América Latina:

Al sufrido y valiente pueblo de Bolivia ¡¡Salud!!.

 

Una vez más el pueblo de Bolivia ha ganado la calle para hacer oír su voz, para reclamar justicia. Un pueblo que sabe de dignidad, de sacrificios e insurrecciones. También sabe que solo con su acción directa puede lograr sus reivindicaciones inmediatas y trazar su futuro.

El 16 de mayo los cables anunciaban el inicio de la fuerte movilización.

Estaba en marcha la lucha contra las transnacionales y por la nacionalización del gas y el petróleo. Rebrotaba este lunes 16 con renovada fuerza en el Altiplano el combate del pueblo boliviano, miles de hombres, mujeres y niños de los barrios más pobres de la ciudades de El Alto y La Paz tomaron por varias horas la sede de gobierno y amenazaron con cerrar el Parlamento y derribar al presidente Carlos Mesa.
"El Alto de pie, nunca de rodillas", "Mesa traidor, queremos tu renuncia", "Que se cierre el Parlamento, nido de "lunthatas" (ladrones)", coreaba la multitud de vecinos y trabajadores que acudieron a la convocatoria de la Federación de Juntas Vecinales y de la Central Obrera Regional de El Alto y que cercaron los principales edificios públicos de La Paz, en el inicio de una nueva ofensiva popular contra el neoliberalismo, las transnacionales y los grupos locales de poder.
La marcha contó con el apoyo de la Central Obrera Boliviana (COB), de la Confederación de Campesinos y de los gremios de maestros, universitarios, jubilados y trabajadores por cuenta propia. Los manifestantes advirtieron que a Mesa más le valía renunciar si no procedía a nacionalizar de inmediato las ingentes reservas de gas y el petróleo, valuadas en más de 100 mil millones de dólares y que están en manos de poderosas transnacionales como Repsol, Petrobras, Total, Shell, Enron y otras.


El día 20 se anuncia que está en huelga El Alto y que llegan miles de cocaleros, campesinos y más mineros. Las tropas militares y policiales están acuarteladas y en apronte.

Los mineros no son por ahora más de medio millar, pero ya dirigen la lucha de decenas de miles de trabajadores, campesinos y vecinos de los barrios más humildes y rebeldes de Bolivia que han comenzado a levantarse para expulsar a las transnacionales del gas y para terminar de derrumbar al régimen neoliberal. Son los mineros asalariados que han emergido de los socavones de la mina Huanuni y que ahora en La Paz encabezan las masivas manifestaciones de maestros, comerciantes, estudiantes, fabriles y campesinos, de hombres  y mujeres, de viejos y niños.

Guardatojo, dinamita y coca: La Paz retumba mañana, tarde y noche, sin tregua ni pausa por cuarto día consecutivo. La nacionalización del gas y el petróleo está en boca de todos, al igual que la renuncia del presidente Carlos Mesa y el cierre del Parlamento. 

El jueves 19 las manifestaciones populares fueron masivas en La Paz, Oruro y Potosí, las ciudades del occidente altiplánico, y para mañana se anuncian bloqueos y paro en El Alto y en las ciudades del valle de Cochabamba y Sucre.

Para el lunes 23 se prevé el arribo de nuevos contingentes de mineros, de varios miles de cocaleros y campesinos y el inicio de la huelga indefinida en El Alto, con lo que La Paz quedaría totalmente cercada, con todos sus accesos cortados y la ciudad convulsionada por la dinamita y los aires insurreccionales que se respiran en los barrios marginales.

Y como se había anunciado el día 23 al mediodía miles y miles de marchistas se dirigían hacia la sede de gobierno exigiendo la nacionalización de los hidrocarburos, rebasando la consigna del MAS que pretendía sólo pedir el 50% de regalías.
Mientras tanto, en El Alto seguía el paro cívico indefinido con el mismo motivo. En el Altiplano se mantienen corte de carreteras en Batallas, Achacachi y Camacho. La dirigencia indígena de las federaciones departamentales Tupaj Katari y Bartolina Sisa, además de la CSUTCB de Felipe Quispe mantienen la huelga de hambre en sus oficinas.
A las 11 de la mañana arribaron a la ciudad de El Alto los marchistas (unos 3000 aproximadamente) provenientes de Caracollo, los cuales descendieron a la ciudad donde se unieron a los marchistas gremiales, los cocaleros provenientes de los Yungas y los Universitarios de la UMSA. A las 13:20 Hrs aproximadamente. Se realizo un mitin en la historica Plaza San Francisco con la prescencia de unos 20.000 manifestantes donde hablaron los dirigentes, Evo Morales, Jaime Solares y Roman Loayza.
En horas de la tarde los vecinos de Munaypata han procedido al corte de la carretera vieja sembrandola totalmente de piedras, cortando la ultima via de acceso que aun continuaba transitable hacia El Alto. La terminal de buses informa que todos las salidas se encuentran suspendidas hasta nuevo aviso.
El día 24 aumentaba la movilización y el tono era de ir a fondo. U
na imponente multitud de campesinos, trabajadores, mineros y vecinos de los barrios más pobres tomó por varias horas el centro de la ciudad de La Paz y sumergió al país del Altiplano en la disyuntiva de saber si se puede o no destruir ahora al neoliberalismo, acabar con la democracia burguesa y consumar la revolución social.
Reunida en la abarrotada Plaza de San Francisco, en pleno centro de la ciudad, la enfervorizada multitud clamó por la inmediata nacionalización del gas y el petróleo y la expulsión de las transnacionales como Repsol, Petrobras, Total, British Gas, Enron, Shell y otras que acumulan grandes fortunas en el país más pobre del sur de América y que ahora debate si se puede o no hacer la revolución.
Apoyado en la radicalidad del proletariado minero y de una contundente huelga indefinida decretada desde este lunes en la ciudad de El Alto y que ha cortado los principales accesos de La Paz, el máximo dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB), Jaime Solares, proclamó ante la multitudinaria concentración sobre la necesidad de cerrar el Parlamento burgués, derribar al gobierno neoliberal y vendepatria de Carlos Mesa e instaurar el gobierno de obreros, campesinos y sectores empobrecidos del campo y las ciudades.
 
El pueblo al Poder.

Otro sector que paralizó actividades y volcó más de 50 mil afiliados a las calles de La Paz fue el de los comerciantes minoristas y vendedores callejeros. “50 mil gremialistas marchan por la nacionalización”, dijo su dirigente Francisco Figueroa.
Al promediar el mediodía, grupos de gremiales chocaron con las tropas policiales, en el ingreso a la Plaza Murillo, lugar donde están ubicados los Palacios de Gobierno y del Parlamento. En este mismo sitio, mineros sindicalizados intercambiaron dinamitazos y gases lacrimógenos con las fuerzas policiales.
Van pasando los días y los efectos políticos de la insurrección del pueblo boliviana son muchos: declaraciones de políticos y militares, rumores de golpe de estado, maniobras de las clases dominantes, intentos de mediatizar el levantamiento popular, fuerza represiva amenazante.
Pero pese a todo
una gigantesca movilización de vecinos, trabajadores, universitarios y campesinos de El Alto marcharon el martes 31 sobre la sitiada ciudad de La Paz.  “A la Plaza, a la Plaza, tomaremos el Palacio”, canta la ululante multitud.

La ofensiva popular es poderosa y pone en tela de juicio el destino del poder político, ya que la exigencia popular es casi imposible que sea atendida por el pusilánime gobierno del presidente Carlos Mesa, un ferviente defensor de las transnacionales, y de un Congreso controlado por las fuerzas neoliberales. “Ayer: las balas. Hoy: el hambre. Solución: Revolución”, gritan otros manifestantes. Las columnas surgen de todo lado, de todos los rincones de La Paz. “Ni golpistas ni parlamentarios, todo el poder para los obreros”, corean los maestros, gritan los mineros y los estudiantes. Las marchas vienen de El Alto y de los barrios más pobres de la ciudad de La Paz. Todos van hacia la Plaza Murillo, hacia el Congreso y al Palacio de Gobierno. “Fuerza, fuerza, fuerza, compañeros, que la lucha es dura, pero venceremos”, gritan los más humildes, cansados de sufrir tanta hambre y humillación.

Una noticia de fin del día 31 decía: hasta el cierre de este despacho, más y más vecinos y trabajadores se sumaban a las nutridas columnas de manifestantes que van hacia la Plaza Murillo, hacia el centro del poder político, donde varios destacamentos policiales, fuertemente armados, se alistan para preservar el orden y la vigencia del Congreso y del gobierno neoliberal. Ya estallan las dinamitas y el gas lacrimógeno muy cerca de la Plaza Murillo. “El pueblo unido, jamás será vencido”, gritan unos. Otros, eufóricos, cantan el ya famoso estribillo del: “achuete, achuete, el Mesa es un alcahuete, sus ministros una mierda, Parlamento una cagada”.

Cuando estamos cerrando este artículo llegan noticias de que: efectivos de la policía boliviana se enfrentó anoche violentamente en las calles de La Paz con manifestantes, tras la suspensión de la sesión en el Congreso por falta de quórum.

Cuando estamos cerrando este artículo llegan noticias de que: efectivos de la policía boliviana se enfrentó anoche violentamente en las calles de La Paz con manifestantes, tras la suspensión de la sesión en el Congreso por falta de quórum.

La sesión del Congreso boliviano fue postergada para el miércoles 1º  la causa fue la ausencia de casi el 60% de sus miembros, los grupos que hacían vigilia a unos 200 metros de palacio legislativo tomaron medidas combativas. La policía lanzó bombas lacrimógenas y arremetió contra la población allí presente. En otras arterias de la ciudad, estudiantes y mineros quemaban llantas. Otro grupo incendió una garita policial. Miles de manifestantes apostados en las afueras del Parlamento pidieron el cierre del Congreso, igual que la unitaria Central Obrera (COB) .

Una lucha popular ejemplar nos ha dado nuevamente el pueblo de Bolivia. Son muchos los enemigos de adentro y de fuera pero no se achica y los enfrenta. Hoy por hoy no se sabe el fin social de esta insurrección. Pero se sabe que este heroico pueblo seguirá peleando y que está firme en su imaginario que sólo tiene un camino por delante: instalación de un nuevo y justo orden social.