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El Catalunya-España de 1936
El Periódico de Catalunya - 05/12/2004



Cartel de la Olimipiada Popular. Foto: ARCHIVO / EFE


El anuncio de la participación de una selección catalana y una española en la frustrada Olimpiada Popular de Barcelona provocó la protesta de la derecha en las Cortes republicanas y encendidos artículos de prensa

ANDREAS GONZÁLEZ
BARCELONA

"Esto no puede ser. No debe ser. España es una sola nación, y Catalunya y Euskadi forman parte integrante de ella. Sería absurdo que en una eliminatoria internacional España tuviera que enfrentarse con Euskadi o Catalunya".
¿A qué se refiere este artículo de prensa? ¿A las consecuencias de la victoria de Catalunya en el Mundial B de hockey de Macao? ¿A la fracasada iniciativa para lograr el reconocimiento internacional de la Federación Catalana de Patinaje en Fresno? Perfectamente podría ser así, pero la fecha de publicación lo desmiente. La encendida soflama aparecía en el periódico deportivo As el 13 de julio de 1936. La rubricaba Rafael Sánchez-Guerra, presidente del Madrid.
Los dardos de Sánchez-Guerra iban dirigidos contra los responsables de la Olimpiada Popular, los Juegos que debían comenzar en Barcelona seis días después como respuesta a los organizados en Berlín por el régimen nazi. 6.000 deportistas hubieran desfilado el 19 de julio en la ceremonia inaugural en el Estadi de Montjuïc si no hubiera sido porque, unas horas antes, el levantamiento militar contra la República se trasladó también a las calles de Barcelona. Y, con él, la guerra civil.

Delegaciones "nacionales"
Unas semanas antes, la prensa informaba de que 23 "delegaciones nacionales" iban a competir en la Olimpiada, entre ellas la de España y las de Catalunya y Euskadi. Y éste era el motivo de la urticaria que sentía en todo el cuerpo el presidente madridista, que confesaba en As: "Me duele como español".
Aunque, como republicano conservador, Sánchez-Guerra apoyaba la Olimpiada Popular, estaba enojado: "Las Olimpiadas son la más completa fraternización de todos los pueblos. Sería lamentable que aprovecháramos la nuestra para destacar unas diferencias regionales que, aunque existieran en otras actividades de la vida, en el deporte deberían desaparecer".
La caída, tres años después, de Catalunya en manos franquistas hizo que toda la documentación oficial sobre los Juegos de Barcelona desapareciera sin dejar rastro. Xavier Pujadas, profesor de Historia y Teoría de la Actividad Física de la Universitat Ramon Llull, y coautor junto al también historiador Carles Santacana del libro L'altra Olimpíada, Barcelona'36, explica que no hay constancia documental de que finalmente una selección española acudiera a competir.
El Gobierno de la República había concedido una ayuda de 400.000 pesetas a las entidades sociales y deportivas organizadoras --cuatro veces más que la aportación de la Generalitat-- y, el 16 de mayo del 36, había sido creado el Comité Español pro Olimpiada Popular, que contaba con el apoyo de algunas federaciones deportivas. Pero, al final, relata Pujadas, la prensa sólo se hizo eco de que se habían desplazado a Barcelona representaciones regionales de Andalucía, Navarra, País Valenciano, Aragón, Mallorca o Badajoz, lo que permite aventurar que a la hora de la verdad "las presiones", políticas y mediáticas, hicieron su efecto y no hubo posibilidad de un enfrentamiento Catalunya-España.
Esas presiones llegaron a las mismas Cortes españolas. Cuando, el pasado 3 de noviembre, el líder del PP, Mariano Rajoy, reclamó en el Congreso al presidente José Luis Rodríguez Zapatero que aclarara qué iba a hacer si España y Catalunya tenían que enfrentarse en el Mundial de hockey del 2005, no hizo otra cosa que reproducir una escena que ya había tenido lugar 68 años antes. El 9 de julio del 36, el diputado monárquico de la CEDA Santiago Fuentes Pila formuló, en esa ocasión por escrito, un ruego al presidente del Consejo de Ministros, Santiago Casares Quiroga, para que pusiera remedio a unos hechos que atentaban contra "la unitaria personalidad de España".
La denuncia quedó recogida en el diario de sesiones de la Cámara y --otro paralelismo con la polémica actual-- aludía al hockey, uno de los cinco deportes en los que iba a competir Catalunya: "El secretariado de la Olimpiada Popular --recriminaba Fuentes Pila -- ha enviado una comunicación oficial a la federación de hockey, que reside en Madrid, en la que se dice que para los partidos internacionales la representación de España se dividirá en tres partes: España, Cataluña y Euskadi".
El parlamentario cedista auguraba consecuencias nefastas: "Los deportistas españoles, que en todas las competiciones internacionales trabajaron siempre por que no tuviesen personalidad más que aquellas entidades procedentes de países con representación diplomática, ahora tendrán que pasar en la propia España por esa representación tripartita, y todos los españoles amantes de su patria, por el dolor y el vejamen que tal situación les plantea". Fuentes Pila reclamaba a Casares Quiroga que lo impidiera por "patriotismo" y respeto "a la Constitución". El estallido de la guerra no hizo necesario que el presidente le contestara.
En las Olimpiadas de Barcelona, recuerda Pujadas, se habían inscrito como selecciones nacionales otras delegaciones sin Estado, como las de Alsacia y Lorena, la del Marruecos bajo dominio francés y la del Marruecos español. Y otra formada por "judíos emigrantes". Ello no impidió que Sánchez-Guerra alertara de la inviabilidad de un Catalunya-España. "Estoy seguro --escribía-- de que los países extranjeros harían unos comentarios desfavorables para nosotros". Exactamente como en Fresno.