Editorial:
Después de los festejos.
Llegaron los festejos relacionados con la asunción del nuevo gobierno
y la retirada de quienes han gobernado el país hasta el presente. Cerca de 170
años infames quedaban atrás. Todo un juego simbólico acompaño el original
evento.
Nuevamente una multitud ganó la calle, enarboló banderas, gritó
vivas y repudios. La alegría y la esperanza se adueñaban de la escena. Nuestra
gente rebosaba y contagiaba esa alegría que a tantos llegaba por todo lo que
expresaba de anhelo humano y social. En determinado sentido era una alegría de
todos.
Fueron prácticas de algarabía que hicieron circular expresiones de
derecho ganado por un luchador y sufrido pueblo que tanto golpes recibió en
esta historia precedente. El sentimiento decía a gritos que era tiempo de que
empezara otra cosa, que llegaran cambios, que alumbrara otra luz. Allá quedaba
lo malo conocido.
Pero el tiempo de los sueños termina, como todo en esta vida, y
comienza el de la realidad, el del laberinto poblado de monstruos que un
sistema tiene pergeñado para sus propósitos. El histórico sistema capitalista
dice: aquí estoy. Las clases (si se nos permite usar esta antigualla
conceptual) dominantes que detentan el poder comienzan ese trabajo del que nunca
descansaron. Que haya ilusión de cambios pero que todo siga sustancialmente
igual. Que siga la continuidad de lo que venía. Diciendo con limitada
preocupación: si no cambias nada de fondo te dejo imaginar todo lo que quieras.
Pero la gente sintió otra cosa, expresó otra propósito, acarició
otro derrotero. No vivió esto como otro evento electoral más, como el clásico
de la demagogia, la mentira, como ese en el que el pueblo sólo está para vestir
un mecanismo reproductivo cuyos frutos no puede ni debe arrancar.
Pero el sistema está compuesto de múltiples fuerzas, casi todas
ellas mezquinas, brutales, condicionantes, injustas, disciplinadoras, es decir:
el capitalismo "democrático" en persona.
Fuerzas, mecanismo y dispositivos que por más que se enmascaren se
les puede seguir el rastro por sus frutos: opresión, explotación, exclusión,
represión, injusticia a granel.
No importa con que ropas complejas se vista, su lectura siempre es
posible si se desea. Lo que tenemos aquí y en el mundo es el viejo capitalismo
que en su despliegue histórico tomo muchas formas distintas, se
"modernizó" manteniéndose igual a sí mismo. Atravesó distintas
etapas, hizo más complejas muchas relaciones estructurales, se volvió global.
Dejó por el camino parte de su ropaje inicial: estados nacionales, estado de
bienestar social, "fordismo", cierto funcionamiento de su democracia
burguesa y formal. Todo se moderniza en este mundo.
En tal marco, con un modelo neoliberal triunfante y diezmando
poblaciones a diestra y siniestra, llega al gobierno vía electoral la coalición
frenteamplista. FMI, Banco Mundial, BID observan atentos y dicen las reglas a
seguir. Comisiones interpartidarias, blancos y colorados, buscan aumentar
presiones y control. Terratenientes, agrarios en general, capital financiero,
industriales, presionan y buscan lo de siempre: que vaya todo lo más posible
para su bolsillo. Las fuerzas imperiales están ahí con esa malla de poder hoy
no tan invisible.
Todos juegan su juego y la mayoría del pueblo, espera, está expectante
y sumido en la miseria.
Es grande el deseo de que se concreten mejoras en las condiciones de
vida de la población. Mejoras otrora ganadas con luchas populares frontales y
que poco a poco, "flexibilizando" y "desregulando" fueron
quitando hasta sumir a gran parte de la población en lacerante miseria.
Una piedra angular para el actual gobierno es el llamado "Plan
de Emergencia", él abarcaría a 40 mil familias, unas 200 mil personas que
viven en la indigencia, por "debajo de la línea de pobreza", esa figura,
ese eufemismo, que evita decir que están muriendo de hambre propiamente. Nos
detendremos un poco en este problema.
Se ha dicho inicialmente que se destinará a este Plan unos 100
millones de dólares. Es esto equivalente al 0.7 del PBI anual. Se dice también
que para concretar este Plan de dos años se contará con préstamos del Banco
Mundial y BID además de otros aportes europeos de igual carácter.
El pago de la deuda externa, que como se ha dicho se "honraría
en todos sus términos" se sigue llevando todo. Sólo el pago de los
intereses significarán el 4% del PIB. Más de cinco Planes de Emergencia.
Deuda bruta que está estimada actualmente en más de U$S 13.500
mientras el PIB en U$S 13.000. País acogotado con un margen de maniobra
económica más que reducido. Como están las cosas el país deberá transferir a
las instituciones financieras internacionales
U$S 3.000 millones en los siguientes dos años. Se está en conversaciones
por plazos e intereses.
Por su lado tenemos, algo ya harto conocido, que hay cerca de un
millón de personas con problemas de trabajo, que 45% de personas de menos de 18
años en la pobreza. Miles de niños en situación de calle. A esto hay que añadir
los salarios de hambre que gana gran parte de los trabajadores regulares. El
salario real cayó estrepitosamente durante la crisis del 2002 y, en lo
fundamental, así se mantuvo hasta ahora.
Es cierto, de un día para otro no son fáciles los cambios. Pero la
urgencia popular no habilita una larga y penosa paciencia. Son situaciones casi
de vida o muerte. Y en estos casos la vida es lucha.
Es mucho y de larga data lo padecido por nuestro pueblo. Triunfos y
derrotas jalonan su historia. Una larga pelea que se proyecta en el tiempo,
logrando múltiples reivindicaciones, dignificando su vida, soñando un futuro de
justicia e igualdad. En los últimos tiempos luchas contra la dictadura, por
libertades, contra impunidades y en defensa de DD.HH,. por plebiscitos, ANCAP,
ANTEL, OSE, que impidieran que siguiera la entrega y el robo. Nadie le regaló
nada, más bien es él quien más de una vez a regalado confianza.
Nuestros pueblos de América Latina han estado protagonizando peleas
para abrir nuevos caminos. Así ha ocurrido, con resultados diversos, en
Argentina, Brasil, Perú, Ecuador, Venezuela, Bolivia. Precisamente en estos
días Bolivia vuelve a patear el tablero a ese abrazo de la muerte de la
política de las trasnacionales con su respaldo imperial. Como ayer en
Cochabamba por el agua, hoy por los hidrocarburos y el agua nuevamente.
El pueblo movilizado y dispuesto a la lucha abrió caminos ayer, los sigue abriendo hoy y es la posibilidad cierta de su futuro.