Derechos Humanos:

 

Los verdugos, los presos y la sociedad capitalista

 

“El sistema penitenciario, es decir, el sistema que consiste en encerrar a la gente bajo vigilancia especial en establecimientos cerrados hasta que se reformen –al menos eso es lo que se da por supuesto- ha fracasado por completo. Ese sistema forma parte de un sistema mucho más vasto y complejo que es el sistema punitivo: los niños son castigados, los estudiantes son castigados, los obreros son castigados, en fin... se castiga a lo largo de toda la vida... Vivimos en un sistema punitivo, y esto es lo que hay que cuestionar. La prisión en sí misma no es más que una parte del sistema penal, y el sistema penal no es mas que una parte del sistema punitivo... Sin embargo, es preciso que la legislación mantenga más o menos la forma actual si se quiere que la estabilidad de la sociedad capitalista repose sobre esta red de presión punitiva que se ejerce sobre los individuos”. Nos comunica M. Foucault.

 

El campo de concentración “Penal de Libertad”.

Su recorrido de destrucción no para.

 

Primero fue para los designados como presos políticos, sobre ellos y aquí se llevó adelante una política sistemática de destrucción.

Después siguió con los designados presos “comunes”, los que por efectos sociales múltiples van a parar a la cárcel entre otras cosas para mantener funcionando el sistema penitenciario y para mantener a la sociedad bombardeaba del peligro que se encierra su buena salud. 

Este Penal, como todas las cárceles, es una máquina de destrucción humana donde la persona es sometida constantemente a condiciones deplorables. Para nada importa el preso sino todo un conjunto de efectos que importan a la sociedad capitalista, al “orden” vigente. Endemoniar al preso de abajo, no el de arriba por supuesto, y en su torno tratar de crear la paranoia de la “seguridad”.  Más vigilancia, mas represión, mas control social y aquí especialmente a los jóvenes y pobres en general que son particularmente peligrosos.

La huelga de hambre, esta medida de lucha, surgió en esta oportunidad del Penal de Libertad pero se extendió a otros lugares: San José, Colonia.

Son bien conocidas las condiciones materiales brutales en que transcurre la existencia del preso, atención médica casi inexistente, prepotencia y golpes por parte de los funcionarios, sanciones arbitrarias a granel, mal trato al familiar. Y la aparición sin vida, de tanto en tanto, de algún detenido que queda en el misterio. Lo más elemental de los mentados Derechos Humanos violados hasta el cansancio.

Todas estas siniestras condiciones de vida, de aniquilación paulatina de gente, de deterioro de su cuerpo entero, están ahí todo el año. La “sociedad” las ignora o hace en oportunidades a través de alguna comisión una tibia declaración. Muchas veces como en el cuento de Camus del leproso cansado que pensaba cuando alguno enderezaba derecho a él a darle un beso: “otro que quiere salvar su alma”.

 

La huelga de hambre y su reivindicación.

 

La actual hacinación y las deplorables condiciones de vida se adjudican en parte a la densa población de detenidos existentes. La “sociedad” produce miseria, exclusión y hasta desesperanza para vastos sectores. “Ella no quiere” nos dice Galeano por TV, pero que lo hace lo hace. Es más precisamente la sociedad ordenaba bajo parámetros y “valores” capitalistas y funcionando para mantener esa identidad.  En una charla que realizó en el local de Bancarios años atrás decía el Dr. Zaffaroni: “la mejor cárcel es la que no existe”. No hay  cárcel buena, la libertad no es charamusca. Pero mejoras, y reivindicaciones para lograrlas, son pasos en pos de vivir de forma tal que hasta se parezca un poco a una vida.

La lucha de los presos movió la circulación de ese proyecto que anda en danza desde hace unos meses. Se pondría a consideración el Proyecto de ley de humanización carcelaria. Es un proyecto muy moderado y que significaría en la práctica, según se estima, la largada de unos 700 presos primarios o que tienen penas mínimas y algunas mejoras.

Múltiples voces de los conocidos de siempre pusieron igual el grito en el cielo. Sólo se les puede decir: cállense sinvergüenzas han estado amparando cualquier cosa, cuanto criminal de estado anda suelto, cuanto banquero, bancos y otras yerbas que se llevaron todo, teniendo total obsecuencia con las trasnacionales que entraron a mansalva. Una lista de infamias que resulta larga. Pero están su papel, son eso y no le pidan otra cosa.