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23 de septiembre del 2002 |
Las fosas comunes, la ilegalización de Batasuna
y el ataque a Irak: lecciones de la Memoria Histórica
José Mª Pedreño Gómez
Rebelión
Perplejidad, desazón,
tristeza, indignación... no sé que palabra deberíamos usar
para definir lo que está acaeciendo, tanto fuera como dentro
de nuestro País. La gravedad de lo que está ocurriendo es
tremenda, estamos asistiendo a hechos de una importancia tal,
que sus precedentes habría que buscarlos en la ascensión del
fascismo al poder en Europa, la "caza de brujas" en los EEUU
y las "dictaduras bananeras" disfrazadas de democracia liberal
en Latino- América. Pero no es la gravedad de los hechos lo
que produce perplejidad, sino la falta total de respuesta
de una izquierda que se ha puesto el traje de baño para tomar
el sol, mientras la derecha, el capital, el imperialismo y
los poderes fácticos no se han ido de vacaciones, han seguido
trabajando a pesar de los sudores y del calor, mientras nosotros
seguimos en unas vacaciones que parecen ya, de lo prolongadas,
una auténtica jubilación.
Los golpes de fuerza son incontables, la opresión
y la falta de libertades se hace cada vez más evidente e insoportable,
la dictadura mediática y el control social de las disidencias
está llegando a unos niveles tales que, los que pensamos e
intentamos vivir "a contrapelo" del "pensamiento único", por
pacíficos que sean los métodos que utilicemos, estamos empezando
a sentir verdadero pánico.
Mientras siguen apareciendo miles de fosas
comunes de demócratas de izquierdas asesinados por la barbarie
fascista durante la Guerra Civil y la feroz dictadura de Franco,
muy pocos se han parado a pensar -realizando un análisis histórico
de la importancia de estos hallazgos- lo mucho que tienen
que ver con lo que en nuestro País viene ocurriendo desde
que murió el dictador y alcanzamos este remedo de democracia
adulterada, vigilada, corrompida y manipulada. Una democracia
atada y bien atada por los fascistas españoles a la muerte
de su Caudillo y que, por lo tanto, tiene tres varas de medir:
la propia, la de los enemigos nominales y la de los enemigos
ideológicos y de clase.
Quiero empezar a tratar el tema de las fosas
comunes por que la importante labor que la Asociación para
la Recuperación de la Memoria Histórica está desarrollando,
con la puesta en el candelero de tantos y tantos miles de
antifascistas asesinados, puede ocasionar la puesta en entredicho
de muchos de los tópicos históricos que, al haber sido aceptados
por todos, han sido tan útiles a las clases dominantes españoles.
Son varias las reflexiones que el conocimiento de la verdad
sobre lo que fue la lucha antifascista explican la situación
actual de este sistema político en el que vivimos y al que,
sin ningún fundamento, nos ha dado a todos por llamar democracia.
La primera reflexión es sobre el tópico de
"la maldad", el "tan malos eran los unos como los otros".
Para el "pensamiento único", tapadera de las clases dominantes,
es muy útil el uso de este mito. El conocimiento del alcance
real de la represión va a minimizar de tal forma las víctimas
ocasionadas por la violencia popular, en la zona gubernamental
durante la Guerra Civil, que los datos que los vencedores
recabaron en su famosa "Causa General" para demostrar "la
maldad de los rojos", van a quedar transformados en un mero
cuento infantil. Se está poniendo sobre el tapete que se realizó
un genocidio ideológico salvaje y metódico, y que sobre su
base se ha construido la actual democracia. Se destruyo a
las personas que articulaban y conformaban la izquierda de
este País, durante cuarenta años se trató de borrar la memoria
a fuerza de represión, dando como resultado que el Pueblo
Español llegara al periodo histórico actual, sumiso, ignorante
y manipulado, y que la izquierda iniciase la nueva etapa,
desarticulada, extenuada y sin medios para poder tener una
verdadera y clara incidencia en la vida política y social
de nuestro País, sin que aún haya conseguido encontrar su
verdadero lugar en la Historia.
Es momento de empezar a pensar que el asesinato,
el encarcelamiento y el exilio de las personas que posibilitaron
la existencia de unas potentes organizaciones de izquierda
durante la II República, facilitó el que las clases dominantes,
emergentes de la dictadura fascista del general Franco, pudiesen
dirigir la famosa "Transición a la Democracia" para, de esta
forma, cambiarlo todo con el claro objetivo de que todo siguiera
igual. La dictadura que en la actualidad se nos está imponiendo
es más cruel aún que la anterior, ya que si aquella mataba
a las personas por no poder poseer sus mentes, la actual mata
las mentes para poder poseer a las personas.
Aún no se pueden aventurar cifras de los desaparecidos
españoles, la Asociación para la Recuperación de la Memoria
Histórica tiene miles de peticiones y cada día llegan nuevas
noticias de fosas comunes aún desconocidas. Los historiadores
nunca se pusieron de acuerdo sobre este tema. Los franquistas
como Ricardo de la Cierva o Salas Larrazabal, minimizaban
el número de asesinados por los golpistas, todos se reían
de las cifras del historiador pro republicano Gabriel Jackson
que llega a hablar de más de 400.000 asesinatos perpetrados
por los fascistas. Si los informes que van llegando van mostrándose
tan fidedignos como hasta ahora, nos llevarán a conclusiones
que podrían llegar a asustar como así ocurrió en realidad
a los mismísimos nazis, acercando la cifra cada vez
más a la dada por Gabriel Jackson. Esta falta de acuerdo entre
los historiadores es debida a varias causas:
1.- La permanente negativa de los estamentos militares a la
apertura de sus archivos judiciales a los investigadores y
su entrega a las universidades; tan sólo permiten el acceso
a sumarios de forma individual, lo que impide la posibilidad
de realizar un estudio exhaustivo sobre el tema.
Cuando han permitido el acceso a algún investigador
lo han hecho bajo solicitudes que han esperado su contestación
varios meses y con permisos que sólo duraban unas horas. ¿Ésto
es normal en una democracia?.
2.- El gran número de asesinatos colectivos
en los que los fascistas ni se molestaron en expedir los correspondientes
certificados de defunción ni de inscribir los mismos en los
registros civiles, incluso llegaron a arrancar hojas de los
libros registrales, con lo cual, muchos de los asesinados
¡¡¡...no existieron nunca!!! o no figuran como muertos.
3.- Durante los primeros meses de la guerra
se practicó una violencia ciega, por parte de los sublevados,
por lo que los asesinatos que perpetraron no estaban regulados
de ninguna forma.
Hasta unos meses después del inicio de la guerra
no se dotaron los fascistas de los instrumentos jurídicos
que necesitaban para intentar dar un viso de legalidad a sus
atropellos. Han tenido 40 años para deshacerse de las pruebas
y siguen, tras 27 años de "democracia" intentando negar lo
que poco a poco se está haciendo evidente. Lo que no pensaron
es que las ideas de los muertos siguen vivas en el corazón
de muchas personas y que, a través de ellas, nos llaman para
poder honrar sus restos y su recuerdo, buscando el mismo sueño
que todos ellos tuvieron cuando hace más de sesenta años intentaron
"alcanzar las estrellas".
Pero la lectura política va más allá de los
histórico, se adentra directamente en las actitudes que permanentemente
muestran los neoliberales herederos del franquismo. Su negativa
constante a condenar la sublevación militar del 18 de julio
de 1936 y a retirar de las calles y plazas españolas todo
vestigio del fascismo, legitima no sólo aquellos asesinatos,
sino la posibilidad de una nueva sublevación militar, en caso
de que los intereses de clase de las oligarquías españolas
se vieran amenazados por la posibilidad de un cambio social,
aunque ese cambio se produjera de forma democrática y pacífica.
Su apoyo a los golpistas venezolanos, dispuestos a abortar
un proceso popular revolucionario y democrático que amenaza
los intereses de las multinacionales y las clases dominantes
venezolanas es un claro ejemplo de lo que esconde esa negativa.
El mismo asalto a la isla Perejil, perpetrado en una fecha
tan significativa como el 18 de julio de 2002, suena como
una advertencia.
Los familiares de las victimas (si vive alguno,
ya que fueron exterminadas familias enteras) quieren recuperar
a sus muertos, personas con nombres y apellidos, con ideologías
determinadas en casi todos los casos. Otro gran tópico tejido
alrededor de aquel genocidio está a punto de caer, el de la
muerte por envidias o por robo; cuando dispongamos de listados
con las filiaciones políticas de los caídos podremos demostrar
la falsedad de esa afirmación.
Mataron por que querían aniquilar cualquier
vestigio de cultura democrática en este País y destruir, de
esta forma, todas las estructuras sociales, culturales y políticas
de la izquierda. Ese es el objetivo constante del capitalismo,
por eso, cuando se ve amenazado por una revolución, por muy
democrática y pacífica que sea, se pone el uniforme y mata,
mata, mata... El robo y la apropiación de los bienes de los
asesinados forman parte de la propia represión, junto a la
amenaza y la extorsión a viudas y huérfanos. ¡Cuantas pequeñas
y grandes fortunas se cosecharon sobre la tierra de los cementerios
escondidos que van apareciendo... ¡ Aunque se haya intentado
dar satisfacciones económicas a algunos de los represaliados
y familiares de asesinados por el fascismo, aun no se han
dado las satisfacciones morales que, desde la perspectiva
ética de un estado verdaderamente democrático deberían darse.
Tampoco se han dado satisfacciones morales a unas organizaciones
que se vieron destruidas como consecuencia del exterminio
sistemático de sus militantes. Ni se ha dado al Pueblo Español
la posibilidad de salir de la más absoluta incultura e ignorancia
y se le ha seguido manipulando por los mismos poderes que
le manipularon durante cuarenta años y mediante las mismas
técnicas que lo fueron en aquel momento, aunque hoy de forma
más sofisticada; el fútbol, los toros y la revistas del corazón
siguen siendo el crisol cultural sobre el que se construye
el nuevo fascismo de masas español, lo que podríamos llamar
el nacional democraticismo. Si durante la dictadura se nos
asustaba con el "terror rojo", hoy en día se nos asusta con
el "terror vasco" o el "terror islámico", si antes nos soliviantaban
con el nacional catolicismo, hoy nos soliviantan con el nacional
democraticismo... todo con tal de mantener sus privilegios.
Lo ocurrido en nuestro País ha sido repetido
una y cien veces en otros Países, cada vez que los intereses
de clase de los poderosos se han visto amenazados por las
fuerzas populares organizadas, se han tomado medidas represivas
de naturaleza fascista siempre auspiciadas y apoyadas por
el capitalismo internacional. Debemos recordar que, si bien
las armas que mataban a los antifascistas españoles eran de
fabricación alemana o italiana, la gasolina de los camiones
que los llevaban al matadero era suministrada por la Texaco
Oil, una de las multinacionales del petróleo americanas que
impulsan la guerra contra los pueblos de Irak o Afganistán,
no por la presunta perversidad de sus dirigentes, sino por
rapiñar la riqueza petrolífera que yace bajo el subsuelo de
estas naciones. Tratan de vestir con el nombre de "guerra
humanitaria" lo que siempre han hecho, lo que ha cambiado
es la magnitud de los avances científicos en los medios de
comunicación de masas, con lo cual consiguen transformar aquellos
patéticos programas de radio, con los que Queipo de Llano
amenazaba a los republicanos desde Sevilla, en un sofisticado
sistema de control mediático para que parezca que, en vez
de ser acciones de un fascismo feroz, todo se hace en nombre
de la democracia.
Siempre es el mismo fascismo, la violencia
asesina que las clases dominantes utilizan para defender sus
intereses o aumentar su tasa de ganancia. Puede ser la ITT
con el cobre de Chile, La United Fruit con las frutas Guatemala,
la Unocal con los oleoductos afganos o las multinacionales
del petróleo con Irak...siempre son los mismos agresores,
siempre las mismas víctimas: los pueblos...
Los análisis sobre la memoria histórica nos
llevan a reflexiones que van más lejos. Los fascistas del
36 sabían perfectamente que sólo podrían acabar con las organizaciones
de clase de los trabajadores mediante el exterminio físico
de sus militantes, tenían muy claro que sólo con declararlas
fuera de la ley no acabarían con su ímpetu revolucionario.
Sin embargo, nosotros no hemos aprendido nada... ¿Pensamos
acaso que vamos a terminar con el ímpetu independentista de
Batasuna sólo con declarar a este partido político fuera de
la ley? ¿Tal es nuestro desconocimiento de la historia que
creemos que con ilegalizar Batasuna van a mermar las acciones
armadas de ETA? Tras el triunfo del Frente Popular en las
elecciones de febrero de 1936, el Gobierno ilegalizó a la
Falange debido a la cantidad de actos de pistolerismo que
cometía y detuvo a José Antonio Primo de Rivera y varios de
sus dirigentes, a partir de ese momento, las juventudes de
todos los partidos conservadores se pasaron en masa a la Falange,
fortaleciéndola hasta unos límites que sus fundadores nunca
hubieran sospechado. ¿No nos lleva esto a pensar que la ilegalización
de Batasuna no va a hacer otra cosa que fortalecerla, que
las juventudes del PNV pueden llegar a pasarse en masa a Batasuna?
Son cosas que ocurrieron, hechos que están en los libros,
en la memoria de nuestros mayores...
El tiempo volverá a dar la razón a la Historia,
o se extermina físicamente a los militantes de Batasuna o
se les deja seguir en la palestra política, su ilegalización
sólo traerá su fortalecimiento, nunca acabará con su ímpetu
independentista ni con las acciones armadas de ETA... Pero,
si es así, por que no ilegalizar también a los que callan
ante el terrorismo militarista norteamericano, los que apoyaron
el criminal golpe de estado en Venezuela, los que están dispuestos
a compartir con los EEUU el botín petrolífero por el apoyo
a la intervención militar en Irak... los que si estuviésemos
en 1936 nos estarían matando...
La Memoria Histórica es una buena base para
devolvernos nuestra identidad, el conocimiento de la Historia
es un buen comienzo para adquirir personalidad propia y aspirar
a lo que es justo desde unos planteamientos éticos y políticos
propios. Los partidos de izquierda deben tener política propia
y capacidad de propuesta. Nunca deben sustituir su discurso
político por lo que la prensa del sistema hace pensar y desear
a los ciudadanos. Nuestro objetivo no debe ser seguir las
estadísticas, sino cambiarlas. Si en vez de convencer al ciudadano
sólo se busca su voto... ¿para qué queremos partidos?
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