La batalla del Ebro por
Bobby Deglané
J.R. García Bertolín - Valencia - Diciembre 2003
http://www.levante-emv.com
La batalla del Ebro de la guerra civil española ha
estado de actualidad en los últimos meses al aparecer diversos
libros y trabajos sobre el terrible acontecimiento que marcó
el final de la guerra. Por un descubrimiento casual, el autor
del siguiente reportaje nos muestra cómo el popular locutor
radiofónico Bobby Deglané trabajó como fotógrafo y reportero
para el Movimiento Nacional en el frente del Ebro.
J.R. García Bertolín - Valencia
fotografías de bobby deglané y campúa, reproducidas del semanario
'Cuando escribo estas líneas, la gran batalla del Ebro está
militarmente terminada. De lo que constituyó la cabeza de
puente, que en nuestra orilla del Ebro lograron tender los
rojos, sólo queda un doliente documento gráfico de pueblos
destruidos, de montañas desventradas, y allí, sobre las turbias
aguas del Ebro, los muñones de lo que antes fueron los pilares
de una enormemente propagada pasarela'.
En medio del olvido apareció la vieja publicación que sustenta
estos folios, el semanario gráfico nacionalsindicalista Fotos,
editado en San Sebastián Ðparadójicamente por aquel entonces
la zona más nacional de la España AzulÐ que dedicaba la mayor
parte de su número de noviembre de 1938 al segundo aniversario
de la ejecución en Alicante de José Antonio Primo de Rivera,
fundador de Falange Española Tradicionalista y de las JONS.
'Yo no sé cuál de las fuerzas o cuál de las armas que han
intervenido tan tenaz y heroicamente en esta batalla del Ebro,
es la que haya conquistado mayor admiración o que pueda haber
derrochado mayor sacrificio, abnegación y heroicidad. Todas
han colaborado en los complicados y trascendentales planes
de nuestros Estados Mayores idóneamente, concienzudamente,
funcionando como el engranaje de una máquina gigantesca en
la que iban todos los tornillos perfectamente ajustados. '.
El material incluía poemas, el minucioso relato de su detención
y encarcelamiento escrito por Raimundo Fernández Cuesta, Secretario
General de Falange; su vida en la prisión, la novela que estaba
escribiendo, los partidos de fútbol entre presos políticos
y presos comunes en los que jugaba, su traslado a Alicante.....
Pero lo que más llamó mi atención fueron las páginas dedicadas
a la Batalla del Ebro, el más sangriento enfrentamiento militar
de la historia de España, con cien mil muertos Ð más que todos
los actuales habitantes de Teruel y su provincia- entre las
0´15 horas del día 25 de julio de 1938 y el 15 de noviembre,
cuando los escasos efectivos del XV ejército Republicano volvían
a cruzar el Ebro para batirse en retirada después de una batalla
de 116 días.
Durante los últimos meses se ha escrito mucho sobre la Batalla
del Ebro. Reportajes que evocaban aquellos días sangrientos
que fueron el principio del fin de la guerra civil, elaborados
desde la perspectiva histórica de los 65 años transcurridos;
investigaciones llenas de objetividad y distancia sobre los
movimientos de tropas y las estrategias de cada uno de los
bandos o el triste relato de los derrotados. También han visto
la luz libros como el del periodista Jorge Martínez Reverte,
publicado por Crítica, o el de Eladi Romero, editado por la
Fundación Andreu Nin, y se ha habado, se sigue hablando, porque
es una signatura pendiente, sobre la memoria y los muertos,
sobre los miles de anónimos cadáveres enterrados bajo los
olivos o en fosas comunes, para pedir que se les devuelva
la dignidad, para encontrarlos, identificarlos y que sigan
descansando en el panteón Les Camposines (La Fatarella), en
la Terra Alta.
LA MÁS DURA Y TRASCENDENTAL BATALLA . En 1938, segundo año
de guerra, reportages se escribía con g, y bajo el rótulo
Reportages del Frente, comenzaba una crónica a pie de tanque
titulada ' Mora de Ebro , en la victoria de la gran batalla',
escrita con un lenguaje propagandista lleno de épica bélica,
de vehemencia y adrenalina de testigo entusiasmado de primera
línea. Como niño que creció a la sombra de una radio que intentaba
ser lo más amable posible en un régimen dictatorial nada amable,
¡La hostia! fue lo mínimo que pude exclamar al descubrir quién
firmaba tanto el texto como las fotos: Bobby Deglané - Roberto
Deglané y Portocarrero (Iquique 1905)- , el celebérrimo locutor
chileno que tras diversos avatares por distintos países latinoamericanos
y por Estados Unidos, se había dado a conocer como animador
de las retrasmisiones de combates de 'catch' desde el Circo
Price de Madrid. Durante la Guerra Civil, el creador de Cabalgata
Fin de Semana, el inventor de Carrusel Deportivo, un programa
que todavía sigue en la Cadena Ser, el padre de tantos concursos
radiofónicos, fue precursor de un reporterismo de guerra decantado
por el bando de los sublevados. La victoria de los suyos le
permitiría convertirse en estrella de la radio española, entrar
en todos los hogares y alcanzar tal popularidad que incluso
apareció en películas como 'Historias de la radio', de José
Luis Saez de Heredia. Pero antes fueron los tanques del Ebro.
'Si todas las fuerzas que por las sierras y por las vaguadas
que, como electrizadas por una misma corriente impetuosa,
se movieron anhelantes, y si todos, noche y día sin descanso
y sin desfallecimientos se mantuvieron en continúo avance,
aun en los momentos duros y ásperos que creó la resistencia
porfiada del enemigo, sin embargo hay una fuerza de choque
que ante mi modesta opinión Ðalborozada y deslumbrada por
la admiración- ha tenido un papel descollante si cabe en el
conjunto maravilloso de cuantos han actuado juntos en esta
batalla, la más dura, la más difícil y la más trascendental
de cuantas hemos tenido durante toda la campaña, y me refiero
a los carros de combate legionarios, que como un barreno incontenible
desmoronaron las fortificaciones enemigas'.
Bobby Deglané había sido oficial de carabineros en Chile,
hasta que decidió marcharse a Nueva York para convertirse
en piloto, pero durante la travesía perdió todo el dinero
en una partida de cartas y acabó ejerciendo de friegaplatos
en un hospital del Bronx, gracias a la ayuda e intermediación
de un valenciano cuyo nombre no desvelan las biografías. Consiguió
estudiar periodismo en la Universidad de Columbia y , tras
probar fortuna sin mucho éxito en Chile y Argentina, aterrizó
en España para convertirse primero en animador de los combates
de catch del Price y después en redactor, fotógrafo y enviado
especial de la revista Fotos en los frentes de guerra.
ROJOS Y SÓLO ROJOS. El periodista afable y verborreico en
que después se convirtió Bobby Deglané, escribe su reportaje
desde una sorprendente implicación con la causa a la que sirve.
Ni una sola vez se refiere al otro bando contendiente como
ejército republicano. Repite machaconamente la palabra rojos,
como si de una consigna se tratara, y en su crónica no dedica
ni una línea a hablar de las víctimas de la guerra (tampoco
de los suyos), ni de los civiles, ni de los casi niños que
integraban la llamada 'Quinta del biberón', de los que tantos
perdieron su vida en pueblos como Ascó, Flix, Mora de Ebro,
Pinell, Bot, La Fatarella, Corbera, Masaluca, Villalba de
los Arcos o Gandesa. En ese municipio, de enorme valor estratégico,
se produciría el inicio del contraataque franquista respaldado
por constantes bombardeos aéreos a cargo de la aviación alemana
y de un permanente castigo artillero en una batalla donde
todo valía, donde las tropas nacionales no dudaron en recurrir
a la apertura del nivel de los embalses para hacer todavía
más penosa la retirada de las tropas republicanas. Bobby Deglané
parece prestar toda su atención literaria a los tanques, esas
máquinas de guerra que tanto le fascinaron en aquellos meses
terribles de finales de 1938.
Pero el enviado especial Bobby Deglané en primera línea de
combate no era la única sorpresa que me aguardaba en el interior
de la publicación nacionalsindicalista publicada en San Sebastián
y vendida al precio de 40 céntimos. Unas páginas más adelante,
tras la crónica ilustrada del retorno triunfal a Nápoles de
los legionarios italianos que combatieron junto a Franco,
otro Reportage del Frente, titulado esta vez 'Clarines de
España en la Serranía del Ebro' y firmado por El Tebib Arrumi
con fotos de Campúa.
'No han hecho los rojos esfuerzo que pueda equiparase a este
que han realizado en el Ebro. Y no nos referimos a la loca
pero relativamente fácil aventura de pasar el río, de noche,
por sorpresa y eligiendo bien el sitio (¡buen servicio de
espionaje el suyo!) que eso entra dentro de lo normal en toda
campaña.'.
TOZUDOS DE LA MUERTE. El Tebib Arrumi no se desplaza con los
tanques como su compañero Bobby Deglané, sino que se codea
con los estrategas de la batalla y convierte en protagonista
de su prosa, y de las fotos que la acompañan, al propio general
García Valiño. El contenido de sus textos es todavía más ideológico
y propagandista. Se trata de un personaje considerado por
muchos como el más conocido cronista franquista de la Guerra
Civil, el relator oficial de las batallas que marcaron el
avance imparable de la España fascista. El Tebib Arrumi se
llamaba en realidad Víctor Ruiz Albéniz, y era el abuelo de
quien hoy ocupa la Alcaldía de la capital de España y anteriormente
la Presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid, Alberto
Ruiz Gallardón.
'Teníamos ganas de felicitar a García Valiño. El Generalísimo,
consciente del mérito de sus tropas lo ha hecho con efusión.
García Valiño está contento. Todo el mérito lo atribuye al
Caudillo, que ideó la operación, y a sus soldados conducidos
por Mizzian, Galera y Delgado. En el observatorio en que dirige
el avance de sus unidades de Pinell a Benisanet, nos recibe
con los brazos abiertos. Habla el general del enemigo: son
verdaderos tozudos de la muerte..
Las fotos son de Campúa, que llegaría a ser fotógrafo particular
de Franco, de quién Manuel Vázquez Montalbán afirma que antes
había sido masón, y que doña Carmen Polo y su hija Carmencita
siempre desconfiaron de que hubiera dejado de serlo del todo.
El tono es bien diferente en uno y otro cronista, pero el
mensaje es casi idéntico, y ambos escriben desde la convicción
de que la batalla del Ebro, iniciada como ofensiva de las
tropas republicanas mandadas por el general Juan Modesto con
el objetivo de distraer la atención de los ejércitos de Franco
que se dirigen hacia Valencia, está ganada, de que viven los
últimos coletazos de la pelea feroz y desigual que se inició
en un frente de 65 kilómetros entre Mequinenza y Amposta un
ya lejano mes de julio, cuando 80.000 hombres del ejército
gubernamental, escasamente provistos y protegidos por 100
cazas suministrados por la Unión Soviética, cruzaron el Ebro
en todo tipo de embarcaciones y por tres flancos diferentes.
'La bárbara destrucción continua. De toda esta región de Gandesa,
de los siete pueblecitos que tomaron los rojos, y de los que
ya sólo se conservan tres, casi no quedará ni rastro.¡Lo han
hecho polvo todo! ¡ Se lo han llevado todo! Tenían en Pinell,
almendra, aceite en grandes cantidades. Lo que no se pudieron
llevar lo inutilizaron. De las poblaciones no queda nadie.
Sólo dos viejucas, catalanas ellas, hallamos en Pinell. Tenían
un hambre que hacía llorar. El instinto de conservación les
hizo esconderse y esperar a los nuestros, porque sabían que
traerían para ellas el pan y el abrigo. Comen como desesperadas.
Y se dejan abrazar, traer y llevar por los soldados de Franco,
riendo siempre, comiendo siempre. Lo demás...no les interesa...'
* La trascripción de los textos se ha hecho respetando integramente
la ortografía original.
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