Las
ferias son un lugar, un punto donde se concentra gente con sus cosas
y cuando la gente con sus cosas se concentra en un punto, entonces se
encuentra. Cuando se encuentra se reconoce y le muestra sus cosas al
resto. Así surge la charla, el elogio a las cosas que muestra
cada uno, palabras que enuncian cosas hechas o por hacer, en un presente
que se muestra de intercambio. Hay música, risas por los payasos
(ahora clowns), los magos, los titiriteros, los actores, comidas, textos,
objetos de tan variados usos como de consistencias y materiales. Y más
charlas.
Si nos preguntamos como juntar en un punto determinado de la ciudad
seres que tengan ganas de desacartonarse e intercambiar pareceres, sentimientos,
obras y objetos, debemos recurrir a la organización. Es eso que
hacemos cada vez que hacemos algo, una idea, la discusión para
darle forma a la idea, lijal, pulil, y zacate uno conoce a un mago,
otro es titiritero y al final somos como un circo y no nos habíamos
dado cuenta, así que juntamos todos esas cosas que sabemos hacer
y le ponemos nombre, hacemos volantes y carteles, invitamos a María
Santísima (a dios no porque es muy aburrido). Nos fijamos en
los pronósticos del tiempo y especulamos sobre si el día
es o no es, y mientras despuntamos la ansiedad repartimos esos volantes
por cualquier lugar, a ver que sale.
Este proyecto apunta a re-ligar a gente dispersa, que como dijo esa
vecina de 9 de julio que vive en la cuadra: en los pueblos chicos la
gente se junta, acá nadie se saluda. Si nos saludamos un día,
otro podemos charlar, otro juntarnos, si nos juntamos podemos hacer
algo y luego charlar sobre eso que hicimos, por ahí se nos ocurren
otras cosas. La idea es que sea un punto de encuentro con todos los
que se copen y anden por los mismos rumbos emancipatorios. También,
sumar a aquellos que andan sin rumbo. También, intentar convencer
a aquellos a quienes sus rumbos se chocan con los nuestros.
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Página
de la feria de diciembre |
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