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Núm. 2    primavera    1998     Sumari     <<<     >>>


Declaración de la Fundación de Alergia al Trabajo Regional Argentina

La Fundación de Alergia al Trabajo (FAT), una organización sin fines de lucro con sede internacional en Lisboa desde 1992, y que desde marzo del presente año cuenta con su filial en Argentina, tiene entre sus metas promover una campaña contra la adicción al trabajo, un flagelo que causa cada vez más estragos entre nuestros jóvenes. La Fundación ve con preocupación el crecimiento de esta adicción que disgrega a la familia, separa a padres e hijos, es causa de divorcios, erosiona sólidos valores espirituales (como la fiaca, el otium, la molicie, el dolce far niente, la pereza, la abulia) y causa numerosas patologías psico-somáticas (estrés, enfermedades cardiovasculares, cáncer, hartazgo, etc.) así como los más comunes accidentes laborales y enormes desequilibrios sociales y ecológicos. Por ello, ha decidido asistir a las personas que, sobredosificadas por el trabajo, a veces terminan desarrollando alergias que se manifiestan en diversas formas de rechazo y aversión a las obligaciones laborales y profesionales. Algunas de esas formas, como el trabajo a desgana, el ausentismo, el hábito de ingresar fuera de horario al empleo, negarse a estudiar, o permanecer en la cama durante largas horas del día, deben ser estudiadas en cuanto a su potencial terapéutico, como antídoto para prevenir la adicción al trabajo, y rehabilitar a los adictos a la misma. Creemos que el daño mínimo que pueda provocar esta alergia - que, como casi todas las alergias, es incurable e irreversible- al individuo que la sufre, proviene sobre todo del hecho de ser discriminado en la mayoría de los espacios laborales y profesionales, especialmente en aquellos dominados por adictos confesos.

Según estudios avalados por la Organización Mundial de la Salud, existen en Argentina cinco millones de alérgicos al trabajo, la mitad de los cuales padece fuertes crisis de alergia, al menos una o dos veces por semana . La Fundación recomienda se estudie a esos individuos para determinar qué factores sociales, familiares o hereditarios que provocan la mencionada alergia pueden ser aislados y transmitidos —ya sea por vía pedagógica, ocupacional o genética— a los adictos actuales o potenciales al trabajo, para así poder combatir la temible extensión de este flagelo.

La Fundación se compromete a luchar por el reconocimiento médico de credenciales de alérgico, que protejan a los empleados que necesitan faltar o tuvieron que llegar tarde a sus trabajos a causa de una crisis de alergia. Y sugiere que se extienda un subsidio a toda persona que demuestre, bajo supervisión médica, que su alergia le impida mantener un empleo o cualquier otra ocupación remunerada.

Además de otorgar becas e incentivos a la investigación, los profesionales integrantes de la Fundación coordinarán, desde el presente mes, grupos de autoayuda para todos aquellos que se reconozcan a sí mismos como alérgicos o incluso adictos al trabajo.

La Fundación propone una revisión de las leyes laborales para reducir las horas semanales de trabajo a 15, y asume una posición crítica hacia toda actividad industrial (turismo, programas para el tiempo libre, deporte) que represente cualquier tipo de administración del tiempo propio. Asimismo, se dispone a lanzar una campaña ecologista mundial bajo el lema "Salven al perezoso", por considerar que éste es un animal que se halla en grave peligro de extinción.

Por último la Fundación llama a iniciar los preparativos del Año Internacional del Ocio, en 1998, cuando se cumpla el centenario del Congreso de Bordeaux en que se estableció el Día del Ocio y se propuso la constitución de la primera Internacional Ociosa.

Breve reseña histórica

El dos de mayo de 1896, los mineros de carbón de la ciudad de Dantzig (hoy Gdansk), Polonia, se hallaban en huelga de brazos caídos. Mientras la mayoría de los trabajadores europeos paraban por la jornada laboral de ocho horas, estos mineros, en reclamo por una reducción de la jornada a cinco horas, marcharon a ocupar sus puestos el 1º de Mayo, decididos a mantenerse ociosos por tiempo indeterminado. Aunque la ocupación fue pacífica, cercaron con explosivos la boca de la mina para que las fuerzas policiales y militares no pudieran ingresar. En respuesta, las tropas del ejército atacaron a cañonazos la mina, cuya entrada se derrumbó, provocando la muerte de 67 mineros por asfixia.

Ese mismo año, Paul Lafargue, yerno de Marx y autor del panfleto El derecho a la pereza, propuso al parlamento francés que a partir de ese momento aquel día fuese declarado feriado oficial. Aunque el proyecto no prosperó, un grupo de disidentes de la Primera Internacional de Trabajadores lo mencionó nuevamente durante el intento fallido de formación de una Internacional Ociosa (International Idle of the World, I.I.W.), en la ciudad de Bordeaux en el año 1898. Esta reunión, donde se produjo un documento llamado Prolegómenos a una sociedad del ocio, propuso, entre otras cosas, una consigna diametralmente opuesta a los discursos de todas las organizaciones de trabajadores de aquel entonces: " A cada uno según su necesidad, de cada uno según su voluntad". Y por moción del delegado polaco Ren Kowalsky, exlider sindical y sobreviviente de la masacre de Dantzig, se llamó a que el 2 de Mayo fuese declarado Día Internacional del Ocio, con status de feriado en todos los países civilizados.

La idea fue rescatada luego, en forma fragmentaria, por dadaístas, surrealistas, situacionistas, beatniks, hippies, crotos y gen-X's a lo largo del siglo XX. En un manifiesto de 1918, titulado ¿Qué es el dadaísmo y cuáles son sus intenciones en Alemania? se exigía: "La introducción progresiva del desempleo a través de una mecanización global de todos los campos de la actividad. Sólo mediante el desempleo le es posible al individuo alcanzar la certeza de la verdad de la vida...". El manifiesto estaba firmado por los dadaístas Raoul Hausmann y Richard Huelsenbeck, quienes alternaban su vida en Berlín con breves visitas a Dantzig, ciudad en la que Huelsenbeck comenzó a residir en forma permanente a partir de 1922. André Breton, quién dio una serie de conferencias en los años 30 en los países del Este europeo, probablemente conoció restos de la Internacional del Ocio a través de algunos ex-miembros de los Wandervogel, un movimiento de estudiantes alemanes fundado por Karl Fischer en 1901, y que en 1914 había llegado a tener casi cincuenta mil miembros, con edades que oscilaban entre los catorce y los dieciocho años. Estos goliardos del siglo XX, a los que se podría considerar precursores de beatniks y hippies, recorrían los caminos con mochilas, sombreros tiroleses, borceguíes y pantalones cortos, hablando el argot de los vagabundos y los campesinos. De ellos tomó Breton la consigna que formula en su documento Dejen Todo, y que un grupo de fans de la banda de rock Grateful Dead más tarde llevaría tatuada en sus espaldas: "Dejen lo seguro por lo inseguro. Dejen, en caso necesario, una vida cómoda, lo que se les ofrece para porvenir. Partan por los caminos". A la tribu californiana de los Dead se atribuye, precisamente, la difusión de la idea de un Día del Ocio en los Estados Unidos durante la década del 60.

En nuestro país, fue probablemente Witold Gombrowicz el primero en mencionar el tema, que tiene su propia historia en la tradición gauchesca y en los viajes de los crotos. En Vida obrera en la Argentina, Julio Mafud nos recuerda que a los gauchos (quienes estaban obligados a trabajar so pena de arresto), se les daba una papeleta que debía estar sellada por la autoridad competente para certificar que no se dedicaban a la vagancia ni a (sic) hacerse la florcita. En cuanto a aquellos desocupados a voluntad a los que se llamó "crotos" (nombre derivado del gobernador de la provincia de Buenos Aires, José Camilo Crotto, que había autorizado a los trabajadores golondrinas a viajar gratis en los ferrocarriles), puede decirse que rescataron el nomadismo gauchesco en los años veinte de este siglo, aprovechando la posibilidad de viajar en tren sin pagar un centavo. Un importante Movimiento Croto se desarrolló a partir de la distribución, a lo largo de las líneas ferroviarias, del periódico Pampa Libre (verosímilmente, la primera publicación de distribución nacional en la Argentina), producido por un grupo anarquista enfrentado a La Protesta. se dice que Gombrowicz conoció a un viejo croto ya retirado que atesoraba números de aquella publicación. Este hombre, Sebastián Abruzzese, era fundador del Círculo de Amigos de Omar Khayam de Olavarría, publicaba un boletín llamado Otium, donde reproducía algunos textos de Pampa Libre, y era miembro activo de la Sociedad Esperantista Argentina.

Cabe recodar que muchos de los que vagaban por los caminos eran poseedores de conocimientos que habitualmente no se les reconocen, como el dominio del esperanto y otros idiomas. En las primeras décadas del siglo, a los crotos tendía a confundírselos con los atorrantes, inmigrantes que, al carecer de vivienda, dormían en los caños de la empresa constructora de A. Torrant. Pero mientras estos intentaban por todos los medios conseguir un trabajo, aquellos rehusaban un empleo o residencia fija, y muchos de ellos tenían ideas anarco-individualistas que sostenían su actitud.

Una traducción al castellano del documento de aquella reunión de la Internacional del Ocio en Bordeaux se reprodujo, aunque en parte, en el primer número de Otium, escrito a mano. Allí se afirmaba: "La única sociedad verdaderamente igualitaria es una sociedad ociosa. Porque aún en un sistema colectivista, en que cada uno recibiese según sus necesidades, una persona que trabajara más siempre tenderá a vivir mejor que otro que trabajara menos, y esto a largo plazo crearía diferencias de clases. Por ello debe limitarse a un máximo de cinco el número de horas que la gente pueda trabajar, y alentar la extensión del desempleo progresivo, para frenar en forma efectiva el desarrollo de las desigualdades sociales, hasta llegar a la realización práctica de la consigna 'de cada uno según su voluntad'. Dicen los colectivistas que el fantasma del comunismo recorre Europa; nosotros decimos: un fantasma recorre el mundo, pero es el fantasma de la Pereza".

1. Se considera como probable causa del fracaso de la nueva Internacional el hecho de que varios de los asistentes a la reunión, en una fiesta celebrada la noche anterior al día en que debían elegirse las autoridades, terminaron discutiendo mientras se hallaban alcoholizados con ajenjo y pernod.


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