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Memoria? Qué memoria? Una relectura sesgada, maniquea y excluyente del consejero de la Generalitat Joan Saura (ICV).
Vicenç Villatoro (Avui - Kaos. Memoria histórica debate) [02.10.2005]

http://www.esfazil.com/kaos/noticia.php?id_noticia=12221


Hay muchos países europeos en los cuales la memoria de lo que pasó en las décadas de los treinta y los cuarenta todavía provoca problemas y todavía no se ha afrontado de una manera clara y limpia. Catalunya, y en general el Estado español, es uno de estos casos. La dictadura franquista impuso una lectura sesgada y totalitaria de aquel periodo histórico, que ha contaminado la memoria. Del mismo modo, en los países del Este de Europa las dictaduras comunistas congelaron también de una manera sesgada y selectiva la memoria de la que fue una de las décadas más negros de la historia europea, entre mediados de los años treinta y mediados de los años cuarenta.

En nuestro caso, el recuerdo de la Guerra Civil y de los tiempos que la rodearon continúa provocando a estas alturas tensiones considerables, porque la dictadura impidió cicatrizar las heridas y en un cierto sentido mantuvo la Guerra Civil abierta hasta el año 1975. Además, las condiciones -subjetivas u objetivas- de la Transición forzaron una amnesia indeseada, prematura y obligatoria que no ha ayudado nada a cauterizar los antiguos padecimientos. Y todo esto respeto a una época complicada donde padeció mucha gente, donde se hicieron barbaridades en aras de muchas causas y donde casi todo el mundo tiene cosas por las cuales pedir perdón y manifestar arrepentimiento. Ciertamente, el origen de la guerra -y por lo tanto la más gran responsabilidad- es la militarada autoritaria y reaccionaria del general Franco y un sector del ejército español. Pero se hicieron enormes barbaridades a la retaguardia republicana, se hicieron enormes barbaridades a la retaguardia franquista y los vencedores continuaron haciendo enormes barbaridades en la represión posterior a la guerra.

En este contexto de necesidad de recuperar una memoria completa del tiempo de la guerra y de los años que la rodearon, parecía una iniciativa absolutamente plausible y satisfactoria la convocatoria por parte del departamento de Relaciones Institucionales y Participación de la Generalitat de Catalunya, que dirige Joan Saura, de un programa para la recuperación de la memoria histórica, dotado con 400.000 euros. Pero también en este contexto de necesidad de recuperar una memoria completa, incluyente, no sectaria, capaz de integrar y hacer emerger todos los padecimientos y todas las barbaridades que se llegaron a cometer, es absolutamente escandaloso e impresentable el resultado de esta convocatoria y la intencionalidad ideológica y política que transparenta.

Ciertamente, muy buena parte de las ayudas concedidas por la consejería de Joan Saura han ido a parar a instituciones y asociaciones propias, amigas o afines del partido político que ocupa la consejería que las convocaba. No del tripartito, sino del tercio correspondiente del tripartito. Pero esto, dentro de todo, es lo menos escandaloso. Que unas ayudas públicas por favorecer la recuperación de la memoria histórica acontezcan en una parte importante una repartidora entre asociaciones e instituciones amigas es un escándalo político. Pero hay detrás un escándalo peor, un escándalo intelectual. A través de la inmensa mayoría de estas ayudas, a través del discurso ponemos por caso de la pintoresca Universidad Progresista de Verano que vela por la ortodoxia progre, se nos está proponiendo una relectura sesgada, maniquea, reduccionista y excluyente de la guerra y de la memoria de la guerra. Se está promoviendo una memoria selectiva en qué por un lado se ignoran una parte de las víctimas y una parte de los padecimientos. Y de la otra se está haciendo englobar toda la memoria compleja y contradictoria de un tiempo complejo y contradictorio en una lectura hiperideológica de la Guerra Civil, entendida exclusivamente como una expresión de la lucha de clases, y se ignora, se oculta y se margina el trozo de realidad y el trozo de memoria que no entra en este esquema. El que se denomina una operación de recuperación de la memoria resulta ser una recuperación selectiva de la memoria, a partir de un esquema cerrado y excluyente de buenos y malos.

Alguien dirá que esta operación es legítima porque es simétrica a la que hizo el franquismo. El franquismo nos presentó el padecimiento de sus y nos ocultó el padecimiento de los otras. Ahora se trataría, simétricamente, de recordar el padecimiento de estos otras. Personalmente, el que me parece más execrable y más ilegítimo de la operación es precisamente aquello que tiene de simetría, de girar la tortilla, respeto a lo que hizo el franquismo. Pero es que además la versión sesgada del franquismo y la versión sesgada en sentido contrario que se nos propone ahora no suman cien. Hay entremedias amplios sectores democráticos, amplios sectores catalanistas, amplios sectores de la mesocracia republicana, que quedan fuera de las dos operaciones. Desde Carrasco y Formiguera hasta anchísimos sectores de la Izquierda Republicana de los treinta, desde sectores católicos democráticos a sectores catalanistas que fueron perseguidos tanto el 19 de julio del 36 como el 26 de enero del 39, hay mucha gente que queda al margen de esta lectura de la guerra como un enfrentamiento entre el ejército y la clase obrera y que evidentemente quedaba fuera también de la retórica asquerosa de cruzada y de nacionalismo español que impuso el franquismo.

El franquismo nos explicó la guerra como si fuera un western. Un western facha. Ahora alguien nos la quiere explicar como un western progre. Y lo que necesitamos no es que nos expliquen westerns, sino poder asumir aquel periodo a través de una memoria inclusiva, sin vacíos ni zonas de sombra, capaz de recordar y de cauterizar el mal que se hizo en aras de todas las causas. Esto es el más escandaloso del discurso sesgado y sectario sobre la recuperación de la memoria histórica que ha encarnado en parte esta pintoresca Asociación 19 de julio. Promotora de una Universidad de Verano Europea, Laica y Progresista -obviamente, subvencionada por el consejero Saura- y que transparenta la concesión de subvenciones del departamento de Relaciones Institucionales y Participación. Totalmente según recuperar la memoria histórica de la guerra y del franquismo. Pero toda. No la que conviene a la secta. No la que te permito ilustrar y encarnar un esquema previo de bonos y malos. No la que necesita que se iluminen sólo unos trozos de memoria y que de otras se mantengan a la sombra.

Traducción. Pep