Carta Opinión
Federación Anarquista Uruguaya.
Nuestra Organización publicó una “Carta Opinión” donde da su posición con respecto a la inminente invasión de Norteamérica a Irak. Este material fue distribuido en barrios populares y en las primeras grandes manifestaciones de repudio a la invasión, actividades en las que participamos activamente. Va a continuación el material editado en tal oportunidad.
No a la guerra
imperialista y genocida.
El 14 y 15 todos a la acción común contra la guerra.
Un clamor que surge de lo hondo de
mucha gente, de muchos pueblos, está gritando ¡no a la guerra!. Está harta de
tanto crimen, de tanta sangre regada por mezquindad, de tanto genocidio. No
soporta más la amenaza, la prepotencia, la impunidad del crimen.
Pero los oídos del imperio son
sordos, su sensibilidad está encallecida de tanta canallada histórica. Y el
drama se acerca por momento con vestiduras de melodrama de vieja y mala película
de western, sólo que en esta oportunidad la figura no es un cowboy clásico sino
una miniatura histriónica y ridícula. Es Bush amenazando al mundo y diciendo
que en última instancia no le importa un bledo los organismos internacionales y
ese repudio que expresa más de medio mundo. Como en la película de Chaplin: El
gran dictador, le pega al mundo con el traste. La analogía no es gratuita, el
imperio norteamericano lleva adelante una política de dictadura mundial. De
gendarme del mundo, quiere pasar a dueño del mundo. Tiene armas y poderío
suficientes para respaldar su ambición y delirio.
Pone además en circulación en esta
coyuntura una ideología de prepotencia, intimidación y brutal violencia. En
base a ello no necesita materiales complejos para constituirla, basta un
pequeño puñado de sloganes que no resisten rigor alguno. Es la cruzada del bien
contra el mal, la defensa contra el terrorismo que puede surgir detrás de
cualquier sombra, es América, la libertad y el infaltable “estilo de vida” en
peligro.
Todo este despliegue imperial mal esconde lo que está detrás, al costado o
donde sea: una estrategia de dominio mundial, de hegemonizar a través del
miedo, de apropiación de riquezas, de campo abierto para las transnacionales,
de solución de problemas económicos internos. Dominio, petróleo y armamentismo
abarcan gran parte del drama.
Pero en las esferas del poder la
obra se torna compleja, los juegos son variados, los malabares están al orden
del día, hay gestos oblicuos, piruetas de payaso, poses truculentas, cálculos
miserables, intereses revestidos con principios. Es el entramado de la infamia, purulento, sin nada sano que ofrecer
al futuro de los pueblos.
Y es igualmente el neohabla
orweliano. Los únicos que han tirado las más brutales armas de destrucción
masiva en Hiroshima y Nagasaky se presentan como los custodios y verdaderos
garantes contra ese tipo de armas y destrucción. El zorro cuidando el
gallinero. Pero estos escalofriantes asesinatos históricos son sólo una perla
del rosario de tropelías de este imperio.
Es cierto también que la modalidad de su intervención ha cubierto variados y
perversos niveles: invasiones militares directas, a través de asesores, con
armamentos, sentando bases militares, con trabajos de la CIA, con represalias
económicas, imponiendo relaciones de dependencia cada vez mayores, muchas veces
bien aceptadas por gobiernos títeres.
Ayer fueron los desembarcos de
marines de lo que varios pueblos latinoamericanos tienen dolorosa referencia
directa. En los últimos tiempos su “cruzada contra el demonio” cubrió
Afganistán, Pakistán, Filipinas, Yemen, Somalia, Colombia, Venezuela. Publicitó
con desparpajo, además, que había puesto en su agenda de muerte a países como
Corea del Norte. Esto sería después que masacrara a Irak. Y masacrar es el
término correcto, pues han anunciado como será está guerra: volcando un
potencial de fuego diez veces mayor que el desplegado anteriormente en Irak y
Afganistán.
Un sentimiento amargo, de asco
profundo, de indignación ante tanta impunidad asesina anunciada constantemente
con bravuconería y cruel desprecio de todo tipo de respeto a derechos y a la
condición humana van sublevando, van produciendo angustia, desesperación y
odio. Es la ideología del gatillo fácil operando a nivel mundial. Ante este
brutal escenario es que bien pueden entenderse declaraciones, con todo el
horror que suponen, como las de Corea del Norte cuando habla de guerra total.
Si del imperio norteamericano
depende nada indica que pueda esperarse una disminución de su política guerrerista
y de acomodar las economías y riquezas del mundo a sus necesidades. Es el mayor
plan de rearme y fortalecimiento del Pentágono de los últimos 30 años y los
medios para ello fueron votados por el Congreso.
Hoy el blanco es Irak. Su amigo de ayer, por ellos armada hasta los dientes y
por su CIA asistida para otros menesteres. Pero hoy está en medio del camino de
la reestructuración de sus intereses económicos y estratégicos en la región.
Entonces, ese su aliado hasta la guerra con Kuwait es el satán que debe ser
exterminado.
La ONU.
Logró EE.UU. inicialmente, bajo
presión constante y agresiva, una resolución de la ONU de una ambigüedad que
mucho lo favorece. Pero pretendía el
respaldo total e inmediato que justificara jurídicamente su genocidio. Pero el
pedido era mucho y escandalosamente arbitrario aún para la ONU. Ese organismo
internacional que ha sido utilizada en su beneficio tantas veces, otras
desconociendo sus resoluciones o vetando aquellos acuerdos que no están acorde
con sus proyectos.
Llegó así la ida de los inspectores
a Irak para revisar los arsenales y rastrear en busca de armas de destrucción
masiva. El imperio y su actual lacayo británico ni titubearon un instante en
declarar que al margen de los trámites de las Naciones Unidas y los
inspectores, ellos sabían que había de esas armas y que estaban dispuestos a
atacar en cualquier momento. Movilizaron tropas sin esperar que terminara la
inspección. No les importaba ese trámite, preparaban su guerra. El despliegue
militar en la zona del Golfo Pérsico es tremendo. Se estima que para mitad de
febrero habría ya cerca de 150 mil soldados en la región. Además de esto, siete
navíos de guerra, el portaaviones “Constellation” que ya está en el Golfo y el
“Harry Truman” en el Mediterráneo. Por si esto fuera poco Rumsfeld planea
enviar cuatro portaaviones más a la región. Estos portaaviones pueden
transportar hasta 85 aviones.
Todo esto ocurre mientras los inspectores hacen la tarea encomendada. No
encuentran nada pero EE.UU. dice: que igual marche preso, que en este caso
sería, igual los asesinamos.
Y llega esa parodia que ofende la
inteligencia del mundo y grafica el cinismo prepotente del imperio. Colin Powel
durante 75 minutos presenta “pruebas” al Consejo de Seguridad de la ONU. Sus
“pruebas” no podrían convencer ni a Caperucita Roja. Como era de esperar su
acompañante del eje bélico, Gran Bretaña (uno de los cinco miembros con derecho
a veto) apoyó fervoro-samente la “demostración” de Powel. Hasta el momento
China y Rusia que también tienen derecho a veto se pronunciaron a favor de
prolongar las inspecciones. En tanto Francia y Alemania se han pronunciado
contra la guerra.
Europa,
intereses y cálculos.
Por momentos algunos analistas, no
todos, nos insinúan que hay una postura de estados europeos ante la guerra que
tendrían una especie de fondo humanista. Nos parece que esto es un análisis muy
ligero y que no tiene presente la política llevada adelante por los estados
europeos en los últimos tiempos y quizás a lo largo de su historia. Pero
tengamos presente, por razones de espacio, sólo estos últimos tiempos. Son
múltiples las medidas tomadas y por ellos acompañadas en el seno de las
Naciones Unidas que significaron miseria y sangre para muchos pueblos del
mundo. Tambíén las políticas internas de represión y supresión de conquistas
populares. Baste decir que este modelo neoliberal que sume en la miseria a
buena parte de la población mundial, por la que mueren millones de personas, es
tarea conjunta de la estructura de poder global en donde están, junto al
hegemónico EE.UU., los estados europeos y sus trasnacionales.
Claro que Japón y tantos gobiernos
cipayos dan también su contribución.
Y más concretamente, ya que
hablamos de Irak, UNICEF ha hecho público que debido a las sanciones de la ONU,
han muerto medio millón de niños iraquíes y como mínimo otro tanto de adultos.
Todos, entonces, tienen las manos tintas en sangre.
Dos oponentes a la guerra (que en
lo puntual bienvenido sea) son grandes aliados de los EE.UU. en la OTAN:
Alemania y Francia. Alemania por su parte tiene intereses vinculados al
petróleo que serían afectados por la estrategia norteamericana. Es cierto el
Parlamento Europeo resolvió por mayoría que rechaza cualquier “acción militar unilateral”.
También lo es que varios estados europeos, caso España que con fervor
alcahuete, acompañado de inmediato por Italia y otros seis, hacen coro
miserable a la propuesta de guerra norteamericana. Por su lado Putin hace gira
para coordinar acción conjunta, hay que preguntar al pueblo checheno acerca de
su sensibilidad pacifista.
Es una gama compleja de intereses
económicos, políticos, de tipo estratégico, de cálculos sobre las
consecuencias, de sectores de ideología de derecha, la que está constituyendo
la postura de los países europeos.
No puede leerse en ella ni
generosidad ni humanidad. Aparte de ciertas contradicciones e intereses
distintos son coautores en la producción de esa ideología de pensamiento único
y de arrojar miseria lacerante para los pueblos de continentes enteros.
Coautores en el intento de una
nueva disciplinación de los cuerpos con miras a generar una actitud de
resignación ante esa miseria atroz de la nueva pobreza. Disciplinación que incorpore
como “natural” a estas nuevas condiciones brutales de vida así como a la muerte
regular que por diversas y perversas causas genera esta etapa del capitalismo y
su cruel modelo. El genocidio como“natural”.
Es pertinente aquí referirnos a
esas interrogantes que plantean algunos estudiosos. ¿Estamos ante un regreso
del colonialismo liso y llano?, ¿Es esto una nueva forma de fascismo?. Pensamos
en principio que nada de ello, es capitalismo. Lo que estamos viendo parece ser
sencillamente un despliegue de elementos constitutivos del capitalismo en una
nueva etapa y articulación histórica. Sí,
la actual estructura de dominación mundial del capitalismo “recoge” lo peor de
las experiencias sociales vívidas, pero además quiere consagrarlo como
“democracia” y “libertad” y no faltaba más: lucha contra el terrorismo.
La auténtica
lucha de los pueblos contra la guerra.
Los pueblos de distintas partes del
mundo comenzaron a movilizarse en repudio a la guerra. Veamos sólo lo que nos
dice la prensa de esta última semana.
Al pie mismo
del Capitolio, en Washington, se reunieron unas 50 mil personas. Los oradores
denunciaron el militarismo estadounidense y la necesidad de actuar ahora para
detener la guerra.
En Francia, miles y miles de
personas manifestaron en todo el país, cuarenta ciudades: París, Burdeos,
Rennes, Marsella, etc. con el lema: no a la guerra contra Irak.
En Alemania miles de personas han
manifestado contra la guerra: Rostock, Tuebinger, Goettingen. Y está prevista
para el próximo 15 de febrero una gran manifestación en Berlín.
Igualmente hubo manifestaciones en el Reino Unido y en Irlanda. Una de ellas en
Londres y otra en el Aeropuerto irlandés de Shannon que es utilizado por el
ejército norteamericano.
En varios países del Medio Oriente se realizaron movilizaciones en estos días:
Damasco, Beirut, Ammán, Cairo, Rabat. Algunos millares de manifestantes
desfilaron en Bahrein, sede de la Vª flota norteamericana repudiando la posible
guerra contra Irak.
Hay anunciadas múltiples
manifestaciones a nivel mundial para el 15 de febrero, establecido como día
contra la guerra.
Pero además de las expresiones
callejeras importa, y mucho saber la reacción de los pueblos ante la masacre
anunciada.
Las encuestas indican que en Europa
el 61% de las personas están contra la guerra. Hay países donde el porcentaje
es más alto, ejemplo España con el 81% y Alemania con el 80%. Se estima que dos
de cada tres personas en el mundo están contra la guerra.
Distinta es la reacción del pueblo
norteamericano. Desde el gobierno han trabajado sistemáticamente el odio y el
miedo. Los terroristas asedian y entonces como dice Chomsky: “se trata de
mantener a la población en estado de pánico”. Cierto, ahora mismo montaron un
show de “alarma naranja”, casi la máxima, ante posibles ataques terroristas
detectados por los servicios de inteligencia. Un macabro cinismo que no tiene
límites.
El rechazo a la guerra crece, se
suman voces, pero la bestia sigue a paso redoblado. Y las interrogantes quedan
planteadas: ¿Tantas y tan variadas oposiciones lograrán detener el genocidio?
¿O es que las cartas están echadas y sólo es cuestión de tiempo?.
América Latina,
el repudio a la invasión y el imperialismo.
Nuestros pueblos hace tiempo que
conocen la guerra imperial. Las militares y las sin misiles. Una guerra asesina
lo ha sido, por ejemplo, el efecto del modelo neoliberal sobre nuestra gente.
Ha realizado una destrucción brutal en ciertas condiciones económicas, sociales
y políticas. Hoy más de la mitad de las poblaciones latinoamericanas están en
la pobreza. Las balas de la miseria aniquilan cuerpos a todo lo largo del
continente. Las armas de la estructura imperial son muchas. Son los bombardeos,
pero también la voracidad de las transnacionales, la ferocidad del G8, del FMI,
Banco Mundial y OMC en la instrumentación de una despiadada política para hacer
que los ricos y poderosos lo sean más y que los pobres se hundan en la desesperación
de una miseria cruel que desde las instancias institucionales del sistema no
ofrece perspectiva alguna. Hoy mismo cuando estamos redactando esto muere en la
Argentina una niña de 14 años con 25 kilos de peso víctima de la desnutrición.
Nos están asesinando todos los días. Y es el imperialismo. Esa palabra que
junto a otras como clase no quieren pronunciar tantos “progresistas” e
“izquierdistas” que han internalizado profundamente los “valores” de este
sistema.
Nuestros pueblos sufren pero no
duermen. Corren nuevamente tiempos revueltos, llenos de bronca, rebeldía,
urgencias y sueños. Pese a la brutal violencia, opresión superexplotación y
marginación no se disciplinó como querían los poderosos, no desarrolló una
cultura de sumisión. Acumuló odio, anhelo de justicia, repudio a la
arbitrariedad y sueños de libertad. Son múltiples las peleas que hoy se
desarrollan a lo largo de América Latina. Sí, son tiempos difíciles, de luchas
desiguales, pero como ayer son tiempos de pelea. Y va creciendo la esperanza y
la convicción de que, una vez más, sólo la lucha abrirá caminos.
Contra
todas las guerras, nuestra solidaridad hoy con el pueblo de Irak, por un
proceso de ruptura que abra horizontes para una auténtica paz con justicia y
libertad.
Puño
cerrado contra el enemigo, mano tendida al compañero.