Declaración final de las Jornadas Anarquistas 2003.

Porto Alegre, Rio Grande do Sul, Brasil 24 y 27 de enero de 2003.

Teatro do Museu de Trabalho.

 

 

Nosotros, anarquistas organizados en la Federación Anarquista Uruguaya (FAU), Federación Anarquista Gaucha (FAG, Rio Grande do Sul, Brasil), Colectivo Editor Luta Libertaria (São Paulo, Brasil) y Laboratorio de Estudios Libertarios (LEL – Rio de Janeiro, Brasil) firmamos esta Declaración, la cual está amparada por una importante base de acuerdos. Este avance es correspondiente a un continuo trabajo de coordinación que ya tiene una década.

No son tiempos fáciles los que viven los pueblos latino americanos. Hoy, al Imperio no le preocupa más no mostrar sus intenciones y habla directamente de tiempos y plazos muy cortos para poner en funcionamiento su política sobre nuestros pueblos. Y estos tiempos y plazos no son para que se discuta si van hacer o no sus políticas intervencionistas, y sí, podemos decir que es un tiempo en que quieren llevarlas a cabo. De distintas maneras pretenden concretar sus objetivos estratégicos delineados y amparados por los países del norte unidos en bloque.

Ya ostentan en nuestras tierras una presencia militar con perspectiva de ser permanente, con bases militares ya instaladas en zonas estratégicas de nuestro continente. El ALCA significa, de hecho, la institucionalización de la dominación,  creando un estado jurídico donde será llevado a cabo el rompimiento de las soberanías y de la legítima identidad de los pueblos.

Buscar una contestación que sea común y organizada de los pueblos latino americanos es una manera de encarar y combatir esta subida militarista del Imperio que tiene en sus manos el pensamiento único, que declara guerra al mundo con un discurso totalitario y que intenta criminalizar todas las formas de resistencia y fragmentar cada vez más los oprimidos. Crea, de esta manera, una absurda clasificación entre los buenos y los malos, terroristas y demócratas, tornando peligrosos aquellos que quieren comer todos los días.

No hay, hoy, ninguna posibilidad de salida a partir de las políticas que quieren llevar a cabo los gobiernos nacionales, pues la función primera que les cabe hoy es de administradores de los intereses del Imperio.

Vivimos en un tiempo en que los social-demócratas hablan de la búsqueda de algo imposible: un capitalismo humano e incluyente, y se creen que organismos y agencias internacionales como OEA y otros pueden hacer sus acciones con neutralidad.

Ninguno que viva y trabaje en cualquier rincón de América Latina puede creerse que lo que era conocido en los 60 como “organización de las colonias de los EUA” puede ser la solución de un conflicto nacional, como es el caso de Venezuela hoy. La única alternativa posible es la ruptura con estos  organismos internacionales tras la lucha de los oprimidos organizados.

No son pocos los obstáculos con que nos encontramos hoy, tal vez uno de los más contundentes sea la fragmentación de los oprimidos, nuestro mayor enemigo. Un conjunto de ideas y símbolos se reproducen todos los días en el imaginario popular. La atomización que enfrentamos intenta reproducir lo que llamamos anti-valores, siendo que en esta tarea los más media juegan un papel muy importante.

El individualismo, la guerra entre los pobres, la universalización de la visión del mundo de la burguesía, parecieron hoy jugar un papel clave entre los pueblos. Muchas luchas de hoy, se encuentran a diario con estos problemas, mueren y se desangran solas. Respuestas a problemáticas comunes y generales que nos afectan a todos quedan disgregadas, desvinculadas entre sí.

Los pueblos contamos con pocos elementos de aglutinación que puedan formar un puño cerrado que dé una respuesta única ante los enemigos de clase. Pudiendo así confluir sin sectarismos y con un sentido respeto a la diversidad de todos los pueblos que componen nuestro continente. Esta parte del mundo se constituyó a partir de las invasiones. A todas las naciones de pobladores originales el enemigo puso el nombre de indígenas. A las naciones de Áfirca el opresor llamó los negros. Nuestra lucha se inscribe en una resistencia de 500 años y lo que nos cabe es la búsqueda de las alternativas actuales para el período de resistencia que vivimos.

Los pueblos no han vivido ni vivirán sin esperanzas. La resignación suicida no ganará ante la solidaridad y la lucha. Sin ir más lejos tenemos el caso del pueblo Boliviano, este pueblo que salió a la calle indignado ante lo que fue el intento de privatización del agua.

El anarquismo comprometido con las causas populares, inserto en medio del pueblo, impulsando las luchas, la acción directa a todos los niveles, la independencia de clase, la autogestión y la solidaridad, esta es la forma en que nuestras organizaciones toman parte en la resistencia latinoamericana.

No nos creemos ni somos vanguardia de nadie. El pueblo siempre ha sabido elegir su camino. Sabemos que hay que respetar los ritmos y los procesos en los diferentes espacios sociales. La autodeterminación de los pueblos se expresa de modo externo, frente al enemigo y en lo interno en los avances organizativos. En cada zona  de Latinoamérica habrá que nuclear todos los sectores resistentes. Construir la unidad en un frente de las clases oprimidas es nuestra tarea hoy.

 

¡Puño cerrado al enemigo

de clase!.

¡Brazo tendido al compañero

de lucha!.

¡Por el socialismo y por la libertad, arriba los que luchan!.

 

Coletivo Editorial Luta Libertária (São Paulo), Laboratório de Estudos Libertários (LEL – Rio de Janeiro), Federación Anarquista Uruguaya (FAU), Federação Anarquista Gaúcha (FAG).