Editorial:

Con frío y sin PANES.

 

El invierno llegó. El pan o PANES todavía no. O sólo cubriendo un  exiguo 10%. Una emergencia que por lo dilatada va dejando de ser tal en esferas oficiales. Crudo chiflar de barrigas para los que ya estaban en situación extrema. Los otros, claro si son de abajo, medio y trescuartos chiflar. Dicho por el gobierno y analistas ésta era la prioridad número uno, el buque insignia de una política.

Era un viejo y dolorido reclamo que surgió del movimiento popular, que concretó en exigencia el movimiento obrero, y que estuvo a pleno en la campaña electoral que dio el triunfo al FA y sus anexos. 

Sigue el método burocrático y antiparticipativo campeando: fichaje y refichaje, examen y más exámenes, rearticulaciones interminables y verbalizadas hasta el hartazgo. Trato de la gente a la distancia y ni que hablar de que se vaya a meter una organización auténticamente popular. Todo un espectáculo de la inconcreción y la lejanía que si no fuera dramático sería curioso observar, tanto como una obra de Kafka.

Pero, es una dinámica estatal, bien estatal, y a ella no se le pueda pedir confianza en el pueblo, ni espacio para real participación, ni grados pertinentes de descentralización. En este caso, en el campo concreto, es un estado bien calzado en una red también bien capitalista. En tales mecanismos para que pedir sensibilidades. ¿Cuál humanismo?

A este triste espectáculo se le agrega otro repugnante. Políticos de los partidos llamados tradicionales rasgándose las vestiduras porque no se concreta el Plan de Emergencia. Entregaron, robaron, oprimieron, sumieron en la miseria a la población y ahora les da un ataque de sensibilidad social. Es grotesco.

El movimiento popular, los trabajadores, son los que debieran exigir que esta reivindicación mínima se concrete de una vez por todas y rápidamente.

Los gobiernos, en general, es en los primeros cien días que realizan algunas obras y mejoras. Esto es bien sabido. En relación a este gobierno la gente que lo votó con entusiasmo esperaba que de inmediato se empezaran a ver resultados atendiendo esas urgencias brutales que padecían desde antaño y año a año agravadas. Lo vivían como el gobierno que ellos ponían y lo ponían para que comenzara la época de los cambios. Y muchos comienzan a preguntarse: ¿Cómo es esto? ¿Hay que seguir comiendo de lo mismo?. Exceptuando por supuesto el asado pepe.

 

Acerca de la filosofía del “Pan podrido”.

 

“Si hay que comer pan podrido, yo me lo como, pero no voy a decir que es lindo”, decía Mujica. Tanto nadar para terminar comiendo pan podrido, no parece ser esto un anhelo popular. Por supuesto los dichos a este nivel y a esta altura ya no son “ingenuos”. Resultan más expresión de una ideología, que de alguna manera hay que llamarle a este asunto de las ideas y los símbolos. Aquí se trataría de comer pan podrido para que la política imperial, el gran capital internacional, coma pan fresco de primera y con las dulzuras más inimaginables. “Si te dicen que hay que comer eso, comé eso, este es el mundo de los ricos y poderosos y si sos pobre bancate un moldón”,  parece decir en criollo el mensaje. En este caso no importan intenciones, es lo que está implícito. 

Nuestro pueblo tiene una historia de luchas, en campos sociales múltiples, con orientaciones diversas, algunas compartibles otras no. Pero es una búsqueda de justicia verdadera. No es pensable que se resigne a lo que le dejen o no los poderosos, a una vida de miseria donde sólo lo podrido queda a la mano. Al pan podrido, al agua podrida y otras celulosas en igual estado.

Sí, junto al pan podrido vendría el aire podrido y el agua podrida. Es exigencias de las multinacionales que encuentran la receptividad de siempre en esferas oficiales. No, no es la canción de Leo Masliah del agua podrida, podrida, es una realidad criminal.

Pues contra viento y marea siguió adelante la instalación de las plantas de celulosa de la empresas de Finlandia y España, sabiendo que envenena el ambiente: aire, agua, tierra de una vasta zona. Lo denuncian con detalles los técnicos que han estudiado este tema:

“El daño que van a provocar las dioxinas cancerigenas que va haber 29 kilogramos por día de dioxinas cuando sabemos que un gramo es posible que sea capaz de matar una persona, nosotros vamos a tener 29 Kgs. de dioxinas vertidos al agua por día... Van a provocar problemas de cáncer, baja de peso, problemas en la reproducción, cantidad de problemas orgánicos... no solo en Fray Bentos, porque las dioxinas son los contaminantes orgánicos persistentes, los famosos tóxicos mas peligrosos que se conocen en el planeta y tienen la facilidad de trasladarse por cantidad de kilómetros”.

Va ser un impacto negativo nunca visto en el país y quienes van pagar estos platos rotos, van a ser como siempre la gente de menores recursos... Se habla de los derechos de los niños, cuando estamos en Fray Bentos ya prácticamente viviendo el prólogo de una catástrofe, ¿quiénes más van a pagar este problema?, son nuestros niños, son nuestros jóvenes que ellos sí que van a encontrarse con un aire, un agua y un suelo totalmente contaminados... “.

 

Fumando espero.

 

Este acuerdo contaminante ocurre en el mismo momento que se realiza una campaña, con el Presidente a la cabeza, por los daños que provoca el tabaco. Por supuesto no se puede discutir que es así y menos discutir con un político que sabe mucho de cáncer. Pero no parece una prioridad ni algo consecuente. Y en los hechos castigará especialmente a los bolsillos del pobre. Bien sabemos, es un “vicio” popular. Cuando las cosas andan mal, y a veces si andan bien también, el “pucho” es un refugio. Ahora tampoco el pobre podrá esperar fumando que lleguen los cambios que sueña.

Sí esto sigue así no va a quedar ni el ciego de Carriego: “que fuma, fuma y fuma, sentado en el umbral”.

También el ciego vicioso tendrá que movilizarse junto al pueblo. Si no esto amenaza con no dar ni para una pitada.