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La roja inolvidable
Noticias de Navarra - por mikel arizaleta - 04/02/2005

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En este sesenta aniversario de la liberación de Auschwitz por tropas rusas quiero traer al lector el recuerdo de una roja inolvidable, Olga Benario, hecha libro bello y conmovedor de la mano de la escritora Ruht Werner, y publicado en castellano en la editorial Txalaparta en 1995. Porque yo tampoco creí esa "versión divulgada por estudiosos o pretendidos estudiosos de la condena sin atenuantes del pueblo alemán como cómplice absoluto de los crímenes nazis. Tampoco a mí me convencía esta verdad de los vencedores", citando a Sergio Bologna. ¿Acaso el fascismo musoliniano no fue maestro de Hitler? ¿Acaso el gobierno de Vichy no fue un ejemplo edificante de colaboracionismo con el ocupante nazi? ¿Acaso los españoles no soportaron décadas de fascismo? El nazismo alemán mediante la Legión Condor y otras ayudas trabajó codo con codo con los fascistas españoles del 36 y los fascistas españoles colaboraron con Hitler mediante la División Azul e importantes ayudas de materias primas. Nacionalistas, rojos, republicanos y anarcos españoles fueron declarados apátridas por el gobierno fascista de Franco y sus compinches, y entregados a las fuerzas de Hitler para que, en frase del ministro de Asuntos Exteriores Serrano Suñer, "hicieran de ellos lo que quisieran". Si muchos españoles terminaron en los campos de concentración alemanes de Mathausen y otros fue por la colaboración del Gobierno español, fascista como el Gobierno de Hitler.

Y no es cierto que el proletariado alemán se rindiera al nazismo sin combatir. Es falso el juicio de algunos historiadores que afirman que la clase obrera y el proletariado alemán se pusieron a los pies de Hitler sin oponer resistencia; juicio que no respeta mínimamente la realidad y sólo refleja tendenciosidad e ignorancia. Debemos recordar que el Partido Comunista fue la organización que con mayor determinación y de forma más radical condujo la lucha contra el avance del nacionalsocialismo, recurriendo a todos los métodos posibles. Cabe hacerse muchas preguntas pero no se puede dudar de su resistencia. El campo de concentración de Dachau fue erigido ya el 21 de marzo de 1933 para 5.000 personas y, como casi todos los primeros campos de concentración, destinado para comunistas y asociales (Asozialen) , que hoy deberíamos traducirlos como parados que en el mejor de los casos obtenían alguna ayuda social, bien porque era gente que llevaba mucho tiempo en paro o porque habían cometido pequeños delitos contra la propiedad o porque para vivir se habían prostituido, o porque tenían enfermedades hereditarias, o porque eran portadores de minusvalías graves, o porque tenían comportamientos matrimoniales o sexuales irregulares, o porque habían asumido reiteradamente comportamientos antagonistas y de protesta en su lugar de trabajo o contra representantes de instituciones (es el caso de la mayoría de los simpatizantes comunistas), o porque habían cambiado con demasiada frecuencia de residencia o simplemente porque eran pillados en los transportes públicos sin billete muchas veces. "La mayoría de los recluidos en los campos de concentración al principio del régimen nazi estaba compuesta por estos llamados asociales , que posteriormente serán llamados Gemeinschaftsfremde (extraños a la comunidad). Los primeros Lager , los primeros campos de concentración, fueron las casas de trabajo (Arbeitshäuser ), o sea, los hospicios donde estaban alojados los que a cambio del subsidio de asistencia tenían que prestar un servicio de trabajo obligatorio. Fue allí donde nació el sistema de concentración nazi. Todavía en 1941 había 110.000 detenidos alemanes no judíos en los campos de concentración, recluidos como Asozialen . La política de selección de la raza no nació a partir del antisemitismo, no nació a partir de una base étnica, sino que surgió para afrontar la cuestión social, para destruir físicamente a los marginados. La verdadera persecución contra los judíos comenzó en 1937-38", dirán Sergio Bologna y George Mosse. No olvidemos que en 1933 había en Alemania casi 8 millones de parados, una gran penuria, de los que casi un 32% no tenía subsidio, y tampoco olvidemos que cuando la Gran Depresión, en 1931, el Partido Comunista alemán estaba compuesto en un 80% de parados. El libro Olga. La roja inolvidable es un buen ejemplo de la heroica lucha de los rojos de verdad contra el fascismo: el nazi y los otros. Olga, una muchacha de las Juventudes comunistas, es encerrada en la fortaleza de Lichtenburg en Torgau para luego ser trasladada al campo de concentración de Ravensbrück y morir gaseada en Bernburg por el noble delito de defender la justicia y la dignidad de la persona. Una mujer vestida de humanidad frente a la cobardía y sumisión de otros. Antes como ahora hubo cobardes y colaboradores. ¡Pero claro que fueron muchos quienes gritaron, combatieron, se rebelaron y pagaron su osadía con la muerte! A esta gente debemos recordar hoy para seguir su honroso ejemplo y maldecir a los colaboradores cobardes y sumisos de antes y ahora. Porque el Gobierno inglés también entonces se frotó las manos mientras Hitler liquidaba a los rojos comunistas porque también eran sus enemigos, y lo mismo cabe decir del Gobierno de Brasil y del Gobierno español.

Y me preguntó: ¿Qué fue de los torturadores y qué de los torturados, maltratados y vilependiados? En Alemania no fueron muchos los condenados, pero es que en España fueron laureados, condecorados y premiados. Quienes estuvieron al frente de los numerosos campos de concentración, quienes torturaron en los barracones, les dejaron morir de hambre y sed, quienes fueron verdugos de mucha gente, cuneteros conocidos, quienes dieron orden de asesinatos en masa, quienes estuvieron al frente de trabajos forzados o fustigaron con el tormento y la penuria en los denominados Batallones de Trabajadores, no solamente no fueron castigados sino premiados y condecorados y, los que todavía viven, siguen cobrando su salario de falangista, funcionario, militar, policía o guardia civil. Quienes fueron torturados y maltratados, quienes realizaron trabajos forzosos con hambre, sed y pudieron contar siguen -todavía hoy, en un Gobierno vasco de PNV-EA-IU, descendiente teórico de aquellos maltratados y en un Gobierno navarro de UPN, teórico sucesor de aquellos verdugos-, reclamando justicia. Y el silencio del Gobierno y partidos ante tamaña inhumanidad se denomina transición.

El sesenta aniversario de Auschwitz nos debe recordar la gran bestialidad nazi, pero con igual fuerza la colaboración y la brutalidad de otros gobiernos, que no tuvieron empacho en colaborar con Hitler cuando les interesó, en bombardear ciudades enteras como Dresde por la Royal Air Farce de otro asesino y premio nobel, Winston Churchill, que en algunos manuales de historia falsa pasa por demócrata al igual que el actual presidente de Estados Unidos, George W. Bush. Y, ¿cómo no?, casi setenta años después, un lustro más que el aniversario de Auschwitz, torturados en campos de concentración y Batallones de Trabajadores del fascio español siguen reclamando justicia en nuestra tierra mientras sus verdugos vienen cobrando desde décadas su servicio de muerte e inhumanidad.

A Martín-Niemöller, pastor protestante y rebelde de entonces, debemos aquellos versos tan citados y tan actuales:

Als die Nazis die

Kommunisten holten, habe

ich geschwiegen;

ich war ja kein Kommunist...

Cuando los nazis

vinieron en busca de los comunistas,

me callé;

yo no era comunista...