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Los espías del consulado. La dictadura desmontó en Barcelona la red aliada de agentes españoles que descubrió el montaje secreto alemán en España
EDUARDO MARTÍN DE POZUELO - 23/07/2005 - La Vanguardia

http://www.lavanguardia.es/web/20050723/51189665818.html


LOS ESPÍAS ESPAÑOLES de la OSS no sólo trabajaban en territorio español, también entraban en Francia, donde se veían con la resistencia

Entre los miles de documentos relativos a España y la Segunda Guerra Mundial guardados en los Archivos Nacionales de Estados Unidos, hay muchos que se conservan en español, tal cual fueron obtenidos en su momento por los agentes de la contrainteligencia norteamericana, la división X-2, dependiente de la OSS, predecesora de la CIA. Suelen ser informes robados en la Dirección General de Seguridad franquista que, por su contenido, delatan claramente de qué bando trabajaba la policía y los servicios de información de la dictadura. A diferencia de los textos secretos norteamericanos, los autóctonos tienen menos sellos oficiales, códigos y referencias para su archivo y control, pero también aportan sus detalles.

Uno de los comunicados guardados por EE. UU. informa de la desarticulación en Barcelona de una red de espionaje española que trabajaba para los aliados. La nota contiene los nombres y apellidos de los agentes, que reproducimos en este reportaje pero no ofrece más datos sobre ellos. Obviamente, cuando los norteamericanos consiguieron el papel, sabían que su montaje había sido descubierto, pero la red catalana ya había hecho un trabajo de espionaje tan sorprendente como realmente extraordinario.

Corría 1944 (el documento en EE. UU. figura como archivado ese año) cuando los agentes estadounidenses se hicieron con la copia de un informe, realizada con papel carbón, escrito con una máquina de escribir de impresión irregular y que carecía de la letra eñe. Se trata de una nota interna sobre el descubrimiento de una organización de espionaje al servicio del consulado norteamericano de Barcelona "encabezada por Eduardo Castelltort" del que, escribieron, "es el que directamente dirigía todo el grupo". La utilización del pretérito dirigía permite descubrir que al redactarse la nota, los espías ya habían sido detenidos.

Según decían haber descubierto, la red funcionaba de la siguiente forma. Bajo las ór-denes de Castelltort, "se encontraba Martín Torrens, que era el encargado de reclutar agentes para efectuar servicios de información y vigilancia".

Siguiendo la cadena de mando descrita en la nota, "bajo las inmediatas órdenes" de Torrens estaba José Manteca, que era el "encargado de los aparatos de radio y emisoras clandestinas", y José Godofredo Roig, responsable nada menos que de "sacar fotografías a todos los alemanes de la Gestapo, del Servicio de Militar alemán, y demás personas que el servicio precisaba para obtener fichas".

Con los tres anteriores, sin duda eje central de la organización catalana al servicio de los aliados, colaboraban al menos otras diez personas que se enumeran calificándolas de "agentes informadores". Son, según consta en el documento: Pedro Rodríguez, Francisco Garrau, José Añó, Ignacio Soler, Luis Prat, Fulgencio López, Vicente Pla, Enrique Balaguer, Miguel Vila y, añaden, "otros más", entre los que citan el apellido Carrau y a Javier Esteller.

La labor de espionaje contra los nazis realizada por estas personas fue impresionante y sus logros - destacados con alarma por los servicios de información franquistas- hablan por sí solos de un valor heroico, además de tener una importancia estratégica vital para las fuerzas anglo-americanas. Prueba de ellos es que el autor del informe dejó por escrito que "la cantidad de servicios hechos por esta red son incalculables". Así la red de Castelltort, Torrens, Manteca y Roig hizo un croquis de todos los emplazamientos de las baterías costeras del litoral español y "un estadillo de las fuerzas militares" desplegadas en nuestro país. También informó a los aliados del movimiento "de todos los barcos en todos los puertos españoles" y de la producción de empresas, como las catalanas Elizalde e Hispano Suiza, que en aquellas fechas fabricaban motores de aviación.

Pero además, la organización extendía su trabajo más allá de nuestras fronteras, adentrándose en Francia donde obtenían información, en conexión con la Resistencia gala - como contacto se cita a Pierre Michel-que traían de nuevo a Barcelona para entregarla a en consulado de EE. UU. Para atravesar la frontera, la propia organización "se proveía de los laissez-passer (salvoconductos)" con los que los agentes españoles atravesaban el Pirineo por Sant Joan de les Abadesses y llegaban a "todas las regiones de Francia al objeto de obtener información que pasaban por la frontera hasta Barcelona".

Es evidente que el grupo de espías alcanzó un grado sorprendente de efectividad pues "estos elementos controlaban, además, con todo detalle, las materias y mercancías que se enviaban a Alemania, así como el material de guerra que era suministrado a España". Sin embargo, el descubrimiento más valioso de la red no se menciona al comienzo de la reiterada nota, sino al final. Tanto es así que el propio redactor de ésta subraya su valor: "El servicio más importante realizado por este grupo de información ha sido el de descubrir toda la organización secreta alemana en España, tanto militar como la de la Gestapo, habiendo fichado a todos sus agentes". Una frase que describe un hecho portentoso.

Para lograr tan espectacular e histórico resultado; Castelltort, Torrens, Manteca, Roig, Rodríguez, Garrau, Añó, Soler, Prat, López, Pla, Balaguer, Vila, Carrau, Esteller y otros más vigilaron las casas comerciales y las organizaciones alemanas, que, como explicábamos en reportajes anteriores, se camuf laban bajo empresas tapadera muy difíciles de localizar. Sin embargo, en este caso lo lograron y de este modo los espías aliados controlaron a los alemanes y obtuvieron "fichas y domicilios de todos ellos, como la de Herman Hanf len con el coche que utilizaba, la de Enrique Kuss, la de Luis Pratdesala, la de Pablo Seitung, la de Alfredo Oppman, la de Manfred Steingler, la de Hugo Hubert, la de los situados en la Casa Carandini, la de Toheck, etcétera, etcétera; figurando entre estas también la ficha y la fotografía del Jefe de Información español, capitán Chamorro". Los datos por la organización eran "recogidos por Javier Esteller, que por mediación de Carrau eran entregadas al Consulado de EE. UU. de la plaza de Cataluña".

La nota acaba facilitando dos datos adicionales; uno curioso y otro inquietante. El primero, que los españoles habían descubierto la red alemana en España "siguiendo los movimientos y entradas y salidas de la casa Merck en Barcelona"; y el segundo, que "se continúan practicando diligencias para el completo esclarecimiento de los hechos".

Investigación: Eduardo Martín de Pozuelo
Edición: Iñaki Ellakuría
Documentación: C. Salmurri, F. Martínez
Mañana: "El tesoro español de Mussolini"/ 15