Argentina. Piqueteros
anarquistas.
L o que va a continuación es
una nota aparecida el martes 19 en “Página/12” en la que hace referencia a la
actividad de los compañeros de AUCA y el MUP.
“Piqueteros
Anarquistas.
La
curiosa historia de los piqueteros anarquistas. Ellos prefieren designarse como
«libertarios», porque convocan anarquistas, socialistas e independientes. Se
dedican a la autocons-trucción y se organizan en cooperativas. Quiénes son.
Cómo piensan. Cómo se organizan. Su pasado y su presente.
La
producción de alimentos es una actividad central del MUP: hornos de pan,
fideos, dulces artesanales.
Por Laura Vales.
«La
realidad ya no cabe en los moldes clásicos», dice el viejo militante de
izquierda mientras camina por la calle de tierra del barrio El Peligro, en las
afueras de La Plata. Lleva un pullover gastado y el pelo blanco, tupido, que el
viento no consigue despeinar. El dirigente tiene 68 años, pero parece mucho más
joven: nadie diría que este hombre de carácter expansivo que habla hasta por
los codos pero se niega a dar definiciones tiene edad para haber participado,
como lo hizo, en la huelga bancaria de 62 días de 1959, cuando los cajeros de
traje y cabeza engominada se convirtieron en el primer sector en poner en
apuros al gobierno de Arturo Frondizi.
-Y
éramos todos clase media, empleados de banco- recuerda.
Juan
Carlos Cibelli es el titular del MUP (Movimiento de Unidad Popular), una
organización piquetera con base en Quilmes y La Plata. Página/12 le ha
preguntado si es cierto que son anarquistas y él ha interrumpido para corregir:
-Libertarios.
Así
prefieren definirse, porque agrupan efectivamente a anarquistas «pero también a
marxistas e independientes».
Algunos de ellos se reunieron el pasado jueves con
Cibelli para dar esta nota: el referente universitario Federico Martelli, que
viene de la agrupación Aguanegra; Emanuel Enríquez, del MUP de Berazategui;
Diego Valdez, dirigente de El Peligro, junto a otros desocupados y
cooperativistas.
El
nombre novelesco del barrio es nada más que para impresionar a los de afuera.
El Peligro es un asentamiento semirrural, con aire de campo, tranquilo. Aquí el
momento de máxima adrenalina es el del vuelo rasante de los teros. Tiene 4 mil
habitantes y está ubicado un poco antes de llegar a La Plata, a un costado de
la Ruta 2. La mayoría de los que viven acá son gente del interior que llegó
para trabajar la tierra en las quintas cercanas (como el propio Diego Valdez,
un santafesino de sangre mocoví), y que se fueron quedando sin trabajo.
En este
lugar empezó el MUP, a mediados del 2001. Actualmente tienen en funcionamiento
una fábrica de escobas, una panadería con un horno industrial y otro pizzero,
producción de dulces, una huerta, un comedor popular y están levantando siete
casas por autoconstrucción. La producción se realiza en el interior de dos
amplios edificios de material, obra de la cooperativa El Progreso sobre
terrenos propios.
A un
costado de los estantes donde las piqueteras acomodan sus potes de dulces hay
una partida de fideos secos, embolsados. Los hace otra cooperativa, también
integrante del movimiento, cuenta Cibelli. Este grado de desarrollo, que
permite a los desocupados buscar ahora una articulación con pequeños
productores parados, tiene una historia que vale la pena contar.
El
Progreso.
La
Cooperativa El Progreso fue fundada quince años atrás por las mujeres del asentamiento,
que empezaron a reunirse para festejar los cumpleaños de los chicos y
decidieron industrializar algo que sobraba en esa zona de quintas, los tomates.
En 1989, en plena hiperinflación, armaron bolsas de verduras que ofrecían a los
sindicatos en dificultades. Así empezaron a tener sus primeros ingresos, de los
que resolvieron separar el 15 por ciento para invertir en la cooperativa. Con
ese método compraron 5 hectáreas de terreno.
Cuando
ingresaron los hombres, lo que ocurrió más tarde, la cooperativa consiguió ser
contratada por la municipalidad de La Plata para hacer trabajos de zanjeo y
mantenimiento. «Fue una buena época», sintetiza Cibelli. Pero a mediados de la
década del 90 asumió como nuevo intendente Julio Alak, quien priorizó la contratación
de grandes empresas y dejó a los cooperativistas sin trabajo. Tuvieron que
reconvertirse, ofreciendo sus servicios al sector privado para la construcción
de grandes obras y el mantenimiento de plantas industriales. Atravesaron así la
segunda mitad de los ’90, cada año en un contexto más hostil. De las 13 mujeres
iniciales, la cooperativa había crecido a 62 integrantes, 60 de los cuales
quedaron desocupados en el pico de la crisis económica. En junio del 2001
resolvieron salir a cortar la ruta.
Discutieron
bastante y se animaron unos pocos, tan pocos que a pesar de que tenían al lado
la Ruta 2 prefirieron caminar hasta Melchor Romero para cortar un lugar menos
ancho, el cruce de las calles 520 y 166. Fueron 32 y consiguieron 32 planes de
empleo, uno por cada manifestante. Era su iniciación como piqueteros.
Tras
los pasos de Malatesta.
El MUP
había nacido un mes antes, el 26 de mayo de 2001. Un grupo de 18 delegados de organizaciones
barriales, estudiantiles y sindicales fundaron la organización que tuvo en ese
plenario unos 100 militantes, sobre todo de los barrios de Gorina y El Peligro
y de la Universidad de La Plata. Muchos eran integrantes de AUCA, una
organización anarquista que toma las bases de Bakunin. A nivel estudiantil
están en varias facultades, como en la conducción del centro de Bellas Artes de
La Plata y en la Federación Universitaria (FULP).
¿Qué
modelos teóricos tienen estos piqueteros que citan a Malatesta, trabajan en
cooperativas y hablan de construir poder popular?. Ellos hablan de una síntesis
de «elementos del anarquismo, el socialismo y el pensamiento nacional». Dicen
que son apartidarios y que no son autonomistas.
¿Quiénes
eligen como referentes históricos?. La rueda de entrevistados duda y finalmente
mencionan a los clásicos de la iconografía piquetera, el Che, Evita.
-En mi
barrio el héroe es Mandela- interviene Emanuel, de Berazategui, mientras se
encasqueta el gorro de lana negro sobre el pelo oscuro.
-¿Nelson
Mandela?.
El
piquetero asiente.
-¿Por
qué se difundió?.
- Por
la música. Los pibes escuchan las canciones de Todos tus Muertos que hablan de
Mandela. La ideología en el barrio es así: Mandela estuvo preso más de 25 años
y era inocente. Igual que lo que pasa acá, que los pibes van en cana mientras
los grandes delincuentes siguen libres.
Por su
ubicación geográfica y su historia, el MUP es mucho más conocido en La Plata y
en el sur del conurbano que en la Capital Federal. Algunos de sus referentes,
como Federico Martelli, acumulan allí causas judiciales por participar en
protestas.
El
corte más duro del Movimiento ocurrió hace un año, cuando la esposa y uno de
los chicos de Diego Valdez murieron de hantavirus, la enfermedad que transmiten
las ratas, luego de reclamar en vano la intervención del Gobierno en el
problema. Ese día, el 15 de agosto del 2002, los vecinos hicieron al volver del
cementerio una asamblea que resolvió hacer un piquete por tiempo indeterminado.
Se
plantaron en el medio de la Ruta 2 con tanta bronca que no aceptaron ir a
dialogar a La Plata, sino que permanecieron hasta que los funcionarios se
presentaron en su barrio. En los últimos dos años hubo en el área 28 casos de
hantavirus.
En la
actualidad, el MUP tiene 1600 integrantes, pertenecientes a tres sectores:
desocupados, trabajadores y estudiantes. Su estructura de organización es
bastante sencilla, de asambleas de base, mesas regionales y una mesa nacional.
Tienen además coordinadores de áreas como salud, prensa, seguridad o
administración.
Trabajan
con planes de empleo y a la vez algunas de sus cooperativas obtienen ingresos
propios. Han coordinado sus últimas medidas de lucha (como la del miércoles
pasado) con el Movimiento Teresa Rodríguez y el MTD 26 de Junio de La Matanza.
Quien los escuche no dejará
de notar que son bastante eclécticos y que están concentrados en sacar adelante
la cuestión del trabajo genuino. Como libertarios, dice Cibelli, creen «en la
posibilidad de que el individuo se realice en comunidad, pero sin que el número
le imponga condiciones». De todas, esa fue la única definición que aceptaron
suscribir.