Movilización en el día de los Mártires Estudiantiles.

 

 

En este pasado mes de agosto, se realizaron diversas movilizaciones. Los funcionarios de Salud Pública, en su digna lucha, que al día del cierre de esta edición aún permanece irresuelto.  El largo conflicto de los funcionarios municipales de Rocha, resistiendo a los atropellos del intendente Riet, haciendo frente a la prepotencia policial, ocupando una y otra vez los locales, acampando frente al Legislativo, peleando para arrancar soluciones y poder cobrar sus salarios adeudados. Agosto, como casi todos los años, estuvo movido.

14 de agosto: La marcha en conmemoración del día de los Mártires Estudiantiles, se realizó en este entorno. En un país sumido en una crisis de aristas trágicas, en el que las respuestas que damos los de abajo, aún no consiguen tener la fuerza que nos permita avizorar un cambio radical en las políticas. Pero la dignidad resistente sigue allí. El legado de aquellos mártires, de aquellos muchachos que dieron su vida en la pelea por un mundo mejor, sigue germinando en las nuevas generaciones.

Una marcha multitudinaria se concretó ese 14 de agosto. Aunque la prensa oficial, sólo haya destacado de ella, otros aspectos. En ningún momento se habló, de que un montón de gente salió a la calle a denunciar la política educativa en este país. Una política educativa, que progresivamente va expulsando a los estudiantes bajo el rótulo de «deserción del sistema educativo formal». Pero a pesar del nombre artístico que los diversos «ólogos», le dan al fenómeno, se trata de la expulsión lisa y llana. Ya en la enseñanza primaria, se puede observar que en los grados de 5° y 6° año, la cantidad de alumnos es muy inferior a los primeros años. Este mismo proceso, se agrava muchísimo si miramos en secundaria, y ni que hablar de la educación terciaria.

Lo mínimo, alimentación y los gastos de transporte, son una verdadera odisea para cualquier estudiante de bajos recursos. Pero ese aspecto no fue recogido por la prensa oficial. Como tampoco fue recogida, la denuncia del vaciamiento progresivo de los contenidos en los programas que se imparten. Un sistema educativo aggiornado a las nuevas necesidades del mercado. Como lo fue otrora la reforma vareliana, domesticando para las nuevas necesidades de la industria. Hoy la necesidad, es de unos pocos técnicos muy calificados, y para la población general, algunos conocimientos básicos de computación, pero por sobre todo, la desarticulación de aquellos valores de lo que podríamos llamar «cultura obrera». Tirar a matar en términos educativos, contra la solidaridad, el sentido de pertenencia a una clase, la fraternidad entre iguales. Se fomenta la competitividad, en una carrera que encarada así, no ganará nadie.

Pero todo eso no fue recogido, por todos los opinólogos que salieron al cruce de los estudiantes. Una  vez más, los inadaptados de siempre salían a cuestionar la injusticia ganando las calles. Pero la opinión sobre estos asuntos está reservada a los especialistas, y por sobre todas las cosas, estos maleducados no sólo andaban gritando en las calles, sino que además osaron cometer actos de vandalismo. Y aquí no preguntamos. ¿de qué vandalismo hablan?. Sin duda, que arrojar unas piedras sobre la sede del CODICEN es menos vandálico que las políticas educativas que el mismo lleva adelante. ¿La sede del Centro Militar, donde se refugian los torturadores?. Esa arenga asustada, de que así volvemos a los años sesenta, olvida que si seguimos haciendo la plancha en este río revuelto del neo-liberalismo, no sólo regresaremos a los sesenta, sino dos siglos para atrás.

A este sistema que atropella todos los derechos, hay que denunciarlo y resistirlo con todo lo que haya a mano. En todas sus facetas, y los estudiantes salieron a la calle denunciando las políticas educativas. Habrá que seguir denunciando y resistiendo, sin atarnos a los esquemas que nos son ajenos. Con nuestras propias fuerzas, y con nuestros métodos, aunque haya que regresar hasta el principio de todo, y desde allí avanzar.