maussili Kalaji realizada el pasado 17 de mayo, el mismo día que apareció la noticia en el periódico EL MUNDO: “Efectivamente, durante el año 2002 se me encomendó oficialmente, por parte de la entonces Sección del Servicio de Asuntos Arabes e Islámicos de la UCIE, la traducción del árabe al español, entre otras, de las conversaciones grabadas —con autorización judicial— de Serhane ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino.

Transcurridos unos meses, tuve noticias por uno de los inspectores de dicha Sección de que se iba a producir el cese de la observación telefónica del citado Serhane, momento que aproveché para dar mi opinión a dicho funcionario, así como a su jefe de Sección, el entonces inspector jefe, Rafael Gómez-Menor, sobre dicho sujeto, advirtiendo que ‘me parecía muy malo, y un error terminar con dichas escuchas’”.>> (Op. Cit.)

La respuesta que la traductora Maussili recibió de la superioridad fue clara, directa y terminante:

<<El funcionario me contestó que el juez competente en dichas diligencias previas había decretado su cese, dado que a través de dichas conversaciones no se había encontrado dato relevante alguno para las investigaciones en curso.>> (Ibíd)

Cuando los 192 muertos del 11-M dieron tristemente la razón a la hermana de Maussili Kalaji, ésta se dirigió a su antiguo jefe y le recordó que ella ya había avisado de lo malo que era “El Tunecino”. Pero la participación de la familia Kalaji en todo este asunto no acabó aquí, porque uno de las primeros miembros de la policía que el 11-M tuvo acceso a la furgoneta aparcada frente a la Estación de Alcalá de Henares, fue la ex esposa de Kalaji, la agente Marisol, lo cual puso a los investigadores más firmemente sobre la pista del terrorismo islamista frente al etarra.

Estamos ante uno de los fenómenos más paradigmáticos de “transformismo”, operado en la conciencia y la práctica social de numerosos emigrantes políticos del “tercer mundo” bajo condiciones de retroceso en las luchas de los explotados a escala planetaria, quienes, por efecto del desarrollo económico desigual del capitalismo entre el centro y la periferia, el primer mundo acaba convirtiéndoles en agentes del mismo enemigo de clase que los persiguió y, finalmente, expulsó, de sus países de origen.[49]

Pues bien, este Ayman Maussili Kalaji, es el mismo que llegó a comprometerse con el aparato burocrático represivo del Estado español, hasta el extremo terrorista de liberar los teléfonos móviles utilizados en los atentados del 11M y —según las acusaciones que le hizo su Jefe inmediato superior a cargo de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional— a fabricar él mismo los explosivos presuntamente colocados en el interior de los “trenes de la muerte”. Así lo ha dicho Telésforo Rubio en el conocido informe presentado el 20 de mayo de 2005 ante el Juez Juan del Olmo:

<<Cotejando las fechas de compra, de liberación de los equipos y la realización de los atentados, nos encontramos en un periodo muy corto de tiempo: del 3 al 8 de marzo del 2004 y los atentados fueron el 11. [...] En las investigaciones del 11-M aún flota una pregunta: ¿Quién [en negrita en el original] realizó las operaciones de soldado de los cables, en el vibrador de los teléfonos móviles, para que enlazaran con los detonadores?

Es evidente que no cabe descartar que alguno de los terroristas realizara dicha operación, pero no se ha encontrado equipo adecuado para ello. Esta persona —Kalaji— tiene los conocimientos suficientes para ello y realmente queda(ba) muy poco tiempo para que los terroristas trataran de buscar a otro comerciante, ingenuo o no, para realizar dichas operaciones. (lo entre paréntesis nuestro>>
http://wwwb.elmundo.es/elmundo/2005/08/22/espana/1124680691.html [50]

Lo que el informe deja claro —al margen del grado de implicación que pudo tener Kalaji— es que, un año después de los atentados, las Fuerzas de Seguridad consideran muy improbable que los oficialmente imputados como autores materiales de los atentados, fueran los que realmente prepararon los móviles y, además, deja constancia de que no se les ha encontrado los utensilios técnicos necesarios para hacerlo, señalando a modo de cortina de humo que:

<<La Policía aporta muchos datos sobre la formación militar de Kalaji. Se enfatiza su condición de religioso musulmán y su perfil "correspondiente a un posible islamista radical", al menos en su juventud.>> (Op. Cit.)

Como si desde donde este hombre había llegado se pudiera volver. ¿No será al revés, que su alto grado de sensualización, complicidad y compromiso con el poder gran burgués español que compartía, fue lo que le cegó hasta el extremo de no ver que el hilo de cualquier complicidad personal con el Estado capitalista es más fino que el de cualquier fusible y siempre se rompe por lo más delgado, en este caso él, un converso político cuyo pasado sólo ha dejado su condena en suspenso hasta el momento propicio? Como siempre ha sucedido en la sociedad bajo el dominio de las clases propietarias, el Estado capitalista sólo puede vencer al tiempo si se purifica de sus fechorías, sabiendo escoger en cada caso cual de sus servidores debe ser sacrificado en el altar de la “justicia”. Aun cuando no es menos cierto que lo tiene cada vez más difícil cuanto más se ve obligado a ejecutar el mismo ritual con distintos chivos expiatorios.

[46] Achille Lauro es el nombre de un barco de pasajeros que fue noticia en todo el mundo cuando el 8 de octubre de 1985, en el transcurso de un crucero entre Alexandría y Port Said, cuatro árabes se apoderaron del buque resultando muerto un pasajero norteamericano. Al día siguiente los secuestradores se rindieron y la mayoría de los pasajeros regresaron a Italia.

[47] Según ha podido saber “El Mundo”, Kalaji se enfrentó a sus superiores con la ayuda del juez Garzón, cuando el confidente Mohamed Arabi fue detenido en la operación Dátil como un miembro más de la organización de Abu Dahdah. Finalmente, Garzón escuchó a Kalaji, reconoció que Arabi había colaborado en las investigaciones y lo puso en libertad.

[48] Durante el juicio celebrado en la Audiencia Nacional, tres de los chiítas implicados en el envío de los explosivos desde el Líbano a España reconocieron que el material que se les incautó estaba destinado a atentar contra bases de EEUU en Europa, así como contra embajadas norteamericanas, francesas, kuwaitíes y de Arabia Saudí.

[49] Transformismo es el vocablo acuñado por Antonio Gramsci por el que designó la capacidad de las clases minoritarias dominantes, para comprar a la intelectualidad revolucionaria de las clases subalternas, a fin de decapitar a sus organizaciones políticas y poder, así, hegemonizar ideológicamente a las amplias masas explotadas: “Si estudiamos la historia italiana a partir de 1815, veremos que un pequeño grupo (de intelectuales orgánicos) dirigente (de las clases fundamentales dominantes), logró encerrar metódicamente en su círculo (de poder) a todo elemento político puesto de manifiesto por los movimientos de masa de tendencia subversiva. (A. Gramsci: “Il Risorgimento”. Citado por  Hugues Portelli en: “Gramsci y el Bloque Histórico” Cap. IV. Lo entre paréntesis nuestro)

[50] Actualmente este vínculo no funciona, porque “El Mundo” considera esta información como de “acceso restringido”. Buscar por cualquiera de las expresiones citadas, por ejemplo: “Cotejando las fechas de compra”.   

 

10. El supuesto suicidio de los terroristas y la muerte del GEO en Leganés el 03/04/04

Según informaciones policiales posteriores al suceso, a través de las escuchas telefónicas a Jamal Ahmidán, “El Chino” y a “El Tunecino”,  la Unidad Central Informativa sabía ya que el número 40 de la Calle de Martín Gaite era uno de los pisos en que se reunían los terroristas. Con esa información, no hay que ser un avezado detective para concluir que resultaba policialmente mucho más fácil, eficaz y necesario desde el punto de vista de la acción de la justicia —si es que, de verdad, se quería esclarecer los hechos— incluso para garantizar la seguridad y el patrimonio de los moradores del edificio, proceder a capturarlos uno a uno y con total discreción cuando salieran o entraran en la vivienda. Más aun sabiendo de que todavía obraba en su poder buena parte de los explosivos que no habían utilizado en los atentados y que podían tener almacenados allí.

Muy por el contrario, se procedió a rodear el edificio de forma tan ostensible, que fue advertida hasta por el propio vecindario. Luego se difundió la versión de que uno de los acusados bajó la basura y, percatado de la presencia policial, avisó —primero se dijo que por el móvil y después que a gritos— de lo que estaba en marcha. Dadas las condiciones objetivas del procedimiento en cuestión, semejante protocolo de actuación es algo impensable para cualquier policía del mundo y no se sostiene por ningún lado.

<<Al menos una decena de agentes de paisano —según el testimonio directo de los vecinos— ocupan posiciones en la parte interior ajardinada de la casa, donde está la piscina, de una forma nada discreta. “Mamá, ¿los que llevan pistolas son malos?”, comenta a sus padres un niño de la urbanización. Y comienza un tiroteo sin que intervenga todavía la dotación de Geos.>> (Fernando Múgica: “Una versión policial repleta de incongruencias” En “El Mundo” 18/04/04)

A las siete de la mañana de aquel sábado, los miembros del Grupo Especial de Operaciones (GEO) que estaban de facción ese día, recibieron la orden superior de presentarse una hora después ante el escenario de los hechos. Según versión posterior de los propios GEO, en ese momento los agentes disponibles en la unidad eran pocos para lo que teóricamente suponía el operativo, dado que la situación aconsejaba una acción mucho más ponderada. El jefe de guardia del GEO se vio en la obligación de convocar a los efectivos de la unidad que se encontraban de vacaciones o de permiso. Al final se formó un grupo de 13 agentes.

A su arribo al escenario de los hechos de éstos profesionales altamente cualificados —con basta experiencia en el asalto a lugares con gente armada altamente peligrosa— se encontraron ante la exigencia de unos mandos que habían planeado operar en condiciones por completo inadecuadas para cumplir las reglas del protocolo de actuación previstas para el caso y así lo expresó el responsable de los GEO: No se esperó a que llegara el negociador, un psicólogo cualificado para el necesario dialogo previo con delincuentes peligrosos. No se dispuso de intérprete. No se postergó el asalto para la hora de la madrugada, cuando el cerebro de los terroristas está más aletargado. Tampoco se consideró el trámite de pactar con ellos las condiciones de su entrega, lo cual supone un proceso que asegura su desgaste psicológico y merma de reflejos para el momento del desenlace en caso de no llegarse a un acuerdo. Ni siquiera se sabia el número de los ocupantes del piso.

Tales fueron las consideraciones que los jefes del GEO expusieron al subdirector general operativo de la Policía Nacional como método más conveniente de actuación para el caso, mostrando su disconformidad con la orden de asaltar inmediatamente el piso en el que permanecían atrincherados los terroristas. El GEO quería crear una burbuja policial alrededor del edificio para estudiar sin demasiadas prisas la mejor acción por sorpresa en el momento más apropiado. Fue el subdirector general operativo de la Policía, quien, desoyendo este criterio, ordenó la intervención inmediata, incluso a pesar de que la más elemental racionalidad de la causa judicial, exigía agotar todos los medios para capturar con vida a la mayoría de los ocupantes, a fin de conocer la verdad de lo ocurrido el 11-M.

Resulta evidente que para las autoridades políticas que decidieron actuar en semejantes condiciones, la finalidad del operativo fue que entre los terroristas no quedaran supervivientes, como así sucedió, incluido uno de los miembros del GEO, el subinspector de 41 años Francisco José Torronteras. Pasados unos días, algunos de los GEO participantes acusaron al subdirector general operativo de flagrante irresponsabilidad profesional. Por su parte, la cadena radiofónica “SER” contactó con el Ministerio del Interior, y después de que en ese organismo se hubiera supuestamente hablado con el miembro de la Policía Nacional responsable de esa intervención armada, se dijo que éste negó haber dado ninguna orden precipitada. No obstante, la “SER” solicitó al Ministerio del Interior hablar directamente con el subdirector operativo de la policía, pero el Ministerio se negó a ello.

A continuación damos a conocer el testimonio de Algunos de los agentes de operaciones especiales que participaron en el asalto del piso de Leganés, donde  cuestionaron la forma en la que se ordenó el asalto al inmueble, tal y como ha sido recogido por la cadena “SER”:

<<Los jefes del GEO no decidieron entrar. Los jefes del GEO propusieron otras alternativas. Había que esperar y alguien decidió que entrásemos. No se podía dilatar. ¿Quién es ese "alguien"? ¿Quién, sin ser el profesional del grupo especial de operaciones, nos mandó allí?” (en referencia al subdirector  general operativo de la Policía Nacional) .

Nosotros sabemos que el subdirector general operativo, de cuyo mandato es bajo el que estamos directamente el Grupo Especial de Operaciones, fue el que dio la orden al jefe del dispositivo de realizar el asalto. Pedimos responsabilidades. Nos gustaría (…) que se investigara y que se tomaran responsabilidades por dejadez de sus funciones que han realizado ese jefe o el que fuera de cara a no dejar realizar su trabajo al jefe de operaciones como se deja realizar al TEDAX o a todos los compañeros profesionales. Gente que no es su trabajo no puede tomar decisiones sobre la vida de compañeros o sobre intervenciones peligrosas que no sólo nuestra vida, principalmente, es la vida de civiles y de gente normal y corriente para la que trabajamos que con muchas interferencias de ese tipo pueden salir perjudicadas, como hemos visto.

 Tenía la opinión de uno de los jefes de que se debía traer un traductor y había que esperar, que había que cansarles... Estaban atrincherados, nos estaban esperando y tenían explosivos. Fue una locura... Y nos llaman héroes. No somos héroes, somos... Se podría decir que hasta tontos. Por ir adonde fuimos.

Nuestros jefes pidieron tiempo, tiempo para hablar con ellos, un negociador, un traductor. En otros países, no hace mucho tiempo (en Inglaterra) se tuvo a un individuo, durante una semana, encerrado en su casa porque se sabía que estaba armado. Hay que esperar, hay que esperar, hay que esperar... Cansarles, utilizar el gas y cualquiera otra cosa hasta que se entreguen o que hagan lo que tengan que hacer pero sin estar nadie alrededor. Y esa es una de las posibles formas que hay, cercar toda la zona. Es un trabajo que llevaría mucho tiempo. El ejemplo lo tenemos es que al día siguiente, o a los dos días, en Alicante se tardó en solucionar un secuestro doce horas y era un individuo, un yonqui, un delincuente común que probablemente nadie sabía que no tenía ni la granada ni arma. ¿Por qué en este caso se tarda doce horas y no se puede dilatar más el sábado sabiendo que eran terroristas islámicos y que tienen explosivos?

Nos llamaron sobre las seis... Seis y media de la tarde. Cuando ya se había producido el altercado entre la policía o los compañeros de información y los miembros del grupo terrorista.

Una vez que nos dan la orden, lo único que planteamos entre nosotros son las diferentes formas de poder entrar a ese domicilio. Nos dan la orden y nosotros realizamos nuestro trabajo y fuimos a hacerlo lo mejor que podíamos y se barajaron un par de opciones. Se optó por esa, que parecía contra cualquier atracador o delincuencia organizada o los mismos terroristas de ETA. Era una opción perfectamente válida. No era la mejor, como ya he dicho, lo mejor en un caso de estos es tiempo, tiempo, sitiarlos y esperar. Se optó por eso y nada...... Donde hay patrón no manda marinero.
(…)
Nosotros, para cada una de las intervenciones para las que somos requeridos, tenemos un protocolo de actuación, el que entrenamos día a día durante todo el año y para el que estamos preparados. Siempre pueden salir incidencias, pero gracias al entrenamiento que tenemos, suelen salir las cosas, gracias a Dios, bien, que este caso no fue. Lo que pedimos es que se respete nuestro entrenamiento diario, que se respete nuestro protocolo de actuación, que nos dejen aplicarlo, que los especialistas en estos temas somos nosotros. Nuestros jefes, con el buen criterio que tienen, y con el trabajo diario… pues que las cosas se resuelven de esa manera. Que nos lo dejen aplicar, y que no a última hora, como muchas veces pasa, que por presiones políticas o por cosas que son ajenas a nosotros y a nuestro trabajo diario, a nuestro sacrificio y al sacrificio de nuestras familias, no se nos deje trabajar como sabemos y como debemos, y luego salgan las cosas mal y lo paguen los compañeros con la vida".

Somos dos compañeros que no quiero que quede que vamos en representación de la unidad. Creemos que representamos el sentimiento de la mayoría de los compañeros, creemos, pero no representamos a toda la unidad. Yo pido perdón si alguno de mis compañeros no comparte la actitud que hemos tomado, les pido perdón. Creo que lo hago, o que estoy actuando de la mejor forma posible. Solamente les pido perdón si alguien no está de acuerdo de la forma que lo hemos hecho. Creemos que representamos el malestar y el sentimiento de todos nuestros compañeros, lo creemos pero no representamos a toda la unidad. >> (Op. Cit. Lo entre paréntesis es de la “SER”) (http://www.cadenaser.com/articulo.html?d_date=20040407&xref=20040407csrcsrnac_5&type=Tes&anchor)

11. Profanación de la tumba del GEO presuntamente muerto en Leganés

La explosión que supuestamente quitó la vida al GEO se produjo sobre las 20.57 horas del 3 de abril de 2004 y el funeral se celebró en la intimidad sólo 18 horas después de la explosión que supuestamente le ocasionó la muerte, a las 15 horas del día 4 de abril, en Guadalajara, es decir, antes de las 24 horas reglamentarias. Pocas veces se desaprovechó propagandísticamente el sepelio de un agente de las fuerzas represivas del sistema, muerto en acto de servicio contra el terrorismo en un homenaje póstumo tan rápido y deslucido como ese.

Quince días después, durante la madrugada del lunes 19 de abril de 2004, la tumba de Francisco Javier Torronteras fue profanada por dos o más sujetos que accedieron subrepticiamente al Cementerio Sur. Los desconocidos se dirigieron al nicho todavía no identificado donde descansaban los restos mortales del agente fallecido, retiraron la lápida, y extrajeron el ataúd haciendo palanca con algunas herramientas —entre ellas un pico y una pala.

Luego trasladaron el féretro a una zona de nichos vacíos situada en uno de los extremos del cementerio, a más de 600 metros de la tumba profanada. La policía cree que, dada la distancia y que el camino es cuesta arriba, los profanadores emplearon una carretilla de obra para el traslado,. Allí, a unos 15 metros de una de las tapias que limitan el camposanto, rociaron el cuerpo con gasolina y le prendieron fuego. Antes de esto, le clavaron un pico en la cabeza y una pala en el pecho.

Según fuentes policiales, una vez cumplido su propósito los autores volvieron sobre sus pasos y, antes de abandonar el lugar, colocaron en su sitio la lápida que tapaba la entrada del nicho como si allí no hubiera pasado nada, sin duda para tratar de hacer más complicada la labor de identificación de los restos profanados. A raíz del hecho, el cadáver parcialmente quemado fue trasladado al Instituto Anatómico Forense, donde se certificó que esos restos calcinados corresponden efectivamente al difunto.

Al otro día de ocurridos los hechos, el Ministerio del Interior emitió un comunicado donde presentó como “hipótesis más probable”, que se trató “de una venganza promovida por islamistas radicales”. Según esta fuente oficial, los autores habrían llevado a cabo una labor de vigilancia previa del lugar del enterramiento y de los turnos de vigilancia antes de llevar a cabo la profanación.[51]

Según la versión de los trabajadores del Cementerio recogidas por la periodista Olga Esteban, del periódico La Razón”:

<<<<Nadie puede entrar en el cementerio de noche y encontrar una tumba si de antemano no sabe donde va” (…) en varias ocasiones hay gamberros que se cuelan por la noche nunca había pasado algo así (…).
tuvieron que venir preparados para poder saltar el muro, son más de dos metros, y seguro que utilizaron una escalera. Además, por la noche aquí casi no hay luz y todas las zonas son muy parecidas. Es muy fácil perderse, incluso por el día se pierden muchos de los visitantes que vienen a ver a sus familiares (…) por la noche hay un coche que patrulla todo el cementerio, tenían que tenerlo controlado para poder hacer lo que hicieron sin ser vistos (…)>>
(Op. Cit. Cfr.: http://www.larazon.es/11m/abril2003.htm

¿Iba el subinspector de los GEO en la caja mortuoria que se introdujo en el nicho sin nombre el día del sepelio? ¿Qué pasó realmente el 3 de abril de 2004 en aquel piso de Leganés? Estos interrogantes deben agregarse al más de un centenar que vienen inquietando a la minoría más sensible de la sociedad española desde la semana siguiente al brutal atentado en los “trenes de la muerte”. Así lo puso de manifiesto en la Web un colectivo que sugestivamente se hizo llamar “Hazte Oír”, del que seguramente no forman parte quienes en las jornadas previas a las últimas elecciones —tras los sucesos del 11M— salieron a la calle para vocear las consignas “Queremos saber” y  “¿Quién ha sido?”: 

<<Desde HO queremos hacer llegar a los responsables de la seguridad del Estado, a los líderes políticos y sindicales, y a los medios de comunicación, nuestra solicitud de que este asunto sea investigado y explicado a la ciudadanía. Y, por encima de todo, a los familiares del subinspector Torronteras.

Los interrogantes vinculados a la profanación de la tumba del subinspector Torronteras se suman a los que han surgido a raíz de las investigaciones sobre lo acontecido el 11-M. Las primeras declaraciones oficiales acerca de la autoría de esta aberración apuntaron hacia islamistas o gamberros, pero no se ha llegado a ninguna parte. La aclaración de la muerte y de la profanación de la tumba del subinspector Torronteras tal vez contribuyera a despejar ciertas incógnitas que aún suscita el trágico 11-M y el espectacular vuelco electoral del 14-M. Además, saber qué mató al subinspector Torronteras contribuiría a la aclaración de una muerte demasiado pronto olvidada, todo ello en aras de la salud democrática de la vida política española, muy crispada durante las últimas semanas. Y, sobre todo, permitiría ofrecer respuestas que la familia del asesinado se estará planteando todos los días desde la profanación de la tumba. Saber qué pasó llevaría el debido sosiego a la trágica desaparición de su ser querido y la profanación de su enterramiento.

Ante este estado de cosas ¿qué es lo que se puede hacer? (Op. Cit. 16/05/04)

Un año después, el primero de abril de 2005 la Policía seguía manteniendo en pié la misma hipótesis de la venganza como el móvil más probable de la profanación, argumentando que fue porque a los terroristas que presuntamente provocaron la explosión en el piso de Leganés, no se les había dado sepultura  como ordena el Corán, y que:

 <<Un versículo del Corán pide la "condena de la incineración" para "los que provoquen a los creyentes". >> (Cadena “SER” 01/04/05)

A partir de aquí, en “LA VERDAD.ES” se atribuyó a fuentes de la investigación policial que:

<<La violación de los restos mortales del funcionario fue una venganza que siguió un patrón perfectamente marcado: las instrucciones para profanar los cuerpos de los enemigos encontradas en un vídeo que estaba en el disco duro del ordenador descubierto en la casa en la que se suicidaron siete de los terroristas del 11-M.

Este hallazgo, aseguran fuentes de la investigación, “afianza aún más” la hipótesis de que las, al menos dos personas que la madrugada del 19 de abril de 2004 sacaron el cuerpo del policía del ataúd, lo descuartizaron con un pico y una pala y lo quemaron, eran “muy cercanas” a los autores materiales de la masacre y, probablemente, incluso tuvieron acceso a ese ordenador, supuestamente perteneciente al jefe de la célula Serhane Ben Fakhet, El tunecino.>> (Op. Cit.)
http://servicios.laverdad.es/alicante/pg050404/prensa/noticias/Espana/200504/04/MUR-SUB-045.html

Que el disco duro de un ordenador afectado por una explosión —como la ocurrida en Leganés— conserve intacta la información contenida en él o pueda ser posible recuperarla, es verosímil. También es creíble que un sujeto como “El Tunecino” se rigiera por la interpretación del Corán que justifica la profanación de cadáveres por motivos de venganza religiosa o política.

Ya se sabe que los mitos religiosos sirven para todo, y es cierto que la mayoría de quienes solían coincidir con ese sujeto en las mezquitas, consideraban a Sarhane Ben Abdelmajid un "comecocos": “Con una visión distorsionada y fanática de la religión, acusaba a todos los que no pensaban como él, incluso a musulmanes moderados, de ser unos incrédulos (…) Se metía mucho con los cristianos, no se llevaba bien con casi nadie por este motivo. Si no le seguías la corriente, decía que ibas a ir al infierno”.

Miguel Ángel Pérez Martín es profesor del Doctorado de Economía y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid, donde imparte un curso sobre el Mundo Islámico. Se hizo amigo del considerado “cerebro” de los atentados del 11-M, cuando éste llegó a Madrid en 1996. Pérez Martín explica en una carta remitida a “La Voz de Galicia”, su relación con “el Tunecino” y cómo el carácter de este joven estudiante cambió con el tiempo hasta desembocar en un estallido de violencia:

<<Con el paso del tiempo Sarhane se convirtió en un ser huraño, ya sólo acudía a la universidad a horas intempestivas y acompañado insistentemente por los que ahora eran sus “amigos de siempre”, algunos de los cuales aparecen en las fotos facilitadas por la policía.>> (Op. Cit. 05/04/04 http://www.lavozdegalicia.es/error/noticia.jsp?CAT=126&TEXTO=100000047755

Respecto de lo que presuntamente indujo a que se hiciera con el cadáver del subinspector del GEO supuestamente fallecido en Leganés tras su sepelio, los musulmanes de “Webislam” censuran el eco que “El Periodista digital” se ha hecho de la versión que —según algunas agencias de prensa— ha dado la policía, donde se habla de “fanáticos islamistas” del entorno del “Tunecino”, a quienes se atribuye la profanación. El motivo de la provocación: no haber respetado las leyes del Islam respecto de cualquier difunto fiel a esa confesión religiosa, que exige no dejar pasar más de quince días sin proceder a sus exequias según el rito funerario musulmán, que es lo que no hizo el Estado Español con sus compañeros muertos durante la explosión de Leganés:

<<La policía está convencida de que la tumba del GEO Francisco Javier Torronteras, asesinado por los siete terroristas del 11-M que se suicidaron en Leganés al verse acorralados por la Policía, fue profanada por personas del entorno de los fanáticos islamistas. El motivo de la nauseabunda profanación: la venganza,  porque los cuerpos de sus allegados permanecen insepultos, 15 días después de sus muertes, en contra de la tradición funeraria musulmana.>> http://www.webislam.com/google.asp?q=la%20tumba%20profanada

“Webislam” también censura lo difundido en otros medios que invocan la Sura 85 del Corán, donde se alude a que:

<<quienes persiguen a los creyentes y a las creyentes, y luego no se arrepienten, les aguarda el castigo del infierno: ¡sí, les aguarda el castigo del fuego!>> (Op. Cit.: Las Grandes Constelaciones, aya 10)

Respecto de la primera interpretación, la redacción de “Webislam” afirma que el concepto coránico sobre el trato dado a todo musulmán una vez fallecido, es que ningún ser humano tiene atribuciones para ejercer venganza sobre otro u otros que obren contraviniendo la ley divina respecto de los fieles difuntos, ya que, desde ese momento, quedan bajo la protección de Dios y, por tanto, es él, Alah, quien se reserva el castigo a los que eventualmente violan el ritual funerario u otras normas del Corán. Así lo dicen:

 <<Esta afirmación es completamente absurda, y muestra la malicia de aquellos que la han difundido. La ley islámica es muy estricta respecto a la prohibición de mutilar o dañar los cadáveres. Una vez muerto, el cadáver pasa a estar bajo la protección de Dios, lo que implica que los seres humanos no pueden dañarlo ni profanarlo bajo ningún concepto, y mucho menos como un acto de venganza. El Corán afirma que dañar un cadáver es el mismo tipo de pecado que dañar a un ser vivo.>> (Ibíd)

En cuanto a la segunda interpretación, apelan a la razón desprejuiciada sobre la exégesis del texto en cuestión. Así, para los miembros de Webislam la idea de la venganza sobre quienes persiguen a los creyentes, entra dentro del mismo concepto de reprobación que quienes profanan tumbas y mutilan cadáveres por la misma causa, comportamientos ambos impropios de todo ser humano como individuo respecto de su prójimo, diciendo que:

<<Para todo aquel que tenga dos dedos de frente, es evidente que este versículo nada tiene que ver con profanar tumbas o vengarse sobre un cadáver quemándolo, sino con el destino de fuego en el infierno que aguarda a quienes persiguen a los creyentes, sea cual sea su religión o su creencia.

Lo inverosímil de la interpretación difundida denota la mala fe tanto de sus constructores como de aquellos medios que se han prestado a difundirla. Cada vez está más claro para la ciudadanía que estas noticias son fruto del odio hacia el islam, y de que existe un plan de propagación de la islamofobia a nivel internacional.

Sin embargo, los que se dedican a propagar este tipo de informaciones conocen perfectamente el impacto de los medios de comunicación, especialmente en un campo tan desconocido como son las costumbres de los musulmanes. Por muchos desmentidos que realicemos, tememos que la imagen macabra del cuerpo calcinado sea vinculada al islam en la memoria de muchos ciudadanos.>> (Ibíd) Cfr.:
http://www.webislam.com/numeros/2004/252/noticias/profanadores_cadaveres.htm

    Para nosotros está claro que los mitos religiosos sirven para todo, y que si Sarhane Ben Abdelmajid Fakhet y sus seguidores han actuado según la interpretación del Corán que les atribuye la Policía, en cualquier caso indica que todos estos pobres desgraciados no se han puesto a pensar jamás por sí mismos en lo que llegaron a ser, sino que han sido inducidos a caer en ese agujero y de allí no salieron. ¿Por influjo de quién? Sin duda de la fracción de la burguesía internacional estratégicamente más interesada en sacar partido político y provecho económico de semejante interpretación radical islamista del mito musulmán, la noción más dramáticamente enajenada.

Quienes ostentan el poder vitalicio en Arabia Saudí, Kuwait, los emiratos Árabes Unidos, Katar, o Nigeria, al mismo tiempo que popes religiosos y burócratas políticos son magnates burgueses considerados descendientes en línea directa del profeta. El concepto de “integrismo islámico” consiste precisamente en que, desde los tiempos de Mahoma, los dirigentes del Estado, al mismo tiempo que popes religiosos, son los líderes políticos y estrategas militares supremos. Lo de magnates económicos —como sucede con el waabismo saudí— es un agregado “perverso” del capitalismo “infiel”.

Pero, a diferencia de los países “democráticos”, donde es notorio que la mayor raigambre y alcance social del poder político está determinado por el poder económico más concentrado, el integrismo islámico trastorna esa visión de la realidad hasta el punto de proyectarla por completo invertida en la conciencia de los explotados, para quienes es la divinidad encarnada en los descendientes de Mahoma por línea directa, la que le confiere a los magnates burgueses de estos países el poder político y, a través de éstas dos precondiciones, el derecho hereditario a ejercer su condición de popes religiosos, que sin duda ejercen para beneficio propio y de la gran burguesía internacional aliada estratégica suya. 

Ya hemos explicado en otro sitio las raíces económico-sociales de la contradicción entre los intereses de la burguesía internacional vinculada a la burocracia político-religiosa en los países de confesión islámica y los de las metrópolis capitalistas más desarrolladas. Estas raíces son las que han nutrido las motivaciones políticas de genocidios como el 11S y el 11M. Ver: http://www.nodo50.org/gpm/11s/04.htm y http://www.nodo50.org/gpm05.htm

Cuando la Policía Nacional —esto es, el Estado español— demoniza el comportamiento y la personalidad de sujetos como “El Tunecino” —retocando incluso la fotografía que distribuyó entre los medios de prensa para que su rostro parezca más siniestro ante la opinión pública— escamotea no sólo la causa formal fundamental que determina férreamente ese tipo de comportamientos, sino la causa eficiente en que este mismo Estado ha convertido a “El Tunecino” y su entorno para endiñarles la comisión del 11M y la profanación de la tumba del GEO muerto durante el operativo en Leganés.

Pero lo que no ha podido ocultar, es que la orden superior dada a los GEO de irrumpir en aquél piso como un elefante en un bazar, no sólo se ha llevado por delante la vida del subinspector Jefe, Francisco Javier Torronteras Gadea, sino que ha evitado el testimonio de los terroristas ante el Juez, que forma parte del protocolo de actuación de ese cuerpo especial de operaciones policiales, y esa fue la intención con la que compareció aquél día para participar en el operativo. Además, semejante “orden superior” y las prisas por cumplirla, sumada a los otros indicios presentados aquí, han puesto como nunca antes en evidencia el verdadero carácter de este autoproclamado Estado de derecho”; tanto como que, a pesar de disponer previamente de toda la información necesaria para ello, transcurrido desde entonces casi año y medio, su Policía “democrática” no ha podido presentar ningún presunto culpable —de haber cometido la profanación de la tumba del GEO— ante la justicia.

[51] Según reportó “El Periodista Digital”, a estos indicios, los funcionarios, por el momento, no descartan, en modo alguno, otras dos hipótesis sobre la autoría: que detrás de la violación se encuentre un grupo de desequilibrados que buscan notoriedad con una profanación «especialmente dolorosa para la sociedad» o que se trate de un ritual satánico, igualmente a la búsqueda de trascendencia pública. No obstante, ni en el cuerpo ni en los alrededores se han encontrado los habituales símbolos cabalísticos. 

12. El caso Fernando Huarte Santamaría

Oriundo de Gijón, en los años sesenta entró a trabajar como calderero y soldador en la antigua empresa “Juliana Constructora Gijonesa”, hoy “Izar Gijón”. Tras estudiar formación profesional en la “Fundación Revillagigedo”, pasó a formar parte del consejo de Administración del astillero. Por entonces, Huarte estaba vinculado a organizaciones falangistas antijudías, cuando en ellas comenzaron a infiltrarse agentes de las fuerzas de seguridad. En 1985 se afilio a UGT y al PSOE pasando a ser delegado sindical en el astillero.

Sus compañeros de trabajo recuerdan sus frecuentes viajes al extranjero, algo para lo que la empresa pública no le daba ningún permiso especial, sino que —según directivos de la empresa— para eso fraccionaba sus vacaciones. Países musulmanes, de Latinoamérica y de Europa del Este, fueron los principales destinos de este calderero nacido en el barrio obrero gijonés de “El Natahoyo”. Otro típico caso entre miles de “transformismo”.

En 1981 conoció en Beirut (Líbano) al líder palestino Yasser Arafat. La confianza que se ganó dentro del movimiento palestino llegó a ser tal, que en 1994 —cuando Arafat visitó Asturias para recibir el premio a la Concordia de la Fundación Príncipe de Asturias— fue Huarte quien se encargó de buscarle alojamiento. Entre medio habían quedado años en los que Huarte, como presidente de la ONG: "Amigos del pueblo palestino Al-Fatah" —nada que ver con la fracción más radical de esa organización— logró subvenciones del Principado y del Ayuntamiento de Gijón para becar a estudiantes palestinos en Asturias, o para ayudas al mundo árabe e intercambios culturales. Uno de estos intercambios fue con la Yamairía de Libia. Según algunas personas que entonces mantenían un estrecho contacto con él, en aquella época Huarte también viajó al País Vasco para defender la causa palestina, donde supuestamente mantuvo contactos con independentistas.

Su activismo en el mundo árabe comenzó a finales de los años setenta. Antes de eso, había ocupado cargos en el Círculo joseantoniano y en su  barrio se le recuerda haciendo pintadas del tipo: “Movimiento para el banquero, Falange para el obrero”. Estaba vinculado a “Falange Española Auténtica”, un grupo disidente.

La alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso, fue la única dirigente del PSOE que rompió una lanza en favor de Huarte, después de que el periódico “La Nueva España” destapara sus contactos con Benesmail Abdelkrim, que Huarte justifica como “ayuda humanitaria”. A diferencia de otros compañeros de partido, Felgueroso aún no estaba al tanto de la supuesta relación de Huarte con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

Los viajes de Huarte por todo el Magreb y Oriente Medio son recordados por musulmanes afincados en Gijón que defienden el apoyo incondicional que Huarte siempre ha manifestado por la causa árabe y la ayuda a los musulmanes en Asturias. Algunos de ellos son refugiados que han tenido que huir de los regímenes integristas de sus países.

Junto a esta labor “desinteresada”, el calderero de la empresa “Izar” también ha realizado viajes como empresario. En 1993 formó, junto a un socio, la empresa “P. F. Brokers Internacional”, que nunca ha depositado cuentas en el Registro Mercantil y que está sin actividad. En 1997 constituyó con su mujer “Huarte Brokers Internacional”, que hoy se denomina “Huarte Spain ITL, S. L.”. La facturación en 2002 fue de cero euros y en 2003 de 15.195. En su página Web ofrece servicios de importación y exportación en Libia, Irán, Irak, el Líbano, Egipto, Siria, Palestina, Argelia, Túnez, Paquistán, Bangladesh, Malasia, Argentina, Chile, Colombia, Brasil, Albania y Bulgaria, “gracias a los contactos de representación que mantenemos en todos los continentes”. Los teléfonos y datos de la empresa son los mismos que los de la asociación que preside. Uno de los transportes de mercancía de Huarte, provocó un incidente en el aeropuerto de Tel Aviv (Israel), cuando intentaba entregar una excavadora a Palestina. Los israelíes le retuvieron varias horas y la máquina termino recalando en Jordania.

En el PSOE de Gijón llegó a formar parte de la ejecutiva local hasta enero de 2001, dentro del sector más afín al presidente autonómico, Vicente Álvarez Areces. Luego pasó a integrar el Comité Municipal hasta que se disolvió en 2003 por un cambio en la organización del PSOE a nivel federal. Aún así, según diversos compañeros del partido ha seguido asistiendo a reuniones con la cúpula socialista de Gijón en la Casa del Pueblo, donde —como es obvio— no creen que Huarte esté relacionado con los servicios de inteligencia. Fernando Huarte también controla la seguridad en los principales mítines del PSOE en Gijón. Ha guardado las espaldas a Almunia, Zapatero o Felipe González, entre otros.

Como hombre de confianza del partido es representante del Ayuntamiento en la asamblea general de “Cajastur” y también fue consejero de la empresa de transportes urbanos “Emtusa”. Reputado como una persona concienzuda y trabajadora que nunca se toma vacaciones, nadie en el PSOE de Gijón o en UGT ha tenido para con él jamás una mala palabra. Más bien al contrario. Sus compañeros de la Federación del Metal de UGT destacan el afán con el que se entrega durante las campañas de las elecciones sindicales en los talleres pequeños, donde menos prende la llama del sindicalismo y más cuesta conseguir delegados.

La vida de este hombre se alteró cuando, en marzo de 2005, el periódico asturiano “La Nueva España”destapó su condición de valioso espía al servicio del Centro Nacional de Inteligencia (ex CESID) desde 1992, noticia según parece filtrada a la prensa por fuentes procedentes del mismo PSOE:

<<En los pasillos de La Moncloa han tenido lugar estos días algunas carreras nerviosas. Zapatero llegó a decir: “Me habéis amargado el día”. Y todo por las noticias que llegaban de un hombre, un sindicalista de UGT de la vieja escuela, un militante socialista de absoluta confianza de la cúpula asturiana que, en sus ratos libres, se dedicaba a hacer obras de caridad con islamistas radicales.>> (Fernando Múgica: “Huarte: el peón sacrificado” en “El Mundo” 28/03/05: http://www.el-mundo.es/2005/03/28/indice.html )

Las ONG constituyen lo que se ha denominado el  “tercer sector”, teniendo en cuenta que el primero y el segundo, por orden de determinación lógica e histórica, son la sociedad civil (el mercado) y la comunidad política (el Estado).  Este tipo de organizaciones —también llamadas “Organizaciones No Lucrativas” (ONL)—, constituyen la "sociedad civil deseable". En otros términos, podría sospecharse que lo pretendido por el primero y el segundo sector no es el civismo —aquello que los romanos llamaban civitas— que, frente a la sociedad civil de Hobbes, la del “homo hominis lupus” se puede traducir como la sociedad civil de la solidaridad, del sacrificio por la comunidad, de la ciudadanía; incluso, de la nobleza. Esto no es más que un eufemismo. Baste señalar el correlato entre la aparición de este tipo de organizaciones y el paro estructural masivo. En efecto, las ONG no se caracterizan por la obtención de réditos económicos, pero deben cubrir los costes de su funcionamiento. Y en estos costes entran los salarios de sus empleados, cuyo financiamiento debe salir de algún sitio, del precio de tales servicios, de sus asociados o de subvenciones del Estado.[52] En definitiva, que las ONG son una forma de enmascarar la desocupación friccional o ejército industrial de reserva, al mismo tiempo que, paradójicamente, constituyen fuentes adicionales de ingresos para los pluriempleados que las  crean y dirigen, como es el caso de nuestro “desinteresado” Quijote de Gijón, Fernando Huarte Santamaría.

Dada la urdimbre de vínculos con refugiados árabes e islámicos —que la ONG "Amigos del pueblo palestino Al-Fatah" propicia estrechar en torno suyo—, no es nada casual que este sujeto conjugue su condición de empresario, guardaespaldas del PSOE, miembro del Ayuntamiento de Gijón y agente secreto remunerado al servicio del CNI. Brindando “solidaridad humana” a cambio de información confidencial privilegiada sobre lo que se cuece entre los fieles que oran mirando a la Meca —siempre bajo el secreto burocrático de toda función estatal— Huarte había venido ejerciendo como intermediario de esa valiosa mercancía que vendía a los servicios españoles de inteligencia, para acabar siendo utilizada (consumida), según el mayor peso relativo de los poderes fácticos que conducen la historia de este país, hacia el lecho de Procusto donde las masas explotadas duermen el cada vez más terrible sueño embrutecedor de la democracia representativa, como inevitable, forzada y dolorosa adecuación de la vida política y sus abominables secretos burocráticos, a la sacrosanta propiedad privada capitalista.[53] 

Pero al mismo tiempo que informante del CNI, Huarte era miembro del PSOE; y por la misma lógica maquiavélica de la propiedad capitalista aplicada a su cargo político partidario, nadie le pudo impedir que decidiera inconfesablemente compartir el secreto de su información privilegiada como espía al servicio de un organismo del Estado (supuestamente representante de los intereses generales del “pueblo”), con “alguien” del aparato partidario y —a través suyo— con la cúpula de la organización, para fines políticos particulares coincidentes de ambas partes vinculadas por el mismo secreto: ganar las elecciones “democráticas” del 14M, como así fue a instancias de la matanza del 11M. Cabe señalar aquí, que el jefe inmediato

del agente Huarte en la cadena jerárquica del PSOE, es el señor Alvaro Cuesta Martínez —ponente por este partido en la Comisión Parlamentaria que debió investigar la trama terrorista desencadenante del 11M— el mismo que, junto con el portavoz de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, propusieron prohibir su comparecencia.

Este escándalo estalló en marzo de 2005, cuando el periódico “Asturias Liberal” publicó las entrevistas que antes y después del 11M, Huarte había sostenido en la cárcel asturiana de Villabona con Abdelkrim Benesmail, lugarteniente de Allekema Lamari —considerado por la policía como el líder del grupo terrorista que puso las bombas en los trenes— presuntamente suicidado el 3 de abril de 2004 en el piso de Leganés, junto al resto del comando.[54] Conocida la noticia de la presunta pertenencia de Huarte al CNI, la reacción del Partido Popular a través de su portavoz parlamentario, Eduardo Zaplana, fue inmediata:

<<Desde nuestro punto de vista, la noticia que hoy hemos conocido significa un cambio cualitativo de primera magnitud y lo cambia absolutamente todo, en el sentido de que muchas impresiones que se han comentado algunas veces envoz baja sin atreverse a elevar la voz ni muchomenos a hacerlo público pues ahora empiezan ya a surgir y a emerger y por tanto generan inquietudes en el conjunto no solamente de la clase política sino de la sociedad española. ¿Desde qué fecha sabe el PSOE que Fernando Huarte trabaja para el CNI? ¿Es espía español? ¿Desde cuándo lo sabe?>> (Informativos “Telecinco”: 22/03/05)

En Brasil, a donde había viajado por cuestiones de negocios, Huarte declaró que esas entrevistas con Benesmail no habían pasado de tener un carácter benéfico, concretando que lo había ido a ver en relación con el tratamiento odontológico que estaba recibiendo a través de la ONG que él preside. Y, naturalmente, negó y niega ser espía del CNI. Es el primero que debe hacerlo, no sólo por imperativo legal, sino por propia conveniencia personal y de partido. 

Los portavoces socialistas han venido insistiendo en que desconocían si su militante gijonés trabajaba o no para el CNI, pretextando que la ley orgánica que regula su funcionamiento, impide o prohíbe dar a conocer la identidad de las personas que tienen vinculación con él. Sin embargo, según el reporte de Fernando Huarte en “El Mundo” del 28/03/05, fueron precisamente dirigentes socialistas quienes filtraron a la prensa que Fernando Huarte Santamaría es un colaborador destacado del CNI. Y en setiembre de 2005 se ha podido saber a través de “El Semanal Digital”, que el Secretario de Organización del PSOE, José Blanco y su portavoz parlamentario, Pérez Rubalcaba, han acusado en varias reuniones privadas al ministro de Defensa, José Bono, de ser el autor de la filtración a “El Mundo”, o, al menos, de ser la persona que confirmó al periódico la relación de Huarte con el CNI.

Por su parte, la “Asociación Centro Cultural Musulmán de Asturias” —la de mayor raigambre en los ámbitos de la comunidad musulmana— salió al paso de estas informaciones con una defensa cerrada de Huarte:

<<Se ha portado siempre de maravilla con nosotros. Es nuestra sor Teresa de Calcuta. Nadie se cree que haya traicionado a la causa árabe y que pueda trabajar para el CNI.>> (F. Múgica: “Huarte: “El peón sacrificado”

Todo parece indicar que, conjugando su doble y contradictoria función de altruista y espía, Fernando Huarte hacía muy bien su trabajo en el mundo de los refugiados islámicos. Según se ha visto, con la misma eficacia y empeño que Rafá Zouhier o José Emilio Suárez Trashorras hacían el suyo conjugando perfectamente su actuación en el mundo del hampa con su función como confidentes policiales. Algo parecido a lo que suelen hacer los burócratas sindicales, que medran con la política del “como sí” dividiendo su alma travestida entre capitalistas y asalariados. Distintos papeles protagónicos para representar la misma obra en el único teatro posible: el de “la sociedad del engaño y el pillaje mutuo”.

[52] El Ayuntamiento de Gijón, gobernado por la socialista Paz Fernández Felgueroso, no ha accedido a las peticiones del grupo municipal del PP de justificar las subvenciones recibidas por la “Asociación Nacional del Pueblo Palestino Al Fatah” que preside Fernando Huarte. De momento, hay graves irregularidades en viajes a Madrid, en las visitas a Tel Aviv y en la justificación de subvenciones a sus proyectos. En 2002, Huarte llegó a pedir dinero para el "Hospital General Infantil Sadam Husein en Bagdad". Le fue denegada, pero otras no y, según parece, se han perdido.

[53] Procusto: Personaje mitológico cuyo verdadero nombre era Damastes pero se le conocía más por su apodo: Procusto, que significa “estirador”. Era hijo de Poseidón, el dios de los mares, y por eso su estatura era gigantesca y su fuerza descomunal.
Procusto poseía una posada cerca de Eulesis, la famosa ciudad de la antigua Grecia, donde se celebraban los ritos misteriosos de las diosas Deméter y Perséfone. Y era el siniestro placer de Procusto matar a quienes llegaban a su posada en busca de alojamiento, sometiéndolos a un cruel tormento. En efecto, Procusto obligaba a sus huéspedes a acostarse en una cama de hierro y al que no alcanzaba, porque su estatura era mayor que el lecho, le cortaba con un hacha la parte de las extremidades inferiores que sobraban, y lo dejaba morir desangrado; y si la desdichada persona era más pequeña que la cama, entonces Procusto le estiraba las piernas hasta hacerlo caber en el fatídico lecho, con lo que también mataba dolorosamente a sus víctimas. Según algunas versiones de la leyenda, el lecho de Procusto estaba dotado de un mecanismo móvil que lo agrandaba o lo empequeñecía según fuera el tamaño corporal de su víctima. De manera que nadie podía caber exactamente en la cama y todas las personas que caían en manos del célebre bandido, tenían que ser sometidas a la mutilación o el descoyuntamiento.

Uno de los significados de esta leyenda, apunta a los estrechos límites que obstaculizan cualquier actividad humana. Más específicamente se habla del lecho de Procusto en relación con la inescrupulosa conducta de quienes pretenden acomodar la realidad a la estrechez de sus intereses particulares y personales.

[54] Huarte visitó al islamista Abdelkrim Bensmail en la cárcel de Villabona (Asturias) por última vez el 9 de octubre de 2004, diez días antes de que agentes del Cuerpo Nacional de Policía procediesen a la detención del recluso en ese mismo centro penitenciario, en el marco de la 'Operación Nova', informaron fuentes penitenciarias. Con anterioridad, Huarte había visitado a Bensmail el 9 de marzo y el 14 de abril de 2002, precisaron las mismas fuentes. Según explicó Huarte el 21 de marzo de 2004 en un comunicado, las visitas fueron realizadas a título personal y con carácter humanitario y en su transcurso no se habló “de ningún tema relacionado con su pasado, política española, ni, muchísimo menos, con sus posibles relaciones con presos de ETA o con implicados en el 11-M”.

El “Caso Trashorras” y sus implicancias en la lucha interburguesa

Lo que del caso sabemos hasta este punto de la lectura del presente documento es:

1) Que José Emilio Suárez Trashorras está preso, acusado de suministrar los explosivos necesarios a los autores del 11M, en connivencia con su cuñado, José Antonio Toro Castro y su novia, Carmen Toro Castro, con la colaboración del marroquí Rafá Zouhier, también en prisión.

2) Que a todos ellos se les atribuye haber participado en la negociación y venta ilegal de los explosivos a la célula terrorista supuestamente causante del 11-M, a cambio de dinero y drogas. Se da la circunstancia de que todos estos sujetos eran “confidentes” de la fuerzas de seguridad del Estado, sea de la Policía Nacional, como es el caso de Suárez Trashorras, José Antonio Toro Castro y Carmen Toro Castro, o de la Guardia Civil, como Rafá Zouhier.

Las omisiones deliberadas y declaraciones contradictorias de “Manolón”

A partir de aquí, lo nuevo del caso es que, según lo declarado ante la Comisión de  Investigación Parlamentaria por el inspector jefe de Estupefacientes de la comisaría de Avilés, Manuel García Rodríguez, estando él con unos amigos el 17 de marzo de 2004 en una peña de Avilés, hablando sobre el atentado todos coincidían en que había sido cosa de ETA, hasta que llegó Suárez Trashorras para decir que habían sido los islamistas, “los moros”, como les llama él.[55]

Según Manuel García Rodríguez, ese mismo día 17 llegó una comisión policial de Madrid para interpelar a Suárez Trashorras, quien acabó siendo llevado a Madrid en carácter de detenido. Es en ese momento, tras conversar con esa comisión policial de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE), el 17 de marzo, cuando Manuel García Rodríguez recién parece aceptar que Suárez Trashorras había participado en la entrega de los explosivos de Aviles a los terroristas. Pero el 27 de junio, durante la interpelación que le hizo el representante del Partido Popular ante la Comisión de investigación del Congreso, lo volvió a negar, como se desprende de la siguiente secuencia de preguntas y respuestas registrada en el diario de sesiones de la Cámara de Diputados:

El señor DEL BURGO TAJADURA: “¿Cree usted que Suárez Trashorras conocía el destino que los moritos iban a dar a la dinamita?”

El INSPECTOR JEFE DE ESTUPEFACIENTES DE AVILÉS (García Rodríguez) elude contestar la pregunta respondiendo: “Yo no sé si les ha dado dinamita, para empezar”.

Y avanzando un  poco más en la lectura de la secuencia de preguntas y respuestas durante la misma sesión —esta vez  entre el representante de “Convergencia i Unió” (CIU) y el inspector Manuel García Rodríguez— éste vuelve a ratificar que, hasta el día 17 de marzo, tras la conversación que sostuvo con los policías llegados de Madrid, no sospechaba que los autores de los atentados del 11M fueran los “moritos” con quienes trataba Suárez Trashorras, en contra de lo ya declarado por éste al juez, en el sentido de que se lo había venido advirtiendo desde antes de los atentados. Entonces el diputado JANÈ I GUASCH lo vuelve a traer a la misma cuestión:

El diputado JANÉ I GUASH: “¿Usted comunicó a alguien esa afirmación subjetiva que le hizo el señor Trashorras?”

El INSPECTOR JEFE DE ESTUPEFACIENTES DE AVILÉS (García Rodríguez): “A nadie”.

El diputado JANÈ I GUASCH: “A nadie.”

El INSPECTOR JEFE DE ESTUPEFACIENTES DE AVILÉS (García Rodríguez): “A nadie, hasta...”

El diputado JANÈ I GUASCH: “A ningún superior suyo, en el sentido de decir: Me están advirtiendo que no es ETA.”

El INSPECTOR JEFE DE ESTUPEFACIENTES DE AVILÉS (García Rodríguez): “Hasta el día 17 no contacto con la gente de Madrid y entonces les digo todo lo que me fue contando (Emilio), todo lo que recordaba desde el sábado (en realidad el Viernes 13) que hablé  con él, el lunes (en realidad, el martes 17) y el día que se le detuvo (miércoles 18)” (Lo entre paréntesis nuestro).

El diputado JANÉ I GUASCH: “Y a usted en aquel momento en que, quien sí que había tenido contacto con todas esas personas tenía la creencia de que esas personas eran los autores y no lo era ETA, ¿a usted en ningún momento se le pasa por la cabeza que ésa es la pista buena? Era la opinión subjetiva del señor Trashorras, pero se la manifiesta a usted, le advierte, y ¿usted en aquel momento no...”

El INSPECTOR JEFE DE ESTUPEFACIENTES DE AVILÉS (García Rodríguez): “Advertirme no me advierte, él da su opinión como la estaba dando la gente que estaba allí, y yo estaba más pendiente de mis amigos, de los contertulios que tengo allí (en la Peña), que de lo que él me dice.” (Lo entre paréntesis nuestro

El diputado JANÉ I GUASCH: “Es una opinión de alguien que estaba en contacto con esa gente (los presuntos terroristas). (Lo entre paréntesis nuestro)

El INSPECTOR JEFE DE ESTUPEFACIENTES DE AVILÉS (García Rodríguez): “Yo no sabía que esa gente estuviese en el tema de la dinamita, ni tampoco sabía que Emilio pudiera estar facilitándole dinamita.”

a) Primera comparecencia de Suárez Trashorras y “Manolón” que sigue mintiendo

Al otro día de ese encuentro con los amigos de Manuel García Rodríguez en su “Peña”, José Emilio Suárez Trashorras acudió “voluntariamente” a la Comisaría de Avilés, esto es, aconsejado por su “amigo del alma”, para que conversara con una comisión de policías que habían venido expresamente de Madrid a escuchar todo lo que José Emilio sabía. Esos policías “comisionados” eran de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) dependiente de la Comisaría General de Información. En esa “conversación” se “acordó” lo que Suárez trashorras debería declarar ante el juez. Y antes de salir desde Avilés hacia Madrid, todos ellos prometieron a José Emilio que, tras su declaración según lo “acordado”, le dejarían volver a su casa. Tanto lo que declaró Suárez Trashorras, como lo declarado por su “controlador” figura recogido en el auto emitido por el Juez el 15 de febrero de 2005 (Pp. 38 y 39). Pero es interesante aquí destacar lo que declaró su “controlador”, el tal “Manolón”:

<<El reseñado Inspector del Cuerpo Nacional de Policía, de la Comisaría de Avilés,  señaló que había existido relación con José Emilio Suárez, derivada de su actuación profesional, pero que con anterioridad al 11 de marzo de 2004, José Emilio Suárez Trashorras nunca le había transmitido dato o información alguna relativa a preparativos de los atentados del 11 de marzo de 2004 o a materia referida a sustancias explosivas (extremos que el propio José Emilio Suárez Trashorras señala como ciertos ante este Juzgado, indicando que en ningún momento dijo a dicho miembro de la Policía que "los moritos" —expresión literal por él utilizada para identificarlos—, se interesaban por sustancias explosivas o detonadores, y la única información que le indicó a dicho miembro del Cuerpo Nacional de Policía es que se estaban dedicando al tráfico de drogas por la zona cantábrica).>> (Op. cit. Pp. 39. Subrayado nuestro)

En el contexto de las dos declaraciones: la de José Emilio y la de su controlador, queda claro el por qué de la insistencia de los policías en que el confidente se limitara a declarar expresamente de que antes del 11 de marzo no le había informado nada a su “controlador” relativo a los explosivos ni a las intenciones de los presuntos terroristas. Esto significó una autoinculpación, es decir, que Suárez Trashorras aparecía como cómplice necesario de los terroristas en tanto que no declaró haber dado una información decisiva a su “controlador”. Aunque leyendo ese auto del juez, queda claro que a José Emilio se le detiene en calidad de imputado no por lo que calló el 22 de marzo ante el juez siguiendo las instrucciones de su “controlador”, sino porque la policía ya sabía al detalle su relación —en modo alguno conspirativa pero cierta— con los presuntos terroristas, su presencia en las cercanías de la mina “Conchita” el 28 de febrero, etc., y con eso bastaba para condenarle.

Pero lo que nadie advirtió en ese momento —porque era contrario al interés de quienes oficialmente “investigaron” el asunto— es que esa declaración de Suárez Trashorras recogida en el citado auto del juez Juan Del Olmo, donde aparece habiendo omitido decir que le había advertido a su controlador sobre lo que Jamal Ahmidán y sus compinches se traían entre manos, había ido contra la lógica más elemental que preside el comportamiento de todo pequeño delincuente habitual convertido en confidente policial; porque el escrupuloso respeto hacia su complicidad con la policía, se basa en que, por su propia seguridad e interés económico, no deben ocultar jamás la información sensible de que dispongan, porque de ello depende que la policía pueda combatir con toda eficacia el gran delito en el que ellos hasta cierto punto deben necesariamente implicarse a cambio de favores en forma de droga e impunidad en el trapicheo de sus pequeños negocios. Y para ello cualquier confidente policial sabe muy bien que no puede hacer nada que no cuente con el visto bueno de su controlador. Y esto es lo que había venido haciendo Suárez Trashorras sin variar un ápice su “modus operandi”. De otro modo, la palabra “controlador” en tal contexto social y político carecería por completo de sentido. Lo que él no se imaginó en ningún momento es que, esta vez, su “controlador” estuviera obedeciendo a una lógica política que nada tenía que ver con la lógica policial habitual

Entonces, ¿por qué Suárez Trashorras apareció ante el juez de la causa y, a través suyo, ante la opinión pública, violando esta ley de oro que hace a la existencia de todo confidente policial? La única respuesta a esta pregunta está en el oro de esa misma ley, en la ciega confianza que todo confidente debe tener y normalmente deposita en su “controlador”. Tanto más ante la terrible perspectiva de aparecer implicado en un atentado terrorista de proporciones monstruosas. Y de hecho fue ésta y con mayor razón y motivo que en cualquier otra ocasión, la ley de oro por la que José Emilio debió actuar de la misma forma que siempre, es decir, advirtiendo reiteradamente y con tiempo suficiente a su “controlador” sobre las intenciones de “los moritos”. Y así lo hizo, sin duda. Porque, a juzgar por sus reacciones una vez que se sintió “traicionado”, por su propia confianza en la policía, José Emilio demostró que es un psicópata —un “pirado” como así lo llegó a calificar el General Pedro Laguna— pero no un tonto, como se verá seguidamente.

El secreto de todo este asunto, visto desde los intereses de la burocracia política y policial una vez sucedidos los hechos, radica en que por nada del Mundo debía saberse que Manuel García Rodríguez, es decir, la policía de Avilés, o sea, esa parte del Estado español, había sido advertido con antelación suficiente del pequeño trapicheo del cambio de drogas por explosivos en el que andaban “los moritos”, aunque él no supiera en ese momento para que eran los explosivos. Esa verdad, como es obvio, no debía figurar, ni en el sumario judicial ni en las actas de la Comisión parlamentaria de Investigación. Como así ha sido, por la cuenta que les trae, en primer lugar, a los altos mandos a cargo del aparato policial en Asturias. Por eso Trashorras debía ir a la cárcel como principal imputado. Y es que confidentes como Suárez Trashorras no solo sirven a los fines de combatir los delitos en general, sino para pagar el pato —cuando haga falta— de algunos otros crímenes de magnitud social y trascendencia política en los que ellos no han tenido nada o casi nada que ver. El hilo se rompe siempre por lo más delgado.

Además, la figura del “confidente” en modo alguno puede ser institucional, sino que es exclusivamente personal de cada funcionario policial, forma parte de su secreto burocrático cuyos superiores inmediatos no tienen por qué saber quienes son ni cómo se llaman, de modo que oficialmente son considerados como algo que no existe, y sólo puede salir de este limbo jurídico cuando de su existencia como “confidente” puede dar cuenta su “controlador”, sea voluntariamente o a petición de un superior suyo. Así lo ha dado a entender el Jefe Superior de Policía de Asturias, Enrique Carretero, en su comparecencia ante la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados el día 15 de octubre de 2004:

<<El tema de los confidentes, creo que no solamente en la policía española, sino en todas las policías del mundo, es algo bastante personal, normalmente personal. Lo cual quiere decir que el policía de la categoría que sea que tiene un confidente, suele conectar con él exclusivamente, salvo en contadas excepciones que por imposibilidad y por conveniencia del servicio puede acompañarle otro o pasárselo a otro, pero no es normal. Por lo tanto, yo de los confidentes que tienen los miembros del Cuerpo Nacional de Policía de las distintas escalas no tengo conocimiento. Puedo saber que fulano tiene un confidente, pero normalmente nunca se conoce ni se pide la identidad.>> (Op. cit.) 

Lo demás fue todo cuestión de trámite. Desde la comisaría de Avilés José Emilio Suárez fue conducido a la Audiencia Nacional donde el 22 de marzo de 2004 procedió como siempre, según le indicaron “sus superiores” puso oficialmente de manifiesto ante el Juez Del Olmo, sus sospechas de que “los moritos” —sus proveedores de la droga con la que traficaba vendiéndola en los lugares de alterne— podían estar implicados en los atentados del 11 de marzo. Pero no dijo ni pío acerca de que sobre esto ni de lejos hubiera advertido a su “controlador”. Aquella noche, ignorando que se había sentenciado a sí mismo, José Emilio fue trasladado a Madrid en la creencia de que, con sus declaraciones, no sólo iba a alejar de él la lupa de la “justicia”, sino que hasta podía ser recompensado, porque así se lo dieron a entender sus “controladores”.

En su primera declaración oficial ante el juez, —el 22 de marzo de 2004—, José Emilio trató de implicar a Jamal Ahmidán y a sus dos secuaces (Abdenabi Kounjaa y Mohamed Oulad) en el traslado de los explosivos a Madrid. No admitió haber sido él quien proporcionó los explosivos a los terroristas, aunque sí haberles indicado el camino hacia la mina, reconociendo, además, que, en un momento de la madrugada, vio que en un coche transportaban cierta cantidad de explosivos que no precisó. Fue cuando se estropeó el VW “golf” conducido por Ahmidan y le pidieron a él que trajera el Toyota “Corolla” que Ahmidan le había dejado para que lo vendiera. Trasladado de ahí a una celda, se le consideró por primera vez oficialmente detenido y, poco tiempo después, confinado en el Centro Penitenciario de Alcalá-Meco.

b) Ruptura del vínculo entre confidente y controlador.

Pasados varios meses y viendo que su situación seguía siendo la misma, José Emilio cambió bruscamente de actitud. Cuando sus familiares le visitan arremete contra los policías de la Comisaría de Aviles, especialmente contra su “controlador”, Manuel García Rodríguez (“Manolón”), diciéndoles que quiere volver a declarar ante el juez de la Audiencia Nacional; que se considera traicionado; que su decisión de declarar (la primera), tanto como el contenido de sus declaración, fue inducida por ellos quienes le indicaron qué debía y no debía decir ante el juez; que la noche del 18 de marzo fue a Madrid engañado por esos agentes, quienes le convencieron que su aportación podía ser importante y que, incluso, iban a recompensarle por ello; que así fue como le hicieron firmar una notificación de detención, “aunque no estás detenido" —le dijeron— porque, según ellos, como iba a ser trasladado en un coche oficial, ésa era la única forma de que cobrara el seguro en el caso de accidente durante el trayecto, y de poder proteger su vida; que no le hicieron un interrogatorio en regla y en ningún momento lo esposaron; que, incluso, salió a cenar con ellos a un restaurante y hablaron en un ambiente de complicidad, como entre viejos camaradas; que por eso llegó a un pacto con ellos y ellos fueron quienes le orientaron sobre lo que tenía que declarar y callar ante el juez; que se trataba de implicar a “los moritos” en el trasiego del explosivo para que él quedara excluido de cualquier responsabilidad, ya que no había participado en los hechos. Estas conversaciones quedaron grabadas y pasaron a formar parte del sumario, del cual “El Mundo” consiguió copia no se sabe a través de quién, muestra evidente de la  ruptura que se había operado en el aparato estatal en torno a este asunto. En un momento de ira, José Emilio se dirige a Cármen Toro prometiéndole que se pondrá cara a cara con García Rodríguez ante el juez Juan Del Olmo en la Audiencia Nacional. 

La cadena de secreta complicidad confidencial entre policías y delincuentes comunes se había tensado hasta romperse también por su eslabón más débil, y fue el hecho de que la policía, el Poder Ejecutivo, no estaba siendo funcional son su contraparte en ese paradójico negocio de la complicidad confidencial de la policía con delincuentes para combatir el delito, porque había dejado de actuar desde dentro hacia fuera de esa relación confidencial para volverse contra una de sus partes: el confidente. Y entonces lo secreto tiende a hacerse público. Es cuando José Emilio amenaza diciéndole veladamente a su hermana que él había venido avisando desde hacía tiempo de lo que intentaban hacer los moros con el cambio de drogas por explosivos:

<<Le dices a José Luis [su abogado] que quiero volver a declarar. Quiero ampliar la declaración ante el juez, porque Manolo se viene conmigo a la Audiencia Nacional, así de claro. Porque a Manolo le conté el tráfico de drogas y dijo que los iba a detener.>> [Fernando Múgica: “Los Agujeros Negros del 11M (XXIV). Publicado por “El Mundo” 24/10/05.]

Carmen Toro le contestó que “Manolón” ya le había comentado a ella que sabía lo de ese trapicheo y que a cambio le había dejado hacer los suyos a él, que es tanto como decirle que estaban en paz y que cierre el pico y siga esperando. En ese momento, José Emilio rompe definitivamente sus vínculos con la policía y, ya sin tapujos, se desboca buscando recostar su cabeza en el regazo del Juez:

<<“¡Ah ya!, pues que lo venga a explicar aquí (A la Audiencia Nacional), porque yo llevo colaborando con ellos tres años, ¿no? Yo traficaba y la Policía me dejaba hacer mientras yo colaboraba. Le dije: 'Manolo, aquí está pasando esto con los moros', y me contestó 'tranquilo, cuando vengas de la boda [regresó el 26 de febrero del viaje de novios] los detengo'”. “En comisaría me dijo: [se refiere a los días 17 o 18 de junio, cuando lo detuvieron] 'tú ve a hablar con los de Madrid (el juzgado Nº 6 de la Audiencia Nacional) y te vas para casa'” (como que tras su declaración sería puesto en libertad por el Juez.) Y sigue Emilio diciendo:

“La Policía se lo permitió (a la banda de Jamal Ahmidan), pues que se coma su pollo. [...] Alguien tuvo que darles a los moros las ocho llaves de los minipolvorines. Lo que pasa es que se quieren tapar, pero han muerto 200 personas. Yo tengo facturas de teléfono de que me llamo todos los días con el policía. Voy a ir preso un año o dos, [es evidente que se considera inocente y que no ha captado la gravedad de su situación] pero ellos [los policías] van a ir unos cuantos años más que yo”>> (Ibíd: Lo entre paréntesis nuestro) 

Como se ve, José Emilio Suárez Trashorras no solo demuestra ser un esquizofrénico psíquico porque así se lo han diagnosticado los médicos que lo atienden y porque se medica contra esa enfermedad, sino que también padece de esquizofrenia política, porque disocia a la policía de los jueces, al Poder Ejecutivo del Poder judicial. En ese momento todavía no comprende que, en esencia y de hecho, a la hora de actuar contra ciudadanos normales y corrientes ambas instituciones son la misma cosa. La ley se aplica según el censo de riqueza y/o del eventual peso político relativo de cada individuo en esas dos instituciones de Estado, o según la fortaleza de sus vínculos con los poderes fácticos o factores de poder que, en última instancia, inciden sobre ellas, y que suele medirse en términos de poder dinerario. Y el caso es que, antes de ser detenido, José Emilio no podía razonar en estos términos. Pero, contradictoriamente, pensaba que, en tanto se trate de aplicar la ley al gran delito, y el colaboraba para tal cometido siguiendo rigurosamente las instrucciones de la policía, tendría eventualmente también la aquiescencia de los jueces. Pero en este caso muy concreto se equivocó, porque la lógica de sentido común entre el delito y la justicia, no fue esa sino precisamente la contraria, lo cual le convirtió en un chivo expiatorio del “Estado de Derecho”.

Sin embargo, todavía no es consciente de ello y sigue refugiándose en el juez. Pero en diálogo con su mujer desde la cárcel aumenta la carga política explosiva de su denuncia contra la policía, ventilando los pequeños juicios que ganaba cada año. Y explica por qué:

<<“Es porque el queridísimo Guerra [se refiere a un policía responsable en aquel momento de un grupo de la Policía Judicial en Avilés] hace lo que le sale de la polla [...]. Si viene un barco de coca, no es que sea mío, ¿entiendes?, porque no soy el único traficante...".

"Yo me callé ante el juez (durante su primera declaración del 22/03/04). La culpa fue mía por ir tapando equis cosas para tapar a Manolo. [...] al juez le voy a explicar todo con pelos y señales. Lo que pasa es que hasta ahora me mantuve callado porque conté con que me iba a sacar de aquí Manolo.”>> (Ibíd. Lo entre paréntesis nuestro)

Y es allí donde ambos advierten y coinciden en que le han elegido a él para el papel de chivo expiatorio de los atentados; aunque ninguno de los dos todavía sabe —o no se atreven a decir— de dónde vino la orden que así lo ha dispuesto:

<<Carmen: “Que quieren que pagues tú los platos rotos de todos”. Emilio: “¿No te dijo Manolo que me estaban dejando hacer?”

Carmen: “Dijo que lo dejaba".

Emilio: “Claro, me dejaba él y me dejaban todos. Esto viene de otros, no viene de él (de Manolón). A saber de quién vienen las cosas... Esto es cosa del Guerra o de alguno de los otros [...] yo soy un infiltrado de la Policía. Dicen que han desaparecido 200 kilos de Goma-2 porque en el maletero del Golf llevaban 200 kilos. Pero, ¿y si había cuatro coches cargando? Entonces son 800 kilos”.>> (Ibíd. Lo entre paréntesis nuestro)

c) Segunda comparecencia de José Emilio ante el juez

Es así como llegamos a la segunda declaración, del 4 de junio de 2004, en la que, al verse abandonado por todos sus antiguos apoyos, lo  primero que decide es cambiar de abogado contratando a uno de prestigio en Asturias, que es Gerardo Turiel de Castro. Y lo primero que dice ante el juez, es que su decisión de volver a declarar, responde a que en su primera del 22 de marzo, omitió deliberadamente decir algunas cosas “porque así se lo pidió la Policía". O sea, que los policías que le interrogaron por primera vez en la comisaría de Avilés, tratándole como a un colega e invitándole a comer en un restaurante de la zona, los que le aconsejaron que se notifique de su orden de detención, los mismos que le dijeron qué debía y qué no debía declarar en Madrid ante el Juez, contra ellos arremete José Emilio en su segunda declaración. Y no sólo contra ellos, sino que se remonta a su relación con la policía años atrás, durante la operación “Pípol” (People).[56]

En su nueva versión de los hechos, Suárez Trashorras empezó aludiendo a la circunstancia que le llevó por primera vez a tomar contacto con el jefe de Estupefacientes de la comisaría de Avilés, Manuel García Rodríguez, y fue a raíz de las amenazas que había recibido de una banda de “narcos” a quienes había delatado en 2001, tras la operación “Pipol”, a partir de la cual empezó su andadura como “confidente” de la policía de Avilés y su relación de “amistad” con su “controlador”, Manuel García Rodríguez. Desde entonces, “Manolón” mantuvo con Suárez Trashorras un vínculo de superioridad jerárquica oficiosa y, a la vez, paternalista, pero naturalmente más firme y autoritaria que con cualquier subalterno dentro del cuerpo policial. Todo a cambio de permitirle medrar impunemente con el pequeño comercio de droga en la zona:

<<De hecho, y según han contado numerosos testigos al juez, (José Emilio) no hacía nada sin consultárselo previamente.>> (Fernando Múgica:“El Mundo” 19/09/05 Pp.10)    

Suárez Trashorras relata cómo el inspector “Manolón” le dijo que si colaboraba con ellos, con la policía, incluso podrían emplear a su mujer en las tiendas de “El Corte Inglés”:

<<Así fue como Carmen María Toro entró a trabajar como vigilante a pesar de no tener una formación específica para ello. Fue en esa época cuando los policías consiguieron que él les entregara una agenda repleta de teléfonos de narcotraficantes.>> (Op. cit.)

Después de dar a conocer estos detalles respecto al origen de su colaboración con las Fuerzas de Seguridad en 2001, José Emilio le relata al juez en qué circunstancias conoció a Jamal Ahmidan o “Mowgli”, mal llamado “El Chino”, como veremos más adelante. Fue por mediación de Rafá Zouhier —como vimos, un confidente de la “Unidad Central Operativa” (UCO) perteneciente a la Guardia Civil— en un McDonald's de Carabanchel (Madrid), a donde José Emilio debió trasladarse en 2003 por un asunto de venta de coches usados, un negocio que regentaba con su cuñado, Antonio Toro Castro, en un local de Piedras Blancas (Asturias).[57] A raíz de este encuentro es como Suárez Trashorras dice haber conocido al marroquí Jamal Ahmidan. Allí le propusieron "un trabajo de hachís y también le preguntaron por explosivos". José Emilio miente diciendo al Juez que al tema de los explosivos no le dio importancia, y cuenta que antes de las navidades de 2003 Jamal Ahmidan y Zouhier fueron a verle a Asturias con una muestra de hachís para venderle una buena cantidad de esa droga. El trato se formalizó durante una cita con ellos en una cafetería cercana a su casa. Al pasar por ahí los vio uno de los policías de Aviles, que inmediatamente informó de la circunstancia al Inspector Jefe de Estupefacientes:

<<Esa fue la razón por la que Manolón le llamó para quedar con él en la cafetería Valentín, donde le preguntó qué pintaba él con esos moros.

Fue ahí donde Manuel le indicó a Emilio que estuviera pendiente de ellos. Quedaron en que averiguaría todo lo que pudiera. Emilio hizo las primeras aproximaciones, pero le advirtió de que no se pondría enseguida a la faena hasta que pasara su boda, que iba a celebrarse el 14 de febrero (de 2004).>> (Ibíd)

Cabe recordar aquí lo que José Emilio conversó con su mujer cuando fue a visitarlo al módulo de la Cárcel de Alcalá-Meco, en el sentido de lo que con cierta preocupación y alarma le había dicho a “Manolón” acerca de lo que en ese encuentro había escuchado decir a los “moritos” respecto del destino que pensaban dar a los explosivos (reventar joyerías), ante lo que éste le prometió que “cuando vengas de la boda los detengo”. Tal parece, pues, que la advertencia de José Emilio y la promesa del policía-jefe, Manuel García Rodríguez —que nunca cumplió— tuvo por escenario a la susodicha cafetería avilesina “Valentín” antes del 14 de febrero de 2004.     

Siguiendo con la comparecencia de Suárez Trashorras ante el Juez el 4 de junio de 2004, aquí José Emilio Suárez vuelve a mentir respecto de su implicancia con el asunto de los explosivos, diciendo que en la noche del 28 de febrero fueron los moros quienes le llamaron porque se les había estropeando el “Golf” que llevaban y le pidieron que trajera el Toyota “Corolla” —que le habían dejado en Navidad para ver si podía venderlo. Asegura que cuando abrió el maletero del “Golf” vio bolsas, pero que de ninguna forma pudo distinguir lo que llevaba en su interior.

Después de volver más en detalle a la forma en que el 18 de marzo de 2004 le engañaron en comisaría para convencerle de ir a declarar a Madrid —asegurándole una y otra vez que no estaba detenido— relató cómo había estado indicando a los policías la ubicación de la casa de Morata de Tajuña, donde presuntamente se prepararon las mochilas con el explosivo utilizado el 11M, aunque él nunca supo que se destinaran para lo que la versión oficial sostiene. También declaró que Jamal Ahmidan trató de comprarle un Ford “Escort,” con un documento de identidad que correspondía a un español radicado en Ceuta de nombre Reduan Mardok. Se lo mostró a “Manolón”, quien le explicó que era falso, porque la foto no correspondía a la que figuraba en los archivos de la policía.

También insistió ante el juez Del Olmo en dos cosas: la primera, que resultaba imposible robar tanto explosivo sin forzar los polvorines —a no ser que alguien proporcione las llaves—, y que al inspector Manuel García él siempre le tuvo al tanto de cada paso que daba. Lo primero es irrebatiblemente cierto y de decisiva importancia para el curso del sumario y por tanto, para la suerte de Suárez Trashorras como único imputado por haber proporcionado el explosivo a los terroristas; pero las investigaciones jamás se orientaron según el dato aportado por Suárez Trashorras, señal inequívoca de que su condena estuvo en los planes previamente elaborados vaya uno a saber por quiénes, a qué niveles jerárquicos y de qué poder fáctico de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Y muy probablemente este detalle no formará parte del libreto para la próxima película que, durante un tiempo, dará de comer a unos cuantos mangantes de la industria cinematográfica nacional, para reforzar la “historia oficial” del 11M en la conciencia colectiva, como parte del cometido asignado a los aparatos ideológicos del sistema. Tal como se está haciendo en EE.UU. con el 11S.

En cuanto a la segunda cosa que José Emilio comunicó al Juez, fue insistir en que todo lo hecho por él desde 2001, lo consultó previamente con el comisario inspector de estupefacientes, de lo cual cabe pensar que es cierto en gran medida, porque Trashorras vivía fundamentalmente de lo que al margen de la ley se le permitía —y para él era bastante— a cambio de información sobre tráfico de droga y otros delitos de terceras personas.

d) La confesión de “El gitanillo”

El 16 de junio de 2004 compareció ante el Ministerio Fiscal del Menor representado por Olga Emma Sánchez Gómez y el abogado José Baeza Martínez, el joven de 16 años, Gabriel Montoya Vidal, apodado “El gitanillo”, detenido por colaborar en los atentados del 11M, quien declaró:

1)  Que durante la primera semana de 2004, viajó en autobús desde Avilés hasta la estación Sur, transportando entre 15 y 20 Kg. de explosivo en una bolsa de deporte cerrada con candado, que allí entregó a Jamal Ahmidan por encargo de José Emilio Suárez Trashorras.

2)  Que lo mismo hicieron Sergio Álvarez, alias “Amocachi”, de 23 años y otro joven del cual después pudo saberse que se llama Iván Reis, a quién “El gitanillo” conoce por el apodo de “Jimmy”, y que también viajó en un autobús de la compañía “Alsa” con una maleta conteniendo dinamita. El primero a cambio de 2 tabletas de 200 gramos de hachís equivalente a poco más de 1.000 Euros, el segundo para saldar una deuda de 900 Euros que mantenía con Antonio Toro, más 300 limpios para él. José Emilio le encargó, además, que junto con la mercancía entregase a Jamal Ahmidan una considerable cantidad de dinero en efectivo. 

3)  Gabriel Montoya también declaró haber acompañado a Suárez Trashorras hasta la mina el 26 de febrero de 2004, quedándose en el coche mientras José Emilio “hablaba con dos mineros que llevaban un mono de trabajo azul”, a eso de las cuatro de la tarde, y que cuando regresó al coche le dijo: “Esto está hecho, esto está bien”, así como haber estado presente el mismo día 28, cuando Suárez Trashorras, Jamal Ahmidan y sus otros dos secuaces, Mohamed Oulad y Abdennabi Kounjaa, procedían al trasvase de los explosivos a los coches en que fueron trasladados a Madrid entre esa noche y la madrugada del 29 de febrero, declarando que en tal circunstancia oyó a Suárez Trashorras decir: “No os olvidéis de coger las puntas y tornillos que están 15 metros más adelante”. (Cfr. Auto del Juez Del Olmo: 10/04/06 Pp. 1172)

¿Cómo supo el menor Gabriel Montoya Vidal que las bolsas contenían dinamita robada de la mina Conchita, si iban cerradas con candado? Porque cuando regresó a Oviedo se lo dijo un tal Iván Granados Peña, alias “El Piraña”, a quién Suárez Trashorras también propuso hacer el mismo trabajo, pero tuvo miedo y rechazó la proposición sospechando que no era droga sino explosivo. Fue ese día cuando Iván Granados, “El piraña”, contó a Gabriel, “El Gitanillo”, que él había acompañado a Suárez Trashorras hasta la mina donde había trabajado, para recoger el explosivo, y que fue el propio José Emilio quien la robó mientras le había dejado vigilando. Por eso José Emilio apeló a “El Gitanillo” para que hiciera el trabajo. Pero Gabriel no declaró exactamente esto, sino:

<<Que él lo sabia (que había transportado explosivos) porque había ido con Emilio a la mina a vigilar mientras él (José Emilio) recogía los explosivos que él (Gabriel Montoya) acababa de llevar a Madrid, porque Iván no quiso hacer el viaje, ya que según Emilio era un "cagón".>> (Cfr.: Auto del Juez Del Olmo del 10/04/06)

Tal es, en síntesis, lo más importante que el adolescente Gabriel Montoya Vidal, “El Gitanillo”, declaró el 16 de junio de 2004 ante la Fiscalía del Menor.

e) Tercera comparecencia de Suárez Trashorras

Al día siguiente, el 17 de junio de 2004, el Juez Juan Del Olmo —quien había sido debidamente informado sobre la declaración de “El Gitanillo”— hizo traer a José Emilio Suárez Trashorras desde la cárcel para que compareciera nuevamente ante él en la Audiencia Nacional. Allí José Emilio decidió acabar de exponer su versión de los hechos contradiciendo por completo la versión oficial dada al juez y a la Comisión Parlamentaria de Investigación por su “controlador”:

<<…Emilio da fechas, aporta datos, explica razonamientos pero, al menos aparentemente, nadie le cree. Sigue en prisión con la grave imputación de haber proporcionado los explosivos a los terroristas. Se enfrenta a una condena de centenares o miles de años y cada día que pasa lo tiene más difícil.>> [Fernando Múgica: “Los Agujeros Negros del 11M (XXIV). Publicado por “El Mundo” 24/10/05.]

Sobre todo estando muy fresca la versión de Gabriel Montoya Vidal, de la cual José Emilio, desde su confinamiento en la cárcel difícilmente pudiera saber nada. Preguntado por el juez sobre la imputación judicial que le atribuye haber proporcionado a los terroristas el explosivo utilizado en 11M, Suárez Trashorras vuelve a recordar al juez que conoció al marroquí Jamal Ahmidan a través de su compatriota Rafá Zouhier, un confidente de la Guardia Civil que en 2001 había compartido confinamiento con Antonio Toro Castro en la cárcel de Villabona a raíz de la operación “Pipol”.

Hasta ese momento, era Rafá Zouhrier el proveedor de droga de Suárez Trashorras. Pero resulta que la muestra de hachís ofrecida por Jamal Ahmidan a José Emilio en el bar de Avilés, era 300 euros más barata respecto de la que le había venido vendiendo Rafá Zouhier. Además, Jamal Ahmidan se ufanaba de dominar el pequeño trapicheo de narcóticos en un territorio que abarcaba desde Galicia a Euskadi. De este modo, en el otoño de 2003 Jamal Ahmidan desplazó a Rafá Zouhier como intermediario en la venta de droga a Suárez Trashorras.

A fines de ese año, y tras haberle proporcionado una muestra de la droga —circunstancia a la que ya hemos aludido— Jamal Ahmidan y sus secuaces trajeron a Asturias un cargamento de 85 Kg. de hachís. La entrega tuvo lugar en el piso de la Calle Marqués de Suances, propiedad de los padres de José Emilio, circunstancialmente vacío porque él se había ido a vivir con Carmen Toro a un piso nuevo que estaban pagando a razón de 400 euros mensuales, en una urbanización ubicada frente a la Comisaría de policía de Avilés.

Siempre según el relato que Suárez Trashorras hizo al juez el 17 de junio de 2004, los problemas empezaron para él al comprobar que la mercancía que “los moritos” le habían vendido, era de peor calidad que la muestra  entregada cuando hicieron el trato en el bar de Avilés. José Emilio había pagado ya 72.000 euros equivalentes a unos 60 kilos de hachís, y resultó que los clientes a quienes había distribuido la droga empezaron a quejarse de su bajísima calidad. Entonces José Emilio llamó a Jamal Ahmidan y le dijo que no tenía más remedio que devolvérsela poco a poco. Para ello —en colaboración con su mujer, Carmen Toro Castro— organizó varios viajes a Madrid en autobuses de línea, reclutando a  varios jóvenes de su barrio, a cada uno de los cuales  ofreció 1.200 euros —en su mayor parte pagado con droga— por cada viaje portando la droga embalada en bolsas de viaje cerradas con candado, para que, de ocurrir cualquier eventualidad, no pudiera saberse inmediatamente lo que iba dentro.

<<A Iván Reis Palacio, al que conocían como Jimmy, se lo ofrecen el 4 de enero en su propio piso. Carmen Toro está presente. Jimmy estaba pillado porque debía 900 euros a Antonio Toro —hermano de Carmen y también en prisión por los atentados— y a Richard, el alias de Ricardo Gutiérrez. Éstos le habían vendido mercancía a finales de diciembre, pero él no había pagado. Una pistola en la cabeza junto a una ermita le convencieron de que no era buena idea demorarlo. Emilio le ofrece la solución: hacer un viaje con una bolsa a Madrid asegurándole que la deuda con Toro quedaba saldada. Además, le daba 300 euros.

Emilio le encarga, además, que entregue a Mowgli (Jamal Ahmidan), que va a recoger la mercancía en Madrid, una cantidad importante en euros. Jimmy cumple sólo una parte del encargo. Entrega la bolsa pero le dice a Mowgli que le han robado el dinero en la estación de autobuses. El asunto se salda con que Mowgli le quita la cartera y el móvil y lo envía de regreso a Asturias.

A Sergio Álvarez, conocido como Amocachi, Emilio le dio dos placas de hachís, de 200 gramos cada una, por hacer otro de esos viajes, a la vez que le saldaba una pequeña deuda de 150 euros que tenía pendiente con un amigo común.

Emilio le propone un tercer viaje a Iván Granados, otro muchacho del barrio. Pero éste se asusta y dice que no. Entonces Emilio piensa en Gabriel, El Gitanillo. A cambio, ofrece al menor de edad hachís, dinero en efectivo y pagarle un abogado para que le defienda en un juicio por robo. Además, le invita a correrse con él un par de juergas.>> (Op. cit.)

Esos son, según José Emilio Suárez Trashorras, los famosos tres viajes en los que “El Gitanillo” aseguró al juez de menores que había transportado a Madrid explosivos en bolsas, a pesar de que nunca pudo ver su contenido. José Emilio especifica el tipo de bolsas utilizadas: "Una era una maleta, las otras dos, dos bolsas, una normal, la otra de deportes de color blanco". Todas formaban parte de las que habían utilizado los propios “moritos” para subir el hachís —que le entregaron a José Emilio— hasta Asturias.

A preguntas del juez, José Emilio dice que ha contado la verdad y que si ha callado antes cosas es porque tenía miedo, ya que la Policía y la Guardia Civil estaban de por medio. Asegura que "no puede meter a un padre de familia, como es Manolón [el inspector Manuel García], con cuatro bocas a las que tiene que dar de comer, en ningún lío", que prefería ir él a la cárcel. "Sólo dije lo que la Policía me permitió que dijera".

Insistió en que él no ha proporcionado nunca material explosivo a “los moritos” y que si el menor dice eso, miente. Es más, José Emilio ni siquiera aceptó ante el juez ser cierto que enviara el 4 de marzo al menor a Madrid para recoger el Toyota que se había llevado Jamal Ahmidan el 29 de febrero en su viaje de regreso a Madrid. Según José Emilio Suárez, el menor quería ir a Toledo a ver a su tío Dani, quien vivía “en plan tirado con su tía en una caravana y tenía una hija a la que se le había quemado la cara” —datos que han quedado acreditados. “El Gitanillo” no tenía dinero para el viaje y José Emilio le pagó un billete de autobús. Quería un vehículo para moverse hasta Toledo y Suárez Trashorras le dijo que llamaría a Jamal Ahmidan para que le volviera a prestar el Toyota “Corolla”, como así fue, porque conduciendo ese coche en dirección a la casa de su familiar tuvo un accidente y fue detenido.

f) José Emilio despierta y el juez le aísla

Todo esto que Suárez Trashorras declaró el 17 de junio de 2004 en el juzgado Nº 6 de la Audiencia Nacional, no le sirvió de nada. El juez Juan Del Olmo se hizo el sordo. ¿Por qué? Después de casi un año de prisión fue el mismo Suárez Trashorras, quien contestó a esta pregunta en una carta dirigida a Carmen Toro Castro, fechada el 16 de mayo de 2005, donde tras informarle que el Juez había aprobado otro careo entre él y quien fuera su “controlador”, el inspector de Estupefacientes de la comisaría de Avilés, Manuel García Rodríguez, le dice a su mujer, sin tapujos, que “Manolón” es un corrupto y el juez un muñeco en manos del gobierno:

 <<Esta vez llevo preparadas todas las preguntas por escrito para desenmascarar a este corrupto e impresentable de policía. Espero que el juez esté dispuesto a escuchar la verdad, porque resulta que cuando no le conviene, corta y no deja hablar; seguro que sigue las pautas del PSOE.>> ( F. Múgica: “Los agujeros negros del 11M XXIII en “El Mundo” 19/09/05)

Suárez Trashorras se estaba curando de su esquizofrenia política y parecía haber comprendido que, efectivamente, en el caso del 11M el sentido de la lógica entre delito y justicia se había trastrocado.  No sabemos si este segundo careo llegó a realizarse, pero sí que, a partir de entonces, el juez se cuidó muy mucho de aislar a José Emilio para evitar que lo declarado por él pudiera trascender más allá de las cuatro paredes de su celda. Así fue cómo desde julio de 2004 dispuso que nadie pudiera entrevistarle, orden que alcanzó hasta la mismísima Guardia Civil, lo cual puso de manifiesto las contradicciones interburocráticas al interior de este instituto armado, entre su Dirección General y la Unidad Central Operativa (U.C.O.) en Asturias, dirigida por el Coronel Félix Hernando, esta última lógicamente interesada, también, en aislar a Suárez Trashorras del exterior, por la cuenta que le trae[58] :

<<A los guardias civiles (de la Dirección General) siempre les dejó perplejos el que Del Olmo no les permitiera hablar con Emilio, a pesar de haber recibido su encargo expreso de investigar la trama asturiana de los explosivos. (A pesar de que él, presuntamente) Era uno de los protagonistas indiscutibles de la banda.

Así se lo exponen al juez en un escrito de la Dirección General de la Guardia Civil que tiene fecha del 12 de julio de 2004. Entre las líneas de investigación abiertas “se incluyó la obtención de información de algunos de los ya detenidos y que aparecían presuntamente implicados en la adquisición y puesta a disposición de los explosivos al comando terrorista. En este sentido, se decidió entrevistar en la prisión a Rafá Zouhier, Rachid Aglif y José Emilio Suárez Trashorras, materializándose las entrevistas relativas a los dos primeros, sobre los que no se tenía conocimiento de que existiera ningún tipo de restricción legal (por eso no fue cursada ninguna petición previa al juez), no llevándose a efecto la última [la de Emilio], pues de su declaración ante V.S. el día 22 de marzo del presente año, se desprende que era procedente aplicarle el sistema de protección vigente en España, por lo cual fue formulada solicitud verbal ante V.S., quien consideró no pertinente la entrevista”>> (Op. cit. Lo entre paréntesis nuestro)

Es decir que, dada su condición de “testigo protegido”, cualquier decisión de entrevistar al recluso debía estar precedida por una formal petición expresa al juez. Lo que la Dirección de la Guardia Civil debe haber considerado insólito y un despropósito desde el punto de vista de la preceptiva investigación a los fines judiciales, es que el mismo juez entendiera impertinente la entrevista.

g) Retractación de “El Gitanillo”

Tras formular su primera y única declaración en el juicio a que fue sometido por el Ministerio Fiscal del Menor, en noviembre de 2004 el menor Gabriel Montoya Vidal (“El gitanillo”), fue condenado a seis años de internamiento en un centro para menores. Ese proceso decidió la suerte de Suárez Trashorras, porque el testimonio de este joven es la única “prueba de cargo” que hasta hoy pesa sobre él en el juicio que se le sigue por colaboración con banda terrorista.

Parece que la fiscal del Tribunal del Menor identificó algunas contradicciones en la declaración de “El gitanillo” —que sirvió al tribunal para emitir la correspondiente sentencia—, y el 16 de marzo de 2005 Gabriel Montoya Vidal fue llamado nuevamente a declarar, esta vez como testigo. Allí, sabiendo que no tenía nada que perder porque su condena era inmodificable, se desdijo de casi todo lo que anteriormente había testimoniado ante el Ministerio Fiscal del menor, coincidiendo, ahora, con la versión de Suárez Trashorras. En primer lugar, afirmó no haber sabido qué fue lo que realmente portó a Madrid y entregó a Jamal Ahmidan; dijo que él creyó haber transportado hachís malo por encargo de Suárez Trashorras y que fue un amigo suyo del barrio, Iván Granados —que se negó a hacer uno de esos viajes en autobuses de línea— quien le dijo que lo que en realidad había llevado eran explosivos. No tenía más evidencia que la palabra de Iván.

Negó también haber estado al mediodía del 26 de febrero de 2004 con Suárez Trashorras en la mina mientras éste robaba los explosivos para dejarlos escondidos en las inmediaciones (ya vimos que esto es imposible de probar porque ese día por la noche Suárez Trashorras y su mujer llegaban por avión desde Canarias donde habían pasado su luna de miel)[59] , así como que fue él quien había “acompañado a los marroquíes y a José Emilio hasta la mina la noche del 28 de febrero en busca de los explosivos, que había estado esperando escondido en el coche cuatro horas, y que cuando regresaban oyó a Suárez Trashorras decir a los marroquíes lo de las “puntas y los tornillos”.

Dicho esto, es necesario reiterar aquí que la única prueba de cargo contra Suárez Trashorras que el Juez Juan Del Olmo sigue sosteniendo como válida, es la primera declaración del menor Gabriel Montoya Vidal apodado “El Gitanillo”. 

h) Las deliberadas omisiones de “Manolón” al descubierto

En cuanto a las sucesivas llamadas de Suárez Trashorras y su mujer al Inspector Manuel García Rodríguez —previas e inmediatamente posteriores a los atentados— este asunto saltó a la Comisión de Investigación Parlamentaria sobre el 11M el viernes 15 de octubre de 2004, a raíz de un informe del grupo de información de la Unidad Central Especial (UCE) de la Guardia civil (pág. 32 y 33), donde se hace mención a esas comunicaciones durante la interpelación que el diputado por el Partido Popular, Atencia Robledo, le hiciera al jefe superior de la Policía de Asturias, Enrique Carretero, según la siguiente secuencia:

<<El diputado ATENCIA ROBLEDO: “¿Conocía usted las llamadas de Suárez Trashorras y Carmen Toro al inspector de Policía, don Manuel García Rodríguez, antes y después del atentado del 11 de marzo, en días críticos, como destaca el informe que el juez de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional ha remitido a esta Comisión?”

El JEFE SUPERIOR DE POLICÍA DE ASTURIAS (Carretero Enrique): “Ya le he dicho que yo no tenía constancia de que ni Trashorras ni Antonio Toro fueran confidentes. Por tanto, el conocimiento de que haya habido llamadas es posterior a los acontecimientos.”

El diputado ATENCIA ROBLEDO: “¿Le parece a usted normal, al menos en cuanto a las llamadas que están localizadas en el informe que consta en los autos, que Carmen Toro llame el día 24 de febrero a Manuel García Rodríguez, que le haga una nueva llamada el 27 de febrero, nada más llegar del viaje de novios, incluso durante el viaje de novios, que el día 1 de marzo de 2004 José Emilio Suárez realice una llamada a Manuel García, que el día 2 de marzo Carmen Toro hable por teléfono con Manuel García y que al día siguiente del atentado, el 12 de marzo, Carmen Toro vuelva a llamar a Manuel García?”

El JEFE SUPERIOR DE POLICÍA DE ASTURIAS (Carretero Enrique): “Yo no voy a poner en duda eso, pero el hecho de que el teléfono de Carmen Toro, que será el que aparece, llame a Manuel Rodríguez no quiere decir que sea Carmen Toro la que llama; puede ser que Trashorras sea el que utilice el teléfono de Carmen Toro.”

El diputado ATENCIA ROBLEDO: “Bien, pero en cualquier caso...”

El JEFE SUPERIOR DE POLICÍA DE ASTURIAS (Carretero Enrique): “Ya le digo que no conozco exactamente las fechas, pero entiendo lógico y posible que Trashorras utilice el teléfono de su mujer para ponerse en contacto con...”

El diputado ATENCIA ROBLEDO: “¿Y de qué hablaban? ¿Ha pedido usted explicaciones a posteriori sobre de qué hablaban esos días? ¿O le parecen normales esas conversaciones en esas fechas, antes del atentado e incluso durante el viaje de novios?”

El JEFE SUPERIOR DE POLICÍA DE ASTURIAS (Carretero Enrique): “Después del atentado las investigaciones que puedan tener cualquier relación con esto las ha llevado la Brigada Central de Información. Yo he visto a Manolo un par de veces para darle ánimos, más que otra cosa. Creo que es un funcionario que ha trabajado muy bien en Avilés, era delicado y tenía su prestigio allí, pero le ha pasado esto. Qué más hubiese querido él que haber olido que esta gente andaba manejando dinamita. Además, pienso que él tiene cierta sensibilidad en eso.”

El diputado ATENCIA ROBLEDO: “Él ya tuvo oportunidad de manifestarlo aquí, pero ¿a usted le parece normal?”

El JEFE SUPERIOR DE POLICÍA DE ASTURIAS (Carretero Enrique): “¿Normal que haya un tráfico de llamadas?”

El diputado ATENCIA ROBLEDO: “¿A usted no le parece extraño que converse telefónicamente precisamente en esos momentos críticos? Creo que así lo califica el propio informe de la Guardia Civil que consta en el sumario. ¿Tiene alguna explicación el hecho de que cada vez que Suárez Trashorras conversa telefónicamente con el Chino, su mujer, Carmen Toro, según el teléfono, o él mismo a través de ese teléfono, incluso en su viaje de novios, telefoneara de inmediato al jefe de estupefacientes de Avilés, Manuel García? Todo eso figura en las páginas 32 y 33 del informe elaborado por el Grupo de información de la UCE 2 de la Guardia Civil.”

El JEFE SUPERIOR DE POLICÍA DE ASTURIAS (Carretero Enrique): “No puedo decirle si me parece extraño, lo que sí puedo decirle es que yo creo en la honestidad y profesionalidad de Manuel Rodríguez.”

El diputado ATENCIA ROBLEDO: “¿Y de qué cree usted que podrían hablar, justo un momento después de haber hablado el Chino con el propio Suárez Trashorras, lógicamente por las llamadas intervenidas?”

El JEFE SUPERIOR DE POLICÍA DE ASTURIAS (Carretero Enrique): “No lo sé. Eso podría explicarlo él. Estamos hablando de dos actividades que en este caso son paralelas; hay una parte, que es el tema de los explosivos, y otra parte, que es el tema de los estupefacientes, que es de lo que Trashorras es confidente de Manolo.”

El señor ATENCIA ROBLEDO: “A mí me llama la atención, ahora que hemos conocido las llamadas que figuran localizadas expresamente (hay algunos números de teléfono que no están localizados, pero que también hablan con el propio Manuel García Rodríguez), que en el informe que firma don Manuel García Rodríguez el 24 de abril de 2002 omita toda referencia a esos contactos. Se habla de contactos casuales, siempre porque se coincide en un bar o porque desde su casa había visto algo. Hablamos siempre de las fechas previas a los atentados y hay una omisión absoluta de estos contactos telefónicos que están acreditados en las actuaciones. ¿No le parece a usted extraño?”

El JEFE SUPERIOR DE POLICÍA DE ASTURIAS (Carretero Enrique): “Que yo le diga que me parezca extraño no deja de ser una opinión, que creo que no va más allá de una opinión personal.”

El diputado ATENCIA ROBLEDO: “Con anterioridad a los atentados ¿tenía usted alguna sospecha de que se podría estar preparando algo gordo con explosivos en Asturias?”

El JEFE SUPERIOR DE POLICÍA DE ASTURIAS (Carretero Enrique): “¡Qué más hubiésemos querido nosotros! Cualquier policía se hubiera sentido satisfecho de haber olido algo y haber podido detenerlos y evitar esa masacre.”

El diputado ATENCIA ROBLEDO: “En cualquier caso coincidirá usted conmigo que hay muchas cosas extrañas. ¿Usted conoce personalmente al señor Suárez Trashorras? Lo conoce de referencias ¿no?”

El JEFE SUPERIOR DE POLICÍA DE ASTURIAS (Carretero Enrique): “No le conozco personalmente, le conozco... Creo que España entera le conoce.”

El diputado ATENCIA ROBLEDO: “Efectivamente, pero usted tiene mayor capacidad por haber hablado con personas que dependen de usted y que han tenido una relación con él. ¿Cómo es posible que siendo como es este señor un confidente de la policía no se supiera su implicación en los atentados? ¿Cómo es posible que no llame la atención un traslado tan grande de explosivos? ¿Cómo es posible que Antonio Toro esté en libertad y no Trashorras cuando, por una parte, Zouhrier señala a Toro como cabeza del grupo de los que están allí en Asturias (no les voy a llamar asturianos porque eso tiene un sentido peyorativo que nunca querré introducir) y además están los propios antecedentes y las propias condiciones de liderazgo de Toro? ¿Qué sentido tiene que unos confidentes entreguen la dinamita que se va a utilizar en unos atentados?” (El destacado en negrita es nuestro)

El JEFE SUPERIOR DE POLICÍA DE ASTURIAS (Carretero Enrique): “Yo creo que eso no se lo creía nadie. Es algo que ha sorprendido al mundo entero; que unos delincuentes, traficantes de estupefacientes, unos moros como se les dice, que en parte son delincuentes, hayan podido hacer lo que han hecho... Yo, que tengo cierta experiencia en estos temas, no conozco ningún caso en el que la organización ETA haya conectado para proveerse de armas y de explosivos con delincuentes comunes. ¿Por qué? Porque eso entraña un gran riesgo. La desgracia es que este confidente no haya insinuado algo al funcionario que tenía contacto con él.”

El diputado ATENCIA ROBLEDO: “No quiero pensar que usted piense, o que yo mismo pudiera pensar, que estemos ante una conspiración, ¿no?” (El destacadlo en negrita es nuestro)

El JEFE SUPERIOR DE POLICÍA DE ASTURIAS (Carretero Enrique): “No, por Dios.” (Comisión Parlamentaria de Investigación sobre el 11M del 15/10/04)

¡Por Dios y la Virgen!, porque no hay que olvidar que si la Virgen no quiere las cosas no se hacen. Pero, ¿quién fue la Virgen en toda esta historia, es decir, la madre del cordero “que quita todos los pecados del mundo”? Tanto Atencia Robledo como Enrique Carretero lo sabían, saben de lo que estaban hablando y comparten la misma sangrienta verdad; pero en ese diálogo la soslayaron negándola irónicamente porque no pueden mirarle a los ojos sin matar la gallina de los huevos de oro; y es que no pueden hacerlo sin reconocerse y al mismo tiempo mostrarse como hijos predilectos de la misma madre que parió al cordero sacrificado el 11M: la “democracia”.

Finalmente, en su edición del lunes 4 de setiembre de 2006, “El Mundo” publicó unas declaraciones de Suárez Trashorras, donde se enfrenta con esa verdad sangrienta desde el otro lado, y tras reiterar que la policía prometió dejarle libre de cargos e incluirle a él y a su familia en el programa de protección de testigos, agrega que, a cambio de declarar ante el juez lo que le indicaran, también le ofrecieron dinero y una vivienda. Insiste en que se infiltró en la banda de Jamal Ahmidan “por indicación de la policía de Avilés”, y que “informó de cada detalle de su relación con los marroquíes proporcionando “todos los datos para que pudieran ser detenidos”; que “no hay explicación alguna para que las policías de Avilés y de Oviedo no quisieran detener a Jamal Ahmidan cuando disponían de todos los datos de sus operaciones de narcotráfico”:

<<Tenían datos y pruebas suficientes para que Jamal Ahmidan fuese detenido bastante antes del 11M.

La policía no lo hizo porque no quiso o porque no le interesó hacerlo. La información sobre Jamal era muy extensa y fiable y ya había sido comunicada a los superiores de Manolón en Oviedo.

Tampoco hay explicación alguna para que no lo detuvieran en Madrid, después de los atentados, y mucho antes de que se suicidara. El día 17 de marzo e incluso antes, cuando yo aun no estaba detenido, me ofrecí a montar un operativo para localizar a Jamal Ahmidan y detenerlo. No se quiso hacer. Me decían que estaba todo controlado. Dejaron que llegara al piso de Leganés y que todos ellos cometieran el suicidio colectivo.

¿Por qué no querían capturar vivo a Jamal Ahmidan? ¿Tiene algún sentido que llevara meses denunciando las actividades ilícitas de Jamal, que yo supiera que los tenían totalmente controlados y que en esas circunstancias les proporcionara explosivos? No hay nadie que pueda creérselo. Todos los implicados estaban bajo seguimientos personales y telefónicos del CNI (Centro Nacional de Inteligencia), la UDyCO (Unidad de Droga y Crimen Organizado), la UCO (Unidad Central Operativa de la Guardia Civil), la Policía Nacional de Oviedo y Avilés, además de la Guardia Civil de Gijón y de Oviedo. Y ahora nos quieren responsabilizar a los confidentes de su negligencia, incompetencia o complicidad. (…) El confidente no es más que un colaborador ciudadano. La obligación de perseguir los delitos es de los funcionarios policiales.

No olvidemos que determinados  mandos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad son de la misma ideología del PSOE, que es el gran beneficiado de los atentados del 11M. Tampoco olvidemos que algún que otro mando policial ha estado involucrado en la trama de los GAL. Por ejemplo, el coronel Hernando, jefe de la UCO

(…) El PSOE y sus aliados políticos han hecho que se cerrara la Comisión del 11M del Congreso en falso. No quieren saber lo que ocurrió porque les puede salpicar, igual que ocurrió con los GAL. Por eso no quisieron que los confidentes fuésemos a la Comisión, pues temían que contáramos estas cosas y que se supiera toda la verdad.>> (Entrevista de Fernando Múgica a José Emilio Suárez Trashorras en “El Mundo”: 04/09/06 Pp. 10-12)

Admitir que estas declaraciones han salido de la cabeza de Suárez Trashorras es un insulto a la inteligencia política más elemental. Se prestó a declarar todo esto por la misma motivación que se prestó a declarar ante el Juez Juan del Olmo el 22 de marzo de 2004 según el libreto que le dictaron los policías de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE). No por conciencia política libre sino por conveniencia personal o espíritu mercenario, es decir a cambio de algo. Él mismo lo dijo en el curso de este mismo reportaje tras explicar el contenido y la forma de la relación entre policías y confidentes:

  <<Nadie arriesga su vida gratis. La información tiene un precio y no es barato>>

En esta entrevista concedida al colaborador de “El Mundo”, no es precisamente información lo que Suárez Trashorras ha vendido a Pedro J. Ramírez. Menos aun capacidad de análisis político, porque a ese precio se vende el periodista que le ha hecho el reportaje. Lo que Suárez Trashorras ha vendido, al aparecer, diciendo además de su verdad de trasfondo verdadero algunas cosas que ahora le ha propuesto que diga el equipo editorial de ese periódico, es su condición de testigo incómodo y, en perspectiva, extremadamente peligroso para la estabilidad de los intereses particulares que representan los “socialistas” en el gobierno del Estado. Porque como si lo que resumimos aquí todavía fuera poco, le han aprovechado al máximo para que figure diciendo sentirse 

 <<…víctima de un golpe de Estado que se ha tratado de encubrir detrás de las responsabilidades de un grupo de musulmanes y de los confidentes cuando estaba todo perfectamente controlado por los Cuerpos de Seguridad. Existen complicidades que el juez no está dispuesto a descubrir. Si no, deberían estar detenidos o imputados agentes de varios cuerpos de seguridad.>> (Op. cit.)

O sea, que para Fernando Múgica y el equipo editorial de “El Mundo”, Suárez Trashorras es un chivo expiatorio del gobierno, lo cual estimamos que es tan cierto como que las elecciones del 14M vinieron a convalidar “democráticamente” un golpe de Estado encubierto, es decir, una operación política que incluyó un acto terrorista de proporciones monstruosas, como medio solapado para operar un cambio drástico en la política exterior y territorial de España.

Pero, ¿qué cabría pensar en el supuesto —altamente improbable— de que, en vez de los confidentes policiales hubieran ido presos los mandos policiales directamente implicados, y detrás de ellos los máximos responsables del actual Poder Ejecutivo? Para la oposición al actual gobierno no cabe duda que sería éste todo un paradigma de justicia penal nacional y de reparación “democrática”. Una justicia basada en el castigo al culpable dejando intactas las condiciones económicas, sociales e institucionales que posibilitan el delito y el fraude continuado a las aspiraciones de los explotados, aunque todavía se las callen. ¿Otra vez necesitamos volver al molesto Aristóteles distinguiendo entre la causa eficiente y la causa formal de cualquier acto, entre el individuo o grupo de individuos que delinquen y la estructura de relaciones sociales e institucionales que determinan su posibilidad de existencia?

Desde este punto de vista, el de la verdad científica, las causas eficiente y final de todo delito, están inextricablemente comprendidas en —y determinadas por— la causa formal o esencia, en nuestro caso de la organización económica, social, política e institucional de la vida humana bajo el capitalismo. Por tanto, en sentido estricto, los delincuentes comunes vienen a ser verdaderos chivos expiatorios de la sociedad civil, y los delincuentes políticos verdaderos chivos expiatorios del Estado.

Sólo en una sociedad de clases, donde el derecho está presidido por la concepción bíblica judeo-cristiana de la naturaleza humana —que el famoso criminalista Lombroso ha hecho suya, en cuanto a considerar que todo individuo es intrínsecamente malvado, “un degenerado y un asesino en potencia”— puede el concepto de “chivo expiatorio” escamotear la causa formal apuntando a la causa eficiente del delito encarnada en el “mensajero” que carga con las culpas de otros, para dejar impune al sistema de vida y al Estado que representa, beneficia y defiende los intereses de las clases dominantes.

Tal es la línea ideológica que preside el pensamiento y la acción de grandes propietarios mediáticos y periodistas venales, como Pedro J. Ramírez y Fernando Múgica, para quienes el objeto de la justicia siempre es el individuo. Así, el concepto reivindicativo de “chivo expiatorio” nunca pasa de hacer referencia condenatoria a los “verdaderos culpables”, como medio jurídico de debilitar políticamente al adversario burgués para rentabilizar determinados intereses económicos en el plano electoral y, de paso, reforzar el sistema social, jurídico y político de vida en la conciencia de los explotados. Por eso le hacen decir a Suárez Trashorras que es un “chivo expiatorio” del actual gobierno dejando intangible al Estado. Por tanto, centrar la referencia dialéctica reivindicativa del “chivo expiatorio” en su verdadero contrario —el sistema de vida capitalista y su Estado— para ellos es “políticamente incorrecto”. Pero no se atreven siquiera a mencionar polémicamente por qué es políticamente incorrecto.

Esto demuestra que la causa eficiente y final (motivación y propósito) de todo acto jurídicamente penalizable, es perfectamente funcional en todo, al sistema, da igual sobre quién o quiénes recaiga “el peso de la ley”. Pero no da igual para las partes en conflicto de esa totalidad burguesa, en este caso, el bloque de poder coyuntural presidido por el PSOE y su contrario hoy en la oposición comandado por el Partido Popular. Porque del resultado de esa dialéctica de andar por casa entre las distintas fracciones políticas de esa totalidad social burguesa, depende qué parte de ella asume el gobierno del Estado en beneficio propio. Y en tanto que en esa dialéctica se consigue comprometer a una mayoría de explotados —que así se dividen y debilitan enfrentándose en aras de intereses que no son los suyos propios— también sale reafirmado y reforzado el sistema. Por eso es importante lo que el grupo mediático de Pedro J. Ramírez ha negociado con Suárez Trashorras; para que aparezca como un sujeto político ideal, al estilo de cualquier voluntario “ad honorem” en una ONG, que antepone su ideología particular a sus negocios ilegales, alejado del perfil que define a los delincuentes habituales, normalmente ajenos y marginados de la vida política. Pero un voluntario que, además, se reclama simpatizante del PP y de la cruzada de Bush en Irak contra el terrorismo islamista: 

<<Para ser colaborador de alguna organización terrorista hay que tener una cierta adhesión ideológica. Salta a la vista que no comparto ni la ideología ni la religión, ni la cultura con ningún musulmán.

¿Por qué iba a ayudar a los extremistas radicales musulmanes? ¿Por qué iba a perjudicar al PP, el partido en el Gobierno (en el momento de los atentados) cuando es sabido que yo siempre les he votado desde que soy mayor de edad? Yo estaba de acuerdo con el envío de tropas españolas a Irak. Jamás participaría en ningún tipo de acción que perjudicara al PP.>> (Ibíd. Lo entre paréntesis nuestro)

Suárez Trashorras dice que votó al Partido Popular desde que fue mayor de edad, pero en ese caso no tuvo empacho en dejar de lado las diferencias ideológicas partidarias a la hora de colaborar prolongada y estrechamente con un agente político del PSOE al interior del aparato policial del Estado, como —según denunció él mismo— es el caso de su “controlador”, Manolón, y los más altos cargos de la Policía Nacional en Asturias.

A los fines políticos del bloque histórico de poder coyuntural en que gentes como Pedro J. Ramírez, Fernando Múgica y tutti cuanti se hallan comprometidos, había que transformar a un consumado delincuente común en un ciudadano ejemplar para conferir credibilidad a sus palabras. Por eso en la portada de la edición de marras que anuncia sus declaraciones como primicia exclusiva, lo presentaron en honorable y atractivo gesto vistiendo traje oscuro y corbata. Como si los delincuentes habituales nunca pudieran decir la verdad, entre otras cosas porque son unos desmelenados y desarrapados; creencia que todas las policías del mundo contribuyen deliberadamente a reforzar con el desaliño facial e indumentario en que los presentan a los medios cuando les detienen. De ahí que la legión de periodistas afines al PSOE —desde el periódico “El País” y la “Cadena Ser”—, se hayan apresurado a desacreditar las declaraciones del preso por el hecho de estar acusado de terrorista, además de ser un “perturbado” mental “incapaz de tener un pensamiento organizado” y un traficante de drogas confeso “que vende información por dinero”. Como si a todos estos mercenarios no fuera el capital del “Grupo Editorial Prisa” quien les organiza el pensamiento, como si ellos fueran capaces de no vender información por dinero. No son capaces del mismo modo que para un mudo es imposible probar que puede callar. 

Desde los tiempos en que Luis Bonaparte debió apelar al lumpenproletariado de Paris para combatir a los obreros, el asociacionismo informal objetivo entre delincuentes comunes, policías y jueces para reprimir el delito y al mismo tiempo estimularlo, es la prueba más elocuente del abismo que cada vez separa más y más al pueblo trabajador de sus gobernantes burgueses; una realidad actual tan decadente y dislocada, como que policías, jueces y demás altos burócratas del Estado delinquen habitualmente, los delincuentes comunes son oportunamente transformados en agentes políticos, y la opinión pública mayoritaria que hace a las decisiones “democráticas” de mayor importancia, parece estar cada vez más condicionada por el periodismo venal y políticos profesionales que conspiran unos contra otros y todos a la vez contra los ciudadanos de a pie, en un ambiente donde el terror de Estado y las catástrofes ecológicas inducidas, se tornan cada vez más recurrentes. Pero según la crisis económica global del capitalismo agudiza las contradicciones entre fracciones de la burguesía en la superestructura del sistema, la naturaleza social de crímenes políticos encubiertos, como el 11S, el 11M o el 7J, el “Katrina” o los recientes incendios forestales en Galicia, es inevitable que se vaya desvelando con inusitada rapidez a los ojos de las bases electorales de una “democracia” que, como sucede con los peces, ha empezado desde hace ya mucho a pudrirse por la cabeza.

[55] En ese momento de su comparecencia en la Comisión de Investigación del Congreso de los diputados, “Manolón” estaba siendo interpelado por el representante de “Convergencia I Unió” (CIU), quien aludiendo a una noticia periodística le preguntó si el mismo 11 de marzo, tras los atentados, había él mantenido una conversación telefónica con Carmen Toro Castro, en la cual ella le dijo que los autores de los atentados habían sido los amigos de su marido, a lo que el policía empezó contestando con un lacónico “no creo”, para acabar afirmando que ese día no habló por teléfono pero que sí recuerda haberse encontrado con ella el día 13. Y aquí el diálogo con el señor Jané I Guasch se prolongó por unos segundos como sigue: “El INSPECTOR JEFE DE ESTUPEFACIENTES DE AVILÉS (García Rodríguez): “Con seguridad. El día 13 hablé con ella personalmente”. El señor JANÈ I GUASCH: “El día 13.” El INSPECTOR JEFE DE ESTUPEFACIENTES DE AVILÉS (García Rodríguez): “El 13, que es el día antes de las elecciones. Se acerca Emilio, como creo que declaré ante el juez, y me comenta... Iban los dos juntos, no sé si hablé con ella o no, sé que hablé con él, pero no recuerdo si hablé con ella también.” (Esos puntos suspensivos que la estenógrafa dejó registrados sobre el texto del diario de sesiones denotan silencio, un silencio muy sugestivo que omite deliberadamente decir lo que Emilio seguramente le comentó en esos precisos instantes.) Pero, sorprendentemente, en vez de pedirle a Manuel García que rompa ese silencio y declare qué le comentó José Emilio en ese momento, el señor Jané I Guash “echó ese balón fuera” muy oportunamente, para pasar a preguntarle si le había parecido que Carmen estaba asustada. Como si esta parte de la comparecencia la hubieran ensayado mal: ver páginas 72 a 74 en el Diario de Sesiones del 27/07/04.

[56] Según datos del sumario filtrados a “El Mundo”, en el careo posterior mantenido por el ex minero con el inspector jefe de estupefacientes de Avilés, Manuel García Rodríguez, José Emilio Suárez Trashorras aseguró que un policía le había dicho que no hablase de explosivos al juez tras su detención en el curso de la “operación Pípol”, en julio de 2001. En este operativo, como hemos dicho la Policía se incautó de 16 cartuchos de goma 2-ECO y 96 detonadores —así como tres kilos de cocaína y 84 de hachís— en un garaje de la avilesina calle Eloy Fernández Caravera, que estaba alquilado por el propio ex minero, Antonio Toro y José Ignacio Fernández, “Nayo”. Como surge de lo declarado por el jefe de la comandancia de la Guardia civil en Asturias, Juan Aldea a la Comisión de Investigación del Congreso (Ver: sesión del 15/10/04 Pp. 7), los agentes que actuaron en aquella operación no comunicaron el hallazgo de la dinamita a la Guardia Civil, que era el cuerpo que tenía competencias en el control de armas explosivos. Y tampoco registraron el piso de Antonio Toro, pese a que tenían autorización para hacerlo por parte del juez instructor. Cfr.:
http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pNumEjemplar=765&pIdSeccion=42&pIdNoticia=241658

[57] Es muy probable que este local sirviera a los dos cuñados de tapadera para la compra venta fraudulenta de automóviles lujosos a través de José Ignacio Fernández Díaz, alias “El Nayo”. Esto explica lo que Villazón Lavandera declaró a El Mundo” en su edición del 10 de setiembre de 2006, donde dice que Suárez Trashorras le ofreció cambiar su anticuado coche por uno de alta gama a un precio relativamente irrisorio.  

[58] Como ya hemos adelantado en otro sitio, Félix Hernando fue un hombre de confianza de Rafael Vera, Secretario de Estado para la Seguridad durante el gobierno del PSOE en la etapa de los GAL

[59] Hicieron escala en Madrid y tomaron el avión a Oviedo a las 17.40 horas, de modo que cuando llegaron a Asturias, en pleno invierno, ya era de noche.