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CHRISTINA HARDT. "Mi familia me pidió silencio, no quería que investigara sobre la Guerra Civil"
La Opinión - A Coruña - 27/09/2005




CHRISTINA HARDT, CINEASTA Y PRODUCTORA DE TELEVISIÓN (NIETA DE UNA VÍCTIMA DEL FRANQUISMO)

"No sé si se puede hablar de censura. Lo cierto es que cuando gobernaba el PP, envíe mi documental a decenas de cadenas y productoras y la respuesta fue siempre la misma: es bueno, pero es un tema muy delicado".

R. Prieto / A Coruña

Cuando a los 17 años, Christina Hardt descubrió que su abuelo había sido fusilado durante la Guerra Civil hizo una promesa a su abuela: grabar un documental para que todo el mundo supiera quién y por qué había matado a Francisco Redondo. En 1991, Christina viajó de EEUU a El Bierzo para iniciar la grabación de Muerte en El Valle, coproducido por la Channel Four Television de Reino Unido. La cineasta y productora de televisión, que logró romper el "pacto de silencio" que habían firmado sus familiares para intentar olvidar un pasado doloroso, presentará mañana en A Coruña su proyecto -a las 120.00 horas en el Aula de Cultura de Caixa Galicia, en la calle Médico Rodríguez-.

-¿Cómo surgió la idea de grabar Muerte en El Valle?

-En mi familia, que emigró a Francia y años más tarde a EEUU a raíz de la Guerra Civil, había mucho misterio sobre la muerte de mi abuelo. Era como un gran secreto. Nunca me daban detalles; sólo me decían que había sido de una hemorragia. A los 17 años me lo contó mi abuela: había sido fusilado por la Guardia Civil. Aún hoy me hago la misma pregunta y no tengo respuesta. ¿Por qué? Incomprensiblemente en el certificado de defunción constaba como causa de su muerte una hemorragia cerebral. Eso me indignó. Tenía que hacer algo. Le prometí a mi abuela que iba a hacer un documental para averiguar la verdad y para que todo el mundo supiera qué había ocurrido. Quería saber quién y por qué había matado a mi abuelo.

-Cuando empezó la grabación en El Valle, ¿cómo reaccionaron los vecinos?

-Me sorprendió. Ya me conocían porque yo desde pequeña había pasado veranos allí, sin embargo al preguntarles sobre la Guerra Civil intentaban cambiar de conversación. Estaban molestos. Mis preguntas les resultaban incómodas. A mí me extrañaba ese comportamiento. ¿Por qué ese silencio? ¿Por qué esa amnesia? Con el tiempo comprendí que la gente aún temía represalias. Es como si los pequeños pueblos se quedaran congelados en el tiempo. Y es que como los que años atrás le habían hecho daño aún andaban por ahí, tenían miedo a volver a sufrir.

-¿Y su familia?

-Mi bisabuela no quería hablar de lo ocurrido porque le hacía daño. Pero mi tío Paco, que tenía seis años cuando mataron a mi abuelo, tenía sus razones para estar preocupado y, hasta cierto punto, molesto por la emisión del documental. A él no le parecía mal que investigara lo ocurrido siempre que no le perjudicara en su negocio en Bembibre. Él aseguraba que al remover el pasado se abrirían viejas heridas. Mi tío Pablo, que tenía 11 años cuando fusilaron a su padre, perdió los nervios conmigo y me reprochó lo que estaba haciendo. Para ellos, resultaba muy doloroso saber que yo iba a entrevistarme con el hombre que había matado a su padre. Mi familia me pidió silencio. En más de una ocasión me pidió que dejara el documental. Pero yo seguí porque quería llegar hasta el final. Ellos decían que habían sido décadas de dolor y que el pasado no se debía remover.

-Su objetivo era verse con los guardias que habían disparado a su abuelo. ¿Cómo fue ese cara a cara?

-Uno de los guardias ya había fallecido. El otro, Ignacio Gil, vivía en Ponferrada. Allí fui diciéndole que quería entrevistarlo para un trabajo histórico. Fue a lo largo de la entrevista, cuando le pregunté por el caso de El Valle y le dije que era la nieta de Francisco Redondo. Cuando le mostré el expediente, dijo que mi abuelo y el otro detenido habían intentado una veloz huida que finalizaría metros después, cuando le dispararon. Yo esperaba que fuera honesto conmigo. Sé que es muy absurdo. Yo no iba con venganza ni con rencor. Lo que no vi fue arrepentimiento alguno.

-Tras varios años de trabajo, a mediados de 1996 llega la presentación de su documental. ¿Qué pasó cuando intentó distribuirlo en España?

-Me llamó mucho la atención que en Reino Unido y EEUU recibiese tan buenas críticas e incluso menciones especiales y que en cambio en España todavía hoy no haya sido difundido. Lo intenté en TVE cuando terminé el documental. Mi distribuidora lo envió a decenas de cadenas y productoras y la respuesta siempre fue la misma: es bueno, pero no podemos emitirlo. En Canal Plus nos dijeron que ese tema no se tocaba en España porque era muy delicado. Por eso decidí distribuirlo directamente al público a través de mi página web [www.muerteenelvalle.com] para que hubiese la posibilidad de que el público español lo pudiese ver. No sé si se puede hablar de censura, lo que sí sé es que entre 1997 y 1999 llamé a todas las puertas posibles y se me cerraron. Hace dos años lo volví a intentar y, más de lo mismo. No me choca porque en ese tiempo gobernaba el PP. Pero no quiero meterme en cuestiones políticas; se trata de una injusticia cometida en España durante el franquismo. Sea de derechas o de izquierdas, la gente tiene que saber que hubo un holocausto en España. Hubo víctimas y que se les debe rendir homenaje o darles subvenciones a sus familias para que recuperen sus restos, aún hoy enterrados en fosas comunes.

-¿Qué espera del nuevo Gobierno?

-Tengo esperanzas porque he oído a Zapatero decir cosas interesantes sobre este asunto. Lo que pasa es que también he escuchado a la vicepresidenta diciendo que había que resarcir tanto al bando republicano como al franquista. Pero no podemos olvidar que el abuso cometido por estas personas destruyó a miles de familias. Los falangistas ya tuvieron muchos homenajes durante la dictadura. Ahora toca reconocer la memoria de las víctimas.