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Recuerdos de la Guerra Civil
Antena 3 - 2005/02/10. María Catón , Madrid

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Miles de piezas de artillería de la Guerra Civil continúan todavía abandonadas por los frentes de esa sangrienta contienda entre españoles. Uno de esos puntos, es la sierra de Pandols en Tarragona, escenario de la Batalla del Ebro. Los reporteros de A Fondo han acompañado a Antonio, un inagotable coleccionista de la zona que ha logrado recopilar más de 1.000 modelos diferentes de munición. En muchos casos la carga explosiva de esa munición permanece intacta lo que hace muy peligrosa su recogida

Sierra de Pandols, Tarragona. En estos montes, republicanos y nacionales, libraron una de las contiendas más sangrientas de la guerra Civil Española: la batalla del Ebro. Casi 70 años más tarde en esta zona sigue existiendo numeroso material bélico aún sin desactivar. La carga permanece intacta, cualquier manipulación puede ser letal. "Cuidado y miedo tienes que tener siempre, porque si eres un poco atrevido, aunque técnicamente", dice este coleccionista. Antonio desde hace más de 30 años acude con su detector de metales en busca de Granadas, mortero, obuses, proyectiles de artillería.

Este hombre posee casi todos los modelos del armamento utilizado en esta zona del alto Ebro. Más de 1.000 piezas que guarda en este museo de Gandesa, "mi padre iba por el campo y cogía la bomba y la desactivaba, él había estado en la guerra y había tirado y como no era muy difícil. Son cosas que se tiene que tener mucho cuidado pero que se aprende pronto."

El hambre que asoló está zona tras la guerra, hizo que muchos agudizaran su ingenio. Así surgieron los metralleros gente que se dedicaba a vender a los chatarreros todo lo que se encontraban por el monte. Por un kilo de espoleta pagaban 25 de las antiguas pesetas. "Escombraban, limpiaban las trincheras que estaban los soldados tirando. Porque dentro de las trincheras estaban las balas tiradas, las cápsulas a montones. Aquí vino gente de Andalucía y todos los sitios a ganarse el pan", dice Antonio.

Ahora el Ejército y la Guardia civil se dedican a desactivar mediante explosiones controladas todas las bombas que continúan activas. Los recuerdos de la guerra más sangrienta de nuestro país, aún siguen ocultos en los montes que presenciaron la muerte de millones de personas.