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La lista de Eidenbenz. La Generalitat homenajea a la voluntaria suiza que entre 1939 y 1944 ayudó a parir a 597 exiliadas españolas y antifascistas
El Periódico de Catalunya - 17/12/2005



Los testimonios Felipe Sáez y su madre, María García, ante su pasado de Elna. Foto: ELISENDA PONS


Elna, en el Rosellón, conserva la maternidad que creó

MARC ANDREU
BARCELONA

Es loable que historiadores y políticos lo intenten, pero la memoria de la guerra civil, el exilio y la lucha antifascista no cabrá nunca en una sala de exposiciones. Y las emociones que suscita esta etapa histórica, menos. Lo constataron ayer el catedrático Josep Maria Solé i Sabaté y el conseller de Relacions Institucionals i Participació, Joan Saura, al inaugurar en el Palau Robert la muestra La maternidad de Elna. Cuna del exilio (1939-1944).
Más de 300 personas --muchas llegadas en autocares desde el sur de Francia y dos, María García y su hijo, Felipe Sáez, directamente de México-- desbordaron las previsiones de logística que el Memorial Democràtic de la Generalitat había hecho para un acto que homenajeó a Elisabeth Eidenbenz (Zúrich, 1913), algo así como la artífice de la lista de Schindler española.
597 niños --400 hijos de refugiadas españolas y 197 de judías, gitanas y otras madres perseguidas por los nazis-- nacieron entre 1939 y 1944 en la maternidad creada por la Asociación Suiza de Ayuda a los Niños en Guerra y su voluntaria Eidenbenz en un caserón de la localidad rosellonesa de Elna. Su objetivo inicial: ayudar a las embarazadas que había entre el medio millón de refugiados españoles internados al fin de la guerra civil en campos de concentración del sur de Francia. El resultado final: una gran familia.
Muchos de los supervivientes y descendientes de esa familia homenajearon con lágrimas y aplausos a Eidenbenz. Maestra hoy nonagenaria y residente en Austria, no pudo acudir a Barcelona --Saura la tentó para el año que viene con una "merecida" Creu de Sant Jordi--, pero bastaron para emocionar la alusión en francés de su primo Paul Hass a "la felicidad de ser madre" y el propio testimonio de Eidenbenz en vídeo: "La primera que nació fue una niña, Pepita, lo recuerdo perfectamente".
En la lista de los 597, impresa en el suelo de una exposición itinerante que estará en Barcelona hasta el 29 de enero, figura "Jose M.", con fecha de nacimiento 7/12/39. Debe ser un error, como el que algún familiar detectó al ver la exposición más pendiente de los nombres del suelo que de las explicaciones y fotos de los plafones.
Porque, aunque el documentado libro de la historiadora Assumpta Montellà La maternitat d'Elna también certifique un masculino "Jose M.", tiene que ser una mujer --Pepita o Danielle Louise C., que cierra la lista con fecha 30/4/44, tanto da-- quien ejemplifica memoria recuperada de Eidenbenz. Y es que, como dijo Solé i Sabaté en su intervención, son las mujeres que sufrieron la guerra, el fascismo y el exilio, tantas veces ignoradas por el relato histórico, el mejor "paradigma de lealtad a su país, a sus ideologías, al amor, a los hijos y a la vida humana".
También habló el alcalde de Elna, francés, que pidió en catalán a Saura más recursos para la memoria histórica. Elna los necesita porque ha comprado el viejo edificio de la maternidad para convertirlo en un centro museístico "de la vida", contrapuesto a los memoriales de los campos de exterminio.

Bandera, besos y cantos
En la sala anexa donde muchos tuvieron que seguir el acto, una bandera republicana traída de Perpinyà resplandecía más que la pantalla de plasma y un abeto navideño. Pero el color verdadero del acto lo pusieron María García (Almería, 1916) y su hijo, Felipe Sáez, concebido en el campo de Argelès y nacido en 1940 en Elna.
"No me tenía en pie. Estaba en los huesos; sólo tenía barriga", recordó García de cuando, estando de siete meses y a dieta de hambre en el campo de concentración --bacalao hervido y "agua de lentejas"--, Eidenbenz la recogió y se la llevó a la maternidad. Tras dar a luz, allí se quedó dos años ayudando a quien define como "madre, hermana, ángel" y con quien desde 1942 se cartea desde México. "Fue una gran suerte poder hacer lo que había que hacer", respondió Eidenbenz por boca de su primo.
Hubo lágrimas. Y besos. Entre la docena de hijos de Elna presentes en el acto. También hubo aplausos. Para Eidenbenz, que en el vídeo entonó lo que se cantaba en Elna no para dormir a los niños, sino para animar a las madres: "Eres alta y delgada, morena y salada...".