Editorial:

La bestia, los medios y el poder.

 

En operación orquestada aparecieron los militares ganando cámaras. La mayoría de los medios circulaban los “rumores” que tenían que venir, para este caso, desde “fuentes militares”. En miniatura ahí estaban los medios como tiempo atrás en Venezuela tratando de llevar a golpes de miedo a la población, tratando de reasegurar que ningún hilito de la malla de poder sea tocado. Los partidarios de la impunidad total estaban codo con codo. De esa impunidad asesina en la que estuvieron empresarios, políticos, militares, medios de comunicación, la CIA y Kissinger. Bien se sabe, están todos ellos metidos hasta el cogote, por eso el cuidado extremo de que ni siquiera se roce la zona de la  infamia. Son repugnantes y tienen miedo. Se han asegurado casi todo y quieren más. Han logrado hasta el presente que sea este el país campeón de la impunidad, que crímenes de lesa humanidad, que casi todas las monstruosidades cometidas, no tengan castigo alguno. Pero se equivocan, no es tema saldado para el pueblo. Estará por siempre un dedo y un sentimiento apuntando hacia ellos, ningún bien nacido olvidará ni perdonará la larga noche del terror: los atropellos diarios, la tortura, los asesinatos, los niños y militantes secuestrados y desaparecidos. No es una herida es una llaga que no solo produce dolor sino indignación y ganas de que la verdadera justicia llegue. La justicia de verdad.

 

Les “saltó el gil”.

 

Decía el gran humorista “Negro” Olmedo cuando al tipo, en un momento determinado, le salía lo que tenía en el fondo del alma: “le saltó el gil”.

La “democracia” profunda estuvo entonces en la escena y mostró el rostro que se sabe tiene pero que casi siempre oculta.

Salió el expresidente Sanguinetti con su teoría del “espíritu”, que contenía de todo menos espiritualidad. Un “espíritu” que parlaba: no se debe tocar nada, la paz democrática es esto y seguimos cuidando a los militares que tan bien reprimieron en su momento.

La política que lleva adelante el gobierno es de continuismo, es de seguir con el modelo neoliberal en lo fundamental, es también de decir amén a las exigencias básicas del imperio. Pero no les alcanza, ellos se consideran los auténticos lamebotas del poder, sienten que dios los puso sobre la tierra para administrar los intereses económicos y políticos que constituyen la real trama del poder dominante. Después de 170 años de hacer conducta, y de paso disfrutar de todo privilegio posible, no es cosa que vengan advenedizos a sacarles el trabajo. Por mucho tiempo y por más buena conducta que realicen, estos nuevos serán para los que detentan el poder y sus lacayos de siempre los “sudacas” en cuestión. Aunque no lo merezcan, en el fondo, los odiarán y le darán palos. No parece que sea con sonrisas y bonhomía que se le podrá poner freno a sus exigencias totales. Si es que esto se quisiera.

 

Cuando la “buena educación” no paga.

 

Se viene arrastrando desde atrás, desde que comenzó a ejercer este gobierno. Dejaron pasar el primer momento y empezaron a pulsear. Encontraron mano floja y siguieron para adelante. Por ejemplo, inicialmente a las excavaciones las cubrió un manto de misterio y lejanía, los familiares no tenían acceso, sí los asesinos de la criatura. No había que herir “sensibilidades”. Fue necesario la protesta de familiares y alguna prensa para que esto cambiara. Se encontraron restos que podían ser humanos y salió el secretario de la Presidencia a restar importancia al asunto sin que se hubieran hechos los análisis técnicos correspondientes. Recién ahora por orden judicial han sido remitidos a la Universidad para ese análisis que ya debiera estar terminado. En pleno auge de la embestida “democrática”, con los militares por delante, aparece el Secretario de la Presidencia para emitir la orientación oficial al respecto. No pasaba nada y en tono defensivo se enviaba un mensaje a la bestia: no se tocaría nada más que un par de cosas y que aquello que podía ser peligroso para ellos y que no cubría la ley de impunidad por ser hechos anteriores podían prescribir por el tiempo transcurrido. No parecía importar que fueran crímenes de lesa humanidad.

Toda una gestualidad, y una postura política, daba para que a las bestias se le hiciera el campo orégano y metieran otro pecherazo. Bien se sabe que desde esas tiendas de los de arriba las jugadas son siempre fuertes. Si no pregunten hoy a Bush o recuerden los antecedentes de las fuerzas que hoy embisten.

Por supuesto las repuestas que corresponden las irá dando el pueblo, sin cálculos politiqueros, sin claudicaciones. Un pueblo que no está apurado por doblar la hoja y saldar el asunto lo más rápido posible sino que tiene saber sobre el porque de toda esa sangre derramada y esa brutal crueldad ejercida y que siente profundamente que esto no puede quedar así. Además esto está unido a otra cosa y lo percibe. No habrá avance posible sin una lucha a fondo, sin un proceso que con dignidad y la energía necesaria vaya destruyendo los escollos de la ignominia. Lo poco o mucho que se logre dependerá como siempre de la lucha popular.