Mihail Bakunin.
La Libertad política sin la igualdad económica es una
pretensión, un fraude, una mentira; y los trabajadores no desean mentiras.
Los trabajadores se esfuerzan luego, necesariamente,
en una transformación fundamental de la sociedad, el resultado de la cual debe
ser la abolición de las clases, igualmente en lo económico como en sus aspectos
políticos: un sistema social en el cual todos los hombres entrarán en el mundo
bajo condiciones especiales, podran desplegarse y desarrollarse, trabajar y
gozar de las cosas buenas de la vida. Éstas son las demandas de la justicia.
¿Pero cómo podría, desde ese abismo de ignorancia, de
miseria y esclavitud, en que los trabajadores sobre la tierra y en las ciudades
son hundidos, llegar a aquel paraíso, los logros de justicia y humanidad? Para
ello los trabajadores tienen un medio: la Asociación de Consejos.
A través de la Asociación ellos se refuerzan,
mutuamente se mejoran el uno al otro y, a través de sus propios esfuerzos,
hacen a un lado esa ignorancia peligrosa que es el sustento principal de su
esclavitud. Por medio de la Asociación ellos aprenden a ayudar y apoyarse entre
si. Por eso ellos convocarán, finalmente, un potencia que se demostrará más
poderosa que todo el capital burgués confederado y poderes políticos reunidos.
El Consejo debe convertirse en la Asociación
en la mente de cada trabajador. Debe convertirse en la contraseña de cada
organización política y de agitación de los trabajadores, la contraseña de cada
grupo, en cada industria en todas partes de la tierra. Indudablemente el
consejo, es la muestra más grandiosa y esperanzada de la lucha proletaria, un
presagio infalible de la próxima emancipación completa de los trabajadores.
La experiencia ha demostrado que las asociaciones
aisladas no son más poderosas de lo que son los trabajadores aislados. Hasta la
Asociación de todas las Asociaciones de Trabajadores de un país solo no sería
suficientemente poderosa para levantarse en conflicto contra la combinación
Internacional de toda ganancia que hace el capital mundial. La ciencia
económica establece el hecho de que la emancipación del trabajador no es sólo
una pregunta nacional. Ningún país, no importa cuan rico, poderoso, y bien
servido sea, puede emprender -sin arruinarse y rendir a sus habitantes a la
miseria- una alteración fundamental en las relaciones entre el capital y el
trabajo, si esta alteración no es lograda, al mismo tiempo, al menos, en la mayor
parte de los países industriales del mundo. Por consiguiente, la pregunta de la
emancipación del trabajador del yugo del capital y sus representantes, los
capitalistas burgueses es, ante todo, una pregunta Internacional. Su solución,
por tanto, sólo es posible a través de un Movimiento Internacional.
¿Este Movimiento Internacional es una idea secreta,
una conspiración? En absoluto. El Movimiento Internacional, el Consejo de
Asociación, no dicta desde arriba o prescribe en el secreto. El federa desde
abajo y va a mil cuartos. Habla en cada grupo de trabajadores y abraza la
decisión combinada de todas las facciones. El Consejo vive la democracia: y
siempre que la Asociación formula proyectos, esto lo hace abiertamente, y habla
a todos quienes quieran escuchar. Su palabra es la voz del trabajo que recluta
energías para el derrocamiento de la opresión capitalista.
¿Qué dice el Consejo? ¿Cuál
es la demanda que hace a través de cada asociación de aquellos que trabajan y
piensan, en cada fábrica, en cada país? ¿Qué
pide? ¡Justicia! La justicia más
estricta y los derechos de la humanidad: el derecho de hombres, mujeres y
niños, independiente de toda distincion de nacimiento, de raza, o de credo. El
derecho de vivir y la obligación de trabajar para mantener ese derecho. El
servicio de cada uno a todos y de todos a cada uno. Si esta idea aparece
espantosa y prodigiosa a la sociedad burguesa existente, tanto peor para esta
sociedad. ¿Es el Consejo Acción una empresa
revolucionaria? Sí y no.
El Consejo de Acción es revolucionario en el sentido
que substituirá a la sociedad basada sobre la injusticia, la explotación, el
privilegio, la pereza, y la autoridad, por una que se funde sobre la justicia y
la libertad para toda la humanidad. En una palabra, quiere una organización
económica, política, y social, en la cual cada persona, sin prejuicio alguno
respecto de sus idiosincrasias naturales y personales, encontrará igualmente
posible desarrollarse, aprender, pensar, trabajar, ser activa, y gozar de una
vida honorable. Sí, esto desea; y repetimos una vez más, si ello es
incompatible con la organización social existente, tanto peor para esta
sociedad.
¿Es revolucionario el Consejo de Acción en el sentido
de barricadas y de la sublevación o manifestación violenta? No; el Consejo
manifiesta poco interés en esta clase de políticas; o, más bien, hay que decir
que el Consejo no toma en absoluto parte en ellas. Los revolucionarios
burgueses, ansiosos por algún cambio de poder, y los agentes policiacos, que
encuentran ocupación en las explosiones pasajeras de ruido y furia, se
fastidian enormemente con el Consejo de Acción debido a la indiferencia de este
hacia sus actividades y esquemas de provocación.
El Consejo de Accion, la Asociacion Roja de aquellos
que quieren y trabajan, comprendió, hace mucho, que el político burgués -no
importa cuan rojo y revolucionario haya podido parecer- nada ha servido para la
emancipación de los trabajadores,sino, mas bien, ha endurecido su esclavitud. Y
aún cuando el Consejo no hubiese comprendido este hecho, el juego miserable,
que ocasionalmente juegan, el burgues republicano e incluso el burgués
socialista, habrian abierto los ojos de los trabajadores.
El Consejo de Acción, siempre desarrollándose más
completamente en el Movimiento de los Trabajadores Internacionales, se sostiene
con severidad a distancia de las tristes intrigas políticas, y conoce hoy sólo
una política para cada grupo y para cada trabajador: su propaganda, su
desarrollo y organización en la lucha y la acción. El día cuando la mayoría de
los trabajadores del mundo se haya asociado através del Consejo de Acció, se
haya firmemente organizado através del Consejo de Accion, y asi, firmemente
organizadas sus divisiones en una solidaridad común de movimiento, ninguna
revolución, en el sentido de insurrección violenta, será necesaria. Así se verá
que los anarquistas no apoyan la violencia abortiva que sus enemigos les
atribuyen. Sin violencia, la justicia triunfará. La opresión será liquidada por
el poder directo de los trabajadores por medio de la asociación. Y si aquel día
hay impaciente suplica, y algún sufrimiento, esto será culpa de la burguesía
que rechaza reconocer lo ocurrido con su maquinación. Para el triunfo de la
revolución social en sí misma, la violencia será innecesaria.