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Los muertos del bombardeo. Bombardeo de Guernika
El Correo Digital - 25 de abril de 2004 - JOSÉ ÁNGEL ETXANIZ ORTUÑEZ Y VICENTE DEL PALACIO SÁNCHEZ /MIEMBROS DE GERNIKAZARRA HISTORIA TALDEA


Uno de los hechos más controvertidos de la Guerra Civil fue, y sigue siendo en algunos aspectos, el bombardeo de Gernika. Si bien des- de 1976 la historiografía vasca y española han aclarando definitivamente que fue obra de las aviaciones alemana e italiana al servicio de los golpistas del general Franco, la cuantificación de las víctimas aún hoy sigue siendo objeto de controversia.

Gernika-Lumo en julio de 1936 contaba con 5.630 habitantes de hecho y hasta la tarde del 26 de abril de 1937 fue una población de retaguardia. Cabeza de una comarca rural y agrícola, el municipio era un núcleo industrial diversificado en sectores como la metalurgia (rama altamente especializada en fabricación de armas), la alimentación o el textil. Bien comunicada por carretera y ferrocarril, su proximidad a los puertos pesqueros y su cercanía a Bilbao la situaban en óptimas condiciones dentro de parámetros estratégico-militares.

El ataque aéreo destruyó más del 71% de los edificios, según el 'Informe Herrán', elaborado por los nacionales. Con semejante poder de destrucción, la cifra de muertos debería ser elevada, pero desde el punto de vista historiográfico no ha podido ser cuantificada. No se llevó a cabo una declaración oficial por el Gobierno vasco ya que el 29 de abril las tropas nacionales ocuparon la localidad. En la prensa bilbaína del 27 y siguientes, los titulares señalaban «bastantes víctimas», sin facilitar cifras. El primer despacho del corresponsal de 'The Times', George L. Steer, el 28, manifestaba «que la prensa de Bilbao declaraba esta mañana que el número de víctimas era afortunadamente poco elevado. Pero se temía que se tratase de una estimación por lo bajo, para no alarmar a la gran masa de refugiados que hay en Bilbao». El 29, el lehendakari Aguirre manifestó que «han perecido en gran número». El 4 de mayo, en un programa de Radio Bilbao, el alcalde Labauria habló de miles y miles de inocentes víctimas. Steer, a quien debemos los gerniqueses haber difundido internacionalmente el salvaje bombardeo, en su posterior libro no facilitó cifra de muertos y heridos. Otro testigo periodista, Noel Monks, habló de 600 muertos. Cada corresponsal escribió según sus dotes de observación y la tendencia de su periódico. Una cifra facilitada por el Gobierno vasco y la Delegación vasca en Valencia citaba 800 muertos. Un folleto de propaganda del Gobierno de la República difundido internacionalmente contabilizaba 1.654 muertos y 889 heridos.

Al ocupar Gernika-Lumo, las tropas nacionales se preocuparon primero de ocultar el bombardeo, negándolo y acusando de la destrucción a las «hordas rojo-separatistas», para después cerrar la localidad, eliminar cualquier rastro y enterrar a los muertos, pero sin su inscripción legal en el Registro Civil. Las 31 inscripciones de fallecidos que aparecen actualmente fueron hechas entre noviembre de 1937 y julio de 1948, y figura expresamente tachada su causa. Muchos años después de la Guerra Civil, periodistas, cronistas, panegiristas, protagonistas, profesionales del ajuste de cuentas o manipuladores han magnificado o simplificado el número de víctimas.

La escuela neofranquista de historiadores, al montar una nueva versión del bombardeo en 1969-70, trató de minimizarlo utilizando entre otros argumentos las cifras de víctimas. Personajes como Ricardo de la Cierva llegaron a manifestar que no murió ni una docena. Otros como Vicente Talón cifraban los muertos en cerca de doscientos. El general e historiador Jesús Salas Larrazábal, en uno de los trabajos más completos sobre el bombardeo, habla de 120. Utilizó en su investigación, publicada en 1987, los registros civiles de Gernika-Lumo y pueblos de los alrededores. Sorprendentemente, hasta fechas muy recientes no se ha podido, oficialmente, consultar los relativos al Registro Civil del Juzgado de Gernika-Lumo.

A partir de 1976 las investigaciones han abarcado diferentes facetas, por lo que, desde el punto de vista historiográfico, sus puntos más oscuros pueden estar debidamente aclarados. Una persona nada sospechosa como el entonces arquitecto municipal Castor de Uriarte cuantificó los muertos en 250 y los heridos en muchos más. A comienzos de los 90, el periodista Humberto Unzueta llevó a cabo un exhaustivo trabajo de investigación. El resultado fue un listado de 120 personas, de las que identificó a 115. Como manifestó Unzueta, el tema no debía darse por cerrado.

Los miembros de Gernikazarra estamos profundizando en nuevas líneas de investigación. Así, está en marcha una sobre un tema inédito, los heridos, a partir de los registros del hospital de Basurto. Sus libros de ingreso se encuentran mutilados, y las páginas que faltan coinciden curiosamente con la fecha del bombardeo y posteriores. También aporta datos el Registro Civil de Bilbao, pero todo ello no modifica sustancialmente la cifra de muertos, que se puede estimar en algo más del centenar y medio. Conociendo la superficie del cementerio local de Zallo, si hubiera habido los centenares o miles que se han difundido, habría sido muy difícil ubicarlos en este espacio, ya ocupado por tumbas y panteones de los vecinos fallecidos. Sólo la 'Zona Guipúzcoa' del cementerio fue acotada para enterrar a refugiados y gudaris entre septiembre de 1936 y abril de 1937. Tampoco hay constancia de fosas comunes.

Para objetivar estas afirmaciones, otra línea de investigación es la realización de un trabajo de microhistoria focalizado en Artekalea, la céntrica calle que cruza la carretera Bermeo-Bilbao. Por ser una de las más populares de entonces, nos planteamos un análisis exhaustivo tomando como punto de partida su situación el 26 de abril de 1937. No es el momento ni el lugar para concretar los objetivos finales pero en la calle había 33 viviendas -quedaron destruidas- habitadas por 93 familias, totalizando 458 habitantes, de los que murieron tres y no se registró ningún herido ingresado. Las conclusiones que arroja tal estudio sobre el número de muertos -lo ideal sería ampliarlo a todas las calles- nos reafirman en la tesis de que la cantidad total de finados rondó el centenar y medio.

La primera víctima del bombardeo de Gernika fue la verdad. La única versión aceptada, la oficial: «Gernika ha sido quemada por los rojo-separatistas». Pero el bombardeo también fue explotado como arma de propaganda. El Gobierno de la II República tuvo un gran éxito en la Exposición Universal de París, al presentar un cuadro pintado por Picasso que bautizó como 'Guernica'. Hoy, el saludable ejercicio de recuperación de la memoria se lleva a cabo historiográficamente con el necesario rigor, apartándose de posiciones que pueden representar visiones victimistas, unilaterales o reivindicativas, que sin base alguna, además de distorsionar, tienden por lo general a construir sesgadamente la historia. De ahí la importancia de ser serios con estos temas, también como homenaje a las víctimas. En caso contrario y como ya manifestó el profesor Santiago de Pablo, el esfuerzo solo sirve para que periodistas sin escrúpulos y pseudohistoriadores revisionistas prosigan su labor manipuladora.