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Retirada de placa de la calle dedicada al golpista General Fanjul
Federación Estatal de Foros por la Memoria - 18/07/2006




Basta ya de humillación a las víctimas del terrorismo franquista

El 18 de julio de 1936, se produjo el levantamiento fascista contra el gobierno popular y legítimo de la II República Hoy, 70 años después, 167 calles en Madrid y miles de monumentos, calles, nombres de pueblos, etc… en todo el Estado siguen recordando y homenajeando a los golpistas del 36, responsables directos de centenares de miles de muertes, encarcelamientos, exilios… ¿Cómo es posible que 30 años después de la muerte del dictador sigan existiendo en todo el Estado español monumentos, símbolos, nombres de calles y plazas vinculados al régimen surgido del golpe de estado del 18 de Julio de 1936? ¿Cuántos monumentos se han erigido en Berlín a Adolfo Hitler?, ¿Cuántas calles llevan en Roma el nombre de los jerarcas del fascismo?.

El proceso de restauración borbónica iniciado en 1975 se caracterizó por la debilidad de la oposición y por la amenaza permanente de los sectores más recalcitrantes del franquismo, atrincherados en el ejército, la judicatura y las fuerzas de “orden público". La llamada “transición a la democracia" se hizo bajo la permanente amenaza de vuelta al pasado mediante el recurso a la violencia.

La plasmación más funesta y perdurable de esta debilidad y de estas renuncias fue la Ley de Amnistía de 1977, una verdadera Ley de Punto Final incompatible con toda la legislación y jurisprudencia internacional sobre derechos humanos, crímenes de guerra y de lesa Humanidad. Con ello, y a cambio de migajas, se garantizaba la impunidad de los responsables y la realización de un proceso de transición “civilizado", donde por ejemplo, no pudiese cuestionarse la legitimidad de origen y de ejercicio de la monarquía entronizada.

Hoy, tras casi 30 años de democracia formal, resulta sangrante la pervivencia de la simbología que rinde homenaje a militares traidores, pistoleros fascistas y criminales de guerra, presente en nuestras calles y nuestras vidas.

El día 3 de noviembre de 2004, el Congreso de los Diputados, aprobó “Instar al Gobierno a que encomiende a la Comisión Interministerial para el estudio de la situación de las víctimas de la guerra civil y del franquismo, la elaboración de las propuestas que fueren necesarias para conseguir la desaparición de los símbolos inconstitucionales que aún persisten en los municipios españoles"…, e “Instar al Gobierno a que proceda a la retirada, en el plazo más breve posible a lo largo de la presente legislatura de los símbolos procedentes de la dictadura franquista, por su carácter inconstitucional, que todavía perduran en los edificios titularidad del Estado…".

Sin embargo, numerosas instituciones, y de manera especial el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, incumplen de manera reiterada la legalidad, y el mandato de la institución donde supuestamente reside la soberanía popular.

Antropólogos y psicólogos consideran que los monumentos y los símbolos conmemorativos configuran la memoria colectiva y las señas de identidad de cada sociedad. Con las “galerías del terror" que padecemos en nuestros pueblos y ciudades no es de extrañar que un jefe militar amenazase recientemente con intervenir por la fuerza en la vida política, y que el principal partido de la oposición lo jalease. Esto sería inconcebible en los países de nuestro entorno, pero la diferencia está en que sus calles y plazas no son un homenaje permanente a militares que traicionaron su juramento de respeto la legalidad democrática.

A 70 años del 18 de Julio de 1936, exigimos de las autoridades, de las fuerzas políticas y sociales, de los medios de comunicación, un pronunciamiento explícito, un compromiso inequívoco por la retirada de todos y cada uno de los símbolos del franquismo, en nombre de la higiene y la salubridad de la sociedad democrática y avanzada a la que se supone aspiramos.

Asimismo animamos y respaldamos las iniciativas surgidas de la sociedad civil que tengan como objetivo hacer efectivo lo aprobado por el Parlamento. Actuar contra la simbología del fascismo significa recordar a todas aquellas personas que dejaron la juventud, las ilusiones o la vida en por construir un mundo más justo, defendiendo la legalidad republicana.

Significa también denunciar públicamente la “dejadez" de las instituciones que permiten la pervivencia de una simbología representativa del crimen, de la traición, de la injusticia y de la tiranía. Significa también actuar legítimamente y reivindicar la democracia borrando de nuestras ciudades toda referencia a regímenes fascistas que son contrarios a sus principios.

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