Internacionales:

Ocultos intereses en la vista de Rumsfeld.

 

La fugaz gira que la semana pasada realizó el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, por tres países latinoamericanos, indicó el interés de Washington por esta región y su intención de reforzar en ella su presencia política y militar, justo cuando fuerzas de izquierda se anotan significativos logros en diversas áreas políticas, sociales y económicas.

 

Todo indica que el Jefe del Pentágono se fue de Buenos Aires con las manos vacías respecto a la pretensión de que las tropas norteamericanas tengan inmunidad total en países extranjeros, como exige de los argentinos. Hace dos años, Argentina se negó a aceptar los condicionamientos, y su actitud motivó la suspensión de ejercicios militares conjuntos.

 

Varios diarios sudamericanos destacaron que, en su visita relámpago de 12 horas a Buenos Aires, el enviado de Bush insistió en reanudar los ejercicios conjuntos, pero con la protección a sus tropas.

 

Al parecer, tampoco se logró un acuerdo en el proceso de instalación de radares para controlar el espacio aéreo argentino, que es interpretado en ese país como una injerencia en su soberanía, y en el que Estados Unidos disfraza intereses militares bajo el argumento de la prevención y control del narcotráfico y eventuales acciones terroristas.

 

Su visita, a solo dos días de que los argentinos recordaran la fecha de la instauración de la más sangrienta dictadura militar que vivió el país (1976), fue repudiada por los organismos humanitarios, las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo y otros sectores sociales.

 

Medios de prensa se hicieron eco de la exhibición pública de fotografías sobre momentos de la invasión estadounidense a Afganistán y luego a Iraq, así como de las torturas a presos de esos países en cárceles iraquíes y en la ilegal base naval de Guantánamo, las que han hecho crecer el sentimiento antiestadounidense en todo el mundo.

 

Analistas políticos coinciden en que esta gira del Secretario norteamericano ocurre en momentos en que Estados Unidos siente amenazada su prepotencia hegemónica por la situación política en la región, y forma parte de una campaña para intentar aislar el proceso bolivariano en Venezuela y crear premisas para derrocar al presidente Chávez.

 

La consolidación de la Revolución bolivariana y el ascenso al poder de otros gobiernos progresistas (Uruguay, Brasil, Argentina), la resistencia del movimiento popular en Bolivia, la creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones, y el estancamiento del proyecto de anexión de las débiles economías del continente a Washington que significa el ALCA, sin duda preocupa al imperio.

 

En Brasil, país al que también llegó con el gastado discurso de la lucha antiterrorista, Rumsfeld expresó la inquietud de su Gobierno por la negativa nicaragüense de destruir sus misiles de defensa y censuró las intenciones del presidente Chávez de adquirir 100 000 fusiles AK-47 y 40 helicópteros rusos.

 

Sus críticas, en cambio, no encontraron el respaldo del ministro de Defensa y vicepresidente brasileño, José Alencar, quien aclaró que "Brasil siempre defendió la autodeterminación de los pueblos y el principio de no intervención", durante una conferencia de prensa conjunta en la que se evidenciaron las diferencias en el tema.

 

En Guatemala, última escala de su gira latinoamericana, el visitante fue criticado por su discurso poco creíble sobre la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, pero a diferencia de su estancia fugaz en Brasil y en Argentina, donde fue atendido por los titulares de su misma cartera, se entrevistó con el presidente Oscar Berger, el ministro de la Defensa, Carlos Aldana; el canciller, Jorge Briz, y el secretario privado de la presidencia, Alfredo Vila.

 

Las atenciones especiales que recibió en la nación centroamericana se debieron al elevado interés de Berger de poner en marcha el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que el Congreso norteamericano aún debe ratificar y, como en efecto ocurrió, lograr que el país norteño levantara el embargo de asistencia militar que impuso a Guatemala durante los últimos 15 años y liberar 3,2 millones de dólares en ayuda castrense.

 

El diario local Prensa Libre publicó en su edición digital el pasado día 24 que, según analistas, la visita de Rumsfeld obedece a la preocupación de Estados Unidos por la seguridad de lo que sería su segunda frontera Sur, que es la que separa a México de Guatemala.