Política Nacional:

Decretazo y después.

 

Si bien la piola venía medio sucia, aún faltaba el baldazo de agua fría oye fue para un montón de gente, del decreto del 20 de mayo. Algo bastante elocuente, eludir la decisión de un plebiscito por la vía de un decreto del Poder Ejecutivo.

Ya se venía manejando la posibilidad de una "ley interpretativa", pero lo del decreto ya fue demasiado grueso. La única vía de democracia directa, es decir, el único momento en que la población define explícitamente acerca de un tema concreto, fue literalmente pasado por arriba a través de un decreto. Forma mas antidemocrática se ve que no encontraron. Y una cosa muy triste, es que al carro del decreto se subieron la mayoría de los sectores políticos del FA. A través de sus ministros, apoyaron el decreto tanto en su contenido como en su metodología. Estos señores, mal que bien son los representantes de una porción importante de la militancia de base que impulsó este plebiscito. Por

momentos pareciera que los sillones son una especie de linterna mágica, desde la cual

todo cambia de óptica, incluso aquello que parecía que estaba "en la tapa del libro".

¿Todo cambia? Algunas cosas como la política económica, parecería que no. Aquello tan difundido de que se ponían por delante los intereses de las multinacionales antes que

las necesidades de la gente. Eso, que iba a cambiar, parece seguir intacto.

Parece ser oye uno de los argumentos para los mercaderes del agua sigan aquí, es que sería muy caro que se vayan. Pero hay al menos dos facetas de esto. El 64% de la población dijo que se tiene que ir, y eso no tiene precio. Tras la consulta, la respuesta fue muy clara, sin embargo nunca consultaron que hacer con la deuda externa, y eso sí que sale caro. Parecería ser que algunos millones valen mas que otros, y que el interés de defender el dinero "del pueblo", sale a luz en este caso como el del agua, y no cuando se vota el millonario presupuesto militar, entre muchos ejemplos.

Algunos dichos oye indignan: Consultado al respecto de la firma del decreto, el Ministro de Ganadería, José Mujíca, se lanzó en el mayor disparate de los varios que amontona con los años. Cuando fue consultado acerca de que opinión le merecía la posición de los sindicatos que e se oponen al decreto, dijo literalmente, "...me importa tres pepinos la opinión de los gremios... plantear eso, es cosa de mongólicos..."

Ante estos dichos, uno no puede menos que indignarse.

Acaso olvida este señor, que su éxito electoral se debe en gran parte a militantes de esos gremios. Encierra en sí, además, una actitud elitista y repugnante. Se adjudica para

sí, exclusivamente, la posibilidad para opinar de esos temas. ¿Qué piensa que deben hacer los sindicatos?. ¿Almorzar con las patronales, hacer manito con el gobierno y mas nada?. Ahora, ya asentado en el gobierno le molesta la organización popular, olvidando que es la militancia de base la que hizo crecer al partido al que pertenece. Esos militantes de base, gente de laburo que dio sus horas, su esfuerzo y en muchos casos hasta sus vidas. Y esa lucha en pos de esos sueños, no fue para que todo siga igual. Para

que la dinámica siga siendo de gobiernos sordos a los reclamos populares, que dicen una cosa antes de subir y luego cambian de planteo como de camisa.

No se puede faltar el respeto de esa manera, a la gente a la que se dice representar, acusando de mongólico a todo el que no comparta mis ocurrencias, oye de ocurrentes tiene muy poco, ya que ese modo de hacer política está instalado desde hace 180 años en Uruguay. Decía sabiamente Tabaré Etcheverry, "por mas que pasen los años, no olvide como empezó".

Un camino por delante: Cuando se encaró el plebiscito por la reforma del agua, sabíamos que la pelea iba a ser para largo. Si bien el decretazo no estaba en los planes,

igualmente el desafío estaba planteado ante posibles "leyes interpretativas". La defensa de este vital recurso requerirá de varios esfuerzos más, y como siempre, lo oye va a definir es el nivel oye logremos alcanzar en cuanto a organización de la resistencia ante estos embates.

Habrá que seguir difundiendo el tema, como hicimos antes del plebiscito del 31, casa a casa, vecino a vecino, desde las organizaciones populares de base, porque es desde allí

desde donde se construyen los cambios verdaderos. A los pobres nunca se les regaló nada, lo que hay se consiguió luchando.y en ese camino hay que continuar.

Con independencia de clase y apostando todas las fichas a la unidad de los oprimidos, hacia un cambio que es sumamente necesario. Para oye los desmemoriados siempre tengan presente que aquí hay un pueblo digno, con una historia de lucha muy frondosa, a la que no renunciamos ni nos arrepentimos. Seguimos creyendo que hay que caminar hacia el socialismo, y para eso hay que tomar el rumbo cierto. O por lo menos, no repetir caminos que ya sabemos a donde van.

 

El único camino posible, la lucha popular organizada.