Política Nacional:

La lucha por memoria y dignidad.

 

En este último mes, uno de los temas que mas ha estado en la arena política, ha sido el tema de la impunidad. Tema que quiere ser presentado por muchos, como una cuestión del pasado, como un tema caduco, que sólo interesa a un puñado de nostálgicos y resentidos. Pero sabemos que está bien lejos de eso. Sabemos que los profesionales del olvido encierran toda una intencionalidad en ese discurso.

Porque sus privilegios están basados en esos oscuros pactos que garantizan la impunidad de quienes le hicieron el trabajo sucio, en los momentos en que su feudo de poder fue cuestionado. Denunciar y combatir la impunidad, es entonces también, el cuestionamiento de sus prebendas y privilegios. Es desenmascarar la faceta mas terrible del sistema capitalista, develar lo que es al fin su verdadero rostro.

 

No hagan olas:

 

Ésta parece haber sido la consigna desde el poder. Rápidamente, a su servicio se posicionaron connotados dirigentes de la “izquierda” y algún que otro sindicalista como fue el caso de Castillo, parándose contra los escraches e intentando presentarlos como hechos de violencia. Desde el oficialismo, no se respeta ni el derecho a la autodefensa de los manifestantes. Toda una serie de mentiras se vertieron desde la prensa y la clase política luego del escrache al infame Juan Carlos Blanco, a quien se le han comprobado con documentación y todo, la participación en el caso de Gutiérrez Ruiz y Michelini. Pero ellos pusieron el acento en la “violencia”. Mentiras y amenazas veladas (y no tanto), distorsionando los hechos y que en el fondo lo que pretende es satanizar y criminalizar cualquier protesta social organizada.

Pero la memoria colectiva sigue en pié y con voluntad de lucha. Ante los intentos de laudar el tema en un acuerdo de cúpulas, nosotros reivindicamos el manejo público de estos temas. La condena ética y social ante esos crímenes. Si la “justicia” los deja libres, seguiremos yendo hasta su casa a gritar nuestra verdad, a denunciar que son asesinos y que no queremos ni olvidar ni perdonar. Así lo imponen nuestra memoria y nuestra conciencia, y también la convicción de que sólo en las calles, en nuestro terreno, en la cancha de los pobres, desde allí hay que dar la pelea para quebrar la impunidad.

Y habrá que seguir agitando las aguas para instalar el tema, para ponerlo arriba de la mesa y discutir en el barrio, en la fábrica, en el liceo. Si el tema se sigue debatiendo es por la constante presión que las organizaciones sociales han mantenido. Ésa es un responsabilidad histórica. Comprometernos con la sociedad que queremos construir, en la que no tienen cabida los asesinos y represores del pueblo.

 

Impunidades de ayer y de hoy:

 

Como mencionábamos mas arriba, no se trata de asuntos del pasado ni nada que se le parezca. Mas bien la impunidad es unos de los pilares de este sistema. Es una constante. Desde la impunidad patronal para explotar pagando sueldos de miseria y manosear las necesidades de la gente, hasta las brutalidades policiales que se encubren y hasta se premian. Muy claro al respecto es el ascenso de Juan Miguel Rolán, Raúl Guarino y Erode Ruiz, conocidos represores en la masacre del Filtro. Represores “democráticos” que han sido premiados por sus servicios a los mandones de turno. Ni qué decir de los responsables políticos de la masacre como Gianola y Lacalle. Si habrá impunidad para quebrar, si habrá que seguir peleando para defender la memoria y construir la justicia.

No son casos aislados, sino mas bien que son permanentes este tipo de atropellos, porque en el fondo lo que les rechina es la organización de los de abajo, porque saben que es desde allí de donde pueden salir los cuestionamientos profundos a su poderío. Es que no vamos a transar nada sobre la sangre de nuestros compañeros. Somos concientes de que nuestra tarea es ocupar el puesto de lucha que nos toca hoy. Es la manera de mantenerlos aquí, de proyectar esos ejemplos de lo mejor de nuestro pueblo para la construcción de una sociedad sin oprimidos ni opresores. Porque luchaban por eso, y no por esta democracia tutelada llena de pactos de impunidad. Si acaso, van a caer algunos de los mas quemados para garantizar una imagen que les permita desarrollar su aparato represivo, que va a golpear y reprimir cuando los poderosos lo decidan.

¿A quién sirve la impunidad?

Está presente aquí una cuestión de clase. Para quienes ostentan los privilegios, es fundamental tener ese aparato “por si las moscas”, para amedrentar a los grupos sociales que los están cuestionando, para quienes seguimos cinchando para que los tan anhelados cambios se concreten. Porque aquí se está jugando el futuro de todos, y no es con promesas o gestos intermedios que se va a solucionar el tema. Hay un reclamo de justicia, y hay que dar señales claras en tal sentido. Para comenzar, no ascendiendo a connotados represores, y para seguir, tomando como tema serio la cuestión de los aparatos represivos y la función que cumplen como garantes de una cadena de injusticias. Sabemos que para nosotros se vienen mas tiempos de lucha. Que quedan muchas tareas por hacer y batallas para dar.

Como gente de abajo, como militantes sociales debemos redoblar esfuerzos para aclarar las ideas y tomar como objetivo la defensa de los intereses de nuestra clase. Dentro de esto, dar batalla por todos los medios para quebrar la impunidad que quieren consolidar los dueños del poder y sus mandaderos. Mantener viva la memoria colectiva del pueblo, posicionándonos claramente.

Este 14 de agosto junto a los estudiantes, y el 24 de agosto marchando en reclamo de justicia por la masacre del Filtro. Porque no podemos permitir que se instale el olvido como actitud impuesta desde arriba. Es en el rescate de esa memoria para caminar hacia adelante que debemos decir presente y decir una vez más.

 

NI OLVIDO NI PERDÓN.