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El Foro por la Memoria ¿Instrumento del PCE o Movimiento social autónomo apoyado por el PCE?
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Junio de 2005

 

El Foro por la Memoria nació en el año 2002 como expresión de la Comisión de Memoria Histórica del PCE (que era una comisión de trabajo y no un órgano decisorio del Partido). El trabajo realizado en estos años, en el que se han implicado muchas personas sin vinculación orgánica con el PCE, cuya intervención ha sido de suma importancia en el desarrollo del proyecto, ha transformado al Foro por la Memoria en un movimiento social ideológicamente plural. El XVII Congreso del PCE ha dejado sin cerrar un debate que ha quedado pendiente para ser resuelto por el nuevo Comité Federal. Dos formas de entender el trabajo en el movimiento por la Memoria Histórica, sustanciadas en dos resoluciones distintas que fueron asumidas por la Mesa del Congreso están en contradicción.

Las dos formas de entender el trabajo son las siguientes:

1.- El Foro por la Memoria debe ser un instrumento del PCE y debe estar vinculado orgánicamente al mismo. El papel del Partido es dirigirlo orgánicamente.

2.- El Foro por la Memoria debe ser una organización soberana, autónoma, ideológicamente plural, vinculada al PCE a través del trabajo individual de sus militantes en el mismo y al apoyo que reciba del Partido. El papel del Partido es dinamizarlo y apoyarlo. (Lee la resolución)

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Foro por la Memoria


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LAS TAREAS DE LOS COMUNISTAS EN EL MOVIMIENTO POR LA MEMORIA

Cuando en el año 2001 un pequeño y muy reducido núcleo de camaradas tomó contacto con lo que en aquellos momentos era sólo un movimiento emergente, y la Dirección Federal del PCE decidió apoyar su trabajo en lo que se ha llamado “movimiento por la recuperación de la memoria histórica”, nada hacía prever la dimensión que este movimiento iba a tomar. Vamos camino de los cuatro años desde que los comunistas decidimos intervenir, de forma organizada, en algo que nos afecta profundamente y, al mismo tiempo, nos ayuda a recuperar nuestras raíces históricas para sentirnos herederos de los y las camaradas que combatieron heroicamente al fascismo y de toda una tradición de lucha que había quedado sepultada, durante los últimos años, por el manto del olvido.

A lo largo de este tiempo hemos ido descubriendo lo oculto que se encontraba la lucha de la resistencia antifascista en nuestro país, la importancia que los comunistas tuvimos en la misma y cómo se iba desarrollando un movimiento social que, por las cuestiones que trata es, también, profundamente político e ideológico. Estamos hablando de un frente de masas en el que los comunistas estamos intentando vincular la construcción de la izquierda anticapitalista del siglo XXI a las luchas del pasado, recuperando la memoria de los hombres y mujeres que defendieron la II República frente al fascismo, las oligarquías españolas, la Iglesia Católica, el imperialismo nazi-fascista y el gran capital occidental. Se trata, pues, de poner uno de los pilares básicos para construir la izquierda a partir de la Historia.

El trabajo en este frente de lucha fue concebido desde la filosofía de la praxis. Siempre se unificaron en él la teoría y la práctica, intentando huir de la pasividad de teorizaciones que, al no estar acompañadas de acción social y política concreta, se quedan, en el mejor de los casos, en una mera declaración de intenciones. Hemos organizado decenas de actos, mesas redondas y homenajes, hemos realizado la exhumación de restos de compañeros y camaradas asesinados para rescatar sus ideas, denunciar al régimen franquista y destruir el fascismo ideológico y cultural existente aún en el Estado Español y hemos dinamizado en la medida de nuestras posibilidades el movimiento.

Entendiendo que la tarea del Partido es globalizar las luchas, nos dotamos de unos objetivos de trabajo que intentasen dar respuesta a todos los aspectos que rodean la memoria histórica. Había cuestiones profundamente humanas, al contarse por centenares de miles las personas que se vieron afectadas por la represión, por lo que también se cuentan por centenares de miles las familias y supervivientes que buscan respuestas, satisfacción moral y justicia; cuestiones culturales, a través de las cuales se vinculaban especialistas de diversas disciplinas (Historia, Arqueología, Antropología, Psicología, Literatura, Cinematografía, Documentación, Derecho, etc.); y cuestiones políticas, al hablar de personas que sufrieron represión –en la mayoría de los casos– por su ideología, porque el trabajo social y político que realizamos afecta, profundamente, a los valores democráticos de la sociedad española, porque recuperamos referentes y ejemplo militante que fortalece ideológicamente al conjunto de la izquierda, porque la actividad, para poder ser desarrollada, implica la necesidad de realizar trabajo político y social, tanto en la base de la sociedad, como en las instituciones, transformando este frente de masas en un instrumento constante de formación de cuadros, porque con nuestro trabajo concreto cuestionamos el sistema de valores del pensamiento unipolar, porque el conocimiento nos permite historizar las relaciones de dominio existentes en la actualidad, porque suscitamos un profundo debate sobre la transición y porque, al hablar de crímenes contra la humanidad, el trabajo adquiere implicaciones jurídicas, relacionadas con la defensa de los Derechos Humanos y la Lucha contra la Impunidad, que ponen en entredicho todo el actual sistema jurídico sobre el que se asienta el estado burgués español, incluida la propia corona.

Al comprobar la pluralidad ideológica existente entre los represaliados y, al mismo tiempo, entre las personas que se acercaban al movimiento, vimos también la necesidad de constituir un marco orgánico capaz de unir, a través de objetivos y trabajos concretos, a un amplio abanico de personas y colectivos. Esto nos llevó a la constitución del Foro por la Memoria.

Inicialmente, el Foro por la Memoria nació, a finales de 2002, como una expresión de lo que hasta aquel momento era la Comisión de Memoria Histórica del PCE -que venía trabajando desde finales del año anterior- para actuar dentro del movimiento que, como hemos dicho antes, aún era emergente. Comenzaron a unirse personas ilusionadas con los objetivos que nos habíamos marcado y el Foro por la Memoria fue tomando vida propia, siempre impulsado y ayudado por el PCE, pero abriéndose a la sociedad y actuando de vínculo entre el Partido y la misma.

La dimensión que el trabajo realizado ha tomado, tanto a nivel social como político, se expresa día a día en los medios de comunicación, la propia Web del Foro por la Memoria (con casi doscientos mil accesos mensuales), la recuperación de muchas de nuestras señas de identidad, el debate social que ha suscitado sus actuaciones, los constantes ataques que sufre por parte de la derecha española (que se niega a ser, como su homónima europea, una derecha liberal y antifascista) y la extensión del movimiento que, conforme va pasando el tiempo va adquiriendo, día a día, una mayor amplitud.

Las elaboraciones realizadas hasta la fecha (Manual de Memoria Histórica y Protocolo de Actuación para las Fosas Comunes, Batería de Propuestas respecto a la Memoria Histórica), basadas todas ellas en el trabajo realizado con mucho esfuerzo por los activistas y simpatizantes del Foro, están permitiéndonos incidir social e institucionalmente, al estar asentados sobre la experiencia que se ha ido adquiriendo a lo largo de estos años con el trabajo concreto. Los documentos se han basado en el acercamiento a cada una de las cuestiones planteadas, no desde fuera del movimiento, sino trabajando cotidianamente en el mismo, aprendiendo y conociendo. Nuestra apuesta, en este sentido, es tratar de convencer a toda la sociedad española y sus instituciones de lo correcto de nuestros planteamientos, en estos momentos en los que el Gobierno intenta realizar una “segunda transición” impregnándola de los valores hegemónicos del pensamiento único, tratando de hacer un rescate de la memoria histórica que, en la realidad, supone una forma de revisionismo que liga la lucha desarrollada contra el fascismo en defensa de la II República a los valores constitucionales de la monarquía parlamentaria. No hay más que hacer un seguimiento de sus actuaciones: sustitución del apelativo “republicanos” por “constitucionalistas” (expresión utilizada por el Presidente Zapatero), intento de vincular la actual bandera constitucional con la bandera tricolor (así ocurrió en los actos de conmemoración de la liberación de Mauthaussen), igualación de los antifascistas a los fascistas (el desfile del Sr. Bono es prueba palpable de ello), retirada de símbolos fascistas con vergüenza (la retirada nocturna de la estatua ecuestre de Franco en Madrid muestra el verdadero carácter del tipo de memoria que se quiere establecer), negativa a la judicialización de las actuaciones, etc.

La idea inicial era construir una gran red de grupos que, trabajando con autonomía, se vinculasen entre ellos a través de objetivos y métodos de trabajo comunes que homogenizasen todas las actividades, haciendo el mejor uso posible de las nuevas tecnologías y las autopistas de la información (Internet).

La forma de actuar fue la de crear un núcleo central que realizase unas primeras actividades y que, posteriormente, fuese transmitiendo sus experiencias a nuevos núcleos, de tal forma que, a través de la red de colectivos, fuese fluyendo y socializándose la información. Al mismo tiempo, la visita a distintas organizaciones del Partido para que se involucrasen en estos proyectos fueron multiplicándose, con resultados muy variables que han puesto en numerosas ocasiones en evidencia la debilidad orgánica e ideológica que sufre el PCE en la actualidad. A las pruebas hemos de remitirnos, cuando después de haber contactado con alguna organización del Partido, a pesar de facilitar los documentos y manuales para trabajar y estando abiertos, desde el núcleo central, a orientar, ayudar y a compartir con ellos las primeras experiencias, incluyendo los viajes necesarios para ello, los camaradas han sido incapaces de poner en marcha ninguna actividad. Al mismo tiempo, se cuentan por centenares las personas, sin vinculación orgánica con el PCE, que están interesadas en incorporarse al trabajo del Foro por la Memoria en distintas provincias, sin embargo, a pesar del apoyo prestado en muchos lugares no se ha tenido ni la capacidad ni el compromiso para actuar por parte de las organizaciones territoriales del Partido. Por otro lado, hay provincias donde la idea ha calado profundamente y la memoria histórica se ha convertido en una actividad cotidiana más de la organización del PCE en la zona. En este sentido, sería necesario iniciar un proceso constituyente del Foro por la Memoria en todas las provincias para que, si las organizaciones del Partido no son capaces de poner en marcha la tarea, sean personas sin vinculación orgánica con el PCE, pero que aceptan los objetivos y metodología del Foro, las que la realicen. Familiares, especialistas, activistas sociales y militantes antifascistas de diversas ideologías están deseando incorporarse al Foro, si los camaradas que se encuentran en los territorios donde esas personas viven no son capaces de poner en marcha la organización, es obligación nuestra dar todas las facilidades para que esas personas se organicen a través del marco asociativo del Foro por la Memoria.

A pesar de la situación, la valoración global del trabajo realizado es bastante positiva, si bien aún se está muy lejos de los objetivos marcados, en todos los sentidos. Lo que no se puede poner en duda es que el movimiento por la recuperación de la memoria histórica ya es un hecho y tiene una gran extensión. La estructura orgánica del PCE ha servido a su construcción y, las aportaciones teóricas realizadas por los comunistas en el mismo, sumadas a su vinculación al trabajo concreto, han permitido que el movimiento no quedase exclusivamente en cuestiones nostálgicas y humanitarias, sino que lo ha llevado más allá, dándole significados sociales y políticos vinculados a la izquierda transformadora y al fortalecimiento de los valores democráticos.

El papel de los comunistas hasta la fecha ha sido el siguiente:

1.- Constitución de una Comisión Federal de Memoria Histórica que analizase las iniciativas que estaban en marcha y tomase contacto con las personas y entidades que las estaban realizando. Vinculación a asociaciones y fundaciones ligadas al PCE que estaban trabajando en este frente.

2.- Resolución de reconocimiento a los camaradas veteranos y para impulsar el trabajo en el movimiento en el XVI Congreso.

3.- Constitución del Foro por la Memoria como asociación específica para intervenir en el movimiento.

4.- Creación de una página Web que sirviese como instrumento de divulgación y referente.

5.- Redacción de decenas de documentos teóricos y publicación de artículos respecto a la memoria histórica desde todos los puntos de vista. Esto nos ha permitido, unido al trabajo de base, la posibilidad de liderar una gran parte del movimiento.

6.- Elaboración de manual de trabajo para la memoria histórica y protocolo de actuación para la exhumación de fosas comunes. Lo que nos ha permitido intentar dar homogeneidad en el trabajo y transmitir la experiencia a los nuevos núcleos de trabajo.

7.- Organización de decenas de actos en todo el estado (divulgativos, formativos y homenajes).

8.- Realización de varias exhumaciones junto a otras organizaciones y en solitario como Foro por la Memoria. Respecto a este tema, tenemos que decir que la mayor excavación de una fosa común realizada por una asociación, con trabajo voluntario, la ha realizado el Foro por la Memoria en Santaella (Córdoba). Esta actuación está considerada como pionera en todos los sentidos. Se abrieron dos fosas paralelamente separadas por siete kilómetros, con dos grupos de trabajo, el equipo multidisciplinar requerido para una excavación (tal como se plantea en el Protocolo de actuación para las fosas comunes) estuvo completo (abogados, arqueólogos, documentalistas, historiadores, antropólogos, psicólogos, fotógrafos, especialistas en fuentes orales) y se cubrieron con creces todos los objetivos, tanto humanos, como culturales y políticos.

9.- Establecimiento de alianzas del Partido con la sociedad mediante el Foro por la Memoria, sumando a numerosas personas sin vinculación orgánica con el PCE. Familiares, supervivientes, especialistas de diversas disciplinas, militantes de otras organizaciones y entidades sociales se han sumado al trabajo.

10.- Elaboración de propuestas para dar solución a los problemas generados por el olvido a que se sometió a los antifascistas españoles víctimas del franquismo, del fascismo y del nazismo.

11.- Iniciación de un proceso de intervención institucional a través de reuniones con Amnistía Internacional en el año 2003 y en el 2004 que posibilitó la llegada de nuestras propuestas al Gobierno. Hay que indicar que Amnistía Internacional envió observadores a nuestras actuaciones con las fosas para que comprobaran, in situ, nuestra forma de actuar. Esto posibilitó, primero, que el Gobierno asumiese nuestra primera propuesta creando una comisión interministerial, y segundo, la posibilidad de aportar documentación y propuestas concretas a la misma.

12.- Lanzamiento de una campaña de retirada de monumentos y nombres de calles que ensalzan el fascismo, con una fuerte participación popular.

13.- Creación de una página Web interactiva específica con listados de desaparecidos, fusilados y víctimas del fascismo que está prestando un servicio público a investigadores, familiares y asociaciones, permitiendo una gran participación. Este instrumento del Foro no tiene precedentes en nuestro país.

14.- Elaboración de varios documentales divulgativos que han permitido que nuestro trabajo sea conocido en todo el mundo, con grabación de numerosos testimonios orales de veteranos y veteranas. El documental realizado en Otero de Herreros está circulando no sólo por el Estado Español, sino que ha sido proyectado en universidades y centros culturales extranjeros.

Estos quizás sean los puntos mas importantes a destacar, sin menospreciar cuestiones de no menor importancia como la ruptura del cerco mediático a que nos hemos visto sometidos, el impulso a la constitución de otras asociaciones de ámbito territorial, tanto de familiares, como de veteranos o de investigadores, la entrada en institutos, colegios y universidades y la gran cantidad de grabaciones de testimonios orales que se han realizado.

Hasta ahora el papel del Partido, en definitiva, ha sido el de dinamizar y apoyar los trabajos del Foro por la Memoria -y el resto de organizaciones con las que compartimos objetivos- y dar dirección política (en el sentido gramsciano del término: capacidad de propuesta, de compromiso con el proyecto, constancia en el trabajo y ejemplo de los militantes) al movimiento, transformando el Foro por la Memoria en un espacio de trabajo político y social a través del cuál el Partido se vinculaba a la sociedad. La rentabilidad política del mismo no se medía en el corto plazo, sino en la incidencia ideológica y orgánica que se sustanciase a largo plazo mediante la construcción de movimiento popular que, impregnando de valores e ideas que se rescataban, formase parte del nuevo “bloque histórico”, de la izquierda social y política del siglo XXI. Siempre se ha buscado la hegemonía, entendida ésta como consenso con los aliados y confrontación con los enemigos. El consenso con los aliados se construía alrededor de los objetivos básicos que marcaban el trabajo (humanos, culturales y políticos) y la confrontación con el enemigo se producía en lo ideológico, día a día, al mostrar los efectos de la represión sobre los antifascistas españoles y su defensa de los valores democráticos, marcando las contradicciones existentes en el actual régimen constitucional español.

El trabajo realizado por el Foro durante este tiempo han descansado sobre tres pilares: el componente humano (familiares y víctimas), el cultural (especialistas de diversas disciplinas) y el político (los militantes). Con la creación de la Secretaría de Memoria Histórica, si no se matizan sus funciones y se deja claro un plan de trabajo, el movimiento corre riesgos. En primer lugar, el componente político partidista del movimiento puede ser puesto por encima de los demás componentes, con esto quedaría cuestionado el papel de las familias, los especialistas y los compañeros de otras ideologías que comparten con nosotros nuestra forma de entender la memoria histórica, con lo cual la acción social y política globales, que sirven de palanca para la construcción de movimiento popular, quedaría imposibilitada. En segundo lugar, nos podemos encontrar con camaradas que intenten buscar la rentabilidad política en lo inmediato, provocando que los objetivos iniciales, marcados en el manual de trabajo varíen, exigiendo que la parte política se anteponga a las cuestiones humanas y culturales, impidiendo con ellos que surja el elemento Político (con mayúsculas) que representa la dinámica del movimiento. Con esta situación, los elementos con los que se había trabajado hasta este momento para conquistar la hegemonía pueden verse cambiados y ser sustituidos por otros, lo que nos llevaría al aislamiento y la paralización del trabajo. En tercer lugar, la capacidad de propuesta puede llegar a verse sustituida por el control, la generosidad mostrada con los aliados, por intereses políticos banales; el ejemplo y el compromiso con el trabajo por el “ordeno y mando” desde la inacción; la búsqueda de unidad con otras fuerzas sociales y políticas por el sectarismo; y los intentos de construir un espacio de trabajo por el intento de transformar el Foro por la Memoria en un instrumento de poder político dentro del propio PCE, en vez de un instrumento de construcción de contrapoder. Las contradicciones que se producirían provocarían la paralización en las actividades al romper el consenso existente con los aliados. Por otro lado, si bien el trabajo en la memoria histórica ha sido capaz de atraer a varios camaradas, la organización del Partido, en su mayor parte, aún no ha asumido la importancia que este frente de lucha tiene y muchos comités aún no se han planteado la necesidad de trabajar en él. Tampoco en el ámbito institucional, en muchos casos, se ha comprendido el carácter de la lucha que se desarrolla, no entendiendo, numerosos camaradas que ejercen cargos públicos, la importancia a todos los niveles que la memoria histórica tiene, cuando no han apostado por actuaciones desprovistas de contenidos ideológicos. De hecho, todos estos problemas han surgido ya en el seno la permanente de la Comisión de Memoria Histórica desde que se anunció la creación de una Secretaría de Memoria Histórica en la Conferencia de Organización celebrada en 2004.

La situación provoca, por un lado, la necesidad de que este XVII congreso dé un fuerte apoyo al trabajo en este frente, pero entendiendo que no es el Partido el que debe sustituir al movimiento, sino que debe apoyarlo y darle dirección política (en el sentido gramsciano del término, tal como se ha dicho anteriormente) y, al mismo tiempo, evitar que el Foro por la Memoria pierda la autonomía que le ha permitido desarrollarse hasta ahora. Es más, sería necesario y deseable dotar al Foro de un grado de autonomía mucho mayor al objeto de que pudiese iniciar un proceso constituyente en todo el Estado para poder abrirse más a la sociedad y a otras organizaciones de izquierdas (sindicatos, partidos, asociaciones, etc.). No se trata de que los comunistas instrumentalicemos el Foro por la Memoria y el movimiento, sino de ganar la dirección política y ser capaces de liderarlo a través de nuestro compromiso (y cuando hablamos de compromiso, hablamos de constancia en el trabajo) y nuestras propuestas. Si deseamos dirigir el movimiento por la memoria histórica no será mediante el oportunismo, el sectarismo, el dogmatismo, la prepotencia, el tacticísmo y la falta de compromiso, sino mediante el trabajo.

Por ello, creemos en la necesidad de la creación de una Secretaría de la Memoria Histórica en el seno de la Comisión Permanente, pero no para instrumentalizar, sino para dinamizar, impulsar y colaborar con los y las camaradas que, desde hace años, están trabajando dentro del Foro por la Memoria, cuyo trabajo está siendo referencia en todo el Estado, asociación que debe ser vínculo del Partido en lo relacionado con la Memoria Histórica. Ahora bien, con ánimo de que esta nueva Secretaría sirva para dinamizar el movimiento, sin romper con la autonomía del mismo y evitar todos los problemas enumerados anteriormente, proponemos el plan de trabajo siguiente, así como su organización básica. También debemos plantearnos el perfil de las personas que deben dirigir esa secretaría. La secretaría no puede ser dirigida por personas ajenas al movimiento, tampoco por camaradas que han mostrado una total falta de compromiso, ni por aquellos que critican su falta de protagonismo desde la inactividad más absoluta en el movimiento, aduciendo una supuesta falta de organicidad, ni por los que analizan el trabajo ajeno desde dogmatismos estériles para esconder su pereza en la acción. La secretaría debe ser dirigida por camaradas de probado compromiso con el trabajo, camaradas que han demostrado su capacidad para establecer alianzas con personas ajenas al PCE, camaradas que han entendido que no es cuestión sólo de reunirse para hablar, sino de trabajar, pero no unas horas de vez en cuando, sino todos los días.

Organización del PCE para apoyar al Foro por la Memoria.

El PCE debe dotarse de una Secretaría de Memoria Histórica que, a nivel federal, no debe estar compuesta por más de tres camaradas. El perfil de los mismos debe ser el siguiente:

a.- Deben ser personas que hayan mostrado un fuerte compromiso con el trabajo en este frente de masas.

b.- Deben tener un profundo conocimiento del movimiento, las organizaciones y personas que lo componen y los trabajos realizados hasta la fecha.

c.- Deben tener un profundo conocimiento sobre el trabajo de base y la construcción de redes de trabajo.

El plan de trabajo que debe desarrollar debe ser el siguiente:

• Elaboración de un censo de camaradas que estén –o hayan estado– trabajando en la memoria histórica. Este censo debe ser constantemente actualizado para conocer en cada momento la extensión del avance del Partido en este frente de masas.
• Elaboración de un calendario de reuniones con cada Federación para que en sus respectivos congresos constituyan las correspondientes secretarías de memoria histórica que garanticen, a su vez, que el trabajo se extiende a la base. De forma coordinada con los órganos de dirección correspondientes, en el plan deberán estar incluidas reuniones a nivel de base al objeto de garantizar que en cada agrupación se comprendan la importancia y necesidad de trabajar en este frente de masas y los objetivos perseguidos.
• Elaboración de un plan de seguimiento para garantizar el punto anterior.
• Elaboración de un plan de reuniones de ámbito estatal para garantizar la cohesión del Partido en este frente de masas.
• Garantizar el uso de los locales del Partido a las asociaciones y fundaciones que lo necesiten. Para ello se redactará un protocolo que deberán firmar ambas partes.
• Dar dirección política al movimiento respetando la autonomía del mismo.
• Coordinación del trabajo con otras secretarías del PCE.