América Latina:

Ecuador. “Forajidos”: ¿espontaneidad?

 

El Ecuador no deja de sorprender, sobre todo a aquellos que han puesto los ojos en este país en los últimos 8 años, tiempo en el que el movimiento popular ha irrumpido y puesto en serios aprietos al poder establecido: dos levantamientos populares que echaron a dos presidentes corruptos, el de Bucaram y el de Mahuad, y 8 gobiernos durante este período. Y ahora, una gran movilización popular que echa a otro gobernante de las mismas características.
Lo particular y nuevo de la actual crisis política es la participación de capas medias y altas de la población quiteña, que se reivindicaron como ‘los forajidos’, nombre adoptado hábilmente en respuesta a la acusación que hiciera Gutiérrez cuando realizaban sus iniciales acciones de concentración y movilización.
Este fue un movimiento de oposición amplio, que surgió ante los desplantes de autoritarismo, demagogia y corrupción de Gutiérrez, y que creció en medio del

enfrentamiento a una institucionalidad corroída por la ineptitud y la componenda.

Los “foragidos” se declararon a-partidistas y se proclamaron representantes de la ciudadanía.

La más importante fue la marcha que se realizó desde la Cruz de Papa y que reunió a cerca de 60 000 personas, que se dirigió hacia el centro de la ciudad y a la

que se sumaron sectores populares de otras zonas de Quito, los colegios y universidades estatales.

Un detonante para el crecimiento de la indignación y del movimiento en sí fue el Decreto de Estado de Emergencia en Quito, emitido por Gutiérrez el 15 de abril, y que fue desoído por la población, en una demostración de que el pueblo no le teme a las intentonas represivas.

Este sector de forajidos fueron los que rodearon el local de CIESPAL, donde sesionó el Congreso, y exigían que se cumpla a fondo la consigna de: “¡que se vayan todos!”

Fue este sector, en el que se incluyen activos grupos de jóvenes anarquistas, que apoyados por los estudiantes politécnicos dirigidos por la FEPON, quienes enfrentaron a puñete limpio a las bandas de Borbúa, y tan solo con piedras hicieron lo mismo frente a los sicarios de Bolívar Gonzáles en el Ministerio de Bienestar Social. Son estos sectores los que, conjuntamente con los jóvenes secundarios del Mejía, del Montalvo y otros colegios unidos en la FESE, así

como miembros de la FEUE, rompieron el cerco por varios flancos y llegaron a Carondelet.

Espontaneidad sí, pero hasta cierto punto...

Varios voceros han reivindicado al movimiento como plenamente espontáneo, “puro”, en el que no participaron dirigentes políticos ni de partidos políticos, sin embargo sería por lo menos ingenuo afirmar que todo fue espontáneo y que no tuvo direccionalidad, pues fue notoria la presencia de fuerzas organizadas como la Coordinadora de Movimientos Sociales.