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¡ A POR ELLOS ¡
José Mª Pedreño - Foro por la Memoria - Leganés 27 de septiembre de 2005




Nunca pensé que la derrota que habíamos sufrido hubiera sido tan profunda. Cuando hace algunos años, después de leer a Marta Harnecker y a Peter Waiss, decidí involucrarme en la Recuperación de la Memoria Histórica, lo hice pensando que era el mejor camino para recuperar las raíces revolucionarias de la izquierda española, construir movimiento popular, provocar debate e impulsar la existencia de un pensamiento crítico en la sociedad, al mismo tiempo que luchábamos para que se hiciera Justicia. En el movimiento encontré una gran pluralidad, tanto en lo ideológico, como en los objetivos. Siempre pensé que la mayoría de los que estaban implicados en esto lo hacían por razones nobles, incluso aquellos para los que la memoria era sólo rescatar los huesos del familiar desaparecido (aunque no compartiese ideológicamente esta forma de actuar). Pensaba que había que ir más allá, pero eso no significaba que las razones humanitarias fueran algo innoble, sino un equivoco ideológico que no tenía nada que ver con lo que algunos entendíamos que debía ser la memoria. Hoy, sin embargo, me encuentro con que desde que se ha constituido la famosa Comisión Interministerial, el enemigo se ha instalado dentro del movimiento para dividirlo y destruirlo. El debate respecto a ideas se ha transformado  en una auténtica batalla campal, más cercana a un mayo del 37 que a una trinchera antifascista.

El PSOE sabía perfectamente que algunos íbamos a por todas, lo que pensamos respecto a la monarquía franquista que tenemos, respecto a la cooptación por parte de las viejas oligarquías de muchos militantes y dirigentes de las organizaciones de izquierdas, que lo que queríamos era recuperar el espíritu de Espartaco (al que alude James Petras en algunas ocasiones), que seguíamos pensando que la recuperación de la Memoria Histórica debía servir para sacar a la gente de los centros comerciales y dirigirlas hacía una charla divulgativa, un homenaje o la exhumación de una fosa común, que la lucha por la justicia era un punto de encuentro para recuperar ideas y sueños que parecían desaparecidos… ¡Son tantas cosas buenas para cambiar el mundo las que se encuentran en este movimiento! Como el "social-liberalismo", instalado en el sistema y defensor a ultranza del mismo, conoce perfectamente todo esto, decidió hablar de millones porque, también  sabe -y tiene muy claro- que todos, de una forma u otra, estamos afectados por la cultura dominante, por el pensamiento único... Pero no solamente ha hecho eso, ha ido mucho más lejos, nos ha introducido la guerra en casa. Ha decidido terminar con un movimiento de estas características porque le tiene miedo… Tiene miedo a la verdad, a que recordemos el espíritu social y político de aquella II República y lo utilicemos para  empezar a poner los cimientos de la III, de una república popular, democrática y participativa que en este movimiento puede encontrar sus raíces.

Como lo sabían, han decidido poner fin a todo con promesas de  dinero, promesas de falsa justicia, con amagos como el de la estatua ecuestre del genocida Franco quitada con miedo nocturno en Madrid, con proposiciones de ley sin fecha de caducidad para que no desaparezcan los monumentos y calles que hacen apología al fascismo, con comisiones que se demoran en el tiempo para dejar que desaparezcan los últimos supervivientes, para cooptarnos, para llevar la guerra dentro de nuestras propias organizaciones, para sembrar la cizaña, el desconcierto y la división, para impedir que sigamos consolidando la creación de un pensamiento crítico, para que dejemos de recordar que la mayor parte de nuestros compañeros y camaradas, caídos en defensa de la II República y contra el fascismo, no sólo eran demócratas, sino revolucionarios; para que dejemos de hablar de las relaciones de la monarquía borbónica con el dictador fascista que transformó España en una cárcel con un inmenso paredón; para que olvidemos que muchos miembros de las fuerzas armadas y de orden público, aún en activo, torturaron y mataron opositores políticos en los últimos años del franquismo; para impedir que se conozca como se incrementaron muchas fortunas y se hicieron otras asentadas sobre la represión y, sobre todo, para que la memoria histórica sea una cuestión más de estética que ideológica. Impulsan una "memoria de mercado" frente a una "memoria de lucha".

Sin embargo, se equivoca el Gobierno, se equivocan las aves carroñeras que han anidado en los últimos meses en el movimiento si piensan que algunos nos vamos a callar y vamos a dejar de trabajar. Por eso, vamos a seguir hablando de lo que hay que hablar, vamos a seguir trabajando incansablemente, vamos a seguir intentando construir movimiento popular asentándolo sobre las raíces revolucionarias de un pueblo que fue aniquilado ideológicamente y vamos a mantenernos en nuestra barricada llamando a todos los compañeros y compañeras que podamos para que se unan en esta lucha, una lucha que no es por la dignidad de aquellos que nunca la perdieron, sino por nuestra propia dignidad. Porque no se trata sólo de reconocer a las víctimas, sino de hacernos dignos de ellas luchando por lo mismo que ellos lucharon. Nos quitaron nuestras "casas del pueblo", nuestros "ateneos", nuestras organizaciones de base y, a cambio, nos dan más posibilidades de consumir en sus grandes templos del mercado, en sus centros comerciales gobernados por multinacionales y franquicias. La lucha es contra la guerra y el hambre en el mundo, pero también contra la alienación a la que nos someten Algunos vamos a seguir luchando para recuperar una forma de relacionarse basada en la solidaridad. La revolución en una sociedad como la nuestra es compartir momentos, ideas y valores, construir una sociedad civil paralela a la impuesta por las clases dominantes. La Memoria Histórica nos brinda poder recuperar momentos, ideas y valores de quienes murieron por defender un mundo de justicia, un mundo distinto al que tenían y, por lo tanto, es fundamental para asentar las bases de un movimiento que aspira a otro mundo distinto al que tenemos, ese "otro mundo es posible" que tanto reivindicamos.

Los pasos de algunas asociaciones y de algunos compañeros se están encaminando peligrosamente a lo que vulgarmente se suele llamar "pillar cacho".  ¡Que bien ha sabido hacerlo el gobierno social-liberal (neoliberal en casi todo) del PSOE! Ha sabido generar confusión, falsas esperanzas, ha sabido introducir muy bien contradicciones y diferencias. Hasta que punto ha debilitado al movimiento que se permiten obviar documentos como el del Equipo Nizkor o el de Amnistía Internacional, saltándose a la torera sus recomendaciones, dispuesto a vulnerar la legislación internacional… Todo con tal de tener una memoria que justifique las relaciones de dominio existentes… Quieren construir una memoria en la que todos serán iguales, en la que los fascistas serán iguales que los demócratas, en la que los fascistas serán reconocidos nuevamente, esta vez por un gobierno, autodenominado de izquierdas, sustentador de una monarquía heredera de los valores franquistas, una memoria que no buscará la justicia, sino la burda caricatura del ministro Bono condecorando al mismo tiempo a un nazi español y a un antifascista luchador por la libertad y, lo que es más dañino  e indignante, lo harán en nombre de la izquierda española. ¿Pero de qué izquierda? ¿De la que vive una vida de lujo y piensa que ser de izquierdas es comportarse  bajo los cánones marcados por el mercado en su vida cotidiana y votar a los partidos que se autodenominan de izquierdas cada cuatro años, o de la que intenta constantemente luchar contra las cadenas de dominación existentes? ¿De la izquierda asentada en el sistema y que trabaja para mantenerlo porque vive de él, o de la izquierda que trabaja en la calle día a día para construir un mundo distinto? ¿De la izquierda que ha aceptado la derrota como algo natural y ha decidido integrarse en el mundo de los vencedores, o de la izquierda que asumiendo su propia derrota intenta reconstruirse para revertir la situación?...

El enemigo está entre nosotros, incluso dentro de nosotros mismos, nos dejamos llevar por la pereza, las ansias de protagonismo, la promesa del dinero de las subvenciones… Debemos derrotarlo, tenemos que luchar contra nosotros mismos si queremos ganar esta guerra. Ideas tejidas sin fundamento y análisis políticos erróneos nos llevan a pensar que la política sólo la pueden decidir las instituciones…hay que acabar con esa idea, la política puede ser decidida por el pueblo y obligar a que las instituciones la asuman. En el mismo Foro por la Memoria se levantaron voces diciendo que había que parar, que el gobierno acabaría con la memoria en dos o tres meses y vaya si está acabando, pero no con la memoria, sino con el movimiento en sí mismo. Su objetivo: tener otra memoria; una memoria agradable a los poderes fácticos. Nuestra memoria, basada en hechos y pruebas fehacientes no es nada agradable a los ojos de los que nos dominan, y la izquierda defensora del sistema es el mejor "perro guardián" de los intereses de los poderosos, de aquellos que se enriquecieron con la matanza de republicanos.

Esa es nuestra batalla, ver como podemos unificar el movimiento, que bases son las que pueden unirlo nuevamente y el gobierno nos brinda el nexo que puede unirnos a todos… Alargando en el tiempo los debates de la "famosa comisión y diciendo que nuestros compañeros que lucharon por la libertad, la igualdad y la justicia son iguales que los fascistas que defendieron la tiranía nos están dando un punto de partida. Si el gobierno ¿socialista? ha iniciado el sendero de la traición, si está introduciendo contradicciones entre nosotros para dividirnos, si intenta comprarnos, si desea tratar de negociar con cada organización o colectivo por separado, hagamos un frente común sobre dos pilares fundamentales:

1.- La memoria que estamos rescatando es la de los combatientes antifascistas defensores de la II República, precursores de las pocas libertades que disfrutamos en la actualidad.

2.- Respecto a la memoria de los nuestros no existe negociación posible, la Justicia no se negocia, se exige. Los documentos del Equipo Nizkor y de Amnistía Internacional son muy claros y una auténtica guía para lo que debe hacer el Gobierno. Si no lo hace así deberíamos iniciar el triste trámite de llevar a un gobierno del PSOE, partido al que pertenecían muchos de los hombres y mujeres asesinados por el fascismo, a un tribunal internacional de derechos humanos.
 
Si todos somos capaces de asumir estos planteamientos mínimos, estaremos en el camino de forjar una nueva unidad de acción que nos permita multiplicar el trabajo, seguir sumando personas al movimiento y conseguir que se haga Justicia.

Con lo  que está ocurriendo sólo hay un camino: ir… ¡a por ellos!

José Mª Pedreño
Leganés 27 de septiembre de 2005