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Franco - Hitler. "Primero, conquiste Gibraltar"
EDUARDO MARTÍN DE POZUELO - 10/07/2005 - La Vanguardia


A fin de conocer mejor a Franco, en julio de 1945 Estados Unidos envió secretamente a su embajada en Madrid la correspondencia entre Hitler y Franco que fue hallada en los archivos del ministro nazi Von Ribbentrop

EL 18 DE SEPTIEMBRE DE 1940 Hitler escribió a Franco ofreciéndole todo tipo de ayuda para España, a la que ya consideraba en guerra

HITLER ANUNCIÓ LA expulsión de los ingleses del Mediterráneo para solucionar definitivamente el problema de aprovisionamiento español

"LA ENTRADA DE España hará que la guerra sea muy difícil para Inglaterra, que se verá forzada a entregarse", escribió Hitler

Durante el verano de 1940, mientras los respectivos ministros de Asuntos Exteriores de Franco y Hitler hacían de mensajeros, ambos jefes de Estado se cartearon personalmente. En la confianza de sentirse del mismo lado, Hitler escribió a su apreciado Caudillo para advertirle de que, desde su punto de vista, España ya estaba en guerra, que debía invadir Gibraltar y que los británicos no se atreverían a atacar la Península Ibérica. España era necesaria para batir al enemigo inglés. El líder español estaba de acuerdo con las apreciaciones de Hitler y así se lo hizo saber en su carta de respuesta, guardada celosamente en los archivos del ministro de Asuntos Exteriores alemán Joachim Von Ribbentrop.

Cinco años después de escribirse aquella correspondencia fue incautada por los Aliados, traducida al inglés y remitida al embajador de EE.UU. en Madrid -exactamente el 17 de julio de 1945- bajo el más extricto de los secretos. La finalidad de tan delicado envío era que los funcionarios estadounidenses destinados en España pudieran evaluar, con el máximo conocimiento de causa, la realidad del franquismo, con el que EE.UU. tenía que aliarse y colaborar desde ese momento. Pasadas seis décadas, el resultado de aquella medida es que las históricas epístolas están desclasificadas y al alcance de todos los interasados en esta historia.

El 18 de septiembre de 1940 las tropas de Hitler, que ya se habían topado con lo que representaría durante toda la II Guerra Mundial la resistencia británica, hacía menos de un mes que se paseaban por las fronteras franco españolas del Bidasoa y Le Perthus. De hecho, la invasión de Francia se había consumado el 21 de junio anterior con la firma -en el mismo vagón donde en 1918 se había sellado en falso el armisticio- de las condiciones impuestas por Hitler a Francia. Mientras tanto, al sur de la Francia ocupada, unos españoles destrozados por una recién terminada Guerra Civil trataban de sobrevivir mientras Franco y su nuevo régimen negociaba a su modo con el líder de un Reich que debía durar mil años.

Aquel 18 de septiembre de 1940 Hitler dictó una carta. Era la respuesta a un mensaje que Franco le había hecho llegar por mediación del germanófilo Serrano Súñer, el ministro de Asuntos Exteriores español del primer gobierno franquista. F8 0217-0222 es el código con el que los agentes norteamericanos han guardado durante 60 años el texto remitido por el dictador en alemán. Una carta en la que el que autor de Mein Kampf saludaba cariñosamente a Franco, le anunciaba que "el ministro Súñer me ha pasado sus mensajes" y que su Alto Estado Mayor estaba de acuerdo con él en ocho reflexiones que le transmitía en aquel mismo documento y que, obviamente, representaban la opinión y los deseos del Führer para España. Eran tiempos de expansión para el Reich y de victoria para la Wehrmacht, aunque no tanto para la Luftwaffe que no había podido impedir que los pilotos de la Royal Air Force (RAF) británica alcanzaran objetivos en Alemania con relativa facilidad.

Poco antes, en julio, agotadas todas las posibilidades de un arreglo con los ingleses, el Führer había decidido que un desembarco en Inglaterra era posible con tal de que estuviera asegurada la superioridad aérea y otras condiciones. Al mes, RAF y Luftwaffe protagonizaron la Batalla de Inglaterra; una campaña prevista para seis semanas en la que los aviadores del mariscal Goering, Jefe Supremo de la Luftwaffe (fuerza aérea), se suponía que eliminarían a la real fuerza aérea británica de la faz de la tierra y, naturalmente, del cielo de Inglaterra. Mientras tanto, Wehrmacht (ejército) y Kriegsmarine (armada) se preparaban para la invasión de Gran Bretaña en los puertos franceses del Canal de la Mancha. Sin embargo, la heróica resistencia de la RAF dio al traste con los planes de Hitler, acostumbrado hasta el instante a invadir países en tiempo record. La Blitzkrieg o guerra relámpago -basada en el avance constante- no podía aplicarse en Gran Bretaña y el asunto se le había torcido tanto que, a mediados de septiembre de 1940 el alto mando alemán ya era consciente del fracaso de la campaña de Inglaterra. El plan de invasión se iba aplazando al tiempo que la RAF era capaz de bombardear de los medios de desembarco acumulados por los alemanes sobre la costa francesa. El 17 de septiembre se postergó nuevamente un plan de invasión de Inglaterra que jamás llegaría a practicarse. El 18, Hitler escribió a Franco.

Los ocho reflexiones que Hitler menciona en su misiva comenzaban, según la versión del texto hallado por Estados Unidos, con la afirmación taxativa de que España ya estaba en guerra, de modo que, tácitamente, el Führer ponía en cuestión la no beligerancia inicial de Franco y su neutralidad posterior. "La guerra está decidiendo el futuro de toda Europa. España ya está en ella, debido al bloqueo británico, que irá a peor hasta que Inglaterra sea vencida. Expulsar a los ingleses del Mediterráneo terminará siendo una solución completa de los problemas de aprovisionamiento de España"·

Una vez decidida la posición española, Hitler aconsejaba a Franco cuál debía ser su primera acción militar. "El primer acto de España en la guerra debe ser la conquista de Gibraltar. Se podría hacer en unos cuantos días con tropas y material moderno y probado en la batalla", le escribió Hitler anunciado que pondría a disposición del entonces fatigado y obsoleto ejército de Franco el material bélico necesario para una guerra militarmente muy distinta a la desarrollada poco antes en España. "Alemania está lista para poner estas tropas y material al servicio de la alta jefatura española en la medida requerida", anunció el canciller alemán convencido de que "capturar Gibraltar nos asegurará el Mediterráneo, y se crearán de nuevo las conexiones españolas con África del Norte (Marruecos español)".

La posibilidad de un ataque del Reino Unido sobre las costas gallegas era una opción que el Führer tenía en cuenta y para ella ofrecía una imaginativa solución que no pasaba por la habitual instalación de artillería pesada en la costa: "la mejor protección serían unidades de bombarderos, preparados cerca de la costa. Alemania promete apoyo en este punto", ofertó de nuevo.

Por lo que se deprende de su carta, Adolf Hitler tenía algunas dudas sobre la actitud futura de "los ingleses" respecto a Franco y a España, pues, mientras estaba persuadido -eso decía- de que los británicos no atacarían la Península, temía una acción militar sobre las islas Canarias. En realidad, la fuerza aérea alemana acariciaba la idea de una base estratégica en Canarias. Sea como fuere, el Führer quería convencer a Franco de que entrara en combate y que éste supiera que podía contar con su ayuda.

"Considerando la situación militar de Inglaterra en el presente, es una conclusión obvia que Inglaterra no intentará ninguna operación terrestre, ni en su costa, ni en la de Portugal, pero en caso de que así fuera, Alemania proporcionaría soporte de tierra y aire. Inglaterra podría intentar acciones navales contra las islas Canarias, pero los bombarderos y submarinos mantendrían alejada a la flota. Estos aviones deberían estar con base en Las Palmas antes o al mismo tiempo que España entrara en la guerra". Así las cosas, el futuro inmediato previsto y comentado por el jefe del estado alemán al Generalísimo español era optimista para sus intereses expansionistas. "Si los italianos llegarán a ponerse a distancia de Alejandría este invierno, Inglaterra perderá su posición naval en el Mediterráneo. Entonces el norte de África estará abierto al ataque de los alemanes, los españoles y los italianos".

Antes de acabar, Hitler quiso reiterar por enésima vez que estaba dispuesto a facilitar la ayuda que Franco solicitara para que una España paupérrima y agotada, en la que la represión contra los vencidos no había hecho más que comenzar, entrara en guerra del lado nazi-fascista. "Alemania está lista, como ya se ha mencionado, para poner a disposición de la alta jefatura española, no sólo los equipos militares necesarios, sino también ayuda económica en el el mayor grado posible para Alemania. En el caso de que España decidiera entrar en esta guerra, Alemania ha de mentalizarse para mantenerse leal y firmemente del lado español hasta que se logre un final victorioso, como hemos hecho en la Guerra Civil española", escribió el Führer que se despidió con optimismo: "Es evidente que la victoria llegará; la entrada de España hará que la continuidad en la guerra sea muy difícil para Inglaterra, y se verá forzada a entregarse de una vez por todas. Mis más cordiales saludos. Adolf Hitler".

Cuatro días después, el 22 de septiembre de 1940, Franco contestó también por escrito a "Mi querido Führer".

Investigación: Eduardo Martín de Pozuelo
Redacción y edición: Iñaki Ellakuría
Documentación: C. Salmurri y F. Martínez