Ortemin
Montes de Oca Doménech.
Nació en Lavalleja el 25 de febrero de
1930, casado con la Edelmira Correa y padre de cuatro hijos, había sido
empleado de CONAPROLE, fabricante de cepillos en un taller que tenía en su casa
y activo militante del Partido Comunista.
El 17 de diciembre de 1975 fue detenido en
horas de la madrugada en su domicilio en presencia de su esposa y sus hijos. Se
anunciaron como de las Fuerzas Conjuntas aunque estaban de particular. Al
entrar, destrozaron muebles, levantaron los pisos, y golpean, insultan y
amenazan a Montes de Oca a quien se llevan. La esposa lo vio sumamente
golpeado. Las últimas palabras que de él oyó fueron: “mi familia no tiene nada
que ver, déjenla tranquila!”.
En los tres días siguientes, permanecieron
en su casa varios efectivos, deteniendo también a dos empleados que trabajaban
en el taller de cepillos. Los represores comían y dormían por turno, en la
casa.
Dice el hijo: Estábamos en el cuarto, con
personas que estaban revolviendo y tirando todo fuera del ropero. Yo me acuerdo
que lloraba y temblaba. Dice la Señora: Para hacer dormir al más chiquito se
cantaba y eso los molestaba. Me dijeron: “Hacé callar a ese chiquilín que está
molestando”. El perro ladraba y me dijeron que lo atara. “Lo atás o hacés algo
porque si no lo matamos acá”. Tuve que atarlo con una corbata a la pata de un
mueble. Ellos nos apuntaban con un arma y nosotros teníamos que decir a las
personas que venían, que se fueran, que no podíamos atenderlas. Es decir que no
teníamos comunicación con nadie. El operativo fue tan aterrorizador que después
los vecinos no nos saludaban por temor.
El día 20 de diciembre, concurrió al
domicilio una patrulla obligando a la esposa de Montes de Oca a firmar un papel
donde constaba que durante el procedimiento los efectivos habían actuado con
corrección y sin provocar daños. Simultáneamente fueron liberados los empleados
que habían sido retenidos en la casa.
La familia recuerda que en esas
circunstancias la esposa de Montes de Oca pregunta a uno de los efectivos, que
había pasado con su esposo a lo que éste responde, burlonamente, que “se lo
iban a traer en un cajón”.
Hicieron innumerables gestiones, entre
otras ante el embajador de Panamá, quien tuvo como respuesta que Montes de Oca
nunca había sido detenido ni estaba en la lista de requeridos.
La esposa del desaparecido, Edelmira
Correa, consigna en su testimonio que: El que dirigía el operativo en la casa
era un hombre alto, canoso, vestido de particular y tenía un tic nervioso que
lo obligaba a cerrar un ojo. El otro oficial que lo secundaba era robusto,
morocho, de aproximadamente 40 años.
Gestiones realizadas por la familia de Montes
de Oca con posterioridad a la detención, entre ellas ante juez militar,
consignan que éste les comunicó oralmente, que estaba muerto. Ante eso su hija
le dijo: son unos asesinos, tienen las manos sucias de sangre. ¿ Ustedes no
tienen hijos ?, ¿ Duermen tranquilamente sabiendo todo lo que pasa ? El juez
militar le respondió: les perdono todo lo que dicen y hacen porque están
viviendo una situación emocional muy grande y desde hace meses soportan una
gran tensión; por eso no les hago nada, porque podrían quedar todos detenidos,
su madre y toda la familia.
Hicieron innumerables gestiones, todas
infructuosas.